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GEORGE ORWELL: (1903-1950)

George Orwell, pseudónimo de Eric Blair, nació en la India y se educó en Inglaterra. En su


turbulenta vida fue sucesivamente policía, maestro de escuela y periodista y viajó por todo el
mundo. Tras cursar sus estudios en Eton, fue oficial de policía en Birmania (1922-1928),
experiencia en que se basó para escribir "Dias Birmanos" (1934). A su vuelta a Europa, desempeñó
distintos oficios en Francia e Inglaterra; este vagabundeo le sirvió como materia del libro "Sin
blanca en Paris y Londres"(1933)."Homenaje a Cataluña"(1938) recoje una opinión personal y
partidista de la guerra civil española, país al que se había trasladado a principios de la contienda,
encuadrándose, durante unos meses, en el bando republicano, en una unidad troskista. En esta
obra está ya presente la desilusión y pesimismo ante el papel de la izquierda socialista, que
caracteriza su obra posterior, "Rebelión en la Granja"(1946), sátira del régimen soviético, y en su
obra posterior "1984"(1949), que es una novela de anticipación, en la que dibuja un desesperado
cuadro del futuro de la humanidad, prisionera de las formas del totalitarismo del estado. Lo mejor
de su obra se halla en sus ensayos, en los que trata temas políticos o literarios, casi siempre a
partir de su repercusión social. En "Ingaterra, vuestra Inglaterra" recopiló lo escrito durante la 2ª
Guerra Mundial. Cultivó con preferencia la novela, destacándose también como excelente crítico
literario.
Falleció en Londres a la edad de 47 años en 1950.

TEMA:
El tema de esta novela es la libertad, es decir, la falta de libertad en una sociedad totalizadora.
Podemos encontrar otro tema subsidiario o secundario, el cual sería el desarrollo de un amor
imposible en la anteriormente mencionada sociedad.

RESUMEN:
PRIMERA PARTE:
AÑO:1984 LIBERTAD: NULA
Winston Smith era un hombre normal del partido. Vivía en las casas de la victoria en uno de los
tantos barrios sucios y desordenados de Londres. Londres, por este tiempo, pertenecía a la Franja
Aérea Nª1, que era la tercera provincia con mayor población de Oceanía. Oceanía en estos
momentos estaba en guerra con Eurasia y en alianza con Asia Oriental, que eran las otras dos
grandes naciones de la tierra.
Era una época de pocas libertades. Un tiempo en que todo vigilaba y acechaba. Las telepantallas
estaban colocadas por doquier. Las telepantallas eran una especie de televisiones que daban
partes gubernamentales, tales, como el resultado de una u otra batalla o cuanto iba a aumentar la
ración de chocolate para cada miembro del partido.
Además, estos entes diabólicos podían detectar cualquier gesto, cualquier mueca o signo de
inquietud que podía hacer pensar que lo que estabas experimentando era un "crimental" (palabra
neolingüística que quiere decir que tus pensamientos son contrarios al partido) y podías ser
denunciado a la policía del pensamiento. Winston había llegado a pensar que todos eran vigilados
a la vez por una especie de complicado mecanismo. La policía del Pensamiento, antes
mencionada, era la encargada de la vigilancia. Iban montados en extraños aparatos voladores
llamados "autogiros" , escudriñando en algún balcón, alguna que otra ventana que pareciera
sospechosa.. Cuando alguien era detectado cometiendo algún crimen, se le iba a buscar a su
propia casa por la noche y desaparecía por completo: la expresión popular era "vaporización".
Al frente del INGSOC, nombre que se le daba al partido, de la vigilancia, de todo, se encontraba la
figura omnipotente y omnipresente (por la gran cantidad de carteles con su cara) del Gran
Hermano, que con sus bigotes, sus ojos penetrantes y esas grandes letras: EL GRAN HERMANO
TE VIGILA, presidía cada calle y edificio, totalitario y opresor.
Winston, nuestro protagonista, podía ver desde su piso el lugar donde trabajaba. Era una
estructura piramidal inmensa en cuyos laterales podía discernir unas letras que decían:
-LA GUERRA ES LA PAZ
-LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
-LA IGNORANCIA ES LA FUERZA
Este era el slogan del partido, y el mencionado edificio el Ministerio de la Verdad encargado de las
noticias y espectáculos y solamente había otros tres edificios similares en todo Londres. El
Ministerio de la Abundancia trataba los asuntos económicos, el Ministerio del Amor, encargado del
orden público y el de la Paz encargado de la guerra.
