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continuemos con nuestra explicación de la anatomía de la iglesia, y algo que

creo que encaja de manera maravillosa en los temas que ya hemos disfrutado esta mañana.
Hemos

seguido viendo lo que la Biblia enseña acerca de la iglesia, en particular enfocándonos en actitudes

internas, motivos, convicciones, esas cosas que llevan la vida del cuerpo. Comenzamos hablando

del esqueleto, esas cosas que son no negociables, básicas, que le dan su estructura.

Y después comenzamos a ver estos sistemas internos en el cuerpo de Cristo, las cosas que llevan

la vida de la iglesia, las fuerzas de la vida que fluyen en la iglesia que la hacen que sea lo que es. Y

esos sistemas internos, esos motivos, y convicciones y actitudes, que ya hemos explicado, son

cosas como fe, y obediencia, y humildad, y amor, y unidad, y después el Día del Señor pasado,

crecimiento. Y hoy quiero que veamos otro componente, otra motivación interna crucial, una
actitud

interna, que es absolutamente esencial en la vida de la iglesia.

junto con eso, hay otro componente muy necesario en la vida de la iglesia, uno que seremos

llamados a ejercer en todo momento en la vida de la iglesia. No es ningún otro que la actitud del

perdón, el perdón. Entonces usted puede añadir a su lista de cosas como fe, y obediencia, y

humildad, y amor, y unidad, y crecimiento, otro componente en la vida en la iglesia, y esa es la

actitud espiritual, la motivación del perdón. Este debe ser un compañero junto con la búsqueda de
la

santidad, de lo contrario la iglesia se vuelve muy amarga, muy rígida, muy dura.

La iglesia no es lugar para la amargura. La vida cristiana no debe caracterizarse por la venganza, o

la amargura, o la soberbia. Todo eso es destructivo y debe ser disuelto en una actitud
perdonadora.

Esto es absolutamente esencial, porque por mucho que queramos traer el cielo a la tierra, por

mucho que queramos que se haga en la tierra lo que se está haciendo en el cielo, por mucho que

queramos ser celestiales, no podemos hacerlo. Anhelamos las perfecciones del cielo, pero no las
tenemos, y por lo tanto en la vida de la iglesia habrán imperfecciones, habrán errores, habrán
juicios equivocados, habrán actitudes equivocadas, habrán pecados, y van a ocurrir en todo nivel
de la iglesia.

Van a ocurrir en las vidas de aquellos que están en el liderazgo, ocurrirán en mi vida y en las vidas

de otros pastores y ancianos, y ocurrirán en las vidas de todos en esta iglesia y en cualquier iglesia.

El apóstol Pablo, viéndose a sí mismo en el pináculo de su vida, en el clímax mismo de su vida

"Oh, miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo

de muerte?" De hecho, entre más maduramos en Cristo, entre más crecemos, entre más
crecemos,

y entre más nos volvemos ese padre espiritual del que hablamos el día del Señor pasado, más

nuestro pecado se vuelve manifiesto para nosotros, porque entre mayor es nuestra sensibilidad a
él;

de esta manera es más probable que veamos nuestras fallas.

Y entonces, debido a que siempre habrán imperfecciones, y siempre habrán errores, e iniquidades,

y pecados, y transgresiones y malos juicios; siempre habrá una gran necesidad para el ejercicio del

perdón en la vida de la iglesia. Y en donde hay una actitud en donde no hay perdón, habrá una

fractura de la comunión, y habrá una limitación de la utilidad y habrá un robo del gozo que
debemos

experimentar. Habrá un robo de la paz que el Señor nos ha dado mediante Su Espíritu.

1.- El perdón es el acto mas semejante a Dios que una persona puede hacer.

Nada es más parecido a Dios como perdonar a alguien, y nunca usted es más parecido a Dios que
cuando usted perdona.

