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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA

“Tres Marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil”

TESIS
QUE PARA OBTENER EL TITULO DE:

LICENCIADA EN PSICOLOGIA
PRESENTA:

HERRERA DOMINGUEZ SANDRA DANIELA

Asesor: Mtro. Rubén González Vera

Dictaminadores: Mtra. Herminia Mendoza Mendoza, Lic. Norma Leticia Cabrera Fermoso

Febrero 2009

Herrera Domínguez Daniela 1


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Índice

Resumen

Introducción…………………………………………………………………… 3

Capítulo 1. Antecedentes históricos sobre el estudio del autismo.…..…........ 6


1.1 Definición………………………………………………………….…..….. 7

Capítulo 2. El impacto familiar y social en el autismo infantil………………. 12


2.1 Efectos del autismo infantil sobre la dinámica familiar………………… 12
2.2 Impacto del niño autista en la sociedad…………..…….……………….. 17
2.3 Estadística del autismo en México...…..…………………………………..21

Capítulo 3. Aproximación al autismo desde tres perspectivas psicológicas:


Conductual, histórico-cultural y neurocientífica. …………………………….23
3.1 La perspectiva conductual….………………………………………...…..23
3.1.1 Conceptualización del autismo desde el conductismo………………...27
3.1.2 Tratamientos …………………………………………………………..28

3.2 La perspectiva histórico-cultural………………………………………….31


3.2.1. Conceptualización del autismo desde la escuela histórico-cultural……..34
3.2.2 Tratamientos…………………………………………………………….36

3.3 La perspectiva neuropsicológica…………………………………………..39


3.3.1 Conceptualización del autismo desde la neuropsicología……………..42
3.3.2 Tratamientos…………………………………………….……………..43

Capítulo 4. Alcances y limitaciones de los tratamientos en el autismo……..45


4.1 La escuela conductual: alcances y limites en el
tratamiento del autismo……………………………………………………48
4.2 La escuela neuropsicológica: alcances y limites en el
tratamiento del autismo……………………………………………………52
4.3 La escuela histórico-cultural: alcances y limites en el
tratamiento del autismo…………………………………………………......56

Conclusiones………………………………………………………………….59

Referencias…………………………………………………………………...67

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Resumen

Este trabajo tuvo cinco objetivos generales, el primero de ellos fue revisar la historia para conocer

como es que eran tratados los niños con padecimientos similares a los que hoy llamamos autísticos,

así como conocer cuales eran los nombres que se les daban a estos niños y conocer su entorno en el

siglo XIX. El segundo objetivo fue conocer las condiciones sociales y familiares que enfrentan

estos niños en la actualidad, así como evaluar y considerar la gran problemática por la que tienen

que atravesar los padres de un niño autista dentro de un sistema político poco viable para su

inserción y rehabilitación. Por otro lado se revisaron algunos datos y estadísticas de la ocurrencia

del trastorno autista en México para poder determinar si es o no un problema de salud pública y de

esta manera proponer actitudes más sanas y adecuadas para interacción y la educación de las

personas con autismo, y así poder conocer que mundo requieren para su desarrollo y viabilizar su

pronta inserción a la sociedad y por ende mejorar la calidad de vida de éstos niños y sus familias.

Se describieron algunas estrategias de enseñanza eficaces para los niños con autismo y sus familias,

en el ámbito del desarrollo social, ya que se encontró que estas familias tienen fuertes demandas de

apoyo psicológico, económico y social.

Otro de los objetivos fue, que en el intento de reorientar las discusiones entre las escuelas que

componen a la psicología y hacer que ésta sea mas propositiva y menos conflictiva dentro de las

clínicas y las aulas, se elaboró una breve investigación sobre los tratamientos y conceptos de la

histórico-cultural, conductual y neuropsicológica, que se encuentran entrelazadas por la

composición corpórea del ser humano, además se complementan tan estupendamente que es posible

brindar al sujeto con autismo nuevas y mejores alternativas de tratamiento y con ello responder de

mejor manera a las exigencias de la sociedad. Por último se abordaron los alcances y limites en el

ámbito clínico de las tres escuelas psicológicas anteriormente descritas, para comprender la

significación ética de las mismas.

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Introducción

Uno de los aspectos que diferencia al ser humano de otras especies animales, es sin duda la

construcción del conocimiento. Por medio de este conocimiento es posible encontrar

respuestas y soluciones a algunos problemas sociales. Esta construcción o búsqueda del

conocimiento envuelve al investigador en una dinámica de sujeto - objeto, a través de la

cual, se tiene que fragmentar, dividir y discriminar la realidad. Es el interés mismo lo que

obliga al hombre a segmentar para poder conocer, solo que las más de las veces no es

posible observar las distancias que se provocan con esta fragmentación, y es así que el

hombre se vuelve más limitado. Es por ello que aún el ser humano tiene un largo proceso

histórico que atravesar para poder dar solución real a los problemas que se derivan de la

misma construcción del conocimiento, pero sobre todo a las dificultades que por naturaleza

se tienen que superar.

La psicología, en su intento por ser una disciplina independiente, ha fragmentado la

realidad y ha segregado parte importante del comportamiento humano. Así, los conductistas

se han centrado en la observación externa y los psicoanalistas en el inconsciente, existiendo

además, una larga lista de escuelas que se enfocan en solo una fracción del comportamiento

humano en su intento por explicarlo. Las escuelas histórico cultural y neuropsicológica,

actualmente se han orientado a los estudios biológicos y sociales, que dan cuenta del

hombre proponiendo teorías para la comprensión del mismo. Han contribuido junto con

otras escuelas a elaborar una propuesta de tratamiento a los problemas de comportamiento,

que actualmente sigue demandando la sociedad. Ahora bien, ¿qué entiende la sociedad por

problema del comportamiento?, comúnmente un problema del comportamiento es aquel

conjunto de conductas que se salen de la norma o de lo establecido socialmente. Es

importante aclarar que esta explicación está basada en lo que la mayoría de la gente cree

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que es un problema de conducta, más no lo que algunos profesionales e investigadores

definen como tal. Sin duda la creencia que más fuerza tiene hasta la fecha es la que las

mayorías asumen; por lo tanto, es obvio que algunos investigadores hayan sesgado sus

trabajos, hacia esa creencia, por lo que resulta difícil realizar conclusiones objetivas sobre

un determinado tipo de problema, pues se vive inmerso en dicha creencia.

Las investigaciones realizadas por las corrientes históricosociales, han descrito algunos

patrones de conducta que afectan la socialización normal de un niño, como ocurre en el

caso de los trastornos generalizados del desarrollo, por ejemplo, el síndrome de Aspergen,

el de Turnner, la esquizofrenia y el autismo que en esta tesis se abordará teóricamente, por

la incertidumbre que provoca en los investigadores y psicólogos, pero sobre todo en los

padres de los niños que padecen este síndrome.

Este trabajo pretende describir tres alternativas teóricas, de intervención y de tratamiento

para la comprensión del autismo infantil, con el fin de proponer, una alternativa de análisis

integrativo de las mismas, ya que han dado importantes resultados con respecto a este

padecimiento.

En el capítulo uno se abordará de manera general la historia y el estudio sobre el

autismo, donde se plantea que este padecimiento infantil se reporta desde el siglo XIX.

En el capítulo dos, se revisará el impacto emocional que sufren los integrantes de una

familia al enfrentar la condición autística de uno de sus miembros, que afecta de manera

directa la dinámica de la misma, llegando en ocasiones a la fragmentación o disolución del

núcleo, debido a la falta de entendimiento, apoyo e información sobre este síndrome.

En el capítulo tres, se explicarán las escuelas más utilizadas en la clínica y

rehabilitación de las personas con autismo y sus familias, para mejorar su calidad de vida.

Se abordara el concepto y tratamientos propuestos por cada una de ellas. En el capitulo

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cuatro, se hará un análisis final sobre los alcances y los limites de cada una de las escuelas

psicológicas y sus tratamientos.

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Capítulo 1. Antecedentes históricos sobre el estudio del autismo

En el año de 1799, uno de los primeros casos de niños con psicosis infantil, fue el que J.

Itard, médico francés, reportó con observaciones al que llamaron El niño salvaje de

Aveyron que presentaba síntomas que coincidían con los de otros catalogados hoy como

niños autistas.

Lo que Itard deducía, era que este niño debido a su abandono en el bosque, a edad muy

temprana, se encontraba en desventaja social, aunque Pinel, médico de la época, señalaba lo

contrario, explicando que observando con detalle el comportamiento del niño éste podía ser

considerado como un caso de retardado mental grave.

“... Durante su permanencia en estos sitios se le vio siempre huraño, siempre inquieto y en

perpetuo movimiento, intentando escaparse a cada paso, era una pobre criatura de un

desaliño repelente, presa de movimientos espasmódicos y a ratos convulsivos a semejanza

de algunos animales enjaulados, que mordía y arañaba a cuantos hacían por atenderla, y,

finalmente, ajena a todo, incapaz de parar la atención en cosa alguna...” (Itard, 1982, p.11)

En esos tiempos Pinel (citado en Itard, 1982), explicó que los sentidos del niño salvaje

se encontraban en estado de inhibición, considerando que se encontraba por debajo de

algunas especies zoológicas domésticas, los ojos sin fijeza ni expresión , sin cesar

divagaban de un objeto a otro , sin detenerse, se hallaban poco ejercitados, poco

coordinados con el tacto, que de ningún modo sabían distinguir entre un objeto de bulto o

una simple pintura; el oído insensible a los ruidos más fuertes como a la más emotiva de

las melodías; el órgano de la voz, en estado de mudez, no emitía si no un sonido uniforme y

gutural; el olfato parecía igualmente indiferente a la exhalación de perfumes como al hedor

de las basuras del que estaba impregnado su espacio; el tacto se limitaba a la función

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mecánica y no perceptiva, de la pura prensión de los objetos, por lo tanto era incapaz de

atención , además estaba desprovisto de facultad imitativa , obstruido de los recursos de la

mente. Fue así que el caso de Victor d´ Aveyron, quedo reportado como uno de los

primeros casos de psicosis infantil.

Gutiérrez y De Quesada (1984) en su estudio, Autismo infantil precoz, comentan que

quien empleó por primera vez el término “autismo” fue Eugenio Bleuler en 1906 para

introducirlo en la literatura psiquiatrica; con este término el autor describió una alteración

del pensamiento, agregando que se caracterizaba por huir o evitar cualquier estímulo de

tipo social. Estos autores, explican que paralelamente a las investigaciones realizadas por

Kanner, Bender en 1947 habló de una esquizofrenia infantil que posteriormente Rank en

1949 describió como desarrollo atípico del yo y en 1952, Mahler nombro a este

padecimiento como psicosis simbiótica.

Por lo tanto, en los años 40, ya se hablaba de un comportamiento autista, sin embargo,

los investigadores atravesaban aún por un gran dilema, ¿cuáles eran las sintomatologías

específicas que caracterizarían a un niño autista?, sin confundirlas con las de otros

padecimientos, como anteriormente había ocurrido.

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1.1. Definición

Irarrázaval, Brokering y Murillo (2005) señalan que en 1943 Leo Kanner, publica bajo el

título “trastornos autistas del contacto afectivo” una descripción de 11 niños, cuyas

características comunes son importantes trastornos en tres áreas diferentes del

funcionamiento psíquico: 1) apreciable perturbación en la reciprocidad de la interacción

social, con tendencia al aislamiento, retraimiento y soledad; 2) alteración en las capacidades

comunicativas con inhibición o ausencia de lenguaje tanto expresivo como comprensivo; y

3) repertorio conductual patológico y disruptivo.

Por otro lado Balbuena (2007) señala que Kanner describió al autismo como un

síndrome comportamental, cuyos rasgos distintivos eran alteraciones del lenguaje, de las

relaciones sociales y de los procesos cognitivos. Asimismo señaló que para definir el

diagnóstico, sería necesario elaborar un informe detallado acerca del entorno familiar y

social en que vive el niño.

Irarrázaval, Brokering y Murillo (2005) explican que un año después de que Kanner

publicara su libro sobre los trastornos autistas, Hans Asperger da a conocer un artículo

titulado “Psicopatas autistas en la Infancia”, en el que describe una serie de niños con

síntomas parecidos a los observados por Kanner, pero con un mejor funcionamiento verbal.

Por otra parte Ornitz y Ritvo 1968 (citados en, Polaino-Lorente, 1982) sistematizaron

las alteraciones de la percepción y de la psicomotricidad. En 1969 Rendle-Short (citado en

Vargas y Polaino-Lorente, 1996) reelaboró con siete criterios el diagnóstico del autismo

infantil:

1.- Elevación del umbral de sensibilidad ante situaciones peligrosas

2.- Muecas abundantes

3.- Hiperactividad

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4.- Risas estereotipadas sin conexión con la situación

5.- Dificultad para jugar con otros niños de la edad

6.- Irresponsibidad ante estímulos familiares

7.- Gran resistencia a cualquier tarea de aprendizaje

Polaino-Lorente (1982) explica que en 1967 se incorporaron los estudios e

investigaciones neurológicas de Corbett con los que se analizó la relevancia que podía tener

la dimensión del desarrollo en la patología, dado que previamente solo se estudiaban las

relaciones entre autismo y epilepsia, explica el autor que se realizaban investigaciones

metabólicas, farmacológicas y bioquímicas con Campbell, Rimland y Yuwiller en 1964.

