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HISTORIA DE ESPAÑA

dirigida por John Lynch "


JOHN LYNCH

María Cruz Femández Castro La prehistorio


1. S. Richardson
Roger Collins
Roger Collins
La romanización
Los visigodos, 409-7l/
La conquista árabe, 710-797
LOS AUSTRIAS
Roger Collins Califas y reyes, 798-1033
Bernard F. Reilly
Peter Linehan
Cristianos y musulmanes, 103/-l/57
Los siglos XII }' xm (1516-1598)
,
1
Angus MacKay Los siglos de crisis, 1300-/474 ll,.
, 11
John Edwards Los Reyes Católicos, /474-/520 "

John Lynch Los Austrias (/5/6-/598) " HISTORIA DE ESPAÑA, X


1::
"

John Lynch Los Austrias (/598-/700)


Iohn Lynch El siglo XVIII
Martin Blinkhorn España, /808-/939
Richard Robinson Desde /939 hasta nuestros días

TraducCión castellana de
JUAN FACI

, J
,

" ;

CRÍTICA
BARCEWNA
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¡
.!
.,
J

I
PR6WGO

La presente obra es una nueva edición del volumen 1 de España bajo los
Austrias, que ha sido revisado para incorporar las investigaciones realizadas en
el último decenio y para integrar el libro en la colección Historia de España,
en la que cubre el siglo XVI. El libro conserva su estructura e identidad anterio-
res y sigue siendo un estudio global de la economla, la sociedad y la polltica
españolas y de su expresión en una potencia internar:ional e imperial. Las in~
vestigaciones realizadas en los últimos diez-quince años han incrementado nues-
tro conocimiento de la población, los recursos y las instituciones de la España
de comienzos de la Edad Moderna. Como consecuencia de el/o se han modifi-
cado muchas de nuestras percepciones, no en tan gran número ¡;omo defiende
el revisionismo, pero bastantes como para hacer que los historiadores reflexio-
nen de nuevo sobre cuestiones familiares. Por tanto, he realizado una revisión
sustancial en aquellos casos en que resultaba necesario y, asimismo, modifica-
ciones de detalle. Los principales cambios afectan a los capltulos IV y V. que
han sido reestructurados y ampliados. El impulso que han cobrado los estu-
dios regionales, que marca la investigación histórica espaifola desde 1975, exige
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo que se rehaga la historia economica y social. El nuevo enfoque respecto a la
las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier población, las estructuras agrarias y las actividades industriales recoge los re-
medio o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informático, y la distribu-
ción de ejemplares de ella media.nte alquiler o préstamo públicos.
sultados de la investigación regional e intenta situarla en un marco nacional.
o al menos castellano. El tema de España y América se estudia en un capltulo
Titulo original: separado y he pretendido tanto explicar como identificar la conquista. Al mar-
SPAIN 1516-1598.FROM NATION SfATE ro WORLD EMPIRE gen de estas secciones «estructurales)" del libro, he incorporado nuevos enfo-
Basil 'Black.well, Oxford
ques al estudio de Fernando e Isabel, de los comuneros, de la Inquisición y la
Diseño' de la colección y cubierta: Enric Satue religión. La investigación moderna tiende a cuestionar más que a corrfirmar
, @ 1991: John Lynch - el absolutismo de Felipe Il. Teniendo esto presente, he revisado el enfoque an-
@ 1993 de la traducción castellana para Espafia y América: terior de la evolución burocrática. las finanzas reales, el papel de las Cortes,
CRíTICA (Grijalbo Comercial, S.A.), Aragó, 385, 08013 Barcelona los puntos de inflexión cronológicos y otros aspectos. El libro concluye con una
ISBN: 84-7423-565-0
nueva bibJiografia. que recoge las obras más recientes.
Depósito legal: B. 39.143-1992
Impreso en Espana lL.
1992.-HUROPE, S.A., Recaredo, 2, 08005 Barcelona :1
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. Capítulo 1

LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO

LA UNIÓN DE LAS CORONAS

El 19 de octubre de 1469, Isabel, heredera del trono de Castilla, contrajo


matrimonio con Fernando, hijo y heredero de Juan 11de Aragón. No puede
. '. decirse que fuera un matrimonio por amor, aunque la novia, poco atractiva
y en la que no destacaban sus atributos femeninos, y que a la sazón contaba
con 19 años de edad, llegó a amar lo suficiente a su marido como para sentirse
celosa de sus numerosas infidelidades. No se trató tampoco de un acuerdo di-
nástico impuesto desde arriba. Isabel, haciendo caso omiso de la oposición de
su hermano, el monarca reinante Enrique IV, y rechazando a sus pretendientes
portugueses. franceses e ingleses, decidió personalmente casarse con Fernando
y pudo imponer su criterio gracias a una gran determinación y sentido político.
así como a un sentimiento de conciencia nacional poco habitual entre sus con-
temporáneos. El futuro de España se habría de construir sobre los frágiles ci-
mientos de ese matrimonio. Fernando e -Isabel, que heredaron unos reinos dife-
rentes y hostiles entre sí, "quebrantados por las luchas sociales y políticas, dejaron
a sus sucesores Habsb'urgo los elementos necesarios para la creación de un
Estado-nación unido, pacífico y más poderoso que ningún otro de Europa.
Pocos les habrían augurado tan favorables perspectivas en 1469. Dado que
existía entre ellos parentesco de consanguinidad y se habían casado sin la apro-
baCÍón papal -aunque con una dispensa tramada en España- desde el punto
de vista canónico vivían en pecado y no tardaron en ser excomulgados. Ade-
más. debían tener en cuenta la feroz hostilidad~de Enrique [Y, lleno de resenti-
miento por las intrigas aragonesas entre sus súbditos rebeldes y partidario de
una alianza castellana con Portugal o Francia. Por otra parte, había quienes
I apoyaban los derechos de sucesión de la hija de Enrique, Juana, cuya legitimi-
I
dad estaba en disputa pero a quien Enrique reconoció como heredera. La joven
I
I
pareja, alejada de Castilla por rebelde, poco podía esperar de Aragón. Es cier-
to que Juan II había alentado su matrimonio con la esperanza de mejorar su
lO LOS AUSTRIAS (1516-1598)

posición, amenazada por la rebelión de Cataluña y la hostilidad de Francia,


pero esas preocupaciones le impidieron prestarles ayuda efectiva. Pero incluso
si sobrevivían para reclamar su herencia, ¿merecía realmente la pena? Las grie~
rras civiles habían determinado que los dos reinos se ""vieransumidos en una
I
!
LA HERENCIA DE LOS HABSBUltGO

al cronista Hemando del Pulgar a satirizar esa manida fórmula comenzando


de esta guisa un capítulo imaginario de su historia del reinado: «En tal día y
.11

a tal hora parieron sus magestades)). Pero, de hecho, la coincidencia instintiva


de ambos en los asuntos políticos, junto con su .buena disposición a.seguir 106
situación de ruinosa anarquía. Cataluñ,a había debilitado a la Corona de Ara-
gón en el curso de una guerra con su monarca que se había prolongado durante
diez años (1462-1472),intensificando su propia decadencia económica y per-
.,
1
I consejos del otro~ hacía difícil atribuir a uno de los dos las ideas o medidas
políticas. El único criterio que guiaba su acción era la búsqueda de las mejores
soluciones para sus problemas respectivos.
diendo una parte de su territorio, que pasó a manos de Francia. En Castilla, \: ..
En consecuencia, el hecho de que Castilla se convirtiera en el socio domi-
donde la guerra civil tuvo una duración aún más prolongada (1464-1480), la nante no fue fruto de un nacionalismo estrecho, sino que contaba con el apoyo
agresiva aris~ocracia no sólo desafiaba a la corona sino que la controlaba. La total de Fernando y es expresión del realismo del rey y no de los prej uicíos de
autoridad real, personificada en el degenerado Enrique IV, apodado «el impo~ la reina. Desde el punto de vista geográfico, Castilla contaba con la ventaja
tente)) (de donde la disputa en torno al derecho sucesorio de Juana) y cuya efi- de su posición central, de la extensión de su territorio, tres veces mayor que
gie fuera expulsada a puntapiés del trono por un grupo de nobles rebeldes en- la de Aragón y sus estados integrantes, Cataluna y Valencia, y de s'u superiori-
cabezados por el arzobispo de Toledo, no podía caer más bajo. Apoyándose
tan sólo en su propio ingenio, Fernando e Isab.el supieron sobrevivir a las tor- ,, dad humana, con 4,3 millones de habitantes de una población total de 5,2 mi-
Hones. Estos hechos, junto con la pobreza de los estados del este peninsular,
mentas de la política peninsular para conseguir la legitimación de su matrimo-
nio, el trono de Castilla a la muerte de Enrique IV en 1474 y la unión de las
:¡ otorgó a Castilla la posición de líder natural de la unión y la convirtió en la
:¡ base de las operaciones de la corona, tanto más cuanto que sus leyes e institu-
coronas de Castilla y Aragón cuando Fernando sucedió a su padre en 1479. ciones no limitaban la acción real con los obstáculos que existían en 10sreinos
Sólo Navarra y Granada quedaron fuera de la unión, aquella como reino saté- orientales. El rey de Aragón no planteó, por tanto, objeción alguna ,a la supre-
lite de Francia y ésta como reino moro independiente. Portugal-cuyo monar- macía castellana, antes bien, trabajó por ella con mayor ahínco que la propia
ca había contraído nupcias con Juana, apoyaba sus derechos y aspiraba toda- Isabel. En las capitulaciones matrimoniales había jurado residir de forma per-
vía a apartar a Castilla de los reinos orientales de la península- fue derrotado manente en Castilla y no salir de ella sin el acuerdo de su esposa. Gobernaba,
en la batalla de Toro en 1476.
pues, sus reinos por medio de virreyes ya partir de 1494 con la ayuda del Con-
Los dominios de los Reyes Católicos -título que les otorgaría más tarde sejo de Aragón, una institución nueva que, a pesar de que todos sus miembros
su protegido de la familia Borgia, el papa Alejandro VI- contaba ahora con eran representantes de Aragón, Cataluña y Valencia, tenía..su sede permanente
un gobierno único bajo la misma dinastía. I Dado que España carecía de tra- en Castilla, donde se hallaba bajo la influencia directa de la corona y de la corte.
dición de unidad y de las instituciones que dieran expresión a esa unidad, el La supremacía de Castilla se reflejó también en la expansión de su lengua
éxito de ese gobierno dependía de la voluntad de los dos soberanos para coope- y en el renacimiento de su cultura. El castellano era ya el vehículo de expresión
rar. Por el acuerdo de Segovia de 1475, Isabel quedó a cargo del gobierno inter- escrita de los vascos y el uso literario del gallego desapareció prácticamente a
no de Castilla, mientras que Fernando se especializaba en la política exterior partir del siglo xv. Por su parte, el catalán, la más sólida de las lenguas no cas-
y ambos participaban en la administración de justicia. Sin embargo, este acuerdo tellanas, sobrevivió en el nivel popular e incluso como lengua oficial, pero re-
formal tuvo menos importancia que el entendimiento personal que presidió sus trocedió rápidamente corno medio de expresión literaria ante la lengua de Cas-
relaciones. Cada uno de los dos soberanos participaba activamente en los asuntos tilla. En Cataluña, y más aún en Valencia, el castellano adquirió preponderancia
de los reinos del otro, en ocasiones conjuntamente, a veces por separado, pero entre los hombres de letras y el brillante florecimiento de la literatura española
generalmente de mutuo acuerdo.2 A Isabel le dis'gustaba que se hablara de ella de la Edad de Oro se produjo en lengua castellana. Pero la influencia de la len-
sin mencionar también a su esposo y la costumbre de hacer referencia a todas gua no se detenía ahí, sino que era también considerada como un instrumento
sus decisiones y actuaciones como correspondientes «al rey y la reina)) llevó de expansión política, como se puede apreciar en el pensamiento de una de las
figuras más destacadas del Renacimiento español, el humanista y filólogo An-
l. El reinado de Fernando e Isabel cuenta con un historiador de gran peso específico, lJJis tonio de Nebrija. En el elocuente prólogo de su g~ática castellana, que dedi-
Suárez Fernandez, La España de los Reyes Católicos (1474-1516). Historia de Espníla, ed. R. Me- có a la reina Isabel, Nebrija expresa su convicción de que «siempre la lengua
néndez Pidal, Madrid, 1969,2 vals., y Los Reyes Católicos. Madrid, 1989~1990. Hay que citar tam-
bién dos buenas obras de síntesis: Joseph Perez, L'Espagne des Rois Catholiques, París, 1971 (hay
fue compañera del imperiQ)). En un mom~nto propicio, en vísperas del descu-
trad. cast.: La España de los Reyes Católicos, Cambio 16, Madrid, 1992) y Miguel Ángel Ladero brimiento de América, Nebrija reflejó el encendido patriotismo de sus contem-
Quesada, España en 1492, Historia de América Latina, vol. J, Madrid, 1978. poráneos: «después que vuestra Alteza metiese debaxo de su ingo muchos pue-
2. Véase A. de la Torre, «(Fernando el Católico, Gobernante», en Fernando el Católico. Vida blos bárbaros e naciones de peregrinos lenguas ... aquellos ten~ÍIH1 necesidad
y obra. V Congreso de Historia de la Corona de Aragón. Estudios. vol. J. Zaragoza, 1955, pp. 9.19. de recebir las leyes que el vencedor pone al vencido e con ellas nuestra lengua?>_
12 LOS AUSTR1AS <1516-1598)
LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 13
Pero creía que con ayuda de su gramática el castellano lo aprenderían no s610
los pueblos sometidos sino también «los vizcaínos. navarros, franceses, italia- de constituir un Estado nacional y, en último extremo, un imperio. Pero era
nos, e todos los otros que tienen algún trato e conversación en Espafta».3 necesario organizar esos medios. y encaminar a sus súbditos hacia unas vías nuew
Cuando menos en el interior de la península esa "tendencia era ya fuerte y la vas a las que no estaban acostumbrados. Pero, ante todo, tenían que jmponer
su autoridad e"n Castilla.
lengua de Castilla era la lengua de l~ autoridad y, por tanto, un instrumento
de unificación. Fernando e I'6abel gobernaban como si su autoridad fuera absoluta y sus
En la medida en "que en ese momento existía un sentimiento nacionalista ¡ súbditos estuvieran dispuestos .a-obedecer de buena gana, pero la realidad era
\ diferente, pues encontraron núcleos de poder hostiles que escapaban a su con-
en España, era de inspiración castellana más que española, como lo evidencia
el pensamiento de Nebrija. Pero incluso en este sentido limitado Nebrija fue ¡, trol inmediato y ante los cuales sus decretos eran ineficaces y sus representan-
tes perdían su fuerza. La aristocracia castellana, que había monopolizado los
probablemente precoz, pues la mayor parte de los _súbditos de los Reyes Católi-
cos se consideraban todavía castellanos, aragoneses, catalanes y vascos, más frutos de la reconquista de España a los moros -tierras y cargos públicos-
que españoles. En cierto sentido no podía ser de otra manera, pues Fernando tenía el poder suficiente como para convertirse en una autoridad independiente
que desafiaba a los reyes, se adueñaba de tierras de la monarquía y utilizaba
e Isabel dieron a España un gobierno único pero no una administración co-
el poder así obtenido como instrumento de sus propias ambiciones. Así pues,
mún. La unión de las coronas era personal, no institucional, y cada reino con-
servó su identidad y sus leyes. A pesar de que ostentaban el título de ({~eyes los monarcas intentaron incrementar su poder limitando el de la aristocracia.
Reacios a introducir innovaciones, se sirvieron de los organismos con los que
de Castilla, de León, de Aragón y de Sicilia», Fernando e Isabel eran, ante todo,
soberanos de sus propios reinos más que monarcas de Espafia, hecho que que- sus súbditos ya estaban familiarizados. Uno de ellos, las hermandades, fuerzas
daría perfectamente patente a la muerte de Isabel, cuando Fernando tuvo que de policía organizadas por numerosas ciudades, ya habían demostrado su utili-
abandonar Castilla y los dos reinos .volvieron a llevar una trayectoria separada dad en los años de caos y desorden del reinado de Enrique IV.4 Las reorgani-
durante un breve período de tiempo. Las diferencias institucionales se expresa- zaron creando la Santa Hermandad, obligaron a todo el mundo a contribuir
ban en la existencia de sistemas jurídicos y de Cortes separados para Cas"tilla a sufragar los gastos que generaba, obligación en la que Quedaban incluidos
~ -y esto era una innovación- la nobleza y el clero, y crearon el Consejo de
Y,Aragón. Incluso en la corona de Aragón había cortes separadas para los dis- 111.
tjntos estados componentes, Cataluña, Valencia y Aragón. En Castilla, ade- la Hermandad para garantizar que quedara bajo el control de la coron:i~(1476).
más del sistema jurídico castellano, existía el de las provincias vascas, que te- Tras un inicio vacilante -sólo ocho municipios enviaron sus representantes a
nían también su propio régimen consuetudinario y, tras la anexión de Navarra la reunión fundacional- la Santa Hermandad y sus milicias desempeñaron un
en 1512, el de Navarra. Estas divisiones se veían reforzadas por las barreras adua- papel fundamental en la reducción del poder de la nobleza y en la persecución
neras existentes entre los diversos reinos, tan eficaces como las que existían en- de los criminales, con independencia de su esta tus.
tre éstos y los países extranjeros. Pero para domeñar a una aristocracia consentida por el trato indulgente de
.:. Así pues, la unión de la corona sólo fue el comienzo de la unificación de la corona durante generaciones se hacia necesaria una acción más directa. Por
España. Quedaba todavía por hacer la tarea de asimilar e integrar los diferen- ello, se destruyeron castillos feudales, se declararon ilegales las guerras priva-
tes estados y en su realización Fernando e Isabel se mostraron más vacilantes das, se suprimió la figura del adelantado, o gobernador de los territorios fron-
y menos absolutistas de lo que se piensa muchas veces. -Sin embargo, las espe- terizos, y en cuanto a los funcionarios de la corona se les circunscribió a la
ranzas de alcanzar la unidad permanente de España, y no sólo una alianza di- realización de funciones precisas y limitadas privándoseles de toda influencia
nástica temporal, residían en la constancia con q~e los monarcas intentaron en el gobierno y en eldiseño de la política. Al mismo tiempo;' se recuperaron
conseguirla. En efecto, la unidad no era una condición natural en los habitan~ y ampliaron las tierras de realengo, incesantemente enajenadas en el pasado,
tes de España, por lo cual el impulso tenía que proceder desde arriba. Es cierto y la corona comenzó a competir con sus propios súbditos en riqueza y en el
que a la hora de poner en práctica una política común, Fernando e Isabel po- poder que ésta confería. Los maestrazgos de las órdenes militares,. que habían
dían utilizar los recursos conjuntos de sus diferentes estados, especialmente los sido una de las principales fuentes de desorden, se incorporaron a la Corona
de Castilla, que poseía el instrumento más eficaz de unificación: una monar- y quedaron bajo el control de otro Consejo Real, el Consejo de.las Órdenes
quía potencialmente absoluta, sin la cortapisa de unas instituciones representa- (1495). Y, lo que es más importante, la administración de justicia fue reforma-
tivas y dispuesta a disputar el poder de la nobleza. Esto les otorgó los medios da gradualmente mediante el fortalecimie.,nto progresivo de los tribunales rea-
les a expensas de los feudales. La Audiencia, alto tribunal de justicia. que fre-
cuentemente era presidida por los propios monarcas, pasó a ser el órgano judicial
, 3. A. de Nebrija, Gramática de la lengua castellano, 1492, ed. 1. González L1ubera, Oxford,
1926, pp. 3-9. Sobre la expansión del castellano véase R.. Menéndez Pidal, La lengua de Cristóbal
Colón, Buenos Aires, 1942, pp. 52-71. 4. Marvin Lunenfeld. The Council o/ (he Sonia Hermandad. A SJudy.oj Ihe Pacificar".", Forces
o/ Ferdinand and Isabella, Coral Gables, Fla .• 1970.
,
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14 LOS AUSTRIAS 0516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 15

supremo y con el establecimiento de audiencias menores en distintos lugares cia y posibilitó el rechazo de las medidas oficiales por parte de las ciudades.
la justicia regia interfirió más decididamente en el derecho privado de los seño- Sólo raramente los corregidores se atrevieron a desafiar el poder de la nobleza,
res feudales. La justicia ya no podía comprarse como en el corrupto reinado cuya jurisdicción señorial quedaba prácticamente al margen de su labor de
de Enrique IV, sino que se aplicaba de manera imparcial e inexorable. inspección. La corona, pues, se vio obligada a ejercer su influencia a través
Antes del reinado de los Reyes C"atólicos la corona no había podido escapar de los métodos tradicionales. concesiones. privilegios y cargos, en el intento de
al control aristocrático aliándose con las ciudades, porque muchas de éstas eran crear una clientela nobiliaria.6 Quienes sintieron con mayor fuerza el poder
partidarias de la nobleza o estaban subordinadas a ella. Sin embargo, a media- de los corregidores fueron los miembros de la elite urbana, por cuanto en su
dos del siglo xv los habitantes de las ciudades estaban cansados de la anarquía condición de hombre..'lde negocios eran quienes pagaban los mayores impues~
feudal. Conscientes de los inconvenientes prácticos que presentaban el desor- tos y quienes esperaban que el gobierno y la justicia alcanzaran unas cotas ele-
den, la guerra civil y el dislocamiento de las comunicaciones normales estaban vadas de eficacia. Aunque la corona no pudo introducir a los corregidores en
dispuestos a tomar la iniciativa. Las primeras hermandades fueron movimien- Aragón-Cataluña, pudo reducir la independencia de las corporaciones munici-
tos urbanos y, de hecho, los anhelos municipales de conseguir la paz, la seguri- pales poniendo en marcha el régimen insaculatorio, en el que los beneficiarios
dad y la reanudación del comercio fueron unas de las condiciones fundamen- de los cargos públicos procedían de listas de candidatos adecuados, es decir
tales para el éxito del programa real. Pero Fernando e Isabel no tenían la de aquellos que mostraban una buena disposición hacia la corona, que se re-
intención de rescatar a la corona del control de la aristocracia para subordinar~' servaba el derecho de revisar las elecciones. Las ciudades aceptaban de buen
la a las ciudades. Muchas de ellas conservaban todavía los privilegios que ha- grado la política real ya que salían beneficiadas de la mejora de la administra-
bían obtenido cuando eran puestos fronterizos en las guerras contra los moros ción e incluso, más aún, del restablecimiento de las finanzas municipales, del
y, con ellos, el recuerdo de la antigua independencia. Los monarcas intentaron crédito y del comercio.7 .

poner fin a esta situación. ,, ' Unas medidas que en Castilla iban dirigidas simplemente a fortalecer la auto-
Pero no era fácil. Las Cortes de Toledo de 1480 fueron el punto de partida ridad real parecían más bién una política de desnacionalizaci6n cuando se apli-
y la legislación reformista que el~boraron culminó en los reglamentos respecto 1, caban en los reinos orientales. La política que prosiguió Fernando en el intento
a los, corregidores, oficiales reales enviados por primera vez en 1480 a todas de mejorar la posición de la corona en Catalufia no se limitó a los asuQ.tosmuni-
las ciudades castellanas y que poco a poco se convirtieron en una institución cipales y al gobierno local. Animado de un sentimiento de unidad más intenso
permanente. Pero los corregidores' hubieron de hacer grandes esfuerzos para que el de Isabel, estaba deseoso de asimilar sus reinos a los de Castilla. Así,
'i dejar sentir su influencia, y su éxito dependía tanto de sus cualidades persona- fomentó los matrimonios de familias aristocráticas castellanas y catalanas, nom-
les como de la respuesta de las municipalidades.' En el período 1474-1485,me- bró a miembros del.clero castellano para ocupar importantes .beneficios en
diante la acción combinada de la coacción y la concesión de favores fue posible Cataluña y en ocasiones llegó incluso -en contra de los preceptos constitucio-
convencer a las oligarquías urbanas reacias de que aceptaran a los hombres de nales- a nombrar castellanos para ocupar cargos públicos catalanes. Aplicó
Isabel y colaboraran con ellos. Una vez que la corona hubo neutralizado a la también esa política en el nivel institucional, admitiendo la Inquisición espa~
aristocracia terrateniente, por medio de títulos, concesiones, legitimación de pro- Bola en Aragón y Cataluña. Sin embargo, hay que decir que ésta fue la única
piedades y cargos y, cuando fue necesario, mediante la fuerza militar. las muni~ institución común a ambas coronas y las protestas con que fue recibida en los
cipalidades quedaron aisladas y sin recurso alternativo si se oponí~n a la vo- reinos levantinos fueron un claro indicio de sl;l sensibilidad ante los intentos
luntad real. En ese momento fue posible introducir a los corregidores para que de limitar su independencia y, tal vez, una advertencia a Castilla sobre la nece-
supervisaran a los concejos municipales. Durante el decenio siguiente, 1485-1494, sidad .de no llegar demasiado lejos en ese contexto. Así lo hizo Fernando. que
los corregidores pudieron asentar con fuerza su autoridad y su reputación, pero no veía razón para modificar su concepción pluralista de la monarquía españo-
en los municipios siguió siendo necesario recurrir más a la fuerza del halago la y su intervención en Cataluña produjo una reforma política y económica más
que a la de la coacción. La corona ratificó el carácter prácticamente hereditario que la expoliación general de sus libertades. Dada la pobreza de los reinos orien-
de los cargos conseguidos por los regidores (magistrados municipales) y con- tales de la península tanto por lo que respecta al potencial humano como a
firmó la división de esos cargos entre las facciones aristocráticas. En el último los recursos, no podía existir una fuerte tentaCión de atacar sus instituciones
decenio, 1495~1504, la imposibilidad en que se vieron muchos corregidores para o de someterlos a una rígida centralizaciQ..n.E~ consecuencia, los Austrias no
hacer frente a los crecientes problemas económicos y sociales redujo su efica4
cia como agentes del gobierno central, permitió la recuperación de la aristocra- 6.Bartolomé Yun Casalilla, Crisis de subsistencia y conflictividad social a principios del si.
glo Una dudad andalu1P en los comienzos de la modernidad, Córdoba. 1980, pp. 197-198.
XVI.

5. Marvin Lunenfeld. Keepers o/ the City: The Corregidores 01 lsabella l o/ Castile (1474-1504), 7. Véase J. Vicens Vives, Ferran JJ i la ciutat de Barcelona, 1479-1516, Barcelona, 1936-1937,
Cambridge, 1987 (hay trad. cast.: Los corregidores de Isabel la Católica. Labor, Barcelona, 1989). 3 vals.
16
LOS AUSTRlAS (l516-IS98)
LA HERENCIA DE LOS HABSBUROO 17
iban a heredar de los Reyes Católicos un régimen monolítico sino un sistema
abigarrado y descentralizado. una unión personal de estados independientes. ría cada vez a un mayor número de cargos. Sin embarg.o,. no hay que exagerar
La situación de anarquía de la sociedad española en vísperas de la implan- la preocupación de los Reyes Católicos respecto ~ la rehglón. Apenas les pre~-
~ación del nuevo orden se reflejaba también en la condición de la Iglesia. Al cupaban los problemas más generalcs de la IgleSia y, desde lu~go, poco presti-
Igual que la corona, había perdido prestigio y propiedades en las ¥"uerras civiles gio aportó al papado el pontIficado de Alejandro VI, un BorgIa ."spañol elegI-
de los años centrales del siglo xv, en las que sus miembros más poderosos ha- do con el apoyo decidido de Fernando e Isabel. In~luso en Espana ~as raZOnes
bían participado en uno u otro bando por razones que poco tenían que ver con de Estado prevalecían en ocasiones sobre las neceSIdades de ~~I~lesl~: Fernan-
la religión y, como la nobleza, reaccionaba con vehemencia a cualquier ataque do, que necesitaba encontrar sinecuras para sus numerosos hIJOSllegItllJ~oS, de-
contra sus privilegios, en especial, contra la exención tributaria. El comporta- i ó a uno de elJos, Alonso de Aragón, para ocupar el.cargo de arzobiSpo de
miento de una gran parte del alto clero apenas se diferenciaba del de la aristo- ~agoza y a éste le sucedió en la sede su propio hijo ilegítimo.
cracia, de cuyas filas procedía,. y la figura de un obispo-guerrero, como el arzo- La reducción del poder de los tres estamentos -la nobleza, el clero y las
bispo Carrillo de Toledo, no era en modo alguno excepcional. En las órdenes C. dades- estuvo cargada de consecuencias para la institución que tradicio-
monásticas había caído en desuso la disciplina originaria con muy pocas ex~
ID
nalmente los representaba, .Ias Cortes. " Esto no cons.tituyO un pro bl e~a en
cepciones -entre las que cabe destacar las de los cartujos y los observantes Castilla, donde las Cortes eran un organismo que no f~.rmaba parte del s.Istema
franciscanos- y sus monasterios no eran, Con frecuencia, más que lugares de regular de gobierno, sino que podía ser consultado cuando la corona as1 lo. d~~
entretenimiento. Cuando los Reyes Católicos iniciaron la reforma de las órde- cidiera y que servía para reforzar la autoridad de la coron3:' pero no para limI-
nes religiosas, muchos de sus miembros tuvieron que ser expulsados de sus tarla. El derecho de representación correspondía tan sólo a.17 ciudades (18 con
órdenes y los dominicos de Salamanca se defendieron por medio de las armas. la incorporación d~Granada desde 1492), cada una de las cuales enviaba dos
Peor aún era la situación del clero secular. Era producto del sistema vigente, procuradores en cuya selección la corona intervenía direc~am~nte. Las Cortes
qu~ prácticamente no preveía medida alguna para la instrucción de los sacer- tenían el derecho de presentar peticiones pero no poder legIslativo que, en C~s.
dotes, y con frecuencia carecía por completo de preparación para la realización tilla descansaba exclusivamente en la corona. Las nuevas leyes no rcquenan
de sus tareas. En 1473 el Concilio de Aranda tuvo que ordenar al clero que ce- el a;entimiento de las Cortes, a no ser que estuvieran en contradicción con una
lebrara misa al menos cuatro veces al año. Es cierto que en los momentos de ley antigua. Según una ordenanza de 1387, la corona no P?día revocar w:a l~
decadencia se da publicidad a los vicios del clero, mientras que se ignoran sus válida sin el consentimiento de las Cortes, pero por lo demas su poder legIslatI-
virtudes. La Iglesia española no estaba desprovista de piedad e,integridad y los vo era ilimitado. No era mayor el poder financiero de la institución. A~nque
val,?res morales se conservaban en los sectores medios de los obispos, abades se entendía que la corona tenía que consultar a las Cortes para obtener IOgre-
y canónigos. sos extraordinarios, quedando recogido este principio como ley escrita en las
Así pues, los Reyes Católicos tenían material Con el que trabajar y con la Caries de Valladolid de 1307, incluso esa limitada función se vio debilitada por
col~boración del cardenal Jiménez de Cisneros pudieron iniciar la tarea de re- la exención tributaria de la nobleza y de la Iglesia y por el hecho de que la coro-
forma, necesaria desde hacía tanto tiempo, uno de cuyos rasgos fundamentales na disponía de fuentes alternativas de ingresos, factores ambos que .aislaron ~
era la selección cuidadosa de los candidatos para ocupar los beñeficios ecle- las ciudades y debilitaron cualquier oposición que éstas intentaron ejercer. ASl
siásticos. Por esta razón, así como para apuntalar su soberanía, estaban decidi. pues, las Cortes de Castilla no podían anteponer la resolución de I~s agravios
dos a limitar la jurisdicción de Roma. <:;0010 en los asuntos seculares, en los a la concesión de dinero y, por tanto, careCÍan de capacidad negOCIadora con
eclesiásticos estaban decididos también a realizar labores de control y de refor- respecto a la corona. Sin embargo, podían ser de utilidad como medio de llegar
ma, y durante su reinado la Iglesia espafiola vio cómo se socavaba su indepen- a la opinión pública y en los primeros años de su reinado Fernando e lsabel
dencia y se limitaban estrictamente sus relaciones Con Roma. Para conseguir buscaron su colaboración, o la del pueblo llano, en su campaña contra la no-
el control sobre el clero español intentaron que el nombramiento de los cargos bleza. Posteriormente, cuando su ayuda ya no era necesaria, las dejaron de lado
eclesiásticos recayera en la corona y no en el papado. nas un enfrentamiento y sólo fueron convocadas prácticamente para jurar lealtad a los herederos del
can el papado obtuvieron de Sixto IV el derecho de presentación en favor de trono, "1 '
SUs candidatos para todos los principales beneficio:; eclesiásticos en Espafta, En los estados de la corona de Aragón las Cortes contaban con prtVl eglOs .
en el bien entendido de que, de hecho, los candidatos presentados por la corona
8 9. Véase R. B. Merriman, (IThe Cortes oC the s;anish Kingdoms in the Later Middle A~es»,
serían nombrados por Roma. Este derecho, ya de por sí amplio. se 'extende-
American Historical Review, XVT (191Q.1911), pp. 476-495; M. Colmeiro, Cortes de./os .(Intlg~os
reinos de León y de Castilla: Introducción, Madrid, 1883; se encontrará una relaCIón de var~os
8. T. de Azcona,La elección y reforma del episcopado español en tiempo de los Reyes Cat6- estudios en «Recent Works and Presen! Views on the Origins and Development oC Representa~ve
[jcos. Madrid, 1960.
Assemblicsll, en Re/azioni del X Congresso lnternazionale di Scienze Storiche. vol. T.florenCIa,
1955, pp. 58.63.
18 LOS AUSTRIAS (1516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 19

más reales y con mayores medios para escapar al control del gobierno. Las de tilla eran cada vez más ineficaces. La respuesta a este interrogante hay que bus-
Aragón estaban formadas por cuatro estamentos, la alta nobleza, la baja no- carla en las condiciones económicas y sociales de cada uno de esos reinos.
bleza, el clero y las ciudades, y aunque su convocatoria era una prerrogativa De las dos regiones, Castilla era la más rica tanto en població'n como en
real, el derecho de asistir a ellas estaba claramente establecido y no dependía, bienes imponibles y sólo en ella podía la corona encontrar en cantidad sufi-
como en Castilla, de la decisión real. A diferencia del monarca castellano, el ciente los dos instrumentos básicos del poder: reclutamiento para su ejército
rey de Aragón no podía legislar sin las Cortes ni imponer impuesto alguno sin y dinero para el tesoro. En efecto, la estructura social de Castilla, con 'una im~
su consentimiento. 10 Incluso durante los intervalos entre las reuniones de las portante población campesina, una gran parte de la cual vivía en condiciones
Cortes la corona no podía escapar a su control, pues constituían una Diputa~ de desempleo camuflado y de casi inanición, proveía un excedente disponible
ción del Reyno, comité formado por los diferentes estamentos, que s~ reunía para el reclutamiento de tropas. Por otra parte, la riqueza de Castilla, que muy
para supervisar el cumplimiento de las leyes por parte de los funcionarios pú- pronto se vería incrementada con las remesas de América, permitía a los con-
blicos y los particulares y para controlar la administración de los ingresos públi- tribuyentes hacer frente,a las demandas crecientes del Estado. Así pues, la co-
cos. En esencia, las Cortes de Cataluña y Valencia eran similares a las de Ara- rona tenía una razón de peso para buscar acceso directo a hombres y dinero
gón. La institución catalana estaba formada por tres estamentos, siendo doce y para apartar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. En cam-
las ciudades representadas en el tercero de ellos. No era posible promulgar ley bio, en Aragón-Cataluña los recursos disponibles apenas servian sino para com-
alguna sin su consentimiento, ni imponer nuevos impuestos que no hubieran pletar los que la corona ya poseía en Castilla. Como estos reinos tenían poco
sido votados por las Cortes, y en la sesión de clausura antes de obtener elsubsi- que ofrecer también tenían poco que proteger y la corona no encontraba mu-
dio el monarca tenía que jurar que aplicaría las medidas que habían sido apro- chas razones para romper las barreras protectoras. No es difícil llegar a la con-
badas por las Cortes, que formaban un comité de los diversos estamentos, la clusión de que si los reinos del este peninsular hubieran poseído mayores recur-
Diputación General del Reyno, similar a la de Aragón, que realizaba una fun- sos sus instituciones habrían conocido el mismo destino que las de Castilla.
ción de vigilancia. Las Cortes de Catalllfia, más poderosas que las de Castilla, .! Cualquier monarquía absoluta que pretende construir un Estado e incrementar
eran más eficaces, probablemente, que las de Aragón. Pero todas las Cortes su poder se ve obligada a establecer contacto directo con sus súbditos, y si la
de los reinos orientales eran instrumentos potenciales de oposición a la corona. corona de España hubiera sido desposeída de su poder fundamental en los rei-
Sin embargo, Fernando, que pretendía restablecer la autoridad real, no desafió nos periféricos se habría visto obligada a enfrentarse con ellos. Tal como esta-
sus privilegios, sino que recurrió al expediente de enviar listas oficiales de las ba la situación, con poder suficiente en Castilla, no valía la pena correr el ries-
que tenían que ser elegidos los representantes de las ciudades. Por lo demás, go. Aragón y Cataluña quedaron a salvo de la~formas más extremas de gobierno
no aplicó en ellas ninguna reforma estructural. absoluto debido a su pobreza, y su inmunidad sobrevivió con el consentimien-
Generalmente, la inmunidad de los reinos orientales ante el poder absoluto to de la corona. Que ello fue así lo demuestra el hecho de que cuando fue nece-
de la corona, en especial por 10 que respecta a los impuestos y al reclutamiento, sario la corona no dudó en imponer su voluntad, incluso cuando encontró re-
y que se prolongó durante todo el período de los Austrias, se explica por razo- sistencia. En las Cortes catalanas de 1510 los representantes de Barcelona se
nes estrictamente constitucionales y se atribuye al entramado legal que les per- opusieron a la concesión del subsidio aduciendo razones constitucionales, por-
mitía defenderse, a diferencia de los dominios indefensos de Castilla. Sin duda que el rey no había satisfecho sus peticiones. Fernando hizo llamar inmediata-
alguna, las instituciones de Aragón y Cataluña eran más vigorosas que las de mente a los representantes de Barcelona, lo cual bastó para sofocar su resisten-
Castilla y el poder de su monarca menos absoluto. También es cierto que las cia. Años más tarde, Felipe n, que hubo de hacer frente a una oposición en
monarquías conjuntas aceptaron las condiciones de la unión, que las partes com-
ponentes de la nueva España conservaran su identidad y sús leyes. En cualquier
caso, ni Fernando ni Isabel deseaban provocar nuevas guerras civiles mediante
j Aragón, pondría a prueba aún con mayor fuerza la vigencia de sus libertades.
No sería hasta el siglo XVII, en el momento en que Castilla ya había agotado
sus recursos, cuando el gobierno central intentó acabar con las inmunidades
enfrentamientos imprudentes con los grupos de intereses tradicionales. Pero las
instituciones no lo explican todo y es necesario todavía dar respuesta a la pre-
I de los reinos orientales para explotar sus recursos humanos y económicos.
En definitiva, las Cortes no eran un organismo regular ni fundamental de
gunta de por qué la corona se avino a disponer de un poder menos absoluto
en Aragón que en Castilla y, asimismo, por qué las instituciones protectoras
de Aragón sobrevivieron incluso en la nueva situación, mientras que las de Cas-

JO. Se ha atribuido gran importancia a la necesidad de contar con una unanimidad tota! para
aprobar cualquier decisi6n, pero congran medida esa exigencia era puramente teórica y en la prácti-
I gobierno. Ese papel lo desempeñaban los consejos reales, comenzando por el
Consejo de Castilla, cuya creciente impo¡tancia tanto en el plano legislativo
como judicial y consultivo redujo aún má~ la importancia de las Cortes. Los
Reyes Católicos reorganizaron el Consejo de Castilla convirtiéndolo en un or-
ganismo de administraci60: más eficaz y crearon nuevos consejos especializa-
dos en diferentes zonas territoriales (como el Consejo de Aragón) o en diferen-
ca prevalecía la nonna de la votación mayoritaria. tes departamentos de gobierno (como el Consejo de las Órdenes Militares),
--- -------------------------------------:;.,----,-----