Si la oración de su corazón es ser como Cristo, ser como hijos de Dios, hijos amados que
manifiestan Su naturaleza, entonces usted de manera necesaria debe caracterizarse por el perdón.
El perdón es algo maravilloso.El perdón es una promesa. El perdón es un compromiso. El perdón
es una afirmación de amor inmerecido, que no se ha ganado, que dice no importa lo que has
hecho, no hay enojo, no importa lo que has hecho, no hay odio, no importa lo que has hecho, no
hay deseo de venganza, no importa lo que has hecho, nunca habrá venganza alguna. Paso por alto
esa transgresión de manera total. No te hago responsable. No te culpo. No siento compasión hacia
mí porque he sido ofendido; sino que más bien, paso por alto esa transgresión de manera total, y
extiendo mi amor hacia ti de manera completa. Eso es perdón, y eso es semejante a Dios.

Éxodo capítulo 34: 6-7

“Después Jehová pasó en frente de él”, esto es, en frente de Moisés, quien había pedido,
recordará usted, ver Su gloria. Y el Señor se está identificando así mismo aquí, conforme pasa
frente a Moisés y permite que una pequeña parte de Su gloria sea manifestada. El Señor se
presenta a Sí mismo, en el versículo 6, con estas palabras: “Jehová, Jehová Dios, misericordioso y
lleno de gracia, tardo para la ira y grande en misericordia” — esa es otra palabra para gracia —
“y verdad; que guarda la misericordia para millares, que perdona la iniquidad, la transgresión y
el pecado”. Ahí está la característica de Dios que queremos identificar. Él por naturaleza es un Dios
perdonador.

Salmo 32: “¡Bienaventurado el varón cuya transgresión ha sido perdonada, cuyo pecado ha sido
cubierto! ¡Bienaventurado es el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad!”
Salmo 85 expresa aún más el corazón perdonador de Dios cuando dice, en los versículos 2 y 3, “Tú
perdonaste la iniquidad de tu pueblo, tú cubriste todo su pecado. Tú contuviste toda tu furia; tú te
volviste del enojo de tu ira"
Salmo 130 y versículo 4: “Pero hay perdón contigo, para que tú seas temido". Temido significa
adorado, tratado con asombro, y respeto y honor. Dios gana adoración de aquellos a quienes él
perdona con tanta gracia.
Isaías 43:25, leemos que Dios habla y dice: "Yo, yo soy el que borra tus transgresiones por causa de
mi nombre, y no me acordaré de tus pecados". Qué gran afirmación. “Yo borro tus transgresiones
por causa de mi nombre”. ¿Qué significa eso? Para que yo pueda mostrar quién soy yo como un
Dios perdonador y, por lo tanto, ser adorado como tal por aquellos que están agradecidos por
dicho perdón.
Isaías 55, versículos 6 y 7, “Buscad a Jehová mientras que puede ser hallado, llamadle mientras
que está cercano: Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a
Jehová, el cual tendrá de él misericordia; y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”
Jeremías 33: 8: “Los limpiaré de toda su iniquidad por la que han pecado contra mí; Perdonaré
todas sus iniquidades por las que han pecado contra mí, y por las que han transgredido contra mí”.
Dios reitera la importancia de la transgresión y repite dos veces Su actitud de perdón.

Jesús enseñó muchas parábolas. Cuando venimos, claro, al Nuevo Testamento, domina en gran
parte de Su enseñanza. Ninguna de esas parábolas es tan bien conocida, quizás, como la que
llamamos la parábola del hijo pródigo. Es de hecho, no la parábola del hijo pródigo; es la parábola
del padre perdonador. Ese sería un mejor título para ella, creo yo. Es la más conocida de todas las
historias, registrada en Lucas 15, en donde Dios es visto como un padre quien perdona de manera
total a un hijo inmerecedor e indigno. El hijo en esa parábola no era diferente de muchos hijos;
avaro, centrado en sí mismo, ansioso por poner sus manos en la riqueza que no se había ganado,
insensato, desperdició el dinero en una vida disoluta con aquellos que, por cierto, lo explotaron y
lo dejaron en la miseria cuando se le acabó el dinero.

