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DOCENTE:
DR. RUBEN ADOLFO CERNA LEVEAU
PUCALLPA 2022
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DERECHOS REALES DE GARANTÍA
PRIMERA UNIDAD
Por lo cual podemos afirmar que la garantía sólo se hace efectiva cuando el deudor
no cumple con su obligación dentro del plazo pactado. La garantía puede ser
constituida por parte del deudor o por parte de un tercero, por ejemplo el propietario
de un predio para obtener un crédito bancario puede constituir hipoteca sobre el
predio de su propiedad o la hipoteca puede ser constituida por un tercero sobre un
predio de su propiedad, sin embargo, es necesario precisar que para garantizar el
cumplimiento de un crédito bancario puede constituirse válidamente las dos
hipotecas.
La elección por parte del empresario y/o asesores de la garantía es determinante para
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el desarrollo de las empresas ya que cuando se elige la garantía es importante
porque al elegir la garantía no solo es necesario tener en cuenta que la misma
garantizará el cumplimiento de la obligación, que sea de fácil realización y de un costo
reducido, sino que además se debe tener en cuenta que dicha garantía sea una
garantía fácil de constituir.
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Las garantías cumplen una importante función económica por que gracias a la
existencia de las garantías la celebración de algunos contratos es mayor, ya que por
ejemplo no todos los contratos de compraventa se celebran al contado, sino que
muchas compraventas son a plazos.
Las garantías no sólo son importantes para la celebración de contratos de
compra ventas a plazos, sino también para la celebración de otros contratos como son
el contrato de cuenta corriente, el contrato de mutuo, el contrato de arrendamiento de
vehículos y el contrato de crédito bancario, entre otros contratos. Es decir, las
garantías facilitan el otorgamiento de créditos por parte de las Empresas del Sistema
Financiero, empresas que además se valen de la información contenida en las
Centrales de Riesgo a que se hace referencia en el artículo 158 de la Ley General del
Sistema Financiero de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y
Seguros, contenida en la Ley 26702.
En caso de no existir garantías sería más difícil para las Empresas del Sistema
Financiero calificar como pasible de otorgar un crédito a un cliente, es decir, de no
existir garantías existiría mucha inseguridad al momento de otorgar un crédito
bancario.
Por lo cual podemos afirmar que un marco legal adecuado en materia de garantías
realmente reactiva la economía de un Estado por que incrementa el intercambio de
bienes y servicios. En tal sentido podemos afirmar que las empresas dedicadas a
la venta de bienes al crédito buscan tener la mejor garantía del cumplimiento por parte
de los deudores al momento de celebrar los contratos de ventas a plazos, por
ejemplo al momento de celebrar contratos de compraventas de vehículos a plazos.
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También es necesario dejar constancia que las garantías no sólo garantizan el
pago del precio sino también el pago de los intereses y otras obligaciones como el
pago de costas y costos de los procesos judiciales que se inicien.
1. Aval
El aval además de ser una garantía se caracteriza por garantizar el
cumplimiento de una obligación contenida en un título valor.
2. Fianza
La fianza además de ser una garantía es un contrato que garantiza el
cumplimiento de una obligación a ser cumplida por un tercero.
El artículo 1868 del Código Civil Peruano de 1984 establece que por la fianza, el
fiador se obliga frente al acreedor a cumplir determinada prestación, en
garantía de una obligación ajena, si ésta no es cumplida por el deudor. En la
parte final del mismo artículo se establece que la fianza puede constituirse no
sólo a favor del deudor sino de otro fiador.
VII. LA HIPOTECA
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instrumento público y se inscriba en el Registro de Predios lo cual otorga el derecho de
persecución que recae sobre el bien inmueble.
El Código Civil Peruano de 1984 define la hipoteca en su artículo 1097 precisando que
por la hipoteca se afecta un inmueble en garantía del cumplimiento de cualquier
obligación, propia o de un tercero.
Algunos juristas definen a la hipoteca como la reina de las garantías por las bondades
de la misma, ya que el bien no se puede ocultar y el propietario que constituyó la
garantía (propietario) queda en posesión del bien hipotecado.
2. CLASES DE HIPOTECA
La hipoteca puede ser de diversas clases por lo cual existen diversas clasificaciones
de misma.
2.5.- La hipoteca específica e hipoteca sábana. Esta clasificación está referida a las
obligaciones que garantizan. La primera garantiza obligaciones específicas y
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determinadas; Mientras que la segunda garantiza no solo obligaciones específicas
sino también determinables cuyas obligaciones no tienen existencia al momento de su
celebración. Ambas hipotecas son reconocidas en el sistema jurídico peruano.
3. NORMAS APLICABLES
Las normas aplicables peruanas son el Código Civil Peruano de 1984, Código Procesal
Civil Peruano de 1993, el reglamento de inscripciones y el reglamento del registro de
predios.
4. NATURALEZA JURÍDICA
5. INTERVINIENTES EN LA HIPOTECA
7. CARACTERÍSTICAS DE LA HIPOTECA
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6) Indivisibilidad.
7) Publicidad.
8. REQUISITOS DE VALIDEZ
Los requisitos de validez de la hipoteca en el derecho peruano se encuentran
establecidos en el artículo 1099 del Código Civil Peruano de 1984, el cual
establece como requisitos de validez los siguientes:
1) Que afecte el bien el propietario o quien esté autorizado para ese efecto
conforme a ley.
Título formal es el documento que sirve para probar el acto jurídico o derecho
real, es decir, el título formal es el documento que contiene el acto jurídico o
derecho real. En tal sentido son títulos formales una escritura pública, un formulario
registral, un acta de transferencia de bienes muebles registrables o copias
certificadas de un expediente judicial o administrativo, o documentos privados
con firmas legalizadas. Por regla general los documentos que pueden
registrarse en las oficinas registrales son instrumentos públicos y por excepción
los documentos privados.
El artículo 2010 del Código Civil Peruano de 1984 establece que la inscripción
se hace en virtud de título que conste en instrumento público, salvo disposición
contraria. Es decir, este artículo consagra el principio de titulación auténtica.