Paralelamente a que estas investigaciones seguían su curso, otros investigadores

intentaban encontrar más denominaciones para este cuadro, surgiendo el término de idiotas

sabios, que afortunadamente no hizo historia en el campo de la ciencia.

El argumento que sustentaba este término, era el hecho de que se habían encontrado en

ese año, algunos niños con habilidades especiales en condiciones autísticas, demostrando

facilidad para aprender la música, el cálculo con gran memoria y en tareas mecánicas.

Investigadores en estas áreas, maximizaron la capacidad mnémica de tipo enciclopédico. Al

respecto Polaino-Lorente (1982) opinó que el campo científico no podría avanzar si se

exageraran estos hallazgos, debido a que si bien existían pequeños islotes de habilidades en

algunos de estos niños, no podría generalizarse a todos los sujetos que padecieran

sintomatologías autísticas.

En ese sentido, Polaino-Lorente (1982) explicó que si se consideraran los factores

neurofisiológicos subyacentes a este padecimiento, serian muy vastos, complejos y

polimorfos, ya que el padecimiento comienza a edades muy tempranas en que el desarrollo

del sistema nervioso central todavía aún esta muy lejos de finalizar su desarrollo, esto

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supone un factor de gran peso en la versatilidad de los comportamientos manifestados, así

como en la protoplastía de la organización neuronal.

Así mismo este autor comenta, que el hecho de que L. Kanner reconociera por primera

vez esta constelación de conductas, fue un reflejo de la notable penetración clínica de

Kanner; al ser capaz de ver tan claramente aquello que había escapado a la atención de

muchos distinguidos contemporáneos y predecesores, además de realizar la descripción del

síndrome de autismo que todavía se lee por los estudiantes de hoy y que en el CIE 10, se

describe al autismo como un padecimiento y hace una diferenciación del mismo,

explicando que el autismo se encuentra dentro de los trastornos generalizados del

desarrollo, y se divide en autismo infantil, que consiste precisamente en la descripción que

hiciera Kanner del padecimiento, y autismo atípico. El primero de ellos se caracteriza por

que aparece antes de los tres años de edad, fracaso en el contacto visual, nula interacción

con otros niños, ausencia de reciprocidad socio-emocional, retraso o ausencia total del

desarrollo del lenguaje, fracaso para mantener intercambio recíproco de respuestas,

ausencia de juegos de simulación espontáneos, comportamientos estereotipados, adherencia

de apariencia compulsiva. La segunda clasificación difiere de la anterior únicamente por

que aparece a los tres años de edad.

Actualmente el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2001) en su

vigésima segunda edición del año 2001, “la palabra autismo proviene del griego “autos”

que quiere decir en sí mismo, repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma, es un

síndrome infantil caracterizado por la incapacidad congénita de establecer contacto verbal y

afectivo con las personas y por la necesidad de mantener absolutamente estable su entorno.

En psiquiatría, se define como síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia

persona todo cuanto acontece a su alrededor” (p.169).

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Irarrazabal, Brokering y Murillo (2005) coinciden en que los diversos y heterogéneos

cuadros clínicos, agrupados bajo la denominación de “Trastornos del Espectro autista”

(TEA), se encuentran dentro de los trastornos generalizados del desarrollo, tanto en el CIE-

10 como en el DSM –IV, y en otros tratados como los europeos, se encuentran agrupados

en el capítulo de psicosis infantiles, los autores concluyen diciendo que existen dificultades

nosológicas y se deben principalmente a la compleja delimitación de los cuadros autistas

entre sí y respecto de la esquizofrenia infantil y a la amplia variación clínica con que se

presentan, por otro lado los cambios evolutivos de las manifestaciones clínicas, la alta

frecuencia de síntomas autistas aislados en individuos con retraso mental, y la baja

frecuencia de casos, son factores que contribuyen a la confusión.

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Capítulo 2. El impacto familiar y social en el autismo infantil

Resulta interesante considerar las exigencias sociales que rodean a los niños autistas, por lo

que cabe preguntarse ¿qué papel ocupan dentro de un sistema que exige ser funcional?, sin

duda la respuesta para esta pregunta es un tanto compleja, sin embargo, existen posturas

teóricas prometedoras acerca del futuro de estos niños y de sus familias que frecuentemente

son las más afectadas.

2.1 Efectos del autismo infantil sobre la dinámica familiar

En casi todas las familias mexicanas la llegada de un bebé siempre trae consigo bienestar y

tranquilidad a los padres, en pocas palabras, trae felicidad y esperanza, pero sobre todo

expectativas, que pueden ser depositadas en el recién nacido incluso mucho tiempo antes de

que nazca.

Las expectativas pueden ser de corto, mediano y largo plazo; a corto plazo son por

ejemplo, el sexo del bebé, el parecido y los rasgos físicos; a mediano el tipo de educación

que recibirá cuando se encuentre en edad escolar y a largo la licenciatura o carrera que

estudiará, así como su relación de pareja, entre otras cosas. Es común en México que los

padres idealicen a sus hijos, inclusive en algunos casos, viven a través de ellos. Las

dificultades comienzan cuando esto que se ha soñado y esperado por mucho tiempo, no da

señales de realización.

Por lo tanto, este tipo de comportamientos en las familias ya estructuradas o próximas a

estructurarse, es muy típico, aunque algunas veces puede ser muy positivo en otras no

tanto, sobre todo en los casos donde uno de los miembros, nace con alguna enfermedad

crónica, o con algún tipo de retardo, o cuando nace sano y al crecer como cualquier otro

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niño, en su desarrollo comienza a presentar una serie de anomalías en su comportamiento,

tal es el caso del autismo.

El diagnóstico de autismo en un niño provoca en los padres sentimientos que van desde

la ira y el resentimiento, hasta la impotencia y el dolor. Powers (1999) expone que los

padres de un niño autista experimentan conmoción, impotencia, culpa, ira, pesar y

resentimiento, que la primer reacción es negar el resultado de los análisis clínicos y del

diagnóstico; y que posteriormente, aparece la impotencia, que es un sentimiento de

indefensión producto de que la mayoría de los padres no conocen nada acerca de la

enfermedad o que incluso nunca antes habían escuchado sobre la misma; es entonces

cuando comienzan a dudar sobre sus fuerzas físicas y emocionales, para hacer frente a esta

nueva etapa de sus vidas. Aparece después la culpa, que experimentan cada uno de los

cónyuges al creer que son los responsables directos de la discapacidad de su hijo, buscan

culpables, lo cual hará más grave y delicada su situación familiar, pues uno a uno se

reprocharán sus comportamientos pasados y cuestionarán su matrimonio, trayendo como

consecuencia, la separación de la pareja o en el mejor de los casos, el aislamiento de uno de

ellos, evitando el contacto familiar.

La ira, para Powers (1999) es una consecuencia de la culpa, donde la pareja se aferrará a

la idea de que alguien tiene la culpa del problema de su hijo o el responsable aparecerá en

un tercero, o en un cuarto familiar, como responsable de lo que está sucediendo. Más

adelante aparece el pesar, que es cuando la pareja siente que nadie en el mundo es capaz de

entender lo que les está sucediendo; la tristeza aparece debido al pensamiento de que, han

sido despojados de un niño ideal y perfecto que alguna vez soñaron tener y que han

perdido los sueños que habían acariciado para el futuro del pequeño. La idílica vida

familiar que alguna vez soñaron tener ahora aparentemente yace en ruinas a su alrededor.

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El resentimiento es también un sentimiento característico de esta etapa de duelo, pues los

padres de los niños autistas, a menudo sienten rencor contra aquellos para quienes la

“normalidad” de su hijo es algo que simplemente se da por hecho, incluso algunos padres

llegan a reprocharle a su hijo el haber nacido autista.

Para Powers (1999) la conmoción, la impotencia, la culpa, la ira, el pesar y el

resentimiento constituyen una manera normal de reaccionar al diagnóstico del autismo de

un ser querido.

Después de que los padres atraviesan por este cuadro depresivo y periodo de duelo,

viene el ajuste de roles y de la dinámica familiar. Explica la autora que si la familia está

formada por papá, mamá y un hijo, la dinámica no será tan compleja, pues ya sea que uno

de los padres se encargue del cuidado y tratamiento del niño autista, ó que ambos lo hagan.

Por ejemplo Powers (1999) expone el caso de Lillian y Joe Tommasone, en su libro“Niños

Autistas”, padres de un niño autista, donde explican que ambos se han dedicado al cuidado

del niño y que el sustento económico también lo consiguen entre los dos. Realizan trabajos

que les permitan tener tiempo libre para su hijo; la señora Lillian, vende cosméticos y otros

objetos a sus amigos y familiares, actividad que le permite estar con su hijo, y el señor Joe

realiza trabajos de medio tiempo los fines de semana, actividad que también le permite

tener tiempo para el cuidado del niño.

Sin embargo, cuando se trata de una familia con más miembros, en donde viven juntos

abuelos, tíos, primos, la situación pareciera un poco más delicada, debido a que el ritmo de

trabajo de alguno de la pareja se modifica y como consecuencia siempre termina pidiendo

ayuda a alguno de los miembros restantes, al tío, a la tía, al abuelo o abuela, según sea el

caso, ya sea para que cuiden de los niños mas pequeños, o para que realicen algún tipo de

tarea doméstica.

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Los hermanos explica Wing (1985), experimentan una serie de problemas que van desde

la vergüenza de que sus amigos se enteren que tienen un hermano autista, hasta que existen

conflictos emocionales serios. Es entonces que los niños no aceptan que sus padres tengan

que prestar más atención al hermano autista que a ellos. Un niño “normal” en edad escolar,

puede sufrir por falta de atención, además de sentirse impedido de llevar a sus amigos a

jugar a la casa por pena o porque su hermano autista les rompa sus juguetes o porque

presente conductas agresivas esporádicas.

Según la autora, los padres deben invitar y recibir amablemente a los amigos de sus

hijos, y explicarles abiertamente la situación de su hijo autista, “es mejor explicar con

franqueza y sencillez las desventajas del niño y responder a las preguntas que los hermanos

y sus amigos hacen, en forma cordial y tranquila…” (p. 153).

En este caso explica la autora, es importante recalcar que los padres deben tener mucho

cuidado, en no echar demasiada responsabilidad sobre los hombros de sus demás

descendientes. Los problemas que pudieran experimentar los padres del niño autista, aparte

del desajuste emocional, van de los muy generales a los de orden práctico. Dentro de los

problemas generales se encuentran el cambio de actitud, consecuencia del diagnóstico

además de la aceptación de que todos los planes que tenían para el futuro del bebé tendrán

que modificarse. Es difícil aceptar que de alguna manera han fracasado, y que las

anormalidades ya sean físicas o emocionales del niño, desencadenan vergüenza y culpa.

Con el paso del tiempo el niño va creciendo y al llegar a la edad escolar, los padres

tendrán que aceptar de nuevo, que su hijo asistirá a un centro de rehabilitación o a una

escuela especial, que en muchas ocasiones portan nombres no muy benéficos para quienes

asisten a ellos, dando pie a la burla y la estigmatización por algunas personas que

desconocen la situación de los padres. Ciertos niños incluso no recibirán educación escolar;

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por lo que las madres tendrán que organizar su vida de modo que puedan atenderlos

derivando en una infinita dependencia del niño con sus padres, dependencia que se

prolongará hasta la adolescencia y la edad adulta.

Llegada la adolescencia los padres tendrán que seguir enfrentando ese cuidado,

preguntándose acerca de ¿qué pasará cuando ellos mueran? ¿quién continuará con dicho

cuidado cuando ya no estén?, estas preguntas tan angustiantes para los padres son comunes

y a veces se aligeran si se le enseña al niño o al adolescente un oficio para incorporarlo en

el campo laboral; además de que disminuirían los gastos que les genera por cuidarlos y

atenderlos. Las familias que tienen dentro de su círculo a un niño autista sufren las

consecuencias emocionales, ya que por lo regular su estructura de roles se modifica

radicalmente, debido a que uno de los padres se aísla, y si hay hijos mayores, de igual

forma huyen. Para las familias, la llegada de un hijo enfermo es el caos, la madre sufre un

choque, no cree lo que está viviendo, y por ende el niño es raramente incorporado a una

situación familiar; niegan su condición de sujeto y es llevado a terapia. Al respecto dice

Mannoni (citado en Moya, 2003) “los padres tratarán de hacer revisar cien veces el

diagnóstico (es decir, la afirmación del carácter casi irrecuperable de la enfermedad) “. La

madre socialmente tiene el rol asignado de atravesar una larga batalla cuya meta es la salud

de su hijo autista, salud que ella reivindica, manteniendo una moral fuerte en medio de la

hostilidad y el desaliento.

