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La película peruana "Wiñaypacha" sigue la vida cotidiana de una pareja aimara, Willka y Phaxsi, que viven cerca al nevado Allincapac de Puno mientras esperan el regreso de su hijo Antuku de la ciudad. A través de planos austeros pero poderosos, la película captura la armonía pintoresca de su vida, incluyendo siembra, pastoreo y rituales. A pesar de la soledad y abandono que los rodea, la película logra una empatía inevitable hacia sus vidas
La película peruana "Wiñaypacha" sigue la vida cotidiana de una pareja aimara, Willka y Phaxsi, que viven cerca al nevado Allincapac de Puno mientras esperan el regreso de su hijo Antuku de la ciudad. A través de planos austeros pero poderosos, la película captura la armonía pintoresca de su vida, incluyendo siembra, pastoreo y rituales. A pesar de la soledad y abandono que los rodea, la película logra una empatía inevitable hacia sus vidas
La película peruana "Wiñaypacha" sigue la vida cotidiana de una pareja aimara, Willka y Phaxsi, que viven cerca al nevado Allincapac de Puno mientras esperan el regreso de su hijo Antuku de la ciudad. A través de planos austeros pero poderosos, la película captura la armonía pintoresca de su vida, incluyendo siembra, pastoreo y rituales. A pesar de la soledad y abandono que los rodea, la película logra una empatía inevitable hacia sus vidas
"Wiñaypacha" es una película notable, de lo mejor creado en el Perú. En esta
producción profundamente personal y minimalista, el director puneño Oscar Catacora nos enseña la vida de una pareja de esposos aimaras Willka y Phaxsi, que viven cerca al nevado Allincapac de Puno. Esperan que su hijo Antuku, que se ha ido a vivir a la ciudad, algún día regrese. Con el tiempo, experimentarán diferentes condiciones que afectarán a más de una fibra. De planos austeros y poderosa cinematografía, "Wiñaypacha" cautiva con su pintoresca armonía. En él veremos la vida cotidiana de la pareja de ocho años: siembran, pastan, tejen, pintan o realizan rituales. Catacora abraza la belleza artística de cada cuadro sin ser artificial o pintoresco. Sin duda, gracias a la actuación de Vicente Catacora y Rosa Nina, lejos de ser actores profesionales, crean un efecto surrealista en la película, como si de un documental se tratara. Así, las vidas sumisas de Willka y Phaxsi conducen a una inevitable empatía. "Wiñaypacha" también tiene mucho simbolismo sobre todo lo fuera de campo: abandono, desinterés y soledad. Todo está fuera del alcance de esta pareja. No había ni un ápice de esperanza a su alrededor. Y, sin embargo, Catacora no intenta hacer denuncias sociales ni melodrama escénico para mantener la solidez de la película. En términos de posición, marcan la distancia con el paisaje. No pretenden mostrar su belleza geográfica, sino resaltar el entorno helado y desolado que desgasta al personaje. El trabajo de sonido inusual mejora aún más la atmósfera: escuchamos el viento, los pájaros, las vacas, Willka y Phaxsi. La sorprendente combinación hace que "Wiñaypacha" sea aún más sobresaliente.