Llegando lentamente a sus sentidos, muriéndose de hambre, comiendo comida de cerdos, él


estaba en una condición que realmente reflejaba su vida, y se dijo a sí mismo: “Los siervos de mi
padre viven mucho mejor que yo; Me voy a ir a casa". Él realmente no esperaba perdón; de hecho,
fue lo último que él esperaba. Él dijo simplemente: “Me voy a ir a casa, voy a ser un esclavo,
simplemente para aprovechar la oportunidad de decir que he sido un vago, que hijo tan terrible he
sido. No espero ser un hijo, pero voy a regresar y voy a preguntar si tan solo puedo ser un esclavo.
Lo único que quiero es un techo sobre mi cabeza. Lo único que quiero es un pedazo de alimento
decente qué comer, algo mejor de lo que los cerdos comen”. Y él comenzó camino de regreso.

Cuando él llega cerca de la casa de su padre, Jesús nos enseña lo que significa perdonar. Porque
¿qué hace el padre? El padre no espera a que el pecador llegue. Tan pronto como lo ve venir, él
corre para encontrarse con él. Mientras que todavía está lejos, el padre corre. Cuando él comienza
a abrir su boca y a hablar, antes de que él incluso pueda decir la "l" de lo siento, antes de que
pueda
pronunciar una oración de su boca, el padre lo abraza y comienza a besarlo y a amarlo; pide que
sea vestido de la mejor manera, que se le coloque un anillo, organiza un festival, una fiesta, una
celebración, que cocinen la mejor comida que alguien jamás podía imaginarse, que preparen la
música, llamen a los amigos. Esa es la naturaleza generosa del perdón.

la amargura, el enojo y la soberbia son muy diferentes a Dios, Es tan ajeno a Dios. Es tan opuesto a
la naturaleza de Jesucristo. Es tan opuesto a Dios. Me entristezco por personas que piensan que
tienen que vengarse por todo lo malo que se les ha hecho. De alguna manera, tienen que
vengarse. De alguna manera, tienen que reaccionar, preservar su ego y su soberbia. Se vuelven
divisivos.

Me entristezco por esas personas que quieren atacar a la iglesia de Cristo y atacar a la obra de
Dios, atacar la vida y ministerio de siervos fieles. El padre perdonador solo puede decir que él ama
al hijo indigno. Él solo puede decir que siempre amará a ese hijo que ha cometido pecados tan
terribles. Y los pecados cometidos directamente contra ese padre. Y él no va a hacer nada más que
regocijarse por ese hijo y mostrar de manera generosa expresiones de perdón, y lo va a hacer. No
por alguna ganancia personal, sino por el mero gozo de la reconciliación y el mero amor a la virtud.
Esa es la razón por la que digo, el perdón es lo más semejante a Dios que usted puede hacer. Es
muy difícil dividir una iglesia llena de personas perdonadoras, porque usted no puede empezar
nada. No importa qué fracasos usted como pastor pueda cometer, o sus líderes puedan cometer,
o usted pueda cometer, o alguien a su alrededor pueda cometer, cuando hay una prisa por
perdonar, es muy difícil traer esas divisiones que deshonran tanto al Señor.
Jesús, colgando en la cruz, vio a la gente que estaba quitándole la vida al Hijo de Dios sin pecado, y
levantando sus ojos al cielo a favor de ellos Él, dijo: “Padre, perdónalos; porque no saben lo que
hacen."

Y Esteban, siendo aplastado bajo las piedras sangrientas de aquellos que le estaban quitando su
vida, vio hacia el cielo, vio a Jesucristo en una visión gloriosa, y dijo: “No les tomes en cuenta este
pecado. Oh, Dios, no los hagas responsables por lo que están haciendo”.