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2.2 Impacto del niño autista en la sociedad.

En la historia de la humanidad ha existido un gran número de personas con características

emocionales, físicas e intelectuales diferentes. Por la necesidad de clasificar a los seres

humanos la ciencia ha utilizado taxonomías para simplificar el conocimiento del hombre o

para diferenciar lo normal de lo patológico.

Larrañaga (1995) escribe en un artículo sobre los discapacitados y sus derechos, que

como pacientes esencialmente incurables, inevitablemente se les inserta dentro de un

inventario de progresos y retrocesos de la condición humana y del desarrollo social, que

desemboca en la compartimentación maniquea de conductas adaptadas y conductas

inadaptadas. Dentro de estas últimas se es violento, destructivo, antisocial, autodestructivo,

psicópata, sociópata y otros rasgos que llenan de contenido la estereotipia de lo anormal.

Se les llama retrasados mentales, minusválidos o impedidos, o discapacitados

eufemismo más suave pero igualmente discriminador. Para Larrañaga 1995 “… se pueden

observar las miradas de la gente cuando se encuentra cerca de ellos un niño con

necesidades educativas especiales, las miradas dirigidas a ellos por lo regular son piadosas,

paradójicamente esa mirada de indudables tintes religiosos o cristianos hace mas daño por

su fondo caritativo que el ojo cínico y desvergonzado de la burla…” (p. 5).

Este autor explica que ocasionalmente se les reconoce como genios, por ejemplo en la

pintura a Martín Ramírez, la genialidad de Van Gogh, la lucha de Gaby Brimer, sin

mencionar a otros que igualmente han sobresalido no sólo en el campo de las artes si no de

la ciencia; este reconocimiento no es más que la admiración de ¿cómo un discapacitado

puede hacer eso?; por lo que sería mejor cambiar esta filosofía de los gérmenes de la

virtuosidad al considerarla gente simplemente normal (Larrañaga, 1995, p. 3).

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La ciencia sigue intentando encontrar un nombre menos discriminativo para dirigirse a

estas personas, pero desafortunadamente no se ha desprejuiciado del todo y los eufemismos

para nombrarlos siguen siendo los mismos.

Ávila (2002), describe que los individuos con alteraciones psicofísicas no son tomados

en cuenta en el ámbito educativo, político, artístico o económico, debido a su condición de

impedidos de por vida. Es entonces que se pone en entredicho el avance cultural de la

sociedad, debido a que, la cultura es definida por muchos intelectuales, como la

construcción del conocimiento, en cuanto a producciones literarias, científicas, artísticas,

con normas y lineamientos para relacionarse unos con otros; esto es, también con

relaciones sociales, íntimamente ligadas sobre el trato de las personas diferentes y la

aceptación de ellas dadas sus diferencias.

Actualmente, dice Ávila (2002), se establecen consideraciones con estas personas, pues

comenta que en algunas comunidades los reciben dentro de sus familias y de manera

favorable cuidan de ellos pues sirven de motivación para el resto de la población, dado que

algunos son segregados e ignorados por la sociedad en la que viven inmersos; los olvidan,

los esconden y los anulan. La aceptación de las personas con necesidades educativas

especiales, dentro de la sociedad es poca, ya que el gobierno y sus políticas educativas

demandan educación para formar personas competentes en el mundo de mercado y

globalizado; de ahí que se orienta la educación para quienes pueden aportar al desarrollo

de la política económica. Por lo que hoy las personas con necesidades educativas

especiales, no están contemplados en un proyecto educativo especializado, tan es así, que

en las escuelas formadas para ellos no hay recursos, pues se les destina una muy baja

cantidad, a los que pueden presumir de asignación económica y los que no, definitivamente

sobreviven con la ayuda de los padres de familia que solicitan el servicio de estas escuelas.

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A su vez Larrañaga (1995), explica que en efecto, las tareas de educación y de

capacitación especiales para estos niños carecen de apoyos institucionales sólidos y

permanentes, notándose estas diferencias más en los públicos que en los privados. Dice que

el estado no puede aportar recursos suficientes para la atención de este universo de

educandos, y la iniciativa privada por su parte se ha dirigido fundamentalmente a la

capacitación de ciertos grupos privilegiados económicamente. Que la pedagogía especial es

costosa y sofisticada, además de estar aislada del sistema educativo nacional, no tiene

límites temporales y sus metas educativas no poseen los grados ni los niveles de la

educación oficial; de ahí que este sistema de enseñanza, se alargue en muchos casos toda la

vida, representando una carga muy pesada para la economía de la familia del discapacitado.

La educación especial en México ha evolucionado con base en una filosofía de índole

altruista o de conmiseración hacia el discapacitado. Por ello sus programas son de miras

muy cortas y sus perfiles de carácter humanitario, más que educativos. Se conforman con

ampliar las aptitudes cognoscitivas y motoras del alumno, con darle un espacio de relativa

socialización, no cubriendo un programa que vincule lo académico con la capacitación

laboral, que les permita insertarse en una sociedad de manera activa para ser productivos

además de autosuficientes.

En el ámbito de la sexualidad, también tienen pocas posibilidades de desarrollarse, pues

casi nunca se les habla de la misma, pues queda implícito que está censurada. Para este fin

se creó la Dirección General de Educación Especial como subsistema paralelo al de

educación básica, con sus propios objetivos en los que se destaca la integración del sujeto

con habilidad especial al ámbito educativo tradicional.

Al respecto Laing (1976) explica: “el conjunto de atribuciones a una persona, y esta

inducción del rol de retardado o autista, generan por sí mismos gran parte del

Herrera Domínguez Daniela 20


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

comportamiento que se clasifica como “rasgos de conducta tal” o “sintomatología”, de las

personas con estas características...” (p. 29)

Este tipo de planteamiento no sólo lo realizó Laing en los 70, mucho antes Vigotsky

(1978) hizo una consideración especial sobre el ambiente en el que se encontraba el niño

con autismo u otro tipo de síndrome. De ahí que los niños con autismo y otros trastornos

del desarrollo están por debajo de la población y solamente en algunos casos son

reconocidos y aceptados en el ámbito familiar, social y económico.

Herrera Domínguez Daniela 21


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

2.3 Estadística del autismo en México

Para Enciso (2007), poco menos de 40 mil niños y un número no definido de adultos

padecen autismo en México; sin embargo la Secretaría de Salud (SSA) sólo atiende a 250

menores.

“La Clínica Mexicana de Autismo (Clima) calcula que existe un niño autista por cada 150

nacimientos, lo que indica que el problema es más frecuente que el cáncer infantil, la

diabetes y el sida.”(Enciso, 2007).

Sin embargo, Maki Ortiz, subsecretaria de innovación y calidad de la SSA, (citada en

Enciso, 2007), sostuvo que en México hay un niño autista por cada 500 nacimientos. Señala

que desde 1980 se ha registrado una incidencia mayor del padecimiento en el país, por lo

que desde entonces se creó el servicio de terapia ambiental para la atención integral del

trastorno en el Hospital psiquiátrico Juan N. Navarro, donde se atienden actualmente 250

menores con el padecimiento.

La autora señala que actualmente no hay datos oficiales precisos sobre el número de

menores que nacen con autismo, ya que mientras Maki Ortiz explica que hay un caso por

cada 500 nacimientos, documentos de Clima revelan que la prevalencia es de uno por cada

150; Carlos Marcín (citado en Enciso, 2007) experto en el tema, admitió la discrepancia en

las cifras, así mismo comentó que las cifras del autismo se incrementan 17% cada año, se

calcula que actualmente en México habría 37mil niños con autismo.

Japón ocupa el primer lugar con 13 afectados, Canadá y algunas naciones de Europa con

10, y en Estados Unidos se registran 9 por cada 10 mil.

Marcín Salazar (citado en Enciso, 2007) destacó que esta enfermedad se presenta en todo

tipo de etnias, razas y clases sociales.

Herrera Domínguez Daniela 22


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Algunas estadísticas y datos en México sobre el autismo, son las siguientes:

1.- Sólo el 20 por ciento de los casos se manifiestan desde el nacimiento, el resto de los

niños presenta el síndrome entre los 18 y 24 meses; 2.-la enfermedad se instala totalmente

en el transcurso de cuatro meses; 3.- no se conoce la causa, ni hay manifestaciones

fisiológicas; 4.- existen diversos niveles de daño dentro de los cuales, algunos pacientes

pueden llegar a integrarse a la escuela y a la sociedad; 5.- no se ha demostrado que exista

una relación entre el autismo y el bajo coeficiente intelectual; de hecho, algunos autistas

manifiestan habilidades extraordinarias; 6.-para su tratamiento se requiere un equipo de

expertos, que incluya un pediatra y un terapeuta, por lo menos.

Herrera Domínguez Daniela 23


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Capítulo 3. Aproximación al autismo desde tres perspectivas psicológicas: conductual,

histórico- cultural y neurocientífica.

3.1 La perspectiva conductual

Este enfoque psicológico surgió como oposición a los psicólogos empeñados en el estudio

del psiquismo, de la introspección, que se basaban en la experiencia no tangible

directamente, en lo no observable y que tenían como objeto la conciencia.

Para Ulrich (1973) esta corriente está basada principalmente en la observación de las

reacciones de un organismo en interacción con su ambiente. Fue fundada en 1913 por

Watson, a quien le interesaba el estudio de la conducta observable; más adelante en 1934

Skinner realizó algunos matices a los postulados de Watson. Los conductistas han

establecido distintos postulados acerca de la naturaleza, de la conducta humana, y han

tenido demasiada influencia en el tratamiento y educación de personas con requerimientos

especiales.

Uno de sus postulados es, que solamente la conducta observable es el objeto adecuado

de la psicología científica, no interesándose por estudiar la mente, el inconsciente, el

pensamiento, las ideas, los sentimientos, el ego, o cualquier otro constructo mentalista; por

lo que un proceso que no se puede observar directamente no puede ser estudiado

científicamente. Ingalls (1982) expone que esta corriente, niega que el concepto de

inteligencia tenga alguna utilidad, por lo que mejor se dedican a describir el

comportamiento observable y sus consecuencias.

Otro postulado del conductismo es que el origen de la conducta, se atribuye a causas

ambientales, por lo cual la mayoría del comportamiento se aprende, y si este es aprendido

Herrera Domínguez Daniela 24


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

también puede ser desaprendido, es decir que se puede extinguir del repertorio de alguna

persona.

Entre los aspectos más importantes del ambiente de cualquier individuo, se encuentran

las contingencias de reforzamiento. Una contingencia es entendida como aquella regla que

permite que ocurra la consecuencia después de que se emita alguna respuesta; esta

consecuencia puede ser un reforzador positivo o negativo, o un castigo positivo o negativo.

Este proceso de aumentar la frecuencia o probabilidad de cierta actividad mediante el

reforzador se llama condicionamiento operante. Los psicólogos que practican esta corriente,

se preocupan por cambiar principalmente la conducta abierta del individuo, en este caso de

algún niño. El proceso sobre el que se funda la modificación de conducta, es el

condicionamiento operante.

Paluszny (1987) expone que la modificación de conducta, está basada en la teoría del

aprendizaje, y describe las perturbaciones del individuo a partir de las circunstancias

externas. Por lo que la conducta del niño se observa con relación a los estímulos externos.

El tratamiento de un niño tiene por objeto no descubrir la razón por la que no juega o no

habla, si no enseñarle cómo llevar a cabo estas actividades.

Es por ello que para la psicología conductual, el niño está en constante interacción con

su medio y es éste el que le brinda todos los aspectos importantes para su desarrollo. Al

respecto Bijou y Baer (1980), explican que un niño es un manojo de respuestas

interrelacionadas y en constante interacción con estímulos, algunos de éstos emanan del

medio externo, otros de la propia conducta del niño y otros más de la estructura y

funcionamiento biológico del infante.

Por lo tanto, lo que determina la conducta de un niño, son los llamados “estímulos” que

provienen del ambiente, y para Bijou y Baer un estímulo puede aparecer en el ambiente de

Herrera Domínguez Daniela 25


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

diversas formas, ya sea físico, químico, organicista y social, un estímulo físico es cualquier

clase de objeto, un estímulo químico es algún liquido o gas como el perfume, un estímulo

organicista es todo aquello relacionado con la estructura biológica del niño y un estímulo

social es la acción e interacción de la gente; y todos estos están relacionados funcional y

directamente con la conducta del pequeño, por ello un estímulo es cualquier fenómeno que

se pueda medir y no todos tendrán efecto sobre la conducta del sujeto.

