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TEOLOGIA DOCUMENTO DE SANTO DOMINGO

IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO

12-28 de octubre del 1992

Primera Parte JESUCRISTO, EVANGELIO DEL PADRE

1. Profesión de fe
2. A los 500 años de la primera evangelización

Segunda Parte JESUCRISTO, EVANGELIZADOR VIVIENTE EN SU IGLESIA

1. La nueva evangelización
1.1. La iglesia convocada a la santidad
1.2. Comunidades eclesiales vivas y dinámicas
1.3. En la unidad del Espíritu y con diversidad de ministerios y carismas
1.4. Para anunciar el reino a todos los pueblos
2. La promoción humana
2.1. La promoción humana, una dimensión privilegiada de la nueva evangelización
2.2. Los nuevos signos de los tiempos en el campo de la promoción humana
2.3. La familia y la vida: desafíos de especial urgencia en la promoción humana
3. La cultura cristiana
3.1. Valores culturales: Cristo, medida de nuestra conducta moral
3.2. Unidad y pluralidad de las culturas indígenas, afro americanas y mestizas
3.3. Nueva cultura
3.4. La acción educativa de la Iglesia
3.5. Comunicación social y cultura

Tercera Parte JESUCRISTO, VIDA Y ESPERANZA DE AMÉRICA LATINA

1. Líneas pastorales prioritarias


a. Santo Domingo acentúa la llamada a conversión haciendo una lectura de la
realidad, tanto eclesial como social.
b. Mantiene, respecto a Puebla y Medellín, el esfuerzo de evangelizar la cultura y
salir al encuentro de la pobreza.
c. Profundiza el compromiso por la justicia y los derechos humanos.
d. Mejora la pastoral juvenil y familiar.
e. Acentúa el rol de los laicos
f. Da fuerza a temas como: la defensa de la vida, la cultura urbana, los
movimientos y asociaciones eclesiales, el papel de la mujer, las expresiones
culturales de los amerindios y afro americanos, la misión ad gentes.

Primera parte JESUCRISTO, EVANGELIO DEL PADRE

1. Profesión de fe
Los obispos de Latinoamérica proclaman su fe en Jesucristo, que es el mismo “ayer,
hoy y siempre”. Él es el Señor de la historia que quiso extender el anuncio del
Evangelio hasta el nuevo continente. Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre,
ha venido al mundo para librarnos de toda esclavitud del pecado, darnos la gracia de la
adopción filial y a reconciliarnos con Dios y con los hombres. Él es el Evangelio viviente
del amor del Padre, y solo en Él todos los hombres pueden encontrar su dignidad y su
promoción humana.
Solo en Jesucristo, que una vez más se ofrece a todos los hombres y mujeres de
América latina, puede haber liberación de la dramática situación de pecado y de
muerte: guerras, terrorismo, injusticias sociales, droga, prostitución, abortos,
explotación de los más débiles, que amenaza a todos los estrados de la sociedad.
La Iglesia, peregrina y misionera por su naturaleza, quiere realizar una nueva
evangelización que transmita, consolide y madure en todos los pueblos de América
latina la fe en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
2. A los 500 años de la primera evangelización
En este continente ya estaban presentes, al momento de su descubrimiento, “las
semillas del Verbo”, y Dios mediante la evangelización y la fe en Cristo ha renovado su
alianza con América latina.
Esta obra de evangelización, inspirada por el Espíritu Santo, ha sido llevada a cabo, en
su conjunto, por todo el pueblo de Dios: obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas,
laicos; entre estos últimos hay que contar también con los indígenas bautizados y con
los afro americanos.

Segunda parte JESUCRISTO, EVANGELIZADOR VIVIENTE EN SU IGLESIA

1. La nueva evangelización
El sujeto de la nueva evangelización es toda la comunidad eclesial: los obispos en
comunión con el papa, los presbíteros y diáconos, los religiosos y todos los laicos.
Esta nueva evangelización tiene como finalidad formar hombres y comunidades
maduras en la fe, y dar respuesta a la nueva situación actual, provocada por los
cambios sociales, económicos, políticos y culturales.
Además, tiene la tarea de suscitar la adhesión personal a Jesucristo y a la Iglesia de
tantos bautizados que viven apáticamente el cristianismo.
La Iglesia convocada a la santidad La Iglesia es llamada a la santidad por la presencia en
ella de Cristo, que la santifica con su Espíritu. Su oficio principal es predicar el
Evangelio, con el Kerygma y las catequesis. La Iglesia encuentra el sentido de su
convocación mediante la vida de oración, la acción de gracias y el ejercicio de la
liturgia.

2. La promoción humana
Los nuevos signos de los tiempos en el campo de la promoción humana
2.1 Derechos humanos. Cristo es la fuente que garantiza la dignidad de la persona
humana y de sus derechos.
2.2 Ecología. La creación es obra de la Palabra de Dios y de la presencia del Espíritu
que aleteaba sobre todo lo creado.
2.3 La tierra, don de Dios. La tierra es el primer signo de la Alianza de Dios con el
hombre, ya que Dios, al crear a Adán lo colocó en el jardín de Edén para que lo
labrara y lo cuidara como administrador y no como dueño.
2.4 Empobrecimiento y solidaridad. Cristo siendo rico se hizo pobre para
enriquecernos con su pobreza. Esta es la invitación que él nos hace para que los
cristianos podamos dar testimonio auténtico de pobreza evangélica en nuestra
vida, y en nuestras estructuras eclesiales.
2.5 Trabajo. El trabajo tiene su origen en la vocación co-creadora del hombre como
imagen de Dios; y ha recibido su dignificación en Jesús, trabajador e hijo de
carpintero.
2.6 Orden democrático. Jesucristo, como enviado) del Padre, vino a anunciar la Buena
Noticia y a instaurar el Reino de Dios.
2.7 Nuevo orden económico. Toda la sociedad está llamada a promover el valor de la
persona, la honradez, el respeto a la vida y a la justicia por los más pobres y
necesitados.

Tercera parte JESUCRISTO, VIDA Y ESPERANZA DE AMÉRICA LATINA

1. Líneas pastorales prioritarias La Iglesia en Latinoamérica y el Caribe proclama su fe:


“Jesucristo ayer, hoy y siempre”; (cf Hb 13,8). Revisando nuestro camino proclamamos
nuestra fe en Jesucristo, hijo de Dios vivo, única razón de nuestra vida y fuente de
nuestra misión. Él es el camino, la verdad y la vida. Él nos da la vida que deseamos
comunicar plenamente a nuestros pueblos para que tengan todos un espíritu de
solidaridad, reconciliación y esperanza.
Nuestras Iglesias particulares, unidas en la esperanza y en el amor, bajo la protección
de Nuestra Señora de Guadalupe, en comunión con el Santo Padre y en continuidad
con las orientaciones pastorales de las Conferencias Generales de Medellín y Puebla,
se comprometen a trabajar en:
a) Una nueva evangelización de nuestros pueblos.
b) Una promoción integral del pueblo latinoamericano y caribeño.
c) Una evangelización inculturada.

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