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UNIVERSIDAD INTERAMERICANA PARA EL DESARROLLO

LICENCIATURA EN DERECHO

NOVENO CUATRIMESTRE

Asignatura

Fe y Mundo contemporáneo

Maestra

Ilse Noemi Pluma Ávila

Propuesta de fe y compromiso social

Sesión 12

Presenta

Manuel Méndez Roura

1
Compromiso de social: El asilo de ancianos.
Tenemos una responsabilidad con los ancianos que nos rodean, debemos
escucharlos y cuidarlos. Esto puede ser benéfico para que nuestra sociedad tome
conciencia de su pasado, de su presente y de su futuro. Los animo a leer este
artículo y a reflexionar sobre la forma en la que los ancianos que nos rodean están
siendo tratados. Los ancianos son unas de las personas con mayor vulnerabilidad
en nuestro país, las empresas difícilmente los emplean y las circunstancias que los
rodean suponen, muchas veces, amenazas para su propia persona. El simple
hecho de ya no valerse por sí mismos (en la mayoría de los casos), tiene como
consecuencia una barrera en su desarrollo, tanto profesional como personal.

Son vulnerables al entorno y se vuelven dependientes de otros, generando una


“carga” para sus familiares y amigos. Sin embargo, la vulnerabilidad del anciano
puede ser vista como un reto y una oportunidad para ejercer virtudes como la
paciencia y el dominio de nuestros impulsos. Nunca hay que olvidar que, así como
ellos fueron jóvenes, así también nosotros envejeceremos en algún momento y nos
volveremos vulnerables.

Una responsabilidad social

Una sociedad que no cuida de sus ancianos ni reconoce lo que ellos pueden
aportarle está condenada a repetir los mismos errores una y otra vez. Desde luego,
la mayoría de las aportaciones que los ancianos pueden brindar a una sociedad no
son monetarias, pero ¿por qué tenemos que medir todo con base en las utilidades?
lo que ellos nos pueden brindar tendrá mucho mayor peso en el presente y en el
futuro, solo hay que saberlo ver y reconocer.

Nuestra sociedad tiene una responsabilidad con los ancianos, debe reconocer su
valor y sobre todo aprender a convivir con ellos. Escucharlos, integrarlos a la
sociedad y reflexionar sobre lo que nos dicen puede generar mayor conciencia del
presente, así como del futuro que nos espera. Cuidar de ellos es también cuidar de
nuestro futuro, nuestras tradiciones y sobre todo, cuidar la fuente de sabiduría a la
que acudiremos cuando tengamos dudas que, por nuestra falta de experiencia y
nuestra juventud, no podamos resolver.

2
¿Qué podemos hacer?

Para empezar, me parece que podemos tomar conciencia de la situación en la que


muchos ancianos se encuentran. Sus circunstancias y dolencias, sus retos y cómo
viven día a día. Eso nos permitirá darnos cuenta que la juventud es un tesoro que
llega rápido y de la misma manera se retira, que antes de que lo imagine también
yo seré como esa persona a la que le falla la vista, el oído y demás capacidades.

También puedo hacer conciencia de cuál es el trato que tengo hacia los ancianos
más cercanos a mí: familiares, trabajadores, indigentes etc. Voltear a verlos,
hacerlos sentir personas y sobre todo escucharlos y aprender de ellos.

Podemos visitar algún asilo de vez en cuando, no con una actitud “moralina”, sino
con una capacidad de apertura y humildad hacia lo que tengan que decirme y
enseñarme. Escucharlos nos puede ahorrar muchos dolores de cabeza y muchos
errores a futuro, pero se requiere de una capacidad de querer mejorar y reconocer
nuestra inexperiencia en muchos asuntos.

Carlos Llano recomendaba a los empresarios “apertura de mente”, me parece que


también se requiere al momento de visitar a los ancianos: abrir, de manera sincera,
nuestra mente a lo que nos tengan que decir y compartir.

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