Sobre dicho principio el artículo III del Título Preliminar del Reglamento General de los
Registros Públicos, establece: “Los asientos registrales se extienden a instancia de
los otorgantes del acto o derecho, o de tercero interesado, en virtud de título que
conste en instrumento público, salvo disposición en contrario. La rogatoria alcanza a
todos los actos inscribibles contenidos en el título, salvo reserva expresa. Se presume
que el presentante del título actúa en representación del adquirente del derecho o del
directamente beneficiado con la inscripción que se solicita, salvo que aquél haya
indicado en la solicitud de inscripción que actúa en interés de persona distinta (…)”.
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Es decir las inscripciones se extienden en mérito a Instrumentos Públicos, y sólo por
excepción se pueden extender inscripciones en mérito a Instrumentos privados, para lo
cual es necesario norma legal que lo autorice.
El artículo 1118 del Código Civil Peruano de 1984 establece que además de las
hipotecas legales establecidas en otras leyes, se reconocen las siguientes:
1) Del inmueble enajenado sin que su precio haya sido pagado totalmente o lo haya
sido con dinero de un tercero.
El citado Código sustantivo establece en su artículo 1119 que las hipotecas legales a que
se refiere el artículo 1118 se constituyen de pleno derecho y se inscriben de oficio, bajo
responsabilidad, simultáneamente con los contratos de los cuales emanan. En los demás
casos, el derecho del acreedor surge de la inscripción de las hipotecas legales, en el
registro. Las personas en cuyo favor se reconocen dichas hipotecas, pueden exigir el
otorgamiento de los instrumentos necesarios para su inscripción.
El artículo 1120 del mismo Código establece que las hipotecas legales son
renunciables y también puede cederse su rango respecto a otras hipotecas legales y
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convencionales. La renuncia y cesión pueden hacerse antelada y unilateralmente.
En el artículo 1121 del mismo Código sustantivo se establece que las reglas de los
artículos 1097 a 1117 y 1122 rigen, para las hipotecas legales en cuanto sean
aplicables.
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12.2. FACULTADES DEL DEUDOR HIPOTECARIO
La regla es que el propietario del inmueble hipotecado conserve el ejercicio de todas
las facultades inherentes al derecho de propiedad; en consecuencia, el propietario
puede:
ENAJENAR LA PROPIEDAD A TÍTULO ONEROSO O A TÍTULO GRATUITO
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En nuestra legislación, no existe una norma que especifique los actos que el dueño no
puede realizar, como sí existe en el Derecho Civil argentino; el artículo 3157° del
Código Civil argentino, a la letra, señala: “no puede, con detrimento de los derechos
del acreedor hipotecario, ejercer ningún acto de desposesión material o jurídica que
directamente tenga por consecuencia disminuir el valor del inmueble hipotecado”.
Sin embargo, en el caso nuestro, existe un dispositivo legal que podría coincidir con el
espíritu de la tutela del Derecho cuyo texto está reglado en el artículo 1010° del
Código Civil: “El usufructuario debe pagar los tributos, las rentas vitalicias y las
pensiones de alimentos que graven los bienes”. Si comparamos ambas normas,
indudablemente, el texto de la legislación argentina resulta mucho más claro,
transparente, en lo que se refiere al hecho de que el dueño no puede ejercer ningún
acto de disposición material. Obviamente, se está refiriendo a todos los actos que
materialmente disminuyan el valor del bien que, en el caso nuestro, podrán estar
inmersos en la palabra deteriorar, resultando clarificante, en esa línea, los ejemplos
que desarrolla Borda, tal como la demolición de la construcción, tala de un bosque;
salvo que se trate de su explotación normal que incuestionablemente ocasiona
disminución del valor económico del valor del bien en perjuicio del acreedor
hipotecario, incluso si el propietario constituyera, como ya dijimos, en el ejercicio de su
derecho, actos de uso y habitación; obviamente estos derechos serían inoperables al
acreedor hipotecario quien, al demandar la ejecución de garantía, podrá hacerlo libre
de gravámenes y ocupantes.
Jorge Eugenio Castañeda, en su obra Instituciones de Derecho Civil, precisa que por
ser la hipoteca limitación del dominio, el deudor no puede gozar de la cosa que ha
dado en garantía en la forma que lo haría antes de haberla gravado, o sea que antes
de su libertad en el ejercicio del derecho de propiedad, no reconocía más trabas que el
interés social ; ya, con la constitución de la hipoteca, el deudor no puede ejercitar su
dominio en tal forma que lesione y disminuya los derechos del acreedor hipotecario.
Ya no solo es el dueño de la cosa el que está preocupado por conservarla; existen otro
u otros que tienen esa preocupación.
No es suficiente cualquier deterioro, deberá ser un deterioro que ocasione la
disminución de la garantía si no en forma considerable, por lo menos apreciable. La
disminución de la garantía por causas puramente económicas, como la crisis, carece
de trascendencia y es un riesgo que corre el acreedor que se encuentra
adecuadamente compensado con la circunstancia de que los inmuebles, por lo
general, con el tiempo siempre aumentan de valor. Asimismo, aunque el deterioro sea
considerable, si ha tendido al valor del inmueble y el de la obligación, la disminución
de valor de la garantía carece de influencia, ya que si el inmueble cubre
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suficientemente después del deterioro el importe de la obligación, nada podría alegar
el acreedor.
Jorge Avendaño Valdez explica que, aunque la hipoteca constituye una limitación al
derecho que tiene el propietario sobre su inmueble, es el derecho real que menos
limitaciones determina, puesto que no impide venderlo, gravarlo con nueva hipoteca,
arrendarlo, etc. Sin embargo, no puede el deudor realizar ciertos actos que disminuyan
el valor del inmueble. Se aprecia el vacío del Código, respecto de las facultades que
conserva el propietario. Respecto a los actos materiales que alterarán o perjudicarán
el inmueble, no consigne disposición, prohibiendo al propietario realizarlos. Solo
consignan un artículo sobre los deterioros que pueden sufrir los inmuebles; es el
artículo 1110°, que señala: “...que puede pedirse el cumplimiento de la obligación
aunque no esté vencido el plazo, salvo que se garantice esta a satisfacción del
acreedor”.
En cuanto al contrato de arrendamiento, hemos señalado que el propietario en el
ejercicio de su derecho, puede arrendar el bien.
