National Geographic

La visión Inca del cosmos. Ilustración de Ken Dallison con asesoría

de Gari Urtun, Colgate University.

Conociendo el Antiguo Perú

por medio de la astronomía
Odilón Bejarano Barrientos
Odilón Bejarano Barrientos
En los legados arqueológicos del antiguo Perú, se
puede verificar que las múltiples y diversas manifes-
taciones culturales obedecen a diseños del sistema de
la Cruz Cuadrada, con lo que consiguieron una armo-
nía individual y de conjunto en los templos ceremo-
niales y administrativos. Es por esta razón que tam-
bién encontramos una unidad en su pensamiento,
reflejada en su monumental arquitectura.
Hemos podido constatar en diversos monumen-
tos, en lugares diferentes y distantes entre sí, que siem-
pre mantienen como patrón de medida una unidad en
la que se aplica el sistema de la Cruz Cuadrada. Los
antepasados andinos lograron los múltiplos y sub-
múltiplos de este patrón de medida. De manera tal
que el sistema de la Cruz Cuadrada fue empleado
para dimensionar muchos monumentos arqueológi-
cos del antiguo Perú.
Con el conocimiento del sistema de la Cruz
Cuadrada, resulta fácil verificar otras manifestacio-
nes culturales de épocas anteriores y posteriores que
fueron diseñadas en base al sistema mencionado,
logrando así una armonía individual y de conjunto en
la construcción de los múltiples edificios del antiguo
Perú. En estas edificaciones se mantiene como una
constante la unidad arquitectónica. Lo anterior nos
induce a plantear que los amautas del antiguo Perú
conocían la geometría y la utilizaron según la necesi-
dad y circunstancia.
El presente trabajo escudriña los conocimientos
más tempranos del antiguo Perú referente a la astro-
nomía y el rito a la Chakana o constelación Cruz del
Sur. La finalidad es establecer los elementos primarios
del conocimiento andino. Estoy convencido de que
con el descubrimiento que se hizo de la relación exis-
tente entre los lados de un cuadrado y su diagonal se
ha dado un paso significativo en el desarrollo de la cul-
tura andina. Sirvió, cual trampolín, para dar un gran
salto al mundo de la geometría, cálculos matemáticos,
y al conocimiento básico de la trigonometría. Las evi-
dencias están a la vista de cualquier investigador de
nuevo tipo que, despercudido de la vieja atadura de
querer encasillar la realidad del antiguo Perú a esque-
mas occidentales preestablecidos, se oriente a inter-
pretar el Tahuantinsuyu. El uso geométrico de la Cruz
Cuadrada dio acceso para establecer un sistema, en el
que la Cruz Cuadrada es una fórmula geométrica que
permite hallar un valor para “p” (pi) andino; porque
la diagonal de un rectángulo formado por tres cuadra-
dos es v10, cuando el lado del cuadrado es igual a 1. La
longitud de v10 es igual al perímetro de la circunferen-
cia circunscrita en el primer cuadrado de lado 1. Es
por esta razón que v10 es igual a “p” (pi) de una cir-
cunferencia de diámetro.
Todo este conocimiento fue desarrollado con el
afán de lograr un calendario agrícola. Única vía, por
entonces, para poder elevar la tasa de la producción
agrícola, anhelo que fuera alcanzado, no sólo en el anti-
54
Conocer el antiguo Perú por la astronomía
guo Perú, sino en la mayoría de las culturas del mun-
do. Últimas investigaciones arqueológicas a las prin-
cipales culturas del mundo evidencian nuestra afir-
mación. Es el caso del templo Ankurbath (Camboya),
Stonehenge (Inglaterra), Karnak (Egipto), Qalasasaya
(Bolivia), Chaupin (Perú), Chichenitzá (México) y
muchos otros. En Ankurbath, se registra un efecto
astronómico y sólo ocurre dos veces al año. El 21 de
marzo y el 21 de setiembre, cuando la noche y el día
tienen igual duración. Ankurbath se ilumina al ama-
necer y se observa una admirable obra de la arquitec-
tura, con alineación astronómica que apareció en
Camboya hace poco más de 1000 años. Sus sacerdotes
tenían conocimientos muy sofisticados de la astrono-
mía, con datos muy precisos de los movimientos
astrales.
