Está en la página 1de 6

*** w02 1/8 págs.

20-22 El yoga: ¿es solo un


ejercicio, o algo más? ***

HOY día, mucha gente considera muy importante


poseer un cuerpo esbelto y sano, por lo que se
inscribe en gimnasios y asociaciones de salud.
La misma razón ha impulsado a miles de occidentales
a recurrir al arte oriental del yoga.
Personas estresadas, deprimidas y frustradas
también buscan alivio y soluciones en esta disciplina.
En particular desde que surgió el movimiento hippy en
la década de 1960, en todo el mundo occidental se ha
suscitado un gran interés por las religiones orientales
y su misticismo. Varias estrellas cinematográficas y
artistas de rock han popularizado la meditación
trascendental, un íntimo complemento del yoga.
En vista de esta creciente afición, cabe preguntarse:
¿es el yoga un simple programa de ejercicios que
aporta un cuerpo delgado y saludable, así como cierto
grado de paz mental?; ¿puede practicarse sin
connotaciones religiosas?; ¿es adecuado para el
cristiano?
Antecedentes históricos
El término yoga tiene un origen relacionado con el
de la palabra española yugo. Puede significar la acción
de unir, subyugar o colocar bajo un yugo, dominar o
controlar. Los hindúes consideran que es una técnica o
disciplina que lleva a la unión con una fuerza o espíritu
sobrenatural. Se ha definido como “la acción de
someter a Dios todos los poderes del cuerpo, la mente
y el alma”.
¿A qué época se remontan sus primeras huellas en
la historia? Figuras humanas sentadas en diversas
posturas de yoga aparecen en sellos encontrados en el
valle del Indo, en el actual Paquistán. Los arqueólogos
datan entre los milenios tercero y segundo a.E.C. la
civilización que allí se desarrolló, muy cerca del
período en que floreció la cultura mesopotámica.
Objetos hallados en zonas de ambas culturas
muestran la imagen de un hombre que representa a
una deidad, coronado con cuernos y rodeado de
animales, una evocación del “poderoso cazador”
Nemrod (Génesis 10:8, 9). Según los hindúes, las
figuras sentadas en posiciones de yoga son imágenes
del dios Siva, señor de los animales y del yoga, a
quien suele adorarse mediante el linga, un símbolo
fálico. De ahí que el libro Hindu World llame al yoga
“un código de prácticas ascéticas, de origen
principalmente anterior a la civilización aria, con
vestigios de muchas concepciones y observancias
primitivas”.
Al principio, los métodos del yoga se transmitieron
oralmente, hasta que el sabio indio Patañjali escribió
todos sus detalles en los Yoga Sutra, texto que sigue
siendo el manual básico del yoga. Según Patañjali,
esta técnica constituye “un esfuerzo metódico
encaminado a alcanzar la perfección mediante el
control de los distintos componentes de la naturaleza
humana, el físico y el psíquico”. Desde sus comienzos
hasta nuestros días, el yoga ha sido parte integrante
de las religiones orientales, en particular del
hinduismo, el jainismo y el budismo. Algunos de sus
practicantes creen que los llevará a obtener el moksa,
o liberación, fundiéndose con un espíritu
omnipresente.
Así que de nuevo preguntamos: ¿puede practicarse
el yoga como un simple ejercicio físico para lograr un
cuerpo sano y relajación mental, sin ninguna
implicación religiosa? En vista de sus antecedentes
históricos, la respuesta es no.
¿Adónde puede llevarnos el yoga?
El objetivo del yoga como disciplina es llevar a la
persona a la experiencia espiritual de colocarse bajo el
“yugo” de un espíritu sobrehumano, de fundirse con
él. Pero ¿qué espíritu será ese?
En la obra Hindu World, su autor, Benjamin Walker,
dice del yoga: “Quizá haya sido un primitivo sistema
de ritualismo mágico; el yoga aún conserva en su
significación un trasfondo de ocultismo y hechicería”.
Los filósofos hindúes admiten que la práctica del yoga
puede conferir poderes sobrenaturales, aunque por lo
general declaran que ese no es su principal objetivo.
Por ejemplo, el doctor S. Radhakrishnan, ex presidente
de la India, afirma en su libro Indian Philosophy que “el
control que el yogui ejerce sobre su cuerpo mediante
las distintas posturas provoca una indiferencia a los
extremos de calor y frío. [...] Le permite ver y oír a
distancia [...]. La transmisión de pensamientos de un
individuo a otro sin mecanismos normales de
comunicación es perfectamente posible. [...] El yogui