20 LOS AUSTRIAS 0516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 21


equipándolos con un conjunto de juristas profesionales y centralizando el tra- predominio de Castilla supuso el descuido parcial de los reinos del este penin-
bajo de gobierno según unos esquemas que perduraron durante todo el perío- sular, porque la ausencia del monarca determinó que sus asuntos se resolvieran
do do Jos Austrias. Pero imponer la autoridad del Estado por medio de funcio-" con una cierta lentitud.
narios -y 4e su ejército- costaba dinero, por lo que la reorganización Pero el mayor defecto de la política de los Reyes Católícos, que perjudicó
emprendida por la corona exigía aumentar la capacidad financiera. La recupe- de manera irreparable los intereses de sil país, fue su actitud de complacencia
ración de territorios de realengo no era suficiente. Era urgente también reorga- con respecto a las condiciones sociales y económicas de España. Mucho era
nizar los impuestos, mejorar su recaudación y ocuparse de su administración lo que se había arrebatado a la aristocracia castellana, pero mucho era aún lo
en el centro. Las reformas de estos aspectos comenzaron en 1480 con la crea- que conservaba. Los monarcas se propusieron alcanzar un objetivo mínimo:
ción en el seno del Consejo de Castilla de un departamento de finanzas a cuyo impedir que los más poderosos de sus súbditos compitieran con ellos por la
frente se situó a un dirigente asturiano, Alonso de Quintanilla. La existencia soberanía y manejar los asuntos del país según su voluntad. Una vez consegui-
de una dirección más eficaz y el envío de "recaudadores a todas las partes "del do eso no molestaron más a la nobleza, antes bien buscaron su colaboración
reino permitieron aumentar los ingresos de forma espectacular. Los ingresos -'~ : en las tareas de la administración. Tal vez es cierto, como se afirma constante-
ordinarios, que en 1479 alcanzaban los 94,4 millones de maravedís, aumenta-" mente, que designaron a juristas profesionales para ocupar los puestos en los
ron más del triple, situándose en 317,7 millones en 1494. Pero esto se debía fun- consejos reales y otros organismos y que convirtieron en práctica habitual la
damentalmente a una mejor administración en tiempo de paz y no a la reforma ;.' r
promoción de hombres de segunda fila y su elección para el desempeño de los
del sistema impositivo, que perpetuó su estructura tradicional. La nobleza y "' cargos públicos, juristas como Palacios Rubios, hombres del clero como Jimé-
el clero conservaron sus exenciones, lo que significó una carga cada vez mayor Dez de Cisneros y soldados corno Gonzalo de Córdoba.ll Los contemporáneos
sobre los sectores contribuyentes de la sociedad. Los ingresos ordinarios proce- ;: ,
también eran conscientes de ello. El jurista y cronista Lorenzo GalÍndez de Car-
dían de la alcabala, un impuesto sobre las ventas, y de los derechos de aduana vajal (1472-1532)afirmó que preferían nombrar gente prudente apropiada para
e impuestos sobre el consumo. En este reinado el impuesto de la alcabala esta- su servicio, aunque pertenecieran a la clase media, que la de la nobleza, y algún
ba comprometido por las concesiones a la nobleza y por la medida de permitir tiempo después el cronista DiegoHurtado de Mendoza menciona su costum-
a los municipios que pagaran una suma global, llamada encabezamiento, pero bre de utilizar juristas, «gente media entre los grandes y los pequeños, cuya
seguía siendo la fuente más importante de ingresos. Las Cortes podían votar profesión era el estudio de la ley}>.Hay una cierta "exageración en estas afirma-
también subsidios extraordinarios, llamados servicios. La única contribución ciones, pues Isabel no fue innovadora en la utilización de letrados, ya que esa
uniforme era la cruzada, que obtuvieron los Reyes Católicos del papa para la tendencia se había iniciado ya anteriormente en el siglo xv. En cuanto a los
g"uerra de Granada y que a partir de entonces constituyó un ingreso permanen- nombramientos que realizó la reina, entre los nuevos corregidores no predomi-
te y cuantioso. Incluso después de la guerra la presión del gasto se mantuvo, naban los letrados, sino que procedían de una variada extracción social, inclu-
al incrementarse los gastos de la corte y del gobierno, entre ellos los gastos sun- yendo a la aristocracia y al pueblo llano. La carrera se realizaba a través de la
tuarios de la reina.
Al dotar a Espafia de un aparato estatal los Reyes Católicos, actuando des- .,
" '
,
promoción real y el ennoblecimiento más que por medio de la educación uni-
versitaria, y entre 1474y 1504menos de una cuarta parte de los individuos nom-
de Castilla y aceptando las limitaciones constitucionales de la unión que ha- .. brados para ocupar el cargo de corregidor eran letrados.12 Por otra parte, los
bían forjado, liquidaron el pasado y construyeron la base sobre la que sus su- cargos de virrey y gobernador y la mayor parte de los puestos militares de más
cesores podrían erigir un Estado nacionaL En el ámbito administrativo su labor alta graduación se reservaban a los grandes nobles. El feudalismo no fue aboli-
fue creativa y decisiva y dejaron en Castilla, cuando no en todo el conjunto do en España el día en que la corona asumió los maestrazgos de las órdenes
de sus posesiones, un gobierno centralizado y reformado y cada vez míÍs respe- militares y la jurisdicción señorial de la nobleza sobrevivió, asentada en una
tado. Al finalizar el reinado estaba en vías de cumplirse' el ideal de Isabel de extraordinaria riqueza territorial. Tras la fachada de la autoridad real, y con
una sociedad bien ordenada: «los soldados en el campo de batalla, los obispos su connivencia, la alta nobleza continuó gozando de una preeminencia econó-
en sus pontificales y los ladrones en la horca)). Sin embargo, junto a esos lo- mica que la convertía en el sector más poderoso de la sociedad castellana.
gros -por los que había que pagar un precio- había aspectos menos positi-
vos. El incremento de los impuestos, desigualmente repartidos entre sus súbdi-
tos, dio comienzo a un largo proceso de presión fiscal que tuvo resultados
ruinosos para la economía castellana. La intervención del gobierno en tantos
aspectos de la vida pública determinó que se multiplicara la burocracia, que
11. Sobre los principios que segu{an los Reyes Católicos para los nombramientos véase R. Me-
acabó por convertirse en un parásito de la nación y que estaba en constante
néndez Pida!, ed. W. Slarki~ The Sponiard$ in Their History. Londres, 1950, pp. 158-164.
peligro de parálisis, que sólo podía evitarse por medio de la iniciativa real. El 12. Lunenfeld, Keepers o/ 'he City, p. 159.
22 LOS AUSTRIAS (1516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 23

sus posesiones de tierras. 14 Lejos de poner coto a esa situación. los Reyes Ca-
LA ARISlDCRACIA y LA TIERRA EN CASTILLA tólicos sancionaron la ampliación de ese poder. compensando así a la nobleza
de su pérdida de poder político, al preservar sus beneficios económicos," Los
Una inmensa mayoría de los españoles -aproximadamente el 95 por 100- derechos de propiedad establecidos por Fernando e Isabel se prolongaron du-
vivían en el campo y eran campesinos, 'pero pocos de ellos eran propietarios rante todo el pedodo de los Austrias e incluso aún más allá. En las Cortes de
de la tierra que trabajaban, porque en España la tierra estaba prácticamente Toledo de 1480 aprobaron una serie de medidas que obligaban a los nobles a
monopolizada por la aristocracia y la Iglesia. 13 Entre los campesinos y los no- devolver a la corona unas tierras que éstos le habían arrebatado desde el reina-
bles existía una incipiente, aunque débil, clase media, consistente en comerciantes do de Enrique IV (1454), pero al mismo tiempo les ofrecieron seguridad abso-
y profesionales, miembros de la burocracia y del clero, y pequeños propietarios luta respecto a las adquisiciones realizadas antes de esa fecha. que de hecho
rurales. En conjunto, estos grupos suponían menos del4 por 100 de la pobla- eran las mayores y más importantes. Los monarcas sancionaron la recaudación
privada de la alcabala en numerosas jurisdicciones señoriales y confirmaron
ción. En el vértice de la pirámide soCÍal se hallaba la aristocracia, una minoría
. el derecho de mayorazgo, que permitía a los terratenientes asegurarse de que
aún más reducida pero poseedora de poder y riqueza en proporción inversa a
sus propiedades no serían enajenadas y que las vinculaba a perpetuidad a su
su número. Esta clase privilegiada, junto con el clero, era propietaria de una
familia. Asimismo. aprobaron las alianzas matrimoniales aristocráticas cuyo
gran parte de Castilla. no su totalidad pero lo bastante como para inclinar la
resultado era necesariamente una concentración aún mayor de la propiedad en
balanza a su favor. La aristocracia castellana de la Baja Edad Media, que había manos de la clase de los propietarios. Finalmente. en Granada pusieron en mar-
acumulado las tierras conquistadas a los moros. ampliándolas mediante las de. cha una política pro aristocrática. Granada era una conquista nueva, pero con
predaciones en las tierras de la ":0rona, protegiéndolas mediante la creación de la excepción de algunas tierras en la parte occidental del reino, que pasaron
mayorazgos y convirtiéndolas en tierras de pasto para las ovejas para el prove- a manos de campesinos y artesanos de la Baja Andalucía, una gran parte de
choso comercio de la lana. había basado su poder político sobre unas bases su rico territorio fue entregado a los nobles a efectos de su poblamiento, defen-
económicas inexpugnables. Domeñar ese poder habría sido una tarea de pro- sa y control. grandes lotes a la alta nobleza y de menor cuantía a los hidalgos.
porciones realmente gigantescas y no habría podido ser realizada en una sola Esto estaba en consonancia con la política seguida después de la reconquista
generación. en todas partes y confirmaba el carácter jerárquico de la propiedad de la tierra
Fernando e Isabel se contentaron con arrebatarles el poder político para si- . en Castilla.1S La tendencia a la concentración de la tierra continuó. pues. has-
tuarlo en manos de quien debía detentarlo, es decir, de la corona. Pero para ta tiempos posteriores, frecuentemente como consecuencia de incentivos eco-
ello tuvieron que aceptar un compromiso: reconocieron la inmunidad de la no- nómicos y a expensas de las tierras de propiedad pública. En la provincia de
bleza frente a diferentes tipos de impuestos y su jurisdicción señorial y sancio- Córdoba los latifundios formados después de la reconquista se integraron. a
naron su posición dominante de la tierra. Ni siquiera consiguieron convertir comienzos del siglo XVl, en nuevas propiedades formadas mediante compra,
en cortesanos a los miembros de la nobleza. como tan frecuentemente se ha nuevas concesiones reales y ocupación de tierras baldías. Los campesinos pro-
pensado. El noble poderoso tenía dos residencias: un palacio en la ciudad y ductores sucumbieron a la acción de las fuerzas del mercado y a la mayor efica.
una propiedad en el campo. En esta última poseía un poder real y ejercía una cia de las grandes unidades de explotación o se vieron obligados a hipotecar
jurisdicción feudal sobre sus,tenentes. desafiando así a la soberanía del Estado. sus propiedades a sus vecinos más poderosos.1fi
Medio siglo después del acceso al trono.de los Reyes Católicos. el duque del Este tipo de hechos explican las enormes fortunas que acumuló la nobleia
Infantado. de la poderosísima familia de los Mendoza era señor todavía de castellana a partir de entonces. ~n la .cima se hallaba un grupo de magnates.
800 aldeas y 90.000 vasallos y gobernaba sus propiedad';" en Guad;¡ajara c~mo denominados grandes desde mediados del siglo xv, muchos de los cuales esta-
un príncipe poderoso. Cuando el prestigio real declinó con la mu.erte de Isabel ban unidos entre sí por vínculos matrimoniales y algunos de ellos a la corona.
y la exclusión de Fernando del gobierno de Castilla, el duque de Medina Sido- Extremadura pertenecía. en partes casi iguales. a los Suárez de Figueroa y a
nia ofreció 2.000 soldados de caballería y 50.000 ducados al enemigo de Fer- la orden de Alcántara.!? Las inmensas llanuras de La Mancha estaban repar-
nando. Felipe de Austria. y se prestó a intervenir activamente en la política.
Aun cuando la aristocracia castellana desapareció finalmente corno un poder
político independiente, conservó un extraordinario poder material basado en
..
;.1.'.
14. Sobre los orígenes de los latifundios en España véase L.. Redonet y López.Dóriga, (El
latifundio y su formación en la España medievab,,.fiSludios de Historia Social de España, 1949,
vol. (, pp. 139.203 •
. :
15. David E. Vassberg, Land and Society in Colden Age Castile, Cambridge, 1984, pp. 99.100
13. Sobre la situación social y económica en estepcciodo véase $. Sobreques Vida!, «La época (hay trad. casL Tierra y sociedad en Castilla, Critica. Barcelona, 1986).
de los Reyes Católicos», en 1. Vicens Vives, ed .. Historia social y econ6mica de Espaffa y Améri- 16. Bartolome Yun Casalilla, Crisis de subsistencias y conflictividad social en Córdoba a prin-
ca, vol. II, Barcelona, 1957.1959, S vals., pp. 407.492. Véase también J. Vicens Vives. Apuntes cipios del siglo xVJ, p. 128.
del curso de Historia &onómica de España, Barcelona, 1956, 2 vals.; vol. 1, pp. 249.270. 17. Sobrequés Vidal, «La epoca de los Reyes Católicos)}, p. 420.
, -

24 LOS AUSTRlAS 0516-1598)


LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 25
tidas entre las órdenes de Santiago y Calatrava, el arzobispo de Toledo y el mar-
no era insignificante. Los efectos económicos de la campaña contra los judíos y
qués de Vi1lena. En Murcia, los terratenientes más importantes eran los Fajar- 1

los conversos fueron menos perjudiciales para España de lo que a menudo se su-
do, en Salamanca los Zúiliga (duques de Béjar) y los Álvarez de lbledo (duques
pone, ya que los hombres de negocios italianos y peninsulares pudieron llenar
de Alba), en la Alcarria los Mendoza (duques del Infantado). Los Enriquez
el hueco dejado por las víctimas de la política real, pero hubo una pérdida de
(almirantes de Castilla) eran propietarios de la mayor parte de las provincias
competencia y capital, y por 'esta razón y también por cuestiones políticas hubo
de Valladolid y Valencia y tenían también propiedades en Andalucía y los Pi-
una gran resistencia al establecimiento de la Inquisición en los reinos orientales.
mentel (condes de Benavente) eran grandes propietarios en la de León. Pero
Con el fin de forzar a los judíos a convertirse al cristianismo, los Reyes Ca-
sobre todos los demás destacaban los grandes magnates de Andalucía, dividida
en grandes latifundios entre los Guzmán (duques de Medina Sidonia), los Cer- f :~
jI i",
tólicos decidieron en 1492eXpulsara quienes se negaran a hacerlo. Muchos acep-
:. ,'~. taron y engrosaron las filas en aumento de los conversos, pero otros abandona-
da (duques de Medinaceli), los Ponce de León (duques de Arcos), los Fernán-
ron el país, buscando refugio en Portugal y en Francia o embarcando en los
dez de Córdoba (duques de Sesa) y los Mendoza (condes de Teudilla y de Prie-
puertos del Mediterráneo. Probablemente, su número se ha exagerado. En 1492
go); el resto pertenecía al arzobispo de Toledo. Este desproporcionado volumen
había un máximo de 70.000 judíos en Castilla, aproximadamente el 1,75 por
de tierra cuya propiedad correspondía a la nobleza alta y la Iglesia no impedía
100 de una población de menos de 4 millones, mientras que en Aragón eran
su posesión por parte de pequeños propietarios como los hidalgos, las clases
menos de 10.000, el 1,2 por 100 de la población total. Aparte de los que se con-
medias e incluso los campesinos. Pero la tendencia a la concentración rústica
virtieron, muchos consiguieron regresar, quedando la cifra total de los expulsa-
favorecía a los sectores privilegiados. En consecuencia, no puede decirse que
dos en unos 40.000 o 50.000, no menos trágica para las personas y perjudicial
los Reyes Católicos resolvieran el problema de la aristocracia.
para el bienestar y la reputación de España. 18
El éxito fácil de la nobleza creó en el conjunto de la sociedad castellana una ..: . Si la política de los Reyes Católicos no fue muy beneficiosa para la socie-
mentalidad pro aristocrática y le dio su impronta característica para los próxi-
mos siglos. La pertenencia a esa clase, si era posible conseguirla, ofrecía la for- ,
~.


~.
dad urbana, menos aún lo fue para las masas rurales. La única excepción fue
Cataluña, en donde una revuelta campesina contra los terratenientes feudales
ma de escapar a las cargas tributarias en una época de crecIente presión fiscal. "

indujo a ambos bandos a confiar la solución del conflicto al rey Fernando. Su


En cambio, la política de la Corona no reportó muchos beneficios a las clases
decisión tomó cuerpo en la Sentencia de Guadalupe (1486), que abolía las ser-
medias de la sociedad. Sin duda, el restablecimiento del orden público y de la
vidumbres feudales a cambio de compensaciones a los señores y daba a los cam-
autoridad con la consiguiente liberación de una serie de fuerzas económicas
pesinos catalanes algunos derechos de propiedad.19 En cambio, en Aragón,
hasta entonces reprimidas, estimuló el comercio y la industria y permitió aumen-
donde el problema del campesinado era similar al de Cataluña, la corona apo-
tar sus ingresos, pero fue precisamente en tiempo de los Reyes Católicos cuan-
yó a los sefiores feudales. En Castilla, la corona, haciendo caso omiso de la
do esos sectores perdieron a una parte de sus componentes. Por mor de la uni-
situación real, confirmó el derecho de los tenentes a abandonar a su senor, cam-
formidad religiosa los judíos fueron expulsados del país y los conversos fueron
biar de residencia y llevar consigo sus bienes (1481), pero ante el monopolio
sometidos a una campafia de investigación que socavó su seguridad. En el con-
de la tierra que detentaba la nobleza ese derecho era en gran medida teórico
juñto de la.vKla económica y urbana de España los judíos habían ocupado pues-
y un simple reflejo de confianza aristocrática: como el campesino no tenía lu~
tos clave, pues como financieros, artesanos y funcionarios dominaban las em-
gar alguno a donde escapa'r, no era necesario vincularlo jurídicamente a la tie-
presas productivas, con la excepción de la agricultura. Teniendo en cuenta su.
rra. Así pues, en Aragón y en la mayor parte de Castilla el campesino siguió
número, prosperidad e influencia no es sorprendente que despertaran la env{-
siendo un tenente que pagaba su renta en especies.~y,a menudo, en servicios
dia y el odio, en especial entre la nobleza y el clero, y su adhesión al judaísmo,
.;,. y que careCÍa por completo de seguridad respecto a su tenencia. En los demás
incluso después de su conversión nominal, era una afrenta para las susceptibili- i
casos, era un trabajador sin tierra. Afectado por las plagas, la sequía y el hambre,
dades religiosas de los Reyes Católicos y para muchos de sus súbditos. Por eUo,
estaba totalmente a merced de su señor o de su patrón, contra el que no tenía
los monarcas no dudaron en afrontar los riesgos para conseguir sus objetivos.
protección legal alguna. En vano trataba de encontrar alguna legislación favo-
Sabían perfectamente qué era lo que estaba en juego y lo vieron aún con mayor
rable al pequefio propietario. En Castilla existía gran número de tierras de pro-
claridad en la reacción de los núcleos urbanos a su política antijudía, especial.
piedad pública, las tierras baldías, en muchos casos propiedad de los municipios,
mente ante la decisión de establecer la Inquisición~ Los municipios de Sevilla,
Toledo, Barcelona, Valencia y zaragoza llevaron a cabo urgentes y razonadas
18. Véase Henry Kamen, lnquisition and Sodery in Spoin in the Sixteenth and Seventeenth
protestas sobre los daños que el establecimiento de la Inquisición entrañaba centuries. Londres, 1985, pp. 6-17, Y del mismo autor, «The Mediterranean and the Expu!sion of
para sus ciudades, al provocar la huida de los conversos junto con sus capitales. Spanish Jews in 1492}), Post ond Presento 119 (1988), pp. 3().55.
Los monarcas respondían invariablemente que preferían el bienestar religioso 19. J. Viceus Vives, Historia de los remeMOS en el siglo xv, Barcelona, 1945; El Gran Sindi-
del país al económico. Esto era totalmente cierto, p.uesel número de los afectados cato remensa (J488-1508). La última etapa del pleito agrario catalán duranteel reinado de Fernan-
do el Católico, Madrid, 1954.

f:

.1
26 LOS AUSTRIAS (1516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 27

y a las que teóricamente tenían acceso. para su cultivo y para utilizarlas como de los mayores beneficiarios de esa política fue la corona, que obtenía unos
pasto, los campesinos sin tierra, pero eran usurpadas cada vez más frecuentemen- ingresos rápidos y seguros de los jmpucstos sobre los rebaños y sobre la venta
te por los propietarios de las propiedades vecinas y por los funcionarios muni- de la lana. Por tanto, en lugar de promocionar el desarrollo de la agricultura
cipales. Una ordenanza real de 1492 ordenaba a los funcionarios la devolución y esperar los beneficios de esa política, la corona prefirió esa fácil salida para
de las tierras comunales a los municipios, pero eso no puso fin a la usurpación. solucionar sus dificultades financieras, que ya había resultado satisfactoria en
Sin embargo, en toda la zona meridional y central de España existían gran- el pasado. Además, estaban implicados una serie de intereses comerciales e in-
des extensiones de tierra sin cultivar. Una de las razones por las que no se tra- dustriales: la venta de la lana merina en el extranjero era extraordinariamente
bajaba era porque lo impedíañ) los propietarios de rebaños, especialmente de lucrativa y su manufactura era la única industria castellana de cierta importan-
ovejas merinas trashumantes, tan abundantes en España. Desde el siglo xm la cia. Pero era la nobleza la que más se jugaba en el envite, pues muchos aristó-
actividad económica más importante de Castilla era la cría de la oveja,merina cratas habían tomado la decisión de convertir sus propiedades casi exclusiva-
por su lana, lo que produjo un grave desequilibrio entre la agricultura y la ga- mente en tierras de pasto, porque de esa forma obtenían un producto cuya venta
nadería. En el reinado de los Reyes Católicos la situación exigía la dirección les reportaba piJ:lgüesbenet:i,ciosy que exigí~pocas inversiones en dinero y mano
del gobierno, pero también en este aspecto la política real fue conservadora y de obra, a diferencia de l~ que ocurría con la agricultura, dada la aridez de
favorable a la nobleza. Una vez más, Cataluña fue la excepción. En este reino Castilla. Esa poderosa alianza se constituyó, pues, en torno a unos intereses
levantino, donde Fernando sentó las condiciones de una breve recuperación eco- reales y explotó la riqueza natural de España. Sólo fue posible oponerse a ella
nómica, se negó a sancionar las aspiraciones absolutas de los dueños de reba- cuando la agricultura comenzó a ser más productiva y a ser considerada como
ños de ovejas a los derechos de propiedad y en 15U en las Cortes de Monzón una inversión prometedora. Esto comenzó a ocurrir desde los primeros años
prohibió el paso de los rebaños por las tierras cultivadas. Esta decisión fue de del siglo XVI, cuando dos nuevos factores, el crecimiento demográfico y el mer-
importancia crucial para el desarrollo de la agricultura en las regiones medite- cado americano, comenzaron a impulsar el desarrollo agrícola. En España ha-
rráneas de España, pero era la decisión opuesta a la que se había tomado en bía más bocas que alimentar y la presión sobre los abastecimientos de grano
Castilla diez años antes. Ciertamente, lo que era posible en Cataluña no lo era estimuló la expansión de la superficie cultivada. Al mismo tiempo, la primera
necesariamente en Castilla, donde poderosos grupos de intereses estaban invo- generación de colonos en el Nuevo Mundo quería consumir productos españo-
lucrados en la cr~ade ovejas y el comercio de la lana. Pero la corona no se limi- les y ello determinó que AndaluCÍa incrementara su producción de trigo, vino
tó a sancionar la situación existente, sino que su estrechez de miras sólo sirvió y aceite. Al mejorar las perspectivas para los productores, la corona intentó pro-
para empeorarla. Se situó firmemente alIado de los intereses de los ganaderos, teger a los consumidores. En 1502, Fernando e Isabel establecieron, en benefi-
representados en su organización, la Mesta, que los Reyes Católicos defendie- cio de los menos favorecidos, una tasa, o precio máximo, para el trigo, la ceba-
ron frente a toda oposición y consiguieron controlar colocando al frente de ella, da y el centeno, experiencia que perduró hasta 1512y que se puso en práctica
como presidente, a un consejero real en el año 1500,20 Nadie que decidiera cer- de nuevo ailos más tarde, provocando una importante huida del campo y un
car las tierras de pasto para cultivarlas tenía posibilidad alguna de éxito frente prolongado debate.21 Entretanto, la corona no podía introducir medidas legis-
a los ataques de los ganaderos, "que contaron en todo momento con el apoyo lativas para modificar el medio natural y la agricultura española continuó vién-
real. Ese apoyo culminó en la célebre Ley de arriendo del suelo de 1501, que dose afectada por la sequía y la escasez, como en 1506, cuando el único recurso
otorgó a la Mesta el derecho de utilizar a perpetuidad y mediante el pago de posible fue .la importación de cereales.
una renta fija cualquier exten.sión que hubiera sido utilizada alguna vez como Aunque España era básicamente una economía agraria, los Reyes Católicos
tierra de pasto. Aunque la Mesta sólo arrendaba la tierra, esta medida suponía ;
tuvieron en cuenta a otro sector, la industria artesanal, fuertemente dependien-
la vinculación virtual de sus tierras de pasto y en caso de cualquier litigio sus te del mercado rural pero importante también para las ciudades. La teoría tra-
propios funcionarios actuaban como jueces. Inmensas extensiones de tierra de dicional, según la cual promovieron el desarrollo de la industria en Castilla,
AndaluCÍa y Extrernadura quedaron así vinculadas a la Mesta y a los intereses no se ve corroborada por los testimonios que poseemos, pues las industrias que
de sus dirigentes. Difícilmente podría haberse pensado en un freno más pode- se mencionan son las que producían bienes de lujo o productos para un merca-
roso para el desarrollo de la agricultura. do local. El ingente número de decretos que promulgaron para regular los pro-
¿Por qué fue la política real en Castilla tan diferente de la de Cataluña, y
por qué Fernando e Isabel cedieron de esa manera ante los intereses de los, ga-
naderos? No es sólo un problema de concesiones, pues lo cierto es que uno
1 cesos de manufactura no pueden ocultarJa falta de coherencia de su política
y el hecho de que ya se habían decantado hacia los intereses de la nobleza me-
diante la protección de la ganadería, De hecho, sus reglamentaciones fueron
un obstáculo para la industria. A partir de 1480 aproximadamente Fernando
20. J. KJein, The Mesta, Cambridge. Mass" 1920, pp, 52, 316-326 (hay trad. cast,: La Mesta.
Alianza. Madrid, 1990). 21. Vassberg, Land and Society in Colden Age Caslile, pp. 190-191.

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28 LOS AUSTRIAS (1516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 29
favoreció la extensión de los gremios, que luego se vieron perjudicados por un y feudal como lo había sído en la Edad Media y los Reyes Católicos no inicia-
número excesivo de disposiciones. En 1511promulgó la Ordenanza de Sevilla, ron siquiera la tarea -ingente, es cierto- de integrar las diferentes regiones
un conjunto de 120 normas que contemplaban el proceso legal del tejido de de España en un conjunto económico.
los paños. Durante todo el siglo XVI la industria española sufrió las trabas que Las relaciones económicas entre los diversos reinos no se modificaron de
suponían este tipo de disposiciones. En un momento en que la industria del forma radical enJos aftas formativos de la historia nacional de Espafia. En 1479,
resto de Europa comenzaba a escapar al control de los gremios, la de Castilla cuando Fernando e Isabel comenzaron a gobernar sus dominios conjuntos, los
se vio atenazada por el corsé corporativo. Las únicas industrias de cierta im- comerciantes catalanes creyeron que había comenzado un período de herman.
portancia eran la industria siderúrgica de las provincias vascas, que contaba dad hispánica. Para los empobrecidos catalanes y su comercio en declive, con-
con recursos naturales y Con la protc;cción de los privilegios regionales, y la in- seguir un mercado en Castilla y Andalucía para sus paños y especias, y partici-
dustria textil castellana, que recibió un nuevo impulso con el descubrimiento par en la exportación de lana habría constituido un beneficio inestimable. Pero
de América y la consiguiente apertura de nuevos mercados, sobre todo a partir sus ilusiones .sevieron defraudadas no por la aversión castellana hacia los cata-
de 1505 aproximadamente. Pero en general la industria recibiÓ un nuevo golpe lanes sino por la oposición de la poderosa organización de la Mesta y porque
con la huida de los artesanos conversos. No es una simple coincidencia que desde sus principales fivales en el comercio mediterráneo, los genoveses, tenían más
el momento en que se estableció la Inquisición la corona tuviera que publicar que ofrecer a la corona que 105 arruinados catalanes, cuyas demandas fueron,
decretos invitando a trabajadores extranjeros a acudir a España (1484) y que to- por tanto, desatendidas. Los catalanes eran considerados todavía como extran-
mara la medida sin precedentes de conceder a los trabajadores extranjeros que jeros y se les negaba el acceso a las ferias de Medina del Campo en condiciones
acudieran a Castilla la exención de todo tipo de impuestos durante diez años.22 de igualdad con los comerciantes de Castilla. Por estas razones los dos ejes de
En cambio, la expansión del comercio castellano coincidió con el reinado la economía medieval española, el Mediterráneo y el Atlántico, continuaron
de Fernando e Isabel y se produjo en parte gracias a su iniciativa.23 Ya existía su evolución separada y mantuvieron una división que perjudicó la economía
una tradición comercial en Castilla, que se vio fortalecida gracias a las condi- de la España de los Austrias y que no se alteró hasta la segunda mitad del siglo
ciones de paz impuestas por los monarcas. La exportación de lana era la prin- XVllI. Ciert~mente, este hecho reflejaba el concepto de unidad de los Reyes Ca-
cipal actividad del comercio exterior y la ,corona hizo todo tipo de esfuerzos tólicos, por cuanto la unidad de un país no puede alcanzarse plenamente sin
para promocionarla, aunque sólo fuera para aumentar los ingresos que repor- su integración económica. Durante su reinado hubo una nueva oportunidad.
taba: Se envia~an agentes a los principales mercados exteriores -Brujas, La El imperio americano podría haber constituido un vínculo decisivo. Aparente.
Rochela, Londres y Florencia- para analizar la demanda, los precios y la com- mente, ése era un terreno favorable para los intereses comunes y para una em-
petencia y desde esos centros enviaban información a la corte. Una vez estudia- presa auténticamente española.
dos esos datos se establecían contactos entre los comerciantes extranjeros y las La unidad política de España habia sido prácticamente alcanzada cuando
autoridades de la Mesta para organizar las exportaciones. Los Reyes Católicos Isabel patrocinó la expedicíón de Colón en 1492 y el Estado que ella y su espo-
intentaron también reservar para España el transporte de las mercancías me- so habían creado había alcanzado la suficiente madurez como para fundar y
diante leyes de navegación. De cualquier forma, la protección que prestaron explotar un imperio ultramarino. Pero los súbditos de la Corona de Aragón
los Reyes Católicos a la industria y el comercio no formaba parte de un progra. no pudieron acceder al comercio directo con América. Las razones que se adu-
roa elaborado, ni siquiera de tipo' mercantilista. Su interés en ese sentido era cen para explicar esa política no son convincentes en todos los casos, pues el
reducido si se compara con la protección que prestaron a 'la aristocracia terrate. antagonismo polítíco entre Castilla y Cataluña y el hecho de que, legalmente,
niente. En cualquier caso, no había capital suficiente para invertir en empresas América fuera patrimonio exclusivo de Castilla no parecen razones de peso.
productivas. El descubrimiento de América era todavía demasiado reciente para Más ajustado a la realidad parece ser el argumento de que la corona estaba
que fuera posible contar con sus riquezas minerales para la expansión indus- muy interesada en controlar la nueva empresa y monopolizar sus ganancias,
trial de España. Más tarde, cuando empezaron a aumentar 105 envíos de meta- excluyendo, 'por tanto, a los extranjeros, pues eso era más fácil de conseguir
les prec~osos eran dispersados rápidamente hacia el exterior para hacer frente canalizando la empresa a través de Castilla, que había descubierto las Indias.
a los pagos derivados de las guerras en el extranjero y de los productos impor- De cualquier forma, en un principio Cataluña adoptó una actitud renuente y
tados, entre ellos los cereales. Castilla siguió siendo un país agrario, ganadero mostró escaso interés en América hasta t<?safias de 1530, en que aparecen sig-
nos de que los comerciantes catalanes comerciaban con América a través de
22. Vicens Vives, Apuntes del curso de Historia &on6mica de España, vol. J, p. 263. Sevilla y de las islas Canarias, mientras que otros catalanes eran propietarios
23. Véase M. Mollat, «Le role intemational des merchands espagnols daos les ports occiden. o capitanes de navíos en la carrera de Indias. Sin embargo, para entonces la
taux a l'époque des ROls Catholiques)), V Congreso de Historia de la Corona de Aragón, Estudios, situación atlántica favorable de Andalucía y Castilla había resultado decisiva
vol. [, Zaragoza, 1955, pp. 35-61.
y les había otorgado el monopolio natural de las comunicaciones con Amé~ica,
30 LOS AUSTRlAS (¡Sl6-IS98) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 31

que la corona apoyó para excluir a los extranjeros y reservar para España el llegaron a ocupar puestos de responsabilidad. En muchos casos, dado que la
comercio y los metales preciosos. Esto dio mayor peso específico a la preemi~ conversión al cristianismo había sido fingida, se sabía, o se sospechaba, que
nencia de Castilla en la unión de los reinos espafioles y agudizó las divisiones continuaban practicando secretamente la religión judía. No ha de extrañar en
económicas entre ellos. Entretanto, Castilla había comenzado a imponer, en absoluto que muchos conversos no fueran sinceros -judaizantes, como se los
otro terreno, su política sobre el conjunto de España. lIamaba- porque las conversiones masivas de los siglos XIV y xv fueron pro-
ducto de la persecución y el terror. La persecución no cesaba con la conversión.
y los enfrentamientos entre los cristianos viejos y nuevos fueron frecu~ntes
LA INQUISICiÓN ESPAÑOLA
y, a veces, sangrientos, como en Toledo en 1467 y en Córdoba en 1473. Fmal-
mente, muchos de los cristianos nuevos se convirtieron en los enemIgos más
La Inquisición medieval, un tribunal especial para la detección, el juicio y encarniiados de sus antiguos hermanos de fe. La obsesión por demostrar su
el castigo de 1~herejía, existía desde 1233, fecha en que fue creada por el papa- ortodoxia y de protegerse de las sospechas de los cristianos viejos llevó a los
do para hacer frente a la herejía albigense en el sur de Francia. Aunque poste- conversos a denunciar no sólo a los judíos sino también a otros conversos y
riormente se extendió por otros países, en todas partes encontró la resistencia este espíritu de rivalidad y de envidia debió de fortalecer ,la intolerancia de la
de las monarquías a la interVención del papado. Penetró en Aragón -no en Inquisición. En los' primeros años de vida de la Inquisición española muchos
Castilla- pero nunca floreció allí. 'En todas partes había quedado práctica- de sus miembros, entre ellos Torquemada, descendían de cristianos nuevos.25
mente obsoleta en el siglo xv, y no reviviría en Roma hasta 1542, en el nuevo Las razones decisivas de la creación de la Inquisición en España fueron
contexto del protestantismo. El rasgo constitucional fundamental de la Inqui- el temor a la apostasía de los judaizantes y la convicción de que la Iglesia y el
sición medieval era el control papal, ejercido a través del general y los provin- Estado estaban sicndo socavados desde dentro. Los Reyes Católicos estaban dis-
ciales de la orden de los dominicos.
puestos a utilizar la fuerza para asegurar la unidad religiosa y se veían presio-
La Inquisición española difería de la Inquisición papal tanto por sus oríge- nados para ello por grupos poderosos de cristianos viejos, especialmente el cle~
nes como por su organización.24 Ante todo, en el siglo xv ninguna herejía se ro y la aristocracia. El máximo inspirador de la Inquisición en España fue el
había difundido con fuerza en España y nadie intentaba establecer un nuevo prior de la comunidad dominica de Sevilla, Alo~so de Hojeda, quien ejercía
credo. La Inquisición española fue creada para ocuparse de los judíos conver- una fuerte influencia sonre los Reyes Católicos. El fue quien denunció la exis-
sos. Como ya se ha señalado, durante la Edad Media los judíos habían conse- tencia de numerosos grupos de conversos que supuestamente practicaban el ju-
guido un extraordinario progreso en España, situándose en posiciones clave tanto daísmo. Pero la ofensiva de los dominicos se alimentaba del antisemitismo de
en la vida política como económica del país, llegando incluso a o~upar cargos las masas. Artesanos, comerciantes, trabajadores, numerosos cristianos viejos
en el Consejo Real. Sus relaciones con los cristianos, amistosas durante mucho de las clases menos favorecidas envidiaban el éxito material y social de los ju-
tiempo. se deterioraron en la segunda mitad del siglo XIV, pues en un' período díos y conversos, su posición como financieros de la corona, su talento como
de fuerte depresión económica, su excepcional buena fortuna engendró resen- científicos y hombres de profesiones liberales y sus vínculos matrimoniales con
timientos que dejaron paso al odi.o y que estallaron en actos de violencia, como la nobleza. y los acusaban de falsos conversos. La primera generación de fami-
las mas~cres de .1391.Para salvar sus vidas y sus fortunas, numerosos judíos, liares, agentes de la Inquisición tan activos en su !unción de cspías e informa-
sobre todo en Andalucía, aceptaron el cristianismo. Estos judíos bautizados dores, se reclutaron entre los sectores populares más que entre las clases socia-
eran llamados conversos, o cristianos nuevos, y eran más de 100.000. Con la les más elevadas, que sólo más tarde se interesaron por ocupar cargos en la
protección de su nueva religión realizaron aún mayores progresos, puesto que Inquisición. Pero la corona tenía otros "motivos además del religioso. Si bien
ahora podían acceder tanto a la Iglesia como al Estado y en los dos ámbitos es cierto que la Inquisición no se creó con el único objetivo de despojar a los
conversos de sus bienes, este motivo no estuvo ausente en los cálculos oficiales.
24. A pesar de su antigüedad y de su carácter sesgado la obra de H. C. Lea. A History of
Las finanzas de la corona se hallaban en una situación de crisis en ese momen-
the lnquisition ofSpain, Nueva York y.Londres, 1922,4 vals .• Cllyaprimera edición data de ,1906-1907,
sigue siendo una fuente útil de información (hay trad. cast.: HÚtorio de la Inquisición espaflola, to, antes de que pudieran dar su fruto las reformas de Fernando e Isabel. Por
Fundación Universitaria' E."pañola, Madrid, 1982.3 vals.). Pero la historiografía moderna ha pro- tanto, quienes aconsejaron medidas económicas contra los conversos -la con-
fundizado enormemente en este tema: véase e:spec:ialmente Kamen, lnquisition and Society in Spain; fiscación de sus propiedades- fueron cq~venientemente escuchados. Sin em-
Ricardo Garcia Cárcel, Or{genes de la Tnquisición espanola. El tribunal de Valencia, 1478-/530,
Barcelona, 1976; y Herejia y sociedad en el siglo XVI. La Inquisición en Valencia 1530.1609, Barce-
lona, 1980; Bartolomé .Bennassar, L'Inquisition espagnole (XY'.~ silxle), Paris. 1979; J~an-.Pierre 25. América Castro, España en su historia. Buenos Aires, 1948 (trad. jng. Edmu~d L. King.
Dedieu, L'Administration de la foi: L'Inquisition de Tolede XV"'.XVl~ siec!e, Madrid, 1989; Ste. Princeton, 1954, pp. 421-430, 532, 540), afirma que da Inquisición se había estado haCIendo desde
phen Haliezer, Inquisi(ion and Society in (he Kingdom of Valencia. 1478-1834, Berkeley y Los Án- comienzos del siglo XV)}, en gran medida por la actuación de (ldesertores de israeb), Esta tesis no
geles, 1990. es plenamente convincente.
32 LOS AUSTRIAS (1516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBUROO 33

bargo, durante algún tiempo los monarcas apenas actuaron. Estaban totalmente
ocupados en la tarea de asentar su autoridad y sólo podían intervenir esporádi-
camente. Durante este período el papa Sixto IV renovó los esfuerzos anteriore:s
~;:; Torquemada. confesor real y prior del monasterio dominico de la Santa Cruz
en Segovia.
Poco es lo que sabemos con seguridad de Torquemada, aparte de que era
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del papado para introducir la Inquisición papal, pero sin éxito porque Fernan- ,.¿-,.
un hombre piadoso y sombrío, y su biografía está todavía por hacer. Pese a
do e Isabel estaban firmemente decididos a limitar, más que a ampliar, las opor- las numerosas as~eraciones en sentido contrario no fue el arquitecto de la In-
tunidades para la intervención papal. Además, muchos de los cargos más im- quisición española y no existen pruebas de que fuera la figura decisiva en el
portantes de su administración estaban ocupados por conversos y estos hombres establecimiento del nuevo tribunal. Pero una vez nombrado inquisidor general
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debieron de protagonizar una lucha desesperada y discreta .para impedir la in- en 1483fue el responsable de dotar a la Inquisición de su organización definiti-
troducción de un tribunal que sólo podía acarrearles problemas. Pero cuando va. Entre Jos poderes concedidos a Torquemada figuraba el de modificar las
se vieron con las manos libres los monarcas pidieron permiso al papa para es- normas tradicionales de la Inquisición para hacer frente a las exigencias espa-
tablecer la Inquisición, aunque no la Inquisición papal. Querían establecer un '. ~
'.
'.
ñolas. Esto la convirtió en una institución prácticamente autónoma e indepen-
tribunal que estuviera totalmente bajo su control, excluyendo la intervención diente de. Roma .. Entre 1484 y 1489, año de su muerte, Torquemada elaboró
de Roma. Por esta razón Sixto IV vaciló antes de acceder a su petición pero una serie de instrucciones que definieron la constitución de! tribunal yestable-
finalmente capituló y mediante la bula de 1 de noviembre de 1478 autorizó a cieron su procedimiento. Esas instrucciones se ampliaron periódicamente has~
la corona a nombrar inquisidores con jurisdicción sobre los casos .de herejía. ta 1561, año en que el inquisidor general Valdés promulgó una constitución re-
Así comenzÓ su andadura la Inquisición española.26 Dos años transcurrieron visada que, con algunas modificaciones posteriores, gobernó la Inquisición
antes de que comenzara a actuar, debido tal vez a la oposición existente en Es- durante e! resto de su trayectoria histórica.
paña. Finalmente, el 27 de septiembre de 1480 y en virtud de los poderes recibi- La Inquisición española fue creada con el rango de un Consejo de Estado,
dos del papa, los Reyes Católicos nombraron .105 primeros inquisidores para el Consejo de la Suprema y General Inquisición (o la Suprema como se la lla-
Sevilla, considerada como un semillero de judaizantes. maba habitualmente) con jurisdicción sobre todos los asuntos relacionados con
Las primeras actuaciones de la Inquisición en Andalucía fueron despiada- la herejía. De esta forma se aplicó también a la religión la fórmula de los con-
das y violentas: el primer auto de fe tuvo lugar en Sevilla el 6 de febrero de sejos. utilizada por los Reyes Católicos para la solución de sus problemas ad-
1481yen él fueron quemadas seis víctimas. Otros tribunales surgieron en otros ministrativos. Para asegurar el control real sobre la nueva institución y excluir
lugares y, a juzgar por el número y la frecuencia de las sentencias de muerte el del papa, los monarcas necesitaban asegurarse de que el presidente de la Su-
y por las numerosas confiscaciones de propiedades, su actuación fue dura y prema tenía pleno control sobre el nombramiento y destitución de los inquisi-
opresiva. Este establecimiento del reinado deJ terror despertó una virulenta opo- dores y de que el presidente estaría bajo el control real. Así, crearon un nuevo
sición por parte de los conversos, con apelaciones a Roma, a los fueros regio- cargo, inexistente en la Inquisición medieval. el inquisidor general. que presi-
nales, a los magistrados locales y también a los monarcas, a quienes ofrecieron día las reuniones de la Suprema y que era la máxima figura de toda la Inquisi-
dinero. Cuando fracasaron todas las demás medidas tuvieron que recurrir a ac- ción. El nombramiento del cargo de inquisidor general correspondía exclusiva-
ciones violentas, siendo la más-espectacular el asesinato del inquisidor de Ara- mente a la corona, al igual que el de los funcionarios subordinados, aunque
gón Pedro de Arbués en la catedral de Zaragoza, en .1485.Pero esa resistencia en la práctica estos últimos eran designados habitualmente por el inquisidor
sólo sirvió para inducir a la Inquisición a redoblar sus esfuerzos, y a pesar de general y por la Suprema. De esta forma. la corona evitaba la posibilidad de
la resistencia que ofrecieron las demás regiones desbordó los límites de Casti- intervención papal y el peligro de que la Inquisición se convirtiera en un orga-
¡
lla, extendiéndose a todo lo largo y ancho de España. Asimismo, hizo oídos nismo independiente. La Suprema, nombrada también por la corona, estaba
sordos a las protestas de Roma. Sixto IV, impresionado por la violencia de los l.
formada por seis miembros, entre los que se incluían representantes de la orden
primeros tribunales, lamentó haber concedido tan amplios poderes a la corona de los dominicos y del Consejo de Castilla. Conocía las apelaciones de los tri-
española e intentó poner coto a la drástica política de la Inquisición española bunales locales y controlaba también la administración financiera de la Inqui-
limitando su independencia y sus poderes. Pero una vez más tuvo que ceder sición, sus propiedades y los procedimientos de sus confiscaciones, cuyos be-
ante la determinación de Fernando e Isabel y ante las negociaciones desarrolla- neficios iban a parar al tesoro real.
das en su nombre por el cardenal Rodrigo Borgia, futuro Alejandro VI. Auto- ¿Quiénes eran los inquisidores? No todos ellos eran dominicos. Es cierto
rizó la creación de un Consejo Supremo de la Inquisición y el nombramiento que al principio estuvieron en el primer pÚÚlO,pero muy pronto perdieron cual-
de un inquisidor general con plenos poderes en la persona de fray Tomás de quier monopolio que pudieran haber ejercido. A partir de entonces. los inqui-
sidores eran casi siempre miembros destacados del clero secular, titulados uni-
26. Sobre el papel del papado véase B. L1orea. S.J .• Bulario pontificio de la Inquisición espa. versitarios que se estaban labrando una carrera en la Iglesia o el Estado. De
!fola en su periodo' constitucional (1478-1525), Roma, 1949. los 45 inquisidores generales que hubo entre 1481y 1820sólo 5 eran dominicos.
I"r.~.,; 34
'¡ja~,l~l. LOS AUSTRIAS (1516-1598) LA HERENCIA DE 'LOS HABSBURGO 35
:;;~f:¿~'
:;.;s~'t~.
En cuanto a los tribunales provinciales, nunca estuvieron controlados por los
~".:..~ dominicos. En Toledo sólo un mIembro de esa orden ocupó el cargo de mqUlsl-
'. ro mientras que las clases medias, especialmente los comerciantes, estaban re-
pr~sentadas con un 44,6 por 100 y las clases populares, especialmente l?s arte-
F~'
'..' dar entre 1482 y J598. También en este caso la mayor parte de los inquisidores
sanoS con un 47 por 100. El tribunal de Valencia, si bien fue menos nguroso
eran titulados universitarios, procedentes de los colegios mayores, viveros de
que eÍ de Toledo (6.150 acusados hasta 1505) y que el de Sevilla (con 20.000
la burot,;racia española.
víctimas hasta 1524), fue mucho más duro que otros tribunales más «indulgen-
Desde el punto de vista canónico, dado que la Inquisición era un tribunal
tes» como el de Ciudad Real (269 acusados hasta 1530). La pena de muerte
eclesiástico, su cabeza suprema era el papa. En teoría esto era admitido por
se i~ponía sólo en algunos casos, pero el porcentaje fue más. elevado en los
las autoridades españolas, pero en la práctica la jurisdicción papal quedaba ab-
primeros años. En Valencia, de 1.842 acusados cuyas sentenclas se conocen,
solutamente excluida. De igual forma. el papado consiguió mantener el princi-
754, e141 por 100, fueron ejecutados hasta 1530. Más riguroso aún era el tribu-
pio de su jurisdicción sobre las apelaciones, pero no pudo aplicarlo. La conse-
nal de Sevilla, pero en los demás lugares el número de los quemados en la ho-
cuencia práctica de este hecho es que resultó imposible apelar ante Roma
guera era inferior. En conjunto, la Inquisición española aplicó la pena de muerte
cualquier caso de la Inquisición española, y en este sentido España constituyó
a unas 5,000 personas hasta 1530, En cambio, en el período 1560-1700, de un
un ejemplo incluso para los países protestantes. En los asuntos de herejía la
total de 50,000 procesos sólo hubo 500 sentencias capitales, el J por 100, El
Inquisición tenía jurisdicción sobre toda la población secular y sobre todo el
principal objetivo de la Inquisición era eliminar el judaísmo y la mayor parte
clero -pero no sobre los obispos-, quedando excluidos todos los demás tri-
de las primeras víctimas, entre el 80 y el 90 por -100 de todos los ejecutados,
bunales. Sus sentencias eran inapelables, incluso ante el papa, que en tres si-
eraD supuestos judaizantes.2S El resto habían sido acusados de diferentes deli-
glos de existencia del tribunal español sólo consiguió intervenir en tres juicios.
tos, Juteranismo, blasfemia, brujería y, en el caso de los moriscos, práctica de
La Inquisición española fue un estrecho aliado de la corona, a la que estaba
las costumbres islámicas. Como los moris-.:os eran cOl1sidcrildos tamb!¿n !loa
subordinada, yen más de una ocasión se utilizó su autoridad de forma abusiva
amenaza para la seguridad, la [unción de la Inquisición en este caso se aproxi-
para propósitos políticos. Desde luego, ese doble carácter de la Inquisición es-
maba a la de una fuerza de policía al servicio del Estado.
pañola, resultado de la estrecha alianza de la Iglesia y el Estado en España,
El procedimiento legal de la Inquisición española estaba marcado por el he-
era uno de sus rasgos más peculiares: combinaba la autoridad espiritual de la
cho de que los tribunales conjugaban dos funciones, la judicial y la de policía.
Iglesia con el poder temporal de la corona.
No eran tribunales ordinarios de justicia, porque tenían también poderes de
Bajo Ja autoridad del Consejo Central de la Inquisición actuaban una serie
investigación, y además del castigo de los transgresores buscaban también su
de tribunales locales permanentes que para el conjunto de la pOblación repre-
confesión y su retractación para salvar sus almas. Ese doble propósito se refle-
sentaban la encarnación real de su poder. En España había una treintena de
jaba en el procedimiento que seguían. El procedimiento de la Inquisición me-
esos tribunales, en las principales ciudades; y fuera de España había tribunales
dieval era el de la simple inquisitio, es decir, el inquisidor actuaba corno fiscal
en las Canarias, en Sicilia y Cerdeña y. desde el decenio de 1570, en las Indias.
La introducción de la Inquisición encontró una fuerte oposición en los estados - '. y como juez. Teóricamente, la Inquisición española procedía con mayor im-
parcialidad, a través de la acusatio, con un fiscal público corno acusador, mien-
de la corona de Aragón, donde era considerada como una institución ajena,
tras. que los inquisidores sólo actuaban corno jueces. Pero ésta era una mera
un agente de la intervención castellana y una posible amenaza a los intereses
ficción legal y suponía únicamente que el inquisidor contaba con la ayuda de
económicos. En 1484las Cortes de Valencia denunciaron el nuevo tribunal, que
un letrado preparado para realizar la acusación. Eran los inquisidores los qu.e
llevaba actuando en este reino desde 1481. corno una violación de sus fueros. " reunían las pruebas y, al igual que sus antecesores medievales" actuaban al mis-
A la aecisión de Fernando de introducir la Inquisición en sus reinos se opusie-
mo tiempo como fiscales y jueces.
ron casi todos los altos funcionarios, en parte porque era considerada como
Cada localidad era visitada todos los años por un inquisidor que publicaba
un nuevo poder y. también, por la severidad con que había actuado en los mo-
solemnemente un Edicto de Fe, que a través de un minucioso cuestionario im-
mentos iniciales. El monarca respondió otorgando al tribunal una fuerte pro-
ponía a todo cristiano, so pena de excomunión mayor, la obligación de denun-
tección real. Fernando declaró con rotundidad que la institución gozaba de su
ciar a cualquier hereje conocido. Cuando el tribunal consideraba que existía
apoyo personal, y parece que la consideraba como un instrumento fundamen-
tal de centralización.27 una situación sospechosa -10 que ocurrió fundamentalmente en el primer si-
glo de su existencia- comenzaba publicando un Edicto de Gracia, que conce-
La Inquisición en Valencia se cobró casi 1.000 víctimas sólo en 1488. Hasta
día nn período de 30 a 40 días a todos aquellos que desearan presentarse volun-
1530 este tribunal juzgó a 2.354 personas, 1.197 de ellas hombres y LI5? muje-
tariamente para confesar sus faltas y errores. Generalmente, la confesión
res. Muy pocos de los acusados procedían de la nobleza y algunos más del cle-