Sin embargo, el debate deviene trascendente cuando si tuviera que ejecutarse la
garantía, se deslinde si la ejecución y la venta del inmueble respetarían este contrato,
en cuyo supuesto el bien tendría que venderse ocupado o si la ejecución también
conlleva que el bien se entregue desocupado. La jurisprudencia argentina ha creado la
siguiente doctrina que corre inmersa en los comentarios que hace Borda: “En cuanto a
los contratos de locación o arrendamiento sobre el inmueble, la jurisprudencia ha
hecho razonable distinción, si el contrato es posterior a la hipoteca, no es oponible al
acreedor hipotecario, quien puede ejecutar el bien libre de ocupantes, pero si la
hipoteca se ha constituido estando ya alquilado el inmueble, el contrato de locación
debe ser respetado y en caso de ejecución del inmueble se vende ocupado”.
Entendemos que nuestra jurisprudencia, fácilmente, podría desplazarse sobre este
cauce.
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LAS DE CARÁCTER PREVENTIVO, DESTINADAS A IMPEDIR QUE EL
DEUDOR CONTINÚE REALIZANDO ACTOS QUE DISMINUYAN LA
GARANTÍA.
LAS DESTINADAS A SUPLANTAR UNA GARANTÍA CUANDO HAY
DETERIORO DEL BIEN.
LA CADUCIDAD DEL PLAZO PARA QUE LA OBLIGACIÓN SE HAGA
EXIGIBLE INMEDIATAMENTE.
El acreedor está premunido, en la Doctrina, del derecho a solicitar una medida cautelar
de no innovar, a efectos de que el propietario se abstenga de todo acto conducente a
deteriorar el bien; incluso podría solicitar la designación de administrador que tome
posesión del bien para evitar que continúe su deterioro.
SUPLEMENTO DE LA GARANTÍA
También tenemos que hacer una crítica similar a los comentarios anteriores en el
sentido de que, en el tratamiento de la hipoteca, no existe una norma, como el artículo
1074° del Código Civil- que regula el deterioro de la prenda, pero indudablemente, en
ambos casos, podría aplicarse esta norma por analogía, o mejor aun, insertarla en el
contrato hipotecario. De tal manera que, si el bien se deterioró haciéndose insuficiente
para garantizar la deuda al acreedor “con aviso previo el constituyente, puede pedir
autorización judicial para vender el bien”; en otras palabras, como prescribe Guillermo
Borda, se produce “la caducidad del plazo y la obligación se hace inmediatamente
exigible”.
PERMUTA DE RANGO
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La permuta del rango hipotecario supone que los acreedores hipotecarios, se ponen
de acuerdo para ocupar el uno, el rango que le corresponde al otro; “si son dos los
acreedores, aquel al cual por orden de inscripción, le correspondía el primer rango
pasa a ocupar el segundo y viceversa”.
La permuta del rango, como lo señala el artículo 1114 de código civil, cuyo texto es el
siguiente. “el acreedor preferentemente puede ceder su rango a otro acreedor
hipotecario. Para que la cesión produzca efecto, contra el deudor, se requiere que este
la acepte o que se le sea comunicado fehacientemente”; requiere solamente, como se
aprecia, el consentimiento de los permutantes no así el del propietario para quien
dicha permuta resulta indiferente.
Coincidentemente, con este capítulo, desarrollaremos una institución denominada
“prioridad y reserva del rango”. En materia hipotecaria, el principio esencial es que,
quien inscribe primero su derecho, tiene preferencia sobre los posteriores, y esta
prioridad se establece como indica el artículo 1112 del Código Civil, por razón de su
antigüedad, conforme a la fecha del registro. De acuerdo con esta institución, debo
referirme a la Ley N° 26481 del 14 de junio de 1995 que, sustituyendo el artículo
primero del Decreto Ley N° 18278, según texto aprobado por el Decreto Ley N° 20198,
establece.
el bloqueo de las partidas regístrales de los Registros Públicos a favor de las personas
naturales o jurídicas que lo soliciten, por los actos y contratos que celebren en virtud
de los cuales se constituyan, amplíen o modifiquen derechos reales en favor de los
mismos; disponiéndose que el notario o fedatario, en el término de veinticuatro horas,
oficiará al Registro Público pertinente, adjuntando copia del instrumento firmado por
los contratantes, el que registrará en el Libro Diario, y por su mérito, el registrador
extenderá la anotación preventiva en la partida que corresponda; se equipara
entonces en derechos a las entidades públicas y a las particulares desechándose
privilegios regístrales.
En la Doctrina del Derecho Civil, siguiendo en esta a Guillermo Borda para la reserva
del rango, este derecho de preferencia solo se eclipsa frente a los derechos del
trabajador.
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Que es naturalmente el objeto de la garantía.
El artículo 1097° del Código Civil señala que “la hipoteca garantiza el
cumplimiento de cualquier obligación dineraria o no dineraria.
LOS INTERESES QUE CORREN DESDE LA CONSTITUCIÓN
DETERMINADOS EN LA OBLIGACIÓN
Como accesorios del crédito principal que cubrirían los gastos de la ejecución
hipotecan, impuestos, honorarios de los profesionales intervinientes.
Eventualmente, la hipoteca podría garantizar los daños y perjuicios a que el
deudor puede ser condenado por causa de la inejecución de la obligación que,
en el caso nuestro, está cubierta mediante el convenio de una cláusula penal
acorde con los artículos 1342° y 1343° del Código Civil cuya exigibilidad se
pacta al momento de constituirse la hipoteca.
Existe jurisprudencia en el sentido de amparar la ejecución, que incluye el
monto pactado en la cláusula penal que, obviamente, han sido pactados para
cubrir los daños y perjuicios invocados.
Derecho de persecución
Lo que verdaderamente define el derecho del acreedor hipotecario es la
posibilidad de perseguir al bien hipotecado, cualquiera sea su actual titular,
hacerlo vender y cobrarse, con preferencia de los demás acreedores, del
producto de la venta.
El ius persequendi y el ius preferendi son así las notas esenciales
características de la garantía hipotecaria.
El derecho de persecución está consagrado en el artículo 1117° del Código
Civil y señala que: “El acreedor puede exigir el pago al deudor, por la acción
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personal; o al tercer adquiriente del bien hipotecario, usando de la acción real.