puede hacer que su cuerpo se vuelva invisible”.
La imagen de un yogui durmiendo en una cama de
clavos o andando sobre brasas ardientes quizá les
parezca un engaño a algunos y un motivo de risa a
otros. Sin embargo, estos fenómenos son muy
comunes en la India, al igual que la práctica de
quedarse de pie sobre una sola pierna mirando
directamente al sol durante horas, o el control de la
respiración que permite a alguien estar largo rato
enterrado en la arena. En junio de 1995, el rotativo
The Times of India informó que se había hecho pasar
un automóvil de más de 750 kilogramos sobre el
vientre de una niña de tres años y medio que se
hallaba en trance. Para asombro de la multitud, la
pequeña despertó completamente ilesa. El informe
agregó: “Fue el poder del yoga en su forma más pura”.
No hay duda de que ningún ser humano normal es
capaz de efectuar tales cosas. Por consiguiente, el
cristiano debe preguntarse: “¿Qué indican estas
proezas? ¿Será su autor Jehová Dios, ‘el Altísimo sobre
toda la tierra’, o tienen algún otro origen?” (Salmo
83:18). La Biblia es muy clara a este respecto. Cuando
los israelitas estaban a las puertas de la Tierra
Prometida, previamente ocupada por los cananeos,
Jehová advirtió mediante Moisés a los hijos de Israel:
“No debes aprender a hacer conforme a las cosas
detestables de aquellas naciones”. ¿Qué “cosas
detestables”? Moisés advirtió que no hubiera “nadie
que [empleara] adivinación, practicante de magia
ni nadie que [buscara] agüeros ni hechicero”
(Deuteronomio 18:9, 10). Dios detesta estas prácticas,
pues son obras de demonios y de la carne caída
(Gálatas 5:19-21).
No es para los cristianos
Aunque los asesores de la salud digan lo contrario,
el yoga va más allá de los ejercicios físicos. El libro
Hindu Manners, Customs and Ceremonies cuenta las
experiencias de dos principiantes de yoga alumnos de
un gurú. De uno de ellos se citan estas palabras:
“Hacía esfuerzos sobrehumanos por contener la
respiración todo lo posible, y solo respiraba cuando
estaba a punto de desmayarme. [...] Una vez, en pleno
mediodía, vi una luna brillante que parecía moverse y
balancearse de un lado a otro. En otra ocasión me
imaginé envuelto en oscuridad al mediodía. Mi
maestro [...] se mostró muy complacido cuando le
mencioné estas visiones. [...] Me garantizó que, sin
tardar mucho, los resultados de mi penitencia serían
aún más sorprendentes”. El segundo hombre relata:
“Él me obligaba a mirar todos los días al cielo sin
parpadear ni cambiar de postura. [...] A veces me
pareció ver chispas en el aire; otras, esferas de fuego
y otros fenómenos. Mi maestro estaba muy contento
con mis progresos”.
Evidentemente, el gurú creía que aquellas extrañas
visiones eran logros deseables en el camino al
verdadero propósito de los ejercicios de yoga. Sí, la
meta final es el moksa, que se ha definido como la
fusión con algún gran espíritu impersonal y “la
paralización (intencionada) de la actividad espontánea
de la materia mental”. Este objetivo es
diametralmente opuesto al establecido para los
cristianos, a quienes se les da la siguiente
exhortación: “Presenten sus cuerpos como sacrificio
vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su
facultad de raciocinio. Y cesen de amoldarse a este
sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo
su mente, para que prueben para ustedes mismos lo
que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de
Dios” (Romanos 12:1, 2).
Aunque la elección del tipo de ejercicio físico es un
asunto personal, los cristianos no deben permitir que
nada perjudique su relación con Jehová Dios, ya sea el
entrenamiento corporal, la comida, la bebida, la ropa,
el entretenimiento o cualquier otra cosa (1 Corintios
10:31). Quienes hacen ejercicio por el simple hecho de
mantenerse sanos disponen de muchas opciones
libres de los peligros del espiritismo y del ocultismo. Si
permanecemos alejados de las prácticas y creencias
que se originan en la religión falsa, podremos esperar
con anhelo la bendición divina de un justo nuevo
sistema de cosas, donde disfrutaremos de perfecta
salud física y mental por toda la eternidad (2 Pedro
3:13; Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).
[Ilustraciones de la página 22]
Muchas personas practican actividades saludables que
no las exponen al espiritismo

También podría gustarte