Esa mañana, en su lugar de trabajo, se estaban preparando para los dos minutos de odio, en la
semana del odio. Consistía en una película sobre Goldstein. Goldstein había sido un miembro del
partido, que al ver todas las atrocidades cometidas escribió un libro, EL LIBRO, y creó una
institución terrorista secreta llamada Hermandad. A medida que Goldstein enfatizaba su discurso, la
gente se histerizaba, insultándole e increpándole hasta la aparición de la figura "salvadora" del
G.H. y su slogan. Entoces la gente aplaudía. Los encargados de ofreder la película habían sido una
muchacha, morena y joven, del departamento de novela y otro miembro del partido. En un
momento dado, los ojos de Winston y ese hombre se cruzaron. Fue entonces cuando supo que esa
persona de aspecto fuerte y a la vez intelectual, sentía lo mismo que él. "¿O quizá no?".
Winston ya se había dado cuenta de que esa situación de continua vigilancia era insostenible
para él y quizá fue esto lo que le indujo a sentarse en su lugar preferido, un hueco en una de las
paredes que por una extraña razón no se había rellenado y al que por tanto no llegaba la sórdida
influencia de la telepantalla, y escribir en su diario. Había adquirido el objeto en una pequeña
tienda de los suburbios aunque se consideraba comercio ilegal. Asi, Winston empezó a escribir,
seguramente como medio de desahogo ante una situación que le oprimía interiormente y que le
llevaba a desafiar al poder dominante y a la postre sería dedicado al hombre que había visto esa
mañana. Siguió escribiendo, aunque era consciente de que lo vaporizarían. En este instante,
llamaron a la puerta. Era la esposa del vecino Parsons, que necesitaba ayuda con el fregadero.
Tenían dos hijos, que eran dos ejemplos de la atrocidad del partido. Estaban siendo entrenados por
los Espías, una liga infantil, para convertir a la juventud en futuros hombres de provecho para el
partido. Hacían un trabajo excepcional con ellos y se habían dado casos en los que los propios
hijos denunciaban a sus padres y eran vaporizados. Los Parsons se sentían orgullosos de esto.
Poco después de volver a su apartamento, le vino a la mente el sueño que años atrás había tenido
con O´brian, el hombre rudo de esa mañana: al cruzarse con él en uno de los pasillos del Ministerio
de la Verdad le había dicho, con toda naturalidad: nos encontraremos en el lugar donde no hay
oscuridad.
Esa noche Winston soñó con su madre. De ella solamente recordaba su larga cabellera rubia y a
su hermanita pequeña siempre a su lado. Al despertarse, Winston intentó esforzarse por recordar
algún momento más, algún instante de su niñez, pero era imposible. Lo único que recordaba era el
continuo estado de guerra, pero lo que si sabía con exactitud, era que no siempre el enemigo había
sido el mismo. Cuatro años atrás, la guerra se había desarrollado contra Asia Oriental y no contra
Eurasia. "El que controla el pasado, controla el futuro, el que controla el presente, controla el
pasado". Así, el partido, controlador total del presente, también controlaba el pasado alterando la
información contradictoria para sus intereses y así, la verdad que había sido, se altera para
convertir la nueva verdad en perpetua. La población, con un ejercicio de doblepensar asumía todo
con total credibilidad por su parte. El doblepensar era un término neolingüistico empleado para
definir como se mantienen simultáneamente dos opiniones contradictorias, sabiendo que una de
ellas es mentira: la mentira del partido.
Esa era la tarea de Winston. Winston trabajaba en el departamento de registro y su misión
consistía en cambiar artículos de periódicos atrasados en los que el se había prometido o dicho
alguna cosa incorrecta o simplemente era inaprobado por el partido.
La cantina era el lugar de comida de los empleados. Allí se encontró Winston con uno de sus
pocos amigos, Syme, encargado de redactar el nuevo diccionario de neolengua. Su visión acerca
del tema era tan totalitaria, parecía tan ambiciosa, que Winston pensó que podría volverse
peligroso para el partido y lo vaporizarían. Según Syme la neolengua era otro medio, otro
instrumento más del partido. La misión de la neolengua sería la destrucción del lenguaje, es decir,
destruir palabras en vez de crearlas. Con ésto se conseguiría limitar el campo de pensamiento de
las personas, que no pensaran, con lo que el crimental sería verdaderamente imposible.