El ejercicio de una de estas acciones no excluye el de la otra, ni el hecho de
dirigirla contra el deudor, impide se ejecute el bien que esté en poder de un
tercero, salvo disposición diferente de la ley”.
Este numeral habría que concordarlo con el artículo 1109° del Código Civil: “El
acreedor cuya hipoteca comprende varios inmuebles podrá, a su elección,
perseguir a todos ellos simultáneamente o solo a uno, aun cuando hubieran
pertenecido o pasado a propiedad de diferentes personas o existieren otras
hipotecas. Sin embargo, el juez podrá, por causa fundada, fijar un orden para la
venta de los bienes afectados.
CONDICIONES DEL EJERCICIO DEL DERECHO DE PERSECUCIÓN
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Por tercer poseedor; se entiende a toda persona que no está personalmente
obligada al pago de la deuda y que ostenta la posesión del inmueble.
En consecuencia, tiene el carácter de tercer poseedor;
el propietario que ha dado en garantía de la deuda de un tercero su
propio inmueble, sin constituirse en fiador de la obligación.
el adquiriente del inmueble gravado con hipoteca por acto entre vivos,
sea por título gratuito u oneroso.
el legatario del inmueble.
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A) DEFENDERSE EN EL PROCESO; formulando contradicción e incluso
oponiendo excepciones, pero las excepciones que no puede oponer son:
Exigir que se ejecuten antes otros inmuebles hipotecados al mismo
crédito que se hallen en poder del deudor originario.
Tampoco puede oponer que el inmueble, que posee, reconozca
hipotecas anteriores que no alcanzan a pagarse con su valor.
Tampoco puede exigir la enajenación del inmueble hipotecado para
resarcirse de las mejoras que hubiese realizado en favor del bien.
Por último, puede ocurrir que el crédito hipotecario esté garantizado por varios
inmuebles; la subrogación alcanza naturalmente a todos los inmuebles
hipotecados, puesto que el subrogante ocupa el lugar del subrogado y tiene
sus mismos derechos.
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Con base en los artículos 3179°, 3180° y 3183° del Código Civil argentino,
Guillermo Borda señala que los acreedores hipotecarios, aún antes de la
exigibilidad de sus créditos, están autorizados a ejercer contra el tercer
poseedor, todas las acciones que les corresponderían contra el deudor mismo,
para impedir la ejecución de actos que disminuyan el valor del inmueble
hipotecado. Como no podría ser de otra manera, la enajenación del bien no
altera los derechos de los acreedores hipotecarios. La idea es que la
enajenación, hecha por el deudor, no pueda perjudicar los derechos de los
acreedores hipotecarios; y, por tanto, si estos podían oponerse a la realización
de actos que perjudicasen el valor del inmueble cuando este estaba en manos
del deudor originario, también pueden oponerse a los actos similares del
sucesor en el dominio. Es, por tanto, aplicable en este punto, todo lo que
dijéramos anteriormente respecto de la limitación de los derechos del
propietario que ha hipotecado un inmueble.
En caso de venta del inmueble, este debe quedar libre de las servidumbres que
le hubiere impuesto el tercer poseedor.
Finalmente, los arrendamientos, hechos por el tercer poseedor, pueden ser
anulados cuando no hubieren adquirido una fecha cierta antes de la intimación
del pago o abandono del inmueble; pero los que tuvieran una fecha cierta antes
de la intimación del pago, deben ser mantenidos.
Normas que, por su trascendencia jurídica, incluimos en este texto, puesto que
nuestro Código no regula estos tópicos.
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A compra el inmueble sirviente. La servidumbre se extingue por ser A
propietario del fundo dominante y del sirviente.
Luego, el acreedor hipotecario ejecuta el inmueble; pero entonces renace la
servidumbre en favor de A, es decir, que la ejecución se hace respetando dicha
servidumbre.
Al concertarse la hipoteca, el acreedor ha tenido en cuenta el inmueble en el
estado en que se encontraba; por consiguiente, no tiene motivo de agravio por
esta solución legal que, precisamente, mantiene las cosas en el mismo estado
en que se encontraban al momento de contraerse la hipoteca.
El mismo artículo 3181° agrega que, recíprocamente, “la expropiación hace
revivir las servidumbres activas debidas al inmueble expropiado, por otro
inmueble perteneciente al tercer poseedor”.
Esta solución responde a la misma lógica. De lo contrario, la transferencia de la
propiedad, al tercer poseedor, habría perjudicado al acreedor hipotecario al
extinguir servidumbres en favor del fundo gravado, que naturalmente aumentan
su valor.
Con relación a las hipotecas, el artículo 3182° del Código Civil argentino
dispone que el tercer poseedor puede hacer valer, en el orden que le
corresponda, las hipotecas que tenía adquiridas sobre el inmueble hipotecado
antes de ser propietario de él. La situación prevista es la siguiente: el
propietario del inmueble vende, al acreedor hipotecario, el inmueble gravado;
ello produce la extinción de la hipoteca, pero no de la deuda que tuviera
pendiente el vendedor del inmueble, respecto del comprador que gozaba de la
hipoteca.
En el supuesto que existan otros acreedores hipotecarios, la hipoteca de que
gozaba el tercer poseedor revive y puede hacerla valer en el orden de
preferencia que le correspondía.
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(causas posteriores a la celebracion del contrato)de dicha obligación.
3) Renuncia escrita del acreedor.
4) Destrucción total del inmueble.
5) Consolidación.
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registro predial y sección especial de predios rurales), registro de propiedad vehicular,
registro de sociedades cuyo capital se divide en participaciones, registro de
embarcaciones pesqueras, registro de buques, registro de naves, registro de
aeronaves, entre otros.
El titular registral es el que aparece en el registro como propietario, en tal senti-
do normalmente el titular registral es el que hipoteca el inmueble, salvo que con la
hipoteca se presente el título de adquisición del nuevo propietario, en tal caso el que
hipoteca no será el titular registral, sino el nuevo adquiriente o propietario que con la
inscripción de este título se convertirá en el nuevo titular registral.
19. FABRICA
La fábrica es la construcción que puede inscribirse en el registro de predios, es
decir, es declarativa la inscripción de la construcción sobre la cual también puede
recaer la hipoteca.
