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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


CARRERA DE PSICOLOGÍA CLÍNICA

ESTUDIANTES: Melanie Moreno SEMESTRE: Séptimo

EL OPTIMISMO EN PSICOLOGÍA POSITIVA

La Psicología Positiva estima que las fortalezas del carácter o elementos positivos que el
paciente necesita para construir fuerzas internas y que la psicoterapia debe incentivar son:
habilidades interpersonales, insight, optimismo, perseverancia, resiliencia, y etc. En efecto, el
optimismo es uno de los elementos que mayor interés ha provocado entre los investigadores
de la Psicología Positiva. Puede conceptualizarse como una aptitud de la personalidad que
actúa como mediadora entre los acontecimientos y la interpretación individual de los mismos.
En otras palabras, es aquel que permite la resolución activa de los problemas y ayuda a
descubrir lo positivo de las circunstancias.

Por otro lado, el optimismo implica un sentido de control personal, así como la habilidad para
encontrar sentido a las experiencias de la vida. Por lo tanto, se ha evidenciado que esta
variable posee efectos favorables sobre el curso de la enfermedad, mejora habilidades de
resolución racional, y aumenta la percepción de bienestar en pacientes (Vázquez, 2006).

De acuerdo con estudios realizados, el optimismo se asocia con estrategias de afrontamiento


favorables (planificación, reinterpretación positiva, afrontamiento focalizado y adaptativo).
Por lo tanto, las personas optimistas presentan mejores síntomas físicos, psicológicos y
tienden a poseer una mayor predisposición a sentir emociones positivas que los pesimistas. En
esta misma línea, algunos autores conciben al optimismo como un “imperativo moral”, una
necesidad de cambio, con la esperanza de algún día concebir un futuro próspero.

Cabe mencionar que Peterson y Seligman (1984), explicaron el concepto de optimismo desde
el estilo explicativo. Estos autores, nombran la existencia de 3 p 's que se deberían evitar, para
afrontar los sucesos negativos son; personalización, grado de culpabilizarse por lo sucedido;
propagación, grado en la que la causa del acontecimiento domina otros aspectos de la vida; y
por último la permanencia, creencia de que los sentimientos negativos persistirán por siempre.

Finalmente, es esencial aclarar la diferencia y no confundir optimismo con ingenuidad o


negación de la realidad. Porque este primero, no significa negar los problemas reales
existentes, sino aceptar su existencia y determinar estrategias de comportamiento basadas en
el deseo o esperanza de afrontar dicha realidad y cambiarla o direccionar hacia una mayor
satisfacción en la vida.

Referencias bibliográficas

Vázquez, C. (2006). La psicología positiva en perspectiva. Papeles del psicólogo, 27 (1), 1-2.

Peterson, C., y Seligman, M. E. P. (1984). Explicaciones causales como factor de riesgo para
la depresión: Teoría y evidencia. Psychological Review, 91, 347-374.

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