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Características de la generación de energía eléctrica

¿Podemos imaginarnos un mundo sin energía? Es difícil. El uso


continuo de la energía está tan presente en nuestras vidas que no
podemos imaginar cómo estas serían sin electricidad, sin gas natural o
combustibles líquidos. Desde que nos despertamos a la mañana y
calentamos el agua sobre una hornalla, tomamos el transporte público o
el auto para ir a la escuela o el trabajo, usamos la computadora,
cargamos el celular o simplemente encendemos una lamparita, la
energía está ahí siempre presente. Nos damos cuenta de su
importancia solo cuando nos falta: se corta la luz y tenemos que subir
cinco pisos por escalera,  o se acaba la batería del celular y no tenemos
donde enchufar el cargador, por poner ejemplos.
Por eso, todas las sociedades modernas se organizaron para
aprovechar de manera masiva los recursos energéticos y al mismo
tiempo proveerlos al conjunto de la sociedad. Una muestra es que
nuestro país tiene alrededor de 44 millones de habitantes, extendidos a
lo largo de 2,8 millones de km2 y la red eléctrica llega a casi el 98%1 de
la población. Es, sin lugar a duda, el complejo productivo más grande,
extendido y sofisticado que existe en Argentina: más de 600 máquinas
que generan electricidad, todas girando al mismo tiempo, a la misma
velocidad (3000 revoluciones por minuto, lo que es equivalente a los 50
Hz que caracteriza los ciclos de nuestra red) constantemente. Esas
máquinas están esparcidas en todo el territorio nacional, desde los
molinos eólicos de 1 MWe de potencia de la Patagonia, hasta las 20
turbinas que suman casi 3000 MWe de potencia en Yacyretá,
Corrientes, en el norte. Y desde los cientos de paneles solares en San
Juan que suman 8 MWe de potencia, hasta las dos centrales nucleares
en Zárate, que suman más de 1000 MWe. Todas unidas por más de
35.0002 kilómetros de líneas de alta tensión, y de más de 450.000 3
kilómetros de líneas de media y baja tensión, todo esto para llevar la
electricidad hasta 12 millones de hogares, y más de 2 millones de
comercios, empresas, oficinas y lo que se imaginen.
Este sistema recibe el nombre de Sistema Interconectado Nacional
(SIN) y agrupa diferentes actores que cumplen roles distintos. Están los
generadores, que producen la electricidad, y los transportistas, que se
encargan del mantenimiento y operación de esos 35.000 kilómetros de
líneas de alta tensión; al final de la cadena están los distribuidores y
subdistribuidores que toman esa energía y la distribuyen hasta la puerta
de cada casa, comercio, industria y un largo etcétera. Toda esta
operación es coordinada por CAMMESA, la Compañía Administradora
del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima; una compañía del
Estado de la cual forman parte todos los integrantes del sistema
(generadores, distribuidores, transportistas y grandes usuarios) para
asegurar que se contemplen todos los aspectos de cada decisión que
se tome, salvaguardando todos los intereses.
Haciendo foco en la generación, la hay de las más diversas formas y
fuentes en lo que se llama un parque de generación. Las características
de este tipo de parque dependen de una serie de factores, entre los que
podemos destacar la disponibilidad de recursos que  posea cada país o
región. Si existen grandes ríos, habrá disponibilidad para poner
centrales hidroeléctricas. Si hay lugares ventosos, habrá disponibilidad
eólica. Si hay mucho sol, habrá disponibilidad para poner paneles
solares, y así prácticamente con cualquier tecnología. En nuestro país,
hay un marcado desarrollo de centrales térmicas que queman gas
natural, debido al gran desarrollo que históricamente tuvo ese recurso
en nuestro territorio. Pero hay una fuente energética que se diferencia
de las otras porque su principal recurso no es natural, sino intelectual
(por la tecnología invertida), y es la energía nuclear.
Se dice que una matriz con muchas fuentes energéticas es diversa,
siendo la diversidad una característica positiva. Así, si alguna fuente
falla, el resto puede cubrirla sin grandes exigencias. Entonces, en un
año con sequía las centrales hidroeléctricas se verían afectadas, pero
pueden ser reemplazadas con otros recursos como viento, sol, gas o
uranio. Así como en un día nublado, la baja producción solar pueda ser
compensada por otras fuentes. Es la versión eléctrica del viejo dicho de
“no poner todos los huevos en una misma canasta”.
Por supuesto, cada fuente presenta sus ventajas y desventajas al
momento de producir energía eléctrica. El sol y el viento son recursos
que no se pueden controlar,  se presentan de manera aleatoria y tienen
lo que se llama una variabilidad inherente a estas mismas fuentes.
Otras fuentes energéticas no tienen ese problema, pero tienen otros.
Por ejemplo, en invierno el gas natural se utiliza principalmente para la
calefacción de hogares, creando algunas restricciones para su uso en
centrales eléctricas.
En el caso de las centrales nucleares, su principal característica es que
deben estar funcionando en forma permanente. Es lo que se llama
energía “de base”, genera las 24 horas del día, todos los días del año.
Realizan un gran aporte a la diversificación, ya que no hacen un uso
masivo de recursos; además, el uranio es un elemento relativamente
abundante en el mundo (más de 10 veces que la plata o 1000 veces
que el oro) y 1 kg de combustible contiene tanta energía como 10.000
kg de petróleo. Otra ventaja es que no emiten gases de efecto
invernadero, cuya reducción se presenta como el mayor desafío del
mundo moderno. Además, si nos guiamos por los números, es la fuente
de generación energética más segura del mundo, aun incluyendo los
accidentes por todos conocidos (Three Mile Island, Chernobyl y
Fukushima), y una de las industrias más reguladas.
En nuestro país existen tres centrales nucleares operativas que son
Atucha I, Atucha II y Embalse, además de un reactor de potencia en
construcción (prototipo) llamado CAREM. Entre las tres centrales
suman unos 1755 MWe, que representan el 4,9% de la potencia de
nuestro parque de generación, pudiendo aportar entre las tres ─por su
capacidad máxima instalada─ hasta un 10% de la energía que
consumimos los argentinos.

1: Datos del censo 2010, actualmente se estima un poco más.

2: CAMMESA, informe anual 2016.

3: ADEERA, informe estadístico anual.

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