Debemos dejar constancia que si un bien corre gravado en el registro con una
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hipoteca hasta por la suma de quinientos mil dólares y del mismo se independizan dos
bienes, en las tres fichas (que son la ficha original y las otras dos donde corre registra-
das las independizaciones o desmembraciones) corre inscrita la hipoteca hasta por la
suma de quinientos mil dólares. Dejando constancia que en el registro no se verifica el
valor del predio para efectos de calificación registral al momento de calificar la hipote-
ca, sino sólo hasta que monto se constituye, el cual es un requisito de constitución de
la hipoteca. Por ejemplo si el predio aparece en el registro que fue adquirido por la
suma de cincuenta mil dólares americanos es posible sin ningún problema que se
inscriba una hipoteca hasta por la suma de un millón de dólares.
Es decir, si sobre el predio corre inscrita una hipoteca así se inscriba una
traslación de dominio no prospera una tercería de propiedad, conocida antes como
tercería excluyente de dominio.
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VIII. LA ANTICRESIS.
Todos estos comentarios a criterio del profesor Romero y Romaña "ha hecho
desaparecer prácticamente la anticresis", máxime si al acreedor anticresista -de no
cumplirse la presentación que el bien está garantizando- le asiste al igual que a
cualquier acreedor con garantías reales, un derecho preferente de hacerse pago con
el valor del bien en el supuesto que el deudor no cumpliera con su obligación.
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2.- Naturaleza Jurídica.
La anticresis es un derecho real sobre cosa ajena, accesorio en función de garantía.
Sin embargo, se ha discutido el carácter de derecho real, afirmando que se trataría
de un derecho personal, por no recaer sobre el inmueble, sino sobre los frutos; pero,
indudablemente es un derecho real porque como dice Guillermo Borda sólo queda
perfecto entre las partes por la entrega del inmueble. Y finalmente debe expresarse la
renta del inmueble; como parte de la formalidad debe indicarse la renta que produce el
inmueble y el interés pactado por el mutuo. Agregándose que "es rara esta seguridad
real por las indudables desventajas que irroga al deudor".
3. Objeto.
Según lo dicho, la cosa gravada ha de ser un inmueble (artículo 1091 del Código
Civil), pero muchos autores agregan que éste debe ser fructífero. Lo que tendría
apoyo en que adquiriendo el acreedor anticrético derecho a percibir los frutos, ello
implica que el inmueble los produzca, es decir sea fructífero.
Todo ello es cierto, pero si se observa que cabe que los frutos sean naturales,
civiles e industriales, y que tradicionalmente pueden ser objeto de anticresis los
inmuebles productores de éstos, se verá que, en principio, todo inmueble podrá
calificarse de fructífero, porque frutos naturales podrá no darlos, pero sí frutos civiles
e industriales (así arrendamientos). Sólo cabría pensar que lo de "fructífero" sirve
para excluir el insólito caso de que se tratase de inmueble no naturalmente
fructífero, y al que hubiese prohibición de someterse a relaciones jurídicas pro-
ductoras de frutos civiles e industriales. Pero entonces hay que decir que realmente
no es que no quepa la anticresis por la ineptitud objetiva de la cosa, sino por una
prohibición que implícitamente abarca también el gravamen de dicho derecho real.
Por último, agréguese que la anticresis no requiere que el inmueble esté
produciendo frutos cuando se constituya, sino que precisa sólo de su potencia
productora.
5. Constitución:
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a) Condiciones de fondo
Las condiciones de fondo son tres: la legitimación del constituyente, la capacidad de
las partes y la entrega del inmueble.
En cuanto a la primera condición, la anticresis puede ser constituida por el propietario,
los condóminos y el usufructuario, aunque en este caso, la duración está supeditada a
la del usufructo. Si el constituyente no está legitimado para establecer este derecho,
pero luego adquiere la propiedad o el usufructo, rige el principio de la
convalidación.
En lo que hace a la capacidad, el Código exige la necesaria para disponer. Como la
enajenación de frutos futuros entra en la categoría de los actos de disposición, no
puede constituir anticresis el que únicamente tiene poder para ministrar.
En cuanto a la tercera condición como el contrato que da nacimiento a la
anticresis es real, sólo se perfecciona con la entrega del inmueble al acreedor.
b) Condiciones de forma:
La constitución' del derecho real de anticresis es formal: exige el otorgamiento de
escritura pública, conforme al artículo 1092 del Código Civil, deviniendo esta
formalidad AD SOLEMNITATEM, porque es bajo sanción de nulidad; y para.
oponerla a terceros se necesita también la inscripción en el Registro de la Propiedad
Inmueble. Además es indispensable la tradición de la cosa, sin la cual el acreedor
no adquiere sobre ella ningún derecho real.
Ello no obsta para que el deudor venda el inmueble al acreedor, antes o después de
vencer la deuda.
Sin embargo, creemos que podría aplicarse en este caso el criterio que al
constituirse la anticresis se estipulase una cláusula de que si el deudor no paga
la prestación, el acreedor procede a la venta en el precio que las partes hayan fijado al
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constituirse la anticresis.
Está permitido en cambio pactar la compensación de los frutos con los intereses en
su totalidad o hasta determinada concurrencia.
7.- Efectos.
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7.1.3 Derecho de usar y gozar:
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Debe cuidarlo, estando a su cargo las reparaciones si sufriere deterioros por su
culpa; inclusive, si abusare de sus facultades, puede ser condenado a
restituirlo, aun antes de haber sido satisfecho el crédito.
Los gastos de conservación pueden ser descontados del valor de los frutos, y
en caso de insuficiencia, puede cobrarlos al deudor, salvo que medie una
anticresis compensatoria.
Deben ser pagadas por el acreedor, quien luego las deducirá de los frutos y, en
caso de insuficiencia, podrá reclamarlos al deudor.