27. Haliczer, Inquisition and.Sodely in the Kingdom 01 Va/e.'lcia, pp. 12-17. 28. El 91,6 por 100 de las víctimas dela Inquisición en Valencia, durante el periodo 1484-1530,
eraD conversos; ibid., p. 209.
36 LOS AUSTRIAS (1516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 37

entrañaba el perdón con penas muy leves, pero exigía una condición: que el juicio antes de que se hiciera pública la sentencia y se aceptaba su confesión
penitente revelara quiénes eran sus cómplices. En ambos edictos existía la posi- era absuelto y se le aplicaba tan sólo un leve castigo. En caso contrario, la sen-
bilidad de cometer graves abusos. En especial, el Edicto d~ Fe, al exigir la de- tencia era absolutoria o condenatoria. El veredicto de culpabilidad no entraña-
nuncia obligaba a los fieles a cooperar en la tarea de la Inquisición y convertía ba necesariamente la muerte. Dependía, ante todo, de la gravedad de-ia ofensa.
a todo el mundo en su agente o espía, constituyendo además una tentación irre- Las penas, que derivaban del derecho civil y canónico medieval, podían supo-
sistible para dar rienda suelta a los rencores privados. Generalmente, los dos nef una penitencia, una multa o el azote en el caso de ofensas menores y las
edictos desencadenaban una oleada de denuncias -en las que tenían que figu- temibles galeras o la confiscación de las propiedades para las más graves. Pero
rar también los nombres de testigos-, siendo éstas, o las investigaciones de los dependían también de muchos otros factores, como las circunstancias del mo-
inquisidores, las que ponían en marcha los procedimientos legales. mento, la categoría del acusado y, sobre todo, la condición de los jueces, no
Si las acusaciones eran aceptadas el acusado era conducido a los calabozos todos los cuales eran igualmente implacables. La pena de muerte era rara en
secretos de la Inquisición, donde generalmente se lo mantenía en condiciones proporción al número de casos. Sin embargo, un hereje arrepentido que reinci-
humanitarias pero permanecía totalmente aislado del mundo exterior y priva- día nunca escapaba a la sentencia de muerte. Quienes persistían en la herejía
do de todo contacto con su familia y amigos. El procedimiento seguía su curso, o continuaban negando su culpabilidad eran quemados vivos. Aquellos que se
lentamente y en estricto secreto, y en todo momento sobre el supuesto de la arrepentían en el último momento y después de haber sido pronunciada la sen-
culpabilidad del acusado. Pero el mayor defecto en el procedimiento legal de tencia, ya fuera sinceramente o no, primero eran estrangulados y luego quema-
la Inquisición española era el hecho de que al acusado no se le informaba sobre dos. La ejecución no era realizada por la Inquisición sino por las autoridades
la identidad de sus acusadores y de los testigos de éstos, Quienes por tanto esta- civiles. En España, el auto de fe era simplemente una manifestación pública
ban libres de toda responsabilidad, mientras que el acusado se veía totalmente cuidadosamente escenificada en la que se pronunciaba y explicaba la sentencia
desasistido en la preparación de su defensa. Su única garantía era que podía en medio de una gran ceremonia. A continuación, el hereje era entregado al
elaborar una lista de sus enemigos, y si en ella figuraba alguno de los acusado- brazo secular, que ejecutaba la sentencia de la hoguera, frecuentemente en un
res su testimonio sería rechazado. Al margen de ello, se aceptaba para la acusa- lugar y momento diferentes. El auto de fe, que en un principio estaba encami-
ción cualquier tipo de prueba y de testimonio, mientras que las preguntas que nado a provocar respeto y terror en los fieles, no tardó en degenerar en una
se planteaban a los testigos de la defensa, e incluso si se los llamaba o no a celebración social de perversa excitación y se convirtió en una especie de entre-
declarar, eran asuntos cuya decisión correspondía totalmente a los inquisido- tenimiento religioso para celebrar una boda real, la visita de un monarca o cual-
res. Una vez preparado el caso para la acusación podía comenzar la organiza- quier otra manifestación pública, pero sólo los casos de mayor trascendencia
ción de la defensa. Al acusado se le permitía contar con un abogado de oficio. terminaban con un auto de fe. En todos los demás las sentencias se daban a
pero podía ~ecusarlo y solicitar otro. Se le destinaba también un consejero cuya conocer privadamente.
función era convencerle de que debía realizar una confesión sincera. La presión Así pues, el procedimiento y organización de la Inquisición estaban fuerte-
del consejero, junto con el se~reto de los acusadores y de los testigos, debilita- mente burocratizados y la institución dedicaba una gran cantidad de tiempo
ba, sin duda, la posición del defendido, situación que difícilmente podía~ es- a resolver sus problemas internos, los nombramientos, los ingresos y los gas.
perar superar su abogado y sus testigos. En verdad, el secreto de los infonna- tos. La situación financiera de la mayor parte de los tribunales regionales era
dores y testigos fue una innovación en España, que causó la alarma entre los 'precaria y.sin el apoyo de la corona y la colaboración de las elites locales los
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contemporáneos y que' éra contraria al procedimiento de otros tribunales de funcionarios de la Inquisición podían sentirse aislados en un mundo hostil. ¿Era
derecho. Pero la situación del acusado se hacía aún más desesperada, si cabe. };~. la Inquisición española, como se ha dicho a veces, una institución «popular»:?
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como consecuencia del poder que terna la Inquisición, como otros tribunales La aceptación de su establecimiento y de sus primeras actividades por la masa
de la época, de utilizar la tortura para conseguir pruebas y una confesión. Es- de la población nada nos dice acerca de sus pénsamientos más íntimos ni de
taban prohibidos el derramamiento de sangre y todo aquello que pudiera cau- su temor a protagonizar un movimiento de,oposición, y el hecho de que quie.
sar un daño permanente, pero aun así quedaba margen todavía para aplicar nes se opornan a la Inquisición eran una minoría de intelectuales y de judíos
tres dolorosos procedimientos de tortura, bien conocidos y no exclusivos de la 1 cristianizados no significa necesariamente que el tribunal fuera «popular». Po-
Inquisición: el potro, la garrucha y la tortura del agua. Aunque su utilización siblemente, es cierto que la Inquisición fue la expresión de una serie de prejui-
era poco frecuente y se realizaba con garantías médicas, eran procedimientos cios religiosos y raciales profundamente enraizados en la sociedad española y
terriblemente inadecuados en asuntos de conciencia. que llegó a convertirse en una institución familiar, en un elemento más del pai-
Reunidas, las pruebas y tras consultar a cualificados teólogos si era nec~sa- saje local. 29 Pero la Inquisición se preocupó muy bien de buscar apoyo y, des-
rio -todo lo cual exigía siempre mucho tiempo, a veces cuatro o cinco años-
se pronunciaba la sentencia. Si el acusado confesaba su culpa en el curso del 29. Kamen. lnquisirion and Society in Spa;n, pp. 60-61, 254.
38 LOS AUSTRIAS <1516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 39

de buen principio, reclutó a un número importante de funcionarios sin sueldo, nadas anteriormente exigían la investigación más rigurosa para descubrir la más
los familiares. que constituían, de hecho, una red de clientes y grupos de apoyo ll;' ligera mácula en el grado más remoto de parentesco. En cuanto a la ascenden-
en todos los sectores de la sociedad local, incluso entre las clases populares, cia, dos eran las causas que producían la impureza de sangre: proceder de un
y que de esa forma podían ver incrementado su prestigio social.Y1 antepasado judío o moro o de alguien que había sido condenado por la Inqui-
Aunque la Inquisición española fue establecida principalmente para ocu- sición. Para poder realizar una carrera sin sobresaltos en la Iglesia o el Estado
parse de ,los conversos, su jurisdicción abarcaba todos los aspectos de la here- y, en muchos casos. simplemente para poder iniciarla. era necesario dirigirse
jía. y, en consecuencia, se ocupó también de los moros convertidos, o moris- a la Inquisición para solicitar certificado de pureza de sangre y para ello había
cos, y de los herejes españoles, ya fueran protestantes o de cualquier otro credo. que especificar la genealogía. indicar testigos y pagar un canon. Este proceso
Sin embargo, la Inquisición sólo tenía jurisdicción sobre los cristianos y no era favorecía el perjurio. el soborno y la colusión, y era una buena oportunidad
un medio para conseguir la conversión de los no creyentes por la fuerza. Casti- para dar rienda suelta al rencor. Aquellas familias que podían probar más allá
gal1a la herejía y la apostasía pero no la profesión de una fe distinta, siendo de toda duda su pertenencia a un secular linaje castellano, sin sangre mora o
el bautismo un requisito necesario para que existiera herejía. Por esa razón. judía, aprovecttaban la ocasión pa.ra desacreditar a sus rivales pata ocupar car-
tanto los judíos como los musulmanes y los indios americanos quedaban al gos públicos y obtener.estatus sociai, denunciando su condición de conversos.
margen de su autoridad. La Inquisición nunca persiguió a un judío ni a un mu- A pesar de ello una importante minoría de conversos consiguieron sobrevivir
sulmán por el hecho de serlo. Perseguía, en cambio, a Jos conversos de ambos y durante todo el siglo XVI los encontramos desempeñando ocupaciones comer-
credos que eran sospechosos, con razón o sin ella, de ser apóstatas en secreto. .ciales y profesionales. No les estaban vedados los cargos en la Iglesia y el Esta-
Los moros y judíos que se negaban a recibir el bautismo eran expulsados de do, aunque los desempeñaban en una situación de inseguridad. Incluso duran-
España. No obstante, la Inquisición española no actuó únicamente en cuestio- te el reinado de los Reyes Católicos ocuparon puestos de importancia. Hombres
nes de herejía, sino que se ocupaba también de los casos de bigamia, sodomía como Luis de Santángel. notario del rey Fernando, Alfonso de la Cavallería,
y blasfemia y, ocasionalmente y debido a su eficacia, realizó incluso funciones vicecanciller del Consejo de Aragón, y fray Remando de Talavera, confesor
administrativas, como el cumplimiento de los reglamentos aduaneros en las fron-
teras. De cualquier manera, de entre todas sus actividades, la más característi-
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de la reina y arzobispo de Granada, eran de raza judía, si bien todos ellos fue-
ron objeto de sospecha o persecución en algún momento. En los reinados si-
ca, y tal vez, una de las más perniciosas guarda relación con la cuestión de la .¡ guientes descendientes de conversos conseguirían aún abrirse camino, siendo
limpieza de sangre. ..; .. ,' el ejemplo más destacado el de Antonio Pérez. secretario de Felipe 1I. Pero.
Los cristianos nuevos eran objeto de sospecha y prejuicio, actitud que adoptó rechazados socialmente por los cristianos viejos y poco codiciados como com-
L:., ..
la forma de un espíritu de exclusividad por parte de los cristianos viejos y que ¡..
7.
' pañeros para el vínculo matrimonial, siguieron siendo un grupo cerrado de ciu-
existía ya antes del establecimiento de la Inquisición española. Ya antes se ha- dadanos prácticamente de segunda clase. Todo esto dejó su huella en la menta-
bían producido intentos de apartarlos de los cargos públicos, a pesar de las pro- lidad castellana. En ese contexto se desarrolló el exagerado sentido del honor
testas del papado, y ese prejuicio contra la sangre judía continuó incluso por y la hipersensibilidad ante el origen y la sangre y lo que fuera en otro tiempo.
parte de algunas órdenes religiosas. A finales del siglo XVI diferentes institucio- al menos en parte, un prejuicio religioso pasó a ser el intento de limitar el nú-
nes se negaban a admitir en su seno a' las personas de origen «impuTO». Tales mero de aspirantes a los cargos públicos y al estatus social.
medidas eran practicadas por la Inquisición, por las órdenes de Santiago, Al- No contentos con la persecución de los conversos sospechosos, el intento
cántara, Calatrava y San Juan, por todos los colegios universitarios y por nu- de conseguir la unidad religiosa y la convicción de que era imposible solucio-
merosos capítulos catedralicios, incluido el de Toledo. donde se promulgaron nar el problema de los conversos mientras se tolerara la presencia de sus anti-
Jos primeros estatutos de nobleza, que exigían pruebas de nobleza y pureza de guos hermanos de fe llevó a los Reyes Católicos a realizar una depuración mu-
sangre para admitir a los candidatos. Este tipo de discriminación se reflejaba cho más estricta: la expulsión de los judíos. Esto no fue posible mientras duró
en la política de la Inquisición, que continuaba considerando a los judíos como la guerra de Granada y, en cualquier caso. los judíos contribuyeron con sumas
un riesgo para la seguridad del Estado y de la Iglesia, y cuya sensibilidad ante importantes en esta empresa. Pero su contacto prolongado y directo con los
la genealogía pareció reforzarse después de que su campaña inicial hubiera ani- numerosos judíos de la Baja AndaluCÍa mientras se hallaban luchando contra
quilado a gran número de conversos? Naturalmente, la Inquisición era el ins- otra religión extraña fortaleció el deseo de los monarcas de conseguir la unidad
trumento para garantizar la pureza de origen. Todas las instituciones mencio- religiosa. El 30 de marzo de 1492, pocos meses después de la caída de Grana-
da, publicaron un edicto que daba a los judíos cuatro meses de plazo para
JO. Haliczer. /nquisition and Society in the Kingdom oi Valencia, p. 208. convertirse al cristianismo o abandonar el reino. De un total de 80.000 judíos,
31. A. Domínguez Ortiz. ~(Losconversos de origen judío después de la expuIsióm). Estudios entre 40.000 y 50.000 prefirieron marcharse. Portugal acogió a muchos de ellos,
de Historia Social de España, III (1955), pp. 223-431. pero los Reyes Católicos impusieron. como una de las condiciones para el c~sa-

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40 LOS AUSTRIAS (IS16-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 41

miento de su hija Isabel con Manuel 1, que Portugal también los expulsara. positivo también para los intereses estratégicos españales al reforzar la protec-
Otros fueron a Francia, a África y al imperio otomano, donde se asentaron ción del flanco meridional de la península. Castilla, liberados sus ejércitos de
en ciudades como Salónica y Constantinopla, conservando su lengua castella- la guerra de Gra"!1ada,estaba dispuesta a canvertir la reconquista en expansión
na y un intenso odio hacia Espafia. Pero ¿qué ocurría, entretanto, COn los moros? y a desafiar al islam en el Mediterráneo. Perú ante.s casi de que planteara ese
desafío se alejó del norte de África. En 1492 Colón descubrió América y los
ideales de cruzada y de imperio comenzaron a centrarse en el Nuevo Mundo,
RECONQUISTA y EXPANSIÓN que muy pronto fue considerado como un dominio. imperial mu~ho más fruc-
tífero. Pero la expansión en África y América no eran' excluyentes y, de he~
La unión de los dos reinos más importantes de la península ibérica originó cho, la búsqueda de una vía que -permitiera desbordar al islam fue una de los
un núcleo de poder formidable que una vez organizado en su interior comenzó motivos ,que impulsaron los primeros viajes de descubrimiento.. Perú Fernando
a extenderse más allá de sus fronteras. La fusión de ideales religiosos y políti- también teQ,Íaintereses, en Europa y tenía reivindicaciones no sólo contra el is-
cos resucitó el espíritu de cruzada contra el islam, adormecido desde hacía más lam sino también cantra Francia. Más aún, Frapcia era el enemigo más inme-
de un siglo. Sin Granada la reconquista estaba incompleta y España desmem- diato que ejercía una presión demasiada intensa sobre la carona de Aragón,
brada. Preparadas para la acción las fuerzas conjuntas de Castilla y Aragón, como para que ésta pudiera sentirse tranquila. Aprovechándase de las dificul-
había llegado el momento de acabar con los últimos reductos del islam en sue- tades del padre de Fernando en Navarra y Catalufta, los franceses ocuparon
lo ibérico. Fue básicamente una empresa de Castilla, que fue quien tomó la los c~ndadas de Rasellón y la Cerdaña, últimas posesiones de los aragoneses
iniciativa, pero que sin embargo no podría haberla realizado sin la' colabora- i en el Languedoc, y en Castilla Luis XI prestó su apoyo a los enemigos de Isa-
ción material de Aragón, Cataluña y Valencia, que participaron enviando tro- beL Fernando era consciente de esa presión y consiguió convencer a Isabel para
pas.• barcos, dinero y suministros como si se tratara de su propia causa. Aun que renunciara a la política castellana tradicional de alianza can Francia y ali-
así la guerra fue larga y dura y pasaron diez años antes de que el reino moro neara a su reino en la política antifrancesa de Aragón.
fuera vencido y de que capitulara la ciudad de Granada.32 Los términos del Pero Fernando no era amante de la guerra, sino que prefería la diplomacia.
acuerdo fueron engañosamente generosos: los moros podían permanecer en el Apoyándose en el p~e!tigio de su posición de rey de Castilla, desde 1475 co-
páis Conservando su religión, sus leyes y sus propios magistrados. En esas con- menzó ya a buscar'aliados en lugares clave en torno a Francia -en Inglaterra,
diciones los Reyes Católicos entraron triunfantes en la Alhambra el 2 de enero Países Bajos y Alemania- iniciando para ello un sistema de embajadores resi-
de 1492. Un nuevo reino, que contaba con 300.000 almas, se aiíadió a la corona dentes desconocido hasta entonces fuera de "Italia?3 Por' última, concertó una
de Castilla, junto con un prestigio y una confianza extraordinarios. Pero Casti- alianza activa con el emperador Maximiliano, que quedó sellada por el matri-
lla acumuló también un inmenso poder, no sólo por la riqueza del territorio monio de su hija Juana con el hijo de Maximiliano, el archiduque Felipe (1496).
conquistado y la nueva seguridad en sus costas meridionales, sino también' gra- Ésta fue tan sólo una de las numerosas alianzas matrimoniales en las que los
cias a la, experiencia militar conseguida y al progreso realizado en las técnicas Reyes Católicos comerciaron con sus hijas sin reparo a1guno. Pero ésta resulta-
de infantena. En la guerra desarrollada en las montañas de Granada nació la ría la alianza más decisiva, pues no sólo. dio a España su futura dinastía sino
infantería español~ y se dio a Conocer un nuevo general. Europa no tardaría que inició su trágica vinculación con el norte y centro de Europa. Esto no era
en oír hablar de Gonzalo de Córdoba y sus tropas. Pero no todo eran aspectos evidente aún en 1496, pues aunque la Casa de Habsburgo reunía la corona im-
positivos. A Isabel ya sus consejeros, aunque no a Fernando., les era imposible perial de Alemania y el ducado de Bargoña en la persona del emperador Maxi-
tolerar a los moro.s, ya fueran los de Granada o los que vivían pacíficamente miliano, Juana no era heredera de las posesiones de las reinas católicos. Sin
en el resto de España desde hacía tanto tiempo. La ,conquista de Granada dio embarga, para el año 1500 la muerte había reducido el número de sus hijos y
una nueva dimensión al problema al aumentar el número de moros en España Juana era su previsible sucesora. En ese mismo año. nació su hijo y heredero,
hasta unos 500.000, en una población de 7 millones. Y no había una solución el príncipe Carlos, sobre quien re..:aefÍa la herencia Habsburgo. Por tanto, la
perfecta para ese problema. A partir de 1502 Isabel puso en marcha en Castilla hostilidad aragonesa hacia Francia había hecho recorrer a España un largo ca-
la política de la conversión forzosa, dando a los moros la alternativa del bau- mino desde Granada hasta el Mediterráneo~ pero Fernando estaba dispuesto
tismo o la expulsión. Sus sucesores na podrían encontrar una solución mejor. a ir aúa más lejos. Para acabar de cercar a Francia en el norte preparó una.
El proceso lógico de la cruzada contra el islam supanía llevar la ,guer.ra a
través del angasto mar que separaba a España del norte de África. Esto sería 33. G. Mattingly, Renaissance Diplomaey. Londres, 1955, pp. 138-,152(hay trad. cast.: La di-
plomacia del Renacimiento, Centlo de Estudios Constitucionales, Madrid, 1970). Sobre la política
exterior de los Reyes Católicos véase también A. de la Torre, Documentos sobre los relaciones in-
32. A. de la Torre, «Los Reyes Católico!', y Granada», Hispania, XV (1944), pp. 244-397; Y ternacionales de los Reyes CatólicOs, Madrid, 1949-1951, 3 vols.; 1. M. Doussinague, La polflica
XVI (1944), pp. 339-382. internacional de Fernando el Católico, Madrid, 1944.
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44 LOS AUSTRIAS (1516-1598) LA HERENCLA DE LOS HABSBURGO 45

alianza con Inglaterra que determinó el matrimonio de su hija Catalina con incapacidad de Juana para gobernar y hasta que su hijo Carlos fuera mayor
el hijo de Enrique VII en 1501. Pero Francia había comenzado ya a romper de edad, Fernando sería el gobernador y administrador de Castilla. De esta ma-
las defensas diplomáticas establecidas por Fernando en el sur. Después de de~ nera Isabel trataba de cumplir las leyes castellanas de sucesión, que excluían
volver a Aragón los condados del Rosellón y la Cerdaña Carlos VIII penetró a Fernando, al tiempo que garantizaba a Castilla la seguridad de su gobierno
con sus ejércitos en Italia, en 1494. para reclamar el reino de Nápoles. Una vez frente a la del cx,tranjero Felipe en caso de que Juana resultara ser incapaz de
más se vio enfrentado con Fernando, que había reforzado su representación di- gobernar. Los resultados de esa locura eran previsibles. Fernando se encontra.
plomática en Roma y Venecia y que reaccionó ante la iniciativa francesa con- ba desarmado sin el título de rey. El ambicioso Felipe estaba decidido a obli-
certando una alianza con Venecia. el papa Alejandro VI, el duque de Milán" garle a marcharse y en Castilla se formó un fuerte partido hostil al {(viejocata-
. y el emperador Maximiliano. Completó esta medida enviando un poderoso ejér- lán». que se vio obligado a retirarse como un fugitivo," siendo sustituido por
cito español al mando qe Gonzalo Fernández de Córdoba, que derrotó brillan- un príncipe extranjero y su reina, mentalmente perturbada. Momentáneamen-
temente a los franceses en Ceriñola (1503) y Garellano (1504). Así, Nápoles no te, y como consecuencia de la acción retrógrada de Isabel, de las ambiciones
fue a parar a m¡Úl0Sde Francia sino de Españ<t. La victoria fue un signo de de los Habsburgo y de la actitud separatista de Castilla, las dos coronas se se.
los tiempos, pues fue posible gracias a la intervención decisiva'del ejército cas- pararon de nuevo. A Fernando no le quedó otra alternativa que mirar por sus
tellano. Esto era una nueva prueba. si acaso era necesaria, del poder inherente propios intereses y salvar lo que pudo para Aragón. Por el tratado de Blois de
a la unión de Castilla y Aragón y del éxito de su colaboración. El ejército caste. 1505 se alió con Francia y concertó su matrimonio con Germana de Foix,~so-
llano era desconocido hasta ese momento fuera de la península, pero tras su brina del monarca francés, quien renunció a sus derechos sobTt:~ Nápoles. Por
aprendizaje en la guerra de Granada y su satisfactoria participación en la cam- otra parte, destituyó a los castellanos, entre ellos a Gonzalo de Córdoba, de
paña de Italia se convirtió en el instrumento de guerra más poderoso de Europa. los más altos cargos en el reino italiano. Existía ahora el riesgo de que si del
Con la conquista de Nápoles, España iba a continuar con su firme presen- nuevo matrimonio nacía un nuevo heredero para la corona de Aragón la sepa-
cia en Italia y en el Mediterráneo. La expansión en esta dirección era tradicio- ración de los dos reinos fuera definitiva. J.4 La causa de la unidad, atacada des-'
nal para Aragón, cuyas co~tas, comercio y posesiones (las islas Baleares, Cer- de todas partes. sólo pudo salvarse gracias a una combinación de acontecimientos
deña y Sicilia) le obligaban a preservar su poder y sus comunicaciones en el en gran medida fortuitos: la muert_e_~eFelipe 1 (septiembre de 1506) poco des-
Mediterráneo o'ccidentai. La adquisición de Nápoles en 1504 fue de enorme va- pués de iniciarse el nuevo reinado, la locura incuestionable de Juana y la infer-
lor, no sólo desde el punto de vista estratégico, sino también por sus rentas y tilidad del segundo matrimonio de Fernando. El joven Carlos, heredero de Juana
sus recursos agrícolas. Pero la posesión de Nápoles no sólo significó la presen- y fruto de la alianza de Fernando con los Habsburgo, quedó como único here-
cia de España en Italia y, en consecuencia, una dura lucha con Francia, sino dero <;leambos reinos. Entretanto, para solucionar el problema de la goberna-
que la situaba más cerca del islam, casi en la frontera de la cristiandad, en un ción de Castilla el Consejo de Regencia presidido por Jiménez de Cisneros reci-
momento en que la expansión del imperio turco ya había comenzado a amena- bió con agrado el regreso de Fernando.
zar la seguridad de Italia. Nápoles significó, por tanto, nuevos compromisos ¡ Posiblemente, los nueve afias de gobierno en solitario de Fernando, entre
pero también nuevos recursos y planteó, asimismo, nuevos problemas de defen- 1507 y 1516, fueron más favorables para la causa de la unificación que los de
sa. Avanzar hacia el este sin asegurarse el flanco norteafricano era arriesgado, su gobierno conjunto con Isabel. Era difícil superar las lineas tradicionales
ya que cualquier potencia que dominara la costa de Berbería podía amenazar de demarcación asignadas a las respectivas coronas: una política atlántica limi-
las comunicaciones entre España e haHa. ¿Podía derrotar España al Turco en tada a Castilla y una política norteafricana asociada con Aragón y Cataluña.
el norte de África? ¿Había descuidado sus intereses inmediatos en un área vital América, donde la corona había utilizado "material humano y recursos tanto
durante demasiado tiempo?" Antes de que fuera posible dar" respuesta a esos aragoneses como castellanos. se consideraba todavía como una empresa caste-
interrogantes la unión de sus reinos tuvo que afrontar una muy dura prueba. llana y un monopolio que terna que preservar para sus súbditos. De igual for-
La conquista de Nápoles coincidió con el fin del reinado conjunto de fer- ma, y a pesar de la cooperación de Castilla, las conquistas en el norte de África
nando e Isabel, pues la reina murió el 26 de noviembre de 1504. Nunca había eran consideradas como adquisiciones de Aragón y Cataluña.
admitido el derecho de su marido a la corona de Castilla, y con su característi- La política de expansión en el norte de África ya había comenzado antes
ca testarudez lo excluyó de la sucesión al trono. A pesar de que su hija y here- de la muerte de Isabel.35 Melilla había sido conquistada en 1497, pero otras
dera Juana ya mostraba signos de la enfermedad mental que la incapacitaría empresas, especialmente en Italia, habían interrumpido ,la acción de los mo-
permanentemente para gobernar, fue nombrada sucesora junto con su esposo.
Felipe el Hermoso. Pero ni siquiera Isabel, a pesar de su preocupación, tan cas- 34. J. M. Doussinague. Fernando el Católico y Germana de Foix, Madrid • .1944.
tellana, por la letra de la ley, podía ignorar que Fernando tenÍá 30 años de ex- 35. Véase P. Prieto y L1overa, Política aragonesa en África hasta la muerte de Fernando el
periencia en el gobierno de Castilla. En consecuencia. en caso de ausencia o Católico. Madrid. 1952.
46 LOS AUSTRIAS (¡516-1598) LA HERENCIA DE LOS HABSBURGO 47

nafcas en África. En gran medida, esto era responsabilidad de Fernando, aun- juego de las alianzas de esos años siempre se situó en el bando ganadof"prime-
que Isabel no mostró un mayor sentimiento de urgencia que su marido y la fa- ro en la Liga de Cambrai contra Venecia (1508), cuando liberó los puertos adriá-
mosa afirmación que se le atribuye en su testamento -«el futuro de España ticos del reino de Nápoles, y luego en la Santa Liga contra Francia (1511-1513),
se halla en África»- es una invención. como muchas otras. Pero lo cierto es cuando le interesaba menos Italia que España y conquistó Navarra. Duran-
que en los años inmediatamente posteriores a la muerte de la reina, Fernando, te estos años iote,TItótambién mantener la alianza con Inglaterra en la perso-
con la colaboración del cardenal Cisneros y utilizando recursos castellanos y na de su cuñado Enrique VIII, alianza dirigida fundamentalmente contra
aragoneses, llevó a cabo una serie de expediciones por el Mediterráneo. En 1505 Francia y su nuevo monarca, Francisco l, cuyas ideas expansionistas en Italia
se tomó Mazalquivir, en 1508 el Peñón de la Gomera y los años 1509-1511con- resultaban peligrosas para los intereses españoles. Fernando rodeó, pues, a
templaron la conquista de Ofán, Bugía y Trípoli. y el sometimiento de Argel. Francia de una barrera diplomática constituida por Espafta, Inglaterra, Ale-
Naturalmente, las perspectivas económicas del norte de África no eran favora- mania y los Países Bajos y bloqueó su avance hacia el sur, hasta Italia. Su su-
bles en comparación con América. Se adjudicó a Catalufia la exclusividad del cesor, Carlos 1, comprendió el significado de esta política e intentó perpetuar-
comercio con las nuevas bases y se otorgó protección frente a la competencia la. De hech~, Carlos no solamente heredó la unidad política preservada por
extranjera, pero la riqueza potencial que poseía Castilla en el Nuevo Mundo Fernando sino también los principios de política exterior que con tanto éxito
era mucho más atractiva. Esto explica, en parte, que no continuara el esfuerzo había elaborado. En este sentido, el eje central de su gobierno ya había sido
de expansión hacia el sur, aunque esa zona era estratégicamente vital para la preparado.
seguridad política y comercial de España en el Mediterráneo. En este sentido, Fernando de Aragón murió el 28 de enero de 1516. Casi inmediatamente
su presencia en África -unas pocas bases situadas precariamente en la costa después de su muerte comenzaron a agitarse de nuevo los instintos anárquicos
sin penetración en el interior- era peligrosamente débil e incapaz de contener de la aristocracia y de las ciudades, tan trabajosamente reprimidos por los Re-
el poder conjunto del Turco y de los estados de Berberia, que no tardarían en yes Católicos. Pcro el temible Cisneros, a quien Fernando había nombrado re-
dominar el Mediterráneo. Entonces se haría patente que la acción de España gente. supo mantcner a España sana y salva durante los meses críticos subsi-
en esa dirección, natural y fundamental para el país, había sido demasiado poco guientes. sofocando los desórdenes incipientes, conservando intacto el poder
enérgica y tardía. real y transmitiendo a Carlos su herencia española tal como la habían dejado
Fernando. hizo gala de una mayor determinación que la qüe había exhibido -los Réyes Católicos. Esta herencia, al igual que su reinado. era compleja. Con-
en el sur a la hora de asegurar su frontera en el norte. Cuando la muerte de siderada retrospectivamente, la política de Fernando e Isabel fue una extrafia
Gastón de Foix planteó la cuestión sucesoria en Navarra, apoyó los derechos mezcla de determinación y timidez. Durante los últimos años del reinado el re-
de su segunda esposa con un ejército comandado por el duque de Alba que formismo perdió una parte de su ímpetu a medida que los ofici~lles reales se
rápidamente ocupó el reino (1512). La adquisición de Navarra, separada de los relajaban, la aristocracia recuperaba antiguas posiciones y los grupos urbanos
restantes reinos españoles desde el siglo xrr. completó la unificación de Esp#' '.'., .. se desilusionaban. Los monarcas no condujeron a España en una trayectoria
.ña. nas su incorporación a la corona de Aragón, en el seno de la cual perma- siempre firme desde la anarquía feudal al Estado-nación y su sistema político
neció durante un breve período (1512-1515)fue asignada a Castilla, lo cual esta, ;
'~. .
. no fuc monolítico. La monarquía que restauraron no era una monarquía abso~
ha en consonancia con la política de Fernando de reconocer la supremacía del luta y distaba mucho de estar centralizada. Su iniciativa en la acción exterior.
mayor de los dos reinos Y.tal vez, era un indicio de que el absolutismo prevale- especialmente más allá del Atlántico, contrasta fuertemente con su cautela ante
cía sobre las inmunidades regionales que podrían haber sido estimuladas en los problemas internos. En la España que dejaron a sus sucesores eran todavía
Navarra mediante la asociación col') los reinos del este peninsular. Sin embar- numerosas las anomalías políticas y sociales, existiendo profundas barreras en-
go, una vez más Fernando no encontró motivos para acabar con las institucio- tre los diferentes reinos constitutivos y divisiones aún más rígidas entre las di-
nes tradicionales. Existía un Consejo de Navarra para la administración del reino, versas clases sociales de cada uno de los reinos. De hecho, los Reyes Católicos
sus Cortes continuaban reuniéndose y conservó su Diputación permanente, co- sólo habían aportado las condiciones mínimas de orden y.unidad, pero en el
mité de los diferentes estamentos. A los ojos de Fernando todo esto era menos proceso habían solucionado los problemas de la cclnstrucción del Estado antes
importante que la seguridad espaftola en los Pirineos. Se había asestado un nuevo que la mayor parte de sus contemporáneos en la .Europa occidental. España
golpe a Francia y se había abortado una nueva oportunidad de intervención se hallaba muy por delante que cualquiera de sus rivales por lo que respecta
francesa. a la revitalización del poder real, el desarrollo de instrumentos de gobierno,
De hecho, la adquisición de Navarra fue un logro no sólo de la fuerza mili- la creación de una poderosa máquina militar y la reforma de la Iglesia, em-
ta.r de Fernando sino f..?mbiénde su ,diplomacia. Su hábil utilización de ambos presas todas ellas que se realizaron o iniciaron en el lapso de una sola gene-
instrumentos situó a España en una posición de poder en el exterior y marcó ración. Sin embargo, todos estos esfuerzos se habían dirigido a satisfacer las
la dirección de la política española durante algún tiempo. Generalmente, en el demandas inmediatas del poder, yen razón de los intereses del poder se habían
48 LOS AUSTRIAS (1516-1598)

soslayado peligrosamente algunas cosas. Muy en especial, el bienestar social


y económico había sido totalmente sacrificado al vigor político. A pesar de ello,
un sentimiento de euforia nacional y un optimismo ilimitado dominaban la Es-
paña de los Reyes Católicos. ¿Cómo reaccionaría ese espíritu ante el gobierno
inexperto de un príncipe extranjero?

Capítulo II

CARLOS 1 DE ESPAÑA

EL PRfNCIPE BORGORóN

El 18 de septiembre de 1517, cuando la flota de 40 barcos que transportaba


al joven Carlos y a su corte borgoftona a España echó anclas ante la costa de
Asturias~la población local huyó a las montañas armada con palos y cuchillos
para regresar s610 cuando se les informó que quien había llegado no era un
enemigo sino su rey. Este incidente fue un extraño 'indicio del recibimiento que
esperaba a Carlos en su nuevo reino, y mientras el séquito real avanzaba difi-
cultosamente a través de las montañas del norte de España, azotado por la llu-
~,
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via, hacia Valladolid, el monarca, a la sazón de 17 años de edad, que había
enfermado durante el viaje, tuvo tiempo de reflexionar sobre lo agreste dél país
y la suspicacia de sus habitantes.
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.. Por una combinación de matrimonios dinásticos y muertes prematuras re-
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cayó sobre Carlos el destino de convertirse en gobernante de un imperio mun-
dial, pero en 1517su sucesión al núcleo central de ese imperio no estaba ni mu-
.? ';.1;-
cho menos asegurada. De su padre. Felipe de Borgoña, al que había perdido
~ cuando tenía seis años, ya había heredado el ,primero de sus muchos domi-
~.. nios, los Países Bajos. Estos incluían, además de Luxemburgo, Brabante, Flan-
-,' des, Holanda, Zelanda, Hainaut y Artois. el Franco Condado y el derecho al
ducado de Borgoña, que había revertido a la corona de Francia. En enero de
"
1515,el joven príncipe, cuya sangre habsburguesa era evidente en su mandíbula
saliente y su expresión embobada, fue proclamado soberano de los Países Ba-
, jos. Un año después mona su abuelo materno, Fernando de Aragón, y como
hijo de la reina Juana, cuya locura la incapacitaba para gobernar, Carlos podía
reclamar el trono de Castilla y sus posesiones en América, mientras que de Fer-
nando heredó la Corona de Aragón~Cataluña, que incluía Sicilia, Cerdeña, Ná-
poles y algunas plazas en el norte de África. En su condición de nieto del em-
'perador Maximiliano, era también el presunto heredero de las posesiones de
los Habsburgo de Austria, Tirol y algunas zonas del sur de Alemania, que reci-

4.-lH'i;1I.1
LOS AUSTRIAS (1516-1598)
CARLOS I DE ESPAÑA 51
50

bió a la muerte de Maximiliano en enero de 1519. «Dios os ha puesto en el ca- •.'i;,LA OPOSICIÓN, LAS CORTES y LOS COMUNEROS
mino hacia una monarquía universal», le dijo su gran canciller Gattinara en
1519, palabras que no parecen exageradas cuando se tiene en .cuenta la exten- En el verano de 1517,cuando Chievres, tras afianzar las relaciones con Fran-
sión de los dominios unificados bajo la soberanía de Carlos 1 de Espana, elegi- ,"da e Inglaterra, decidió que había llegado el momento de viajar a E~'paña, no
do a la sazón emperador Carlos V de Alemania. ;había duda de qu~ los borgoñones habian triunfado en la lucha por conseguir
Sin embargo, pese a las futuras preocupaciones imperiales de Carlos V, los . el control del monarca. Esto se hizo evidente a la llegada de Carlos a España
dos rasgos más determinantes de su reinado fueron sus orígenes borgoñones _en un despacho que envió a Cisneros, en el que con gran frialdad e ingratitud
y su herencia española.l De cuantos países heredó, España resultó el más di-
~ prescindía de sus servicios y que no llegó a manos del anciano cardenal, que
ficil de conseguir. Carlos, nacido en Gante el 24 de febrero del año 1500, era " murió antes de haberlo leído. Se hizo patente también en el hecho de que los
'-1' borgoñones continuaron recibiendo los privilegios más valiosos y contlnuaron
un extraño en España y no hablaba castellano. En su casa de Bruselas había
pocos españoles. Su educación. en el curso de la cual se le inculcaron una mez-
r~: siendo los principales consejeros de ese muchacho silencioso e impasible al que
era imposible acercarse salvo a través de Chievres. Se mantenía alejados de su
cla de ideales caballerescos, piedad y preocupación por su dinastía, había sido
monarca a los castellanos, que tenían que contemplar cómo los cargos y sine-
borgoñona y su aprendiz.aje en el arte de gobernar había sido dirigido por el
curas eran invadidos por recién llegados, y cómo se apoderaban-de la riqueza
aristócrata borgoñón Guillaume de eray, señor de Chievres, que incluso dor-
nacional unos extranjeros que ni comprendían ni se preocupaban por los pro-
mía en la misma habitación que su tímido y solemne discípulo. Pero en la con-
blemas de España. Naturalmente, reaccionaron. En la primera reunión de las
dición de extranjero de Carlos había otros factores.importantes además de la
Cortes castellanas en Valladolid, en febrero de 1518. cuya presidencia concedió
lengua y la educación. Yaen 1516, cuando el joven rey permaneció en los Países el rey a un valón, Jean de Sauvage, se levantaron indignadas protestas. Las Cor-
Bajos mientras el regente Jiménez de Cisneros intentaba arrancarlo de manos tes, dirigidas por Juan de Zumel -representante de Burgos-, rechazaron la
de los flamencos y conducirlo a España para que gobernara el país, una serie presencia de extranjeros en sus deliberaciones. A pesar de las amenazas Zumel
de cargos importantes fueron otorgados o vendidos a flamencos del círculo del persistió en su resistencia en las sesiones subsiguientes y se pidió al rey que res-
monarca, al tiempo que se enviaba dinero español a Bruselas para financiar petara las leyes de Castilla, que prescindiera de los extranjeros a su servicio y
la corte de Borgoña. Otras razones suscitaban la preocupación del regente. En que aprendierá-y hablara español. Ciertamente, Carlos juró respetar las leyes
ausencia de la mano del soberano la nobleza castellana había comenzado a agi- de Castilla, pero el hccbo de que las Cortes, desprovistas de medios para plan-
tarse, las ciudades estaban dispuestas a alzarse en armas para defender sus pri- tear una resistencia constitucional, le concedieran un subsidio de 600.000 du-
vilegios y no existía una trama de influencias que permitiera apaciguar a una cados para tres años sin ningún tipo de condiciones, constituyó una nueva vic-
serie de intereses importantes y crear un CÍrculo afecto a la causa del nuevo rey. toria del partido borgoñón.
De hecho, eran muchos en España los que preferían al hermano menor de Car- Cuando Carlos se presentó en Aragón en la primavera de 1518tuvo que so-
los, el infante Fernando, que había sido educado en España y que gozaba de portar más duras presiones. Las Cortes aragonesas parecían menos dispuestas
una gran popularidad. El propio Consejo de Castilla se opuso con fuerza a aún que las castellanas a reconocer formalmente al monarca en vida de su ma-
la idea de que Carlos adoptara el título de rey en vida de su madre y sólo cediq dre. En Aragón aún había separatistas, que recordaban con nostalgia los tiem-
porque nada pudo hacer para evitarlo. pos anteriores a la unión con Castilla y que veían en el infante Fernando una
respuesta a sus expectativas. Carlos ya había enviado al extranjero, a .los Países
Bajos, a su hermano, que gozaba de excesiva popularidad, pero ,las Cortes soli-
citaron que al tiempo que juraban a Carlos como rey debían jurar también a
su hermano como príncipe heredero. Esa sugerencia ofendió a los castellanos
que acompañaban a Carlos y provocó algunos enfrentamientos, de escasa im-
1. R. B. Merriman. The Rise 01 the Spanish Empire in the Old World and ¡he New, Nueva portancia, entre ellos y los aragoneses en Zaragoza. Sólo en enero de 1519las
York, 1918.1934,4 vols. (hay trad. cast.: Lalormaddn de/Imperio espaflol, Juventud, Barcelona.
1965.4 vals.), el vol. 111The Emperor. es valioso todavía por su labor investigadora y sus juicios
Cortes de Aragón reconocieron a Carlos como rey, conjuntamente con su ma~
críticos. La obra de Manuel Fernández Álvarez. La España del Emperador Carlos V. Historia de dre, y votaron un subsidio de 200.000 ducados.
España. ed. R. Menéndez Pidal. Madrid. 1966. es una fuente de consulta importante que se puede En Cataluña, los problemas entre Carlas V y sus nuevos súbditos exigieron
complementar con Pierre Chaunu. L'Espagne de Charles V, París, 1973, 2 vals. (hay trad. cast.: unas negociaciones aún más largas y duras'. También allí se plantearon objecio-
La España de Carlos V, Península, Barcelona, 1981). Sobre La interacción de los problemas inter. nes a sus consejeros flamencos y se produjeron los inevitables enfrentamien-
nos e internacionales vWe M. J. Rodríguez-Salgado. The Changing Face 01 Empire: .Charies V,
tos sobre cuestiones de procedimiento y de dinero. Además. las Cortes cata-
Philip Il and Habsburg Authority, 1551.1559. Cambridge. 1988 (hay trad. cast.: Un imperio en
transición: Carlos V, Felipe JI y su mundo. Crítica, Barcelona, 1992). lanas eran un instrumento más eficaz de resistencia al poder real que las de
52 LOS AUSTRIAS (1516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 53

