Está en la página 1de 5

de cataratas que se localizan en el río Iguazú, en el límite entre la

provincia argentina de Misiones, el estado brasileño de Paraná y el


departamento paraguayo de Ciudad del Este. Están totalmente insertadas en áreas
protegidas; el sector de la Argentina se encuentra dentro del parque nacional Iguazú,
mientras que el de Brasil se encuentra en el Parque nacional del Iguazú. Fueron elegidas
como una de las «Siete maravillas naturales del mundo».
Están formadas por 275 saltos; el 80 % de ellos se ubican del lado argentino. Un
espectáculo aparte es su salto de mayor caudal y, con 80 m, también el más alto,
la Garganta del Diablo, el cual se puede disfrutar en toda su majestuosidad desde solo
50 m, recorriendo las pasarelas que parten desde Puerto Canoas, al que se llega
utilizando el servicio de trenes ecológicos. Por este salto pasa la frontera entre ambos
países. Se pueden realizar paseos en lancha bajo los saltos y caminatas por senderos
apreciando algunos animales de la selva semitropical perteneciente al distrito
fitogeográfico de las selvas mixtas de la provincia fitogeográfica paranaense.
Las cataratas del Iguazú son reconocidas de forma unánime como las más espectaculares
del mundo. El botánico suizo Robert Chodat (1865-1934) describió elocuentemente su
imponente grandeza: “Cuando nos encontramos al pie de este mundo de cascadas, y
alzando los ojos vemos, a 82 metros por encima de nosotros, el horizonte ocupado por una
línea de aguas, el asombroso espectáculo de un océano cayendo a raudales en un abismo
es casi escalofriante.” Maravillado ante la belleza de tal espectáculo, el botánico suizo
describió la flora y fauna características de la zona: “Una exuberante y casi tropical
vegetación, la frondosidad de los grandes helechos, las cañas de los bambúes, los
graciosos troncos de las palmeras y miles de especies de árboles, con sus copas
inclinándose sobre el abismo adornado con musgos, begonias rojas, orquídeas de oro,
bromelias brillantes y bejucos con flores trompetas…”2

Índice

• 1Toponimia
• 2Historia
• 3Fauna
• 4Paseos
• 5Distribución de las cataratas entre Argentina y Brasil
• 6Caudal
• 7Una de las siete maravillas naturales del mundo
• 8Véase también
• 9Notas y referencias
• 10Enlaces externos

Toponimia[editar]
El nombre de las cataratas en español, Iguazú y arcaicamente Yguazú, proviene de dos
palabras de origen guaraní: la palabra «y» (que se lee [ɨ]) como vocal cerrada central no
redondeada y la palabra «guazú», que en esa lengua quieren decir y= 'agua', guazú=
'grande'; es decir, Iguazú significa “agua grande”. En portugués se las denomina cataratas
do Iguaçu.

Historia[editar]
En el año 1542, mientras realizaba una travesía desde el océano
Atlántico hasta Asunción del Paraguay, el adelantado español Álvar Núñez Cabeza de
Vaca divisó las sorprendentes cataratas del río Iguazú y las bautizó como «saltos de Santa
María». El primer europeo en divisar estas cataratas fue el náufrago de la expedición de
Juan Díaz de Solís, Alejo García, en 1524, cuando cruzó por esa región en busca de la
sierra de la plata. El nombre de « Saltos de Santa María », con el tiempo fue reemplazado
por su antigua denominación guaraní Iguazú (antigua ortografía de Iguazú 'gran cantidad
de agua', y guazú 'grande').
Por entonces la región era habitada por indígenas de la etnia mbyá-guaraní, quienes
alrededor de 1609 comenzaron a vivir el proceso evangelizador protagonizado por
los sacerdotes de la Compañía de Jesús, llamados jesuitas, quienes desarrollaron
exitosamente en esta región de Latinoamérica un sistema de reducciones que llegó a
contar con 30 pueblos distribuidos en las regiones del Tapé y La Guayrá (ubicados
actualmente en el sur de Brasil, Paraguay y en Argentina, en toda la provincia argentina
de Misiones y el norte de Corrientes). Fueron las misiones jesuíticas guaraníes.
Por diferencias políticas y económicas con la corona de España los jesuitas fueron
expulsados en 1768.
La zona de las cataratas volvió a cobrar un nuevo impulso hacia junio de 1881 —poco
antes de la federalización de Misiones—, momento en que la provincia de Corrientes, que
ejercía la jurisdicción, vendió 50 leguas cuadradas de tierras sobre los ríos Paraná, Iguazú
y Uruguay a Severo Fernández y Ernesto Arnadey. Estos transfirieron sus derechos, en
octubre de ese mismo año, a Rafael Gallino, quien volvió a enajenarlos a favor de Gregorio
Lezama.
En diciembre de 1881 Misiones se separó de Corrientes y en 1882 asumió el primer
gobernador, Rudecindo Roca, quien dividió el territorio en cinco departamentos. Uno de
sus comandantes, Francisco Cruz, llegó hasta la confluencia de los ríos Paraná e Iguazú
llevando con él a una comisión científica alemana que buscaba tierras para colonizar. Esta
expedición era costeada por Ledesma (propietario de las tierras de Iguazú) y dirigida por el
explorador Carlos Bossetti. Entre los expedicionarios se encontraba también Jordan
Hummell, que años más tarde organizó el primer viaje de turismo a las cataratas del
Iguazú. Así, las cataratas son “descubiertas” nuevamente y volvieron a ser admiradas.
En 1888, Gregorio Lezama vendió las «tierras del Iguazú» a Martín Erracaborde Cía.
En 1902, el Ministerio del Interior de Argentina encomendó al arquitecto paisajista Carlos
Thays realizar un estudio de las cataratas, que fue la base para la creación del parque
nacional Iguazú, en 1934, que posee 67 620 hectáreas de selva misionera.3
El 20 de septiembre de 1895, el gobernador Balestra dividió la provincia en 14
departamentos. El departamento Iguazú pasó a integrar el departamento Frontera junto a
Manuel Belgrano, Eldorado y parte de San Pedro.
El 19 de julio de 1897, se designó juez de paz de la incipiente población de Iguazú a
Alberto Múgica. Para entonces, Jordan Hummell, acompañado de los señores Núñez y
Gibaja, ya había realizado una nueva incursión hasta las cataratas del Iguazú, pero por el
lado brasileño, ya que del lado argentino la selva era impenetrable. De ese viaje llevaron al
gobierno su interés en promover la llegada de turistas.
Una de las varias leyendas cuenta de la existencia de una serpiente gigante, "Mbói", la
cual vivía en el interior del río. Para aplacar su ferocidad, los aborígenes sacrificaban a una
dama una vez por año, arrojándola a las aguas como ofrenda para la bestia. En una de
esas ocasiones un valiente guaraní raptó a la doncella elegida, para salvarla del tradicional
rito, escapando con ella en canoa por el río.
Al enterarse de la osadía, Mbói entró en cólera y encorvando su lomo partió el curso del
río, creando así las cataratas y separando de este modo a ambos indígenas.

