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El hombre errante[editar]

En su libro Introducción a la Metafísica, publicado en 1953, Heidegger sostiene que el ser


humano se encuentra por esencia Unheimlich, es decir, sin hogar o sin abrigo, indefenso y
arrojado a las inclemencias del ser.110 Heidegger habría llegado a esta tesis tras haber leído a
Sófocles, en especial Edipo rey. Esta interpretación es retomada con fuerza en la Carta sobre el
humanismo.108 Boutot por su parte indica que, para Heidegger, «el errar no puede atribuirse a la
falibilidad humana o a la carencia de atención [···] la ocultación pertenece a la esencia originaria
de la verdad».111

Un mundo se entrega para ser visto[editar]


La obra de arte como desvelamiento[editar]

En El origen de la obra de arte (en alemán, Der Ursprung des Kunstwerkes), Heidegger
relaciona la esencia del arte a la del ser. Heidegger le da la vuelta al enfoque tradicional de la
Estética que se centra en el gusto, que «no aparece más que con la metafísica y precisamente
con Platón».112 También insiste Heidegger en la necesidad de «deshacernos [···] de los
conceptos platónicos y aristotélicos que, desde el fondo de una larga historia, dirigen el
acercamiento a las obras y su precomprensión».113 La destrucción de los presupuestos de la
Estética, que trata de acceder a la obra de arte para considerarla desde ella misma, es parte de
la destrucción de la historia de la ontología.
Para Heidegger, «la ciencia estética no atiende a lo propio del arte, porque [···] la obra de arte
nunca presenta nada, por la simple razón de que no tiene nada que presentar». 114 Así, el filósofo
alemán propone una nueva forma de abrir lo artístico. La obra de arte se convierte de este modo
en un poder que instala un mundo. La verdad del ser que se expresa allí ya no es producido por
el conocimiento humano, sino por la alétheia, por la revelación.
La poesía de Hölderlin[editar]

A partir de los años 1930 y hasta el final de su vida, Heidegger dedicó numerosos estudios y
trabajos a la poesía y, en concreto, a la obra de Friedrich Hölderlin. El filósofo considera al poeta
alemán como «el poeta de los poetas y de la poesía» («der Dichter des Dichters und der
Dichtung», en alemán) e incluso «el poeta de los alemanes». Además, como resulta «difícil» y
«arcano» («Verborgene»), su poder no se ha convertido en el poder del pueblo alemán y «como
no lo es, debe llegar a serlo».115
Hablar de Hölderlin es para Heidegger hablar de política en su significado más alto, porque «los
poetas crean el lenguaje».116

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