Castilla, y su derecho de discrepancia y su procedimiento establecido podían-con- del mundo».2 Se afirmó que Carlos había aceptado el título imperial para ha-
vertirlas en un obstáculo mucho más difícil de superar respecto al dinero y a la ':.cerse cargo de la defensa de la fe católica contra sus enemigos infieles y que
legislación. Carlos V tuvo que permanecer un año en Barcelona y allí fue don- -'España siempre sería la base de su poder y la fuente de su fuerza. 3 ~sto pare-
de recibió la noticia de que había sido elegido emperador el28 de junio de 1519. .'cía más un intento desesperado de conseguir dinero mediante la adulación que
La decisión de Carlos V de obtener el título imperial derivaba, en parte, la presentación de,un programa imperial bien preparado. De cualquier forma,
de su temor de que recayera en Francisco I de Francia. quien, si disponía de no consiguió impresionar a las Cortes y, aunque una mayoría de los procura~
poder en Alemania y en Francia podría amenazar no sólo la herencia borgoño- dores habían sido sobornados para que aprobaran el subsidio, ello se realizó
na de Carlos V sino también sus dominios de la Casa de Habsburgo. Posible- con la oposición de los representantes de seis ciudades y la abstención de otras
mente, también, consideraba necesario poseer ese título como consecuencia de diez, de un total de 18. El dinero nunca llegó a recaudarse y las multitudes ata-
la diversidad de las posesiones que gobernaba con muy diferentes títulos. En caron las casas de los procuradores que habían votado a favor. Por otra parte,
este sentido, el título de emperador constituiría, al menos. un símbolo de uni- salió reforzada la mala impresión inicial que Carlos Y había causado en los
dad. Sin embargo, la razón de mayor peso era su convicción de que el título espailole,.
imperial le correspondía por derecho, para coronar los reinos del gobernante Cuando el monarca partió de Espafia en mayo de 1520, rodeado de extran-
más poderoso de la cristiandad, y que la extensión de sus dominios lo convertía jeros y en una misión que era ajena a sus súbditos españoles, la agitación ya
en la persona más cualificada para obtenerlo. Carlos V tuvo que gastar un mi- había dejado paso a la rebelión. La acumulación de agravios contra el régimen
llón de florines de oro en su elección para que los electores tuvieran no sólo borgoñón había producido el primer sentimiento de ultraje: la pobre impresión
razones políticas sino también económicas para elegirle y la operación le_obli- que habían causado el rey y sus representantes extranjeros, el desprecio de Chie-
gó a contraer una deuda de medio millón de florines con los Fugger. Pero fue vres hacia los españoles, su monopolio venal de las influencias, el nombramiento
Chievres, y no ~n español, quien negoció su elecci6,n, y si es cierto que algunos de extranjeros para ocupar cargos y obispados españoles, la opresión de los re-
españoles comprendían las posibilidades que abría el título imperial de Car- caudadores de impuestos~ las enormes cantidades de dinero enviadas fuera del
los 'Y,en modo alguno satisfacía ni impresionaba a la mayoría de sus súbditos reino y, como culminación de todo ello, el nombramiento de un regente extran-
españoles. Lo que éstos deseaban era un monarca propio y no compartir a un jero, Adriano de Utrecht, para gobernar Castilla durante .la ausencia del rey.
emperador extranjero. En consecuenCia, aunque había indicios de que el régi- La crisis se precipitó cuando Carlos V se comprometió con una idea imperial
men borgoñón podía ser transitorio -en especial tras la muerte del rapaz Sau- que apenas tenía cabida en las tradiciones de España y que despertó escaso eco
vage en junio de 1518y su sustitución en el puesto de gran canciller por el pia- en el país.4 La pequeña nobleza y las ciudades castellanas se rebelaron, enton-
montés Mercurino de Gattinara, humanista, erasmista y apasionado defensor ces, contra un régimen al que consideraban contrario a sus intereses y que ame-
de la idea imperial- ahora existía una nueva causa de resentimiento, más fuer- nazaba con sacrificar Castilla a una política imperial o dinástica. Pero la re.
'te y permanente. vuelta de los comuneros no fue simplemente un movimiento politico, sino una
Esto se manifestó especialmente en Castilla, donde la hostilidad al nuevo revolución que tuvo lugar en una región profundamente dividida por intereses
soberano, a sus ministros y su política adoptó la forma de una oposición colec- opuestos y en una sociedad en conflicto. s
tiva con base en las ciudades y encabezada por Toledo. A fin de preparar la
coronación imperial, obtener dinero y embarcarse para los Países Bajos, Car-
t, ' r;,
los Y retornó desde Barcelona a Castilla y convocó las Cortes, que se reunirían ..
;
2. Cortes de fos antiguos reinos de León y Castilla, Madrid, 1861-1903,5 vals.; vol. II, p. 293.
3. Véase B. Chudoba, Spain and rhe Empire 15/9.1653, Chicago, 1952, p. 20 (hay' trad. casto:
en Santiago en marzo de 1520. Los representantes de Toledo no acudieron a España y el Imperio (15/9-/643), Rialp, Madrid, 1963), quien, sin embargo. al calificar la declara-
estas Cortes y las restantes ciudades intentaron dar a sus procuradores instruc~ ción de Carlos ante las cortes como (iel autentico programa de un estadista), pro'bablemente exa-
ciones precisas. Por su parte, la corte deseaba que tuvieran libertad de acción. gera su importancia.
4. Véase, en cambio, la tesis de R. Menéndez Pidal, ldea imperial de Carlos JI; Madrtd, 1945,
De hecho, las Cortes se negaron a conceder el subsidio solicitado por el rey

'-...
que ve a Carlos como una figura plenamente española y que sitúa su política -aunque de forma
yen contra de cualquier precedente constitucional insistieron en que se anali-

1
poco convincente- en el contexto de la tradición española. Respecto a la oposición de los pensa~
zaran los agravios planteados antes de conceder el subsidio. A raíz de ello, las dores políticos españoles, incluido Francisco de Vitoria, a la idea imperial. véase J. A. MaravaU,

.l
Cortes continuaron en L1. Coruña y fue allí donde Carlos V presentó lo que Carlos V y el pem;amiento politico del Renacimiento, Madrid, 1960, pp. 235.268.
los historiadores han calificado como el germen de su programa imperial. El 5. Vease el autorizado estudio sobre el tema de Joseph Perez, La revolución de las Comuni-
.}¡' ',,:
doctor La Mota, obispo de Badajoz y uno de los pocos españoles que acampa- dades de Castilla (1520-/52/), Madrid, 1977, cuyas conclusiones son ampliamente compartidas por
Juan Ignacio Gutierrez Nielo, Las Comunidades como movimiento antiseñorial, Barcelona,- 1973•
naban al monarca desde sus años de estancia en Bruselas, dirigió estas palabras .~ y que se complementa con la obra de Stephen Haliczer, The Comuneros 01 Casti/e: the Forging
:)1:
a las Cortes: «ahora viene el Imperio a buscar el emperador a España, y nues- ¡
...
~ 01 a Revofution 1475-152/. Madison, Wis., 1981 (hay trad. cast.: Los comuneros de Castilla. La
tro rey de España es hecho por la gracia de Dios, rey de romanos y emperador
-'. forja de una revolución. Universidad de Valladolid, Valladolid, 1987).
54 LOS AUSTRlAS (1516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 55

En Castilla existía desde hacía tiempo una industria manufacturera artesa- _ministración, el ejército y el gobierno local. Pero muchos de ellos fueron recha-
nal, y fue el sector textil,el que se situó a la cabeza. Pero la industria textil su- .' zados por el nuevo monarca en 1517, y algunos, resentidos, se integraron en
fría una situación de estancamiento a comienzos del siglo XVI, carente de capi- :".las filas de los comuneros. No constituían una clase media. Ya se tratara de
tal y con escasez de mano de obra, privada de protección e incapaz de competir hidalgos rurales o letrados urbanos se consideraban auténticos nobles o, Como
con los productos extranjeros de más calidad. La industria estaba subordinada los grandes comerciantes y banqueros, aspiraban a la nobleza. Por otra parte,
a otros intereses más poderosos. La producción y exportación de lana en bruto .entre los comuneros se incluían pequeños comerciantes y manufactureros, que
satisfacían tanto a la aristocracia, de cuyas propiedades procedía, como a los constituían una incipiente clase media, aunque su número era reducido en la
comerciantes que la exportaban, a la corona que la gravaba fiscalmente y a polarizada sociedad de Castilla. La crisis sucesoria que siguió a la muerte de
los negociantes extranjeros que la compraban. Así pues, la mayor parte de la Isabel Yel largo vacío de poder real durante los anos 1504-1517 permitieron a
producción de lana era enviada al extranjero y los manufactureros castellanos la nobleza castellana mejorar su suerte e intentar un nuevo asalto al poder a
eran demasiado débiles para competir por ella y para desafiar a la coalición expensas del Estado debilitado. Al mismo tiempo, los intereses económicos más
de intereses que convertía a Castilla en un exportador de materias primas y que vulnerables intentaron mejorar su posición, los comerciantes de las ciudades
comprometía el desarrollo de una industria textil nacional. Ante el empeora- del interior contra el monopolio del consulado de Burgos y los comerciantes
miento de su situación, los manufactureros recurrieron a la corona, pero en extranjeros, los industriales contra los exportadores, y los manufactureros na-
vano, pues ni Isabel ni Carlos V se mostraron dispuestos a ayudarlos. Mientras cionales contra los exportadores de lana. Durante la regencia del rey de Ara-
florecían las exportaciones de lana desde Burgos-Bilbao y el comercio de Sevi- gón, los productores textiles castellanos obtuvieron algunos favores frente a los
lla con las Indias, la Castilla interior se sentía cada vez más marginada. Éste importadores extranjeros y la exportación excesiva de lana, política continuada
fue el bastión de los comuneros y los intereses en conflicto eran los de los ma- por el cardenal Cisneros. Fue ésta una nueva etapa en el equilibrio de poder
nufactureros contra los exportadores de lana, el centro contra la periferia, Se- económico. la primera protesta de la zona central de Castilla contra la privile-
gavia, que apoyó la revuelta, contra Burgos, que muy pronto la abandonó. giada periferia. La siguiente etapa fue más violenta.
Estas tensiones se inscriben en el conflicto secular entre las ciudades y la El levantamiento de los comuneros fue dirigido por Toledo, que ya antes
nobleza, un problema que empezaron a afrontar Fernando e Isabel para luego de que Carlos V partiera de Espana el 20 de mayo de 1520 había expulsado
dejarlo sin resolver. En los últimos años de su reinado la nobleza intentó un . . a su corregidor y establecido una comunidad. Durante el mes de junio la re-
nuevo asalto al poder, reagrupando sus fuerzas privadas. ocupando los puestos vuelta se difundió por la mayor parte de las ciudades de Castilla la Vieja que,
dirigentes del ejército real y compitiendo de forma implacable por copar los una tras otra. expulsaron a los oficiales reales y a los recaudadores de impues-
puestos de la administración. Luego comenzaron a apoderarse de tierras de .tos y proclamaron la comunidad. Fueron revueltas populares espontáneas, aun-
las ciudades, a usurpar rentas y cargos urbanos y a incrementar sus exigencias que el patriciado urbano también participó y en zamora estuvo al frente del
señoriales a sus vasallos urbanos. l..os habitantes de las ciudades, los comer- movimiento un obispo soldado, Antonio de Acuña. Toledo tomó la iniciativa
ciantes y artesanos se consideraban víctimas de una revitalizada aristocracia y en el intento de extender la base política del movimiento y en el mes de julio
de una corona complaciente. con ella. y cuando los enfrentamientos adquirie~ convocó una reunión de cuatro. ciudades en ÁVila, de la que surgió una junta
ron mayor virulencia intentaron en vano conseguir el arbitraje real y un acuer- revolucionaria que obligó al regente Adriano a salir de Valladolid y organizó
do pacífico. La situación empeoró a la muerte de Isabel. La regencia fue inca- un gobierno alternativo rival. En septiembre de 1520 el movimiento alcanzó
paz de salvar a la monarquía del declive militar y financiero, y las ciudades el punto álgido de su poder. Con una causa. una organización y un ejército,
negaron su ayuda. Carlos V se vio inmerso en una crisis de la que no fue total- ya no pedía reformas, sino que intentaba imponer condiciones al monarca. En
mente responsable, pero sus peticiones de dinero y tropas contribuyeron a aumen- este punto, comenzaron a producirse divisiones entre revolucionarios y refor-
tar el resentimiento de grupos urbanos que consideraban esas demandas como mistas. La junta pretendía redefinir la relación entre el rey y el pueblo, sobre
una nueva versión de una vieja política. la base del principio de que el reino estaba por encima del rey y de que la junta
Los comuneros pertenecían a los sectores medios de la sociedad y se levan- representaba al.reino. En el nuevo orden político las Cortes ejercerían una fun-
taron contra la aristocracia terrateniente y sus aliados. Sin embargo, no fue úni- ción más importante y tendrían el derecho de estudiar sus quejas antes de votar
camente una lucha de gentes del común cóntra nobles ni una mera protesta con- los impuestos. y se permitiría «a los representantes de la comunidad» que vota-
tra un régimen impopular y sus servidores. Antes bien, puso de relieve las ran a sus delegados.6 Estas posturas determinaron que abandonaran el movi-
divisiones subyacentes en la sociedad que emergieron a la superficie tras el rei- miento los elementos moderados de Burgos y Valladolid, que estaban someti-
nado de .1bs Reyes Católicos. Fernando e Isabel, que desconfiaban de la alta
nobleza e intentaron reducirla, favorecieron la promoción de la baja nobleza, 6. Artículos redactados en Valladolid, citados por Haliczer, The Comuneros 01 Casti/e, pp.
los caballeros e hidalgos, que desempeñaron una función importante en la ad- 179.182.
56 LOS AUSTRIAS (1516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 57

dos a una importante presión por parte de las autoridades reales y de la alta pesinos. Sólo algunas de las víctimas, e11,5 por lOO,eran nobles, y aunque ocu-
nobleza. Cuando la junta comenzó a reclamar todos los poderes del Estado, paron un lugar destacado, lo cierto es que la mayor parte de la nobleza perma~
los moderados abandonaron la lucha y las fuerzas reales entraron en acción. nceió ajena al movimiento o se opuso a él. 8 Pero los aristócratas urbanos eran
EI5 de diciembre, con la ayuda de la aristocracia y el oportuno envío de fuer- sólo iIna parte de la nobleza. Los grandes y la alta nobleza también actuaron
zas desde Portugal. tomaron Tordesillas, el cuartel general de la junta. en contra de los comuneros, en defensa de la ley y el orden y para restablecer
Pero los comuneros no estaban derrotados todavía. Su revolución no era su propio poder allí donde se había visto menoscabado. No les preocupaban
simplemente un movimiento político, sino también social; era más que un con- seriamente los derechos de Carlos V, hacia el que no sentían admiración, y la
.flieto entre las ciudades y el poder real, era un enfrentamiento con la alta no- mayor parte de los nobles se mostraron impasibles mientras los comuneros se
bleza y los grandes comerciantes. Carlos V había tenido la habilidad de situar limitaron a desafiar el poder real. Pero junto al ala política de los comuneros
al almirante y al cO;Idestable de Castilla, Fadrique Enríquez e Íñigo de Velasco se había desarrollado un movimiento antiseñ,orial radical que desafiaba el po-
respectivamente, junto a Adriano de Utrecht como cogobernadores del país, der feudal de la nobleza. Era una revolución desde abajo, un levantamiento de
alineando, con ellos, a los magnates castellanos en favor de la causa real. En los vasallos de la nobleza. Un grupo de grandes señores comenzaron a armarse
una carta dirigida al almirante el 30 de enero de :1521, los representantes de Va- para d~fender sus derechos señoriales, Jo que llevó a los jefes comuneros a en-
lladolid denunciaban al partido realista como el partido de la nobleza que ser- durecer su actitud y tomar las armas. El movimiento adquirió entonces el ca-
VÍaa sus propios intereses contra las ciudades, que habían sido el auténtico apoyo rácter de una revolución social, en la que los comuneros luchaban no sólo con-
financiero del rey: «estamos pensando no sólo en defendernos contra vuestro tra el poder real sino contra el privilegio y la supremacía aristocráticos. En
ejército, sino en pasar a la ofensiva y reducir a todo el estamento de la nobleza algunos lugares se produjo una lucha sin cuartel: hubo castillos destruidos y
al servicio de Su Majestad».1 En el campo de batalla los comuneros no eran propiedades saqueadas, y las fuerzas urbanas recibieron un apoyo entusiasta
enemigo para el ejército real y las fuerzas de la nobleza, y fueron derrotados de la población rural en su ,intento de liberarse de las cargas feudales. En con-
en la balalla de Villalar el 24 de abril de 1521. Al dia siguiente fueron ejecuta- secuencia, los grandes no sólo luchaban para servir al rey sino para defender
dos los jefes de la rebelión, Juan de Padilla, Juan Bravo y Pedro Maldonado, su jurisdicción señorial.
representantes de Toledo, Segovia y Salamanca respectivamente. En cuanto a Las capas medias urbanas -los pequeños propietarios. artesanos, comer-
la aristocracia, sus miembros comenzaron inmediatamente a reclamar sus re- ciantes al por menor y titulados universitarios- estuvieron en el centro del mo-
compensas y pensiones, pero su presencia en Villalar no era simplemente un vimiento comunero y protagonizaron la dirección del mismo. Aunque no eran
servicio, sino la defensa de sus propios intereses. Toledo resistió seis meses más, pobres (algunos de eUos tenían tierras, otros eran profesionales y no se identifi-
con sus fuerzas comandadas por el último jefe rebelde, el obispo Acuña, que caban con los desheredados) tampoco eran ricos y poco tenían en común con
fue recibido por toda la ciudad con gritos de «¡Comunidad!, ¡Comunidad! ¡Acu- Jos acomodados comerciantes exportadores, aliados de la nobleza contra los
ña!, ¡Acuña!». El almirante de Castilla describió este episodio afirmando que comuneros. En definitiva, las capas medias no constituían una clase social ho-
había recibido el apoyo de los judíos y del populacho, utilizando los dos peores mogénea, una burguesía urbana, y si bien los comuneros tenían base social ca-
insultos en los que pudo pensar. Pero Acuña sólo duró un mes. Fue capturado recían de una base de clase. En el conflicto se enfrentaban intereses sectoriales
y encarcelado en el castillo de Simancas, en donde finalmente fue ejecutado a distintos, y cada uno de los bandos constituía una coalición de grupos o una
garrote tras un violento intento de fuga. En octubre de 152i también Toledo alianza política. El programa de los comuneros tenía algo que ofrecer a la ma-
tuvo que capitular. yor parte de quienes los ap.oyaban: la limitación del poder real, el freno al po-
Para entonces se apreciaba más claramente cuál era la base social de los co- - ~'. der de la nobleza, la reducción de los impuestos, la reducción de los gastos del
muneros. El grueso de sus filas lo formaban los sectores populares urbanos, gobierno y la represión de la corrupción y la reforma de los municipios que
que se enfrentaban a la oligarquía tradicional de las ciudades. Es decir. el pue- .1: - . permitiera una mayor participación de los sectores no privilegiados, la comu-
blo llano contra el patriciado. Segovia, centro de una activa región agrícola y ,
nidad. Pedían también la reducción de las exportaciones de lana en favor de
de un sector industrial en crecimiento, desempefl.6 un papel destacado en la re- los compradores nacionales y la protección de la industria textil castellana. Es-
vuelta y sufrió las consecuencias al recaer sobre ella con mayor rigor las multas tas últimas reivindicaciones estaban alentadas por los manufactureros yartesa-,
y castigos. De las 7.715 personas que fueron castigadas en Segovia, más del nos de Segovia, Palencia, Cuenca y otras ciudades del interior, frente a aque-
71,S por 100 pertenecían al sector del artesanado y de los servicios, seguidos llos que se beneficiaban de las exportaciones de lana, los ganaderos, los nobles
a notable distancia por una minoría -el 8,7 por 100- de intelectuales y profe- que poseían tierras de pasto, los comerciantes de Blirgos y los hombres de ne-
sionales liberales, en tanto que faltan casi por completo los agricultores y cam-
8. .Pedro Álvarez de Frutos. {(Segovia y la guerra de las comunidades: análisis social», Hispa-
7. Citado en ¡bid., p. 192. nía, 44, 158 (1984), pp. 469-494.
','roI: •
58 LOS AUSTRIAS (1516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 59

gocios extranjeros. En 1520, el poder real se alineó de forma explícita en esta llevaron al movimiento hacia la perpetración de violencias y atrocidades sin do~
coalición de intereses dominantes, sabedor de que los derechos de aduana que tarlo de un programa preciso. Los insurgentes no tardaron en controlar la capi-
obtenía de esas exportaciones constituían una parte importante de sus ingresos tal de Valencia, con el apoyo de la mayor parte de los gremios y desde allí diri~
. y de que los súbditos flamencos de la corona querían la lana de España y aspi- gieron el levantamiento del resto de Valencia, organizando enfrentamientos
raban a acceder a los mercados españoles. Pero aunque Carlos V contó con armados con el virrey y la nobleza, obligando a los moros a bautizarse, supri-
la colaboración de los grandes y los nobles para aplastar a los comuneros, lo miendo todo tipo de impuestos y amenazando con interferir en la distribución
cierto es que no satisfizo sus ambiciones ni les otorgó el poder que reclamaban. de la tierra. En ese momento, la rebelión perdió el apoyo de un sector de la
Fue una victoria de la aristocracia sobre la población de las ciudades pero el clase media de la que había obtenido gran parte de su fuerza y no pocos de
premio del triunfo fue a parar a manos del rey. sus líderes. Esto permitió al virrey, Diego Hurtado de Mendoza, y a los aristó-
Entretanto, Carlos V tuvo que hacer frente a una nueva revuelta. Ahora bien, cratas que le apoyaban enderezar la situación y destruir las fuerzas de la Ger-
mientras que los comuneros poseían una organización, unos líderes y un idea- manía en octubre de 1521. Era inevitable que la victoria de las fuerzas realistas
rio, los levantamientos de las Germanías, hermandades cristianas, de Valencia fuera seguida de una dura represión en la que más de 800 rebeldes fueron con-
y Mallorca en 1519fueron protestas sociales espontáneas que planteaban peti~ denados -la mayor parte de ellos con multas y confiscaciones- por el «cTim
ciones determinadas, y que nunca llegaron a constituir realmente un programa de germania e unió populao). Pero sólo en diciembre de 1524 fue posible sofo-
político. ()Los dos movimientos no se influyeron mutuamente. Las Germanías car cualquier atisbo de resistencia fuera de la capital y un nuevo virrey, Gerina~
no cooperaron con los comuneros, y su revuelta tenía un origen distinto. El na de Foix, promulgó un perdón general.
movimiento valenciano comenzó como una protesta contra los funcionarios de Aunque la Germanía de Valencia acabó enfrentándose con el poder real,
la ciudad y los aristócratas, y a continuación la violencia se convirtió en una se.había iniciado como una protesta contra el poder de la aristocracia terrate-
guerra abierta contra los musulmanes, quienes a su vez apoyarc:'n a sus señores niente.y contra sus tenentes y jornaleros moros. Contó también con un impor-
frente a las hermandades. Los cabecillas de la revuelta supieron ver las ventajas tante apoyo entre las clases medias y con la cooperación de casi todos los gre-
que suponía invocar una justificación religiosa para su acción y darle un in- mios. Sin embargo, el movimiento careció de una base social definida. Era una
terés más general del que originalmente poseían. En Valencia, las tensiones alianza heterogénea de grupos qu~ expresaban sus protestas, artesanos pobres,
sociales no eran meros conflictos de clase y ésta no fue una rebelión homogé- . pequeños agricultores y jornaleros, el bajo clero y algunos comerciantes. Fue
nea. Partíciparon en ella artesanos que luchaban por su supervivencia y, tal vez el levantamiento de grupos de rebeldes, una protesta campesina contra la esca-
también, por conseguir protección, campesinos oprimidos por las cargas feu- sez de productos de primera necesidad, contra la jurisdicción señorial y la com- .
dales, algunos representantes de las capas medias de la población con concien- petencia por parte de la mano de obra mora. Fue también una protesta contra
cia política y algunos miembros del bajo clero, todos ellos unidos únicamente la administración local y una oposición a la carga fiscal y poseyó también algu-
por unas míseras condiciones de vida y por los abusos señoriales, así como por nos rasgos auténticamente revolucionarios y de oposición a las estructuras exis-
su odio hacia los musulmanes, a quienes estaban dispuestos a atacar, destruir tentes. Indirectamente fue también un movimiento de resistencia a la corona.
y convertir. La nobleza y el alto clero, conscientes de cuáles eran sus auténticos intereses,
En 1519se había armado a los gremios de Valencia para hacer frente a la prestaron un apoyo unánime a Carlos V, y por esta razón la represión del movi-
amenaza de un ataque de piratas turcos. Al mismo tiempo, un brote de peste miento fue una nueva victoria del absolutismo.
llevó a abandonar la ciudad a una- gran parte de la nobleza, incluido el propio
gobernador. También el emperador era un monarca ausente, que había poster-
gado repetidamente la reunión de las Cortes de Valencia. El pueblo aprovechó EL SOMETIMIENTO DE CASTILLA
la oportunidad para enfrentarse a una nobleza opresora y urios funcionarios
impopulares. Exigieron representación en el gobierno municipal, que aún no Las sublevaciones del Levante español no indujeron al poder real a atacar
poseían, y el acc~so a la justicia del emperador, que les era negada por sus se~ las instituciones de esos reinos, que consiguieron preservar sus antiguos dere-
ñores locales. El primer dirigente de la Germanía, el tejedor Juan Lloren9, de- chos y privilegios incluso en el nuevo mundo de Jos Austrias. Sus fueros, o pre-
séaba dotar a Valencia de una constitución republicana al estilo de las de Gé- rrogativas regionales, eran firmemente sustentados por sus Cortes. Las Cortes
nova y Venecia. Sin embargo, tras su muerte otros cabecillas de segunda fila generales de los dominios de la corona de Aragón se reunieron en seis ocasio-
nes durante el reinado de Carlos V, frente a las Cortes de cada uno de los com-
ponentes, Aragón, Cataluña y Valencia, que raras veces eran convocadas. Aque-
9. Vease L. Pites Ros. ((Aspectos sociales de la Germanía de Valencia». Estudios de historia
social de Espaffa,1I (t952). pp. 431-478, Y el estudio moderno de Ricardo Garda Cárcel. Las Ger. llas sólo eran generales por el nombre, en el sentido de que se reunían,siempre
mantas de Valencia, Barcelona, 1975, pp. 22-40, 62-88, 164.187. en Monzón por razones de conveniencia, pero ~ncluso allí las Cortes de cada
60 LOS A USTRIAS 0516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 61

uno de los tres estados deliberaban por separado Y.de hecho, el emperador te- bras del obispo Mota dirigidas a unas Cortes indiferentes en 1520, en «su bolsa
nía que tratar con tres organismos diferentes. Además, los derechos que cada y su espada». y que determinó que las instituciones de -Castilla suscitaran el
una de estas Cortes seguían teniendo en materia de procedimiento, fiscalidad mayor interés en el emperador. La COTOnaactuaba con toda decisión cuando
y legislación continuaban limitando la soberanía absoluta. 10 Siempre se resis- era la riqueza lo que estaba en juego.
tían a conceder al emperador grandes sumas de dinero, y cuando otorgaban La derrota de Villalar dejó a Castilla más indefensa que antes frente al ab.
un subsidio prácticamente siempre se reservaba una tercera parte de la canti- solutismo. Naturalmente, Carlos V no ignoraba las reivindicaciones constitu~
dad votada para asuntos internos, quedando, por tanto, en manos de las Cor- cionales y las criticas sociales que habían alimentado la revuelta de los comu-
tes. Por esta razón~ tanto en Cataluña como en Aragón existían delegaciones neros, Y sabía que era necesario dotar de mayor credibilidad a su gobierno y
permanentes de los estamentos, que actuaban durante los intervalos entre las de mayor eficacia a su administración, así como restablecer la alianza,entre la
convocatorias de Cortes para controlar la administración de los ingresos vota- . ,., corona y las ciudades que había caracterizado los años reformistas de los Reyes
Católicos. Rechazó las pretensiones de la nobleza de conseguir generosas re-
dos y vigilar la observancia de las leyes. Pero la influencia de las Cortes no se "",,:\

reduCÍa a eso. En Aragón ejercían también una estricta tarea de control sobre
una institución aragonesa característica, el cargo de Justicia, que, aunque su
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I:l:',y""
compensas por su apoyo durante la rebelión y, en general, disminuyó su depenw
dencia respecto a los grandes magnates territoriales. Pero aunque no tomó re~
prestigio y su autoridad estaban en declive, era potencialmente uno de los maw iJ',1i presalias, no inició una nueva política urbana. El gobierno municipal no ejerCÍa
yores obstáculos para el ejercicio de la soberanía en Aragón. El cometido del kW !&¡
ya una autoridad independiente. Las elecciones locales estaban lejos de ser dcw
mocráticas, pero incluso los funcionarios electos de las ciudades tenían escaso
Justicia era proteger a los súbditos frente a la injusticia pública y privada, y
podía intervenir incluso en los juicios si se consideraba que contravenían los
.~:~t:; poder frente a los corregidores, funcionarios judiciales que desde el reinado de
fueros de Aragón. Era una mezcla de juez supremo y juez de apelación, cuya los Reyes Católicos habían acumulado también poderes administrativos, sien~
especial posición hacía que frecuentemente fuera considerado como un árbitro do enviados a todas las ciudades castellanas, donde actuaban, de hecho, como
entre la corona y los súbditos al que todos los aragoneses tenían derecho a apelar. gobernadores reales con la misión de controlar todos los aspectos de la admi~
Sería erróneo considerar que las instituciones de Aragón y Cataluña eran . nistración municipal. Como consecuencia de las menores exigencias en los cri-
populares o democráticas. En efecto, muchos de los privilegíos que defendían terios de selección, los corregidores eran ahora menos populares que en el rei-
eran monopolizados por una nobleza que todavía poseía una importante juris- nado anterior y cada vez eran más frecuentes las quejas de que los que habían
dicción señorial, y cuyos derechos feudales sobrevivíeron durante más tiempo
que los de la mayor parte de la nobleza de la Europa occidental. La rebelión
'" 'iiJ sido nombrados por Carlos V no eran juristas formados en la universidad sino
recomendados sin los conocimientos necesarios e incapaces de realizar sus fun-
',' :rí;
de'las Germanías de Valencia había llamado la atención sobre el control aristo- ~.~~- ciones judiciales. una prueba más de que la corona los consideraba fundamen-
crático de las instituciones "locales. Por otra parte, ya hemos vísto que si estas talmente como agentes políticos a través de los cuales podía hacer llegar su auto-
"",y
-:1lJ\
l' ''';'"
15\.-,
ridad a la masa de la población.
instituciones pudieron defender a los reinos del este peninsular frente a los abusos ~Z~
del poder real ello se debió en gran medida a que la corona carecía de incenti-
vos materiales para desafiarlas. De Aragón y Catalufla Carlos V obtenía las
~:~~,:
.
No cabía esperar que las ciudades gobernadas por elites nobiliarias y domi-
nadas por los corregidores reales enviaran representantes independientes a las
rentas del patrimonio real y los subsidios votados por las Cortes. Es cierto que Cortes. Ciertamente, las Cortes de Castilla nunca habían sido consideradas como
éstas tuvieron buen cuidado en impedir la introducción de nuevos impuestos, una institución popular, pero desempeñaban una función específica en los as-
pero no parecía prob:;¡.bleque Carlos V se decidiera a presionar en esta cues- pectos fiscales y legislativos y el monarca no podía ignorarlas para actuar en
tión, pues la riqueza imponible era escasa y no justificaba una crisis. Aragón esas esferas. Aunque estaban divididas en tres estamentos -la nobleza, el clero
era un país relativamente pobre y la prosperidad comercial de Cataluña había :1:,~:,I,t,"~", y el pueblo llano- normalmente, las Cortes sólo estaban formadas por el ter-
declinado al perder su influencia en el Mediterráneo, que había contemplado '~-:"" cer estado, es decir, los 36 representantes de 18 ciudades, ya que los dos prime-
::. ; '.
la expansión del poder turco.lI Así pues, la inmunidad de los reinos del este ros grupos poseían la exención tributaria en razón de sus funciones medievales
sobrevivió más por su debilidad económica que por su fortaleza institucional. militares y espirituales.12 El principio de atender las quejas planteadas ante~
Las instituciones protectoras carecen prácticamente de importancia cuando es 1!: de conceder el dinero nunca se había aplicado en Castilla. Así, en el reinado de
poco 10 que hay que proteger. Al igual que sus antecesores, Carlos Vencontra- ~~!;~-' Carlos V, las Cortes poco podían hacer respecto a sus peticiones salvo que re-
;f. }'
ba mayores recursos en otros lugares. especialmente en Castilla, argumento de-
cisivo que convirtió a Castilla en la base de su imperio o, utilizando las pala-
~¡, 12. En Ca~tilla los hidalgos eran
dio de 1541, los hidaJgos (exentos del
numerosos. En la estadística para la distribución del subsi-
paga del tributo) ascendlan a 108.358, mientra~ que los pe-
10. Véase supra, pp. 17 18.
w cheros (contribuyentes) erdn 784.578. Dado que estas cifras se referían a los cabezas de familia.,
11. Véase ¡nfm, pp. 166.167.
'.I'~
1,'., t '
,
se puede calcular un total de 487.61l hidalgos y 3.530.601 pecheros.

5~
62 LOS AUSTRIAS 0516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 63

currieran a la rebelión. Al fracasar la rebelión en Villalar la consecuencia in- el objetivo de estimular a los contribuyentes. Asimismo, utilizó las reuniones
mediata de la derrota fue un sometimiento aún mayor al soberano, una nueva de la asamblea para identificar a quienes le apoyaban en el ámbito de la vida
insistencia en que no negaran fondos al monarca ni intentaran controlar sus loc3.t y recompensarles. Naturalme~te, ésas no eran las funciones propias de
gastos~ y una nueva negativa a aceptar diputados con unas instrucciones que una asamblea legislativa vigorosa, pero resultaban adecuadas para las Cortes
limitaban sus posibilidades de actuación. castellanas. Contribuían a incorporarlas a las tareas de gobierno y permitían
A su regreso a España en 1522, los gastos realizados con motivo del viaje a Carlos V conseguir la colaboración de las elites locales.
para la elección imperial y en la represión de la revuelta de Castilla indujeron La única resistencia importante que Carlos encontró en las Cortes de Casti-
a Carlos a convocar las Cortes en Valladolid, en julio de 1523, para que vota- lla procedió de la nobleza. En 1538, y a raíz de las deudas contraídas durante.
ran un, nuevo subsidio. En esta ocasión las Cortes realizaron un último intento sus campañas en Alemania, el norte de África y Francia, el presupuesto reveló
de anaiizar cuestiones relativas al góbiemo antes de conceder el dinero, no con que los ingresos previstos durante los cuatro años siguientes no bastarían ni
el argumento de que era su derecho tradicional sino con el ingenuo razonamiento siquiera para hacer frente a los gastos ordinarios del gobierno, y mucho menos
de que Carlos V podía autorizar esa innovación. Como cabía esperar, el mo- aún para financiar la campaña prevista contra los turcos. Al carecer de nuevas
narca se negó: «ayer os pedí caudales; hoyos pido vuestro parecer». Especificó fuentes de ingresos, el emperador decidió pedir a sus súbditos castellanos la
así con toda claridad que ése era el orden que estaba dispuesto a mantener.13 creación de un nuevo impuesto, la sisa, que era una tasa sobre los productos
De esta forma, las Cortes quedaban reducidas a la condición de un organismo alimentarios. En septiembre convocó a las Cortes en Toledo para incluir a los
con capacidad para votar impuestos y al que la corona concedía la gracia oe tres estamentos con el argumento de que la contribución tenía que ser un es-
presentar peticiones. En conjunto, las Cortes de Castilla fueron convocadas en fuerzo común para hacer frente a un peligro común. La nobleza ya se había
15 ocasiones durante el reinado de Carlos V, habitualmente cuando regresaba negado al pago de impuestos en 1527 con ocasión de la campaña contra el Thr-
a España en busca de nuevos fondos después de realizar sus empresas en el ex- co en la Europa oriental. Ya en aquella ocasión había señalado que se trataba
tranjero. Aunque las Cortes podían plantear dificultades, discutir asuntos de de una situación extraordinaria. Pero una vez más se encontró con la oposición
detalle y protestar con fuerza ante los subsidios extraordinarios, generalmente de la nobleza, que concluyó que no podía aprobar la sisa ya que constituía el
acababan por ceder a las presiones del rey. En el decenio de 1530 aceptaron quebrantamiento de su privilegio tradicional' de exención impositiva. Para ha-
sustanciales incrementos de los impuestos, aunque consiguieron también una cer frente a la situación financiera el emperador tendría que firmar la paz con
nueva forma de recaudación que era beneficiosa para ambas partes. En 1534 Francia, permanecer en Españ.a y reducir sus gastos personales. Los otros dos
la corona aceptó recibir una cantidad fija que incluía el importe esperado del estamentos se mostraron más flexibles, pero Carlos no consiguió nada de la
ingreso más importante, la alcabala, permitiendo que las ciudades determina- nobleza y después de esa humillante derrota tuvo que contentarse con lo que
ran la cuota a pagar y recaudaran el dinero como lo desearan. Ese acuerdo, aportaron sus súbditos más adinerados a cambio de juros, títulos de la deuda
conocido con el nombre de encabezamiento, fue renovado en 1547 y resultó un asignados sobre los ingresos futuros con un elevado interés. Nunca volvió a :in-
4
método eficaz para mantener la fiscalidad dentro de unos límites definidos.1 tentar conseguir que la nobleza aprobara su política y nunca más reclamó su
Sin embargo, no dió a las Cortes el control sobre las rentas reales, una gran asistencia a las Cortes. Por su parte, los nobles, conscientes de su inmunidad
parte de las cuales -los ingresos americanos y la venta de los recursos de la financiera, no tenían razón para oponerse a sus costosas empresas y, en conse-
corona, por ejemplo- quedaba al margen de su jurisdicción. Incluso tuvieron cuencia, su preocupación respecto a la paz y a la limitación de los objetivos
que luchar por el derecho de petición de nueva legislación. Carlos V prometió sólo se manifestó en aquellas ocasiones en que sus propios bolsillos se veían
respetar ese derecho y recibir peticiones antes de que las Cortes fueran clausu- afectados. De hecho, al ingresar en las cada vez más nutridas filas de los acree.
radas, pero no estaba obligado a llevarlas a la práctica. dores del Estado podían esperar obtener incluso beneficios económicos de una
Dentro de esos límites Carlos V intensificó la actividad de las Cortes. Las política imperial que ya había mejorado sus perspectivas en la carrera militar.
reunió con mayor frecuencia que sus antecesores y la legislación poseía un ma- Así pues, la carga del imperio recayó en gran medida sobre Castilla, más con-
yor grado de credibilidad si era confirmada por las Cortes, de forma que sus cretamente sobre las clases populares castellanas. En tanto en cuanto esto era
oficiales trabajaban junto con los diputados para elaborar nuevas normativas así, Carlos V pudo gobernar en España contando con la alianza de una clase
y se apoyaban en ellos para inducir a la obediencia a las localidades a las que privilegiada que le demostraba lealtad siempre que sus privilegios no sufrieran
representaban. El monarca reforzó también las tareas administrativas de las Cor- merma alguna. De hecho, el monarca practicó la política de la división para
tes en la distribución y la recaudación de los ingresos, también en este caso con llevar adelante su gobierno. Pero ¿cómo se impuso ese gobierno?