Bijou y Baer (1980) explican también que la conducta del niño en desarrollo es

considerada como formadora de dos clases de respuestas, las respondientes y las operantes,

para el autor las primeras son respuestas controladas y fortalecidas o debilitadas por los

estímulos que las preceden y las operantes son aquellas respuestas controladas por los

estímulos que las siguen. Según este autor las respondientes son conductas de tipo

involuntarias, ya que cuantas veces se le presente un estímulo, la respondiente lo sigue, por

lo que este tipo de respuestas están limitadas en gran parte a aquellas conductas llamadas

“reflejas”, es por ello que no se crea ninguna respuesta nueva en el proceso de

condicionamiento y no todas las respondientes son condicionables. En cuanto a las

operantes, este mismo autor, las describe como respuestas relacionadas funcionalmente con

el medio, y usa la palabra operante por que sugiere que el individuo opera en su medio, lo

cual incluye a su propio cuerpo para producir algún evento estímulo o disposicional.

Para muchos autores de la psicología conductual, esta operante, esta incluida en las

conductas de “ensayo y error” y la respuesta se fortalece por la “recompensa”.

Para estos autores, la conducta siempre es dirigida hacia una meta para lograr los fines

del organismo, y explica que la conducta es adiente (dirigida hacia ciertas consecuencias), o

abiente (alejada de ciertas consecuencias), es decir la conducta busca placer y evita el dolor.

Herrera Domínguez Daniela 26


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Existen estímulos que fortalecen las respuestas o la conducta y son llamados positivos,

por que implican una operación de adición y reforzantes por que la conducta es fortalecida,

y los estímulos que tienden a fortalecer las respuestas que los eliminan los evitan o los

terminan son llamados negativos por que implican una operación de sustracción, y

reforzantes por que la conducta que causa esta eliminación es fortalecida, y los estímulos

que no afectan la conducta son estímulos neutros.

“Las operantes pueden producir consecuencias en las siguientes formas: pueden causar

ciertas respuestas y como resultado las operantes aumentan en frecuencia, y a estos

estímulos se les llama reforzadores positivos; pueden eliminar, evitar o terminar algunas

respuestas y como resultado de esto, las operantes aumentan en frecuencia, a estos

estímulos se les llama, reforzadores negativos; pueden producir o eliminar otros estímulos,

que no fortalecen ninguna respuesta.” (Bijou y Baer, 1980, p.54).

Por lo tanto una operante tiene cuatro clases de consecuencias, produce reforzadores

positivos, elimina o evita reforzadores negativos, produce reforzadores negativos, elimina o

evita reforzadores positivos.

La psicología conductual también habla de “función estímulo”, para Bijou y Baer (1980)

este concepto es introducido por que es importante discernir entre estímulos que tienen

funciones y estímulos que no las tienen, es decir la función estímulo es el efecto causado

por un estímulo.

Otro de los conceptos importantes de esta teoría son los eventos disposicionales, que son

cambios ambientales que afectan a la conducta del niño; al respecto, Bijou y Baer (1980)

comentan que los eventos disposicionales , son la interacción estímulo-respuesta, dicho de

otra manera, un evento disposicional es una acción o actividad previa a otro tipo de

conducta, es necesario que ocurra un evento disposicional para la ocurrencia de otra

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

conducta, un ejemplo seria cuando un niño duerme durante toda la noche para despertar al

día siguiente descansado y con energía para ir a la escuela, si ocurriese lo contrario, es

decir, que el niño padeciera de insomnio, al día siguiente no querrá asistir a la escuela y no

tendrá energía ni para jugar, por lo tanto el evento disposicional es el dormir. Es entonces

que la psicología conductual sustenta sus tratamientos en la observación, predicción,

medición, extinción, inducción y control de conductas específicas.

3.1.1 Conceptualización del autismo desde el conductismo

Para Hamblin, Bukholdt, Ferritor, Kozloff y Blackwell (1976) los niños autistas parecen

totalmente preocupados por actuaciones repetitivas extrañas como movimientos

ritualizados de manos, posturas estereotipadas, ruido repetitivo, mecerse, bailar de modo

estereotipado, introducción de objetos en la boca , movimientos desacostumbrados de los

ojos, preferencias extrañas en cuanto a comidas, salivación, llanto sin lágrimas, tacto lento

de las cosas, alineamiento de objetos, risas o sonrisa sin motivo y daños causados, así

mismos como morderse las manos o darse golpes en la cabeza. Para ellos la función de

éstas pautas de conducta es la de llamar la atención, y la mayor parte de los adultos que

presencian estos comportamientos, los miran aunque sea involuntariamente y eso produce

un reforzamiento en dicha conducta.

Los autores explican, que los niños autistas presentan entre sí diferencias análogas a las

de otros niños; Unos son hiperactivos, otros normalmente activos, y otros apáticos. Varía

también su inteligencia, el coeficiente intelectual, según el caso, incluso algunos autores

radicales que representan la corriente conductista, señalan que ciertos niños con autismo

carecen de inteligencia.

Algunos autores sostienen que el autismo es una forma de psicosis, resultado de una

lesión o de defectos fisiológicos y que la causa de la psicosis se encuentra en una extrema

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

perturbación emocional, que tiene su origen al comenzar la vida; sugieren que en algunos

casos, el autismo es resultado natural de una aculturación muy defectuosa, y que frente a

esto los niños autistas han adquirido extrañas incapacidades de aprendizaje. Estos autores

consideran que el comportamiento del niño autista ha sido aprendido, y por ende la

conducta auto- lesiva, y la ecolalia, son conductas realizadas deliberadamente para llamar la

atención.

Son varias las teorías sobre la causalidad del autismo, pero poco se sabe acerca de las

condiciones de su comienzo, de las condiciones familiares previas a su aparición y de las

alteraciones biogenéticas que se desarrollan en el niño con este padecimiento. Para la

escuela conductual, parece que lo que menos interesa es la etiología y lo que más es el

mantenimiento y cambio del comportamiento aprendido; por el hecho de que

independientemente de la etiología, han podido responder a los intercambios educativos e

intervenciones conductuales.

3.1.2 Tratamientos

Para Lovaas (1969) existen tratamientos para cada tipo de conducta, por ejemplo si se trata

del lenguaje, la evaluación y el diagnóstico del niño se pueden implementar con un

tratamiento por imitación que está en función del nivel o grado de autismo o daño cerebral;

si el autismo es grave, se implementará un tratamiento adecuado para que el niño aprenda

únicamente conductas de autocuidado o similares mediante ensayos incrementales,

modificación de conducta con o sin represión, intervención conductual, análisis conductual

aplicado, enseñanza de ensayos increméntales y uso de modificación de conducta

skinneriana. La terapia conductual tiene muchos adeptos que la defienden como un estudio

completo con grupos control que documenta el porcentaje de éxito. Este planteamiento está

recogido en un documental traducido por la Facultad de Psicologia de la Universidad

Herrera Domínguez Daniela 29


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Nacional Autónoma de México, titulado Documental de Lovas, en donde se observa el

trabajo con la aplicación de las técnicas de modificación de conducta con niños autistas.

Sus críticos argumentan que los sujetos utilizados no eran realmente autistas, que los niños

eran convertidos en robots y que el método era inhumano y muy severo. Este método

desató algunas controversias, dentro de una Asociación de Derechos humanos que existió

temporalmente, debido al uso de castigos y represiones para reducir los comportamientos

autoagresivos. Sin embargo ha sido un método que hasta la fecha se sigue utilizando,

debido a que ha ofrecido resultados muy favorables y efectos positivos en la calidad de vida

de estos sujetos y sus familias.

Hamblin, Buckholdt, Kozloff, Ferritor y Blackwell (1976) explica que dentro de

los tratamientos conductuales en la etapa de exploración de reforzadores, que es uno

de los primeros pasos al estructurar un intercambio corrector en la búsqueda de

consecuencias, los niños autistas deben disponer de fuertes motivos para abandonar

las antiguas pautas fijas. Al principio se prueban los intercambios de fichas o

economía de fichas como método contigencial. Posteriormente, para la extinción de

algunos comportamientos negativos se emplea el aprendizaje con error, que en

términos generales es lo que Thorndike llamó, ensayo y error, que consiste en

estructurarle al niño un ambiente donde su comportamiento natural sea traducido

en errores constantes que generen como consecuencia estímulos aversivos o

castigos, para su completa extinción.

En el documental de Lovaas (1969) es utilizado el reforzamiento intermitente o

de transiciones bruscas cuyo objetivo consiste en mantener la conducta deseada o

implementada, una vez que fue adquirida por reforzamiento continuo. Consiste en

Herrera Domínguez Daniela 30


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

mezclar dos tipos de reforzadores en el momento de la ocurrencia de la pauta de

respuesta; con el paso del entrenamiento, uno de estos reforzadores va

desapareciendo, por ejemplo, mediante la ocurrencia de respuesta, el reforzador

comida, o el reforzador social, se aplicará hasta que el niño mantenga la conducta

deseada. Estas estrategias enfatizan entrenamiento muy estructurado y a menudo

intensamente orientado a desarrollar destrezas ajustadas para cada niño. Los

terapeutas trabajan con estos niños para ayudarlos a desarrollar destrezas sociales y

de lenguaje, encontrando que su aprendizaje es más efectivo cuando son más

pequeños, por lo que este tipo de terapia debe comenzar lo más tempranamente

posible. Las evidencias sugieren que una intervención temprana tiene mejores

posibilidades de influenciar favorablemente el desarrollo del cerebro. Para ello es

crucial disponer de Centros con experiencia en trastornos profundos del desarrollo,

como el autismo y otros similares, para poder ayudar a familias y equipos docentes

de las escuelas y Centros especializados durante la experimentación y la selección

de las terapias más adecuada para cada niño.

Lo más relevante en esa década fue la incorporación de técnicas

neurofisiológicas y de modificación de conducta en el diagnóstico y tratamiento del

autismo. Las técnicas de modificación de conducta realizadas por Shapiro y Lovaas

en 1969 demostraron ser eficaces en el tratamiento de ese padecimiento. Dichas

técnicas de tratamiento fueron una solución más para un viejo problema. La

extensión que otros autores hicieron fue llevarlas al ámbito familiar y al

entrenamiento de padres, confirmando su efectividad.

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

3.2 La perspectiva histórico- cultural

La teoría sociocultural, mejor conocida como histórico-cultural, juega un papel muy

importante en la lucha por proponer tratamientos efectivos para el autismo infantil.

El enfoque histórico- cultural se desarrolla a partir de las ideas de Vygotski y sus

colaboradores Luria y Leontiev; quienes decían que los fenómenos psicológicos son

construidos a medida que los individuos participan en interacciones sociales y utilizan

herramientas. Vygotski (1978) postuló, que en el desarrollo humano confluyen dos

aspectos importantes: la maduración orgánica y la histórica-cultural. La maduración

orgánica entendida como la maduración biológica de la especie, y la histórico-cultural,

como la evolución cultural, construida por el hombre.

“…La actividad humana se caracteriza por modificar y transformar la naturaleza, yendo

mas allá de una simple adaptación pasiva…” (Wallon, 1959, citado en Ivic, 1999, p.

776).

Para Vygotski, (1978) el ser humano es genéticamente social. Por mediación de los

demás, por mediación del adulto, el niño se entrega a sus actividades. Todo

absolutamente en el comportamiento del niño esta fundido y arraigado en lo social; de

este modo, las relaciones del niño con la realidad son desde el comienzo, relaciones

sociales.

El énfasis de Vygotski (1978) de que la construcción mental se da de afuera hacia

dentro, no implica la negación de la dimensión biológica ni un determinismo social.

Con respecto a la dimensión biológica, Vygotski y Luria realizaron trabajos de

neuropsicología. Su principal aportación a esta rama fue demostrar la importancia de la

biología para la psicología sin reducir la conciencia a procesos neurológicos. Dentro de

Herrera Domínguez Daniela 32


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

este enfoque histórico- cultural, lo biológico ofrece el sustrato que viabiliza la actividad

mental en lugar de determinarla. Es decir, “la vida mental se construye sobre esta base

pero no puede reducirse a ella”. (Montealegre, 1994, y Ratner, 1991, citados en

Rodríguez, 1996, p. 459).

De esta construcción emerge el complejo sistema funcional que opera en función de

un orden superior: el orden sociocultural. Con base en esto, Vygotski (1978) planteó

que los seres humanos trasforman su mundo natural y social por medio de las

herramientas, y en este proceso se transforman a si mismos.

Por origen y naturaleza el ser humano no puede experimentar el desarrollo propio de

su especie como sujeto aislado, necesita participar con los demás.

Vygotski (1967) (citado en Gonzalez Rey, 2001, p. 4) planteó que para el desarrollo del

niño especialmente en su primera infancia, lo que reviste importancia son las

interacciones asimétricas con los adultos que le rodean, portadores de todos los

mensajes de la cultura.