Fue Sir Thomas More, el señor que era regente honorario de Inglaterra, después de haber sido
juzgado en Westminster y condenado a la muerte sin causa justa, Thomas More le dijo a sus jueces
esto, y cito: “Como San Pablo tuvo la ropa de aquellos que apedrearon a Esteban hasta la muerte,
y como ahora ambos son santos en el cielo, y continuarán ahí siendo amigos para siempre, yo
confío ciertamente por lo tanto y oro de corazón, que aunque ustedes señores ahora aquí en la
tierra han sido jueces para mi condenación y muerte, no obstante, después nos reunamos con
gusto en el cielo en salvación eterna ”, fin de la cita. Él oró por la salvación de sus ejecutores — eso
es perdón — eso es semejante a Dios. Dios ha sido ofendido de manera abierta y descarada,
injusta y blasfemada, y deshonrado por todos nosotros, sin embargo, de manera dispuesta nos
baña con las expresiones de su amor perdonador.

Pablo en Efesios, capítulo 4. Vamos ahí si es tan amable, Efesios, capítulo 4 y versículo 32. En
Efesios 4:32, leemos esto: "Antes sed benignos unos con otros". Debemos detenernos ahí y hablar
de eso por un momento. Vivimos en un mundo tan malo, una sociedad que no es benigna, tan
enojada, tan hostil, tan cruel. La bondad simple, pasar por alto los errores, pasar por alto los
juicios malos, pasar por alto los fracasos, pasar por alto las debilidades, pasar por alto los pecados
y tratar a la gente con bondad, pasar por alto el egoísmo, el estar centrados en uno mismo, el
egoísmo, el hacer lo que uno quiere, y las expectativas de uno, y simplemente ser amable, sea que
la gente se conforma a todos sus supuestos estándares o no.

“Perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Y vuelvo a
decir, usted no se parece más a Dios como cuando usted perdona, cuando usted expresa bondad,
cuando usted es tierno de corazón y perdona, así como Dios lo ha perdonado a usted. Y no es un
perdón superficial, es un perdón profundo, es un perdón generoso.
En Colosenses 3:13, Pablo desarrolla esa misma gran verdad: "Soportándoos unos a otros y
perdonándoos unos a otros, si alguno tuviera queja contra otro, de la manera que Cristo os
perdonó, así también hacedlo vosotros". Perdonando con el mismo tipo de magnanimidad, y el
mismo tipo de generosidad con que el Señor lo perdonó a usted, del corazón. Recuerda la
enseñanza de Jesús en Mateo 5: "Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por aquellos
que os persiguen".
Como puede ver, eso manifiesta un corazón perdonador. ¿Por qué? Versículo 45: “Para que seáis
hijos de vuestro Padre que está en los cielos”. Y de nuevo digo, usted nunca se parece tanto a
Dios, usted nunca manifiesta de manera más evidente que es Su hijo, que cuando usted perdona.
Y de regreso a ese texto de Efesios 4 por tan solo un momento. Dice en el versículo 32, como leí:
“Perdonándoos unos a otros, como Dios en Cristo también os ha perdonado a vosotros”, y
después me gustaría que no hubiera una división de capítulo ahí, porque inmediatamente en el
versículo 1 dice: “Sed, pues, imitadores de Dios ". Y de nuevo, usted imita a Dios cuando usted
perdona.

Por cierto, Pablo escribió a Efesios y Colosenses, esas dos cartas que llaman al perdón, de una
cárcel en donde él había sido encarcelado de manera injusta y por gente que lo odiaba. Él estaba
practicando la virtud misma que él estaba exhortando a los creyentes a manifestar.

2) El que lo ha ofendido a usted, ha ofendido a Dios más.