13. Merriman. The Rise aj the Spanish Empire, vol. m. p. 125.


14. Rodríguez-Salgado, The Changing Face o/ Empire, pp. 60, 121.122.
64 LOS AUSTRlAS (1516-1598) CARLOS ¡ DE ESPAÑA 65
, ;,
LA MONARQUíA HABSBURGO y SUS AGENTES ',,&tucionalmente subordinada a otra. Esa estructura federal no estaba engloba w

.2da en una administración imperiaL El Consejo de Estado, que estaba formado


Sofocada la revuelta de los comuneros, Carlos V regresó ,a Espafia en 1522, ::;,poritalianos. españoles y borgoñones. y que desempeñaba una función COD-
permaneciendo allí los siete afios siguientes. Durante ese período se convirtió ~}sultiva en los asuntos imperiales, era demasiado ineficaz como para convertirse
en un rey español y sentó las bases de su gobierno. A medida que se fortalecia . :(-~nun organismo que diseñara una política común. Desde luego, sin una políti-
su estatura como hombre y como monarca comenzó a aprender de sus errores. :iJ:". ca y una organización financiera globales que permitieran que cada Estado apor-
pasados. En 1529, analizando la conveniencia de trasladarse a Italia para la co- __tara Yrecibiera un porcentaje determinado de ingresos y gastos, no podía exis-
I,'t~-

ronación imperial, observó con abierta franqueza que las posibilidades de que ,."'~tir gobierno imperial. Es cierto que en 1518Mercurino de Gattinara había sido
estallara una rebelión eran mucho menores que cuando había partido hacia los nombrado por Carlos «Gran Canciller de todos los dominios y reinos del mo-
Países Bajos en 1520: narca».17 Gattinara tenía en mente un sistema imperial de gobierno y trató de
crear una maquinaria supranacional que resultara adecuada no sólo para el rei-
entonces era yo mancebo y gobernado por Me. de ChevrC's. y las cosas destos Rei- no de Castilla sino para una monarquía universal. A esta idea se oponían tanto
nos no tenía edad para conocerlas ni aun experiencia para gobernarlas. Y come Carlos V como Castilla. A la muerte de Gattinara desapareció el cargo de Gran
entonces yo me partí para Flandes, habiendo residido en estos Reinos muy poco Canciller, Yel único elemento de unidad del imperio de Carlos Vera la persona
y, lo que es más, que no era casado ni dejaba legítimo heredero, no es maravilla del emperador y su responsabilidad exclusiva respecto de la política y de la toma
que se alteras.en y escandalizasen. l' de decisiones.
Carlos V gobernaba sus domiIÚos como cabeza de una organización dinás-
Sin embargo. desde entonces Carlos V había realizado un esfuerzo real de tica. En cada uno de sus estados estaba representado por un regente o virrey,
adaptación. El espafiol se había convertido en la lengua del monarca y de su en ocasiones un miembro de la dinastía Habsburgo, como ocurría en España
corte y su matrimonio en 1526 con su prima Isabel. hermana del rey de Portu- cuando se ausentaba, y en otros casos elegido entre la nobleza española, como
gal, resultó del agrado de sus súbditos espafioles, EI21 de mayo de 1527 la em- en Italia. El emperador tenía virreyes en cada uno de los países que formaban
peratriz le dio un hijo, el futuro Felipe 11. Los españoles aprendieron a apreciar la monarquía: Aragón, Catalufia, Valencia. Sicilia, Nápoles, Cerdeñ.a y Nava-
las cualidades humanas de su monarca y a reconocer que. hablaba y actuaba rra, así como en Perú y en Nueva España. En los Países Bajos estaba represen-
cada vez con mayor autoridad. Incluso cuando no sintonizaban con él en sus tado por un gobernador general, primero su tía Margarita de Austria (1518-1530)
preocupaciones por otros intereses más generales que no sentían como suyos, y posteriormente su hermana, Maria de Hungría (1531-1555), El gobierno de
le mostraron comprensión por la enorme carga que se veía obligado a soportar. . Alemania también estaba en manos de un Habsburgo, su hermano Fernando.
Hay que decir que de algunos de sus súbditos no sólo recibió lealtad sino tam- Ni siquiera en España existía una unidad formal y una institución única que
bién gratitud. pues había empezado a ceder respecto a los consejeros extranje- le permitiera imponer su dominio. Carlos Vera rey de CastUla y Aragón más
ros y poco a poco los españoles, que comenzaron siendo una minoría en su que rey de España y no tenía el mismo poder en Aragón que en Castilla. El
servicio, llegaron a monopolizar los cargos no sólo en España sino en las dife- grado de unidad existente procedía de la hegemonía de Jacto de Castilla. que
rentes partes constitutivas de su imperio. era su principal fuente de riqueza y la mayor proveedora de tropas. y de las
Aunque España formaba parte de un imperio más amplio, 'era gobernada actividades de la Inquisición, cuya jurisdicción se extendía sobre toda España
mediante una organización espafiola y no imperial. El imperio de Carlos V, sin consideración de las fronteras legales. En España, como en todas partes,
o monarquía como la llamaban los contemporáneos, aglutinaba a una serie de el sistema de gobierno de Carlos Vera la monarquía personal que ejercía a tra-
países bajo la dirección de una persona que era rey de numerosos reinos más vés de unas instituciones centralizadas pero no unificadas., y el instrumento ele-
que emperador del conjunto. Como escribió más tarde el gran jurista español gido por la monarquía austríaca era el Consejo Real. que el emperador había
Juan de Solórzano, «los reinos han de ser gobernados como si el rey que está heredado de Fernando e IsabeL Les Reyes Católicos habían reorganizado el go-
por encima de todos fuera el único rey de cada uno de el1os».16Cada una de ,.~. bierno a través de consejos, reduciendo el número de sus miembros e ffitrodu-
las partes constitutivas de su imperio poseía una administración separada, así ciendo la burocracia y la especialización. que habían determinado la ~parición
como sus propias leyes, instituciones e impuestos, y ninguna de eUasestaba cons- de consejos especializados en las diferentes funciones del gobierno. Carlos V
llevó aún más allá estas reformas, de manera que el gobierno por medio de con-
sejos, o administración mediante comisiones, se convirtió en el rasgo caracte-
15. En J. Sánchez Montes. «Actitudes del español en la época de Carlos V}),Estudios Ameri-
canos. 111 (1951), p. 193.
16. Véa~e la introducción de J. M. Batista i Roca en H. G. Koenigsberger, The Governmenl
'1:

"
1:' 17. John M. Headley, The Emperor and his Chancellor: a Study 01the Imperial Chance/lery
, <

01 Sicily under Philip Il 01 Spain, Londres, 1951.pp. 9-35. under Gaujnara. Cambridge. 19B3. p. 20.

I
f
S.-LYNCIlil
66 LOS AUSTRIAS (1516-1598) ¡;.~ CARLOS 1 DE ESPAÑA 67
le
1!':.Íj;
rÍstico de la monarquía Habshurgo. Los consejos no eran asambleas constitui- )~monarca nombraba siempre a un castellano para ocupar el cargo de tesorero
das por consejeros procedentes de la aristocracia, como lo habían sido o~igi- ¡'~oÜocierto es que en Aragón la mayor parte de los cargos estaban reservados para
nalmente, sino comisiones burocráticas. en las que la mayor parte de sus miem- ~ los nativos de esos territorios. No puede decirse lo mismo respecto a la admi-
bros eran juristas, para la aplicación de la política real. j:nistración real en Italia, que tradicionalmente era competencia de Aragón. Fer.
Existían dos tipos básicos de consejos. En primer lugar hay que mencionar .Dando el Católico ya había nombrado un mayor número de castellanos que de
el Consejo de Estado, un organismo honorífico y formal, formado por gran- ;\.catalanes para ocuparse de la administración de Nápoles, y fueron los castella-
des del reino y oficiales. cuya función teórica consistía en asesorar al monarca :-noS los que se beneficiaron de la adquisición de Milán por Carlos V. Este pro-
en los asuntos más importantes de la política del Estado. Ahora bien, lo cierto ceso se intensificó aún más cuando en 1555 los asuntos de Italia quedaron se-
r

es que al margen del breve desempeño del duque de Alba y del duque de Béjar, ~ gregados, por mor de una mayor eficacia y especializaciÓn, de la jurisdicción
Carlos V no confió en los grandes del reino para ocupar cargos políticos y su .~,de Aragón, creándose un consejo específico, a imagen del de Castilla. Los aSUll-
consejo estaba formado por siete eclesiásticos y administradores. Con todo, Car- o tos relativos al imperio colonial español ya habían sido asignados a un consejo
los V no consultó regularmente al consejo, sino que tomó las decisiones perso- ¡, especial, el Consejo de Indias, en 1524. Sin embargo, todos estos consejos te-
nalmente con el asesoramiento de sus principales secretarios. En consecuencia, rritoriales sólo eran territoriales nominalmente. De hecho, se trataba de insti-
el Consejo de Estado no tenía influencia política y sólo muy escasa importan- tuciones centralizadas, que no estaban situadas en los países que administra-
cia administrativa. En ocasiones, siendo reforzado en tales casos por expertos ban sino al lado del monarca.
militares, se transformó en un Consejo de Guerra al que Carlos V podía con- Finalmente, había un grupo de consejos a los que hay que reservar un lugar
sultar sobre cuestiones concretas. En segundo lugar, existía un grupo mucho aparte por las funciones especializadas que desempeñaban. Los más importan-
más numeroso de consejos, que pueden ser calificados de auténticos organis- tes de ellos eran el Consejo de la Inquisición, cuya jurisdicción se extendía más
mos administrativos y divididos en dos categorías según el territorio que go- allá de los límites de Castilla, abarcando al conjunto de España, y cuyas fun-
bernaban y la función que desempeñaban. $;, ciones equivalían prácticamente a las de un consejo de asuntos eclesiásticos,
Cada una de las partes constitutivas de la monarquía tenía su propio conse- , ,~ y el Consejo de Hacienda, creado originalmente en 1522 para la administra-
jo. El Consejo de Castilla tenía su origen en el Consejo Real medieval de los ., ción de las finanzas de Castilla pero que gradualmef!te se responsabilizó de su-
reyes de Castilla que Fernando e Isabel habían convertido en un organismo
l
ministrar a Carlos V mayores recursos para sus guerras en el exterior.19 Entre
más burocrático. Carlos V completó el proceso de modernización de la institu- los consejos funcionales ~e incluían una serie de consejos subordinados como
ción, excluyendo más decididamente aún a la aristocracia, que sustituyó por el de las órdenes militares, el de la Cruzada y, durante un determinado período,
miembros de la pequeña nobleza y juristas, y reduciendo a la mitad el número el de la Hermandad.
de consejeros, que hasta entonces era de 16. Como la mayor parte de los con- A pesar de que el sistema fue .perfeccionado por los Reyes Católicos y por
sejos españoles, desempeñaba funciones legales y administrativas. Como tri- Carlos V, el gobierno por medio de consejos no era un instrumento eficaz p;ua
bunal de justicia entendía las apelaciones de las audiencias y, si se ha de dar resolver los asuntos. El farragoso procedimiento de los consejos en los que los
crédito a las quejas de las Cortes, asumía un excesivo número de asuntos judi-. despachos se leían y comentaban con toda la formalidad de un tribunal judi-
ciales, provocando retrasas interminables. Como organismo administrativo se cial y, sobre todo, la confusión de funciones administrativas y judiciales, deter-
ocupaba de la mayor parte de los asuntos internos de Castilla, incluyendo as- minaron que se acumularan los asuntos sin resolver y amenazaban con parali-
pectos de.jurisdicción eclesiástica, e incluso en ocasiones se manifestaba sobre zar casi por completo la administración. De hecho, Carlos V no solía mantener
cuestiones de política exterior. un contacto directo con los consejos, sino que se comunicaba con ellos a través
Para la administración de los reinos del Levante peninsular Carlos V here- de los secretarios. Estos fueron los que evitaron que su gobierno cayera en la
dó el Consejo de Aragón que, tras las reformas de Fernando se convirtió, como parálisis y permitieron que funcionara el sistema, al dar respuesta a la necesi-
el de Castilla, en una burocracia moderna, de la que quedó excluida la noble- dad de un poder ejecutivo más eficaz, estableciendo un nexo entre la corona
za. El Consejo de Aragón, además de administrar justicia, ejercía también fun- y sus consejos. En consecuencia, hay que considerar a los secretarios como la
ciones administrativas generales. A esos efectos contaba éon una cancillería y figura clave en el sistema de gobierno de la monarquía Habsburgo.
una tesorería estrictamente organizadas, y cuyos miembros eran en su mayoría El cargo de secretario se desarrolló en estatus y poder en el reinado de Car-
juristas procedentes de los tres reinos.lll Cuando Carlos V se hizo cargo del go- . los V. Las secretarías del emperador, como las otras esferas de su gobierno, es-
bierno de España conservó la estructura del Consejo de Aragón, y aunque el taban organizadas sobre una base nacional y no imperial, y en España la más

18. Véase F. Sevillano Colom, «La cancillería de Fernando el CatólicQI), V Congreso de His- J9. Sobre la Inquisición véase supra, pp. 30-37; sobre el Consejo de Hacienda véase in/ra,
toria de la Corona de Aragón, Estudios, Zaragoza, 1955, vol. 1, pp. 217.253. Pp .. 72-73.
68 LOS AUSTRIAS (1516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 69

importante era la de Castilla. Sin embargo, Aragón poseía ya una cap.cilleria ~~rador manifestó que ésa no era la función del canciller, que era un cargo de
burocrática estrictamente organizada, fruto de las reformas de Fernando el Ca~ 'rigen borgoñón. Eso correspondía a la administración de Castilla, corazón
tólico en el marco del Consejo de Aragón.20 La cabeza de la administración de su imperio Y base de su poder.u A partir de 1527 se hizo evidente que el
era el vicecanciller, que refrendaba todos los documentos reales y a quien ayu- .':1l.;:s~cretario
Cabos, que ocupaba un cargo fuertemente institucionalizado. oc u-
daba en sus tareas un protonotario, que estaba a cargo de las tres secretarías ~'paba el puesto de.mayor responsabilidad y confianza, al tiempo que la influen-
y de su gestión. Cuando Carlos V se hizo cargo del gobierno de España conser- "da de Gattinara, básicamente de carácter personal, comenzaba a eclipsarse. Cas-
vó la estructura de la cancillería en Arag6n. En cambio, Castilla tenía un siste- ~;.tina nacionalizó, pues, el concepto.de imperio y los territorios de los Habsburgo
ma diferente. El Consejo de Castilla era el principal organismo gu~ernamental ~t eran gobernados no por instituciones imperiales sino por consejos y secretarios
y todos los documentos tenían que llevar, al menos, la firma de tres de sus miem- ;~ que dividían el trabajo según las áreas y funciones administrativas.2J
bros. No obstante, los secretarios reales eran el punto de contacto entre el sobe- i': Gattinara dejó de ser incluso el principal consejero en los asuntos extranje-
rano y el Consejo. Preparaban el orden del día de las reuniones y, a tra'vés de ros. En 1529, Nicolás Perrenot, señor de Granvela, hijo de una modesta fami-
sus ayudantes, eran responsables de la redacción de todo.<;los documentos rea- lia borgoñona que había alcanzado pre.cminencia mediante el servici~ en los
les, que tenían que ser refrendados por uno de los secretarios. En general, la Paises Bajos y en la diplomacia, fue nombrado miembro del Consejo de Es-
administración castellana estaba mucho menos definida que la de Aragón, he- tado y comenzó a participar de forma destacada en la dirección de la polí-
cho que, por una parte, se prestaba a la confusión o al abuso de autoridad, tica exterior. A la muerte de Gattinara en 1530, el cargo de Gran Canciller
pero que permitía también la aparición de un coordinador con amplios pode- desapareció Yel emperador asumió la responsabilidad personal de la política,
res. El consejo veía con malos ojos que los secretarios actuaran con indepen- sirviéndose de Cabos y Granvela como sus principales agentes y consejeros, acor-
dencia y promulgaran decretos reales sin la aprobación de esa institución y que dándose entre ambos una repartición de funciones, que determinaba la espe-
controlaran la red de influencias y los cargos. Pero la necesidad de tomar deci- cialización de Granvela en los asuntos exteriores e imperiales, mientras que
siones con mayor rapidez y el deseo del monarca de ejercer una autoridad sin Cobas se encargaba del gobierno de Castilla, que era claramente ahora el ám-
cortapisas por parte de los consejos fueron las causas de que el cargo de secre- bito de ejercicio ~e su cargo. Cuando Carlos V partió hacia los Países Bajos
tario viera ampliada su autoridad. Hay que mencionar a dos secretario~ a los en el otoño de 1539, Cobas 110 10 acompañó y asumió la responsabilidad espe-
que se puede calificar adecuadamente como secretarios de Estado para distin- cial de poner orden en el caos financiero, que era el principal problema en Cas-
guirlos del amplio grupo de secretarios cuyas funciones subordinadas hacía que tilla. Thmbién en 1543, cuando el emperador zarpó desde Barcelona para no
fueran poco más que meros empleados administrativos. El primero de esos se- regresar hasta 14 años después, dejó a Cobas, junto con el arzobispo Tavera
cretarios de Estado es Francisco de los Cabos. y el duque de Alba, como principales consejeros de su joven hijo Felipe, a quien
Cobas, nacido en la pobreza y la oscuridad en la pequeña ciudad andaluza había nombrado regente y Cabos desempeñó esa función hasta su muerte en
de Úbeda, y sin haber recibido educación formal, había realizado un aprendi- 1547.
zaje de 15 afias en la secretaría antes de ser nombrado secretario real en 1516, Se puede considerar a Cabos como a uno de los creadores de la burocracia
y aunque compartía sus tareas con otros secretarios, no tardó cn convertirse habsburguesa en Castilla. Fue él quien reclutó y preparó para Carlos V un gru-
en el personaje más importante del personal de la secretaría y, a raíz de las re- po de oficiales que gradualmente adquirieron un espíritu corporativo y profe-
formas de 1523, en la figura que controla.ba el nuevo Consejo de Hacienda~ sional y que consideraban a Cobas como su patrón.24 En un principio no se~
además de ser miembro y secretario de la mayor parte de los restantes consejos. leccionó al personal en cl amplio grupd de secretarios que se haBían iniciado
Todo ello le otorgaba un importante papel como coordinador.21 El ascenso de en sus tareas con los Reyes Católicos, sino 'entre sus propios protegidos, que te-
Cabos al primer plano redujo a los demás secretarios ,a un papel secundario. nían experiencia en otras ramas de la administración y ,en los que sabía que
También provocó la rivalidad con otros oficiales más antiguos, en especial con podía confiar. Así pues, una vez conseguido el control de la mayor parte de
el Gran Canciller Gattinara. Desde el regreso de Carlos V a Espaila en 1522, la administración de Castilla, comenzó a preparar hombres para la administra-
Gattinara y Cabos se enfrentaron por conseguir el control de la maquinaria ción, como su sobrino Juan Vázquez de Molina, Gonzalo Pérez, que sucedió
del gobierno. Dado que Cabos vio incrementar su influencia sobre el rey y si- al humanista Alfonso de Valdés, y Francisco de Eraso, a todos los cuales les
tuó a sus ayudantes en puestos clave de la administración, Gattinara reaccionó dio el cargo de secretarios ayudantes. Entre esos hombres no había segundones
y comenzó a reclamar la posición de jefe de toda la administración con control
tanto sobre los nombramientos como sobre los asuntos de los consejos. El em-
22. Véase H. Keniston, Francisco de los Cobos, Secretary of the Emperor Charles JI; Pius-
burgh. Pa., 1960, pp. 99-103 (hay trad. cast.: Francisco de los Cobos, Castalia, Madrid, 1980).
20. Véase Sevillano Coloro, «La cancillería de Fernando el CatólicO»). pp. 217.253. 23. Headley, The Emperor and his Chancellor, pp. 54-55, 140-141.
21. Véase infra, pp. 72-17. 24. Keniston, Francisco de los Cobos, pp. 9.12, 332~355.

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de la nobleza y, con la excepción de Gonzalo Pérez. ningún hombre culto ni' ."f., El emperador estaba al tanto de las maniobras que se desarrollaban en el
de formación universitaria. Al igual que Cobos. pertenecían a la pequeña no- Ls~node la administración para conseguir poder, influencia y riqueza. En la «lns-
bleza de ciudades pequeñas, tenían una mentalidad':y una preparación buro- úucción Secreta)) que envió a su hijo Felipe en mayo de 1543 cuando partió
cráticas y les animaba el deseo de conseguir beneficio y promoción.:La clave .,' .::'delpaís dejándolo como regente de Espafia, Carlos V realiza un agudo análisis
para la promoción no era pertenecer a la nobleza ni poseer educación, sino la l~"del faccionalismo, existente en su gobierno.26 Era consciente de las rivalidades
red de intluencias, los lazos familiares, los amigos y protectores. La actuación .~~.-queexistían entre los hombres que había dejado con su hijo como consejeros
de esos protectores no era tanto un acto de amistad personal como la forma ): en los asuntos de Estado. He aquí lo que escribió acerca del cardenal lavera
de conseguir una clientela útil y la creación de una trama de apoyos que pudie- ~;j'y del secretario Cobas: «y aunque ellos son las cabe~as del vando, todavya los
ra ayudar al patrón.2S .¡- quise juntar porque no quedássedes solo en manos del uno dellos)). También
La organización de la administración quedó más claramente definida bajo '.i,' desconfiaba de la ambición del duque de Alba, y advirtió a Felipe que no per-
la di.rección de Cobos. Desde un principio tenía a su cargo los asuntos.referen- ,'l mitiera que él ni ningún otro grande de España ocuparan un lugar importante
tes a Castilla, Portugal y las Indias, y a partir de 1530 quedaron también bajo .1( en el gobierno civil, aunque podía confiar en ellos para los cargos militares.
su responsabilidad los asuntos de [taHa. Sin embargo, se guardó mucho en no .. Thmbién aconsejó a su hijo que no dependiera de Cabos de forma exclusiva
interferir en la labor de los secretarios de la corona de Aragón. Si intervino y que se mantuviera vigilante ante su acumulación de privilegios, que el empe-
para tomar de los aragoneses el control de los asuntos de Italia fue porque creía rador consideraba ya excesivos.
que esa tarea debía corresponder a Castilla, y porque consideraba negado el Sin embargo, Carlos V sabía apreciar también al buen administrador y no
momento de poner fin a la idea de que Nápoles y Sicilia eran reinos aragoneses albergaba dudas acerca de la lealtad y eficacia de Cobos. Al final de su vida,
y no españoles. Se abstuvo de interferir también en la tarea de Granvela, que gracias sobre todo a su capacidad y experiencia, y a la confianza que el empe-
a partir de 1530 se hizo cargo del resto del imperio y de las relaciones exterio- rador había depositado en él, más que a la condición de su cargo, Cobas había
res. El secretario era la figura clave en la distribución de la correspondencia alcanzado una posición de poder e influencia y estaba al frente de una admi-
recibida, ya fuera remitiéndola directamente al monarca con un informe o de- nistración amplia y sumisa. En esa trayectoria ascendente había elevado tam-
riváúdola 'hacia el consejo correspondiente. Por tanto, todas las cuestiones lle- bién la importancia del cargo de s'ecretario y, sin dudí,l.alguna, Cobas era un
gaban al emperador después de haber sido exhaustivamente examinadas por secretario de Estado y no un simple administrativo. Por tanto, es significativo
Cabos y Jos consejos. Excepto en los asuntos de interés internacional, raramente que esta figura crucial en la administración de Carlos V no mostrara interés
leía la correspondencia personalmente y las decisiones las tomaba generalmen- hacia los grandes problemas intelectuales, políticos y religiosos de la era del
te el secretario que preparaba el documento para la firma y el despacho. De Renacimiento y la Reforma. En su correspondencia no se menciona el gran tema
esta forma se consiguió que comenzara a funcionar gradualmente la chirriante de la Iglesia y el imperio, ni aparece preocupación alguna respecto a la misión
maquinaria del gobierno por medio de consejos. imperial de su señor, a la que con tanta intensidad se entregaron Gattinara y
Sin embargo, los secretarios no podían obrar milagros. Debido a que los otros servidores de Carlos V. Cobas era un administrador español y encarnaba
intereses de Carlos V eran tan variados, y al hábito cada vez más firme de se- un punto de vista más realista y, tal vez, más representativo. De hecho, el empe-
guir su propio criterio a la hora de tomar decisiones, se acumulaban los asun- rador consideraba que Cobas había prestado sus más importantes servicios en
tos, que la maquinaria burocrática, aunque funciQnaba con laboriosidad, no el terreno de las finanzas.
podía controlar. Además, la burocracia llegó a ser un grupo de intereses y cre-
ció hasta convertirse en un auténtico parásito. Los secretarios no sólo eran im-
portantes como medio de acceso al monarca y, por tanto, objeto de.los favores Los «PERTRECHOS DE GUERRA»)
de aquellos que estaban ansioso,90de llegar hasta él, sino que además estaban
próximos a la fuente de influencias, cuya distribución podía permitirles ama- Castilla era la base financiera de la política de Carlos V. Como él mismo
sar grandes fortunas y propiedades, como ocurrió en el caso de Cabos y, asi- explicó de forma espontánea a las Cortes de Castilla en julio de 1523, conside-
raba «estos reinos como cabeza de todos los restantes» y tenía el propósito de
mismo, formar una clientela de la que cabía esperar que apoyara a su patrón.
Cobas tendió a utilizar únicamente a sus protegidos y gradualmente llegó a mo¥ utilizar sus recursos no sólo para conservar los otros que Dios le había otorga~
do sino también para conquistar otros nuevos y llevar sus fronteras aún más
nopolizar casi por completo el control de los cargos. Por otra parte, dedicaba
allá en aras del progreso de la santa fe católica.21 Ocasionalmente las Cortes
mucho tiempo a observar las tácticas y la política de sus rivales.
26, Citado en 1. M. March. Niñez y juventud de Felipe ll, Madrid, 1941~1942,2 vals.; vol.
25. José Martinez Millán, «([..aselites de poder durante el reinado de Carlos V a través de los JI, pp. 23-]9.
miembros del Consejo de Inquisición (1516-1558»), Hispania. 48, 168 (1988), pp. 103-167. 27. Merriman, The Rise o/ the .Spanish Empire, vol. m. p. 122.
72 LOS AUSTRIAS (1516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 73

de Aragón. Catalufta y Valencia le otorgaban modestos subsidios, pero como administración la responsabilidad de esa situación.29 Cobas administró el te-
hemos visto sus posibilidades eran limitadas. Los Países Bajos. consu comer- soro cuidadosamente y con honradez. y consiguió frenar a la nobleza en sus
cio, su poder naval y su industria eran una fuente más importante de rique- ~. intentos de conseguir prebendas y pensiones. El consejo elaboraba puntualmente
za y el proceso centralizador continuado por Carlos V le permitió acceder a sus estimaciones presupuestarias anuales y, aunque no siempre eran realistas
ella más eficazmente que a la de sus reinos de Aragón. Así pues, explotó de y nO consideraban el pago de la deuda como un capítl,llo de gastos, el auténtico
forma implacable los recursos financieros de sus súbditos de los Países Bajos problema residía en que las exigencias de una nueva campaña o la negociación
hasta que ya no les fue posible pagar más. Tenía, además, sus posesiones en de un préstamo importante por parte del emperador sin dar noticia de ello a
Italia y también podía recurrir a los grandes mercados financieros como Géno- los responsables del presupuesto hacían imposible realizar una estimación fia-
va, Augsburgo y A~beres. así como a banqueros internacionales como los Fug- ble. Nadie conocía mejor que Cabos la realidad de la situación financiera. La
ger y los Welser. Pero por lo que respecta a los empréstitos. consiguió cuatro principal causa de la bancarrota fueron las guerras del emperador en el exte.
veces más préstamos en Castilla que en Amberes. Al finalizar su reinado, Cas- rior, que fueron financiadas por Espada. Un motivo adicional fue la extrava-
tilla realizaba la aportación más importante y sobre tila recaía la carga de la gancia personal de Carlos V en su casa real -que absorbía una décima parte
política imperial.28 En forma gradual, y probablemente antes de 1550. los Paí- de los ingresos nacionales-, sus viajes incesantes y sus constantes-adquisicio-
ses Bajos se mostraron incapaces de soportar el peso financiero que la política nes de joyas y obras de arte. Sin paz y economía no había solución. tan sólo
imperial hacía descansar sobre ellos. Por otra parte, cada vez eran menores las una serie de expedientes desesperados que llevaron a la corona al límite de la
aportaciones de Nápoles, Milán y Sicilia. Sus dominios italianos, aunque fun- bancarrota.
damentales para la estrategia del emperador, no desempeñaban un papel im- La mayor parte de los ingresos ordinarios procedía de la alcabala, impuesto
portante en las finanzas. El mayor esfuerzo procedía de España y dentro de sobre las ventas, que en este período se convirtió en una cuota fija que pagaba
España de Castilla y, más allá de ésta, de América. El agotamiento de sus re- cada ciudad o aldea. Estos ingresos, complementados con los procedentes de
cursos europeos determinó que Carlos V dependiera cada vez más de las reme- las órdenes militares y los subsidios de las Cortes. aumentaron aproximadamente
sas de metales preciosos procedentes de las Indias españolas. Fue a partir de un 50 por 100 durante el reinado del emperador, pese a lo cual quedaban muy
los últimos años del decenio de 1520 cuando .esos tesoros comenzaron a llegar por debajo de los gastos ordinarios.3o Pero raramente -si es que lo eran al-
a España en cantidades que aumentaban con gran rapidez, pero eso no sirvió guna vez- eralllos gastos «ordinarios» y las campañas del monarca en el exte-
para relajar la carga que pesaba sobre los contribuyentes de Castilla ni para rior los que devoraban cada vez mayores cantidades de ingresos extraordina-
disminuir su aportación a las finanzas imperiales. rios. Estos se obtenían de dos fomas. Ya antes del reinado de Carlos V, la corona
En España, la situación financiera de la corona ya se había deteriorado an- había iniciado la práctica de obtener recursos extraordinarios mediante emprés-
tes de que Carlos V accediera al trono, y desde luego la rapacidad de su CÍrculo titos. Esto se realizaba mediante la venta de títulos de la deuda Guros), cuyos
borgoñón y los gastos derivados de la elección imperial y de la revuelta de los compradores obtenían el compromiso de la corona de pagar una tasa de interés
comuneros no sirvieron para mejorarla. Una de las primeras tareas que tuvo especificada. Los juros podían ser también pensiones sin que la corona hubiera
que afrontar a su regreso a España en 1522 fue la reorganización de las finan- obtenido préstamo alguno. Todos los juros, ya fueran títulos de la deuda o pen-
zas reales, y para ello decidió ~rear un nuevo consejo. el Consejo de Hacienda. siones, se asignaban a fuentes específicas de ingresos ordinarios, recibiendo el
para supervisar y controlar todos los ingresos y gastos, y para preparar un pre- tesoro tan sólo el saldo que quedaba tras haber hecho frente a esos pagos. Esta
supuesto anual. El nuevo consejo, que comenzó a actuar en febrero de 1523, práctica fue agravada por C.arlos V al asignar cada vez mayores cantidades a
era similar al que existía en los Países Bajos y con el cual el monarca estaba los ingresos ordinarios para devolver los préstamos, cada vez más numerosos,
familiarizado. Por ello, Carlos situó a su frente al conde Enrique de Nassau, que obtenía de los banqueros. Así, eran cada vez menores los ingresos directos
quien fuera el responsable de las finanzas allí. Pero, a no tardar, ese nuevo or- que permanecian en manos del rey. Por ejemplo, desde 1524 las rentas proce-
ganismo pasó a ser totalmente español, de acuerdo con la nueva política de dentes de las tres órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara, que hasta
Carlos y estuvo totalmente dominado por su secretario, Francisco de los Cobas. entonces iban a parar directamente a la corona, ~e entregaban á los Fugger,
Sin embargo, no tardó en desvanecerse el optimismo que había determina- que las habían obtenido como garantía de sus préstamos. Evidentemente, este
do la creación de ese nuevo organismo. Lejos de mejorar la situación del empe- ti.po de transacciones bancarias presentaban ciertas ventajas para el empera-
rador. de hecho Cabos presidió el derrumbamiento financiero de España du-
rante el reinado de Carlos V. aunque en ningún caso hay que atribuir a la
29. A pesar del juicio negativo de K. Brandi, The Emperor Charles V, trad. ing., Londres,
1939, p. 463.
28. Véase F. Braudel, «Les emprunts de Charles.Quint sur la place d'Anvew). en Charles. 30. Sobre las finanzas espaftolas véase la obra original y pionera de R. Carande, Carlos V
Quinl el son temps, C.N.R.S., París, 1959. pp. 191-201. y sus banqueros, Madrid. 1944-1949,2 vals.; vol. 11, Ln Hacienda Real de Castilla, Madrid, 1949.
74 LOS AUSTRIAS (1516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 75

dor, en tanto en cuanto los banqueros no sólo prestaban dinero sino que tam- .."Ratisbona a su hijo Felipe, a la sazón regente de Espafta, comunicándole que
bién lo transferían al exterior. Esas transferencias de créditos y su pago donde "había decidido luchar contra los príncipes protestantes de Alemania. Para ello
se necesitaban, en Alemania, Italid o los Países Bajos, eran rápidas y seguras, ..necesitaría grandes cantidades de dinero, y Cobos tenía que solicitar préstamos
en tanto que el transporte de numefario desde España era lento e inseguro. Los ~ a los agentes de los banqueros alemanes e italianos en Espafta. Pero a Cobos
problemas comenzaron cuando se generalizaron esas prácticas más allá de los , le resultó casi imposible obtener es~s créditos, ya que la mayor parte de los in-
recursos reales de la corona. :jI. gresos de la corona ya habían sido vendidos o empeñados hasla finales de 1549,
No obstante, estaban también los ingresos procedentes de las Indias: ingre- 'o:t:-:, e incluso para una parte de 1550; una parte de los ingresos de las Indias ya esta-
sos de impuestos, monopolios, el tributo que pagaban los indios y el quinto .~} ban comprometidos y no había siquiera dinero suficiente para pagar el interés
real, que era el porcentaje que cor~espondía a la corona de todas las extraccio- de los pré~tainos en vigor. Cabos no pudo sino sugerir al emperador que fir-
nes de metales. Los ingresos ameritanos del emperador, que aumentaron verti- mara la paz y aconsejó a su seftor que
ginosamente desde 1529, alcanzaron un promedio de 252.000 ducados anuales
entre 1534 y 1543.31 Pero tras los disturbios ocurridos en Perú, las remesas de no olvide la importancia de encontrar un remedio y descanso para estos reinos,
metales preciosos descendieron a unos 118.000 ducados anuales entre 1544 y a causa de su extrema necesidad, pues de lo contrario no podía dejar de haber
1550. Sin embargo, incluso teniendo en cuenta las fluctuaciones, es posible exa- inconvenientes, ya que el aprieto es tan público que no sólo lo conccen los natu~
rales del reino, negándose a intervenir en ninguna transacción financiera, sino
gerar las cantidades obtenidas por el monarca en América. El total de las im-
aun los extranjeros ... hacen lo mismo, pues conocen que no hay de qué pa-
portaciones públicas de América en el período 1503-1560 es de 12,6 millones garles.33
de- ducados, un promedio anual de unos 220.000 ducados. Los ingresos ordina-
rios de la corona en España durante ese período se estimaban en algo más de Pero la paz fue la única solución que Carlos V no contempló y, dadas las cir-
l millón de ducados anuales, sin tener en cuenta las cargas prioritarias que pe- cunstancias, Cobas y el Consejo de Hacienda recurrieron. contra sus propias
saban sobre esos ingresos y que conforme avanzaba el reinado absorbían todos convicciones, a un último recurso desesperado, la confiscación de todas las re-
los ingresos normales e incluso más. En consecuencia, los ingresos procedentes mesas:de las Indias y de todo el numerario en España, para enviarlo al empera-
de América no constituían un porcentaje importante de las rentas totales del dor. Esto financió la victoria de Carlos V sobre los protestantes alemanes en
emperador y, desde luego, no guardaban proporción alguna con sus gastos. Por Mühlberg, pero dejó terribles secuelas en la economía española, especialmente
poner sólo uno de los numerosos ejemplos, la desastrosa campaña contra Metz para el comercio de las Indias. En teoría, el tesoro confiscado era un préstamo
en 1552 entraftó un coste de más de 2 millones de ducados. Cuando hablamos reembolsable pero su devolución era sumamente problemática y la operación
de gastos de esta magnitud, no pueden impresionarnos las cantidades que ob- impedía el comercio legítimo y estimulaba el fraude. En marzo de 1557, el pro-
tenía en América cada año, ni siquiera durante el quinquenio 1551-1555,en el pio emperador se quejaba de que sus oficiales de Sevilla habían permitido que
que las remesas fueron más importantes, antes dc producirse un nuevo descen- quedara sin registrar un 90 por 100 de una remesa de metales preciosos.
SO.32 Pese a todo, esos ingresos podían tener una enorme importancia ya que El golpe definitivo fue asestado tras la reanudación de las hostilidades con
servían para pagada alimentación, el equipamiento y las soldadas de sus tur- Francia en 1551. Para hacer frente al problema francés en 1552 Carlos recurrió
bulentos ejércitos, permitiéndoles tomar la iniciativa contra sus enemigos. a un empréstito de más de 4 millones de ducados; sólo la campaña de Metz
Cabe situar en los años de 1540 el inicio de las dificultades financieras gra- costó 2,5 millones y recibió un préstamo de 2,5 millones cada uno de los años
ves -por oposición a las dificultades normales- de la corona. Tras la cam- siguientes. Las remesas de metales preciosos procedentes de las Indias supera-
paña de Argel de 1542, las de Francia de 1543-.1544 y en el imperio en 1546- ron los 2 millones de ducados en 1552-1553, pero la política exterior del empe-
1547, la situación.se deterioró de 'tal forma que durante el resto del reinado los rador continuó siendo tan costosa que en septiembre de 1554 se calculó el défi-
ingresos ordinarios estaban siempre totalmente gastados con varios años de an- cit para el año en curso en más de 4,3 millones de ducados, incluso después
telación. Además, los gastos eran varias veces superiores a los ingreªos extraor- de haber empeñado y gastado todos los ingresos de ,los seis anos siguientes.
dinarios, porque esas grandes operaciones militares coincidieron, entre 1542 y Las condiciones de los préstamos concedidos al monarca espaftol empeoraron
1547, con el descenso de las re[,Ilesasamericanas. La crisis se puede ilustrar con rápidamente porque a los banqueros les era cada vez más difícil conseguir su
un ejemplo tomado de ese período. En abril de 1546 el emperador escribió desde devolución. Cuando podía obtenerlos, la corona tenía que pagar el 43 por 100
de interés o más.34 Algunos acreedores se sentían obligados a continuar pres-
31. E. J. Hamilton, American Treasure and (he Price Revolution in Spain. 150/*1650, Cam*
tando por temor a perderlo todo si se negaban. Por esa razón, Carlos V no
bridge, Mass., 1934. pp. 32-45 (hay trad. cast.: El tesoro americano, Ariel, Barcelona, 1983).
31. En el período 1551~15S5las remesas se situaron en un promedio de 1,2 millones de duca~ 33. Keniston, Francisco de los Cobas, p. 302.
dos anuales, para descender a la mitad de esa cifra en el quinquenio siguiente. Véase ibid., pp. 34-35. 34. Carande, Carlos V y sus banqueros. vol. l, La vida ~conómica de España, p. 208.
76 LOS AUSTRIAS 0516-1598) CARLOS I DE ESPAÑA 77
'A
deseaba decretar la suspensión total de pagos y en lugar de ello recurrió al ex- aconsejaba una Yotra vez la paz, «que podamos tener un respiro». Incluso el
,'it-~,

pediente de reducir unilateralmente los pagos a sus ac:eedores. Todo lo que que- ..,almirante de Castilla escribió en 1531: "La prolongada ausencia de Su Majes-
daba eran las remesas de metales preciosos de las IndIas. Aunque una gran par- tad de sus reinos españoles, aunque quizás indispensable para la seguridad de
te de esas cantidades ya habían sido gastadas y se .debían a los acreedore.s, en la Cristiandad en peligro y el ade,lantamiento de su~ propios puntos de vista.
1557 la corona se negaba incluso a entregar esas sumas porque las necesItaba es algo a lo que a-vuestros súbditos españoles cuesta acostumhrarse)).)(i Sin em-
de forma inmediata para la guerra contra Francia. Así fue cómo los ejércitos 1 bargo, «la seguridad de la Cristiandad en peligro)) exigía la presencia del empe-
de Felipe Il en los Países Bajos pudieron pasar a la ofensiva y ganar la batalla rador en Alemania y en este punto sus súbditos mostraron hacia él una cierta
de San Quintín en agosto de 1557, pero ese esf~erzo agotó sus re~ursos y le comprensión, porque el luteranismo era odiado en España.
obligó a poner fin a la política de su padre. Parallza~o .por la ca~encIa.de dme-
ro y ante la imposibilidad de obtener nuevos emprestItos, se VIO obligado en
1559 a firmar una paz con Francia largamente demorada. La~ fin~Ilzas fuer~n REFORMADORES y HUMANISTAS
la clave de una gran parte de la política de Carlos V y de la hlstona de Espana
durante su reinado. Sin embargo, no hay que interpretar entusiasmo por la c~usa La Contrarreforma, aunque fue acelerada por el desafío cada vez más grave
de los Habsburgo la ausencia de acontecimientos políticos en Espa.ñ~ ~ el Silen- que planteó el protestantismo, tenía sus raíces en un movimiento de reforma
cio de sus súbditos a partir de 1522. La sociedad espaflola estaba dWldIda entre en el seno de la Iglesia católica que fue anterior a la revuelta de Lutero. El ca-
una aristocracia numerosa Yprivilegiada, que actuaba como aliada de la coro- mino a seguir fue indicado por España. Aun antes de que los esfuerzos de Con-
na, y el resto de la población, espectadores pasivos y contribu~entes forzosos. tarini, Giberti, Caraffa y otros reformadores de primera hora dieran sus frutos
No se trataba de una lucha de clases: ambos grupos no eran nI mucho menos y dejaran sentir su impacto en Roma, la Iglesia española ya había comenzado
homogéneos. Era más bien el enfrentamiento de una serie de grupos ~e intere- a hacer inventario de su situación y a poner su casa en orden. De la misma
ses que trataban de dejar oír su voz y de obtener una recompensa: eh.tes urba- manera que la Reforma fue algo más que un ataque contra los abusos del clero,
nas artesanos comerciantes de Sevilla. campesinos castellanos y contnbuyentes también la reforma católica, en España y en otros lugares, estuvo acompañada
en ¡odas part~s. Castilla, dividida e indefensa, no esta~a en situación de ~~o- de un renacimiento intelectual y espiritual que fue más allá de una mera co-
nerse a la creación de una superestructura que monopolIzaba el control polItIco rrección de los defectos existentes. En España «basta decir que la reforma se
y dictaba su destino: la monarquía Habsburgo, la aristocracia, el alto clero, el pedía por todos los buenos y doctos; que la reforma empezó en tiempo de los
ejército y un sector de los intelectuales. Estos grupos a~oyaron las ~ndes empre- Reyes Católicos y continuó en todo .el siglo, XVI;que a ella contribuyó en gran
sas que emprendieron Carlos V y sus sucesores, y ~udl.eron benefi~Iarse ~e ellas. manera la severísima Inquisición, pero que la gloria principal debe recaer en
Eran numerosos. sin embargo, los signos que mdlcaban la eXistencia de un la magnánima Isabel y en Fr. Francisco Jiménez de Cisneros)).37Cisneros, con-
divorcio entre el pueblo castellano y su clase gobernante. Es cierto que el empe- fesor de la reina Isabel desde 1492. provincial de los franciscanos en Casti-
rador y algunos de sus consejeros podían proclamar elideal de un gran impe. lla, arzobispo de Toledo y primado de España desde 1495, inquisidor general
rio cristiano cuyo centro era' España y que se extendería sobre los dos hemisfe-
desde 1507 y regente del reino en dos ocasiones, dominó la vida religiosa de
rios, que hombres de letras como Alfonso de Val~és y ~ray A.ntonio de Gucvara España durante los veinte años anteriores al inicio de la Reforma.38 Tras renun-
podían aportar una justificación intelectual al Ideal ~mpenal, y q~~,la lucha
ciar, con cierta renuencia, a la vida de retiro, no tardó en convertirse en un hom-
contra el protestantismo y el Thrco podía ser presentada como la mlSlOn supre-
bre de poder e influencia, implacable con quienes se le enfrentaban e inflexible
ma de España y de su imperio. Pero' cuando el sentir popular conseguía hacer-
se oír, ya fuera en un impulso colectivo como el de los comuneros o. en los es-
en la consecución de sus objetivos. Como obispo era un
auténtico pastor. Aparte
de dar ejemplo en su persona y en su casa, intentó reformar su diócesis. ata-
critos de los cronistas, en las protestas de las Cortes, en los consejOS de sus
cando el concubinato eclesiástico e intentando dar contenido a la expresión «cura
administradores españoles o en la oposición latente al hijo y heredero de Car-
los V en los años 1550, se hada evidente que las preocupaciones urgentes de de almas)), amonestando a su clero para que residiera en sus parroquias, predi-
cara el Evangelio a sus feligreses todos los domingos y enseñara la doctrina cris-
los españoles estaban más próximas a su patria, eran más nacionales en sus
objetivos y m~s económicas en su coste: la seguridad de Navarr~ y d~ las bases tiana a los niflos. Ese programa de actuación del clero secular alcanzó tan sólo
del norte de Africa, la lucha contra los turcos, pero en el Medlterr~neo y no un éxito limitado a pesar de que fue continuado por otros prelados posteriores.
en el Danubio, la defensa de las costas españolas y la paz con FranCia y otros
países cristianos.)~ Francisco de los Cabos, secretario del emperador español, 36. Merriman, The Rise 01 the Spanish Empire. vol. III, p. 122.
37. M. Menéndez Pclayo, Historia de los hetemdoxosespailoles. Santander. 1946-1948,8 vol~.•
vol. III, p. 32. ,r"

35. Vease J. Carrera Pujal. Historia de la economia espaflola. Barcelona, .1943-1947. 5 vals.; 38. Vease M. Bataillon. Érasme el I'Espagne, París, 1937. pp. 1-75 (hay trad. cast.: Erasmo
vol. 1, pp. 101-203. y España, Fondo de 'Cultura Económica, Madrid, 19913).
78 LOS AUSTRIAS (1516-1598) CARlOS 1 DE ESPAÑA 79

En España, como en otras partes de la cristiandad, seguían existiendo sacerdo~ sólo por sus estudios teológicos y canónicos, sino también por la promoción
tes inmorales y mundanos, y entre el episcopado la dignidad era más valorada, de las humanidades, las lenguas y la medicina. Cisneros sentó también las ba-
la
muchas veces, que austeridad. Cisneros. cuya práctica de la pobreza y peni- ses de una buena biblioteca universitaria, enriquecida con numerosas obras cien-
tencia franciscanas en su condición :de arzobispo de Toledo era notoria, tuvo tíficas árabes que se habían salvado de la quema de literatura árabe en Grana-
que escuchar los reproches del papa Alejandro VI por no mantener una ade- da, que él mismo había ordenado, así como del saqueo de Orán. En Alcalá
cuada dignidad episcopal. En general, el clero secular no estaba a la altura de funcionaba una imprenta desde 1494, pero también en.este aspecto fue decisiva
la misión que le estaba encomendada. Ésta es una de las razones del ,progreso la influencia de Cisneros, pues fue él quien llamó a la ciudad universitaria al
de las órdenes religiosas. especialmente de los mendicantes, que se convirtieron distinguido impresor Arnaldo Guillermo de Brocar y quien le encargó los tra-
en una elite espiritual, siendo considerados por los laicos como los auténticos bajos más importantes, entre ellos la impresión de textos espirituales para la
representantes del ideal cristiano. También en ese sector eran necesarias las re- formación cristiana del clero y de la población laica y, sobre todo, de la Biblia
formas, pero las perspectivas eran más favorables y la resistencia menos obsti- Políglota. La dedicación del humanismo cristiano al servicio del movimiento
nada. Cisneros, contando con el apoyo de la corona y la sanción de Roma, co- reformista español se hizo especialmente patente en el desarrollo de los estu-
menzó a elevar el nivel de las casas religiosas, con. algunas dificultades en el dios bíblicos que alcanzaron su punto culminante en. España antes de que Lu-
caso de los benedictinos, pero con mayor éxito entre sus compañeros francisca- tero y los reformadores protestantes comenzaran a reclamar para sí la exclusivi-
nos, donde sus métodos consistieron en dar preeminencia a los observantes en dad de la Biblia. A fin de otorgar a los estudios sagrados una base firme en
lugar de a los conventuales. Los dominicos ya habían iniciado un programa las fuentes de la revelación, Cisneros organizó una edición crítica de la Biblia
de reforma basado en la observancia más estricta de las normas de la orden, mediante el cotejo de diversos textos. Para ello coleccionó manuscritos, consi-
y acompañado de un renacimiento educativo y teológico que se reflejó en la guió el oportuno permiso para que sus colaboradores consultaran los CÓdices
fundación del colegio de San Gregorio en Valladolid en 1496 y de la universi- de la Biblioteca del Vaticano y reunió en Alcalá a un grupo de eruditos españo-
dad de Ávila en 1504.39 Gracias a esos esfuerzos el nivel de las órdenes monás- les y extranjeros. A una serie de judíos conversos como Alfonso de zamora,
ticas en España -y el número de sus miembros- era superior al del resto de Pablo Coronel y Alfonso de Alcalá les encomendó la tarea de cotejar los textos
Europa, y no es una simple coincidencia que en los reinados de Carlos V y Feli- hebreo y caldeo, y de establecer una versión correcta, mientras que el cretense
pe II fueran sus misioneros los que llevaron la fe cristiana hacia las nuevas Demetrio Ducas y españoles como Hernán Núñez, Juan de Vergara, Diego 1..6-
fronteras. pez de Estúiliga y AnIonio de Nebrija trabajaban en el texto griego. El resulta-
Cisneros no sólo era un hombre lleno de celo, sino también clarividente y do fue la Biblia Políglota, cinco de cuyos volúmenes contenían el Antiguo y
él fue el principal inspirador de la idea de que la nueva cultura se situara al Nuevo Testamento impresos en las lenguas originales y la Vulgata latina en co-
servicio de la Iglesia. La fusión de sus intereses religiosos y culturales, junto lumnas paralelas, mientras que el sexto volumen se dedicaba al vocabulario y
con la oportunidad que proporcionaban los inmensos ingresos de la sede de la gramática. La obra -un gran trabajo, tanto desde el punto de vista de la
Toledo, determinaron la fundación de la universidad de Alcalá, que comenzó impresión como de la erudición- quedó terminada en 1517, aunque de hecho
Cisneros en 1498 y que se inauguró diez años después. Se pretendía que esta no se publicó hasta 1522. Si el trabajo erudito no era impecable, lo cierto es
institución ofreciera una preparación eclesiástica completa -elemental, inter- que había comportado una labor investigadora mucho más intensa que el Nue-
media y avanzada-, y que de ella surgiera una elite clerical para ocupar los vo Testamento -anterior y de mayor difusión- de Erasmo, que poseía un co-
cargos de la Iglesia española. Los estatutos que dio a la universidad seguían nocimiento imperfecto del griego y que realizó su trabajo con un material ma-
el modelo de los de la de París y muchos de los profesores, como Pedro de Ler- nuscrito insuficiente.41
ma, primer rector de Alcalá, habían estudiado en la Sorbona. Pero fue la fa- El renacimiento religioso impulsado por Cisneros~ reforzado por hombres
cultad de teología la que distinguió a Alcalá de las restantes universidades es- Como Hernando de Talavera, arzobispo de Granada, y continuado más avan-
pañolas. Al crear cátedras no sólo de teología tomista, sino también escotista zado el siglo XVI por reformadores como san Pedro de Alcántara santa Teresa
y nominalista, Cisneros reforzó los estudios teológicos en España y les dio un de Ávila y san Juan de la Cruz, produjo resultados profundos y ~ermanentes.
nuevo estatus.-40La nueva universidad creció rápidamente, y lo que había co- Permitió el perfeccionamiento de las órdenes monásticas y del alto clero en Es-
menzado como una especie de seminario pronto emuló a Salamanca y se con- paña hasta tal punto que en los años cruciales de la Reforma la jeraraquía reli-
virtió en uno de los centros culturales- más brillantes de Europa, destacado no giosa española pudo desempeñar un papel de primera magnitud en los conci-
lios eclesiásticos, en especial en el Concilio de Trento. Al mismo tiempo, la
revitalización teológica impulsada por los dominicos de la escuela de Salaman-
39. Sobre la reforma de los dominicos véase V. Beltrán de Heredia, Historia de la reforma
de la Provincia de España, 145{J..1550,Roma. 1939.
40. Bataillon, Érasme et l'Espagne, pp. 17-18. 41. Véase una .:ritica de la Biblia Políglota en ibid., pp. 43-46.
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LOS AUSTRlAS (1516.1598) CARLOS t DE ESPAÑA 81


