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NO QUIERO

Era un martes por la noche y Joaquín estaba en su cuarto, sentado al frente de su escritorio
haciendo su tarea de lengua, claramente desganado y cansado, pero no le quedaba otra
opción que hacerla ya que era para mañana. Su habitación se encontraba ordenada, su
cama estaba hecha con unas sábanas con estampado de autos, al lado de esta hay una
mesita de luz con un velador y dos libros; el escritorio de Joaquín está desordenado por
útiles escolares y hojas usadas, y también se pueden ver miguitas de las galletitas que
estaba merendando hace unas horas atrás. Al lado del escritorio hay un baúl lleno de
juguetes que se están usando cada vez menos, pero no lo suficiente para sacarlos.

Joaquín se desconcentra cuando ve una miguita sobre su tarea y empieza a jugar con ella
con su lápiz. La madre del niño entra a la habitación segundos más tarde.

-Joaquín deja de jugar con tu lápiz y ponete a trabajar. No te quiero escuchar de que estás
cansado. - dijo la mamá.

-Mamá es que estoy cansado, no puedo hacer más esto, no me sale. – se queja el niño.

-Eso te pasa por dejarlo a último momento, tenés que hacer las cosas antes así no estarás
hasta tarde haciendo tarea. Ahora déjalo por un rato que vamos a cenar así que después
seguís-

Joaquín y su madre salen de la habitación y van por el pasillo hasta las escaleras que dan
hacia el comedor, donde se encuentra la mesa ya armada para la cena. En la punta siempre
se sienta Joaco así que él va directamente hasta ahí. Su hermana mayor ya está sentada al
lado derecho mirando el celular.

- Mi amor, ¿podrías avisarle a tu papá que baje a cenar? – le pregunta la mamá a su hija.
Ella dice que sí y escribe un mensaje en su celular.

La madre se acerca a la mesa con dos fuentes con comida, uno lleno de vegetales y otro
con carne al horno. Joaquín al ver eso pone cara de asco sacando la lengua.

-Mamá no me gusta, no me gustan ni la carne ni las verduras y no lo voy a comer. –


exclama mientras se cruza de brazos.

-No empieces Joaquín, lo comes igual, tenes que comer carne, sos chico y necesitas
proteína y toda la cosa. No te quiero escuchar, siempre quejándote vos. - le dice la mamá a
el nene.

Mientras tanto, el papá baja las escaleras y escucha la discusión.

- ¿Qué está pasando acá? ¿Otra vez no quiere comer? - le pregunta a su esposa. Ésta lo
niega con su cabeza. - ¿Sabías que es muy importante que un nene como vos coma carne
y verduras, no? Si no, no vas a ser ni fuerte ni inteligente. -

Joaquín se muestra enojado mirando para abajo con el ceño fruncido. Sin cambiar de
opinión al respecto.
-Bueno te propongo algo, si vos comes por lo menos un pedacito de carne y unas
verduritas, yo te ayudo con la tarea de lengua, ¿sí? ¿Qué te parece? - dice el papa de
Joaco.

-Gracias papá, pero ayúdame de verdad, eh. - reclama Joaquín. El papa lo despeina y se
sienta al lado de él para cenar. Su esposa se sienta frente a él y todos empiezan a comer,
incluido Joaco.

Luego de juntar la mesa y limpiar todo, Joaquín y su padre se dirigen a la habitación a


seguir con la tarea. Allí, están media hora hasta que logran terminarla por completo. El niño
guarda su trabajo en la mochila y se dirige a su cama donde se mete dentro de ella. El papá
apaga las luces del cuarto y antes de irse Joaco habla.

-Gracias pa. -dice entre las sábanas. El papa sonríe, y luego sale de la habitación.

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