Muchas civilizaciones del mundo dirigieron sus
miradas al cielo. Todos alineaban sus monumentos
con ciertas posiciones del sol y las estrellas. Hoy la
ciencia y la tecnología modernas nos ayudan a com-
prender cuál era el propósito. Copiar imágenes del
cielo en la tierra. Mucho antes de que los constructo-
res misteriosos aparecieran en Camboya, los templos
egipcios se alineaban con el sol en días especiales. Es
el caso del templo de Karnak en el alto Egipto, donde
su eje largo y angosto se alínea con el sol del amanecer
en el solsticio de invierno el 21 de diciembre, el día
más corto del año en el hemisferio norte.
Las manifestaciones culturales del conocimiento
cósmico se reflejan en ciertos trabajos de la antigüe-
dad, evidenciado en la estructura y alineación de los
edificios arqueológicos que, desde hace 4000 años o
más, existen en Egipto.
Sorprende mucho que los egiptólogos subestimen
la antigua cultura y que lo único que vean en este
hecho sea una especie de accidente producto de la
casualidad, de la coincidencia, cuando en realidad no
lo es. Conectando el eje de Karnak con el sol naciente
en el solsticio de invierno, los antiguos egipcios trata-
ban de unir la tierra con el cielo. El propósito real aún
no lo sabemos, pero estamos seguros de que respon-
día a su cosmovisión sobre la vida y la muerte. Lo que
sí está claro es su gran conocimiento de astronomía,
evidenciado en los objetivos del templo de Dendera
que es eminentemente astronómico, edificado hace
2000 años. Se erige sobre los cimientos de templos más
antiguos, pero guardando siempre las viejas ideas, lo
cual significa que lo viejo se re-expresaba constante-
mente en formas nuevas. Las viejas ideas que los egip-
cios buscaban se remontan a la edad de oro, llamado
el tiempo primero, y a un templo en particular, que se
creía que había sido construido por los dioses.
Los templos egipcios se construyeron con inspira-
ción en una región del cielo conocida como el Duat,
cinturón de Orión. En el Tahuantinsuyu de la primera
dinastía inca está representado en el geoglifo de la ara-
ña, que corresponde a la cultura Nasqa.
Revista Cantuta Nº 16
Odilón Bejarano Barrientos
Como la tierra se mueve alre-
dedor del sol, cada mes al salir el
sol vemos una constelación dife-
rente como Cáncer, Leo, etc. Es pro-
bable que en Egipto el conoci-
miento del zodiaco exista desde
tiempos muy remotos. Ahora no
cabe discusión, dada la evidencia
que tenemos particularmente en
los monumentos, porque éstos
constituyen el registro más perdu-
rable de que su conocimiento del
cosmos, de las estrellas y su com-
portamiento, y de los ciclos cósmi-
cos era muy amplio. Hoy tenemos
evidencias suficientes como para
verificar esto. Los antiguos refleja-
ban ese saber en la pintura o en la
mitología. Para ellos no había con-
tradicción [como la hay ahora para
nosotros, caso cultura Qara runa-
kuna (Caral)] entre el conocimien-
to astronómico y las historias mito-
lógicas, porque pensaban de una
manera mitológica. Era su menta-
lidad.
Revista Cantuta Nº 16
Conocer el antiguo Perú por la astronomía
Las edificaciones egipcias muestran
profusión de simbolismo astronómico.
National Geographic
Las ideas que encontramos en
Dendera aparecen mil años antes
en las tumbas del Valle de los
Reyes. Al entrar en la cámara fune-
raria de Sete Primero, uno de los
grandes faraones de Egipto, lo que
llama la atención de inmediato es
la profusión del simbolismo astro-
nómico. También sobre el lugar
del sepulcro en sí hay un techo
lleno de pinturas de dioses astra-
les y símbolos de constelaciones,
cuyas formas son perfectamente
reconocibles. Hacia el norte, en los
desiertos situados en las afueras
de la moderna ciudad de El Cairo,
los datos astronómicos son aún
más antiguos. 1 500 años antes de
que se construyeran las primeras
tumbas en el Valle de los Reyes, los
antiguos egipcios expresaban su
sabiduría astronómica en pirámi-
des gigantescas. La pirámide esca-
lonada de Souza es supuestamen-
te la más antigua de Egipto. Donde
la construcción de esta clase de
monumentos comenzó hace unos
5000 años. Ésta es del grupo de
importantes pirámides ubicadas
en Sacara, a unos 45 km al sur de
Gizeh donde se erigen las más
famosas. Si queremos alcanzar el
mundo de las ideas espirituales de
nuestros antepasados para conec-
tarnos con él y con el pasado de la
humanidad, ésta es la vía.
Los egiptólogos traducen los
jeroglíficos literalmente como una
serie de conjuros mágicos. No
aceptan que detrás de los símbolos
hay un mensaje astronómico codi-
ficado (igual cosa sucede con la
mayoría de nuestros arqueólogos
peruanos). Pero podemos com-
prender los códices si estudiamos
estos textos en conjunto con las
grandes pirámides de Gizeh.
