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Tema 5

La guerra civil y la monarquía de César

Las bandas armadas

Antes de partir para la Galia los triunviros debían asegurarse el poder


frente al senado, por lo que utilizaron los servicios del tribuno de la
plebe, Publio Clodio. La actuaciones de éste provocaron el exilio de
determinadas figuras como Cicerón y la reanudación de una práctica
política que existía desde comienzos de los 60, a saber, la aparición
de bandas armadas que, bajo la máscara de asociaciones de carácter
religioso, profesional, etc., ofrecían sus servicios para controlar las
reuniones políticas o provocar disturbios en la calle.

Los acuerdos de Lucca. Crisis política

Pompeyo fue el más perjudicado por esta práctica política. Las


alianzas fueron continuas. Una de ellas la hizo Pompeyo con Cicerón,
a quien trajo del exilio. En agradecimiento Cicerón consiguió para
Pompeyo un poder consular para dirigir el aprovisionamiento de trigo
a Roma.
Nuevas alianzas y acuerdos tuvieron que realizarse para no romper el
triunvirato. Los acuerdos de Lucca del 56 a.C., por los que Pompeyo y
Craso debían investir conjuntamente el consulado del año 55 y a su
término obtener un imperium proconsular, y César también prorrogar
el mando en las Galias, no fueron suficientes para apaciguar el caos
que se avecinaba en Roma, sobre todo, por el desmantelamiento de
las bases tradicionales de gobierno que los triunviros habían buscado.
Así en el 52 a.C., en Roma, no había cónsules ni pretores y las
bandas sumían en un caos la ciudad. En esta situación el senado
decretó un estado de excepción, dando a Pompeyo plenos poderes
(siendo así consul sine collega) para restablecer el orden,
consiguiendo Pompeyo el objetivo que había perseguido siempre, el
de ser el hombre más poderoso de Roma. Las medidas legislativas
que propuso surtieron efecto para frenar el desorden, pero también
fueron la causa de la guerra civil que enfrentaría a César con Roma,
en quien veían una amenaza para la República.

La llamada “monarquía” de César


Tras cuatro años de guerra civil, se enfrentaba César a la difícil tarea
de reordenar el Estado, sobre todo, porque la conquista del poder la
había hecho por las armas, lo mismo que Sila. En este sentido, cabe
apuntar que va a mantener las instituciones republicanas, pero
acomodándolas a su servicio.
No se preocupó por buscar una alternativa al régimen senatorial para
conseguir una estabilidad política. César aspiraría a tener una
posición monocrática ‒lo que conllevaría su posterior asesinato‒,
fundamentando su poder en el consulado y la dictadura, alternadas
anualmente.
En el 44 a.C. fue nombrado dictator perpetuus, último paso hacia la
autocracia. Es difícil saber si César aspiraba a la monarquía, algo que
sus detractores airearon para justificar su eliminación física.
Entre las medidas políticas que llevó a cabo, se debe indicar que la
mayoría pretendían acomodar su posición de dominio sobre el Estado,
sin pretender hacer reformas. La principal fue la reforma del senado,
que quedó como una institución vacía de poder, como un simple
instrumento de aclamación; las asambleas fueron usadas por el
dictador a su antojo; y las magistraturas se transformaron en un
cuerpo de funcionarios.

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