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a) Controlar el modo como el acreedor administra y explota el inmueble; es una
atribución consecuente a la obligación que la ley le impone al acreedor
anticresista, de administrar la cosa con la diligencia y los cuidados del buen
administrador.
d) Disponer del inmueble siempre que no se afecten los derechos del acreedor
anticresista. Sin embargo, es de notar que si bien el deudor propietario puede
enajenar el inmueble, en cambio no puede trasmitir la propiedad a un tercero,
porque hallándose el acreedor anticresista en posesión del inmueble, no puede
hacerle tradición de éste al comprador, requisito sin el cual el comprador no tendría
acceso al dominio.
a) Abstenerse de cualquier acto que implique perturbar los derechos del anticresista.
Más aún, está obligado a defenderlo frente a terceros, y responde por la evicción
del inmueble.
8.- Extinción:
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La extinción de la obligación principal por cualquiera de los medios que la ley
establece, supone la extinción de la anticresis, y por tanto implica la obligación del
acreedor anticresista de restituir el inmueble. La anticresis, se mantiene íntegra hasta
la extinción total; de igual modo quedará extinguida la anticresis si la obligación se
declarase nula o se hubiere resuelto.
DERECHO DE RETENCION
1. Concepto:
Se trata de un derecho en virtud del cual, el acreedor que detenta una cosa
perteneciente al deudor, está facultado para conservarla en su poder hasta el pago de
lo que le es debido con motivo de la misma cosa.
Es el derecho de retener una cosa a un acreedor para que éste cumpla una obligación
en los casos en que no pueda realizarse la compensación.
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Se habla de derecho de retención cuando el deudor de una cosa la retiene hasta que
su acreedor le cumpla o le asegure el cumplimiento de una obligación de entregar.
El derecho de retención es el derecho en virtud del cual el tenedor de una cosa que
pertenece a otro queda autorizado para retenerla hasta el pago de lo que el propietario
de esta cosa le debe.
2. Caracteres:
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Comentando decimos: Sin embargo, el juez puede autorizar que se sustituya el
derecho de retención por una garantía suficiente, es obvio que, en este caso se
libere el bien por estar suficientemente asegurado el cumplimiento de la
prestación. En este supuesto no se afecta el derecho del acreedor.
Esta hipótesis supone que está probada la obligación del deudor con relación al
bien configurándose la conexidad que se exige para su origen.
3. Naturaleza Jurídica:
Para una tercera posición, se trata de una cualidad o ventaja inherente a determinados
derechos creditorios. No hay inherencia a la cosa, y consiguientemente, carece de IUS
PREFERENDI y de IUS PERSEQUENDI. En cuanto a las acciones que competen al
retentor cuando ha sido desposeído, son posesorias y no reales.
Por otra parte, el derecho de retención no es un privilegio ya que media entre ambos
institutos una diferencia notable: el privilegio produce siempre su efecto ordinario, sea
que la cosa haya sido vendida a instancia de otros acreedores o del propio acreedor
privilegiado.
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En el derecho de retención, en cambio, si la cosa es enajenada por el deudor o
ejecutada por otros acreedores; el derecho subsiste y el retentor puede seguir
ejerciéndolo hasta que haya sido desinteresado.
El articulo 1129 del Código Civil lo dice con toda nitidez: "El derecho de retención no
impide el embargo y el remate del bien, pero el adquirente no puede retirarlo del poder
del retenedor sino entregándole el precio de la subasta, en lo que baste para cubrir su
crédito y salvo la preferencia hipotecaria que pueda existir".
1º.- Para que el derecho de retención surta efecto frente a tercero debe ser inscrita en
el Registro de la Propiedad Inmueble, sólo en este supuesto se puede ejercitar el de-
recho de retención frente al adquiriente a título oneroso.
Para que pueda hablarse de retención, se requiere que dos personas entre sí sean
recíprocamente deudoras y acreedoras, esto es, que una de ellas exija a la otra que le
cumpla su obligación, para ella cumplir la suya. Esto sucede cuando el poseedor en
nombre propio es condenado a restituir la cosa poseída a quien acreditó un mejor
derecho de poseer (ejercicio de la acción reivindicatoria); y si este poseedor tiene
derecho a ser indemnizado en razón de mejoras hechas a la cosa, nos encontramos
ante dos personas que mutuamente son acreedoras y deudoras a la vez: el poseedor
se encuentra obligado a restituir la cosa, por una parte; pero tiene un crédito que co-
brarle al acreedor, o sea, el valor de las mejoras. En este caso, según el artículo 970
del Código Civil colombiano, el obligado a restituir la cosa puede rehusar el
cumplimiento de esa obligación hasta que el acreedor le pague el valor de las mejoras
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o le asegure su pago. Existen contratos cuyo contenido esencial se dirige a permitir
por un tiempo determinado que una persona retenga en su poder una cosa, y esto
sucede con los contratos de arrendamiento, de usufructo, de prenda, de comodato, de
anticresis, etc. En estos contratos los arrendatarios, usufructuarios, etc., son
retenedores o poseedores en virtud de un contrato por el cual el dueño o administrador
de la cosa les permite poseerla o retenerla durante un tiempo. La retención que
ejercen estas personas se rige por el contrato y sobre ella no es necesaria una nueva
reglamentación jurídica, fuera de la que nace del mismo contrato.
El derecho de retención propiamente tal, implica un acto unilateral del que retiene la
cosa, pues la retiene sin estar autorizado para ello por un contrato, y aún más, la
retiene contra la voluntad de su dueño o administrador. Se trata de un poseedor
obligado a restituir una cosa al dueño, pero con la advertencia de que éste se
encuentra obligado a pagar las mejoras hechas por el poseedor en la cosa que debe
restituir, y que
puede retener hasta que se le pague el valor de las mejoras o se le asegure el pago.
En consecuencia, para determinar el campo propio de aplicación del derecho de
retención, debemos examinar si una persona se encuentra actualmente obligada a
restituir la cosa, pero se niega a cumplir esa obligación hasta que no se le cumpla otra
a cargo del acreedor de la cosa. Durante la vigencia del contrato de arrendamiento, el
arrendatario retiene en virtud de un derecho y el arrendador es el que está obligado a
permitir que el arrendatario retenga.
En una compra-venta, el vendedor puede decir a su comprador: "Es verdad que debo
entregar la cosa vendida, pero también es cierto que usted debe pagarme el precio, y
no entrego la cosa hasta que usted me lo pague".