Hoy sabemos que las tres pirá-
mides más importantes de Gizeh
representan y están en la misma
disposición que las tres estrellas
del cinturón de Orión. Existe otro
ducto muy bien labrado y se dirige
sorprendentemente hacia la estre-
lla Sirio. Fue el ingeniero belga
Robert Bauval quien descubrió el
ángulo de dirección a la estrella
Sirio. Esta estrella representa para
los egipcios a la diosa Isis. Es la
figura materna de los dioses egip-
cios. Todo esto es, claramente,
parte de un patrón, pirámides en
la tierra que se corresponden con
estrellas y una línea que las conec-
ta. ISIS es la mujer de Osiris, señor
del Duat, cuya imagen astronómi-
ca es la constelación Orión. En la
cámara del rey encontramos que el
eje del sur es el más revelador,
apunta directamente a las estrellas
del cinturón de Orión, como se dis-
ponían en el año 2500 antes de
Cristo. Confirma, el descubri-
miento de Robert Bauval, que esas
tres estrellas se reflejan exacta-
mente en el plano de las tres pirá-
mides de Gizeh.
En recientes investigaciones
arqueológicas y con ayuda de foto-
grafías satelitales, se ha podido
55
Odilón Bejarano Barrientos
identificar construcciones mucho más antiguas en
Ankurbath igual que en Egipto. Los arquitectos de
estos templos fueron maestros astrónomos y matemá-
ticos. Como las pirámides de Gizeh, estos templos
constituían una comunicación entre la tierra y el cielo.
En Ankurbath, la norteamericana Dra. Eleanor
Manija, gran conocedora del Ankurbath, descubrió
que los antiguos constructores usaron el codo como
unidad de medida. Su estudio mostró que cada medi-
ción en este sitio se corresponde con ciclos de tiempos
significativos para los hindúes. El trayecto del camino
que lleva al centro del templo evoca la primera era de
la cosmología hindú, 1 728 000 años expresados en
igual cantidad de codos. Podría tratarse de una coinci-
dencia, pero aquí también se simboliza la segunda, ter-
cera y cuarta eras.
Podríamos decir, entonces, que estas culturas
conocieron e hicieron uso del aparente movimiento de
las estrellas. El mito llamado Batido del océano de leche,
por ejemplo, así lo señala. Según esta mitología hindú,
el monte Mandara situado sobre el cuerpo de una tor-
tuga es la encarnación del dios Bishno. El nivel científi-
co del mito, aparte de lo mitológico, es más complejo y
se apoya en observaciones detalladas del cielo, lleva-
das a cabo por astrónomos por largos períodos.
Representa un complicado ciclo de las estrellas llama-
do precesión. Los dos equipos que tiran de la serpiente
enroscada alrededor de la montaña sagrada (Manda-
ra) simbolizan un ciclo de tiempo que sólo observado-
res muy capaces podrían haber comprendido en esos
tiempos. Es una metáfora científica para explicar la
rotación de la tierra alrededor de su propio eje.
Sabemos que la posición del polo no es fija. Como hay
una fluctuación en la rotación terrestre el polo se mue-
ve. Completa una circunferencia alrededor de un
punto fijo en 25 772 años (velocidad del movimiento
de precesión en el año 2 002). Es decir, avanza un
grado en 72 años aproximadamente. Este ciclo es lo
que se conoce como precesión. Hoy puede medirse e
increíblemente los antiguos lo habían medido.
En el caso nuestro, el conocimiento astronómico se
remonta a los 5 000 años a. p. Sabemos ahora que
podían medir la precesión, porque los valores prece-
sionales aparecen codificados en las dimensiones y
alineación de los campos. No es casualidad que haya-
setenta y dos templos en Ankur, tampoco es casuali-
dad que el camino de Ankurbath esté desviado del
Este exactamente ¾ de grado. En términos precesiona-
les, ¾ de grado son 54 años; y encontramos el número
54 repetido en todo Ankur. La desviación permite pre-
decir el equinoccio de primavera con tres días de anti-
cipación solo en el equinoccio. Cuando la noche y el
día tienen igual duración el sol se eleva alineado con-
tra la torre central. Indudablemente los constructores
astrónomos y matemáticos de Ankur usaron números
precesionales para conmemorar sus ideas más impor-
tantes.
