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Muy buenos días a todos y todas, querido pueblo de Argentina, queridos argentinos y queridas

argentinas, gracias a los Jefes de nuestras queridas Fuerzas Armadas, que también están aquí
acompañándome. Hoy es un día especial, es un 20 de junio diferente, tiene algo en común, que es
el mismo 20 de junio, que todos llevamos en el alma, el 20 de junio, donde recordamos a alguien –
tan inmenso – como fue Don Manuel Belgrano.
Este año la pandemia nos obliga a tomar distancia, porque esta ceremonia tenía que hacerse, en
Rosario. Rosario es la capital de la bandera, allí está el monumento que todos los argentinos
levantamos para recordar y honrar a nuestro símbolo patrio, pero la pandemia no nos deja estar
cerca en este tiempo. Estamos a la distancia: yo en Olivos; los rosarinos, santafesinos queridos, en
Rosario y cada uno en un lugar distinto de la Patria.

Yo quiero confesarles que, un día, Celina – desde Neuquén – me escribió un tuit y me dijo que
para ella sería muy lindo, que – como no hay clases – ella tenía la ilusión de prometerle lealtad a
la bandera, sería muy lindo que hagamos algo juntos para que todos los chicos de todo el país
pudieran, de algún modo, honrar al símbolo patrio del modo que corresponde. Y entonces, me
propuse intentar hacerlo y organizar una videoconferencia con todos ellos. Hay acá 31 chicos, de
todos los lugares de nuestra Patria, me gusta verlos en la pantalla; voy a nombrarlos a todos y
todas, a cada uno y cada una de ellos, algo así como tomar lista, en la clase y entonces lo que les
voy a pedir, que a medida que los nombre, levanten la mano y me digan: “presente”, así sé que
están ahí.

Voy a empezar por Agustín Arguía, de la Ciudad Autónoma, de Buenos Aires, estás ahí,
bienvenido Agustín; Thiago Javier Benítez, del Chaco, gracias; Ulises Lautaro Villoro, de
Corrientes, gracias; Kevin Axel Brizuela Cerezo, de San Juan. ¿Cómo estás? Gracias. Maité Cid, de
Buenos Aires, muy bien; tenemos dos amigos y amigas, de Tierra del Fuego y la Antártida, que
son Micaela Espejo Mía y Juan Ignacio Navarro Salazar. ¿Cómo están? Bien. ¿Mucho frío allí?
Cecilia Guadalupe Escalante, de San Luis. ¿Cómo estás? Ximena Nicole Fernández Zárate, de La
Pampa. ¿Cómo estás? Lindo verte; Tania Aymín Gallardo, de Chubut, ¿cómo estás? Rodrigo
Alejando Jiménez, de Santiago del Estero, muy bien; Sol Terranova Jiménez, de Mendoza, muy
bien; Benjamín David Godoy Vitale, de La Rioja, muy bien; Paloma Leguizamón, de Santa Fe,
muchas gracias; Máximo Atilio Luna, de Catamarca, muy bien; Norma Mabel Martínez, de
Mendoza, muchas gracias; Luján Abril Mena Renz, de Río Negro, muy bien; Luana Julieta Méndez
Breys, de Entre Ríos, gracias; Micaela Fernández y Milagros Kiaria, dos chicas, de Misiones, muy
bien; Diana Valentina Portales, de Jujuy, gracias; ... la querida Celina Uribe, de Neuquén, gracias
Celina, lindo verte, Celina es la artífice de todo esto, ahora les voy a contar la historia; Bautista
Varela, de Neuquén, gracias Bautista y finalmente, Emmanuel Benjamín Vega, de la querida
Formosa, muy bien, muchísimas gracias.

Bueno, cual maestro de grado, he tomado lista y están todos presentes. Hace no mucho tiempo
atrás, cuando la pandemia ya estaba entre nosotros, recibí un tuit, de Celina. Ella es esa niña, de
Neuquén, que vimos recién y me expresaba, en su carta, porque me mandó un tuit, con una
fotografía de una carta manuscrita por ella, llena de cariño y afecto y me expresaba que ella
quería que, el 20 de junio, no sea atrapado por la soledad, de la pandemia, y entonces me
proponía que hagamos, lo que estamos haciendo. Me pidió algo más grande, en verdad, me dijo
que ese día, cada chico, de cuarto grado, vaya a su colegio a prometer lealtad a la bandera. Y yo
me quedé pensando cómo poder hacer con las restricciones que tenemos, por la pandemia, eso
que Celina me estaba proponiendo y encontramos este modo, que haya chicos y chicas, de toda
la Argentina, reunidos en esta teleconferencia, y seguramente muchos otros chicos y muchas
otras chicas, que puedan cumplir el noble deseo de Celina: prometerle lealtad a la bandera y se
me ocurrió que una buena de sumarme y de hacer posible – la propuesta de Celina – era esta,
reuniéndonos, en teleconferencia y que yo tenga el enorme honor de tomarles la promesa de
lealtad a la bandera, cosa que voy a hacer ya. Así que les pido a todos y todas que nos pongamos
de pie, yo voy a leer la toma de la promesa y después seguimos con todo. ¿Puede ser?
Niñas y niños, de cuarto grado, esta es nuestra bandera, la que creó Manuel Belgrano e hizo
prometer, a orillas del Río Paraná. Ella nos representa y nos iguala, representa nuestra tierra, sus
montañas, mesetas, llanuras y bosques, sus ríos azules, lagos y mares, sus glaciares y sus nieves
eternas.

