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Job 3:25

Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha


acontecido lo que yo temía.

Proverbios 10:24
Lo que el impío teme, eso le vendrá; Pero a los justos les será
dado lo que desean.

LAS GARRAS DE LA ANSIEDAD: ¿CONTROL O


CONFIANZA?
La verdadera paz proviene de confiar en que Dios es Dios y que Él
también sostiene todo tipo de control.

Proverbios 3:5-8 (RVR 1960)


5. Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu
propia prudencia.
6. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus
veredas.
7. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y
apártate del mal;
8. Porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus
huesos.

La ansiedad es un factor decisivo en la vida de muchos. Desde la niñez


hasta la edad adulta, la ansiedad puede conducir al estrés, y el estrés
puede traer rápidamente los mantos oscuros de la depresión sobre la
vida. A nivel mundial, solo en 2017, se estima que 284 millones de
personas experimentaron ansiedad.

La ansiedad es ese sentimiento incómodo de incertidumbre, pavor y


miedo, que se origina en una perspectiva distorsionada de la vida y en
cambios desfavorables de las circunstancias.

Marcos 4:19
19 pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas,
y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y
se hace infructuosa.
Lucas 12: 22-31
22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os
afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué
vestiréis. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el
vestido. 24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni
siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los
alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? 25
¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su
estatura un codo? 26 Pues si no podéis ni aun lo que es
menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? 27 Considerad los
lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que
ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de
ellos. 28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el
campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a
vosotros, hombres de poca fe? 29 Vosotros, pues, no os
preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis
de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30 Porque todas
estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre
sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31 Mas buscad el
reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

EL ORIGEN DE LA ANSIEDAD

La ansiedad siempre comienza con pensamientos negativos. Pronto, el


pensamiento negativo comienza a gotear como miel que en lugar de
dulce es veneno, goteando gradualmente hacia el corazón. Al final, esto
conducirá al desaliento, al desánimo y a la tristeza. Le roba al individuo
todo sentido y entusiasmo en la vida.

Si deseas observar el inicio de tu ansiedad, piensa en las cosas que


deseas controlar. Luego, mira en quién o en qué confías en ese
momento. Responder estas dos preguntas te dará una respuesta clara a
por qué la ansiedad marca tu vida.
¿Confianza o control?
En última instancia, un cristiano puede hacer una de dos cosas: puede
confiar o querer control sobre su vida. La confianza y el control nunca
van de la mano.
Por esta razón, Proverbios 3:5 dice: "Confía en el Señor con
todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento".
No puedes permitir que la confianza y el control coexistan, porque
cuando los unes, intentarás confiar en Dios y, al mismo tiempo,
controlar aquellas cosas que Dios puede controlar. Esto solo te
provocará ansiedad.

El mandato de Dios de confiar en Él con todo tu corazón mientras le


entregas el control tiene mucho sentido. ¿Cómo vas a encontrar paz si
dices que estás confiando en Dios, pero vives intentando controlar
aquellas cosas que solo Dios puede controlar?

La verdadera paz proviene de confiar en que Dios es Dios y que Él


también sostiene todo tipo de control. Entonces, si dices que confías en
Dios, esa verdad debe mantenerse tan poderosamente que cualquier
esfuerzo finito para controlar tu propia vida se vuelva impotente.

Esto es tan importante porque cuando Salomón dice, "no te apoyes en


tu propio entendimiento", esto transmite la idea de dejar cualquier
control que surja de tu autosuficiencia, de soltar cualquier control que
te haga sentir cómodo cuando se trata de tu opinión sobre lo que está
bien o mal.

Es dejar el control para tomar decisiones personales y el control para


elegir lo que uno cree que es correcto. Es necesario que este tipo de
control sea totalmente entregado a Dios, porque como Proverbios
12:15 nos recuerda, "El camino del necio es recto a sus
propios ojos, más el que escucha consejos es sabio".

Así que, si eliges ser humilde, dejas de controlar tu vida, y escuchas lo


que Dios tiene que decir en Su Palabra, podrás ver cómo tu ansiedad se
derrite como cera en el fuego.
1 Pedro 5:7 RVR1960
7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de
vosotros.
Conócelo y confía en Él
Una vez que eliges la humildad y dejas tu control, la manera más
significativa de confiar genuinamente en Dios con todo tu corazón se
encuentra en el versículo 6. Salomón dice: "Reconócelo en todos
tus caminos, y Él enderezará tus sendas".

En hebreo, este versículo se traduce a, "conócelo en todos tus caminos".


Conocer a Dios en todos sus caminos es invitar Su presencia a todas tus
actividades diarias y a las decisiones que tomas. Por tanto, una
confianza genuina en Dios dice: "Dios, confiaré en ti con todo mi
corazón al soltar mi control.

Invitaré Tu presencia a todos mis pensamientos, motivos y


actividades". Solo al declarar y vivir esto, Dios enderezará tus caminos,
reemplazará tu ansiedad con gozo y te mantendrá alejado del pecado
que solo terminará consumiendo y destruyendo tu vida.

RESILIENCIA ESPIRITUAL DEL CRISTIANO


INTRODUCCIÓN
Quizá la palabra “resiliencia” te suene un tanto extraña o hasta
desconocida. No obstante, dicho término representa una cualidad
digna de ser imitada por el creyente en Cristo.

La resiliencia como tal suele definirse de forma sencilla como la


capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las
situaciones adversas.
La palabra resiliencia viene del término latín resilio, «volver atrás,
volver de un salto, resaltar, rebotar» e indica repetición o reanudación.

El término se adaptó al uso en psicología y otras ciencias sociales para


referirse a las personas que a pesar de sufrir situaciones estresantes no
son afectadas psicológicamente por ellas.