En este tipo de interacción, el papel esencial corresponde a los signos, a los distintos

sistemas semióticos, que desde el punto de vista genético tienen primero una función

social, y comienzan a ser utilizados como instrumentos de organización y de control

del comportamiento individual.

Es este el elemento fundamental de la teoría de Vygotski sobre la interacción social,

ya que en el proceso de desarrollo, ésta desempeña un papel formador y constructor, lo

que significa que algunas categorías de funciones mentales superiores sean la atención

voluntaria, la memoria lógica, el pensamiento verbal y conceptual, y las emociones

complejas. No podían surgir y constituirse en el proceso de desarrollo, sin la

contribución constructora de las relaciones sociales.

Herrera Domínguez Daniela 33


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

La mediación instrumental, como parte de esta dinámica implica la premisa de que

las formas superiores de actividad mental están mediadas por herramientas, que son las

herramientas técnicas, y los signos, que son las herramientas psicológicas. Sobre las

herramientas psicológicas Vygotski dio particular importancia al lenguaje, sin embargo,

algunos autores coinciden en decir que identificó otras herramientas psicológicas, tales

como, los sistemas de contabilidad, las técnicas mnemónicas, los sistemas de símbolos

algebraicos, las obras de arte, la escritura, los diagramas y los mapas mecánicos.

Otro proceso relevante en la teoría sociocultural, es sin duda la adquisición del

lenguaje, del cual, Vygotski realizó investigaciones, al respecto mencionó que, la

capacidad de adquisición del lenguaje en el niño está determinada en gran medida por la

herencia, pero no como condición suficiente, sino sólo como necesaria en la

contribución del medio social, como un tipo de aprendizaje muy concreto, en la

construcción común de las actividades compartidas por el niño y el adulto, dentro del

marco de la colaboración. Durante esta etapa de colaboración preverbal, el adulto

introduce el lenguaje que aparece desde un comienzo como un instrumento de

comunicación y de interacción social.

Además de la interacción social, hay en esta teoría una interacción con la cultura,

(Meyerson, 1994, citado en Ivic, 1999)…”lo humano en su totalidad tiende a

objetivarse y a proyectarse en las obras…” (p. 777).

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

3.2.1 Conceptualización del autismo desde la perspectiva histórico- cultural

Esta escuela psicológica, describe el autismo como un trastorno que no debe considerarse

como una sumatoria de defectos, por lo que hay que centrarse en las cualidades de los

niños que lo presentan para poder proponer métodos de rehabilitación efectivos. Por lo

tanto se debe tomar en cuenta que lo psíquico se va formando en la interrelación con lo

biológico y lo social.

Al respecto comenta Riviere (1997) que un niño, solo podrá desarrollarse en interacción

y compañía, elaborando e interiorizando interacciones humanas en forma de funciones

mentales intrapsíquicas, con base en las diferencias personales y características

neurobiológicas de los niños autistas. Este autor explica que la psique refleja de forma

activa la realidad que rodea al niño, lo que le brinda el carácter autónomo y diferente que le

posibilita la existencia, y le sirve de base. Es así que el autor concluye explicando que el

autismo consiste en una deficiente socialización, interiorización y exteriorización del medio

que rodea al pequeño, por lo que la ayuda entre iguales y la zona de desarrollo próximo,

constituyen la base para insertarlo de nuevo en la sociedad.

Esto ha tenido gran importancia para el diagnóstico, sobre el cual existe conflicto entre los

clínicos que usan criterios basados en diferentes autores y periodos.

Las características que se observan siempre en estos niños, según Irarrázaval, Brokering

y Murillo (2005) son los siguientes:

1- Inicio de la enfermedad en el niño antes de los 30 meses

2- Alteraciones en el área del lenguaje: ecolalia, confusión con los pronombres

personales, (lenguaje en tercera persona), musitaciones, canturreo, incoherencia y

lenguaje cotorreico

3- Ausencia del lenguaje dependiendo de la edad y estado del enfermo

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

4- Incapacidad para establecer relaciones normales con las personas adultas, y con

otros niños

5- Ideas fijas imposibles de modificar

6- Resistencia permanente a introducir cambios en el ambiente

7- Perseveración

8- Ansiedad exagerada ante cualquier cambio por pequeño que sea.

9- Hiperquinesis o poca inmovilidad.

10- Balanceo y manerismos que aparecen en casi todos los autistas en alguna de las

etapas.

11- Agresividad contra los demás y repetidas auto- agresiones

Para estos autores, los niños utilizan receptores como el tacto, el olfato, y el gusto, y en

la práctica se observa que se llevan todo a boca, desde los juguetes y la tierra, hasta su

propio cuerpo. Huelen no sólo los alimentos, sino los objetos de cualquier tipo, incluyendo

los juguetes. Tienen dificultad para el uso de otros analizadores como la audición y la

visión, y miran a los demás a través de ellos. Esto pudiera estar relacionado con el hecho de

que los analizadores gustativos, olfativos y táctiles se desarrollaron en el momento del

nacimiento, mientras que los otros se desarrollan en períodos postnatales, como resultado

de la interacción del niño con el medio.

Para Riviere (1997) el desarrollo psicológico de los niños autistas está regido por las

mismas leyes y regularidades que el de las personas comunes, aunque presentan ciertas

peculiaridades; sus condiciones neurobiológicas especiales son anomalías del desarrollo de

los circuitos límbicos cerebrales y de áreas temporales y frontales del neurocortex. Además,

en el plano psicológico, las funciones de cognición interpersonal, se impulsan en los

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

períodos sensibles del desarrollo, lo que trae como consecuencia características distintivas

en relación con las funciones psíquicas superiores. Así mismo, comenta que el problema

del autismo no se encuentra del todo dentro del propio niño, sino también vinculado al

entorno; participan en sí diversas causas biológicas, que los padres y el entorno agravan,

por no impulsar periodos sensibles. Investigaciones recientes señalan que hay múltiples

etiologías que pueden explicar la forma de expresión del síndrome autista; que no existe

una causa única que lo explique en todos los niños afectados. Entre la población de estos

niños, un alto porcentaje tiene alteraciones electroencefalográficas, y se ha demostrado una

relación entre sus lóbulos temporales afectados y ciertas peculiaridades que presentan en su

lenguaje. Con más frecuencia el autismo se asocia con estados de etiología orgánica

conocida; sin embargo Vigotsky (1978), señala que todas las funciones psíquicas

superiores son relaciones de orden social exteriorizadas, que son la base de la estructura

social de la personalidad, por lo que justamente los niños portadores de autismo, tienen

muy afectadas sus relaciones interpersonales y sociales. En observaciones que se han

realizado durante varios años se pone en evidencia que el desarrollo de sus capacidades ha

estado afectado desde el comienzo de su vida; de ahí que en los periodos críticos, dicho

desarrollo se produzca parcialmente.

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

3.2.2 Tratamientos

Los tratamientos de intervención temprana en edad preescolar, implican estimular

adecuadamente al niño, con el fin de adentrarse en las posibilidades de su

desarrollo, en la sensibilidad que presenta la influencia de factores diversos. El

propio Vigotsky (1978) expresó es: "... el período más saturado y rico en contenido,

más denso y lleno de valor del desarrollo en general, proporciona los comienzos

rudimentarios de nuevas habilidades…" (p. 34). Es el periodo que más dificultades

le causa al niño con necesidades educativas especiales en este caso a los que

padecen autismo, ya que por razones aún desconocidas, su desarrollo se produce de

manera anómala. Por lo que es necesario intervenir de manera intensa y de forma

dedicada, implicando a la familia de una manera integral en ello.

Riviére (1997) comenta que los niños autistas no pueden desarrollar con

normalidad esas capacidades en un período crítico de su desarrollo, que se extiende

entre los 18 meses y los cinco años. En ese período crítico, se producen en los niños

normales condiciones neurobiológicas especiales, que posibilitan un desarrollo

extremadamente rápido de competencias muy complejas, de simbolización, que se

relacione con personas y organización significativa de la realidad. Esas condiciones

de desarrollo no se dan. (p. 22). Con toda razón se debe empezar el tratamiento

desde los primeros síntomas insidiosos y extraños por compensar y corregir esas

dificultades.

Unidad de lo afectivo y lo cognitivo en el niño autista: La perspectiva histórico-

cultural postula la unidad indisoluble entre los procesos cognitivos y los procesos

afectivos, lo cual le da un carácter peculiar. Considera que el autismo como

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

trastorno profundo del desarrollo incluye una doble dificultad: afectiva y cognitiva;

que el hecho de que los autistas no se pongan en el lugar del otro, no comprendan

a los otros, no comprendan quiénes son las personas y tengan dificultades para

establecer empatía con las mismas, conduce a afirmar que lo cognitivo presenta

implicaciones emocionales y viceversa.

Riviére (1997) expresa al respecto: "… el origen de la teoría de la mente, de la

capacidad humana… de atribuir mente e inferirla, no reside sólo en el desarrollo

computacional de las capacidades conceptuales, o de representación mental y

razonamiento, sino también en la evolución y el cambio cualitativo de las destrezas

intersubjetivas primarias de relación afectiva, que muestran los bebés desde los dos o tres

meses, y secundarias, que presentan desde los ocho o los nueve. ...” (p. 30).

Orientación, atención y educación de la familia del niño autista: La idea de que los

padres, y en especial, la figura materna influyen en la aparición del síndrome autista ha

sido descartada por la gran mayoría de los estudiosos. Por lo que, aislar al niño autista de

sus progenitores es ya algo que no se practica realmente; para ubicar todo el sistema de

influencias en estos niños, según la escuela histórico-cultural, resulta imprescindible

contemplar el aspecto familiar en la atención de los mismos, ya que constituye un

elemento esencial en su proceso educativo.

De esta forma ha resultado muy beneficiosa la incorporación de la familia en el proceso

de atención y educación, hasta en el diagnóstico mismo, al participar en la recogida de

datos y discusión de dicho diagnóstico, recibiendo toda la orientación pertinente por parte

de los distintos especialistas, con el fin de que se apoye la educación de los niños.

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

3.3 La perspectiva neuropsicológica

Para Álvarez y Trápaga (2005), el término “neurociencias”, es un grupo de disciplinas que

tienen como objetivo conocer el funcionamiento del cerebro, así mismo, la investigación en

neurociencias plantea dificultades extraordinarias, una de ellas es la relacionada a la

complejidad del funcionamiento cerebral y otra es la que se impone en un campo que por

su naturaleza es interdisciplinario, de donde se desprende la neuropsicología.

Para estos autores el avance en la construcción científica es un dilema, debido a que el

diálogo entre las especialidades que componen las neurociencias es muy difícil, ya que

éstas tienen un grado diferente de desarrollo y trabajan con categorías de muy variados

niveles de abstracción, es por ello que la neuropsicología, se enfrenta a serios problemas

metodológicos.

Álvarez y Trápaga (2005), proponen que cada uno de los especialistas implicados en las

neurociencias, debe tener una formación mínima en las ciencias colaterales. Para ellos toda

ciencia parte de una teoría, evalúa con la mayor precisión posible sus hipótesis y después

regresa a una teoría enriquecida y modificada.

Este autor comenta que la neuropsicología clínica, era usada fundamentalmente como

asistente en el diagnóstico neurológico, y que sus métodos evaluativos (tests) se empleaban

como indicadores cognitivos de organicidad y sólo se buscaban signos de ejecución

anormal asociados a lesiones cerebrales. Así mismo, este enfoque fue de gran utilidad para

el apoyo del diagnóstico neurológico, pero de alcances muy limitados para abordar los

fenómenos de la conducta; sin embargo se observó que el daño cerebral tendía a producir

patrones de puntuaciones más o menos asociables con desordenes cerebrales particulares y

sitios de lesión muy específicos, para este autor, el conocimiento de estos patrones llevó a

Herrera Domínguez Daniela 40


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

la neuropsicología más allá del terreno del diagnóstico, especialmente al terreno de la

rehabilitación.

Los autores concluyen explicando que sobre ésta base se han desarrollado las técnicas de

análisis de la conducta que han proporcionado información relevante a la clínica y a la

teoría del diagnóstico, a su vez explica que las más importantes aplicaciones en este terreno

tienen que ver con los daños cerebrales difusos, como ocurre en los traumas craneales

medios, las demencias incipientes, las psicosis y otros trastornos neuropsiquiátricos y los

efectos de la exposición a neurotóxicos y drogas. Para estos autores, el diagnóstico

neuropsicológico en estas entidades descansa principalmente en la identificación de

patrones de déficit de las funciones cognitivas.

“Los déficit neurológicos implican la disminución o pérdida de una habilidad, capacidad,

función o potencialidad, la medición de déficit tiene que ver con la cuantificación de la

pérdida de funciones o habilidades cognitivas…” (Álvarez y Trápaga 2005, p.93).