Según esta advertencia la exceptio non adimpleti contractus tiene un contenido mayor
que el derecho de retención, pero desde otro punto de vista, es más extenso el campo
del derecho de retención que el de la exceptio non adimpleti contractus.
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En electo la exceptio non adimpleti contractus constituye una aplicación de retención al
cumplimiento de las obligaciones que nacen de los contratos; en cambio, la retención
se aplica a casos en que un deudor resulta obligado a restituir una cosa a un acreedor
(que puede ser el propietario, como cuando el poseedor resulta obligado a restituir al
reivindicante o simplemente a quien tiene derecho a poseer, por ejemplo, en el caso
del arrendatario, quien debe restituir la cosa a quien se la arrendó), y esta obligación
puede ser consecuencia directa del contrato, reino ocurre en el arrendamiento, en el
comodato, en la prenda, en la anticresis, en el mandato. etc., pero es posible que la
obligación no se derive de un contrato, sino de, una sentencia judicial, como cuando el
poseedor es condenado a restituir la cosa poseída al reivindicante”.
En todos los casos en que una persona se encuentre obligada a entregar una cosa,
puede retenerla hasta que el acreedor cancele las mejoras hechas en la cosa o los
gastos realizados en la conservación de ella.
La retención puede ejercerse por los poseedores vencidos, ya sea cuando la acción
reivindicatoria se ejerce como acción principal, o cuando se ejerce como consecuencia
de otra acción.
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en la cosa, tiene derecho a la retención hasta que se le pague el valor de esas
mejoras o expensas.
El artículo 664 del Código Civil (*), advierte que en la acción de petición de herencia, el
poseedor será condenado a restituir las cosas hereditarias, y que a esta restitución "se
aplicarán las mismas reglas que en la acción reivindicatoria", vale decir, que el
poseedor puede ejercer el derecho de retención en razón de expensas de
conservación de la cosa o de las mejoras comprendidas en ella.
Los artículos 941 y 945 del Código Civil (*) establecen un amplio derecho de retención
en favor del que edifica, en terreno ajeno, hasta que el dueño del suelo cancele el
valor del edificio.
Los poseedores en nombre ajeno pueden retener en las mismas condiciones que
retiene el que era poseedor en nombre propio, es decir, por créditos que en su favor
nazcan por reparaciones extraordinarias hechas al bien.
Por ejemplo: el comodatario tiene derecho a retener el bien, sólo cuando no le hayan
sido pagados los gastos extraordinarios para la conservación del bien.
En los casos en que el poseedor debe ser reembolsado por mejoras, tiene el derecho
de retención como lo señala el artículo 918 del Código Civil.
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En el contrato de hospedaje, puede el hospedante retener los equipajes y demás
bienes introducidos o entregados por el huésped, cuando éste no haya cumplido con
el pago de la retribución del hospedaje o por los daños y perjuicios que hubiese
causado al establecimiento (artículo 1717 del Código Civil).
En el contrato de mandato, puede el mandatario retener los bienes que obtenga para
el mandante en cumplimiento del mandato, mientras no cumpla éste las obligaciones
que le corresponden.
Según los incisos 3 y 4 del artículo 1796 del Código Civil, el mandante está obligado a
pagarle al mandatario los gastos efectuados para el desempeño del mandato, con los
intereses legales, desde el día en que fueron efectuados y a indemnizarle los daños y
perjuicios como consecuencia del mandato.
Por otra parte, el retentor está obligado a cuidar la cosa, evitando su pérdida o
deterioro, a abstenerse de usarla, y a restituirla cuando se extingue el derecho.
El propietario de la cosa conserva su dominio, el que no sufre ninguna afectación, por
no configurar la retención un derecho real.
De acuerdo con el artículo 3942 del Código Civil argentino: "El derecho de retención
no impide que otros acreedores embarguen la cosa retenida, y hagan la venta judicial
de ella: pero el adjudicatario, para obtener los objetos comprados, debe entregar el
precio al tenedor de ellos, hasta la concurrencia de la suma por la que éste sea
acreedor".
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Por lo tanto, el ejercicio del derecho de retención no perjudica a los otros acreedores,
quienes pueden embargar y ejecutar la cosa. Cuando ello ocurre, el retenedor podrá
seguir detentándola hasta que haya sido satisfecho su crédito.
Si bien la cuestión fue muy controvertida en la doctrina, en el Código, tal como fue
concebido por Vélez Sarsfield, debían quedar comprendidos no sólo los privilegios
generales, sino también los especiales. La referencia a los primeros se debió sin duda
a que ellos funcionan únicamente en la ejecución colectiva, en cuyo, caso caía el
derecho de retención, al producirse el desapoderamiento del deudor".
El artículo 1129 del Código Civil prescribe "el derecho de retención no impide el
embargo y el remate del bien", sin embargo, no podrá retirarlo del poder del retenedor
sino entregándole el precio de la subasta en lo que basta para cubrir su crédito; sin
embargo, si concurre con un acreedor hipotecario el derecho preferencial obviamente
es a favor de éste, y del remanente se pagaría al retenedor.
No hay una regla expresa en que se consigne los casos de extinción del derecho de
retención, ni en el vigente, ni en el derogado Código Civil, como sí la hay para la
prenda (artículo 1090) y para la hipoteca (artículo 1122). Hay fundamentalmente dos
supuestos de extinción del derecho de retención y son los siguientes:
2.- Por causas inherentes al propio derecho de retención ya con prescindencia del
crédito al cual avala o garantiza. Este podría ser el caso, por ejemplo, de "abandono"
de la cosa retenida o el supuesto de entrega del bien del acreedor al deudor, o sea del
retenedor del bien al dueño del mismo.
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El anterior Código Civil prescribe en su artículo 1032 que "el derecho de retención se
extingue por la entrega o abandono del bien", pero no por su desposesión ilegal.
Vimos que el retenedor, en este caso, tiene la facultad, el derecho de ejercitar las
acciones pertinentes para recuperar la posesión que estaba ejerciendo como titular de
aquel derecho real de garantía.
UNIDAD III
LA GARANTIA MOBILIARIA
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mueble al acreedor u otra persona autorizada, pudiendo realizarse con o sin
desplazamiento de la cosa.
Adquiriente, es el tercero que por cualquier título adquiere un bien mueble afecto a la
garantía mobiliaria.