80
~.f.
,ro
ca como Francisco de Vitoria (1480-1546),Melchor Cano (1509-1560)y Domingo ~:noS y absolutistas eran el blanco de una crítica cada vez más generalizada. Quie-
de Soto (1494-1560) e intensificada por la recientemente creada Compañia de nes se oponían a la Inquisición dirigieron sus ojos esperanzados al nuevo mo-
l';t-

Jesús. permitió a los teólogos españoles no sólo exponer la doctrina catóticá "l. narca, Carlos V, y dl;lrante un tiempo el destino de la institución estuvo pen-
en el gran debate contemporáneo con el protestantismo sino también realizar diente de un hilo. El joven rey, de quien se sabia que se oponía a los métodos
importantes contribuciones a los problemas del imperio, las relaciones entre del tribunal de acusación secreta y confiscación de las propiedades, fue instado
razas distintas y el derecho internacional, que se plantearon como consecuen- a reducir sus poderes y sus funciones. Pero por lo que respecta a Carlos V, la
cia de la singularísima posición de España en el mundo. De manera más inme- postura contra la Inquisición perdió toda su fuerza cuando los críticos de la
diata, el hecho de que la Iglesia espafiola ya hubiera emprendido su propia re- corona de Aragón recurrieron a Roma para reforzar su postura. El emperador
forma privó al protestantismo de una gran parte de los argumentos reformistas rechazó con ~gual fuerza que sus antecesores la intervención papal. especial-
que utilizaba en el norte y centro de Europa, y contribuyó a que España estu- mente porque amenazaba cpn poner fin al control que la corona ejercía sobre
viera menos expuesta que otros países a ]a propaganda protestante. Por otra el tribunal. y por esa razón abandonó el proyecto de reforma de la Inquisición
parte, la reforma española se había iniciado bajo los auspicios de la monarquía y silenció a sus enemigos. A partir de 1523 no había dudas de que la Inquisi-
y con independencia de Roma, a cuyo renacimiento religioso se anticipó en mu- ción española había sobrevivido a la crisis con el apoyo de la monarquía y con-
chos años. Esto contribuyó a potenciar el poder. de la corona en los asuntos servaba intacto todo su poder. Ciertamente, ahora podía apuntar hacia nuevos
eclesiásticos, alimentó las suspicacias españolas respecto de Roma y tuvo re- objetivos: no sólo continuó su incansable persecución del judaísmo, sino que
42
percusiones duraderas sobre las relaciones entre España y el papado. Fue un en la era de Lutero dirigió cada vez más su atención a dos grupos •.los iluminis-
augurio interesante que, antes de que Lutero protestara contra la predicación tas y los erasmistas.
de indulgencias, el cardenal Cisneros la hubiera prohibido en España, no por La secta de los iluministas, o alumbrados, era de origen exclusivamente es-
motivos doctrinales sino porque pensaba que existían necesidades más urgen- pañol, como lo revela tal vez su peculiar ,carácter místico. Surgida con indepen-
tes que la reconstrucción deja basílica de San Pedro en Roma. Las autoridades dencia del protestantismo, existía ya en 1512 en Guadalajara y Salamanca, y
eclesiásticas españolas consideraban poder garantizar la ortodoxia sin la inter- comenzó a existir entre un grupo de franciscanos, algunos de los cuales eran
vención de Roma; Sin embargo, el renacimiento espiritual que impulsaron en conversos de ascendencia judía.44 El iluminismo era una aberración del misti-
los inicios del siglo xV] pronto produjo nuevos brotes que comenzaron a mirar cismo. Su credo (;onsistía en la sumisión de la voluntad a Dios y en la .capaci-
con desconfianza y tuvo una serie de efectos no deseados. El interés que des- dad -o supuesta capacidad- de establecer comunicación personal con la esen.
pertaba la vida religiosa determinó un aumento incesante del clero, tanto regu- cia divina por medio del éxtasis, considerando que en tales ocasiones no podían
lar como secular, una gran parte del cual vivía en condiciones de miseria al cometer pecado, lo cual los llevaba frecuentemente a determinar la inutilidad
margen de la religió..ny evadiendo el control eclesiástico. Además, las tenden- de las buenas obras. Algunos de sus practicantes encontraron en estas doctri-
cias evangélicas que inspiraron los movimientos de reforma de los franciscanos nas un pretexto adecuado para dar rienda suelta a sus pasiones sexuales, y no
y dominicos, en especial el enorme crecimiento de los observantes francisca- es una mera coincidencia que uno de los cabecillas no oficiales del movimiento
nos, permitió la incorporación de numerosos individuos poco fiables cuyo en- fuera la enamoradiza Francisca Hernández, «de quien los hombres hablaban
tusiasmo los inclinaba hacia las exageraciones del iluminismo y, según opina- con fanática veneración y las mujeres Con no tanto respeto».45 Otros simple-
ban algunos, incluso hacia el protestantismo. Al mismo tiempo, el castigo de mente se presentaban como santos y profetas, muchas veces con fortuna, con-
los desórdenes monásticos por parte de Cisneros sancionó de alguna forma los siguiendo la protección de la nobleza. A comienzos del decenio de 1520 se des-
aiaques contra el clero regular en general, siendo éste uno de los rasgos del éxi- cubrió en Toledo un floreciente grupo de iluministas, formado en su gran mayoría
por monjas y frailes. La Inquisición no encontró dificultades para erradicarlo,
to de Erasmo en España.
El instrumento para hacer frente a la heterodoxia, real o potencial, era la y mediante un edicto del 23 de septiembre de 1525 condenó la doctrina del ilu-
Inquisición.43 Entre 1510 y 1520 aproximadamente. el prestigio de la institución minismo. A partir de entonces el movimiento tuvo escasa importancia, pero
se situó en el punto más bajo desde su establecimiento. Su campaña implaca- la Inquisición mantuvo siempre una estrecha vigilancia sobre los sospechosos
ble contra los cristianos nuevos había aplastado cualquier posible amenaza para de pertenecer a él, de manera que todo aquel que estuviera animado de entu-
la ortodoxia procedente de esa dirección, y había quitado fuerza a una de las siasmo religioso era un probable sospechoso. Así, Ignacio de Loyola, el futuro
principales justificaciones de su existencia, en tanto que sus métodos arbitra-
~. Bataillon, Erasme el I'Espagne, pp. 65.75, 179-242; Kamel1, Inquisition and Society in
Spam, pp. 67-68; Haliczer, lnquisilion and Society in 'he Kingdom o/ Valencia, pp. 276-217.
42. Véase in/ro, pp_ 316-3~8.
45. A. Selke, «Algunos datos nuevos sobre los primeros alumbrados)), Bulletin Hispanique,
43. Véase supra, pp. 32-38; sobre el movimiento para reducir el poder de la Inquisición ~.éase
LXIV (19l2), pp. 12l.152.
lea, A History al the lnquisition o/ Spain, vol. 1, pp_ 216-223.
LOS AUSTRIAS (1516-1598)
CARLOS I DE ESPAÑA 83
82 ~"
..

fundador de la Compañía de Jesús, fue encarcelado en 1527 e interrogado en


'"-~,,;ble a la introducciónde sus escritos. En 1516,tras la publicación de su versÍón
del Nuevo Testamento, el propio Erasmo fue invitado a Espafta por el cardenal
tres ocasiones como sospechoso de inclinaciones iluministas.
Cisoeros, aunque "finalmente la visita no se llevó a efecto.49 Al mismo tiempo,
Aunque el iluminismo español precedió a la revuelta luterana, muchas de
el ataque contra los abusos monásticos iniciado por los reformadores españo-
sus doctrinas -como la inutilidad de las obras externas- eran similares a las
les, aunque tenía un contenido más positivo que la ridiculización de las órde-
del reformador alemán y, de hecho, 'este movimiento preparó el camino para
nes religiosas realizada por Erasmo, posibilitó un nuevo punto de contacto. Eras-
la iIÍtroducción del protestantismo en España." En 1520 se publicó en Flan-
mo, que defendía la necesidad de una reforma general de la Iglesia, convertía
des una traducción española del comentario de Lutero a la Epístola a los gála-
en objeto de sus sátiras a todo aquel que consideraba responsable de corrup-
tas, a la que siguió la de su obra Libertad. del cristiano. Poco era lo que se sabía
ción, instando al retorno a la sencillez de los tiempos apostólicos. En las etapas
en este momento en España sobre Lutero más allá de un rumor general sobre
iniciales de la ruptura de Lutero con Roma se negó a tomar partido y aconsejó
un «hereje que se ha levantado en Alemania». Pero alentado por Roma, el in-
moderación a ambas partes. Desde su punto de vista, la Iglesia tenía que refor-
quisidor general Adriano publicó el 7 de septiembre de 1521 el primer decreto
marse antes de comenzar a condenar otras doctrinas. Sin embargo, en 1521sus
contra libros luteranos en España. A partir de entonces las autoridades ec1e-.
principios 10 oblig~ron a enfrentarse a Lutero sobre la cuestión del libre ~lb~-
siásticas mantuvieron una estricta vigilancia contra la penetración de literatura
dría y a partir de entonces en España quedaron disipadas las dudas que exis-
y misioneros luteranos, especialmente en los puertos del norte, aunque no con-
tían respecto a su ortodoxia. Poco importaba a los españoles que en Roma hu-
siguieron un éxito total. Un decenio después de iniciada la rebelión luterana,
biera reservas sobre sus doctrinas, por cuanto la política de Clemente VII
nuevos nombres, desconocidos para la mayor parte de los espafioles, se habían
despertaba suspicacias en España y era hostil a Carlos V. Lo cierto es que las
añadido a la lista de reformadores protestantes Y sus escritos se difundían por
opiniones de Erasmo fueron bien recibidas por aquellos que ambicionaban la
España sin c.ortapisas. Los propios inquisidores no siempre estaban seguros res-
concordia cristiana y deseaban alcanzarla bajo los auspicios del emperador más
pecto a cuáles eran.sus objetivos, Ysu incapacidad para identificar las doctri-
que del papa. so En la corte de Carlos V había influyentes partidarios de Eras-
nas heréticas con un mínimo atisbo de seguridad explica en parte la torpeza
mo, entre los que se incluía el secretario del emperador, el latinÍsta Alfonso de
de sus métodos y la virulencia de sus acusaciones. Los juicios aislados de su-
Valdés. Desde 1522 la corte se hallaba en España y, por tanto, los erasmistas
puestos luteranos que se celebraron en los años 1520 y 1530 no revelaron la exis-
españoles ocupaban una posición estratégica para promocionar y proteger los
tencia de una herejía organizada en España, pero demostraron más allá de toda
escritos de su maestro. En la universidad de Alcalá los seguidores de Erasmo
duda cuán fácil era utilizar la Inquisición como medio de ejercer una venganza
eran más numerosos aún que en la corte, mientras que Juan de Vergara, que
personal y hasta qué punto un numeroso sector de la sociedad laica española
había trabajado en la Biblia Políglota, colaboró en e'lapoyo del erasmÍsmo con
ignoraba las doctrinas católicas más elementales. En diversos lugares se señala-
el prestigio de su erudición y la influencia de su posición como secretario del
ban coma víctimas a algunos españoles y extranjeros. En 1523 el tribunal de
arzobispo Fonseca. Esto tenía gran importancia. Los dos cargos eclesiásticos
la Inquisición de Mallorca ejecutó a un tal Gonsalvo el Pintor como sospecho-
más importantes de España estaban ocupados por entusiastas de Erasmo. Uno
so de luteranismo.47 En 1524 un alemán llamado Blay Esteve fue condenado
de ellos, Alfonso de Fonseca, arzobispo de Toledo, le concedió una pensión
como luterano por el tribunal de Valencia y en 1528 un individuo de nombre
de 200 ducados de oro mientras trabajaba en la edición de las obras de San
Carne lis, pintor de Gante, fue encontrado culpable de luteranismo por el mis-
Ag~stín, y Alfonso Manrique, arzobispo de Toledo e inquisidor general, lo pro-
mo tribunal y sentenciado a cadena perpetua. Ese mismo año el tribunal de
tegIó cuando Edward Lee, embajadnr de Enrique VI1I en España, inducia a
Toledo comenzó el juicio contra Diego de Uceda, sobre el que pesaba la acusa-
los franciscanos a que lo acusaran de herejía.
ción de luteranismo. Este caso es singular entre los primeros procesos, en parte
Entre 1522 y 1525 se produjo el triunfo del movimiento erasmista en Espa-
porque es el primer caso de luteranismo juzgado en Toledo y tambiéJ?-porque
ña. Acogidos con entusiasmo por los humanistas y con la aprobación de Fon-
Uceda no era luterano, sino seguidor entusiasta de las enseñanzas de Erasmo ..;8
seca y Manrique, muchos de sus escritos se publicaron en traducciones españo-
La difusión de las doctrinas de Erasmo inició una nueva fase en el renaci-
l~.sl El propio Erasmo, que en un principio desconfiaba del clima de opinión
miento español. Hasta cierto punto el terreno estaba ya abonado. La estima
exIstente al otro lado de los Pirineos, no tardó en ser consciente de la populari-
de que gozaba la erudición en España propiciaba un clima intelectual favora-

46. Sobre los iniciós del protestantismo en España véase J. E. Looghtrrst, «Luther in Spain: 49. Batail!on, Érasme et I'Espagne, pp. 77.78.
152Q..154011. Proceedings o/ the American Philosophical Society, cm (1959), pp. 66-73. . 50. Véase in/ro, ~p. 88-89; sobre la relación entre el erasmismo, la tradición hebrea y el ilumi-
47. Como sei'1a1aLea, A History o/ the lnquisition o/ Spain, vol. 11I, p. 413. es dificil dar nismo véase E. Asenslo. «El erasmismo y las comentes espirituales afines)), Revista de Filologla
crédito a una acusación de estas caracteristicas en esa fecha. XXXVI (t952), pp. 31-99. '
48. Véa~e J. E. Longhurst, Luther and the Spanish lnquisition.' (he case o/ Diego de Uceda, 51. Bataillon, Érasme el I"Espagne, pp. 172-177,253-257.
1528-J529, Albuquerque, 1953.
84 LOS AUSTRlAS (1516-1598) CARLOS 1 DE ESPAÑA 85

dad de que allí gozaba y expresó su gratitud por ello: «debo más a España que ,{fiola,consciente del progreso del protestantismo en otros países, comenzó a mos-
a mi propio país o a otro cualquiera». Sin embargo también tenía enemigos. -~trarsecada vez más sensible a las críticas y menos capaz de tolerar la disensión,
En España, así como en otros lugares, continuaba con toda virulencia la con- ii:;-aunquefuera ortodoxa. La Inquisición, actuando sobre la base de una inter-
troversia sobre su ortodoxia y la tensión aumentó a medida que se radicalizó ,'-pretación muy amplia de la herejía, reanudó su campaña con creciente energía
el enfrentamiento religioso en Alemania. Las órdenes monásticas, que eran el ) y súbitamente derribó las defensas de los humanistas, tanto en la corte como
blanco principal de los ataques de Erasmo, lanzaron su ofensiva y lo acusaron ..en las universidades.~6 En junio de 1529 Carlos V partió de España hacia lta-
de herejía, especialmente después de que apareciera una traducción española '.."lia, llevando consigo a muchos de los cortesanos erasmistas influyentes. En"di-
del Enchiridion -con una dedicatoria a Manrique- en 1527. Para dar mayor i' ciembrc de ese mismo año el inquisidor general Manrique, que era todavía un
fuerza a sus ataques consiguieron el apoyo de la Inquisición, en la que sólo : firme defensor de Erasmo. fue expulsado de la 'corte por contrariar a la empe-
algunos de sus componentes eran tan liberales como el inquisidor general y en rd.triza propósito de un asunto matrimonial sin importancia. Cuando Carlos V
la que algunos de los oficiales eran también frailes. Para resolver la cuestión regresó a España en 1533 la Inquisición ya había conseguido asociar, a los ojos
de la ortodoxia de Erasmo. Manrique convocó en Valladolid, en 1527, una asam- de la opinión pública, las enseñanzas de Erasmo con las herejías de Lutero y
blea de 32 teólogos para examinar una lista de proposiciones de Erasmo Y.dado los principales erasmistas españoles se hallaban en prisión, acusados de proto-
que, transcurridas seis semanas de discusiones fue imposible llegar a un punto luteranos, o habían huido del país. Juan de Vergara, hombre de vasta cultura
de acuerdo, prohibió los ataques contra el erudito, decisión que un breve papal y conocimientos y cristiano nuevo -hecho siempre significativo para" la
intentó modificar exculpando tan sólo sus críticas hacia Lutero. ~2 Por indica- Inquisición- fue encarcelado ,en 1533, a pesar de los esfuerzos que desplegó
ción de Alfonso de Valdés, Carlos V envió a Erasmo una carta amistosa en la para evitarlo su protector, el arzobispo Fonseca. El procedimiento que se si-
que le comunicaba que no debía temer una decisión desfavorable para él Yen guió contra Vergara era característico de la Inquisición y muy eficaz: se le ca-
la que expresaba su convicción personal respecto a su piedad. ~l lumnió con acusaciones de luteranismo, iluminismo y erasnüsmo, presentando
Durante los dos años siguientes, mientras se multiplicaban en España las las tres acusaciones como parte de una misma herejía.
traducciones de las obras de Erasmo, que alcanzaron entre los sectores más cul- También se investigó a diversos eruditos de la universidad de Alcalá. Su rec-
tivados una popularidad muy superior a la que gozaban en cualquier otro país, tor, Pedro de Lerma, era un viejo seguidor de Erasmo. En 1537 abandonó la
europeo, algunos de sus seguidores comenzaron a producir también literatura universidad cuando contaba setenta años de edad, pero ese mismo año fue en-
humanista. En 1527 y 1528 Alfonso de Va1dés escribió dos diálogos populares carcelado por la Inquisición acusado de herejía. Después de un largo proceso,
en castellano contra los abusos clericales, justificando el saqueo de Roma por durante el cual se le acusó de utilizar en sus sermones algunas de las enseñan-
la perversidad del papa y elogiando las proposiciones de Erasmo. ~4 El nuncio zas de Erasmo. fue obligado a retractarse públicamente, en todas las principa-
papal en España, Baltasar de Castiglione, autor de El Cortesano, exigió que les ciudades de España donde habia predicado. de once proposiciones califica-
se requisaran y destruyeran todos los ejemplares de los escritos contra el papa, das de heréticas, escandalosas y perversas. Asimismo, se le exigió que declarara
a lo cual se negó el inquisidor general. En el verano de 1530 Valdés se entrevistó que las falsas doctrinas que había predicado en sus sermones le habían sido
personalmente con Melancthon en Augsburgo y, aunque en España cobraba inspiradas por el diablo para sembrar el mal en la Iglesia. Lerma abandonó
fuerza el movimiento de oposición contra él, continuó gozando del favor de Esp~ña a la primera oportunidad y regresó a la Sorbona, donde en otro tiempo
Carlos V hasta el último momento. En 1529 el hermano de Alfonso, Juan de había sido decano de la Facultad de Teología. Allí habria de permanecer, ne-
Valdés, publicó su Diálogo de doctrina cristiana, en el que no sólo ensalzaba "; gándose a volver a su país de origen donde, según afirmaba, las personas cul-
las virtudes de Erasmo sino que afirmaba que sus enemigos eran estúpidos y f; tas no podían vivir entre esos perseguidores. En 1538, con la muerte del inqui-
que d"esconocían el alcance de la piedad cristiana real. En esta ocasión la In- sidor general Manrique desapareció, en Espafia, la última figura erasmista que
quisición actuó rápidamente y comenzó una serie de investigaciones que deter- ocupaba una posición de autoridad en la Iglesia. Poco importaba que Eras-
minaron la huida de Valdés a Italia y su posterior condena por herejía~ así como mo hubiera expresado públicamente, hacía ya mucho tiempo, su oposición a
la prohibición de sus obras en España. ~~ Lutero. Luis Vives escribió desde el extranjero al erudito holandés: «estamos
La condena de Juan de Valdés es un signo de los tiempos. La Iglesia espa- pasando por tiempos difíciles, en que no se puede ni hablar ni callar sin peli-
gro. En España han sido encarcelados Vcrgara y su hermano Tovar. como tam-
bién otros hombres doctos. En Inglaterra, los obispos de Rochester y de lon-
52. ¡bid., pp. 260-284. dres, y Tomás Moro. Ruego al cielo que te dé una vejez tranquila»S7. En 1538
53. [bid., pp. 298-299.
54. Véase in/ro, p. 89; Bataillon. Érosme el /'Espagne, pp" 373-393, 395-414, 417-419.
55. J. E. Longhurst, Erasmus and the Spanish lnquisition: 'he case o/ Juan de Valdés, Albu- 56. Bataillon. Érosme el I'Espagne, pp. 467-532.
querque, 1950. 57. Citado en ¡bid., p. 529.
86 LOS AUSTRlAS (1516-1598)

estaba en vías de desaparecer la expresión abierta del erasmismo en España.


El movimiento erasmista, ejemplo, tal vez, de la tendencia de los intelectua-
les españoles a exagerar la importancia de los productos de la cultura extranje.
fa, era un movimiento ortodoxo y sus seguidores nunca pretendieron la ruptura
con la Iglesia católica. Desde luego. en España no existía un peligro real de
que enraizara la herejía y de que el protestantismo alcanzara a la masa de la
población. Durante los veinte años siguientes España no constituyó una preo-
cupación para Roma con motivo de las nuevas doctrinas procedentes del norte
de Europa. Hubo incidentes ocasionales de individuos aislados que fueron en-
carcelados por la Inquisición acusados de luteranismo, pero en todos los casos
parecen haberse retractado y pocas veces las penas fueron severas. En Francia, " Capítulo III
Alemania y los Países Bajos hubo emigrados españoles que abrazaron la fe lu-
terana y Miguel Servet, hereje para los católicos en su condición de panteísta,
y que negaba la existencia de la Santísima Trinidad, suscitó en Cal vino un re-
EL EMPERADOR CARLOS V
chazo lo bastante fuerte como para atraerlo a Ginebra, donde murió en la ho-
guera en 1553. En Espafia hubo sólo 105 casos de luteranismo hasta 1558 y de
ese número 66 fueron protagonizados por extranjeros. ss La Inquisición espa~ LA MONARQUíA UNIVERSAL Y SUS ENEMIGOS

Bola, tras haber silenciado a los erasmistas, se sentía lo bastante segura respec-
to a la situación religiosa como para no realizar grandes persecuciones de here- Para Carlos V y para muchos de sus contemporáneos la unidad de la cris-
jes y una calma relativa se enseñoreó de nuevo en la península. Sin embargo, tiandad bajo el dominio imperial y su defensa frente a los musulmanes y here-
en el extranjero el monarca español libraba una batalla perdida. jes era.la misión suprema que les había sido encomendada. Sólo él, así parecía,
tenía la voluntad y los medios para imponer la paz en Europa y el dominio
sobre sus enemigos. «Un monarca, un imperio y una espada», el ideal expre-
sado en los nobles versos de Hernando de Acuña, seguía ejerciendo una per-
manente atracción sobre muchas personas en un mundo dividido y amenaza-
do. Sin embargo. algunos súbditos de Carlos V alimentaban ciertas reservas;
muchos españoles creían que su acceso a la dignidad imperial perjudicaba los
intereses nació'ñ::i.lesde su país. Inevitablemente, la diversidad de su herencia,
por _mucho poder que confiriera a su misión internacional, incrementaría las
presiones sobre España com.o consecuencia de los compromisos en el exterior,
perjudicaría sus perspectivas y haría que disminuyeran sus recursos. En conse-
cuencia, el pueblo español se mostraba favorable a una política nacional, fren-
te a la política imperial, y los administradores españoles de Carlos V conside-
raban a su señor rey de España más que emperador de Europa. 1 Sin embargo,
lo cierto es que los contemporáneos no utilizaban el término «imperia!» para
. referirse a la política de su monarca. Éste es un concepto añadido por los histo-
riadores posteriores y atribuye una coherencia y una premeditación a la políti-
ca de Carlos V que nunca poseyó.
Es cierto que ,la fórmula «paz entre los cristianos y guerra contra los infie-
les) da unidad y sentido a la política del emperador y, además, cuenta con la
sanción de sus propias manifestaciones. Su declaración ante las' Cortes de La

1. Véase P. Rassow. Die Kaiser-Idee Karls V, Berlín. 1932. pp. 232-233. Véase una visión espa~
ftola de la polItica internacional de Cartos V en J. M. Doussinague, Lapolítica exterior de Espaila
58. E. Schiifer, Beitrage zur Geschichte des spanischen Protestantismus. Gütersloh, 1902. 3
en el siglo XVI, Madrid. 1949. pp. 123.290.
n.
vols.; vol. pp. 1-271, 342, 352.
88 LOS AUSTRIAS (J516.1598) EL EMPERADOR CARLOS V 89

Corufia no es un caso único. En abril de 1521, exasperado por la actitud de .-:"~sión de esa filosofía no correspondía a Carlos V sino a la pluma de su secreta-
Lutero, escribió una declaración personal de principios para la Dieta de Worms: 2: 'rio~ el latinista Alfonso de Valdés, uno de los muchos humanistas españoles
«estoy decidido a empuñar en d.efensa de la Cristiandad mis reinos y dominios, , que escribieron a favor de la causa imperial.
amigos. cuerpo y sangre, alma y vida». Unos días antes. y ante la misma asam- En respuesta a la protesta papal contra los excesos de las tropas de Carlos V,
blea, había hecho referencia al tema de la organización imperial en Alemania Valdés escribió una dura diatriba contra la política de Clemente VII, argumen-
y a los obstáculos que planteaba el particularismo de los príncipes y afirmó: ~~.tanda que el saqueo de Roma era el castigo de Dios a los pecados del papa
«nuestro deseo y voluntad es que no haya muchos señores, sino uno solo, como . y de su corte dominada por el vicio, mientras que el emperador deseaba resta-
está constituido el Santo Reino de los Cieios».2 Ocho años después. pronun- blecer la paz entre los reinos cristianos para luchar contra Jos turcos e imponer
ció su famoso discurso en Madrid (el 16 de septiembre de 1529) en el que anun- una vez más la concordia en la Iglesia. Pero esos ideales no eran específicamen-
ciaba su marcha a Italia para ser coronado por el papa y convencerle de la ne- te españoles y no reflejaban la política calculadora del emperador. Eran la pro-
cesidad de reunir un concilio general que restableciera la unidad católica. Parece ......paganda de los humanistas y erasmistas, muchos de los cuales contemplaban
que además de atribuir al imperio una misión religiosa lo veía como una enti- la restauración de la unidad cristiana por medio de una monarquía universal
dad política, aunque sólo pretendía conservar su propio legado y no extenderse y dirigían su mirada al emperador, antes que al papa, para Ia-.salvación de la
por medio de conquistas. Sin embargo, es discutible si las ideas que expresó cristiandad. ~En 1527, el humanista español Luis Vives, emigrado de su patria,
en su discurso de Madrid -muchas de las cuales eran moneda de uso corriente escribió a Erasmo en referencia también a la victoria de Carlos V en Italia y
en la mayor parte de los monarcas de la época- correspondían realmente a Car- al saqueo de Roma: «Cristo ha concedido a nuestro tiempo la más hermosa
los V o derivaban simplemente de la influencia de Gattinara. oportunidad para esta salvación, por las victorias tan brillantes del Empera-
De cualquier forma, las palabras de los gobernantes no son necesariamente dor, y gracias al cautiverio del Papa». Algunos de los hombres de letras espa-
los mejores indicadores de su política. En la práctica, Carlos V no consideró ñoles defendieron la idea imperial no sólo con sus plumas sino también con
nunca todos aquellos aspectos que conllevaba una politica imperial ni estable- sus espadas. Así, Boscán participó en la expedición para liberar Rodas en 1522,
ció un sistema de prioridades que pudiera dar contenido a sus palabras. Lo cierto Garcilaso de la Vega fue herido en África y murió en el asalto del castillo de
es que le asediaban demasiadas preocupaciones. much:as de ellas contradicto- Mai en Provenza en 1536, Hernando de Acuña luchó en Francia y Alemania
rias, como para poder atender a todas ellas e integrarlas en un programa cohe- y participó en la batalla de San Quintín en 1557 y, años más tarde, Diego Hur-
rente. Dados sus intereses concretos, no podía existir una política imperial, uni- tado de Mendoza, además de escribir la historia de la guerra contra los moris-
versal o supranacional, y sin una organización imperial no podía existir un cos de Granada participó en ella.6
imperio.3 En Carlos V destaca su papel de heredero, y no de creador, y el mó- Un administrador como Francisco de los Cabos, que vigilaba los costes,
vil de su política hay que encontrarlo en la defensa de los elementos concretos que afirmaba que había que volver a ocuparse de los intereses españoles más
de su herencia. inmediatos y que instaba a Carlos V a permanecer en España y gobernar a su
Sin embargo, no puede decirse que no hubiera «imperialistas» en la corte pueblo en paz y prosperidad, puede parecer extraordinariamente prosaico al
de Carlos V. Su Gran Canciller Gattinara lo ilustró sobre su destino imperial lado de estas figuras heroicas. Pero la administración reflejaba las realidades,
e intentó dotarlo de una organización imperial. Pero para Gattinara Italia -otro mientras que los humanistas suministraban sueños. Esto se hacía evidente no
interés concreto y fuente de conflictos, que no de paz- era el centro de un nue- sólo en la ausencia de una organización imperial, hecho que ya se ha señalado.
vo imperiO cristiano e intentó persuadir a su señor para que lo jugara todo a sino también en la distribución de los costes del imperio y de sus beneficios.
la carta de su dominio allí. No hay que exagerar la influencia de Oattinara, En ambos casos el mayor porcentaje se asignaba a Castilla, pero el imperio que
que ya había comenzado a desvanecerse antes de su muerte en 1530. Además~ Castilla valoraba se hallaba en América. no en Europa. Pese a que durante un
incluso durante los años de administración de Gattinara la política realista de cierto tiempo imperó una cierta relajación, autorizada por Carlos V, el imperio
Carlos V, sobre todo con respecto a Francia, poco tenía que ver con una «Uni- americano era un monopolio de Castllla. Es cierto que entre 1524 y 1538 Car-
versitas Christiana» que algunos historiadores le han atribuido inmediatamen- Ias V trató de ampliar el permiso de comerciar y residir en las Indias a todos
te después del saqueo de Roma por las tropas imperiales en 1527.' La expre- los súbditos de su imperio y durant~ esos años una serie de extranjeros, espe-

2. Brandi, The Emperor Charles V, pp. 128.133. 5. BatailloiJ. Érosme et I'Espagne, pp. 243-253.
3. J. Vicens Vives, dmperio y administración en tiempo de Carlos V)},en Charles-Quint et 6. Véase J. Sánchez Montes, Franceses, Protestantes, Thrr:os. Los espailoles ante la política
son temps, C.N.R.S., Paris, 1959, pp. 9-21, reali7.a un análisis brillante de las limitaciones del con- internacional de Carlos V, Madrid, 1951 y su o:a.men crítico por M. Bataillon en Bu//etin Hispani-
cepto de imperio de Carlos V. que, LIV (1952), pp. 208-211; tambien Sánchez Montes, «Actitudes del espanol en la época de Car-
4. Vease Menéndez Pidal, Idea imperial de Carlos V, por ejemplo. los V}), Estudios Americanos, 1II (Sevilla, 1951), pp. 169,199.
90 LOS AUSTRIAS (1516-1598) EL EMPERADOR CARLOS V 91

pecta al material humano, pues Carlos V continuó la política de sus anteceso-


res españoles de excluir de las Indias tanto a los comerciantes como a los misio-
neros extranjeros. He aquí una prueba más de que en el imperio de Carlos V
las fuerzas individuales eran más fuertes que las colectivas y de que España
se estaba revelando como la más poderosa de esas fuerzas individuales.
Sin embargo, la idea de un gobernante y un imperio no sólo era considera-
da con reservas por los españoles sino que era necesariamente rechazada por
otros gobernantes y otras naciones que la consideraban como una afrenta a su
soberanía. Es cierto que en la práctica Carlos V no tuvo que elegir simplemente
entre el imperio y el Estado nacional, y es comprensible que intentara conser-
var las posesiones que su singular posición dinástica le había permitido conse-
guir. Ningún gobernante del siglo XVI renunciaba voluntariamente a una heren-
cia. ¿A quién habría podido donar Carlos V sus posesiones más distantes? La
situación de Europa en Jos albores del sigJo XVI favorecía todavía la existencia
de superestados, para cuyo gobierno existía un poder administrativo y militar
mayor aún del que habían gozado los gobernantes medievales, y sería un ana-
cronismo insistir en que en ese momento los estados universales estaban con-
denados a desaparecer. Existían todavía zonas de Europa que no estaban pre-
paradas para la soberanía nacional, y ante la política francesa en Italia a partir
de 1494 y las aspiraciones de Francisco 1 al imperio en 1519 no es posible dese-
char la idea de que si España no las hubiera reclamado para sí lo habría hecho
. Francia. También los monarcas franceses tenían ambiciones dinásticas no muy
diferentes a las de los Habsburgo. Pero lo cierto es que Francia estaba a la de.
fensiva.
La permanente hostilidad de Francia puede explicarse como un mecanismo
de defensa de un Estado centralizado y unificado que se veía cercado por el
poder de Carlos V. Es cierto que la rivalidad francoespañola era anterior a la
entronización de Carlos V y la idea de cercar diplomáticamente a Francia ya
había sido contemplada por Fernando de Aragón, que forjó la alianza anglo~
1. Carlos V, de Tiziano, detalle (reproducido por cortesía del Musco del Prado).
germano-española que continuó el emperador. En parte, la rivalidad era tam-
bién inevitable como consecuencia de la vecindad de dos grandes potencias. Pero
Carlos V afiadió una dimensión nueva al conflicto con Francia. Desde el mo.-'
cialmente alemanes, participaron en el"comercio y las empresas coloniales.7 mento en que ocupó el trono de-España, la frontera espafioJa con Francia dejó
Pero las razones que explican esta actitud eran financieras y técnicas. y respon- de estar únicamente en los Pirineos para extenderse a muchas otras partes de
dían al intento de Carlos V de conseguir los recursos navales y los capitales Europa. De hecho, el poder de Carlos V presionaba sobre Francia en casi todas
necesarios para la expansión colonial. Desde luego, no se dejaban sentir sobre sus fronteras: en el norte desde los Países Bajos y Artois, en el este desde el
ellas la influencia de las ideas supranacionales de los humanistas.,ni su fe en Franco Condado y en el suroeste desde España y el Mediterráneo. Así las co-
la misión y las posibilidades universales del imperio. En cualquier caso, tos es- sas, Francia tenía que elegir entre la lucha por conseguir una existencia inde w

pañoles tenían sus propios intereses comerciales, y no estaban dispuestos a com- pendiente como una gran potencia o la aceptación, de la condición de Estado
partirlos con otros súbditos del emperador, cuyo único punto de contacto con satélite, que conllevaba el riesgo permanente de intervención. Para Francia éste
España era una herencia dinástica. Incluso la misión cristiana de España en era un problema nacional y la cuestión de [talía, aunque influyó de manera
el Nuevo Mundo era nacional más que universal, cuando men~s por lo que res- importante para agravar la rivalidad. era secundaria. El principal objeÜvo de
la política francesa era el de resistir el enorme poder de los Habsburgo, gol-
7_ R_ Konetzke, «La legislación sobre inmigración de extmnjeros en América durante el reina- peándolos, al mismo tiempo que lo hacían sus otros enemigos, los alemanes
do de Carlos V», en Charles.Quint el son ternps, C.N.R.S., Parí.5, 1959, pp. 93-1l1. y los turcos. y con la mayor fuerza posible, en su punto más sensible, ya fuera
92 LOS AUSTRIAS (¡516-1598) EL EMPERADOR CARLOS V 93

Alemania, Italia o el Mediterráneo. La omnipresencia del poder de los Habs- 'iando incursiones contra la costa española. En este caso, existía el peligro adi-
burgo determinaba que no fuera difícil encontrar aliados contra él. Uno de ellos :.cional de que encontraran aliados entre los moriscos, moros que habían decidi-
eran los turcos. ':-do permanecer en Espana y a los que las autoridades españolas consideraban
En el imperio otomano Carlos V encontró no sólo una potencia terrestre } como un elemento subversivo. En esta coyuntura, en 1516 piratas de origen tUl"-
formidable sino también a su más poderoso enemigo marítimo. Una vez más _.. co establecieron s\l dominio sobre Argel, donde encontraron refugio entonces
éste era un conflicto heredado, pero en tanto que con sus predecesores España 1/ un gran número de sus amigos moros. El nuevo Estado, pronto enriquecido
había tenido que hacer frente al islam prácticamente en solitario, ahora se en- ~ gracias al pillaje, Comenzó a construir flotas, convirtiéndose en una potencia
frentaban en el Mediterráneo dos sistemas imperiales similares pero incompati- en el Mediterráneo, una amenaza para los cristianos a los que apresaban para
bles. Al mismo tiempo, y debido a que los intereses de Carlos V eran mucho obtener un rescate en dinero, y una fuente de inseguridad en lo que en otro
más extensos, su responsabilidad no se limitaba a la defensa de España, sino tiempo eran aguas seguras del Mediterráneo occidental. En esta zona estaban
también de otras partes de Europa, ya que el impresionante poderío de los tur-' directamente afectados los intereses españoles, así como los de toda Europa,
cos se dirigía contra tres zonas: la Europa oriental, el Mediterráneo y España. aunque sobre España recaía el grueso de la responsabilidad de la defensa y la
El avance turco hacia el norte, en dirección al centro de la península balcánica, contraofensiva, en una guerra que resultaba perjudicial tanto desde el punto
ya había comenzado antes de la captura de Constantinopla en 1453, pero a partir ,'!.' de vista económico como para su prestigio. Como esta situación coincidió con
de esa fecha la frontera entre el imperio turco y la cristiandad se desplazó más la guerra contra Francia, los dos enemigos de España cooperaron y concluye-
hacia el interior de Europa y con la conquista de Belgrado en 1521, año que ron la alianza francoturca, que fue un escándalo en toda la cristiandad pero
contempló el inicio del gran conflicto entre Carlos V y Francisco 1, el Turco también una tentación irresistible para la diplomacia francesa. Otra tentación
estaba en condiciones de penetrar en Hungría. Sin embargo, la ocupación de del mismo tipo era Alemania.
Constantinopla había añadido un nuevo factor a la expansión turca. En efecto, En el mismo año en que Carlos V llegó a España, en 1517, Lutero publicó
al entrar en posesión de muelles y arsenales abandonados y poder acceder fá- sus tesis contra las indulgencias. La crisis religiosa, junto con los obstáculos
cilmente a la madera de los vastos bosques de la zona del mar Negro, el impe- políticos que encontraba el gobierno imperial en Alemania, redoblaron las pre-
rio turco se convirtió en una gran potencia marítima y comenzó a amenazar siones sobre Carlos V y sobre España. Pese a que poseían el título impeñal,
las rutas del comercio occidental con el Mediterráneo oriental. Por ende, ya los Habsburgo tenían escaso poder en Alemania fuera de sus dominios y pron-
no sólo había que defender la frontera terrestre a lo largo del Danubio sino to comprendieron que era poco lo que podían hacer contra el partiwlarismo
también un nuevo frente marítimo en el levante mediterráneo y en el Adriático, de los príncipes alemanes. Además, debido a su distancia de los acontecimien-
donde inc1u,so Italia se veía amenazada. tos, el monarca español tuvo que renunciar a intervenir personalmente en Ale-
..•.Atravesar el Mediterráneo y atacar España iba más allá de las posibilidades mania, aunque mantuvo en sus manos la dirección política. En 1521 nombró
y recursos incluso del imperio turco, y no existía un peligro real de que las cos- a su hermano Fernando representante permanente en Alemania y en febrero
tas españolas fueran atacadas por escuadras procedentes de Constantinopla.8 de 1522 le cedió sus posesiones austríacas, de manera que Fernando se convir-
La flota turca no podía alcanzar España directamente, sino que necesitaba una tió en archiduque de Austria, viéndose así compensado de la pérdida de sus
base, ya fuera en el litoral berberisco del norte de África o en la costa medite- perspectivas de futuro en España. La rebelión protestante determinó que Ale-
rránea de Francia. El peligro para España residía en que los turcos tenían alia- mania escapara aún más al control del emperador y abrió una nueva brecha
dos en ambos lugares y podían encontrar un aliado incluso dentro de España. en sus defensas. Era ésa una debilidad que muchos de sus enemigos podían
El poder naval del islam se veía reforzado por la fuerza conjunta de las peque- explotar y Francia en particular comenzó a buscar un aliado en las filas protes~
ñas pero numerosas flotas de los piratas musulmanes del norte de África, que tantes, así como en el islam. Al monarca espaftol le resultaba extraordinaria-
comenzaron a colaborar estrechamente con" los turcos y que contaban con el mente difícil separar los aspectos políticos y religiosos en Alemania. Carlos V,
apoyo del propio sultán. El vigor y la hostilidad de los moros del norte de Áfri- al margen de su propia posición ortodoxa, valoraba la paz religiosa en su "impe-
ca se habían incrementado en los últimos años del siglo xv tras la caída de Gra- rio como condición necesaria para la unión política. En su aspecto po"lítico el
nada. Los moros que abandonaron España se refugiaron en las costas vecinas luteranismo podía implicar una mayor independencia de los príncipes respecto
del norte de África y muchos de ellos continuaron la lucha contra su enemigo del imperio y reforzar el desarrollo de unidades autónomas en las que sus go-
tradicional, no sólo capturando embarcaciones en el mar sino también reali- bernantes fueran al mismo tiempo cabeza de la Iglesia y del Estado. En rea-
lidad, los príncipes no se vieron muy beneficiados por la Reforma, porque
su penuria los obligó a vender territorios eclesiásticos y sus constantes y cada
8. Sobre los problemas de EspaJ'Ja en el Mediterráneo véase la gran obra maestra de F. Brau-
del. La Méditerranée el le monde méditerranéen a i'époque de Philippe 11. París. 1949 (hay trad.
vez mayores demandas de dinero permitieron a las asambleas representati-
cast.: El Mediterráneo, Espasa-Calpe, Madrid. 1988). vas conseguir nuevos privilegios y una cierta influencia en los asuntos ecle-