Fauna[editar]
La fauna que existe en las cataratas de Iguazú está compuesta por 450 especies de aves,
80 especies de mamíferos, gran variedad de insectos y dentro de la fauna fluvial podemos
encontrar yacarés, tortugas, garzas y peces.4
Dentro de las especies de aves que existen destacan los vencejos de cascada que son la
especie representativa de las cascadas de Iguazú; también se encuentra el tucán grande,
que es uno de los cinco tipos de tucanes que existen en la zona.
Las cascadas representan un refugio para algunos animales que se encuentran en peligro
de extinción, como el yaguar, tapir, ocelote, tiricas, oso hormiguero, la yacutinga, águilas
selváticas, el yacaré overo, etc.5

Paseos[editar]

Algunos de los saltos del lado argentino.

Las cataratas del Iguazú son el principal centro turístico del noreste de Argentina, y uno de
los principales de todo el país.
En ellas, los paseos se encuentran principalmente en el lado argentino, aunque desde el
lado brasileño se tiene una vista panorámica.
En 1984 el sector argentino de las cataratas, el parque nacional Iguazú, fue
declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Posteriormente, en 1986, el sector
de Brasil, que se encuentra en el parque nacional de Iguazú, también fue declarado
Patrimonio de la Humanidad.
Dentro del parque argentino se encuentra el Hotel Sheraton Iguazú (antes hotel
Internacional Iguazú), que cuenta con una vista panorámica de la Garganta del Diablo y de
los saltos brasileños.
Cerca de las cataratas se encuentra la ciudad argentina de Puerto Iguazú, en la
confluencia de los ríos Iguazú y Paraná. Allí se ubica la triple frontera con Paraguay.

• Paseo Inferior:
Vista de las cataratas del Iguazú desde el mirador que se encuentra en el circuito inferior.

Partiendo desde el mirador, que recuerda por su figura a un faro y se destaca del entorno
por su color blanco, se desciende por numerosas escalinatas (algunas fueron talladas en
la misma roca) hacia el río Iguazú y se transita por un bello sendero pedestre. Rodeado
por la exuberante selva podrá disfrutar de una hermosa visión de la parte inferior de los
saltos.
Comenzando la visita en el salto Lanusse y pasando por el salto Álvar Núñez Cabeza de
Vaca, se llega a un espléndido punto panorámico desde donde tendrá una primera vista de
la Garganta del Diablo. Avanzando un poco más se observa la isla San Martín y a su
derecha el salto homónimo. Al final del sendero se encuentra el salto Bossetti.
Allí el vapor de agua producido por el choque del agua contra las rocas forma una tenue
pero incesante lluvia. Descendiendo por el sendero hacia Punta Peligro podrá, si en ese
momento se encuentra habilitado, navegar por el río Iguazú y cruzar a la isla San Martín.
Ya de regreso se pasa por el salto Dos Hermanas, donde antes se podía gozar de un
refrescante baño en la enorme pileta natural que se forma en su base, ya que ahora dicha
actividad se encuentra prohibida.

• Paseo Superior:

Cataratas del Iguazú del lado argentino desde el Paseo Superior.

Partiendo desde el mismo sitio antes mencionado, se recorre, como el nombre del paseo
indica, la parte superior de las caídas de agua. El punto de observación desde un nivel
más alto cambia por completo la visión del paisaje. se ve prácticamente a sus pies
despeñarse las turbulentas aguas.
De esta manera se visita nuevamente el Salto Dos Hermanas, el Bossetti, el Chico, que
son un pequeño adelanto de la imponente Garganta del Diablo. En este sitio, donde el
agua cae desde aproximadamente 70 metros de altura, sorprende el ensordecedor bramar
del agua, permanentemente cubiertas por densas columnas de vapor, que despide el
choque del agua con las rocas.
• Garganta del Diablo:
A la Garganta del Diablo se accede a través del Tren de las Cataratas, descendiendo en la
Estación Garganta del Diablo. A partir de allí se realiza una caminata por la nueva
pasarela, que serpenteando entre las islas, recorre 1100 metros hasta los amplios
balcones ubicados junto al borde y frente d

También podría gustarte