Ya en su casa empezó a escribir de nuevo en su diario. Estas lineas las dedicó a los "proles". Este
es el nombre que se les daba a los hombres libres que vivían ajenos al partido en los suburbios y
en las peores condiciones, aunque libres. Para la mayoría de los miembros del partido, no eran
seres humanos, eran "animales" y vivían como tales. Winston tenía la total esperanza en que los
proles se rebelarían, ya que eran los únicos que tenían la fuerza suficiente.
Al dia siguiente, Winston decidió dar un paseo largo por los suburbios, lejos de los barrios de los
miembros del partido. Ciertamente ésto implicaba un cierto peligro , pero Winston estaba decidido
a averiguar como había sido la vida antes del partido, antes de la revolución. Pero lo cierto es que
no sacó nada en claro, pues el único que era suficientemente viejo para poder narrárselo estaba
completamente senil. Al volver a casa , pasó por delant de la tienda donde había adquirido el diario
y, con sigilo, asegurándose de que nadie pasara en ese instante, se decidió a entrar. El
dependiente era un hombre ya mayor que le atendió amablemente. A Winston le maravilló un
extraño objeto de cristal, una esfera con una especie de flor roja en su interior, era un coral.
Winston, sin vacilar, lo adquirió. Después de ver la parte superior del local, una vieja habitación que
luego sería importante para él, salió de la tienda y se volvió a su casa.

SEGUNDA PARTE:
Una mañana, al ir a los lavabos, Winston se encontró con la muchacha en la que se había fijado
en los dos minutos de odio. En ese momento, la chica, dando un traspiés, cayó sobre uno de sus
brazos, precisamente sobre aquel que tenía herido. Cuando Winston se proponía a ayudarla, ella,
disimuladamente, le pasó un papel cuidadosamente doblado. Durante unos agónicos minutos para
Winston, intentó desdoblar el pequeño papel pero la influencia siempre al acecho de la telepantalla
se lo impidió. En un momento en el que creía que era el oportuno, Winston pudo leer el interior: "Te
Quiero". Durante dias pensó en el papelillo y en la chica, aunque no podía contactar con ella, ya
que además de que no sabía nada acerca de esa esa muchacha, sería peligroso intentar hablarla.
Su única esperanza era poder verla en la cantina. Varios dias la estuvo esperando sin que
apareciera, hasta que un dia, mientras comía sola, Winston se sentó frente a ella y, murmurando
las palabras, intentando burlar la sórdida vigilancia de la telepantalla, se pusieron de acuerdo para
verse al dia siguiente en una de las plazas de la ciudad. El dia de encuentro coincidió con la traida
de prisioneros de guerra, con lo que hubo mucha gente y pudieron conversar fácilmente. Se
pusieron de nuevo de acuerdo para verse un domingo, pero ella le dio instrucciones específicas
para que Winston se dirigiera al lugar que había elegido, un lugar fuera de la ciudad, apartado de
todo, sin vigilancia y sin micrófonos. Allí hablaron tranquilamente. Ella se llamaba Julia y Winston
pronto se dio cuenta de que la muchacha era astuta y calculadora y que era una rebelde, como él.
Después hicieron el amor y se durmieron. Se citaron varias veces más en lugares diferentes, hasta
que Winston se acuerd.o de la vieja habitación de la tienda de antigüedades y decidió alquilarla.
Allí, los encuentros furtivos se hicieron más numerosos y siguieron hablando y conociendose mejor,
y se dieron cuenta de que ambos odiaban al partido. En un momento dado, sale a relucir el terror
que Winston siente hacia las ratas. Este detalle será importante más adelante.
Unos dias después, Winston se encuentró con O´brien. Winston lo había deseado durante mucho
tiempo y ahora tenía la oportunidad de hablar con el que Winston creía que sería su amigo.