Tiene la alegría de las niñas y los niños; las ganas de crecer y de aprender, es el símbolo, que une
a un pueblo, en sus esfuerzos del trabajo y los sueños de todas y todos los que nacimos en esta
tierra y las y los que llegaron, aquí a poblarla. Es ella nuestra historia, nuestra tradición, nuestra
memoria, nuestro presente y nuestro futuro.
Hoy como ayer la bandera es símbolo del esfuerzo colectivo para la construcción de la Patria,
ante todas y todos. ¿Alumnas y alumnos, prometen cuidar el ambiente para que podamos vivir en
armonía y en equilibrio con el mundo, estudiar con responsabilidad esfuerzo y compromiso,
respetar – con sus diferencias y diversidades – a todos y todas los que habitamos, en este país;
defender la democracia y la soberanía para construir una Patria más justa y solidaria?

ALUMNOS Y ALUMNAS.- Sí, juramos.


Muchísimas gracias. (APLAUSOS). Y como decía Belgrano y muchos otros tantos argentinos, que
hicieron mucho por el país, en este día. ¡Viva la Patria! Gracias Celina por tu idea. Gracias a todos
y todas. Muchas gracias. (Gritos de: ¡Viva la Patria! y aplausos). ¡Viva la Patria!
Vamos a escuchar, ahora, el “Salve Argentina”, una marcha formidable, maravillosa, que va a ser
ejecutada por la Banda del Regimiento de Patricios. Por favor.

Bueno, contentos, contento yo, gracias Celina por la idea que me dejaste aquel día.
Hoy es un día importante, déjenme decirles algunas cosas.
Manuel Belgrano fue un hombre inmenso que tuvo la Argentina, fue un hombre que nosotros no
lo recordamos solo porque fue el que se inspiró y creó la Bandera que hoy homenajeamos,
Belgrano fue un hombre que tuvo virtudes únicas, propias de los grandes hombres. Belgrano se
educó en España, era hijo de inmigrantes, de un inmigrante italiano, casado con una criolla, y se
fue a estudiar a las mejores universidades en Europa, allá en España, estudió en Salamanca, en
Valladolid. Belgrano allí se instruyó mucho sobre la economía y el comercio, tanto que los Reyes
le encargaron algo así como ser el ministro de hacienda del Virreinato cuando terminó sus
estudios. Pero Belgrano venía influido de un montón de ideas repletas de igualdad y de libertad,
que esos años sobrevolaban Europa a partir de la maravillosa Revolución Francesa. Y así llegó a la
Argentina.
Y fue un miembro de la Primera Junta de Gobierno, de aquel 25 de Mayo, de 1810, y a partir de
entonces trabajó denodadamente para que la Argentina sea libre, para que la Argentina sea
soberana, para que la Argentina sea un país independiente, como hasta el día de hoy pretende
ser.
Belgrano tuvo que asumir a lo largo de su vida incontables desafíos, desafíos que a veces me
pregunto si yo me animaría a tomar. Un día le dijeron: “Belgrano, usted que es abogado y sabe de
Economía, póngase el traje de soldado y vaya a defender la frontera norte del país”. Y allí fue. Y se
hizo soldado y puso todo su empeño y toda su fuerza para tratar de asegurar que allá por el norte
el ejército realista no vuelva a invadirnos. Y luchó mucho, y no le fue bien. Y fue San Martín en su
auxilio, y tuvo un socio muy importante allí en el norte, Don Martín Miguel de Güemes.

