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UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA

VICERRECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y SOCIALES
ESCUELA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
CREATEC MARGARITA
X TRIMESTRE
Cátedra: Comportamiento Organizacional del Cine

Ensayo comparativo de películas.

Profesor:
Alumna:
Gabriands Pereira Br. Hazel Guédez
Vásquez.
C.I.26.897.170.
Edo. Nueva Esparta, noviembre de 2021
(su incidencia en la sociedad del momento; aspectos técnicos como sonido, color,
fotografía; su relación con la problemática del momento, otros)

La comedia relata la historia romántica entre un fanático del Caracas y una aficionada a
los navegantes, al estilo de Romeo y Julieta.

La historia se vive en las gradas del estadio universitario de béisbol, el fanatismo de la


familia de Andrés, caraquista entusiasta interpretado por Jean Pierre Agostini; así como la
pasión magallanera que siente la familia de Julissa, encarnada por Juliette Pardau, hacen
que ambos deban pelear su amor, lo cual genera las más ocurrentes y divertidas
situaciones entre ambos bandos.

El director, Luis Carlos Hueck, manifestó en entrevista al diario venezolano Correo del
Orinoco que su película respondía a cómo son los venezolanos "amigables, buena gente,
por qué siempre estamos felices y por qué siempre hacemos un chiste de todo.
Queremos que la gente la vea y salga feliz, optimista y contenta de estar aquí, de
compartir nuestra idiosincrasia".

La producción estuvo a cargo de Rodolfo Cova y la producción ejecutiva está bajo el


mando de Carolina Martínez de Hueck.

Diego, un fotógrafo de éxito, decide formalizar su relación con Fabrizio


yéndose a vivir con él, pero, de manera inesperada, se ve obligado a
hacerse cargo de su hijo Armando, que vive en España y al que no ha visto
desde hace años. El chico llega con una maleta cargada de reproches, de
modo que a Diego no le resultará fácil restablecer la relación afectiva con él.
En tales circunstancias, un grupo de radicales homófobos le propinan a
Fabrizio una brutal paliza que lo deja en coma. (FilmAffinity)

Admito que no soy experto en el cine venezolano, de hecho, esta es la


única película de este país sudamericano que he visto en mi vida. ‘Azul y
no tan rosa’ llegó a mí una de esas veces que buceo en el palmarés de
algún festival o entrega de premios y elijo una película premiada para
echarle un ojo. Con la ópera prima de Miguel Ferrari fue por el premio que
recibió en los Goya 2013 a la Mejor película hispanoamericana, ahí es
nada.

Cine sencillo y de personajes variopintos. Su principal mensaje es en favor


de la tolerancia hacia la diversidad sexual, la denuncia de la penosa
situación de la comunidad LGTB en el país ahora presidido por Nicolás
Maduro y las relaciones padre-hijo. La eliminación de los prejuicios, la rotura
de las barreras y la apertura de miras son su única bandera, y la ondea a la
perfección.

No se puede negar el punto telenovelesco (es posible que me haya


inventado el palabro) que tiene la cinta. No se puede esperar otra cosa de
una película que procede de Venezuela, ya que su producto estrella son los
culebrones, o boa constrictor, como diría el personaje de Perla Marina.
Aunque esta vez el tono de telenovela podría ser intencionado, ya que cae
más en la parodia de dicho género en algunos casos, matizándolo con un
cine más costumbrista y reivindicativo.

Su gran punto a favor está en la claridad con la que se afrontan todos y


cada uno de los personajes. Desde los menos exagerados, los
protagonistas, Guillermo García e Ignacio Montes (joven actor español al
que hemos podido ver en series como ‘El secreto de puente viejo’ y ‘Vivo
Cantando’), hasta los más esperpénticos, ellas, Hilda
Abrahamz y Carolina Torres. Todos ellos, y un nutrido grupo de
secundarios, forman un curioso microcosmos que entremezcla la Venezuela
abierta y tolerante y la que todavía se resiste a cambiar. Incluye un pequeño
papel para el español Juan Jesús Valverde como el padre y abuelo de los
protagonistas.
La película es tremendamente sencilla, nada especial, a excepción del
desfile de sus variopintos personajes y del potente mensaje de
autoaceptación que propugna. Tiene sus errores, es muy básica y maniquea
en ocasiones, pero y qué más da. Es una ópera prima, y a pesar de ello se
mantuvo 8 meses en cartelera en Venezuela y se hizo con un buen puñado
de galardones.

Por cierto, en alguna que otra ocasión he comentado que los títulos
traducidos al castellano han sido un desastre. Un ejemplo que me viene a la
mente es ‘Verano de corrupción‘, infame título para una película con
excelente nombre en inglés, ‘Apt Pupil’. En este caso, al ser la cinta en
español, su traducción al inglés me parece igual de infame. ‘My Straight
Son’ (Mi hijo heterosexual) es la parte por el todo de una película que
abarca muchísimo más y que cuenta en español con un título más acorde al
mensaje global que quiere transmitir.

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