56
Conocer el antiguo Perú por la astronomía
Los mayas construyeron sus pirámides por todo el
Yucatán con diseños de carácter astronómico. La pirá-
mide Maya de Chichenitzá tiene cuatro escaleras, cada
una posee 91 escalones. Si se multiplica 91x4=364 y al
agregar la plataforma final, se tiene 365 que equivale a
los días de un año solar.
La pirámide de Chichenitzá fue construida por
personas obsesionadas en seguir el curso del sol en el
horizonte. La capacidad de observación era tan avan-
zada que fueron capaces de orientar el monumento
con la precisión necesaria para crear una notable ilu-
sión de luz y sombra. Esta ilusión aparece hacia la
puesta del sol sólo durante dos días por año (los equi-
noccios de primavera y de otoño). La sombra repre-
senta la forma de una gigantesca serpiente, y la pirá-
mide está dedicada a Kukulkan, el dios serpiente que
los mayas y muchas otras culturas antiguas represen-
taban como una serpiente voladora o con plumas. El
culto a este dios giraba enteramente alrededor de la
astronomía. El caracol era el observatorio principal de
los sacerdotes astrónomos de Chichenitzá. Los astró-
nomos modernos han trabajado mucho en las ruinas
de esta estructura. Saber exactamente cómo era utili-
zada demandó largo estudio. Se trazaban líneas dia-
gonales de observación a través de la gran cantidad de
puertas y ventanas que rodean la estructura y a través
de esas líneas se observaba la salida y el ocaso de algu-
nos astros. Cuando el sol se pone a Occidente pode-
mos ver cómo funcionaba este delgado rayo de luz que
fue logrado por una visión angular a través de una de
las tantas puertas y ventanas estrechas de esta estruc-
tura. Cada una de estas aberturas fue diseñada para
observar el sol, las estrellas y los planetas en momen-
tos específicos durante el curso de un año. A partir de
sus observaciones del cosmos, los mayas lograron pro-
ducir un calendario astral de una increíble exactitud.
Calcularon la duración del año solar, con mayor preci-
sión que la de los actuales calendarios, porque utiliza-
ban ciclos de tiempo interrelacionados. Su calendario
era tan exacto que pronosticaron el eclipse solar sobre
la ciudad de México de 1 991.
En el caso nuestro, en el antiguo Perú, las líneas de
Nasqa son representaciones de constelaciones del
cielo austral. Por su gigantesco tamaño no es posible
visualizar, no sabemos cómo los hombres de Nasqa
que las edificaron pudieron visualizarlas como una
unidad. Esto dio lugar a que personas como el escritor
Eric Rondanikel plantearan que seres extraterrestres
habían aterrizado aquí. Pero posteriores investigacio-
nes más serias y con ayuda de la moderna ciencia y tec-
nología, el astrónomo norteamericano doctor Félix
Pitaluga ha demostrado que muchas de las figuras
coinciden con constelaciones estelares. Uno de los
dibujos más dramáticos de Nasqa es la gran araña, que
es el modelo exacto de la constelación de Orión.
También los trabajos de nuestros investigadores
nacionales como Guillermo Illescas Cook, Gerardo
Revista Cantuta Nº 16
Odilón Bejarano Barrientos Conocer el antiguo Perú por la astronomía

Dianderas, Gary Urton, Tom Zuidema, C. Milla, y

otros nos muestran suficientemente el conocimiento
astronómico de nuestros antepasados.
Estamos convencidos de que debemos observar el
cielo para recuperar los conocimientos olvidados de
nuestros <amauta runakuna>. Los ejemplos señalados
nos muestran la preocupación de la humanidad por
encontrar un observatorio astronómico, lo que final-
mente permitió la construcción de calendarios agríco-
las. Todo el periplo que siguió la humanidad para la
consecución de ese logro encierra un conjunto de pro-
cesos y descubrimientos colaterales, como el movi-
miento de los astros y el ángulo íntersolsticial. Este últi-
mo permitió la construcción de los calendarios agríco-
las; llámese templos circulares hundidos o intihuatana-
kuna. Todos funcionan gracias al ángulo íntersolsticial
descrito por el movimiento astronómico estelar.
Actualmente el ángulo íntersolsticial solar es de

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23º 26' 32” y es relativamente constante. Pero el ángulo
íntersolsticial estelar o sidéreo varía de menor a mayor
abertura, dependiendo de la estrella con la que se ali-
nea un monumento. El conocimiento de estas varia-
ciones y bajo deducciones matemáticas nos permite,
con suma facilidad, hacer una cronologización de la El universo Maya. Ilustración de Ken Dallison para el
edad del monumento. Sobre este tema el investigador Centro de Aqueoastronomía Maya.