Güemes fue otro caudillo que hace pocos días recordábamos en el día de su muerte, que luchó
denodadamente por garantizar que las fuerzas españolas no ingresen por el norte del país. Los
salteños lo veneran como corresponde, como un héroe, lo fue. La Argentina lo registra como el
único general muerto en combate que tenemos los argentinos. Cuando estaba muriendo, en el
medio del campo, en un catre, los soldados de él le dijeron que los españoles estaban dispuestos a
traerlo a Buenos Aires para salvar su vida, y él les hizo jurar a sus soldados que iban a seguir
luchando contra los españoles y que lo dejen morir entre ellos.
Belgrano le entregó la posta del cuidado del norte a Güemes, que dejó su vida en ese esfuerzo,
después vinieron otros y siguieron esa lucha que primero inició Belgrano y después siguió
Güemes.
Ese hombre enorme que fue Belgrano, que dio todo por su patria murió muy joven, murió con
solo cincuenta años, y murió hundido en la pobreza.
Si uno mirara hoy en día los conceptos de éxito, uno no diría que Belgrano fue un hombre
exitoso, entonces uno se preguntaría por qué, porque en el presente exitoso es el que tiene
fortuna; exitoso es el que hace riquezas, el que se hace rico; exitoso es el que tiene un lindo auto,
pero la historia no hace exitosos son los que, como Belgrano, fueron capaces de dedicar toda una
vida en pos de la libertad de su pueblo.
Belgrano murió pobre, murió sin fortuna, pero a doscientos años de su nacimiento y a ciento
cincuenta años de su muerte los argentinos lo seguimos homenajeando.
Además de todo esto, cuando se fue a pelear, tuvo que crear una bandera que identifique a su
ejército, y que los ejércitos contrarios vean que había un pueblo con bandera propia que se
identificaba a sí mismo, y a orillas del Río Paraná, en la Ciudad de Rosario, izó por primera vez la
Bandera que hoy tenemos. Y le hizo jurar a sus solados lealtad eterna.
Yo digo todas estas cosas en un tiempo muy difícil para la Argentina, asediada por la pandemia,
hablo también de una Argentina castigada por la desigualdad y el olvido al que han sido
condenados millones de argentinos. Y digo todo esto porque Belgrano me inspira a pensar que los
argentinos podemos hacer la utopía de hacer un país mejor. Que esos hombres que dejaron todo
y murieron en la miseria, como Belgrano, son hombres y mujeres que deben ser nuestro faro en la
noche que vivimos.

Es posible hacer otro país, es posible hacer un país más justo, los que debemos hacerlo somos
nosotros, y los que deben cuidarlo son ustedes, los niños y niñas de esta Patria, los que están
creciendo, los que merecen vivir con más igualdad.
Belgrano además tuvo un mérito que pocos le reconocen, como era un iluminista, al que las ideas
de la Revolución Francesa le pesaban mucho, su mayor preocupación fue la educación de su
pueblo, y trabajó mucho por la creación de escuelas. Y como vivía acá, en la Argentina, donde el
mundo se termina, se ocupó de que las escuelas sean escuelas de arte y oficios para que los
chicos y chicas que allí estudiaban pudieran encontrar un motivo de desarrollo.
Muchos años después Sarmiento lo recordó a Belgrano, y lo recordó como hoy lo estoy
recordando yo, son esas palabras de Sarmiento las que me inspiran a hablarles hoy como les
hablo: Belgrano fue un hombre enorme, que entendió que en la educación estaba el futuro; que
entendió que en el desarrollo estaba el futuro; que entendió que en la igualdad estaba el futuro. Y
por todo eso, cada 20 de junio recordémoslo, pero cada día de nuestras vidas honrémoslo
haciendo lo que él nos propuso hacer, que fue dar la vida por la libertad de esta Patria, por más
igualdad y por más justicia en la Patria.
Yo les agradezco a todos y todas, me gustaría hablar con alguno de ustedes.
CELINA.- Hola.
PRESIDENTE.- ¿Cómo te va?
CELINA.- Bien.
PRESIDENTE.- ¿Contenta?
CELINA.- Muy contenta.
PRESIDENTE.- Qué bueno, todo esto que acabás de ver y todo esto que acaba de pasar es mérito
tuyo, que tuviste la buena idea de escribir esa carta y mandarla, fue una gran idea.
CELINA.- Gracias.
PRESIDENTE.- No me agradezcas, gracias a vos por darme la idea, yo quería que toda la
Argentina escribiera y que te conociera, porque pudimos hacer esto porque vos tuviste esa idea, e
hiciste lo que tenemos que hacer siempre, hablar con las autoridades, porque de ese modo se
empiezan a cambiar las cosas, hoy cambiaste un poquito la Argentina, con su carta. Así que te
quería dar las gracias, te quería saludar y mandarte un beso muy grande, y pedirte que te cuides
mucho. Te mando un beso muy grande.
CELINA.- Bueno, yo también.
PRESIDENTE.- Yo les doy las gracias, vamos a ir ahora al Ministerio de Defensa, repentinamente
dejo de ser Presidente y me convierto en locutor y en animador de este día patrio, allí ya estamos
en el Ministerio de Defensa, vamos a tomarles juramento a los hombres y mujeres de nuestras
Fuerzas Armadas, juramento de lealtad a la Bandera.

Arrancamos, entonces: a las y los soldados, y las y los marineros de las Fuerzas Armadas, ¿juráis a
la Patria seguir constantemente su Bandera y defenderla hasta perder la vida?
¡Sí, juro! (APLAUSOS)

PRESIDENTE.- También para nuestros hombres y nuestras mujeres de las Fuerzas Armadas, hoy
también viva a la Patria.
¡Viva! (APLAUSOS)
PRESIDENTE.- Ahora nos vamos a Rosario, que ahí es, donde hubiera querido estar, pero no
pude.

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