Cruzaron unas palabras solamente y O´brien le invitó ir a su casa a recoger una copia del nuevo
diccionario de neolengua. Winston enseguida pensó que por fin la Hermandad se ha puesto en
contacto con él, que por fin había ocurrido y que participaría en la lucha contra el partido. Winston
decidió ir a casa de O´brien acompañado de Julia. Winston estaba nervioso, no sabía lo que iba a
ocurrir. Cuando Winston y Julia entraron en la habitación, notaron los privilegios que tenían los
miembros del partido interior (un grado más alto dentro del partido y al que petenecía O´brien), ya
que el lujo en el que vivían era patente y además les permitían apagar la telepantalla durante
ciertos momentos del dia. En su conversación con O´brien, éste les explicó que pertenecía a la
Hermandad y discutieron las pautas que tenían que aceptar para entrar en dicha organización;
tendrían que hacer todo lo que la Hermandad les ordenara, incluso poner bombas o traficar con
drogas y otro dato importante: si caían presos nadie les podría ayudar. Aceptaron cada condición
con total seguridad y O´brien le prometió a Winston una copia del libro escrito por Goldstein y que
recibiría por medio de un mensajero. Los dias siguientes a esta entrevista, Winston tuvo que
trabajar intensamente en el Ministerio de la Verdad. Oceanía había cambiado de enemigo en la
guerra; ya no está en guerra con Eurasia. sino con Asia Oriental. Durante todos esos dias tuvo que
cambiar todos los documentos que probaban que el enemigo alguna vez había sido otro. Al teminar
su tarea de falsificación, se sentía satisfecho. Además tenía ya "El Libro" en su poder y esa tarde
tenía una cita con Julia en la vieja habitación de la tienda. Ya en la habitación, comenzó a leer "El
Libro". "En el capítulo primero hablaba de las tres clases de gente: altos, medios y bajos y que los
fines de cada uno están bien marcados. También decía que las tres ideologías de los tres grandes
superestados lo que pretenden es la falta de libertad y de la desigualdad social. Así, los altos ya no
actuan por instinto como antaño, sino que saben exactamente lo que tienen que hacer para
salvaguardar su posición. De esta forma, por ejemplo, pertenecer al partido interior ya no es
hereditario, ya no se hereda el puesto, sino que lo únoco que se hereda es la ideología, la forma de
pensar. Además tienen que alterar el pasado, exclusivamente por dos razones. Una es para que la
gente quede aislada del exterior y del pasado porque de esta forma no tiene mas remedio que
tolerar las condiciones actuales de vida ya que no tiene con que compararlas. La otra razón es la
infalibilidad del partido; la alteración de los escritos es necesaria para que así el partido sea
"infalible". El capítulo tercero era el titulado, "la guerra es la paz". El mundo se quedó dividido en
tres grandes superestados, en los que en cada uno hay una forma de gobierno parecida: en
Oceanía, el INGSOC, en Eurasia, el Neobolchebismo y en Asia Oriental la Adoración a la Muerte y
en las tres se mantiene la adoración a un jefe semidivino y una economía orientada a una guerra
continua. Además, su finalidad es conquistar toda la tierra y extinguir toda posibilidad de libertad de
pensamiento; pero como ellos saben, las fuerzas está tan igualadas, que la guerra solamente sirve
para fomentar el ego del partido, mantener a la gente ocupada y sobre todo mantener intacta la
estructura de la sociedad. Así, una paz permanente sería como una guerra permanente; por eso:
"la guerra es la paz"
Mientras hablaba con Julia, una voz metálica proveniente de detrás de un viejo cuadro, les llama
la atención. De repente el cuadro cayó y surgió como por arte demagia una telepantalla. Winston y
Julia se sientieron desbordados ya que de la ventana aparecieron una seríe de personas que
habían colocado una escalera de mano para subir. Winston se acuerdó del señor Carrington, el
amable anciano dependiente de la tienda, pero ese anciano ya no era tal. Se le reconocía
facilmente, pero se había quitado su disfraz, los habían descubierto, el partido los había capturado.
Aunque Winston sabía, estaba convencido de que los torturarían, confiaba en que no podrían llegar
a su interior, su forma de pensar seguiría intacta.

PARTE TERCERA:
Después de haber sido detenido condujeron a Winston, probablemente, aunque no estaba
totalmente seguro, al Ministerio de la Verdad. Winston estaba en una de las muchas celdas que
tendría que haber en aquella tétrica estructura piramidal. Durante todo el tiempo que había estado
allí, el ir y venir de los presos había sido continuo. La algarabía de voces era casi costante y alguna
vez había podido entender ciertos murmuros acerca de la habitación "uno-cero-uno", cosa que
infundia terror entre los presos.