G. Dianderas dice: “Los caldeos determinaban con toda
no sólo ellos hicieron esa tarea, sino todas las culturas
precisión el comienzo de las cuatro estaciones y tenían una
del mundo buscaron certidumbres para elaborar sus
estrella que, en una posición determinada, marcaba dicho
calendarios. Sin embargo, fueron los griegos quienes
comienzo. Esta determinada posición observada también
en su afán de capturar la realidad por completo no
entre los egipcios para los mismos fines consiste en el orto o
quisieron descubrir el cero, ya que este concepto
en el ocaso de las estrellas elegidas, que varían después de un
implicaba el vacío o la nada. Se dice frecuentemente
largo espacio de tiempo debido a la precesión de los equinoc-
que ellos escondieron el número irracional, es decir, el
cios. Es lógico suponer que los antiguos peruanos, agricul-
número decimal infinito, por el terror que les causaba
tores y pastores, como sus coetáneos del Asia Menor, llega-
la incertidumbre propia de una expresión que nunca
ron a determinar la duración del año y el comienzo de las
termina y que, por lo tanto, no se puede definir. Pero
estaciones valiéndose de los mismos fenómenos para los mis-
también fueron uno de los que buscaron en forma
mos fines. Si llegáramos a conocer la dirección en que se pro-
infatigable la cuadratura del círculo por la necesidad
dujo el ocaso de una determinada estrella en aquella época,
de eliminar el absurdo aparente de definir una figura
comparándola con la que corresponde en la actualidad al
geométrica en función de un número como el 3,141516
mismo fenómeno, el ángulo formado por las dos direcciones
que, si se analiza bien, conduce a un resultado terrible:
nos permitiría fácilmente deducir la edad o la época de la pri-
un círculo tiene un número infinito de áreas o
mera determinación”.1
circunferencias. ¿Cuál es, entonces, el área de un
Creemos que hoy, haciendo uso del conocido ángu- círculo?; y ¿cuál su circunferencia?
lo intersolsticial solar, estamos en condiciones de
Si la cultura occidental tuvo esta dificultad al bus-
hacer esta deducción a través de las matemáticas; lo
car la cuadratura del círculo por medios matemáticos,
que nos aproxima a la cronologización de algunos
con mayor antigüedad, la cultura andina resolvió este
monumentos arqueológicos, como veremos adelante.
problema por medios geométricos, demostrando que
El hombre andino, como cualquier otro del el área del círculo es igual al área del cuadrado. Esto
mundo, buscó el derrotero de las certidumbres a las
ocurre cuando el círculo posee un diámetro cuatro y el
cuales aferrarse antes que aceptar decisiones
cuadrado tiene de lado v10. La diferencia está en que la
aleatorias. Hasta ahora, los antiguos griegos fueron
cultura andina resolvió este problema hace aproxima-
considerados los abanderados en escudriñar las
damente 5 000 años (B. P.). El descubrimiento de los
certidumbres, pero la ciencia viene demostrando que
valores para “π” fue preocupación de gran parte de las

1
Dianderas, Gerardo: Los conocimientos Astronómicos de los Antiguos Peruanos. En Revista “Letras” pp. 45-61.
Órgano de la Facultad de Letras de la UNMSM., 1951. Lima.

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Revista Cantuta Nº 16
Odilón Bejarano Barrientos
Un trazado de los Nasqa, representando una aguja y un telar. Sostiene John B. Carlson que algunos de los americanos
concibieron el universo como un reflejo de un tejido fino. Fotografía de Bob Sacha.
culturas del mundo y, de alguna manera, unos más
que otros, se aproximaron a hallar dichos valores de
“π”. Así, los chinos primitivos, en el año 2500 antes de
Cristo, encontraron un valor para “π” igual a 3; nues-
tros amauta runakuna, más de 3 000 años antes de
Cristo, encontraron un valor para “π” =3,16; los babi-
lonios y hebreos (2 000 años antes de Cristo) encontra-
ron un valor para “π” = 3; los egipcios (papiros de
Ahmez) en el año 1 500 antes de Cristo, valor para “π”
=3,16; Arquímedes, el año 140 antes de Cristo, dio
valor para “π”=3,14; los chinos (calendaristas, inge-
nieros) Liu Hsing, año 25 después de Cristo, dio valor
para “π”= 3,16; WangFung el año 250 después de
Cristo dio valor para “π” =3,15 y, finalmente, tenemos
a Tsu Ch'ung Chih, año 180 después de Cristo, valor
para “π” =3,1415. Como podemos observar, las distin-
tas culturas y diversos investigadores se preocuparon
por hallar un valor aproximado para “π”. De todos
ellos, fueron nuestros sabios amauta runakuna que en
tiempos muy tempranos (5 000 años B. P.) descubrie-
ron un valor aproximado para “π”, pero lo que debe-
mos destacar es que en el Tahuantinsuyu este valor se
halló por medios geométricos; mientras que en el
Medio Oriente y el Asia se buscó por medios matemá-
ticos; lo cual resultó más dificultoso, aunque poste-
riormente más cercano, pero esto sucedió reciente-
mente en el año 180 d.C., (Tsu Ch'ung Chih señala un
Conocer el antiguo Perú por la astronomía
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valor de 3,1415 para “π”. La relativa aproximación de
nuestros sabios amauta runakuna a hallar un valor para
“π” permitió en el área andina la construcción de un
calendario agrícola que dio inicio a una gran revolu-
ción agropecuaria.