En el área de la física y la química, la resiliencia designa la capacidad


del acero para recuperar su forma inicial a pesar de los golpes que
pueda recibir y a pesar de los esfuerzos que puedan hacerse para
deformarlo.
Incluso el cuerpo humano tiene una capacidad natural de resiliencia:
Nuestro cuerpo procesa sustancias tóxicas en el hígado y las expulsa vía
lágrimas, orina o sudor; el sistema linfático recurre a los glóbulos
blancos para combatir virus que ingresan al organismo; o el sistema
enzimático permite una regeneración acelerada de células para
reemplazar células dañadas, etc.

Para el cristiano, sin embargo, la resiliencia va más allá del área física o
anímica. Implica además (o sobre todo) el área espiritual. Dicha
resiliencia es producto de nuestra relación íntima con Jesucristo, quien
puede levantar aun a los muertos de sus tumbas. ¡Él es nuestra fuente
sobranatural de resiliencia espiritual!

DIOS DESEA QUE SU PUEBLO DESARROLLE


RESILIENCIA ESPIRITUAL

CRISTO, LA FUENTE DE RESILIENCIA


¿En dónde radica la fuente de la resiliencia personal? Está en
Jesucristo. Él puede llegar a ser el bombero, salvavidas, socorrista,
policía y paramédico que la tragedia personal demanda para su
reconstrucción. Jesús no se intimida con nuestros enemigos, no se
cansa, no se distrae, ni tampoco anda a ciegas buscando sobrevivientes.

Hoy, como ayer, es posible dejar el pesimismo de la destrucción por la


confianza de la restauración. Jesucristo ha trabajado en situaciones de
emergencia desde que nuestro mundo es mundo, ¿Habrá alguien más
experimentado al cual recurrir?

El mayor acto de resiliencia que Él puede hacer en tu vida es levantarte


de tu propia muerte espiritual y ofrecerte una nueva vida a través del
sacrificio que Él hizo por ti en la Cruz del Calvario.

LA RESILIENCIA ESPIRITUAL, MARCA DEL


CRISTIANO MADURO
La resiliencia no es una opción para el cristiano maduro. Es su marca
distintiva. La Palabra del Señor nos dice:

«Os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la


voluntad de Dios, obtengáis la promesa.“ (Hebreos 10:36).
Nuestro Maestro también nos lo advirtió :

«Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.» (Lucas


21:19).
Y es que como parte de nuestro crecimiento espiritual y desarrollo
cristiano, inevitablemente aprendemos a soportar dificultades y
retrasos. Es posible que en diferentes momentos de nuestra vida
tengamos que acostumbrarnos a librar más batallas prolongadas.

EL CRISTIANISMO NO ES UNA MODA PASAJERA


QUE ABANDONAS CUANDO TE ABURRES,
REQUIERE AGUANTE Y PERSEVERANCIA
No se puede ver la fe de la manera en que muchas personas ven el
inicio de su matrimonio en la actualidad: «Bueno, si la cosa no sale
bien, me divorcio». Debemos estar «plenamente convencidos» de lo
que creemos, que Dios es capaz de hacer lo que promete (Romanos
4:21). Nuestra actitud debe ser:

«¿A quién iremos? ¡Tú tienes Palabras de vida eterna!»


(Juan 6:68).
Si nos hemos consagrado y entregado, si hemos asumido un
compromiso así con el Señor, entonces independientemente de lo
difícil que sea la situación, seguiremos adelante por Su gracia; y
seguiremos viviendo para el Señor de la manera que Él nos lo ha
pedido.

¿QUÉ HAREMOS CUANDO EL DOLOR Y LAS PENALIDADES


NOS ALCANCEN?

¿Nos encogeremos de miedo y temblaremos? ¿Esconderemos el rostro


ante la posibilidad de sufrir penalidades? ¡No! Deberíamos estar
entusiasmados, emocionados, ante las maravillas que el Señor hará por
medio de nosotros.

Si estás preocupado, o tienes miedo al futuro y sus incertidumbres, el


secreto está en aumentar tu fe por medio de Su Palabra y las
maravillosas promesas que ha dado el Señor.
Tenemos la Palabra de Dios, la oración, las promesas del Señor, un
ideal, un propósito, el poder del Espíritu y conocemos el plan del Señor
para el futuro y a dónde vamos después de esta vida.

Tenemos una razón para soportar con paciencia las épocas de


tribulación. Por lo tanto, gloriémonos en nuestras debilidades,
para que repose sobre nosotros el poder de Cristo (2
Corintios 12:9).
¡El Señor nos ha prometido que Su gracia será suficiente!

MOTIVOS POR LO QUE SIEMPRE DEBEMOS ORAR EN


RELACIÓN CON NUESTROS GOBERNANTES

1 Timoteo 2:1-4,8 RVR1960


1 Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos
los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente
en toda piedad y honestidad. 3 Porque esto es bueno y agradable
delante de Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los
hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos
santas, sin ira ni contienda.

Filipenses 3:20 RVR1960


20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

Deuteronomio 16:12-20 RVR1960


19 No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes
soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las
palabras de los justos. 20 La justicia, la justicia seguirás, para que
vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da.

Romanos 13:1,3 RVR1960


1Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido
establecidas.
3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el
bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo
bueno, y tendrás alabanza de ella;

Proverbios 14:34 RVR1960


34 La justicia engrandece a la nación; Mas el pecado es afrenta de las
naciones.

Proverbios 25:5 RVR1960


5 Aparta al impío de la presencia del rey, y su trono se afirmará en
justicia.

Salmos 145:13 NVI


13 Tu reino es un reino eterno; tu dominio permanece por todas las
edades.

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