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Hola iglesia, ¿cómo están? les cuento que esta semana seguimos con la
serie “Vuelve”, basada en las cartas escritas a las 7 iglesias del libro de
Apocalipsis.
Hoy nos toca la tercera carta, la cual fue dirigida a la iglesia de
Pérgamo.
Y antes de leer el texto, permítanme darles un contexto histórico.
La ciudad de Pérgamo fue edificada en lo alto de una montaña.
De hecho, una de las traducciones de la palabra Pérgamo es altitud o
elevación.
Pérgamo fue una de las ciudades más grandes del mundo antiguo y fue
famosa por sus templos, teatros, colegios y por su biblioteca, la segunda
más grande después de la biblioteca de Alejandría con más de 200,000
ejemplares.
La palabra Pérgamo tiene la misma raíz que la palabra pergamino,
porque aquí se inventó el pergamino para los libros y las cartas.
La ciudad de Pérgamo era conocida por la cultura, la educación y ser un
centro religioso.
Era una ciudad extremadamente idólatra, y se habían construido
templos donde se rendía culto a tanto dioses griegos como romanos.
Entre los templos destacaba el templo o altar dedicado al dios Zeus, que
algunos historiadores mencionan tenía la forma de un trono.
También estaba el templo de Dionisio, el Dios del vino y la fiesta.
El templo a Asclepio, dios de la salud y la sanidad.
El templo a Atenea, diosa de la sabiduría.
El templo a Deméter, diosa de la cosecha y la prosperidad.
El templo a Afrodita, la diosa de la belleza, la sensualidad y el amor.
Había templos y dioses para todos los gustos.
Teniendo esta información en cuenta, leamos lo que Jesús le dice a la
iglesia de Pérgamo.
Apocalipsis 2:12-17 NVI “Escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo:
Esto dice el que tiene la aguda espada de dos filos: 13 Sé dónde vives:
allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues fiel a mi nombre.
No renegaste de tu fe en mí, ni siquiera en los días en que Antipas, mi
testigo fiel, sufrió la muerte en esa ciudad donde vive Satanás. 14 No
obstante, tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los
que se aferran a la doctrina de Balán, el que enseñó a Balac a poner
tropiezos a los israelitas, incitándolos a comer alimentos sacrificados a
los ídolos y a cometer inmoralidades sexuales. 15 Toleras así mismo a los
que sostienen la doctrina de los nicolaítas. 16 Por lo tanto, ¡arrepiéntete!
De otra manera, iré pronto a ti para pelear contra ellos con la espada
que sale de mi boca.17 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu
dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y
le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre
nuevo que solo conoce el que lo recibe.”
Como sucede en las 7 cartas, Jesús empieza con una presentación.
Y como dijimos la semana pasada, Jesús se presenta a cada iglesia de
una manera diferente, especial e individual.
En este caso, Jesús dice yo soy el que tiene la espada aguda de dos
filos.
La espada representa poder, autoridad, dominio.
Y Jesús aprovechó para dar un mensaje a cada iglesia con su
presentación.
En este caso, Jesús les estaba diciendo: Ustedes viven en una ciudad
repleta de templos y dioses, ¡pero yo soy el Dios de Dioses y Señor de
Señores!
Los romanos son poderosos, ¡pero yo soy todopoderoso!
El emperador tiene autoridad, pero yo tengo toda la autoridad.
Roma tiene dominio sobre el mundo, pero yo tengo dominio sobre el
universo.
Porque si estás cerca, las probabilidades de una caída son muy altas.