Durante ese tiempo, pensamientos pesimistas y sangriento le sobrevinieron a la cabeza; se
acordaba de Julia, de O´brien. Después algo ocurriría que Winston jamás hubiera sospechado;
después de incalculables horas debajo de aquella luz intensa y cegadora, se abrió la puerta y en la
celda entró O´brien. En un primer instante, Winston pensó que también a él lo había descubierto,
pero no era así, todo había sido una trampa y O´brien era el culpable de su situación. Por fin supo
que aquel sueño suyo había sido verdad: se encontraría con O´brien en el lugar "donde no hay
oscuridad".
Durante tiempo indeterminado, Winston sufrió las torturas de los expertos encargados de estas
tareas: continuas palizas, prohibición de orinar, intensos interrogatorios..., hasta su traslado a la
habitación en la que pasaría gran parte de su cautiverio. Allí se encontró atado a la cama y a su
vez conectado a una especie de máquina de tortura, prácticamente inmovilizado. En la habitación
se encontraba O´brien y empezaron un largo parlamento, caracterizado por que a cada aprrciación
incorrecta de Winston, le seguia un intenso dolor procedente de la diabólica máquina y que le
inculcaba a Winston en todo su cuerpo. O´brien, su misión, la misión del partido, era la conversión
total de Winston al pensamiento de la mayoria, a la creencia de que dos y dos son cuatro, ya que
Winston era un hombre que no había tenido autodisciplina para doblepensar. Quería "curarle"
antes de matarle, para que el mundo no tuviera pensamiento alguno reacio al partido. Por tanto, si
lograban llegar a su interior y curarle, podrían soltarle durante un tiempo, quizá años, aunque no se
libraría de ellos, no se libraba nadie que alguna vez se hubiera descarriado. Así, de esta forma, O
´brien quiere convencer a Winston de que ellos controlan las mentes, controlan los documentos y
por tanto, el pasado, de que son el poder absoluto y de que Winston es solamente una minoría, un
"loco", reacio a admitir eso.
Así, poco a poco, Winston se fue dando cuenta de que el hombre en el que había confiado, en el
que había puesto todas sus esperanzas, no era mas que un producto del partido. Y aunque todo
había sido una farsa: "El Libro", la Hermandad, todo el tiempo que había transcurrido desde su
sueño con O´brien, Winston sentía una cierta adoración por él, que nada ni nadie se la haría hacer
cambiar. O´brien le comprendía, de alguna forma entendía su pensamiento y podía hablar con él.
Había pasado mucho tiempo desde su entrada en ese lugar, quizá meses y su progresivo
desgaste se hizo visible en su cuerpo. O´brien, en un acto de autoridad, de superioridad hacia
Winston, le mandó desvestirse para que viera en lo que se había convertido, en lo que ellos lo
habán convertido; en una especie de esqueleto andante sin fuerzas en el que crueldad del partido
se hacia patente.
A lo largo de los dias, Winston fue engordando y sintiendose mejor. Su conversión iba avanzando
y Winston, poco a poco, iba aprendiendo a doblepensar; pero todavía faltaba el gran paso final, la
última fase de su desarrollo, la habitación uno-cero-uno, aquella habitación que inspiraba terror en
los prisioneros. Esa habitación tenía algo diabólico. Allí le esperaban a uno sus fobias, sus peores
pesadillas, lo que inspiraba a cada uno el temor más intenso.. En su caso, lo peor del mundo eran
las ratas. Winston estaba aterrado; los chillidos procedentes del interior de la jaula estaban cada
vez más cerca de su cara, y más y más...
Winston estaba "libre". Solamente había vuelto a ver a Julia una vez desde su puesta en
"libertad", fue en el parque. No hablaron apenas, su encuentro fue frio. Ella había cambiado, sus
caderas se habían ensanchado y la textura de su piel era diferente. No se había vuelto a encontrar
con ella desde ese furtivo encuentro. Él le había dicho una vez que en su interior no podrian
penetrar, que no podrían cambiar su forma de pensar, pero si podían. Winston se había
equivocado. Amaba al GRAN HERMANO.

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