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94 LOS AUSTRIAS (1516-1598)
EL EMPERADOR CARLOS V 95

siásticos.9 Pero no importa quién saliera beneficiado. Carlos V se vio obliga- de que el emperador estaba obligado a convocar un concilio cuando la situa-
do a oponerse al luteranismo. que encarnaba el rechazo de una Alemania im- "ción crítica de la cristiandad así lo exigía. Pero también convenía a sus intere-
perial bajo un gobierno central y suponía un nuevo golpe para sus esperanzas ~ses,en primer lugar porque la probable diferencia de opiniones entre el conci-
de dotar de algún contenido a la idea del Sacro Imperio Romano. t lio y el papa permitía al emperador utilizar la amenaza de un concilio para
No obstante, los presupuestos religiosos del emperador, aunque no muy ela- presionar al papa,do, y Carlos V concedía gran valor a esa arma en su diploma-
borados, siempre fueron totalmente ortodoxos y fue en el terreno religioso donde .~da antifrancesa. En segundo lugar, el emperador deseaba la celebración de un
reflejó con mayor exactitud los puntos de vista que prevalecían en sus reinos . concilio en el que pudiera expresarse libremente la opinión protestante para al- .
españoles, intensamente antiluteranos. Carlos V debía de ser consciente de ello, canzar un compromiso a través de una cierta relajación de la disciplina de la
pues habitualmente respondía a las quejas sobre sus largas ausencias de Espa- Iglesia, en aspectos concretos como la autorización al clero para contraer ma-
ña argumentando que estaba luchando contra los luteranos. Pero también en Itrimonio y la celebración de los servicios religiosos en las lenguas vernáculas.
ese aspecto Carlos V tenía que atender a sus propios intereses, además de tener En este caso, lo que le impulsaba ~ mantener esa postura era más la política
en. cuenta las opiniones de sus súbditos españoles. Sus objetivos políticos en alemana que la idea de conseguir la revitalización de la Iglesia. En Espana nunca
. Alemania, que poco tenían que ver con los intereses españoles, lo obligaban había tenido gran predicamento la teoría conciliar, aunque incluso en la opi-
a mantener abierta la posibilidad del diálogo con los príncipes alemanes. En nión española 10 de comienzos del siglo XVI la cuestión de la reforma eclesiás-
consecuencia, su política hacia el luteranismo fluctuaba entre el deseo de des- tica incluía la idea de un concilio ecuménico. Sin embargo, a la Iglesia españo-
truirlo y el de impedir que se atrincherara aún más. Para conseguir el segundo la le interesaba más el problema práctico de asegurar que se celebraran frecuentes
objetivo estaba dispuesto a negociar, pero esto desencadenó un nuevo conflicto concilios reformistas y que se garantizara el cumplimiento de sus decretos que
con otro poder, el papado. la cuestión de la autoridad papal como tal, y siempre hizo gala de una hostili-
Los proyectos internacionales del emperador nunca obtuvieron el apoyo papal dad implacable frente al luteranismo en todos .10slugares donde se manifesta-
que él creía que merecían. Al igual que otros gobernantes europeos, el papa ba. Pero ni siquiera la importancia de España le permitió a Carlos V conseguir
era consciente de la -omnipresencia del poder Habsburgo. En Italia planteaba la alianza papal. Sus consejeros españoles consideraban, al igual que el propio
una amenaza inmediata para él: si e'l mismo rey poseía Milán y Nápolcs la jo- monarca, que Pablo lB tenía que abandonar su posición de neutralidad en el
dependencia del papado, atenazado entre esos dos estados, podía verse ame- conflicto entre su señor y Francisco I. y basaban esa conclusión en que el papa
nazada. estaba obligado a apoyar a una nación ortodoxa como España antes que a otra
Sin embargo, las reservas que el papa manifestaba respecto al emperador poco segura corno Francia. Pero lo cierto es que cuando el papado abandonó
no eran simplemente las de un hombre de Estado hacia otro, sino que deriva- su neutralidad no siempre lo hizo a favor de España.
ban también de motivos religiosos. Nadie en España, y naturalmente tampoco En el enfrentamiento entre Jos Habsburgo y los Valois, el rey de Francia po-
la corona, desafiaba la autoridad espiritual del papa pero se intentaba por to- día contar con nUqJ.erososaliados dispuestos a ofrecerle ayuda material y mo-
dos los medios minimizar la intervención papal en los asuntos temporales e in- ral: los turcos otomanos, los protestantes alemanes, Dinamarca, el papa y mu-
cluso en cuestiones eclesiásticas como los nombramientos y la jurisdicción. Car- chos príncipes italianos, todos ellos hostiles a Carlos V, en mayor O menor
los V heredó y reforzó esa tradición. Por ejemplo, en 1523 consiguió de su medida. Por su parte, las posesiones europeas del emperador, dispersas y no
antiguo tutor y regente, Adriano VI, la concesión perpetua del derecho de pre- integradas en un conjunto coherente. estaban expuestas a numerosos enemigos
sentación para las sedes episcopales. Pero los papas subsiguientes se mostraron y contaban con muy pocos aliados. Sólo el rey de Inglaterra y el sha de Persia
menos complacientes, y los enfrentamientos sobre la jurisdicción eclesiástica apoyaban en ocasiones la causa de los Habsburgo, el primero contra Francia
fueron una fuente constante de tensiones entre España y el paparlo. Por lo d~- y el segundo contra los turcos. En un mundo hostil, la alianza inglesa podía
más, el papado veía con desconfianza algunos de Jos objetivos religiosos del ser de gran utilidad para Carlos V. El futuro enfrentamiento marítimo-colonial
emperador y consideraba que o no comprendía las doctrinas de Lutero o su- entre España e Inglaterra no se había planteado todavía, aunque estaban co-
bestimaba su distanciamiento de la ortodoxia católica. Pero si el papa descon- brando forma los elementos que lo originarían. En cualquier caso, Inglaterra
fiaba de los .objetivos del emperador, también desconfiaba de sus métodos. Muy no era todavía una gran potencia. Sin embargo, para el emperador Inglate-
en especial consideraba que sus críticas a la decadencia moral de la curia y su rra te.nía una gran importancia diplomática y un valor estratégico aún mayor.
defensa de la convocatoria de un concilio ecuménico reflejaban tanto sus inte-
reses políticos corno religiosos. Carlos V había recibido el concepto medieval 10. Véa~e H. Jedin, A History 01 the Counci/ 01 Trent, vol. J, trad. ing., Londres, 1957 (hay
trad. cast.: Historia del Concilio de Trento, Eunsa, Pamplona, 1981, 4 vals.). También R. Burgos,
9. F. L. Carstcn, Princes and Parliaments in Germany from the lifteenth to thc eighteenth España en Trento, Madrid, 1941;C. Gutiérrez, Españoles en Tremo, Valladolid, 1951; F. Cereceda,
Diego Lainez en la Europa religiosa de su tiempo, 1512./565, Madrid, 1945-1946, 2 vals.
century, Oxfard, 1959, pp. 431, 437.
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Una de las primeras iniciativas de política exterior que tomó personalmente el .~~.vez. el descenso de la construcción naval y, por ende, la pérdida d~ una mano
:w. de obra y unos mandos experimentados. Desaparecida la tradición de la cons-
emperador fue la de confirmar la alianza inglesa mediante el tratado de Can-
f~{:trucción naval, era difícil sustituirla. y Carlos V no lo intentó. Hasta tal punto

,
terbury con Enrique VIII en 1520 y mediante el proyectado matrimonio del pro-
pio Carlos V can María Tudor en 1521. La boda no llegó a celebrarse pero la ;.: llegaba la paralización de la costa catalana que cuando en 1562 Felipe II deci-
alianza perduró casi sin interrupción durante todo el reinado y culminó en otra ': dió poner en mar..chaun amplio programa de construcción y armamento naval
unión matrimonial, la del hijo de Carlos V, Felipe, con María Thdor en 1554. tuvO que conceder los contratos a astiUeros italianos, y para intentar revitalizar
En ese momento el emperador atribuía una impar.taneia vital a la alianza In- el arsenal de Barcelona se vio obligado a utilizar técnicos genoveses.13
,
glesa para la defensa de los Paises Bajos y de sus comunicaCiones con España. El obstáculo decisivo para que España pudiera conseguir el poder maríti-
mo era la escasez de pertrechos navales imprescindibles. España se hallaba en
una gran desventaja respecto a los turcos, cuyo aprovisionamiento de madera
LAS FUERZAS ARMADAS DEL IMPERIO
de la región del mar Negro era ca"i inagotable. Al igual que sus vecinos, se veía
afectada por la deforestación general del Mediterráneo occidental y central. y
Para asegurarse los contactos diplomáticos y defender ~us numerosos inte- carecía de madera suficiente para construir mástiles y de roble para los cascos.
reses, Carlos V contaba con una red de embajadas permanentes que había he~ En el siglo XVI, España se vio obligada cada vez en mayor medida a aprovisio-
redado de Fernando de Aragón y que estaban atendidas por uno de los cuerpos narse de madera en el Báltico. lo que significaba mayores distancias a recorrer
diplomáticos más eficaces de Europa.u Sin embargo, el elemento último en el y más obstáculos que salvar que sus enemigos del norte de Europa:l" El go-
que se basaba su política eran sus ejércitos y el dinero que se les podía bierno de Carlos V dedicó muy poca atención a las condiciones esenciales de
la posición marítima de España pero, ocasionalmente, el emperador invirtió
asignar.12
Una de las necesidades vitales del vasto imperio de Carlos Vera la de man- grandes sumas de dinero. Al igual que la mayor parte de los gobernantes del
tener las comunicaciones políticas y comerciales por medio del poder naval, siglo XVI organizaba sus fuerzas navales cuando las necesitaba mediante con-
pero, al mismo tiempo, tenía que defenderlo frente a un poder marítimo rival tratos con armadores privados, en lugar de disponer de una armada real per-
en el Mediterráneo. Pero era precisamente en el mar donde se hacía patente manente. En España el mayor contratista era Álvaro de Bazán, padre del marqués
la 'debilidad de su imperio, en parte por un problema de material humano. En de Santa Cruz, que fue quien concibió la idea de la Armada Invencible. Por
efecto, en comparación con los recursos humanos de los que disponían los tur- otra parte, la situación del emperador en el Mediterráneo habría sido real-
cos y los piratas de Argel, Carlos V sufría de una importante escasez de mari- mente desesperada sin los barcos que alquilaba a su aliado genovés Andrea
neros bien preparados capaces de manejar adecuadamente las galeras de su flota Doria.
del Mediterráneo. Al carecer de los remeros suficientes. la flota española se veía Si España no podía proporcionar a Carlos V una flota poderosa, sí pudo
obligada a utilizar gran número de presidiarios y prisioneros de guerra, a pesar ofrecerle el mejor ejército de Europa. La larga lucha contra los moros en Espa-
de 10 cual no podía hacer frente a todos los compromisos. Ante las crecientes ña había determinado el desarrollo de una tradición militar que subsistió tras
necesidades marítimas que planteó el descubrimiento de América un número la caída de Granada en ,1492. La carrera militar se había convertido en una pro-
cada vez mayor de marineros españoles. especialmente de Vizcaya y Andalu- fesión bien considerada y rentable no sólo para la pequeña nobleza sino para
cía. comenzaron a participar en las travesías del Atlántico. Por su parte. Cata- el conjunto de la población .. En consecuencia, el reclutamiento no era un pro-
luña no estaba en condiciones de desempeñar una función similar en el Me.di- blema insuperable y tras la experiencia de la guerra de Granada se estableció
terráneo, pues la decadencia catalana, ya evidente en el siglo xv, era ya total en 1496 ona forma modificada de servicio militar nacional que fue el primer
cuando Carlos V accedió al trono. Su actividad marítima había quedado redu- paso en la sustitución de las huestes feudales por un ejército nacional, recluta-
cida a un comercio de escasa envergadura con Marsena y las islas Baleares, Y do, pagado y controlado por el gobierno central.
en raras ocasiones los barcos catalanes se aventuraban a navegar hasta Cerdeña El ejército español destacaba sobre todo por su infantería, cuya superiori-
o Sicilia o hasta los presidios del norte de África. Catalufia, alejada de las zo- dad fue señalada por Maquiavelo y se mantuvo hasta el período de la guerra
nas de pesca del norte de Europa y sin un comercio activo en el Mediterráneo, de los Treinta Aftas. De hecho. las fuerzas de infantería para las guerras en el
no estaba en condiciones de ser un «vivero)) de marinos experimentados para exterior fueron las únicas organizadas con seriedad en España durante el siglo
XVI. Por 10 que respecta a la península. sólo se utilizaban las milicias o fuerzas
las flotas españolas. Otra de las consecuencias de la interrupción de la activi-
dad comercial fue el declive de la flota mercante catalana que produjo, a su de policía. ~ su tarea fundamental era mantener el orden público y la seguri-

13. Braudel, lA Médilerranée el le monde méditerranéen lJ I'époque du Philippe 1I, p. 114.


ll. Mattingly. Rena;ssance Dt'plomacy, pp. 138-152.
12. Sobre el dinero disponible para la guerra véase supra, pp. i2-76. 14. lbid .• pp. 108-,110.
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98 It~;

'v
:¡J:~.,
dad. La caballería era considerada comO un arma subordinada,que aco~paña- :diCión de que se enrolaran en el ejército español. Por último, había siempre
ba a cada regimiento de infantería. Estos regimientos habían sIdo orgamzados "rquienesse ofrecían voluntarios porque no podían ganarse el sustento excepto
originalmente por un brillante y joven oficial de Fernando e Is~bel, su Gra~ -mediante el trabajo manual y para algunos castellanos la carrera militar era in-
Capitán Gonzalo de Córdoba.l' En las guerras de Italia de comle~zos del SI- ~ iinitamente mejor que trabajar. En efecto, ofrecía perspectivas de ganar dinero
glo XVIhabía conseguido aumentar la efl~acl~.de las u":ldades espan.ol~s mtro- . j~üficiente con el que comprar una propiedad en un momento en que quedaban
duciendo cambios radicales en su orgamzaClOn, cambIos que consistieron .en ~~muypocos caminos, además de ése, para labrarse una fortuna en España. Las
el refuerzo del armamento al añadir lanceros y arcabuceros, y en el perfecclo~ .•:tearreras de algunos de los grandes comandantes de Carlos Y, como Antonio
namiento de la táctica prestando atención a la movilidad. Las reformas d~ Gon- ~deLeyva y Fernando de Alarcón, que adquirieron riqueza y gloria, constituyen
zalo de Córdoba, junto con la introducción del tercio en 1534, que Pf~oa ser '~:notablesejemplos de los beneficios que podían obtenerse en la profesión mili-
la unidad básica, significaron una revolución en la forma de combatIr de. la 'M tar y una razón de peso que explica el apoyo que la monarquía universal afir-
i

infantería, que estableció la reputación del ejército españo~ durant,e, los CIen 'roaba tener entre algunos de los súbditos del emperador. Pero si el ejército es-
años siguientes. La esencia de este método consistía en la l~tegraclon de I~ .~_'pañolreflejaba la situación social de España, también reflejaba con frecuencia
diferentes armas. De los 3,000 hombres que forma~:n un tercIO cs~añol, habla .•.,.,.elestado de la Hacienda real. El motín, muchas veces perfectamente organiza-
1.500 lanceros, 1.000 rodeleros y 500 arcabuceros. En la formacl?n de bata- do, era un mal endémico en el ejército español del siglo XVI y generalmente se
lla los lanceros se situaban en formaciones cuadradas protectoras" quedando :producía por la imposibilidad del gobierno de pagar a las tropas. España, aun-
los rodeleros en el centro de forma que pudieran sorprender al enenngo cuando "que prolífica en cuanto al número de soldados, no podía aportar tropas sufi-
se produjera la lucha cuerpo a cuerpo. Esas formaciones en cuadrado eran muy . ~cientespara las numerosas campañas del emperador, que tenía que recurrir taro-
difíciles de romper, sobre todo porque contaban con el fuego de apoyo de los ~ ién a mercenarios reclutados en diferentes partes de sus dominios, como
arcabuceros y de la artillería, situados en otro lugar. 'alemanes y valones. La disciplina de estos regimientos, menos fiables que las
Los tercios españoles, así llamados probablemente por los tres e!ementos 'tropas españolas, dependía totalmente del pago de sus soldadas, lo cual depen-
de los que estaban compuestos, aparecieron por primera vez en ItaIta y ~r,an día a su vez;de la capacidad del emperador para conseguir dinero. Sin embar-
conocidos por el nombre de las regiones donde e~taban ac~~tona~os, MII~,n, .~-go,Carlos Y no era el único monarca con dificultades económicas, y aunque
Nápoles, Sicilia o Cerdeña. Más tarde, cuando FelIpe 1I decIdió enviar un eJer- ,.'susrecursos nunca estuvieron a la altura de sus compromisos, por .lo general
cito a los Países Bajos, creó el tercio de Flandes. Los hombres que los compo- Jenía mayor disponibilidad de dinero que su rival europeo más poderoso, Franw
nían pertenecían a las diversas nacionalidades del imperio, pero Carlos V y su cisco 1 de Francia.
sucesor mostraron una predilección especial po~ el soldado e,spañ.ol, que era
el que les inspiraba más confianza, y en la medida de lo posl~le se mantuvo
la homogeneidad en los regimientos españoles. En Espafia~ las dIez o ~oce com- . LA WCHA CON FRANCIA
pañías que constituían un tercio se formaban con :?luntano~. La HaCienda. real
firmaba un contrato con un capitán cuya reputaclOn garant~zaba su capaCidad .La primera vez en que se puso a prueba la fuerza de Carlos V y Francisco l.
para reclutar el número de soldados necesario, Luego, los msp~ctores. del g~- .:así como su relación con el poder financiero, fue el enfrentamiento por la COfO-
bicrno comprobaban, antes de pagar al capitán, que la compañIa posela el nu- ~; na imperial, que se decidió a favor de Carlos V. A partir de entonces el monar-
mero de tropas especificado en el contrato. , .:..ca francés permaneció siempre atento a la posibilidad de fortalecer su posición
Entre esos voluntarios figuraban muchas veces los segundone~,d~ las famI- ~;Latacandolos puntos débiles de su rival. Decidido a sacar partido de la revuelta
lias nobles que preferían la carrera militar a la cortesana o ecl:Slasttca, y ,~ue oe los comuneros en España, Francisco 1 declaró la guerra al emperador (22
querían realizar su aprendizaje al mando de oficiale~ co.n.la m~)or reput~clon. ~deabrii de 1521), comenzando así un nuevo período de conflictos. Un ejército
Otra parte de los reclutas trataban de escapar de la JustIcia; asl, años mas tar- francés invadió Navarra pero era demasiado tarde para beneficiarse de los de-
de, cuando Felipe II necesitaba desesperadamente tropas para la guerra e.nFlan- sórdenes de Castilla, donde, de hecho, los rebeldes se situaron .Hado del ejér-
des, reclutó un tercio formado por bandidos catalanes a los que perdono a con- :~ito real para rechazar a los franceses y pusieron fin al intento de Navarra de
.recuperar su independencia bajo la protección de Francia. Sin embargo, este,
tipo de hostilidades fue en gran medida accidental, pues el principal escenario
15, Piero Pieri. «Gosalvo di Cordova e lo origine del modern.o esercito. spagnolQ), Fernando
.' .de la guerra, y. el enfrentamiento permanente, se hallaba en Italia.
el Católico e !talia, V Congreso de Historia de la Corona de Aragon, estudIOS, vol. 111, Zarago1.a,
;{ En tanto que la política de ChU:vres, que.murió en mayo de 1521, se había
1955. pp. 207.225. . _ . . d 2000
.
16 En los años posteriores de la centuna el tamano del terCIOse redUJO a menos e .
.
i:.dirigido a conseguir la protección de los Países Bajos buscando fórmulas de
hombres. --.r~;entendimientocon Inglaterra y Francia, Gattinara deseaba convertir a Italia en
EL EMPERADOR CARLOS V 101
100 LOS AUSTRIAS (1516-1598)
'i

el núcleo central de los intereses del emperador, argumentando que una vez que
!.. Siendo Inglaterra un aliado diplomático más que militar y dado que el papa
.'¡pabía comenzad? a desinteresarse por la coalición formada en tiempo de su
los franceses hubieran sido expulsados de Italia podría establecer un pacto <:on .;; .. ,'antecesor, la perspectiva de unir toda Italia en contra de los franceses parecía
el papa y controlar toda Europa. La influencia de Gattinara cambió la orienta- 1 ~)an lejana como la conquista de F.rancia. Francisco [ reconquistó Milán en De-
ción de la política de Carlos V, pero en parte esto se debió a que sus consejos .,~ l tubre de 1524 y en diciembre Clemente VII concluyó una alianza con Francia
coincidían también con los intereses estratégicos del imperio Habsburgo. 'Mi- J: y Venecia. En esas circunstancias, Carlos V llegó a la conclusión de que no me-
lán, feudo en otro tiempo del imperio alemán, ocupaba una posición clave en
el eje hispanoaustríaco; dado que tenía fácil acceso desde Génova constituía .~.
(l recía la pena llevar a efecto la proyectada boda con la princesa inglesa, ya que
'Ji una novia portuguesa aportaría, en concepto de dote, una cantidad mayor de
un nexo vital en la línea de comunicaciones entre España y el Franco Condado, )f efectivO. que le permitiría resolver la cuestión de Italia antes de recuperar su
así como entre España y el Tirol.17 Carlos V, convencido de la importancia de ,,~.'gran proyecto contra Francia. En ese momento recibió la noticia (ellO de mac-
Milán; actuó con rapidez y envió una expedición a Lombardía que conquis .•.~ •.zo de 1525) de que sus generales, Pescara, Leyva y Lannoy, habían derrotado
tó Milán para el emperador en noviembre de 1521. En enero de 1522 el antiguo '(' , totalmente a los franceses en Pavía haciendo prisionero a Francisco I. Car-
tutor de Carlos V, ahora regente de España, Adriano de Utrecht. fue elegido :'~ los V estaba en situación de establecer las condiciones de paz sin teoer en cuen-
papa con el nombre de Adriano VI. Así pues, las dos condiciones de Gattinara ,'- : ta a Inglaterra. Sin embargo, le resultó mucho más difícil completar su victoria
para el éxito del imperio de Carlos V -el dominio en Italia y la alianza con sobre Francia. En efecto, el cautiverio del monarca francés en Madrid, aunque
el papado- estaban a punto de verse cumplidas y en agosto de 1523 el empera- ; fue un acontecimiento que conmovió a los contemporáneos. no podía resolver,
dor y sus estados vasallos, junto con el papa, Venecia, Florencia e Inglaterra. por sí solo, el problema de poder planteado por las relaciones de Carlos V con
estaban aliados contra Francisco I. Pero Adriano VI. que era la pieza clave de ::,'Francia ni poner fin al dilema de dar la prioridad a Italia o a Borgoña. Sus
la alianza, murió en septiembre. sucediéndole Clemente VII, cuya elección dio . consejeros españoles le instaban a abandonar el espejismo italiano y el empera-
comienzo a una serie de papas italianos deseosos ante todo de mantener el equi- • dor. contra el parecer de Gattinara, rechazó la oferta de Francisco 1 de pagar
, librio entre las dos grandes potencias, Quedando incumplida así una de las con- " un elevado rescate, abandonar Italia y renunciar a todas sus pretensiones sobre
• diciones fundamentales para el éxito de la política de Gattinara. Flandes y Artois, pues deseaba sobre todo el ducado de Borgoña. En cualquier
, Pero, mientras tanto, Carlos V había estado Of;upándose del flanco norte. ' ' caso, ¿qué valor tenían esas ofertas? Por el tratado de Madrid, firmado el 15
Así, el 16 de junio de 1522 había concluido en Windsor una alianza con Enri- de enero de 1526, Francisco 1se comprometió, a cambio de su libertad, no sólo
que VIII, a la que siguió un tratado secreto.18 Como consecuencia de ese pac- , a renunciar a sus derechos sobre Italia y Flandes, sino también a entregar Bor-
to el monarca español quedaba prometido a la hija Enrique VIII, María, que' goña al emperador. Pero éste comprendió que para hacer cumplir el tratado
tenía entonces seis años de edad, y los aliados acordaron un plan para la con-' sería necesario el uso de la fuerza y un gasto considerable.
quista total de Francia por medio de unos ejércit.os a cuyo frente estarían los;
En efecto, lejos de cumplir las cláusulas del tratado de Madrid, Francisco 1
dos reyes en persona. En el reparto del botín correspondería a Enrique VIII'.
organizó la Liga de Cognac contra el emperador. Fuera o no la aspiración de
la corona y las provincias occidentales del reino, mientras que el emperador ,~.
Carlos V conseguir un imperio univcrsal.lo cierto es que aun sin tener en cuen-
recuperaría todos los antiguos territorios borgoñones, a los que añadiría Lan-
ta ninguno de los territorios en disputa -Milán y Borgoña- sus dominios eran
guedoc. Provenza Y el valle del Ródano. consiguiendo así un nuevo nexo entre ';
ya demasiado universales 'ylesionaban demasiados intereses como para no pro-
España e Italia. y las posesiones habsburguesas del norte. A pesar de su natu~ :
vocar un resentimiento generalizado Y. por lo que respecta a su objetivo de al-
raleza fantasiosa, el tratado de .Windsor constituye una expresión elocuente de. '
canzar la concordia cr~stiana. no puede decirse que estuviera presente en las
la naturaleza dinástica y caballeresca de la política de Carlos V en ese momen-
to, y sirve como justificación de la resistencia francesa al poder de los Babs.; exigencias que había planteado en el tratado de Madrid. A Francisco I no le
burgo. Ambos monarcas actuaron con pleno convencimiento al plantear esos ~ fue difícil, en consecuencia, encontrar aliados en Italia, en primer lugar el papa.
objetivos y la actitud belicosa del emperador respondía a un
proyecto que siempre . pero también Venecia, Florencia y otras ciudades. y al mismo tiempo Enri~
que VIII abandonó momentáneamente la alianza española. Ese refuerzo del
había acariciado en lo más profundo de su ser, la recuperación de su patrimo- .
nio borgoñón. Lo cierto es que el plan era irreal y ,estaba condenado al fracaso," frente enemigo en Italia ,era peligroso para Carlos V, quien en un movimiento
porque subestimaba la debilidad militar y financiera de los aliados y la gran' defensivo decidió dirigir sus fuerzas contra el eslabón más débil de la cadena
capacidad defensiva de Francia. el papa. Pero empezaba ya a dejarse sentir la falta de dinero. era difícil contro:
l~r a unos ejé,rcitos que no habían recibido su soldada y el asalto de Roma rea~
17. Sobre el Milan imperial véase F. Chabod. Lo Sialo di Mi/ano nell' Impero di Carlo v." hzado en mayo de 1527 por tropas españolas y alemanas fue seguido del pillaje
Milán, 1934. y de profanaciones sacrílegas que se prolongaron durante toda una semana.
18. Véase Calendar olSlate Papers. Spanish. Further Supplement lo vols. 1 and 2 (/513-1542), Ahora bien, estas campañas, al igual que la victoria de Pavía, no pennitie-
ed. G. Mattingly. Londres, 1947, pp. Xvn-XVUL
102 LOS AUSTRlAS (1516-1598) EL EMPERADOR CARLOS Y lO3
~.~l'
ron a Carlos V inclinar de su lado el equilibrio del poder en Italia ni llevar a -~ontra el poder turco. se encontró con que Francisco 1 seguía interponiértdose
efecto el programa en el que Gattinara aún insistía. Desde 1526 sus administra- ~ensu camino, lo que llevó al emperador, en su encuentro con el papa en presen-
dores españoles le aconsejaban evitar cualquier plan que implicara una mayor,' ":cia de dos embajadore, franceses (17 de april de 1536), a dar rienda suelta a
participación en Italia, en gran medida por razones financieras. De hecho, la ~su exasperación en un discurso en el que denunció el incumplimiento de las pro-
situaci6n de impasse de 1527 se produjo porque ni Carlos V ni Francisco I te- ~~mesasrealizadas.por Francisco 1 y sus actividades subversivas en las posesiones
nían dinero para seguir adelante. Pero, gradualmente, al mejorar las perspecti- f-, :; del emperador. anunciando que estaba dispuesto a ir a la guerra si no aceptaba
vas económic~s de Carlos V, éste comenzó a alcanzar una posición ventajosa 7 o :sus condiciones de paz. La única alternativa que pudo ofrecer fue el enfrenta-

frente a su rival. Comenzaban ya a llegar cantidades importantes de metales ~ ':'{miento personal entre él y Francisco 1: si el emperador salía victorioso su pre-
preciosos desde las Indias y, por otra parte, en julio de 1528 Andrea Doria de- -.~
sertó de Francia',para entrar, junto con su flota, al servicio del emperador, quien ;:
tr cio sería Borgoña, mientras que si triunfaba el monarca francés obtendría Mi-
, ~:~lán. Pablo 111 no pudo tomar en serio esa propuesta -dada la situación de
podía contar ahora con una base naval importante y con una mayor seguridad ':i;" c~Ja cristiandad, la obsesión del emperador por Borgoña rayaba en la testarudez-,
en las comunicaciones. El ejército francés que habia invadido Milán y Nápoles :.;., ',.'.pero Carlos V hablaba en serio al referirse a la reanudación deJ~ guerra.
fue dcrrotado, yen julio de 1529 cl papa y el emperador se reconciiiaron me-, .;- No obstante, él mismo había agravado la situación al permitir que se cele-
diante la firma del tratado de Barcelona y, finalmente, Clemente VII aceptó ;).. : braran negociaciones 'para situar a un candidato francés en Milán, cuando en
recibir a Carlos V en Italia. Francisco 1, desbordado diplomáticamente y de- '~' :realidad no estaba dispuesto a ceder. Las negociaciones causaron el enfrenta-
rrotado por las armas, se vio obligado a ceder. Por la paz de Cambrai (3 del; t miento entre Carlos V y sus propios ministros. En efecto, tanto Cobas como

agosto de 1529) reconoció la soberanía de Carlos V sobre Artois y Flandes y":.' ~.Granvela instaron al emperador a practicar una política de paz aunque eso sig-
renunció a todos sus derechos sobre Milán, Génova y Nápoles, mientras que, ;'~ .nificara ceder; Cabos porque era conocedor de]a situación financiera del em.
por su parte, Carlos V renunciaba momentáneamente a Borgoña, aunque vol-' , ':;{:, pecador, y Granvela llevado del d~seo de que el mantenimiento de la paz en
vía a afirmar sus derechos sobre ella. Poco después Carlos V reconocía a Fran- '~"f '~~:losfrentes italiano y flamenco dejara las manos libres a Carlos V para solucio-
cesco Sforza, duque de Milán, como vasallo imperial. \~ ., ':1:.:narel conflicto con los protestantes alemanes. Pero el monarca español en nin-
Conseguida, así, la reconciliación con el papa, Carlos V decidió trasladarse 'i.' ~'::gún momento estuvo dispuesto a hacer concesiones y todo parece indicar que
a Italia para recibir de sus manos la corona imperial. En ese momento, inme- 1-: permitió que sus ministros participaran en las negociaciones con el único obje-
diatamente antes de abandonar España, pronunció su discurso «imperiah> en .. , tivo de ganar tiempo. Finalmente, contra el parecer de sus consejeros, pero ani-
~.;..
Madrid, en el que expres6 su ideal de un imperio cristiano_ 19 Aparentemente, , :...mado por sus dos principales comandantes, Andrea Doria y Antonio de Ley-
había triunfado la política de Gattinara: Carlos V completó su victoria política '/ .11' va, Carlos V decidió reanudar las hostilidades. Tras el éxito de sus operaciones

en Italia alcanzando un acuerdo con el papa, simbolizado por su coronación ,~, combinadas contra Túnez el año anterior, planeaba un ataque doble, por tierra
en Bolonia por Clemente VII. Pero, de hecho, la posición de Gattinara en la,; '.~;y por mar, contra Francia, lo que exigía la reorganización total de las tropas.
administración del emperador empezaba a perder fuerza y su política acarrea-;; ",que había formado, en un principio, para la proyectada invasión de Argel al
ría a Carlos V mayores problemas de los que solucionó. La posición dominante :' '.afio siguiente, y su traslado al frente en el norte de Italia. De entre los múltiples
en Italia, que' según Gattinara lo convertiría en dueño de Europa, en realidad.: ',~'ataques pensados contra Francia, fue necesario abandonar la invasión.del nor-
le impidió pacificar el continente y utilizar su imperio cristiano contra los tur- . te del país desde los Países Bajos por falta de dinero, pero Carlos V avanzó
COS, con los que Francia ya había establecido relaciones diplomáticas. Francia,-. 'c ',' personalmente por el sur a través de Provenza en el verano de 1536, con la in-
que sentía la presión del poder de los Habsburgo en todos sus territorios fron-.t, tenci6n de aliviar la presión sobre Milán mediante una operación combinada
terizos, atacaría cuando se le presentara la oportunidad. La muerte del duque .,' contra Marsella. La campaña se saldó con un desastre total y en octubre Car-
de Sforza de Mt+é.nen 1535 determinó que se planteara de nuevo la cuestión 'f:~' ' ..los V estaba de regreso en Génova, más endeudado que nunca y en una total
de Italia al pretender el gobierno francés que el sucesor fuera uno de sus candi- " i ruina militar. La guerra también fue costosa para Francia, y fue el agotamiento
datos, y cuando en marzo de 1536 un ejército francés invadió Sabaya y Pia- '",:::1 ~.'de los dos contendientes lo que determinó la interrupción de las grandes opera-
monte y ocupó Tudn se cernió una inminente amenaza sobre Milán. En conse- .1: ~~,;. ciones. Después de que fracasaran las negociaciones de paz a consecuencia de
cuencia, Carlos V no pudo completar su campaña de éxitos en África, en 1535,J .~,.Iasexigencias del emperador sobre Milán, sobre la ayuda de Francia contra los
que culminó con la conquista de Túnez, porque se vio obligado a dirigir una lo' . ,turcos y sobre el apoyo francés para la celebración de un concilio ecuménico,._
.{
vez más su atención hacia Francia. A su regreso triunfal de Túnez y acarician- J el papa consiguió organizar una reunión en la cumbre en Niza entre el rey de
do la idea de la unificaci6n de la cristiandad y de la organización de un ataque-:' Francia y el emperador, en el curso de la cual no se entrevistaron personalmen-
-:.¥ 'te, sino que negociaron por separado con el papa. De ahí salió la tregua de
19. Véase"supra, pp. 88.89. Niza (18 de junio de 1538) con el acuerdo de que debería prolongarse durante
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diez aftes y cuyas cláusulas eran la formación de una liga contra los turcos, . ,¿I~y el monarca austríaco. Entretanto, Carlos V siguió siendo un gobernante
la guerra contra los protestantes y la cooperación en un concilio general. 'i~transigente. En un testamento político que redactó el 18de enero de 1548para
Sin embargo, dada la situación la cooperación era lo último que cabía espe- id heredero aconsejaba a Felipe que nunca abandonara sus derechos sobre el
rar y la lucha se reanudó antes de 'que expirara la tregua, una vez -más sobre ducado de Borgoña, «nuestra patria».21
la cuestión de Milán. Francisco 1, aprovechando la coyuntura del agotamiento
de los recursos del emperador en la expedición de Argel de 1541, renunció a
la tregua de diez años en julio de 1542 y envió un ejército invasor a los Países CA DEFENSA FRENTE A LOS TURCOS: EL DANUBIO y EL MEDITERRÁNEO
Bajos. donde la administración de Carlos V se veía ya acosada por la presencia
de la herejía y el descontento a propósito de las exacciones fiscales. Sin embar- ~:. Durante las últimas etapas de la lucha del emperador con Francisco 1 una
go, este tipo de amenazas impulsaban al emperador a dar lo mejor de sí mismo ,:tercera potencia, los turcos otomanos, habían. intervenido al lado de Francia
y actuó con toda decisión. A fin de asestar un golpe definitivo a Francia. reno- "'para redoblar la presión sobre Carlos V en la Europa occidental, de la misma
vó la alianza inglesa (11 de febrero de 1543), ordenó a Cobos que reuuiera to- '"trnanera que ya amenazaban su posición en la Europa oriental y en el Medite-
dos los fondos disponibles en España y acudió personalmente a Alemania para x': rráneo. El poder turco, como el del emperador, era omnipresente y a Carlos V
concertar un compromiso religioso y conseguir dinero y tropas para realizar : 1" le era imposible resistirlo con la misma fuerza en todas las zonas del imperio.

un ataque contra Francia desde el este. Una vez conjurado el peligro en los Paí- :-"En1526, Solimán el Magnífico inició su gran ataque contra Hungría y con un
ses Bajos, Carlos V reunió un ejército en Metz y. mientras una fuerza inglesa ~~~ingente ejército derrotó y dio muerte a Luis 1I de Hungría y Bohemia en la ba-
invadía Normandía, penetró en Francia por Champagne llegando hasta una corta 1; talla de Mohács (29 de agosto de 1526). Unos dias más tarde les turcos llega-
distancia de Patis. Apoyándose en esa posición ventajosa y deseoso de conse- /e
,. ban a Buda, capital de Hungría, y se situaban a escasa distancia de la frontera
guir libertad de acción para enfrentarse a los luteranos en Alemania, decidió ,.:.oriental de Aus.tria, posesión de la Casa de Habsburgo que había heredado Car-
negociar inmediatamente sin la participación de su aliado inglés. En la paz de 'los V. Ahora bien, la contribución del emperador a la defensa del Danubio fue
Crépy (19 de septiembre de 1544) el rey francés renunció a sus pretensiones so- insignificante.22 Incluso sus súbditos españoles, complacientes ante la mayor
bre los Países Bajos y Nápoles, mientras que el emperador le ofrecía dos posi- parte de sus peticiones, se desentendieron de los intereses de los Habsburgo en
bles matrimonios al duque de Orleans, hijo segundogénito del monarca de Fran- la Europa oriental y' siempre se mostraban reacios a aportar tropas y dinero
cia: bien con su hija J\.1aría, lo que le reportaría los Países Bajos a la muerte para esa zona. Carlos V comprendió que tendría que delegar el poder en esos
de Carlos Y, o con su sobrina, Ana de Hungría, con el ofrecimiento del ducado '_territorios en su hermano Fernando. En 1522 ya.le había cedido sus posesiones
de Milán un año después. Carlos V prefería la segunda alternativa, pero igno- orientales convirtiéndolo en archiduque de Austria, y continuó ayudándole en
ramos si se trataba de un intento decidido de liberarse de la carga de Milán los preparativos de defensa con una parte de los ingresos obtenidos en Nápo-
y liquidar el problema italiano o de una medida desesperada para apaciguar les. Ahora, tras la muerte de Luis n, Fernando fue elegido rey de Bohemia y
a Francisco 1 mientras él dedicaba sus energías a Alemania, ya que el duque Hungría, lo que le permitió ampliar su patrimonio en la Europa oriental. Sin
d"é Orleans falleció antes de que ese proyecto matrimonial pudiera materia- embargo, estaba todavía por ver si era lo bastante poderoso como para resistir
lizarse.2O a los turcos.
Teniendo en cuenta la actitud equívoca que mantuvo el emperador durante En 1529, dos años después de que 'Carlos V viera cómo le era rechazado
muchos años de discusiones acerca de Milán, probablemente no contempló en un subsidio en -España para organizar una expedición a Hungría, el sultán co-
ningún momento la posibilidad de renunciar a esa posesión ni lo consideró como _l menzó una segunda invasión. Recuperó Buda y sitió Viena, y los Habsburgo
otra cosa que un feudo que pertenecía a su dinastía. En este asunto, como en se vieron ante la más grave amenaza que les había sido planteada hasta enton-
tantos otros, los objetivos de los dos monarcas seguían siendo los mismos de ces. Como estaba en juego el destino de Austria, Carlos V tuvo que intervenir
antes, y el fracaso del acuerdo de Crépy dejó sin resolver los problemas que personalmente_ En 1532 consiguió organizar un ejército en Alemania,.a cuyo
los enfrentaban. El emperador deseaba la paz porque tenía que resolver urgen- frente estaban sus mejores generales, incluidos Antonio de Leyva y el marqués
tes problemas en Alemania y los dos reyes estaban en paz cuando murió Fran- de Vasto, y 10 envió en ayuda de su hermano. Un pequeño contingente de tro-
cisco I el 31 de marzo de 1547. Pero si había llegado a su fin la rivalidad de pas españolas participó en la defensa de Viena y el propio emperador estuvo
los monarcas persistía el conflicto de poder y las disputas telTitoriales entre Fran-

21. Véase B. Beinen, «El testamento político de Carlos V de 1548. Estudio críticO», en Car-
20. Sin embargo, sobre las prioridades que conllevaba este proyecto véase el acertado análisis 1"" V (1500-1558), pp. 4Ot-438.
de F. Chabod. «¿Milán o los Países Bajos? Las discusiones en España sobre la "alternativa" de 22. Sobre la política de Carlos V en la Europa oriental véase Chudoba. Spain and lhe Empi-
1544», en Carlos V (/500-1558), Homenaje de la Universidad de Granada. Madrid, 1958, pp. 331.372. re, /519-1643, pp. 61-67, 7()..78,
LOS AUSTRIAS (1516-1598) EL EMPERADOR CARLOS V 107
106

presente en la campaña. Los turcos tuvieron que retirarse a Buda, aunque du_.
rante muchos años seguirían lanzando constantes ataques contra H ungria y Aus-
tria. Mientras Carlos V estaba dispuesto a defender la herencia de la ,Casa de
Habshurgo en Austria, se negaba a comprometerse en la defensa de Hungría.
Por tanto, sobre este punto existía una divergencia de intereses entre él y Fer-
nando. Incluso durante su corta estancia en Viena en el otoño de 1532 el empe-
rador puso en claro. más allá de toda duda, que sólo le interesaba la defensa
de la capital del Danubio y no la resolución del problema húngaro, ya que tenía
.otros compromisos que le obljgaban a intentar la pacificación de la Europa onen-
tal. Pero aunque el emperador consideraba que el destino de Hungría no le afec-
taba directamente, no abandonó totalmente a su hermano. pues al salir de Vie- ..1
na le asignó algunas tropas. En el curso de los encarni7.ados enfrentamientos :,j
que se produjeron durante los años 1530 fueron enviadas nuevas unidades de .,
tropas espafiolas, pero los Habsburgo tuvieron que limitarse a la defensa de una
angosta frontera en Hungría y dados los compromisos que tenian en otras zo- .'.:.
nas aceptaron de buen grado una tregua en noviembre de 1545.
Algunos de esos compromisos a los que se ha aludido tenían que ver tam-
bién con los turcos y también eran parte de una batalla perdida. Pero si la con-
tribución española a la defensa del Danubio fue reducida, el emperador exigió
mayor apoyo para la defensa del Mediterráneo, donde se veían directamente
afectados los intereses de España. En 1522 Solimán conquistó Rodas, la isla
de los Caballeros Hospitalarios. obteniendo una nueva base desde la cual diri-
gir sus operaciones contra Carlos V. Para atacarle más directamente tenía un
aliado de valía inapreciable en la persona de Jair ed-Din Barbarroja, cristiano
renegado y uno de los piratas africanos más sanguinarios. En nombre del islam ~"
y como vasallo del sultán, Barbarroja podía dirigir la lucha en el Mediterráneo ';~
occidental donde era la cabeza de una nueva potencia: Argel. También España.
había puesto el pie en África. Para la defensa de sus costas contaba con una '\
sucesión de fortalezas en el norte de África que habían sido establecidas en el '..
reinado de Fernando de Aragón. Pero la intervención en Italia había hecho que"
Fernando no pudiera ampliar sus defensas africanas ocupando la zona interior'
del Magrib, y esa oportunidad perdida no volvió a presentarse de nuevo. A par-
tir de 151610s piratas de Berbería.se establecieron en Argel. colonizaron el inte. <,:
rior del Magrib y constituyeron un nuevo Estado en el Mediterráneo. occiden- _.~.
tal. En 1518 se situaron bajo la protección del sultán, y se convirtieron en su :~
brazo armado más poderoso en la guerra naval con España. Gradualmente co- 1

menzaron. a desembarazarse de las fortalezas españolas enemigas de la costa


norteafricana.
El peligro se agudizó cuando comenzaron a atacar también las costas espa- 2. Lo emperatriz Isabel, de Tiziano (reproducido por cortesía del Museo del Prado).
ñolas Y. asimismo. a causa del problema de los moriscos en España. Tras la
caída de Granada en 1492 y la conversión forzosa de los moros asentados en
Castilla en 1502, España poseía una importante minoría extranjera. sólo nomi~
nalmente cristiana. nunca asimilada y considerada siempre como una amenaza
para la seguridad interna y corno un aliado potencial de sus enemigos islámi-
cqs en el Mediterráneo. En cierta medida los temores españoles estaban justifi- ,.
LOS AUSTRIAS (1516-1598) EL EMPERADOR CARLOS V 109
108