De éste modo, Álvarez y Trápaga (2005), explican que la conceptualización y aplicación

clínica de la medición del déficit, descansa en un enfoque individualizado de la evaluación

neuropsicológica, describe que, cada paciente tiene que ser evaluado dentro del contexto de

sus antecedentes y de su desempeño actual. Ello requiere conocer la historia del paciente y

observarlo cuidadosamente, así mismo la medición de déficit neuropsicológicos requiere

una amplia base de conocimientos acerca de las funciones cognitivas, sus

parametrosestadísticos, los tests, y las variables neuropatológicas, fisiológicas,

demográficas, psicosociales, emocionales, que pueden afectar su expresión.

Por otro lado, estos autores opinan que dentro de los sistemas de evaluación

neuropsicológica, el más conocido es el examen clínico del paciente, desarrollado por

Luria, quien buscaba signos de alteraciones en la ejecución cognitiva, asociada a lesiones

Herrera Domínguez Daniela 41


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

cerebrales estrictamente localizadas. A si mismo describen que éste análisis de los patrones

o perfiles de déficit puso de relieve por un lado la amplia variedad y tipos de alteraciones

funcionales del cerebro y vinculó por este medio a la neuropsicología con el tratamiento, el

cuidado y la rehabilitación de los pacientes, fue así que la neuropsicología expandió

significativamente el conocimiento de los complejas y sutiles relaciones entre el cerebro y

la cognición.

Sin embrago, autores como Rains (2004) sugieren que la neuropsicología tiene aún

algunos problemas que resolver, tal es el caso de la heterogeneidad de las categorías

diagnósticas y el problema de la confiabilidad. El autor explica que el DSM-IV intenta

proporcionar la base para diagnósticos confiables y su requerimiento de que deben ser

alcanzados criterios específicos para que pueda hacerse un diagnóstico particular, a sí

mismo, no todos los criterios pueden ser evaluados de manera objetiva y la confiabilidad

entre clasificaciones para algunos criterios aún es baja, otro problema que plantea el autor

es el hecho de que muchas categorías diagnósticas se refieren a más de un trastorno, esto se

debe, según el autor, a que varias entidades patológicas producen cuadros sintomatológicos

similares, como seguramente es el caso para el trastorno bipolar y el autismo.

Para Rains (2004) existen múltiples niveles de explicación de la causa de un trastorno,

esto aporta un doble mensaje, por un lado representan nuevas y potenciales visiones en

estos trastornos y se mantiene la premisa de que continuarán llegando hallazgos

adicionales y por otro lado advierten que se requiere de mucha más investigación en el área,

antes de poder comprender verdaderamente la naturaleza y causa de algunos trastornos.

“El problema de lograr una definición satisfactoria de la psicopatología, no ha sido

completamente resuelto…” (Rains, 2004, p.390).

Herrera Domínguez Daniela 42


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

3.3.1 Concpetualización del autismo desde la perspectiva neuropsicológica.

Rains (2004) plantea que el autismo nombrado y descrito por primera ocasión de manera

independiente por Kanner y Asperger en los años 40s, es un trastorno extremadamente

discapacitante que por lo regular comienza antes de los 30 meses de edad y dura toda la

vida, aunque ocasionalmente tiene cierta mejoría cuando se les brinda atención oportuna a

las personas con este padecimiento. Para el autor, el autismo tiene tres características

básicas: severo deterioro en la comunicación verbal y no verbal; fracaso para desarrollar

relaciones sociales y patrones de conducta, intereses y actividades estereotipadas y

repetitivas.

Para Rodríguez y Rodríguez (2002) el autismo se caracteriza por una constelación de

síntomas derivados de una disfunción del sistema nerviosos central, con grandes

dimensiones en el grado de intensidad, los autores explican que en el DSM-IV, el autismo

es considerado como un trastorno generalizado del desarrollo, con alteraciones en la

interacción social, problemas de la comunicación, problemas conductuales, problemas en el

lenguaje, retraso mental, déficit sensoriales y problemas motores. Por otro lado, consideran

que el 75% de los niños autistas presentan retraso mental, y trastorno por déficit de

atención (TDA). Para ellos el autismo no se expresa como una enfermedad específica, ya

que no tiene una etiología determinada, así mismo plantean que existen muchos síndromes

relacionados con el autismo, además de la prevalencia a la combinación de síntomas

autistas con otros de disfunción neurológica.

Actualmente algunos autores como Rains (2004) y Rodríguez y Rodríguez (2002),

coinciden en la hipótesis de que el autismo es provocado por una variabilidad genética. Al

respecto Rains (2004), explica que entre el 2% y el 3% de los descendientes de personas

Herrera Domínguez Daniela 43


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

con autismo lo padecen, además existe una alta concordancia en los gemelos

monocigóticos, dando como resultado la idea de que el autismo es hereditario, por otro lado

el autor sugiere que el autismo es causado por una combinación de varios genes; sin

embargo se presume que el factor genético no es el único determinante de todas las formas

de autismo.

Esta observación también es hecha por Rodríguez (1999), quien explica que el autismo es

generado por la combinación de varios, tal vez tres o mas genes diferentes (herencia poli

génica) y con una penetración variable. Todavía no se ha definido el modelo de herencia en

los casos de autismo, una de las anomalías cromosómicas mas frecuentes que se relaciona

con el autismo es el cromosoma X-frágil, del 2 al 5 % de los niños autistas podrían tener un

cromosoma X-frágil y al menos el 15% de los niños con cromosoma X-frágil cumplirán los

criterios para el diagnóstico de un trastorno autista.

No obstante Rains (2004), concluye diciendo que lo que se hereda puede ser la alta

vulnerabilidad hacia otras influencias.

3.3.2 Tratamientos

Para Ferrando, Martos, Llorente, Freire, Ayuda, Martínez, Díez y González (2002), el

concepto de autismo permite explicar y describir la heterogeneidad del síndrome, sugieren

que el diagnóstico temprano y un abordaje multidisciplinar del trastorno son fundamentales

para el éxito de la intervención psicopedagógica. Para estos autores los trastornos

específicos del desarrollo del lenguaje constituyen el primer diagnóstico diferencial de

autismo.

“El diagnóstico de autismo es clínico, pero la heterogeneidad del abordaje médico

interfiere en la consideración global del espectro, primando los aspectos conductuales e

Herrera Domínguez Daniela 44


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

infravalorando los biológicos y hace necesaria una reflexión para consensuar un protocolo

unitario de actuación…” (Ferrando, Martos, Llorente, Freire, Ayuda, Martínez, Díez y

González, 2002. p.51).

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Capítulo 4. Alcances y limitaciones de los tratamientos para el autismo infantil

Para Riviere (1997), el autismo plantea desafíos importantes de comprensión, explicación y

educación. De comprensión por que resulta difícil entender cómo es el mundo interno de

personas con problemas de relación y comunicación. De explicación por que aún se

desconocen aspectos esenciales de la génesis biológica y procesos psicológicos de

personas con autismo en cuanto a trastornos profundos del desarrollo. De educación por

que tienen limitadas las capacidades de empatía, relación intersubjetiva y penetración

mental en el mundo interno de los semejantes.

Así mismo considera que desde que el autismo fue descrito por Kanner en 1943, éste

padecimiento se ha presentado como un mundo lejano extraño y lleno de enigmas; los

enigmas, explica el autor, se refieren por una parte al propio concepto, y a las causas,

explicaciones y remedios de esa trágica desviación del desarrollo humano normal. Este

mismo autor considera, que a pesar de la enorme cantidad de investigaciones realizadas

durante más de medio siglo, el autismo sigue ocultando su origen y gran parte de su

naturaleza, presenta desafíos difíciles a la intervención educativa y terapéutica.

Según De Villard (1986), todos los tratamientos utilizados con niños autistas, tienen

algunos alcances, sin embargo existen enormes limitantes en el momento de pasar a la

práctica, ya que abordan la problemática de manera muy general, además de que la

evolución del niño varía según la profundidad de la alteración, las condiciones de vida, las

relaciones afectivas y las posibilidades materiales locales. Por lo tanto, para este autor decir

que un tratamiento funciona mejor que otro es una actitud irresponsable, debido a que el

autismo es uno de los padecimientos más complejos dentro de los trastornos generalizados

Herrera Domínguez Daniela 46


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

del desarrollo, pues se presenta antes y después de los tres años de edad, dando como

resultado la diversidad de la sintomatología y complejidad extrema en los niveles de

profundización.

Este mismo autor propone que para conocer el grado de alteración y profundidad del daño

en los niños autistas, se deben realizar una serie de pruebas y evaluaciones psicométricas.

De Villard (1986) señala que “la función de evaluación tiene por objeto procurar la

delimitación del déficit, mediante un instrumento, y situar al niño autista respecto a su nivel

de desarrollo psicomotor…” (p. 93).

Por su parte Tustin (1994), explica que la clasificación de la enfermedad es la base para el

tratamiento al igual que los niveles de profundización.

Para Rivière (1997), es tal la complejidad del autismo, y tan importante la evaluación,

que ejemplifica con algunos casos clínicos:

“….M. es un niño autista de 3 años. Carece completamente de lenguaje y realiza una y

otra vez actividades sin sentido. No hace nunca juego simbólico. Los padres sienten en su

presencia una fuerte sensación de impotencia a la que ya nos hemos referido: con absoluta

indiferencia a sus llamadas e indicaciones, el niño dedica gran parte del tiempo a

balancearse o hacer girar en el suelo pequeños objetos esféricos, como chapitas o monedas.

Cuando esos objetos hacen su danza circular gracias a un movimiento que él ha provocado

con gran habilidad, M. mira fascinado su giro y aletea con las manos. Parece sordo al

lenguaje, y sin embargo hay veces en que atiende rápidamente cuando oye el crujido de la

envoltura de un caramelo al abrirse. M. no se comunica nunca. No hace gestos dirigidos a

Herrera Domínguez Daniela 47


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

las cosas que desea, para conseguirlas por medio de las otras personas. No señala a los

objetos que le interesan para compartir su interés hacia ellos. No dirige miradas

comunicativas a nadie. Evita siempre que puede a las personas, o las ignora como si no

existieran. A veces, cuando los padres tratan de cruzar su muralla invisible, tiene rabietas

incontrolables, como si no pudiera soportar que nadie penetrara en su inmutable soledad

autista. C. es un joven autista de 19 años. Desde los lejanos días de su aislamiento primero,

cuando sólo tenía 20 meses, ha cambiado mucho. Es capaz de mantener, con limitaciones,

conversaciones breves, en las que emplea un lenguaje muy lacónico. Su nivel intelectual es

bueno, y en una valoración psicométrica ha obtenido un cociente intelectual en la gama de

la normalidad. Gracias a una intensa labor educativa, ha realizado estudios de educación

primaria y secundaria obligatoria, con rendimientos aceptables aunque desiguales. A veces

no soporta bien periodos largos de interacción, con conversaciones complejas y

prolongadas, pero por lo general está bien con las personas y da muestras de afecto positivo

hacia ellas. Tiene una relación especialmente positiva con algunos de sus primos. Aunque

C. es ritualista y tiene intereses limitados, un tanto obsesivos, no los impone a la familia.

Todas las tardes, de siete a ocho, se encierra un rato en su habitación y se dedica a oír las

mismas canciones y a ver, una y otra vez, las mismas fotografías familiares. Sin embargo,

en el resto del tiempo se muestra mucho menos inflexible y acepta, o incluso busca,

algunos cambios ambientales. No se puede decir que tenga propiamente "amigos", pero sí

algunas relaciones preferentes y muy positivas con iguales. Fue siempre un alumno muy

querido y aceptado en el colegio en que realizó estudios de primaria y secundaria

obligatoria. Ofrece una imagen de ingenuidad y desmañamiento y comprende mal las

bromas y dobles intenciones. Es muy literal en su modo de comprender la realidad y el

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

lenguaje. Después de terminar sus estudios de ciclo obligatorio, va a comenzar un módulo

profesional.

Las diferencias entre M. y C., explica el autor, son tan enormes que podríamos

preguntar: ¿por qué llamamos a los dos "autistas"?. Existe una gran diversidad dentro del

autismo, que nos lleva a dudar a primera vista de la utilidad de una categoría que parece un

cajón desordenado y revuelto, en el que hay de todo…” (p. 15).

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

4.1 La escuela conductual: alcances y limites en el tratamiento del autismo

Para Alós (1990) todas las terapias conductuales tratan de modificar la conducta, ya sea

reforzando, moldeando o extinguiendo conductas problemáticas mediante puniciones o

también reforzando conductas incompatibles.

“La modificación de conducta, desea estructurar nuevos modos positivos de conducta y

reducir los modos conductuales indeseables o inadecuados, a través de una manipulación

directa de la conducta. Esto significa que se deben introducir en las situaciones vivenciales

y experenciales, consecuencias dirigidas a estimular al cliente para que aprenda nuevas

conductas o cambie conductas inconvenientes “(Brengelman, 1976, p. 16, citado en Alós,

1990, p.88).