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El artículo 4 de LGM, identifica a los bienes que pueden otorgarse en forma
pormenorizada, sin embargo, podemos afirmar que se trata de todos los bienes
muebles y algunos incorporales. Los bienes que establece la ley, son:
La garantía mobiliaria a que se refiere la presente Ley puede constituirse sobre uno o
varios bienes muebles específicos, sobre categorías genéricas de bienes muebles o
sobre la totalidad de los bienes muebles del constituyente de la garantía mobiliaria,
sean presentes o futuros, corporales o incorporales.
11. Los títulos valores de cualquier clase incluyendo aquellos amparados con hipoteca
o los instrumentos en los que conste la titularidad de créditos o derechos personales,
excepto los cheques.
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17. Todo bien mueble dado en arrendamiento financiero o arrendado.
18. Las concesiones privadas que sean muebles y que no tengan carácter
personalísimo.
22. En general, todos los bienes muebles, registrados o no registrados, excepto las
remuneraciones, el fondo de compensación por tiempo de servicios, los warrants y los
Certificados de Depósito.
Los bienes muebles inembargables, señalados en el artículo 648º del Código Procesal
Civil, no están afectos a garantía mobiliaria.
Tampoco están afectos a garantía mobiliaria los bienes que integran los Fondos de
Aportes Obligatorios, el Encaje Legal, el Fondo de Longevidad, el Fondo
Complementario y los demás señalados en el artículo 20º del Decreto Supremo Nº
054-97-EF, TUO de la Ley del Sistema Privado de Administración de Fondos de
Pensiones.
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obligación puede ser presente actual o futura; en ningún caso puede ser
indeterminada. El segundo, en cuanto al bien, este principio exige que el bien
deba estar perfectamente determinado, es decir, identificado sin lugar a dudas.
No es posible constituir garantías reales sobre bienes inexistentes al momento
de su CONSTITUCIÓN, esto es, sobre bienes futuros.
1. A usar, disfrutar y disponer del bien afectado en garantía mobiliaria, incluidos sus
frutos y productos, con la única salvedad de abstenerse de todo lo que implica el
abuso del bien;
2. A exigir al acreedor la entrega en depósito del bien a un tercero (en caso de que
dicho mueble se encuentre en posesión del acreedor y se haya producido el
deterioro o su inminente perdida o puesta en peligro), así como a obtener la
indemnización respectiva.
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5.2.- Deberes.- En contraparte, se le obliga a:
2. Puede asimismo exigir la entrega del bien a una tercera persona quien será el
nuevo depositario, cuando se aprecie su pérdida o deterioro.
4. Podrá hacer uso de los frutos o intereses que produzca el bien, los mismos que se
computarán a los intereses de la deuda garantizada y al capital.
7. CONSTITUCIÓN
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se constituye mediante el acto jurídico constitutivo unilateral debidamente otorgado
con la finalidad de asegurar el cumplimiento de una obligación. Para que la garantía
mobiliaria sea oponible frente a terceros debe estar inscrita en el registro
correspondiente.
La ley autoriza a las partes a preconstituir una garantía mobiliaria; esto es, a
establecerla con anterioridad a la existencia de una obligación garantizada, o ante
obligaciones eventuales; sobre bienes ajenos aún no transferidos al constituyente o
sobre bienes futuros. En dicho caso, su eficacia está sujeta a que el constituyente
adquiera la propiedad de dicho bien mueble, a que el bien mueble llegue a existir o a
que se contraiga una obligación futura o eventual.
8. PRELACIÓN
9. INSCRIPCIÓN REGISTRAL
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Según los promotores de la Ley, en el Perú, antes de la entrada en vigencia de la Ley
de la Garantía Mobiliaria, teníamos diecisiete registros en los que podía inscribirse una
garantía; a saber:
Para otorgar mayor garantía a los acreedores, la LGM prescribe que actos serán
inscritos en el Registro Mobiliario, siendo ellos:
Son inscribibles sobre los bienes muebles a que se refiere el artículo 4º de esta Ley
los siguientes actos:
1. La garantía mobiliaria a que se refiere esta Ley y los actos relativos a su eficacia,
modificación o eventual cesión.
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presentes o futuros, determinados o determinables, sujetos o no a modalidad,
incluyendo:
a. cesión de derechos;
b. fideicomisos;
c. arrendamiento;
d. arrendamiento financiero;
e. contratos de consignación;
f. medidas cautelares;
g. contratos preparatorios;
h. contratos de opción; e,
Cuando los actos inscribibles a los que se refiere el artículo 32 de la LGM recaigan
sobre bienes muebles registrados en un Registro Jurídico de Bienes, éstos se
inscribirán en la correspondiente partida registral. En caso contrario, se inscribirán en
el Registro Mobiliario de Contratos.
Los actos inscribibles referidos a bienes muebles futuros serán inscritos en el Registro
Mobiliario de Contratos y permanecerán allí luego de que dejen de serlo, a excepción
de los bienes muebles ciertos que deban ser registrados en un Registro Jurídico de
Bienes, cuyos actos ya inscritos serán trasladados al registro correspondiente.
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La inscripción en el Registro correspondiente tiene vigencia por el plazo consignado en
el formulario de inscripción.
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Con respecto a la venta extrajudicial, en primer término en el acto constitutivo, de la
garantía mobiliaria se otorga poder especifico e irrevocable a un tercero para realizar y
formalizar la transferencia del bien mueble afecto en garantía mobiliaria.
Ante el incumpliendo del deudor, del cual dejara constancia el acreedor garantizado
mediante carta notarial dirigida al deudor y al representante, o en su caso al
constituyente, el acreedor garantizado podrá proceder a la venta del bien mueble
afectado en garantía mobiliaria, después de tres días hábiles de recibida la carta
notarial.
Es nula la venta realizada en precio menor a las 2/3 partes del valor del bien mueble
pactado por las partes, o en su defecto al valor comercial del bien mueble al tiempo de
la venta. La nulidad debe ser planteada dentro de los 15 días siguientes a la venta.
Caduca pasando los 15 días (inc 2). En ningún caso podría suspenderse la venta del
bien mueble afecto en garantía mobiliaria, salvo que el deudor cancele el integro de la
deuda.
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1 respuexta:
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