El punto es que si Dios puede perdonar cuando Él ha recibido la ofensa mayor, ¿no puede usted
perdonar quién ha recibido la menor?
Lo que quiero decir es lo que es indicado de manera clara en el Salmo 51. El Salmo 51 fue escrito
por David, como lo fue el Salmo 32, el cual leímos hace un momento, ambos en el momento en el
que David estaba abrumado por el peso de la iniquidad de su pecado con Betsabé y la muerte de
su marido Urías. Y en medio de su penitencia, él escribió el Salmo 32 y el 51. Pero en el Salmo 51 y
versículo 4, él presenta este punto tan importante acerca de su pecado.

Recuerde ahora, él había violado a Betsabé al involucrarse en una relación sexual con ella. Él había
violado a Urías, al asegurarse de que Urías fuera colocado en una posición en el campo de batalla,
para que él perdiera su vida. Entonces era culpable de adulterio y era culpable de homicidio. Él
esta oración. En el versículo 3 él dice: “Conozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre
delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado”.

Cuando usted realmente ve el pecado, usted debe estar de acuerdo en que el pecado es
primordialmente en contra Dios, porque Dios es el estándar santo cuya ley es la que violamos.
“Contra ti, y solo contra ti he pecado”. Aunque nos parecería un pecado serio contra Betsabé y un
pecado serio contra Urías, realmente es una infracción no tan seria en contra ellos, y una
infracción seria en contra Dios mismo.
Salmo 41: 4, también atribuido a David: “En cuanto a mí, yo dije: 'Oh Jehová, sé misericordioso
hacia mí: sana mi alma; porque he pecado contra ti'”. Escuche: Dios es perfectamente santo. Tres
veces santo: santo, santo, santo. Él es de ojos más puros como para ver la maldad, y no puede ver
la iniquidad. No puede tolerar el pecado. Él menosprecia el pecado. Él odia el pecado. Y mientras
que Él es perdonador, habrá un fin a su paciencia y Él no va a tolerar el pecado para siempre.
Vendrá un tiempo de juicio y justicia. Él dice desde Éxodo 34, versículo 7 eso. Al mismo tiempo que
Dios es perdonador, hay un fin para su perdón, porque en últimas Su santidad va a estar por
encima del lugar donde hay impenitencia.

Él es perfectamente santo y, en últimas, en últimas, demanda un castigo justo por el pecado, o del
pecador o de un sustituto por el pecador, esto es, Su Hijo, el Señor Jesucristo. Decir eso es decir
que Dios es santo y establece un estándar santo, a tal grado que, en últimas, los pecadores no
perdonados serán condenados a un infierno eterno de castigo. No hay duda acerca de la extensión
de la santidad de Dios. Y eso en sí mismo hace que Su perdón sea aún más asombroso. Dios,
entonces, quien es el más santo, Dios, quien es el más ofendido de manera suprema, perdona.
Nosotros, que somos no santos, ¿no perdonaremos? ¿Qué es esto? ¿Algún tipo de complejo de
Dios que la gente tiene que no quiere perdonar? De hecho, lo es. Usted tiene una opinión elevada
de sí mismo, si usted no perdona, usted se ha exaltado a sí mismo a un estándar más elevado que
Dios.

Mateo 18, esa historia acerca del hombre que vino delante del rey, recordará usted, versículos
21 al 35, y se le había perdonado una deuda tan grande, y después salió y estranguló a otro
hombre, que le debía simplemente una deuda pequeña. Y el punto que Jesús está presentando es,
¿cómo puedes aceptar el perdón de Dios por todos tus pecados y no perdonar a alguien más?
Cuando Dios, quien te ha perdonado más, y Dios, quien fue el más ofendido, y Dios, quien es el del
estándar más elevado y más santo, te ha dado perdón completo, ¿no deberías perdonar a otros?
Mateo 18, un texto muy importante, me gustaría que tuviéramos tiempo de verlo.
3) El que mucho se le perdona mucho ama. Al que poco se le perdona poco ama.

Mateo 5, Él dijo esto, en los versículos 23 y 24: “

LUCAS 7:36-50

La causa de la aspereza y la falta de perdón, viene de un desconocimiento de CUANTO DIOS NOS


HA PERDONADO.

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