Sucumbió la cultura griega sin haber logrado la
cuadratura del círculo, pero sus aspiraciones sobrevi-
vieron, así como sus logros. Las civilizaciones poste-
riores continuaron con el reto, resueltas a resolver de
cualquier modo, y no pocas veces apelaron al dogma
como solución arbitraria, pero solución al fin. La opo-
sición a dar fin a la incertidumbre siempre estuvo pre-
sente, como la teología negativa de San Agustín
Obispo de Hipona (África del Norte), teólogo y filóso-
fo místico próximo al neoplatonismo, figura cimera de
la patrística, las cinco vías de demostración de la exis-
tencia de Dios, de Santo Tomás de Aquino, difusor de
la armonía entre la fe y la razón, el empeño grotesco de
un gran filósofo del siglo XV, Nicolás de Cusa, bajo la
influencia del neoplatonismo, reelaboró los conceptos
de la filosofía cristiana en la teoría de Dios como ser
máximo, situado por encima de los opuestos en que el
entendimiento limitado concibe las cosas de la natura-
leza. En Dios coinciden todos los opuestos: finito e infi-
nito, singular y plural, etc., quien trató también de
resolver la cuadratura del círculo, fue esfuerzo inútil
sin resultado positivo. La incertidumbre tenía que ser
59
Revista Cantuta Nº 16
Odilón Bejarano Barrientos
eliminada de cualquier forma. Miguel de Servet, teó-
logo y filósofo español, ideó una reforma de los dog-
mas de la fe cristiana. Perseguido como hereje, pasó a
Ginebra, donde Calvino lo hizo condenar. Murió en la
hoguera por cuestionar el dogma de la trinidad.
Nuestros sabios amauta runakuna del
Tahuantinsuyu de la primera dinastía inga, mucho
antes del liderazgo de Manku Qapaq, tomaron muy en
serio el problema de la incertidumbre. La visión astro-
nómica proporcionó la fuente necesaria para resolver
estos enigmas. Y hoy, con el auxilio de las modernas
ciencias sociales como son las matemáticas, geometría
y otras, podemos probar los grandes aciertos de nues-
tros sabios amauta runakuna del Tahuantinsuyu.
Se recurre a los métodos matemáticos en las cien-
cias sociales, en la sociología, antropología y arqueolo-
gía porque la sociedad es una parte de la naturaleza;
su funcionamiento y desarrollo son procesos propios
de la historia natural, por cuya razón deben estudiarse
con la precisión de las ciencias naturales, de la mate-
mática y otras. V. G. Afanasiev dice:
“Todos los fenómenos y procesos, sin excluir los socia-
les, poseen una medida, es decir, cierta unidad de caracterís-
ticas cuantitativas y cualitativas. Éstas se manifiestan en
las propiedades, cada una de las cuales posee una gradación
cuantitativa: magnitud, grado de desarrollo o intensidad,
etc. En la unidad de los aspectos cuantitativos y cualitati-
vos, propia de los fenómenos sociales, se encierra precisa-
mente la posibilidad de emplearse los métodos matemáticos
en la investigación de los sistemas sociales y en la descrip-
ción matemática de los mismos”.2
Otra razón para recurrir al uso de la matemática
en el campo de las ciencias sociales reside en el inmen-
so grado de abstracción, en la extraordinaria amplitud
de los principios, propios de la matemática. Los con-
ceptos como, digamos, el de función, multitud, grupo,
magnitud infinita, etc., por su amplitud y carácter uni-
versal sólo pueden compararse con los conceptos filo-
sóficos. Son conceptos que por su amplitud permiten
reflejar fenómenos diversos, incluidos los sociales.