cados. ya que un gran número de moriscos habitaban .las regiones costeras, re- . ,Alcanzó Túnez en una de las calurosas jornadas de mediados de junio y des-
motas y en gran medida indefensas, de la zona meridional y oriental de Espa- 4 pués de una dura lucha, en la que el propio Carlos V estuvo en primera línea
Aa, moriscos cuya simpatía hacia la causa del islam en el norte de África era , ,'conquisló La Golela y, luego, Túnez (21 de julio de 1535). Además de capturar:
bien conocida. Como acto de acción de gracias por la victoria de Pavía, y te- .f se una flota de 82 galeras, millares de prisioneros cristianos fueron liberados
niendo en cuenta también la seguridad interna, Carlos V decidió en 1525 exten- ~;-y ~uley Hassan:fue restablecido en 'el trono. Sin embargo, -Barbarroja consi-
der el decreto castellano de 1502 a Valencia y plantear a los moriscos de ese - .J ~ guió escapar para refugiarse en Argel y continuar la lucha desde allí. "
rcino la alternativa de expulsión o conversión.23 Esto provocó una revuelta ar- .:t~ Au~que I~S,triunfos del emperador en el norte de África causaron una pro-
mada en la sierra de Espadón en 1526, y tras unas negociaciones los moros acep- funda lrnpreslon en Europa y fueron seguidos de numerosas celebraciones or-
taron el bautismo para evitar la expulsión. Pero la cuestión se complicó con ganizadas po~ ~ac.orte en Nápoles, la conquista de Túnez no fue suficiente para
la de los piratas de Berberia. En 1529, uno de los capitanes de Barbarroja diri- alterar el eqUlltbno de poder en el Mediterráneo. Carlos V no tenía la fuerza
gió una flota de galeras en una expedición de saqueo contra la costa de Valen- naval necesaria ~ara compl~tar su victoria y perseguir a Barbarroja hasta Argel
cia, haciendo numerosos prisioneros españoles. Entretanto, la piratería conti- Y.en consecuenCIa, el cabecilla de los piratas pudo organizar nuevas razzias con-
nuaba ya que los argelinos se lanzaban contra las embarcaciones Y las costas tra las islas Baleares y la costa de Valencia en 1536 y un nuevo ataque a gran
occidentales a la búsqueda de los abastecimientos que el norte de África oc escala contra el sur de Italia en 1537, al socaire de la nueva ofensiva de Francia
podía proveerles. España, que no había continuado ias conquistas de Fernan- que ya había concluido su primera alianza con los turcos en febrero de 1536:
do e ISabel en el norte de África, pagaba ahora el precio de descuidar sus recur- Ciertamente, la guerra de Carlos V con Francia entre 1536 y 153B supuso aban-
sos navales. Carlos V, enfrentado a una potencia marítima. continuó huérfano donar la campaña del Mediterráneo, que no pudo ser rcanudada hasta que se
de un proyecto para revitalizar el poderío naval de Cataluña, mientras que fra- firmó la tregua de Niza en 1538. En febrero de ese año el emperador intentó
casaban todos los esfuerzos para organizar una flota eficaz en el sur de España. organizar una nueva ofensiva contra los turcos estableciendo una alianza con
, Sólo a comienzos del decenio de 1530 pudo el emperador dar respuesla al el papado y Venecia, pero las fuerzas de la liga fueron derrotadas por Barba-
poder naval del islam gracias a la ayuda de su nuevo aliado, Génova. La impor- rroja en Prevesa en septiembre de 1538 y la liga se desintegró completamente
tancia de los refuerzos genoveses se ilustra con el éxito de la poderosa flota con- cuando Venecia, muy preocupada sief!lpre por su comercio y su abastecimiento
ducida por Andrea Doria hacia el golfo de Corinto en 1532: ocupó Palrás y de trigo en el Mediterráneo oriental, firmó una paz por separado con los tur-
al año siguiente capturó Coron en el Peloponeso, aunque la ocupación de am- cos en 1540. Sin la flota veneciana la coalición occidental no podía hacer frente
bas fue sólo temporal. Es posible que esta expedición sirviera para distraer la a la flota otomana •.y ello impulsó al monarca español a concentrar todos los
atención del sultán y aliviar la presión sobre Austria, pero también indujo a recursos de que disponía en Occidente para conquistar el bastión de Barbarro-
Solimán a renovar sus esfuerzos. A la sazón se alió más estrechamente co~ Bar- ja, Argel, y completar así la operación que había iniciado en Túnez. El propio
barroja, a quien nombró comandante en jefe de la flota turca, y que demostró
emperador dirigió una importante expedición en la que participó también el
slj.'arrojo al atacar 1a'costa de Italia y capturar Túnez expulsando al aliado moro
.conquistador de México, Hernán Cortés, y que llegó a Argel en octubre de 1541.
de España, Muley Hassan. en agosto de 1534. Al mismo tiempo, Solimán co-
Pero la estación estaba demasiado avanzada para esa campafta y perdió 150
menzó también a intentar estrechar su alianza con Francia. La lucha se centra-
d~ sus ~arcos en una tormenta, Aunque Carlos V consiguió desembarcar y ata-
ba ahora en el control del Mediterráneo central.
car Arg.cl, se vio obligado a reembarcar e interrumpir la operación para evitar
Carlos V y Espafia tenían que realizar un esfuerzo supremo. El poderío na-
val turco era cada vez mayor y la amenaza estaba cada vez más próxima de un mayor desastre.
El fracaso de Argel constituyó una de las mayores catástrofes que sufrió
las costas de Nápoles, Sicilia y España. Con el fin de dividir el frente naval
islámico en el Mediterráneo Yestablecer una base española entre Argel y Cons- el emperador durante todo su reinado y la última de sus grandes acciones nava-
tantinopla, Carlos V decidió atacar Túnez. La oportunidad se presentó al fir~ les~A partir de entonces su situación en el Mediterráneo se deterioró rápida-
marse la paz con Francia en 1535 y los medios necesarios se consiguieron me- ~ente. AJ reanudarse la lucha con Francia (1542-1544) los turcos prestaron un
diante un subsidio extraordinario votado por las Cortes de Castilla y con la Importante servicio a su aliado, y galeras francesas reforzaron la flota otoma-
confiscación de remesas de particulares procedentes de las Indias. Una expedi- ?a., Barbarroja cooperó en el asedio de Niza y en 1544 la flota turca pasó el
ción numerosa, aunque organizada de forma apresurada, y que no inspiraba ITIVIernOen Toulon con su cargamento de esclavos cristianos. A la muerte de
mucha confianza a los consejeros castellanos del emperador, partió de Barce- Barbarroja en 1546 lo sustituyó otro pirata experimentado, Dragut, que conti-
lona para reunirse en Cerdefia antes de poner rumbo hacia el norte de África. nuó su campaña. En agosto de 1551, cuarenta afias después de haber sido con-
quistada por España, Trípoli fue atacada por los turcos y hubo de ser evacuada
23. Véase ¡niTO, pp. 261-267.
por los Caballeros Hospitalarios, pasando a ser en manos de los turcos .una
110 LOS AUSTRIAS ()516-1598) EL EMPERADOR CARLOS V 111

base importante y un nuevo nexo de unión con ArgeL24 Gradualmente caye- á~-unrenacimiento espiritual de la Iglesia católica, era un encendido enemigo
ron en manos de los musulmanes otras plazas de la costa norteafricana y el ¡fe la herejía y de haber poseído los medios necesarios la habría destruido, como
sultán continué enviando flotas poderosas para atacar las costas del Medite- i~ientó hacerlo en ~spaña y en los Países Bajos, donde su poder era más fuerte
rráneo central. Sin embargo, hubo un punto más allá del cual el sultán no con- &ueen Alemania. Esta era también la posición espaftola y en este aspecto la
siguió explotar su posición ventajosa: ocupado en la guerra con Persia y debili- coincidencia de puntos de vista era espontánea. Las tropas y el dinero necesa-
tado por la creciente laxitud de la cooperación francesa una vez que sus flotas ,nos para la lucha contra los herejes procedían en su mayor parte de España
hubieron atravesado las vastas extensiones del Mediterráneo, no consiguió es- ,y_muchosde los grandes líderes intelectuales que combatieron la Reforma, como
tablecer su supremacía naval en Occidente. Fue el factor de
la distancia más ~'ignaciode Loyola, eran españoles. La reunión de un concilio, al que serían con-
que la fuerza de España o de cualquier otra potencia cristiana, lo que permitió .tvocados lo:; luteranos para ver condenadas sus doctrinas y donde se reafirma-
un cierto respiro a Occidente. Con todo, los aliados del sultán en el norte de , "han el dogma y las tradiciones de la Iglesia católica, fue idea de los teólogos
África continuaron amenazando la seguridad del Mediterráneo occidental y hos- ":españolesy de su rey. Tras el saqueo de Roma en 1527, y en respuesta a un
tigando el comercio y la navegación entre Espana e IÚllia. Los piratas de Ber- irbre-veen el que Clemente VII manifestaba su protesta, Carlos V ya recurrió a
bería infestaban las aguas del Mediterráneo entre Ccrdeña y la costa africana, -,\~.esaamenaza y habló de convocar un concilio gen_~!al,sLeC~apa no variaba su
obligando a las embarcaciones cristianas a seguir rutas más seguras cerca del ~política, que a los ojos del emperador era desastrosa para la-cristiandad. Pero
cabo de Córcega, pero la ocupación francesa de Córcega, conseguida con ayu- ¡~;hastael pontificado de Pablo lB no pudo superar las reticencias y desconfian-
da de los turcos, amenazó las comunicaciones entre España e Italia incluso"allí . Zasdel papado, e incluso entonces surgieron complicaciones que retrasaron una
y no hubo tregua para Carlos V en la defensa de las rutas marítimas de su i: cción decidida. Esto se debía no sólo a que el movimiento conciliar desperta-
imperio. ba, tradicionalmente, las susceptibilidades papales, sino también a la concien-
En consecuencia, lejos de realizar la gran cruzada contra Constantinopla, Ciade Roma del enorme poder de Carlos V. La concordia católica que trataba
que fuera el sueño de su juventud, Carlos V no consiguió siquiera atender a :de alcanzar el emperador había de estar bajo su inspiración y hegemonía, e
los intereses inmediatos de España. Es cierto que nunca consiguió la coopera- .~implicaba la conservación y, posiblemente, la extensión de un imperio europeo
ción plena de Aragón y Cataluña, factor crucial para la supremacía española , que era inaceptable para los países vecinos y que inevitablemente provocaba
en el Mediterráneo occidental.2s Pero no cabe pasar por alto que distrajo re- j'la desconfianza de Francia que, a pesar de la opinión imperial y española, era
cursos y esfuerzos nacionales para intereses imperiales más remotos. Para con- .~,~'tambiénuna potencia católica. Sin negar la sinceridad del emperador, es nece-
seguir el poder naval no basta con expediciones preparadas de forma apresura- j,f 'sario tener en cuenta la tendencia contemporánea a recurrir a justificaciones
da, sino que es necesario un proceso largo y arduo de construcción, reclutamiento , religiosas, especialmente en las declaraciones oficiales, para la política secular.
y preparación. Ese programa nunca fue puesto en rnarchá por Carlos V y tuvo ;, Hay que decir también que pese a la misión divina a la que haCÍa referencia
que esperar a la iniciativa de Felipe TI .. el emperador para Juchar contra infieles y herejes, no dio prioridad a .la revuel-
r: la protestante, como tampoco a la amenaza del islam. El emperador afirmaba
~: que no podía hacerlo hasta que hubiera pacificado la Europa occidental y al-
PRíNCIPES y PRarESTANTES EN ALEMANIA ;? canzado un entendimiento con el papa y con Francia. Pero al margen de que
.. él era un obstáculo para ese entendimiento, su constante preocupación respecto
Para el emperador el problema' del protestantismo era todavía más comple- a los medios le impidió conseguir el fin.
jo que el de los turcos y fue en último extremo el que desbarató por completo A pesar de la declaración realizada por el joven emperador ante Ja Dieta
su política. No sólo estaba vinculado a su Jucha con Francia, sino que afectaba de Worms en abril de 1521, la primera de sus grandes declaraciones políticas
también a sus relaciones con el papado. Sobre todo, socavó su posición en Ale- escritas de su propia pluma, en la que manifestó su decisión de asumir la de-
mania" ya bastante precaria. Auil dejando al margen su vertiente p.olítica, el . fensa de la cristiandad y de las doctrinas de la Iglesia, lo cierto-es que Carlos V
protestantismo tenía una profunda significación para el emperador y para Es- ,~subestimó las diferencias entre Lutero y la Iglesia, y que tardó en pasar a la
paña. A~nque Carlos V no fue un hombre de la Contrarreforma ni el adalid acción con decisión. No puede negarse que la situación era difícil. Carlos V
se veía enfrentado ya a un problema político en Alemania derivado de la sobe-
ranía de los parlamentos y de la independencia de los príncipes, aspectos am-
24. Véase Braude!, La Médilerranée el le monde méditerranéen a /'époque de Phi/ippe 11, .bos que frustraron su deseo de dar contenido y eficacia al gobierno imperial.
pp, 739.742. Como consecuencia de sus compromisos en otras partes, Carlos V tuvo que
25. J. Vicens Vives. «l..a Corona de Aragón y el ámbito del Meditenáneo Occidental durante
la época de Carlos V», Karl V. Der Kaiser und seine Zeil, Colonia, 1960, pp. 211-217 (hay trad.
,re~egarla responsabilidad en Alemania en su hermano Fernando. Los proble-
cast.: Historia de los papas, Gustavo Gili, Barcelona, 1961). mas religiosos se sumaron a los políticos. Aunque Lutero fue declarado pros-
LOS AUSTRIAS (1516-1598)
EL EMPERADOR CARLOS V 1I3
112
T,
erito por el Edicto de Worms, pudo contar con la protección del elector de Sa- .! cbnseguir UD frente unido en Alemania y para ello estaba dispuesto a ceder aún
jonia, mientras que 10 que Carlos V consideraba como un cisma temporal se ~ ás. por otra parte, tanto Carlos V como Granvela tenían la convicción de que
convirtió en una ruptura duradera, cuyas ventajas políticas fueron explota~as _;. .iI emperador le asistía el derecho de resolver los problemas religiosos, si era
tanto por los reformadores como por los príncipes. En junio de 1526 una de- ',-. ílecesario sin la intervención del papa, y creían que la renovación católica tenía
daración realizada en términos vagos por la Dieta de Espira se interpretó como que comenzar con la supresión de los abusos en la Iglesia. Así pues, teórica-
el derecho de cada príncipe a decidir la religión en su propio Estado. En .1529,.,,; 7.inentePablo III debería de haber sido la respuesta a sus esperanzas, pues se
en una nueva Dieta en Espira, la mayoría católica reafirmó la decisión de Worms ? 'trataba de un papa reformista y deseoso de convocar un concilio. u Pero esto
contra el luteranismo y, al tiempo que negaba cualquier derecho a los reforma- .,-: ~ultó ser simplemente una nueva dificultad para Carlos V, pues planteaba el
dores, exigía tolerancia para los católicos en los estados reformados. Esta deci-' '.; broblema de la participación protestante en un concilio. En consecuencia, a
sión. que a primera vista constituía un éxito, fue el inicio del camino hacia el -i faita de la convocatoria del concilio y deseoso de conseguir la ayuda de los par-
desastre para Carlos V y para la causa católica. Los luteranos protestaron con- .~ :'iamentos imperiales contra Francia y el Thrco, Carlos V decidió imponer su
tra ella y comenzaron a perfeccionar su organización política. En ese momento t ':'propia solución en Alemania, la Declaración de Ratisbona Gulio de 1541). Por
Carlos V decidió pasar personalmente a la acción. Con las manos libres al ha- .'.: ~'ella se garantizaba la seguridad de los que se hábian adherido a la Confesión
ber puesto fin a la guerra con Francia en la paz de Cambrai (1529) y recién ..~ if.;de Augsburgo, se aceptaba la secularización de algunas propiedades eclesiásti-
conseguida su coronación de manos del papa, regresó a Alemania después de _.~ ~cas, se concedía a los príncipes protestantes el derecho de reformar los monas-
ocho años de ausencia y asistió a la Dieta de Augsburgo en 1530. En el séquito . _terios y otras instituciones reiigiosas, y se redoblaba la influencia de los protes-
del emperador en Augsburgo figuraban numerosos erasmistas, entre ellos su :"
secretario Granvcla, y aunque no es seguro que él estuviera influido por las ideas :-.
de Erasmo, 10 cierto es que hizo gala de una gran paciencia durante las largas :.!
.'
¡i!ántes en la Cámara Imperial.
, ;<~;. El papa condenó la Declaración de Ratisbona, como también la condena-
/tton los acontecimientos. El emperador no obtuvo de ella beneficio alguno, cx-
discusiones e intentó encontrar una solución que no comprometiera el dogma ";~, , <cepto el descubrimiento de que cuanto mayores fueran las concesiones a los
católico. Pero sus intentos de arbitraje fracasaron e incluso su oferta de convo- " Jprotestantes, más patente se hacía su debilidad y más importantes eran sus 00-
car un concilio general fue rechazada por los protestantes, así como por el papa. ~ [g~ncias. Sin embargo, no estaba todavía preparado para actuar. En junio de
Los protestantes salieron de Augsburgo con su fórmula intacta, aunque recha-.-j.,; ,:1542 Pabló 1II promulgó una bula convocando el Concilio de Trento para el
zada -la profesión de fe presentada por Melancthon Yconocida como la Con- --~ ,'1-de noviembre, pero en ese momento Francisco 1 quebrantó la tregua de Niza
fesión de Augsburgo- y consiguieron hacerla sobrevivir. No había nada que.':; ,,"y se preparó para atacar al emperador, lo que hizo imposible la convocatoria
Carlos V pudiera hacer excepto recurrir a la fuerza, lo cual no entraba en sus ,} del co.ncilio en esa fecha. El papa intentó reconciliar a los dos rivales, pero Car-
planes. Por tanto, las amenazas sin sanciones fueron de escaso efect.o, excepto '.: )o.s V trataba de ganar tiempo, ansioso de conseguir la ayuda de Mauricio de
el de impulsar a los protestantes a reforzar su posición política formando la _!~ Sajonia, de Alberto de Brandeburgo y de otros principes alemanes contra Fran-
Liga de Esmalcalda (febrero de 1531), dirigida por el elector de Sajonia y el' cia, y sabedor de que los protestantes se oponían a un concilio convocado por
landgrave de Hesse, y aliada potencial de los otros enemigos del emperador~ .:~, :,elpapa. Pero tras firmar la paz de Crépy con Francisco 1en septiembre en 1544,
en el norte de Europa. ,. '.C.arlos V estaba en situación de atacar al protestantismo con mayor firmeza.
Pero el imperio también estaba amenazado por el Turco. El hermano de Car-.~: No obstante, no iba a tratarse todavía-de un ataque teológico. Cuando comeo-
los V, Fernando, que acababa de obtener el título de Rey de Romanos (enero ';~: : zó finalmente el'ConciBo de Trento en diciembre de 1545, los representantes
de 1531) necesitaba urgentemente la ayuda de los príncipes alemanes para de- .r.
del emperador intentaron impedir una definición dogmática del problema de
rénder sus dominios frente a Solimán. La invasión turca de Austria en 1532obligó ':~
la justificación, porque no quería provocar el rechazo de los luteranos, de quie-
a Carlos V a aceptar un acuerdo temporal en Alemania, conocido como la paz ~: j;.;
<~ nes esperaba todavía que aceptaran la invitación para participar en el concilio.
de Nuremberg (mayo de 1532), mediante la cual se alcanzó una paz general enJ
. :pe hecho, el concilio defendió la doctrina de la justificación y de los sacramen-
el imperio. en el que nadie sería condenado por sus convicciones religiosas; :
t~s, y el estado de ánimo del emperador cuando decidió participar en la lucha
hasta la celebración de un concilio. La medida resultó eficaz para alcanzar los::,~
,.contra los protestantes era de resentimiento contra el papa y otros obispos.
objetivos pretendidos. y con el apoyo protestante el emperador consiguió orga-;j;¡
'Muchos católicos en el círculo del emperador, entre los que se incluía su
nizar un poderoso ejército que liberó Austria y forzó la retirada de los turcos. J
propio confesor, el dominico español Pedro de Soto, defendían desde hacía tiem-
Durante todo el decenio de 1530 Carlos V se vio obligado a seguir contem--~
, po el recurso a la guerra, aunque sin resolver el dilema de cómo hacer frente
porizando con los protestantes. en parte porque la presión de los turcos era'
agobiante,.en parte a causa de Francia, pero sobre todo, tal vez, debido a su ,:
26. Véase L. von Pastor, History 01 [he Popes. trad. ing., Lon<:ms. 1894-1953, vol. Xl, pp, 41-217.
desesperad'a situación financiera. Por todas esas razones el emperador deseaba "~')i
114 LOS AUSTRIAS 0516.1598) EL EMPERADOR CARLOS V 115

a un movimiento religioso con medios militares Y Pero los mismos protestan~, wu'a sólo aceptaría para el título imperial a un príncipe alemán. Carlos V
tes contaban con una organización política y militar, con la que el emperador, e:,¡¿ncontrótambién con la oposición implacable de su propia familia.
esperaba poder acabar cuando la alianza con el papado (junio de 1546) y los' Felipe, a quien habia llamado para que acudiera desde Espafia, donde era
esfuerzos de Cobos en Espafta le permitieran conseguir fondos suficientes como~ ge.ntedesde 1542, había salido de Valladolid en octubre de 1548. Tenía enton-
pam levantar un ejército. Las tropas imperiales, mandadas por el duque de Alba. etiJ21 añoS Y era la primera vez que viajaba por Europa. Se unió a su padre
y con el propio emperador al frente, vencieron en la batalla de Mühlberg el Ú' entBruselas en abril de 1549, y allí fue reconocido como heredero de 105 Países
de abril de 1547, victoria en la que la confusión en el mando imperial-com~: '~~j~s;A continuación recibió honores en Alemania. En el invierno de 1550-1551
pensada. como de costwnbre, por la valentía de las tropas españolas de Cai~ ~SiHabsburgo celebraron en Augsburgo una conferencia familiar que se pro-
los V- sólo era superada ligeramente por la de los protestantes. El triunfo d~c lo~ó durante más de seis meses, y en la que los planes de Carlos V fueron
Carlos V sobre la Liga de Esmalealda lo situó, por fin, en posición de intentar '"1V""sirados por las ambiciones de su hermano Fernando y la hostilidad de su
imponer sus condiciones políticas y religiosas en Alemania. Sin embargo, el re~. ;~¡;rinoMaximiliano, hijo primogénito de Fernando. El poder de los Habsbur-
sultado. fue en ambos casos negativo para la causa imperial. /' :i~:órientales, con base en Austria y que se extendía sobre Bohemia y Hungría,
La victoria del emperador en Mühlberg, aunque fue negativa para los pr¿~ '~ronado con el título de Rey de Romanos, honor que el propio Carlos había
testantes, también aumentó las disensiones en el bando católico. En el seno de. . c't,iítribuido a crear, se volvió contra él, en unas circunstancias en que le fue
la Iglesia existía temor ante el poder de Carlos V, y el Concilio de Trento se':, '~"'posibleplantear resistencia alguna. En efecto, la independencia creciente de
dispersó tras la victoria del emperador. Los prelados que apoyaban a Carlos .~:~' "i'~Habsburgo orientales coincidió con intereses poderosos en Alemania. En
permanecieron en Trento, mientras que los demás se reunieron de nuevo en' .. r edida en que Alemania se negaba a aceptar la subordinación política y las
'Cl 's.cat6licas, se negaba también a aceptar un régimen españ.ol que personifi-
W
Bolonia siguiendo las instrucciones del papa. Posteriormente, se suspendió ei-
concilio debido a la oposición de Carlos V. El emperador, actuando con inde! a~a ambas cosas y rechazó aún con mayor fuerza la perspectiva de ser ocupa~
pendencia del papado y sobre el supuesto de que podía ejercer funciones ecl~~ d;por tropas españolas e italianas. Por ello, la opinión alemana se volvió ha-
siásticas, impuso un nuevo compromiso conocido como Ínterim (30 de junid: 6;¡:los príncipes de Viena. a los que creía poder manejar más fácilmente que
de 1548), un documento redactado por sus teólogos, entre ellos Pedro de Soto,~ "'n sucesor español. Deseaba a Fernando como emperador, y como su suce-
que preservaba la doctrina católica y la autoridad del papa pero que haCÍa tod'o~ .::a-Maximiliano y no a Felipe. La cada vez mayor influencia de que gozaba
tipo de concesiones a la opinión luterana en materias de disciplina y culto. Ha'~ , f;Yríando en la Europa central y su decisión de conservar el imperio, implícita
bía indicios de que la política religiosa del emperador no era p~enamente ace.t~ eWsutítulo de rey de romanos, obligaron a Carlos V a ceder en el acuerdo del
tada por la opinión española y el jesuita Bobadilla, que divulgó una crítica deF ,~de:marzode 1551, por el cual Fernando sucedería a Carlos V como empera-
Ínterim en presencia de Carlos Y, hubo de ser llamado al orden. En definitiv~::l ,li¿)r pero, a su vez, apoyaría a Felipe como sucesor suyo, quedando Maximilia-
el Ínterim conoció el destino de la mayor parte de los compromisos religiosos~' (')tc'omotercero en discordia. Sin embargo, el acuerdo quedó en papel mojado,
fue rechazado tanto por los protestantes como por los católicos, y no si[V¡,~~ ~8 'por la pobre impresión que causó en Alemania el'jov~n Felipe, al igual que
para conseguir el objetivo que perseguía, la paz religiosa en Alemania. .~ . n';todas partes fuera de España. sino porque los hechos estaban en su contra_
Si las condiciones religiosas impuestas por Carlos V provocaron disensio~ 1 --.":,~deterrninación de .los Habsburgo austríacos y la hostilidad de Alemania se
nes en el seno de la Iglesia, sus objetivos políticos causaron la disensión entr< c9:l1jugaronpara frustrar las aspiraciones de Carlos V respecto a su dinastía.
los propios Habsburgo. Fra-ncisco 1 había'muerto antes de la batalla de Mühi.:-: :~io.faltaban los acontecimientos de 1551-1552 para impulsarlo a salir de
berg, 10 que permitió al emperador libertad de acción en Alemania. Se le preI~ 'cmania.
,-" ~rFrancia fue el factor clave en la renovada ofensiva contra el emperador, con-
sentaba la oportunidad de realizar su ideal político y de promover los intereseS:'~
de su familia haciendo realidad un deseo que sentía en lo más profundo de sí1\ ....écando que sus dificultades en AJemania ofrecían una gran oportunidad para
ser: conseguiría la sucesión imperial en Alemania para su hijo Felipe, y de es~~c " itar su poder de una vez por todas. Los príncipes protestantes alemanes al-
forma vincularía la herencia alemana con la borgoñona y la espaftóla. Sin em!~ .:.~zaronun compromiso con Enrique II y aceptaron su ocupación de Metz,
bargo. esa solución no era aceptable para la opinión alemana, ya fuera católic~;~: "ul y Verdún, que eran parte del imperio_ A los enemigos de Carlos Y se les
o protestante, y en noviembre de 1550 incluso el cardenal de Augsburgo protes~ lió otro príncipe alemán, Mauricio de Sajonia, que a pesar de ser protestante
tó contra la intolerable presencia de españoles en Alemania y afirmó que AI~j, 'a.~íaluchado hasta entonces alIado del emperador. Francia renovó también
. -r:t:¡ ,~alianzacon los turcos e instó al sultán a romper la tregua con los Habsbur-
-, :...: En agosto de 1551 los otomanos ocuparon Trípoli. Carlos V, acosado pOI
27. Sobre De Soto véase V. D. Carro:' Pedro de Soto y las controversias polltico-teológieaf
en el siglo XVI, SalamancCi. 1931; y del mismo autor, El maestro Fr. Pedro de Soto, O.P. (confes.or'l
:~peligros en numerosos frentes y por unas dificultades financieras más gra-
de Carlos V). Salamanca, 1931. "~t s,que las que había conocido hasta entonces, vio cómo su mundo comenzaba
116 LOS AUSTRIAS (1516-1598) EL EMPERADOR CARLOS V 117
.,2:-
a desintegrarse. Ante la imposibilidad de acudir a todos los frentes y temiendo ;'... ,"OS PAÍSES BAJOS y LA ALIANZA INGLESA
sobre todo por el Mediterráneo, tomó una de las decisiones más trascendenta~.'~" -,
les de su vida al ordenar en el mes de agosto que sus tropas españolas e italia~;" {t"A diferencia de Alemania, en los Países Bajos Carlos V tenía ~n regente
nas evacuaran Württemberg. Al retirar sus fuerzas de ocupación, Carlos V pre-. t ,¿n quien podía confiar. Tras la muerte de Margarita de Austria nombró a otro
paró de forma indirecta el camino para la explosión alemana de 1552. Para"~:, miembro de la familia Habsburgo, su hermana Maria de Hungría. como go-
proteger Alemania tenía que recurrir ahora a su hermano Fernando, cuyos com~..~" ,'bernadora de los Países Bajos en 1531. Durante el resto de su reinado. gobernó
prom"¡sos en Hungría le dejaban escasos recursos y entusiasmo por la causa de": . ¿on toda la firmeza y tacto que las circunstancias permitían. Circunstancias
Carlos V, y cuyas relaciones con los rebeldes en Alemania eran vistas con gran> ~"Que,sin embargo, no eran propicias, pues Carlos V se veía enfrentado a un crc-
desconfianza por el emperador. En esa") circunstancias habría sido más pru- 'dente descontento religioso y económico.
dente que Carlos V se refugiara en la relativa seguridad de los Países Bajos para: 'i f El luteranismo había penelrado en los Países Bajos desde 1518. El empera-
atacar Francia desde allí, pero en lugar de "actuar así continuó arriesgándose! ':dor, aunque rechazaba decididamente el luteranismo, también rechazaba la in-
en Alemania y cuando Mauricio de Sajonia dirigió contra él un repentino ata- .~ .tervención papal y durante el resto de su reinado intentó mantener el control
que cerca de lnsbruck en mayo de 1552 tuvo que huir a través de los Alpes ha,,- ~~ ::1de la política religiosa. Dos meses después de la publicación de la bula que cx-
ta Villach, en Carintia. La segunda sesión del Concilio de Trento fue rápida- ":,~ ! t"comulgaba a ~utero, el emperador publicó un edicto en el que ordenaba la que-
mente clausurada, Metz, Toul y Verdún cayeron en manos de Francia y los turcos} '''ma de todos los libros luteranos (20 de marzo de 1521).Un año después, el 23
amenazaban la seguridad de Austria. Poco era lo que podía salvarse del desas- ", , .~deabril de 1522, y sin consultar al papa, nombró un inquisidor general de los
trc en Alemania y el tratado de Passau, negociado por Fernando y Mauricio ' ~tPaíses Bajos, en la persona de Van der Hulst, que era laico y que perte"necía
de Sajonia, y ratificado por Carlos V el 15 de agosto de 1552, no fue más que'. ~:"alConsejo de Brabante, siendo, por tanto, un oficial del rey. Pero los intentos
la sanción de la derrota del emperador. En el reconocimiento del protestantis-,;; """deCarlos V de conservar el control exclusivo sobre la Inquisición fracasaron
mo en igualdad de condiciones con la religión católica en el imperio sobre la,: 'cuando en 1523 Adriano VI nombró a Van der Hulst inquisidor papal para los
base de la fórmula cujus regio, ejus religio, el tratado de Passau prefiguró la") !ti.PaísesBajos y aunque poco después fue depuesto de su cargo por Margarita
paz de Augsburgo tres años después (25 de septiembre de 1555), en la que se 'i" ~'de Austria en razón de la implacable persecución que inició, esto cercenó los
dio forma constitucional a esas concesiones. Augsburgo fue la culminación ló- .. ;"intentos del emperador de introducir inquisidores imperiales en los Países
gica de la política y de la debilidad del emperador en Alemania. Fue un duro ' . ''.'ajos. En 1524 tres sacerdotes nativos fueron nombrados inquisidores papales
golpe para él y dejó las ~egociaciones en manos de Fernando. '";"~ ~::con plenos poderes, aunque posteriormente Carlos V insistió en que era nece-
Tras la derrota en Alemania, Carlos V fracasó también contra Francia. Acon- "'.~ .~"sariocontar con el acuerdo de un miembro del Consejo Provincial para que
sejado por el duque de Alba y lleno de ansiedad respecto a las comunicaciones ~ : ~ pudiera pronunciarse cualquier sentencia. Desde 1525 Carlos V hizo públicos
entre los Países Bajos y el Franco Condado. intentó recuperar Metz en el in- ..•. .-'diversos edictos contra el luteranismo, acompañados de severas sanciones. De
vierno de 1552. Sus ejércitos atacaron una y otra vez hasta que en enero de 1553"_ ":~ "hecho, desde 1550 la única pena prescrita para todos los delitos religiosos era
se vio obligado a levantar el frustrado asedio y retirarse a los Países Bajos, donde '~, la muerte. En un principio el poder judicial correspondía a los consejos muru-
permaneció hasta su retorno a España en 1556. Ahora tenía motivos para te_~,r ',cipales, pero más tarde Carlos V transfirió esa jurisdicción a los consejos pro-
mer por la seguridad de su herencia directa. Perdida Alemania, y con ella la . vinciales, 10 cual le permitió mantener el control sobre las persecuciones de
frontera católica e imperial más allá de Flandes. era necesario al menos garan- "¡ ~ herejes.28
tizar la seguridad de los Países Bajos, ante la actitud amenazadora de Francia. "~: Aunque consiguió contener, pero no eliminar. el progreso de la herejía, poco
En sus últimos años ésa fue una de las mayores preocupaciones del emperador. ": pudo hacer el emperador por atajar el particularismo político y fiscal de sus
su regreso al punto de partida. El amor hacia su tierra natal y "lapreocupación ~ . diferentes provincias: De entre todas sus posesiones, los Países Bajos eran los
por su hijo le indujeron a desgajar del imperio a los Países Bajos. Pel'O ¿cómo '" ~ Quegozaban de una situación de mayor prosperidad, basada en los sólidos ci-
podía defenderlos, estando tan distantes y aislados, y cómo podía asegurar las" ",mientos del comercio y la industria, y eran, junto con España, su fuente más
comunicaciones con España, que era, más claramente que nunca. la base de'~ ",importante de dinero, que explotaba de manera implacable. Dado que las guc-
su poder? i -ITaS del emperador devoraban su riqueza, los Países Bajos tenían razones aún
.;.."más urgentes que España para pedir la paz, cosa que nunca dejaron de hacer.

28. Léon.E. Halkin. La Ré/orme en Belgique SQUSCharles Quint, Bruselas, 1957; M. Die-
nclcx, 5.J .• (¿Fue cesarop~pista la política religiosa de Carlos V en los Países Bajos?», Hispanio,
XIX (1959), pp. 378-J8S.
118 LOS AUSTRIAS (1516-1598) EL EMPERADOR CARLOS Y 119

Sin embargo, la prosperidad y libertad de los Países Bajos en tiempo de. Carlos V, .~ :i¡. . En estas circunstancias la alianza con Inglaterra se convirtió en la solución
que siempre se contrastan con la miseria y la opresión existentes bajo Feli- o::. i,ara el desastre alemán, las amenazas francesas y el peligro en los Países Ba-
pe I1,29 eran monopolio de una clase reducida Y.junto a las fortunas que unos ':: ;joS.31Para la defensa y las comunicaciones con España podía garantizar un
pocos habían conseguido en el período anterior, coexistía la tc:rrible pobreza: ... . ;puerto en Inglaterra y el paso del Canal. Pero podía significar mucho más que
de la gran masa de la población, especialmente en las ciudades. con unos sala- jeso. Mediante la .boda de Felipe con la reina María, Inglaterra podía situarse
rios que quedaron muy por detrás de los precios durante todo el período desde ,.- !:en la órbita de los Habsburgo. El matrimonio entre Felipe y María Tudor (25
1521 a 1556.30 Esta situación social engendraba descontento y estalló en la agi- _". ..1de julio de 1554) significaba mucho para ambas partes. María buscaba en Feli-
tación de los anabaptistas. cuyo movimiento era en esencia proletario, con im- 1 o ~~peel apoyo para sus planes de restaurar el catolicismo en Inglaterra, y buscaba
plic~ciones sociales y religiosas, y que, por ambos conceptos, exigí,eroo la inee- E ~¡unheredero que continuara su régimen. El emperador y su hijo veían a Inglate.
sante atención de las autoridades a partir de 1535. No había anabaptistas en ~ ;?ri-a como a una compensación por la pérdida de Alemania y como la seguridad
las clases adineradas, cuyo apoyo a la política de represión del gobierno impi- .f. <~paralos Países Bajos. Mediante esa boda Inglaterra y los Paises Bajos se aso-
dió que el movimiento llega~a a convertirse en un desafío 'popular a la autori- .~o
~-.ciabanen una unión personal. Como Felipe heredaría España y los Países Ba- '1
dad del Estado, como ocurrió más adelante con el calvinismo. . ~joS,ello significaba que las coronas de España, Borgoña e Inglaterra queda-
Sin embargo, esa alianza no se producía para todos los aspectos de la políti- ~.l
.rían temporalmente en manos de una sola persona. Si Felipe y Maria tenían
ca de Carlos V. Las comunidades comerciantes e industriales de los Países Ba--: "_<unheredero, éste recibiría no sólo Inglaterra sino también los Países Bajos y
jos defendían celosamente sus derechos autónomos frente a los intentos del em- j' . 'el Franco Condado, mientras que España y sus dominios serian para don Carlos,
perador de completar el proceso de unificación y centralización iniciados por 'i" hijo de Felipe habído de un matrimonio anterior. Esto permitiria a Inglaterra de-
sus predecesores borgoñones. Los Estados Provinciales y los Estados Genera- .\ 'fender a los Países Bajos, especialmente contra Francia, mientras que España
les plantearon una tenaz resistencia a los órganos del gobierno central -el Con- ~1 :se concentraría en la defensa de Italia y del Mediterráneo. Si don Carlos moría
sejo de Estado, el Consejo de Finanzas y el Alto Tribunal de Apelación-, re- .. '~sindescendencia, toda la herencia recaeria en el heredero de Felipe y María.
gateando en las entregas de dinero, e insistiendo en la satisfacción de los agravios ,: El hecho de que Carlos V considerara la posibilidad de separar los Países
y ejerciendo el derecho de informar a las provincias y ciudades. Carlos V nun- ~Bajos de la corona de Espafia, aunque con la intención de arraigarlos más fir-
ca intentó introducir españoles en su administración borgoñona, pero incluso 'f ...memente,en el seno de su familia, demuestra que no consideraba que la unión
con oficiales nativos le resultó difícil ejercer, en su tierra natal, un gobierno, . de ambos fuera inevitable y sacrosanta, tanto desde el punto de vista de los
tan absoluto como en Castilla y sus incesantes exigencias financieras podían: .:,'intereses españoles como del prestigio. Sólo más tarde, en el reinado de Felipe U,
dar al traste con la alianza con las clases adineradas que sustentaba su gobier- :~ ,:"seconsideró inconcebible esa separación, y la determinación de conservar los
no. En 1539 la resistencia dejó paso, en Gante, a una violenta revuelta -enér- ;~ o :-PaísesBajos a cualquier precio se convirtió en una obsesión ruinosa que per-
gicamente sofocada- cuando los ciudadanos depusieron a las autoridades que "r duró hasta el final del régimen Habsburgo. Ahora bien, cuando llegó el mo-
se habían plegado a las exigencias de Carlos V. ..t: mento de tomar la decisión, 10 cierto es que Carlos V determinó que todos esos
La resistencia ante la política religiosa, financiera y administrativa del go- .¡',~,. territorios permanecieran unidos a la corona de Espafta para la herencia de su
bierno central convirtió a los Países Bajos en terreno abonado para la interven- ." .hijo. Pero para entonces se había desvanecido la posibilidad de que pasaran
ción de los enemigos del emperador, especialmente Francia, que ocasionalmente :,. a manos de un nieto y no quería que fueran a parar a Fernando de Austria.
cooperó eficazmente con sus enemigos en el noreste. Carlos V vivió la más dura 1
El hijo que Felipe y María deseaban nunca llegó y la boda sólo sirvió para ha-
experiencia de este período en el ducado de Güeldres, donde encontró a algu- ..; cer muy impopulares a los españoles en Inglaterra. Muy pronto el sentimiento
nos de sus más encarnizados enemigos que, con dinero y apoyo de Francia, 50- : nacional y religioso se sumó a la rivalidad marítima para deteriorar completa-
cavaron de forma incesante su posición en los Países Bajos. Hasta 1543 no con- , , mente las relaciones entre las dos naciones.
siguió anexionarse Güeldres y asegurar su frontera nororiental en los Países l' Entretanto, el hecho de que se desvaneCieran las perspectivas de un eventual
Bajos. Sin embargo, en 1552, la pérdida de Alemania, la hostilidad de Francia imperio angloespañol constituyó un profundo alivio para Enrique II de Fran-
y el hecho de que su dominio en Flandes distaba de ser absoluto a pesar de .. cia y reforzó su oposición al emperador. El ascenso de Pablo IV al solio ponti-
su popularidad personal, le hacían tener buenas razones para temer no sólo'" ficio situó a' un nuevo enemigo de los Habsburgo en el escenario internacional
por su frontera nororiental sino por el conjunto de su herencia borgoñona .. 'Ó

31. Véaseun buen análisis del matrimonio y la alianza inglesas en Royall1}rler, The Emperor
Charles the Fifth, Londres, 1956, pp. ~8()"231(hay trad. cast.: El emperador Carlos V. Juventud.
29. Véase infra, pp. 330-339. con un análisis más completo de esta cuestión.
30. C. Verlinden, ((erises économiques et sociales en Belgique a l'époque qe Charies-Quintl>, ~1
.• -
. Barcelona, 1987), y un estudi.o más documentado en Rodríguez.Salgado, The Changing Face 01
Em¡jtre, pp. 88-100.- .
en Charles-Quint el son temps, C.N.R.S., París, 1959, pp. 177.190.
120 LOS AUSTRlAS (1516-1598) EL EMPERADOR CARLOS V 121

y anunció nuevas dificultades para ellos en todas- partes, en especial en Italia. ,~nerono sólo mediante los impuestos ordinarios sino también recurriendo a pro-
Era más de lo que Carlos V podía soportar. Durante años, enfermo y desilusio- ?''cedimientos extraordinarios -confiscando remesas privadas de América, ena-
nado y envejecido prematuramente, había esperado el momento de descargar .'jenando jurisdicción real ~ cargos públicos y solicitando préstamos-, muchos
su pesada carga sobre los hombros de su hijo. Era mejor entregar a Felipe su ~delos cuales eran concesiones al mal gobierno. J3 Estos problemas se agrava-
herencia en ese momento, en vida de su padre, que arriesgarse a que accediera . ron cuando Carlos V regresó a España y recayó sobre su hijo la responsabili-
al trono después de su muerte en medio de los desórdenes de la guerra. :'dad de las decísiones en el norte de Europa. Cuando a España se le exígia reali-
Ya en enero de 1548' el emperador había redactado su testamento político zar mayores esfuerzos, se consideraba que sus intereses y defensas en el
para su hijo. J2 En 1550 había comenzado a dictar sus memorias y cinco años. : Mediterráneo eran descuidados. La ausencia de Felipe 11,junto con sus exigen-
después consideró que habia llegado el momento. Así, e125 de octubre de 1555, ~cias impopulares, debilitaron su posición en la península y permitieron que el
ante los Estados Generales en Bruselas y después de rememorar su trayectoria .;j i 'gobierno de regencia se opusiera a sus deseos y pusiera en práctica su propia
vital en un discurso que provocó sus lágrimas y las de la audiencia que lo escu- ~; política en el Mediterráneo y en el norte de África -política que realmente
chaba, Carlos V renunció en favor de Felipe a la soberanía de los Países Bajos. .'!~:¡.rindiópocos frutos positivos- en connivencia con grupos de intereses opues-
Tres meses después (el 16 de enero de 1556), yen la casa en la que vivía en las ~ tos a las exigencias financieras del monarCa 'español. 34 Así pues, su posición
afueras de Bruselas, entregó a su secretario la abdicación de todos sus domi- ,."":~'
política en su patria no era sólida y tuvo que esforzarse para restablecer su auto-
nios españoles tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo. Realizó la renuncia " - ridad y reorientar la política española.
en tres documentos diferentes y la llevó a cabo en consonancia con la naturale- Al regresar a Espafia para morir, una España que ya había separado de Ale-
-?:a de la monarquía austríaca. En uno de ellos renunciaba a la corona de Casti- mania, Carlos V reconocía el curso que su imperio había seguido durante mu-
lla y Aragón, junto con el reino de Navarra y las Indias; en el segundo renun- chos años'. Los sueños imperiales se habían desvanecido con la pérdida -deAle-
ciaba a la corona de Aragón-Cataluña, con el reino de Cerdeña, y en el tercero mania y la división de Italia. Los Países Bajos y España seguían siendo los dos
a la corona de Sicilia. El reino de Nápolcs y el ducado de Milán ya estaban pilares del poder de la monarquía austríaca en Europa, y España era la fuente
en manos de Felipe desde el momento de su boda con María Thdor, en que más importante de dinero y tropas, y la base natural de la monarquía Habsbur-
Carlos V se lo había entregado para concederle un título real y ~onseguir que ";go. La administración y las finanzas de la monarquía, que nunca habían llega-
el nuevo novio tuviera mayor prestigio. En un último gesto -escasamente sig- .do a ser imperiales, eran ahora plenamente españolas. La crea!=ióndel Consejo
nificativo, al margen de reflejar sus dificultades financieras- consiguió inclu- ". eri Italia en 1555 fue una prueba de que la política mediterránea comenzaba
so firmar una tregua con Enrique II de Francia (5 de febrero de 1556) y dejar a no ser ya una parte de la política imperial, para convertirse en expresión de
el Franco Condado en manos de su hijo. Sólo le quedaba ya el imperio, donde la política exterior española 0, tal vez, del imperialismo españoL Esa decisión
en realidad había gobernado su hermano Fernando desde 1553. También re- revelaba la presencia de una nueva generación, la de Felipe 11, que no era un
nunció a él en septiembre de 1556, aunque no fue hasta febrero de 1558 cuando emperador, sino un monarca absoluto, y de unos nuevos castellanos, cuyo mo-
los electores aceptaron su abdicación y eligieron a Fernando para que ocupara nopolio casi total en los virreinatos y consejos del gobierno subrayaba la pre-
su lugar. En septiembre de 1556, Carlos Y dejó a Felipe en los Países Bajos, ponderancia de España. Si bien esta situación se correspondía más estrictamente
zarpó hacia España y en febrero del año siguiente llegó a Yuste, remoto y tran- con las realidades del poder, significó también que la posibilidad de elegir en-
quilo monasterio de Extremadura donde decidjó pasar sus últimos afios, aun- tre varias direcciones, que había existido durante el reinado de Carlos V, fue
que no totalmente retirado, ya que siguió siendo nominalmente emperador, con- sustituida por un régimen monolítico que era español tanto en su material hu-
servó un gran interés por los asuntos internacionales y continuó aconsejando mano corno en sus objetivos. De cualquier forma, la hueHa que el imperialis-
y ayudando a su hijo. Allí murió el 21 de septiembre de 1558. mo de Carlos V dejó en la política española nunca podría ser borrada y el lega-
Más allá de las formalidades y el ceremonial, el período de transición fue do de los compromisos en el exterior, especialmente en los Países Bajos,
un tiempo de tensiones. Desde 1551, cuando era regente de España a la sombra continuaría pesando sobre España durante los próximos 150 años.
de su padre, hasta 1559, en que se convirtió en gobernante a escala mundial
por derecho propio, Felipe se vio atrapado entre las exigencias del emperador
y la presión de sus súbditos, entre la necesidad de.'demostrar que podía gober-
nar y el deseo de evidenciar que se preocupaba por su pueblo. En parte se trata-
ba de un problema financiero. Las empresas imperiales de Carlos V habían sido
financiadas por Castilla, y en el decenio de 1550 Felipe tuvo que conseguir di-
33. Rodríguez-Salgado. The Changing Face 01 Empire, pp. 71, 208-213.
32. 8einert, «El testamento politico de Carlos V)). pp. 401438. 34. [bid., pp. 287-288, I

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