El autor explica que mediante este tipo de intervenciones se obtienen resultados y

cambios reales en conductas sintomáticas visibles de alto riesgo como las autolesiones, el

balanceo frenético, las estereotipias y las fobias, entre otras conductas o comportamientos

ausentes, además de la adquisición del lenguaje, la adquisición de hábitos de auto cuidado y

social.

Tales modificaciones a nivel observable como nos señala Alós (1990), tienen

repercusiones o incidencia directa sobre la estructuración de los componentes afectivo-

emotivos, que pudieran estar sustentando el aparato comportamental. Para que este tipo de

intervención sea efectiva y sus resultados se extiendan por largo tiempo, es necesario no

sólo el trabajo del terapeuta, si no el entrenamiento y trabajo con los padres, para que de

esta manera, lo que el niño haya aprendido en la clínica sea reforzado en casa; de lo

contrario, no serviría de nada la terapia, es por ello que Alós (1990) explica que los padres

deben estar perfectamente entrenados y orientados.

Herrera Domínguez Daniela 50


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Paluszny (1987), al respecto explica que el tratamiento conductual tiene por objeto no

descubrir la razón por la cual el niño no habla o no juega, si no, enseñarle cómo llevar a

cabo estas funciones.

Así mismo, comenta, que el enfoque más positivo para tratar de eliminar una conducta

negativa es empezar a reforzar al niño por una conducta diferente y positiva, cuanto más se

haga la conducta positiva que se refuerza, la conducta negativa será menos frecuente, sin

embargo, encontrar estas maneras de reforzamiento requiere de mucho ingenio, persistencia

y responsabilidad.

Paluszny (1987), describe el caso de algunos niños que muestran problemas negativos

muy severos, queriendo llamar la atención de sus padres, por lo que son reforzados por una

conducta negativa, ya que se mantiene el argumento de que si se retira la atención que se

presta a la conducta negativa, ésta desaparecerá y aunque es verdad que con algunos niños

sí funciona, a menudo es virtualmente imposible pedirle a los padres que ignoren que se

autolesiona o automutila el niño.

Sin embargo, Bucher y Lovaas (1968), (citados en Paluszny, 1987, p.102), en un estudio

realizado con niños autistas, demostraron que la técnica conductual es eficaz para eliminar

la conducta de golpearse la cabeza contra la pared, pero sólo hasta que el niño se había

golpeado la cabeza 10mil veces. Estos mismos autores prefirieron no probar con otros

niños este procedimiento de extinción de conducta, por miedo a que alguno de ellos pudiera

matarse de tanto golpe.

Estos procedimientos de extinción de conducta, empleados en niños que se autolesionan

de modo severo, para Paluszny (1987) deben hacerse con toda la precaución posible y no

utilizarse en todos los casos.

Herrera Domínguez Daniela 51


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Esta autora recomienda que cuanto más aversivo sea un estimulo más precaución debe

tenerse; por lo que varios procedimientos severos no deben aplicarse y la aplicación de

terapias aversivas debe considerarse con sumo cuidado por el profesional encargado.

“Las descargas eléctricas, casi ya no se usan como método de extinción, solo en los casos

de agresión muy fuertes o de auto mutilación; cachetadas, sacudidas y otras formas de

castigo físico las usan mucho los padres, los maestros o las personas con poca experiencia y

entrenamiento mínimo “ (Paluszny, 1987, p.103).

En 1969, Lovaas, utilizó con gran éxito las técnicas de modificación de conducta y los

choques eléctricos para el tratamiento de niños autistas que presentaban conductas

agresivas y violentas, mismas que interferían en la adquisición de nuevos patrones

comportamentales más adaptables.

Uno de sus pacientes de nombre Richard, de ocho años, llegó a la clínica debido a que

presentaba conductas de autoagresión muy severas, rabietas y autoestimulaciones; su

agresividad hacia sí mismo era tal, que lo mantenían con sedantes y amarrado con unas

vendas en su cama cubierta completamente con colchones para que no se dañara. La

conducta de autoagresión, fue eliminada con gran éxito por medio de castigo con choques

eléctricos, así cada que se golpeaba o agredía a alguien se le administraba un choque

contingente a la conducta de golpear.

Para la autoestimulación, se utilizó también un tratamiento de extinción por medio de

castigo y tiempo fuera, obteniendo excelentes resultados; para la conducta de contacto

ocular y prestar atención se trabajó por medio de aproximaciones sucesivas y

reforzamiento; de esta manera, cuando el niño miraba y mantenía el contacto ocular con su

terapeuta era reforzado con una galleta.

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Cuando el niño podía controlar sus agresiones, sus estimulaciones, y podía mantener la

vista por un periodo largo con su terapeuta, lo siguiente era trabajar con la adquisición del

lenguaje y conductas de autocuidado, mismas que eran enseñadas bajo el esquema

conductual.

Como se ha descrito, las técnicas de modificación de conducta, actualmente son utilizadas

en el tratamiento de los niños con autismo, para reducir en mayor medida las conductas

agresivas y autolesivas, así mismo se ha logrado por medio del entrenamiento en

habilidades sociales, la ligera inmersión del niño en los ambientes sociales.

Debido a que la sintomatología del autismo es variable en cada uno de los niños, algunas

de las limitantes que presenta esta escuela es que no logra penetrar en el mundo

intersubjetivo además, de que la incapacidad afectiva y la apatía hacia el medio, que son

las principales barreras de contacto, quedan sin respuesta para esta corriente teórica.

Herrera Domínguez Daniela 53


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

4.2 La escuela neuropsicológica: alcances y limites en el tratamiento del autismo

Se han utilizado diversos tipos de tratamientos en función del síntoma y de la formación

que tenga el terapeuta, para Paluszny (1987) dentro de la escuela neuropsicológica se

trabaja bajo un esquema de evaluación y rehabilitación, sustentada en las técnicas de

modificación de conducta y sólo en algunos casos se consideran los fármacos, sin embargo,

estos tratamientos son sólo el complemento de algún otro tipo de terapias y no una terapia

en sí. Dice que, la modificación de conducta es por el momento la base de los tratamientos

terapéuticos más importante para los niños autistas, plantea que dentro de la escuela

neuropsicológica, los tratamientos más actuales se aplican en función de las necesidades del

niño autista, a diferencia de las terapias conductuales, en donde la primacía era la extinción;

que en la neuropsicológica se le da un valor preponderante a la evaluación e incrementación

de conductas: “Actualmente, se están utilizando cuestionarios para definir el tratamiento

terapéutico en función de las necesidades del niño” (p.127). Para Fortea y Martos (1993) el

cuestionario mas efectivo es el “Adolescent and adult psychoeducational profile” (AAPEP),

cuyo objetivo es proporcionar una evaluación de las habilidades presentes y potenciales de

un autista, en aquellas áreas que son más importantes para el éxito y desenvolvimiento

semi-independiente en casa y en su entorno social.

Para ello, Repeto (1993) propone tres programas de intervención; el primero, trata de

facilitar la identificación de claves sociales; el segundo, es un entrenamiento en habilidades

sociales; y el tercero, es un programa para la adquisición de habilidades de cognición

social, la metodología empleada en estas tres propuestas de intervención, es puramente

conductual tomando como premisa el daño orgánico severo con el que cuenta el niño y que

es uno de los objetivos teóricos de la escuela neuropsicológica, en estos métodos de

intervención se enfatiza el hecho de implementar nuevos patrones de conducta en el niño,

Herrera Domínguez Daniela 54


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

mas que de extinguir los que ya tiene, se encargarán de agregar repertorios conductuales al

niño para ayudarlo a ser mas adaptable socialmente.

“Este currículo diseñado específicamente para niños con autismo o problemas similares

se centra en el entrenamiento de éstos en seis habilidades sociales que típicamente

presentan problemas. El fracaso en estas habilidades ha hecho durante mucho tiempo

prácticamente ineducables a la mayoría de estos niños, lo cual da una idea de la importancia

que una adecuada aplicación de este programa puede tener para el futuro de los mismos”

(Repeto, 1993, p.156).

Las habilidades que se entrenan en este programa, son: proximidad, respuesta social,

iniciativa social, uso adecuado de su cuerpo u objetos, control de las conductas disruptivas

y adaptación al cambio. Este autor aclara que la intervención es incidental, sin actividades

concretas dirigidas, se interviene en ellas en el transcurso de las actividades propias del

contexto que la técnica empleada es la de modelado por encadenamiento hacia atrás, y la de

programa de desarrollo de cognición social. Explica Repeto 1993, podría ser una posible

respuesta al entrenamiento del medio, ya que los programas descritos hasta ahora, a pesar

de su innegable valor adaptativo tanto para la persona autista como para los que le rodean,

no tienen como resultado un incremento significativo de la capacidad del niño para

comprender dicho medio social. Señala además, que las investigaciones a nivel neurológico

sobre este padecimiento, han demostrado cuál es la clave de las enormes dificultades que

las personas autistas tienen para la interacción social; ha expuesto cómo el fracaso de esa

importantísima función psicológica priva al autista de una comprensión de la función de las

cosas en el mundo social y cuáles son las leyes y claves significativas e importantes para

ser tomadas en cuenta para poder desenvolverse.

Herrera Domínguez Daniela 55


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Una de las aportaciones más importes de la escuela neuropsicológica para tratar a los

niños autistas, son las investigaciones a nivel orgánico sobre algunos comportamientos de

estos niños, con las que se ha logrado verificar que sí existe daño cerebral y deficiencia en

la producción de algunos neurotransmisores, se requiere de la incorporación de técnicas de

modificación de conducta específicas y no violentas en los tratamientos.

Esta escuela presenta más limitantes que alcances debido a que siempre se ha utilizado

como complemento de alguna otra técnica o tratamiento; sin embargo, donde si ha obtenido

logros ha sido en el diagnóstico, ya que sus investigaciones han permitido analizar con

mayor precisión el funcionamiento cerebral de los niños autistas.

Herrera Domínguez Daniela 56


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

4.3 La escuela histórico-cultural: alcances y limites en el tratamiento del autismo.

Esta corriente teórica es utilizada en el ámbito de primarias y pre primarias de educación

normal, por psicopedagogos especializados en niños autistas; aunque cabe aclarar, que se

trabaja sólo con niños autistas que emplean lenguaje verbal.

Para Rivière (1997), cuando el niño autista tiene lenguaje, la recogida y el análisis de

muestras lingüísticas se hacen necesarios. Explica que en tales muestras es preciso

examinar la posible existencia de anomalías, tales como la ecolalia y la inversión de

pronombres, el nivel estructural de las emisiones, su grado de complejidad y desarrollo

funcional, la existencia o no de habilidades conversacionales y discursivas, y las posibles

disociaciones, como por ejemplo las que existen en muchos casos entre niveles

relativamente altos de organización formal del lenguaje (relacionada con la fonología

segmental, la morfología y la sintaxis) o las que existen con niveles muy bajos de

desarrollo pragmático (con ausencia de funciones importantes como comentar, describir,

narrar, argumentar, etc.). El uso de procedimientos de análisis formal de las muestras de

lenguaje, junto con otros de análisis funcional, se hace así necesario.

Para este autor en lo que se refiere a las capacidades de comprensión, debe tenerse en

cuenta que el autismo se asocia siempre a un déficit receptivo mayor o menor. No basta con

determinar la comprensión de palabras, sino también la de papeles funcionales en las

emisiones (papeles tales como los de acción, agente, objeto, instrumento, localización, etc.)

y la de funciones o afijos gramaticales. Debido a la complejidad de estas evaluaciones, la

valoración del lenguaje autista debe realizarse con intervención y apoyo de especialistas en

desarrollo del lenguaje.

Herrera Domínguez Daniela 57


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

La valoración de las capacidades de comunicación y lenguaje ya supone, en cierto

sentido, una evaluación de competencias de relación: proporciona una idea de cuáles son

los instrumentos de relación con que el niño cuenta, y las funciones de las relaciones que

realiza por medio de tales instrumentos.

Herrera Domínguez Daniela 58


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Conclusiones

A lo largo de este trabajo, se pudo observar que el autismo no es un padecimiento de

reciente descubrimiento, si no que ya en el siglo XIX se encontraban niños con estas

características, tal es el caso del niño d´ Aveyron, de donde se encontraron también serios

conflictos nosológicos durante esos años y posteriores, debido a la complejidad de los

síntomas y características del mismo.

Un dato importante, rescatado a lo largo de este trabajo, fue sin duda la observación y

comparación de las épocas, es decir, si revisamos la historia de nuevo, y observamos la

discriminación, violencia psicológica y física a la que eran sometidos los sujetos con

requerimientos especiales y la comparamos con la actualidad y las nulas oportunidades de

tratamiento, de servicios de salud pública, la falta de empleo y la sentencia de ser por

siempre un objeto y no un sujeto, no hay diferencia entre una época y otra, además no

queda duda de que los seres humanos no hemos evolucionado y que la capacidad de

aprender de la historia nunca la hemos desarrollado.