Sabemos que la matemática es capaz de reflejar los ras-
gos comunes de fenómenos cualitativamente distin-
tos. De ahí que se puede inferir que la matemática es el
lenguaje común de los pueblos del mundo. El uso de
los métodos matemáticos en el estudio de todos los
procesos, incluidos los sociales, se debe, además, a la
lógica exclusivamente rigurosa del desarrollo interno
de la matemática.
Si existen determinadas premisas matemáticas, si
éstas son verídicas, las consecuencias que se despren-
den de ellas, dada la lógica interna de la matemática,
son infalibles.
2
Afanasiev V. G. Dirección Científica de la Sociedad. Editorial Progreso Moscú, 1975, 2da. edición, p. 348.
3
Georg Klaus. Kybernetik in philosophischer Sicht, S. 238, Brl. 1965.
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Revista Cantuta Nº 16
Conocer el antiguo Perú por la astronomía
“La matemática posee un colosal poder de deducción, y
esto tiene mucha importancia para la organización del pro-
ceso de gestión. Si se tiene objetos relativamente análogos en
el sentido estructural, los métodos matemáticos permiten
elaborar sistemas o modelo más o menos análogos de gestión
para el uso de uno u otro sujeto de gestión. Dicho con otras
palabras, si dispone de sistemas de gestión más o menos iso-
morfos u homomorfos, se puede encontrar una fórmula
común, un algoritmo de gestión y utilizarlo en vasta escala
en la práctica, en el proceso práctico de gestión. Por desgra-
cia se olvidan, a veces, de estos argumentos a favor de la mate-
mática los enemigos de su empleo en sociología. Se olvidan
también de que el análisis cuantitativo va unido insepara-
blemente al cualitativo.
El estudio de las características cuantitativas y la
expresión de éstas con medios matemáticos permiten com-
prender más a fondo los caracteres cualitativos de los fenó-
menos sociales, permiten sacar conclusiones teóricas más
profundas y, merced a ello, ejercer un efecto práctico más efi-
caz en ellos, es decir, gobernarlos con más eficacia. A lo dicho
hay que añadir que los índices cuantitativos no son obligato-
riamente numéricos. La matemática dispone de números
medios (modelos, matrices, funciones, gráficos, formas, rela-
ciones, símbolos, etc.), capaces de expresar, a la vez que
caracteres cuantitativos, determinados rasgos cualitativos
de los fenómenos sociales y revelar las complejísimas inter-
dependencias de la multitud de factores sociales.
A veces, cuando se trata de métodos matemáticos en
sociología, suelen referirse a la insolubilidad algorítmica de
cierta clase de problemas, sobre todo en los procesos sociales.
Sin embargo, las clases de problemas que no tienen solución
algorítmica común se presentan también en los procesos
naturales, lo cual no es óbice para el feliz empleo de la mate-
mática en el estudio de los mismos. Además, dentro de la
clase de los problemas que no tienen solución algorítmica se
pueden algoritmizar ciertos problemas particulares.
Son igualmente insostenibles las alegaciones a la com-
plejidad de los fenómenos sociales, la cual, dicen, impone
algo así como un tabú sobre la matemática en sociología.
Mientras tanto, las cosas ocurren precisamente al contrario.
Como ha observado ingeniosamente G. Klaus (filósofo de la
antigua R. D. A.), 'este o aquel problema es demasiado com-
plejo para que se le pueda resolver sin la ayuda de la matemá-
tica'” 3
Por otro lado, debemos comprender que la gestión
científica de la sociedad requiere que se tenga riguro-
samente en cuenta la interacción de los más diversos
factores, a veces contradictorios, que ejercen efecto en
el curso de los procesos sociales; lo que implica no sólo
el análisis cualitativo, sino también cuantitativo de los
mismos y la determinación de ciertos índices numéri-
cos (plazos, ritmo, resultados, nivel, grado, intensi-
Odilón Bejarano Barrientos
dad, etc.). Es imposible resolver todos estos problemas
sin recurrir a los métodos matemáticos, sin trazar y uti-
lizar una metodología específica, como también vías y
medios de expresión de los procesos sociales en índi-
ces cuantitativos. De ahí la necesidad de una elabora-
ción pertinaz y amplia de métodos y traducción de los
fenómenos sociales al idioma de la matemática, de
métodos de expresar los fenómenos sociales mediante
fórmulas, medidas, cantidades y grados.
Como es lógico, no se puede expresar en el idioma
de la matemática todos los fenómenos de la vida
social, cosa que, por cierto, no es necesaria. Lo princi-
pal es expresar los parámetros de los sistemas sociales
necesarios para la gestión eficaz, es decir, las relacio-
nes y funciones masivas, estables y repetidas.
