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PREPARACION DE TERRENO
Antes de iniciar un cultivo, tenemos que preparar el suelo para que las raíces encuentren las
condiciones óptimas. Es importante reseñar que desde la superficie, hasta los 25cms de
profundidad aproximadamente es donde la vida se desarrolla principalmente, y esto como no
puede ser de otra forma incluye a las raíces.
Por lo cual cuanto más compactado esté el suelo, más necesario es que cabemos a más
profundidad, con esto conseguiremos:
Posteriormente tendremos que realizar otras labores, como preparar el lecho de siembra e
incorporar al suelo la materia orgánica necesaria y aportar otros tipos de correcciones de
nutrientes o aportaciones de fertilizantes.
Para terminar este artículo sobre la preparación del suelo agrícola, vamos a indicar una
serie de aspectos y normas que tenemos que tener en cuenta para no estropear nuestro
suelo por un mal laboreo del mismo.
INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICO PÚBLICO “ABANCAY”
CREACIÓN R. M. Nº 452-86-ED del 23-07-86 – REVALIDACIÓN R. M. Nº 0648-2006-ED del 22-08-06
Tenemos que realizar el mínimo laboreo posible de nuestro terreno. Un exceso de laboreo
producirá una compactación del terreno, la muerte de la fauna y los microorganismos del
suelo y una gran aceleración en la descomposición de la materia orgánica.
Como veíamos con anterioridad, la gran mayoría de los microorganismos del suelo se
encuentran en las capas superficiales. Si volteamos la tierra esta se mezclará y cambiará
su disposición produciendo su mortalidad.
Esto se llama trabajar en Tempero. Tenemos que conocer las cualidades de filtrado de
nuestro suelo para saber cuántos días esperar después de las lluvias para labrarlo. Nunca
tenemos que hacerlo con el suelo muy seco.
Por este motivo la preparación del suelo tiene que estar bien planificada, ya que puede
llegar a retrasar la siembra. Es conveniente no esperar al invierno ya que las condiciones
climáticas no son las más adecuadas.
Solo conseguiremos que se pudra por la falta de oxigeno, creando toxinas que afectaran
tanto a los microorganismos del suelo como a las raíces, provocando su muerte.
Como hemos visto en éste artículo la preparación de nuestro suelo agrícola, depende sobre
todo del conocimiento que tengamos del mismo. Muchas veces nos centramos solamente en
el aporte de fertilizantes y no damos tanta importancia a otras labores que nos ayudaran a
conseguir una buena cosecha. Los cultivos solo pueden desarrollarse plenamente en un
suelo que cubra sus necesidades.
Se puede considerar al arado como la evolución del pico y de la azada. Su uso se documenta
en Mesopotamia desde el 4º milenio a.C. En su origen el arado era tradicional por personas
y posteriormente por animales (principalmente bueyes o mulas y en algunas zonas
por caballos). En un principio consistió en una sola pieza de madera (básicamente una rama
con la forma más o menos adecuada) que en su evolución llegó a contar de hasta cinco
piezas, aunque en su forma básica estaba compuesto de tres elementos esenciales:
el dental (inglés share, francés sep) es la pieza central y oblicua con referencia al suelo
provista de una reja generalmente de hierro que entra en contacto con aquel y remueve
la tierra.
el timón (inglés draft-pole, francés age o haie) es la pieza frontal del arado que se
prolonga hacia el frente y unida al tiro por medio de un yugo transmite la tracción.
la esteva o mancera (inglés stilt, francés mancheron) consiste en una pieza de madera
situada en la parte posterior que permite guiar el arado y ejercer presión en el terreno.
Arado de disco
Formado por dos o más cuerpos, cada uno de los cuales dispone de un soporte unido al
bastidor al que se fija el disco sobre unos rodamientos que le permiten girar. El disco va unido
mediante cuatro o cinco tornillos, lo que permite la sustitución por rotura o desgaste. Sobre
cada disco se sitúa un limpiador, o rascador, que se encarga de desprender la banda de
tierra que sube por el disco.
Se puede ajustar el ángulo de inclinación del disco respecto al suelo (penetración) y el que
forma con la dirección de avance (ataque).
El marcado del disco incluye diámetro y espesor [ej.: 26 x 3/16”, equivalentes a 26 pulgadas
de diámetro (660 mm) y 3/16 de pulgada de espesor (4.8 mm)]. También se utiliza la
designación métrica. La concavidad para este disco puede estar entre 87 y 120 mm.
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Para facilitar el corte del suelo, los discos van afilados en el borde. También se utilizan
escotaduras a lo largo de todo el borde para picar mejor el rastrojo.
3.1. LA SIEMBRA:
Una vez regadas las tierras, había que esperar a que se pudiera entrar con el arado y las
caballerías. Generalmente se repartía el abono y el grano marcando el terreno para que no
saliesen franjas irregulares en el sembrado.
Elección de las semillas desde el punto de vista genético (variedad) como agronómico
(pureza, germinación). Las semillas de cebada, avena, centeno y trigo pueden recibir una
desinfección previa. Es recomendable no confiar la cosecha a una sola variedad, pero
tampoco cultivar demasiadas.
Si la siembra es mecanizada, se emplea una sembradora, que distribuye los granos en filas
paralelas y no muy separadas. La ventaja de la maquinaria consiste en que las introduce a
una profundidad regular predeterminada. Son necesarios alrededor de dos quintales de
semillas por una hectárea.
La profundidad de siembra del cereal oscila entre los 2 y los 5 cm. El estándar es de 3-4 cm,
que puede aumentarse a 4-5 cm como máximo en el caso de suelos sueltos y secos; o
reducirse a 2-3 cm en suelos húmedos o arcillosos. Introducir las semillas demasiado
profundas es un grave error, pues nacen plantas que luchan por emerger con un crecimiento
reducido y un desarrollo limitado de hojas o raíces.
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El período óptimo de siembra es el que ofrece la máxima garantía de que, a la llegada del
frío invernal, las plántulas del cereal de invierno han alcanzado, sin excederla, la etapa de
crecimiento de 3 hojas.