Si bien es cierto que actualmente existen clínicas y escuelas para la atención de estos

pacientes y sus familias y que además en el código penal federal y en el libro de los

derechos humanos la discriminación es un delito, también es cierto que la mayor parte de la

sociedad y el estado mismo no saben y no quieren hacerse cargo de los niños con

necesidades educativas especiales, un ejemplo de ello es lo que anteriormente se decía

sobre el empleo, si una persona considerada “normal” muchas veces no encuentra empleo,

el caso de quienes padecen algún trastorno es más dramático, ya que la mayoría se

encuentra en las calles en condiciones infrahumanas ó vendiendo dulces, pidiendo limosna

y padeciendo de violencia física en manos de personas intolerantes y en muchas ocasiones

sufren accidentes, entre otras cosas.

Herrera Domínguez Daniela 59


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

Con respecto a su educación, los niños autistas que pueden presumir de recibir educación

especial, no cuentan con el material necesario para su aprendizaje, algunas veces no tienen

personal capacitado y tienen que ser subsidiados por capital privado o por los padres de

familia que en su imperiosa necesidad de que su hijo reciba educación y entrenamiento para

ser independiente, elaboran ventas de comida y otras actividades que les dejan un poco de

dinero para destinarlo a la escuela de su hijo, ya que el gobierno invierte muy poco

presupuesto en este rubro, es por ello que el teleton y fundación azteca construyen clínicas

y elaboran conciertos masivos para recaudar fondos y así eximir al gobierno de ésta

responsabilidad. El problema de estas fundaciones privadas es que trabajan con estos niños

en primer lugar para evadir una gran cantidad de impuestos y en segundo lugar, le trasmiten

a la sociedad una visión dolosa y misericordiosa de la condición especial de estos niños, un

ejemplo de esta situación son las empresas que entre su grupo de trabajadores tienen una

vacante ya sea para discapacitados, especiales o adultos mayores, esto hace que el

empresario sea reconocido socialmente por ser una buna persona, por que se ostenta con el

mote de democrático y caritativo, resolviendo así su gran necesidad de ser reconocido pero

no resuelve la problemática de estos niños y mucho menos de sus familias.

Otro dato importante encontrado a lo largo de este trabajo, es sin duda la problemática de

la definición o bien las conflictos nosológicos por los que atraviesa la psicología, ya que en

los años cuarenta L. Kanner describió por primera vez al autismo, pero paralelamente a sus

investigaciones hubo otros que daban una variación del síndrome por una o dos conductas,

esto en su momento complico la labor de diagnóstico para estos niños. Notemos que

Kanner habló del autismo en 1943 y a actualmente 2009, algunos manuales de diagnóstico

clinico como el CIE-10 y el DSM-IV en algunas conductas se contradicen entre sí, esto sin

considerar las notas contradictorias de los psiquiatras, algunas pruebas psicometricas y

Herrera Domínguez Daniela 60


Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

algunas educadoras y psicopedagogas que trabajan con estos niños. Es obvio que las

ciencias de la salud y en este caso las encargadas de la salud mental atraviesan por un

conflicto nosológico serio.

Es importante considerar que actualmente el mundo esta atravesando por muchos

cambios, estos a su vez promueven la variabilidad en la formas de pensamiento y en

algunas estructuras económicas políticas y sociales de los países en desarrollo, que afectan

directamente a la sociedad y sobretodo a su psiquismo.

Es por ello por lo que los psicólogos debemos proponer técnicas o conductas preventivas

y estilos de vida mas saludables, como por ejemplo no tratar a los niños autistas como

“especiales”, si no como un ciudadano mas con los mismos derechos y obligaciones que los

demás. Esto daría a los pequeños y adultos la necesidad de sobreponerse y de ser más

independientes. Al respecto Laing (1976) explicaba que la atribución de características

generan por si mismas gran parte del problema.

Por otro lado no hay que perder de vista que quienes resultan más afectados en esta

problemática son los familiares, ya que la situación o condición autística de su familiar es

complicada por sí misma, aunado a esto, tienen que atravesar por los engorrosos trámites y

solicitudes para obtener un servicio de salud o un estudio clínico.

Alo largo de esta investigación, también se encontró información sobre la conducta de los

padres y el seguimiento de los tratamientos, en donde en ocasiones ellos son responsables

de la lenta recuperación de sus hijos autistas debido a que no son adecuadamente

capacitados y no aplican los tratamientos en casa como debería de ser, ya que algunos no

han superado su etapa de duelo o su dolor psíquico, sin embargo esta situación no debe

servir de anclaje en la recuperación de su hijo, es por ello por lo que se propone la

capacitación y entrenamiento de los padres por profesionales debidamente certificados, así

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

como el exhaustivo trabajo en equipo y esto implica mas lectura, mas investigación y

mayor disponibilidad de ambas partes.

Como se puede observar hasta ahora, existen aún grandes obstáculos que vencer para

poder mejorar las condiciones de vida de estos niños y sus familias, pero también se tienen

que resaltar los grandes esfuerzos de algunos profesionales en área para cambiar la

situación.

Para poder crecer como nación, es importante invertir en materia de salud pública, ya que

sin ella la población viviría más enferma y por ende no estaría en condiciones de trabajar

ni de producir o impulsar un cambio económico, actualmente esto sucede y si el gobierno

no hace por invertir en materia de educación e investigación seguiremos siendo un país

subdesarrollado y enfermo; un ejemplo de esto es que en México aún no se tienen

definidos con exactitud el número de niños y adultos con autismo, esto complica la

situación del país en cuanto a materia de salud mental se refiere, ya que según datos del

seguro social, actualmente el Instituto Mexicano del Seguro Social atiende a 250 niños con

este padecimiento y si revisamos los índices de ocurrencia son mas de 37 mil niños

aproximadamente con autismo en el país, no son ni el 20% por ciento de ellos los

atendidos, indudablemente el autismo es considerado ya un problema de salud publica, no

por la frecuencia de ocurrencia si no por las condiciones en las que habitan estos niños, que

los hacen propensos o vulnerables a adquirir otro tipo de padecimientos virales o

infecciosos.

En otros países como Japón y otros países de Europa, el gobierno y los servicios de salud

pública y privada atienden a más del 50% de los niños con requerimientos educativos

especiales y otros trastornos del desarrollo, a su vez, obligan a las grandes empresas a que

abran y den empleos a este tipo de personas adjudicando así a los empresarios la

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

obligación de ser productivos económicamente para el crecimiento de su país y no a ver al

empresario como “buena apersona” y al especial como “pobrecito”.

Pero como anteriormente se hacia mención, son grandes y muy fructíferos los esfuerzos

de los profesionales, ya que la psicología tiene como una de sus obligaciones crecer

científicamente para responder a las demandas de estos niños y sus familias.

Un gran ejemplo de ello, es sin duda el trabajo de los psicólogos conductuales, que a

pesar de sus grandes retractores y críticos, es una alternativa de tratamiento prometedora

para el autismo, sólo que aún tiene que librar los conflictos éticos y morales que le achacan

algunas organizaciones de derechos humanos, que creen son violentas y tortuosas las

técnicas de modificación de conducta por el uso de castigos y reforzadores. Sin duda esta

perspectiva teórica aborda el desarrollo del niño autista como el de cualquier otro niño, tal y

como lo propone Riviére, seguidor de la psicología histórico-cultural, que a simple vista

parecieran rivales por las cuestiones epistemológicas pero en la práctica ven al niño de

igual manera; si observamos con detalle y con disposición, podremos observar que la

diferencia esta en los alcances del tratamiento, ya que uno se encarga del niño y el otro de

la conciencia de los familiares.

Actualmente los tratamientos de esta corriente teórica son retomados por otras corrientes,

como el caso de la neuropsicología, que con base en la observación de daño cerebral,

diagnostican y dan su tratamiento en técnicas de modificación de conducta en algunos de

sus pacientes. Por lo tanto no podemos decir que la psicología conductual sea la panacea,

pero sí promueve la calidad de vida para estos niños y es la más adecuada para aquellos

que padecen autismo profundo.

La perspectiva histórico-cultural juega un papel muy importante en la capacitación y

entrenamiento de los familiares, gracias a esta escuela se puede concienciar a los padres de

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

la importancia de sus relaciones afectivas con el pequeño, ya que por medio de éstas es

posible enseñar al niño algunas pautas importantes de la socialización. Tomando como base

las palabras de Vygotsky en donde decía que la atención voluntaria, la memoria lógica, el

pensamiento verbal, conceptual y las emociones complejas, no pueden surgir y constituirse

en el proceso de desarrollo sin la contribución constructora de las relaciones sociales. Se

puede concluir entonces que el punto medular para la rehabilitación exitosa del niño autista,

es la ayuda de otras personas, ya que como se pudo observar las características de

pensamiento antes descritas son las que no tiene el niño autista y considerando que el

desarrollo de los procesos psicológicos superiores se da de abajo hacia arriba, es decir, de

lomas elemental a lo más complejo, entonces los niños autistas con educación y atención

oportuna tienen más posibilidades de ser independientes.

Es por ello que una terapia conductual bien aplicada, un entrenamiento a los padres en

técnicas de modificación de conducta e en cocientización por medio de información, y un

buen diagnóstico neuropsicológico, da como resultado , mejores condiciones de vida y la

exitosa rehabilitación del niño autista.

Para la escuela histórico-cultural, el autismo se es considerado una sumatoria de

defectos, si no, un desarrollo anómalo en la infancia. Esta conceptualización brinda mayor

seguridad y estabilidad a los familiares del niño, se podría decir que aquí comienza el

trabajo o los efectos del tratamiento psicológico, en aliviar un poco el dolor emocional y el

duelo de los familiares, esto con el fin de preparar las óptimas condiciones para el

tratamiento que les llevará gran parte de su vida; de nada serviría decir a la madre que su

hijo tiene pocas posibilidades de rehabilitarse, ya que en primer termino se pondría en tela

de juicio la efectividad y funcionalidad de la psicología y dos causaría mas dolor a los

padres y por ende no habría posibilidades de aplicar un tratamiento y por último no seria

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

ético; ya que el psicólogo es formado para velar por la salud mental, mas no para ocasionar

o promover una depresión profunda u otro padecimiento. Aunque se debe considerar los

alcances y los limites de todos los tratamientos, se debe informar de manera clara y precisa

a los padres de ello.

En este trabajo se pudo localizar que como el autismo aún sigue ocultando su origen y

gran parte de su naturaleza, presenta desafíos difíciles a la intervención educativa y

terapéutica, por lo que algunos autores como Riviére, explican que la evaluación es el punto

de partida para el tratamiento, debido a que la función de la evaluación tiene por objeto

procurar la delimitación del déficit, mediante un instrumento y situar al niño autista

respecto a su nivel del desarrollo psicomotor.

Así mismo, como se comentaba anteriormente, ningún tratamiento de ninguna escuela o

corriente teórica nos va a brindar la solución completa al problema, todo va depender del

nivel de profundización del autismo, por ello no debemos por ningún motivo, hablar sobre

que terapia es mejor que otra, ya que todas tienen como objetivo brindar al niño mejores

condiciones de vida y por ende todo esta en función de los niveles de autismo que presente

el niño.

Como se pudo observar, hemos abordado ya cinco problemas que rodean no solo a los

niños autistas, si no a los niños con necesidades educativas especiales en general, el

primero de ellos es la cuestión política y presupuestaria que deriva en delegar

responsabilidades al capital privado, degenerando así la visión social de estos niños

considerándolos como “pobres” e “impedidos”, profundizando el malestar y el duelo en

los familiares del niño que a su vez es maltratado emocionalmente por esos adjetivos y el

ultimo y no por eso menos importante es el dilema científico referente a la nosología, de

donde se derivan discusiones interminables sin propuestas reales por parte de algunos

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

profesionales en el área. Un ejemplo es el caso del DSM-VI que intenta proporcionar la

base para el diagnósticos confiables, exigiendo que se deben alcanzar criterios específicos

para que pueda hacerse un diagnóstico particular, a sí mismo, no todos los criterios pueden

ser evaluados de manera objetiva ya que cada paciente tiene que ser evaluado dentro del

contexto de sus antecedentes y de su desempeño actual, ello requiere conocer la historia del

paciente y observarlo cuidadosamente, a sí mismo la confiabilidad entre clasificaciones

para algunos criterios es baja, además de que muchas categorías diagnósticas se refieren a

mas de un trastorno y se debe a que varias entidades patológicas producen cuadros

sintomatológicos similares, trayendo como conclusión un problema más en la evaluación.

Sin embargo como ya se decía anteriormente, aún queda abierto el campo de

investigación científica, ya que falta mucho por hacer, por el momento los psicólogos

debemos seguir investigando y proponiendo, pero sobre todo, tener mucha disposición para

trabajar en equipo y saber escuchar al que piensa diferente y aprender a trabajar con esas

diferencias sin dividir y fragmentar.

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Tres marcos teóricos para el tratamiento del autismo infantil

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