El proceso de ordenación de la información social
indispensable para la labor de gestión no es tan com-
plejo de por sí, tanto más porque puede efectuarse
con ayuda de los medios técnicos modernos de cálcu-
lo. La tarea consiste en determinar el valor objetivo de
la información desde el punto de vista de la labor de
gestión y expresarla en forma cuantitativa, determinar
el grado óptimo de la información y el régimen óptimo
de circulación de la misma. Sólo en este caso puede la
información prestar servicio seguro a la labor de ges-
tión científica.
La aplicación de métodos matemáticos a las inves-
tigaciones sociales presupone, en primer lugar, la ela-
boración de los métodos de investigación dentro del
cauce general de las ciencias sociales, métodos capa-
ces de contribuir a la revelación de las leyes objetivas
cuantitativas y estructurales que rigen los fenómenos
sociales; en segundo lugar, la creación, dentro del
cauce general de las disciplinas matemáticas, de un
conjunto específico de conceptos útiles para describir
sistemas y procesos de tipo social. V. G. Afanasiev
dice: “El empleo de los métodos matemáticos en el estudio y
la gestión de la sociedad sólo es posible si se cumplen deter-
minadas condiciones, a saber: la preparación del sistema
mismo para un análisis y una descripción cuantitativa exac-
to, la presencia de suficiente cantidad de información de
buena calidad, documentación unificada, personal califica-
do, con suficiente preparación matemática y sociológica,
suficiente nivel de desarrollo de los métodos matemáticos,
existentes de cierto 'juego' de ecuaciones y modelos que imi-
ten los procesos sociales o, por lo menos, las posiciones de
partida para confeccionar tales modelos, existencia de pro-
gramas para la ordenación de la información social con
ayuda de los medios técnicos modernos de cálculo”.4
4
Afanasiev, V. G.: Dirección Científica de la Sociedad. Edit. Progreso, Moscú,1975, p. 352.
Conocer el antiguo Perú por la astronomía
La investigación social de nuestros días no puede
prescindir del uso de la matemática, siendo éste el len-
guaje común de los pueblos del mundo. En la medida
en que se haga mayor uso de la matemática en la
investigación del antiguo Perú, los resultados serán
más próximos al conocimiento real de nuestro pasado
andino. Es la complejidad de conocimientos astronó-
micos, matemáticos, geométricos alcanzados en el anti-
guo Perú, la que nos sensibilizó para realizar la pre-
sente investigación e iluminados por el Qapaq Yaya
Apu Illa Tiksi Titi Huiraqucha, la desarrollamos con la
finalidad de sacar a luz el gran avance científico de
nuestros amauta runakuna del Tahuantinsuyu (de la
primera dinastía inca), gracias a quienes se ha demos-
trado lo siguiente:
1. La historia de la sociedad es la historia del
desarrollo de la producción de bienes de subsistencia.
Es la historia del largo trajinar de los modos de pro-
ducción que se van sucediendo conforme las fuerzas
productivas se incrementan cuantitativa y cualitativa-
mente
2. Casi siempre la tecnología revela una determi-
nada relación del hombre con la naturaleza, pone al
descubierto las actividades productivas directas de su
vida, evidenciando las relaciones sociales y las con-
cepciones mentales resultantes.
3. Los seres humanos hacen su historia no en obe-
diencia a un arbitrio, sino según las condiciones objeti-
vas materiales heredadas.
4. La Fiesta de las Cruces es reminiscencia del
antiguo culto a la Chakana. Pertenece a la época del
culto estelar nocturno, desarrollado por las confedera-
das culturas del Área Andina.
5. La Chakana fue sacralizada porque contribu-
yó a incrementar el volumen de la producción agrope-
cuaria, en la medida en que permitió hacer la división
de la circunferencia en partes iguales, lo que a su vez
facilitó la construcción del calendario agrícola.
6. El logro de un Calendario Agrícola y una meto-
dología agropecuaria determinaron un mayor desa-
rrollo de la sociedad y la cultura.
7. En el Antiguo Perú había un inicial avance de
las ciencias, que se desarrollaban de una manera siste-
mática. Tal vez el primer Amauta haya sido Thunupa,
quien ideó o conocía el sistema de la Cruz Cuadrada.
8. Todos los pueblos del mundo en la antigüe-
dad encontraron en el conocimiento de la astronomía
una forma de calendarizar el ciclo de la producción. A
esta constante no fue ajena la civilización andina .
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Revista Cantuta Nº 16