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“CÓMO DEJÉ MI ARMA” HAMADA, UN NIÑO DE 14

AÑOS EN SIRIA
Mobaderoon, el socio de Aflatoun en Siria, trabaja con estudiantes de
grado 11 que viven en Jaramana, en la zona rural de Damasco. Es
común que los jóvenes adolescentes se ofrezcan voluntariamente
como voluntarios en las fuerzas armadas y emprendan misiones en
las que portan armas, manejando barreras en todo el pueblo.

En este club en particular, asistieron dos niños, creyendo que tenían


derecho a pelear en las batallas, para proteger a sus
familias. Trabajamos para evitar la propagación de la epidemia, que
hace que los jóvenes sean reclutados a una edad demasiado
temprana. Experimentar la violencia y los combates en detrimento de
ellos y de cualquier esperanza de paz. En cambio, a través del
programa Aflatoun aprendieron sobre la Convención de las Naciones
Unidas sobre los Derechos del Niño, entendiendo que tenían derecho
a ser niños, asistir a la escuela y jugar. También estudiaron
publicaciones como 'The Killer Identities' de Armin Maalouf, para
ayudarles a aprender sobre sí mismos, descubriendo el concepto de
identidades y personalidades. En el transcurso del programa
Aflatoun, Mobaderoon guió a los niños en un viaje para identificar
sus roles en la sociedad, cómo pueden experimentar plenamente la
infancia y, lo que es más importante,

Como resultado de participar en el programa Aflatoun, Hamada


decidió dejar las fuerzas y continuar sus estudios. Cuando crezca
decidirá dónde está su futuro. Murhaf no abandonó las fuerzas, pero
pidió que lo trasladaran de estar parado en las barreras a los
trabajadores de primeros auxilios donde puede brindar ayuda a los
heridos. Al fin y al cabo, Hamada y Murhaf ya no son violentos ni
hostiles. Nos convertimos en familia, nos ganamos su confianza y se
han salvado muchas vidas.

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