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DIANA: Ese ruido no fue normal. CARLOS: Se habrá metido un gato.

DIANA: ¿Por dónde?


CARLOS: Por la ventana. Ven a acostarte.
DIANA: ¿La dejaste abierta?
CARLOS: N... no…
Abajo hay un ruido de objetos metálicos. Ahora también se asoma Carlos. Un silencio.
CARLOS: ¿Quién anda ahí? DIANA: A ti si te van a contestar enseguida. Anda, pregúntales otra vez.
CARLOS: Cállate. (Silencio.) Hay que bajar a ver. Ayúdame. Toma tú la pistola.
DIANA: ¿Y a mí por qué me la das?
CARLOS: ¿Con qué mano quieres que la agarre?
DIANA: Está bien. Siempre hallas pretexto para echarme encima responsabilidades. Trae acá. (Toma el arma
con mucha torpeza.)
Empiezan a bajar la escalera. Encienden la luz de la sala. Ella es robusta y alta: él no y además está enyesado
y vendado de una pierna, las costillas y el brazo derecho. Camina con muleta. Ambos en ropa de dormir.
Abajo, ven a todos lados.
CARLOS: ¿Ya ves? No hay nadie.
DIANA: (Ve hacia fuera) ¡Jesús!
CARLOS: ¿Qué cosa?
DIANA: Abrieron todos los cajones del comedor. (Sale. Desde afuera.) ¡Ya se llevaron los cubiertos!
DIANA: (Entra, llorosa.) Ay, mis cubiertitos. Ya me dieron ganas de llorar... ¡Mira!
CARLOS: No la friegues.
Emilio Carballido, ¿Quién anda ahí?", en D.F. Nueva serie 13 obras en un acto
México Grijalbo, 1994, pp. 100 y 101 (fragmento)
A jugar con el bastón (Obra en un acto)
PERSONAJES
CLAUDIO: niño de diez años, vestido con camiseta de rayas, pantalón corto y tenis.
VIEJO hombre muy mayor, de edad imprecisa, tiene el pelo blanco, viste un traje desgastado, color negro. Lleva lentes y
se apoya en un bastón de madera, con el mango curvo y la punta de hierro. Camina encorvado y muy despacio. La acción
transcurre en un zaguán amplio, con las puertas abiertas hacia la calle.
Escena I
Claudio juega en el zaguán, se asoma a la puerta y observa que se acerca un anciano encorvado, que se apoya en un bastón
para caminar. Al pasar frente a la puerta del zaguán, el bastón se le cae al viejo. Claudio corre a recoger el bastón y se lo
ofrece al viejo, quien, sonriendo, lo rechaza.
VIEJO: Gracias, pero no me sirve. Puedo caminar muy bien sin él. Si te gusta, te lo regalo. (Sin esperar respuesta, el viejo
se aleja, con paso menos encorvado que antes.)
CLAUDIO: ¡Pero... señor, no se vaya sin su bastón... Oiga! ¡Aquí se lo guardo! (El niño vuelve la vista hacia el bastón y lo
observa. Durante unos instantes, no sabe qué hacer con él. De pronto, se monta en el bastón, como si fuera un caballo.)
¡Arre caballo! Yujujuy! ¡Vamos potrito, llévame al galope por el campo! (Suelta un ruido como relincho, mientras corre
alrededor del patio. De pronto se detiene, sorprendido. Su respiración es rápida, jadea un poco. Cuando pasa la agitación,
mira con atención y extrañeza el bastón, pero no encuentra nada anormal en él.) Quiero probar de nuevo… (Vuelve a
montar el bastón y reinicia su recorrido por el patio, como si atravesara con cierta dificultad una gran extensión de desierto,
mientras busca con la mirada algún punto en el horizonte.) ¡Ahora soy un camello que viaja por las dunas de desierto del
Sahara!... ¡Tengo mucha sed!... ¿Estará muy lejos el oasis para tomar un poco de agua? (Da dos vueltas más por el patio.
de pronto, se detiene.) Wow, este sí que es un bastón encantado! (Nuevamente se monta en el bastón y avanza con gran
velocidad y su actitud es desafiante: ahora se siente piloto de carreras en un automóvil de carreras, por lo que toma vuelo.)
Brrrrm, brmmm, brmm. ¡Abran paso al gran Fitipaldi! ¡Seré el primero en llegar a la meta! ¡Nadie me podrá ganar! (Al
llegar a la meta imaginaria, cambia de actitud y de ritmo, pues siente que está manejando una motonave que surca las
aguas de un lago.) Yujuuu! ¡Qué emoción, poder cruzar el gran lago con mi motoneta! ¡Qué divertido! (Finalmente, Claudio
cambia de actitud para convertirse en el piloto de una nave espacial) ¡Llamando a la Tierra desde la nave Enterprise!
¡Respondan, estoy en peligro, un meteorito se acerca a mi nave! (Da un giro rápido, como si esquivara un gran obstáculo.)
¡Llamando a la Tierra! ¡Logré esquivar el golpe, estoy a salvo! (Claudio sale de escena y el zaguán queda vacío.)
Escena II
Las luces que iluminaban de lleno el escenario disminuyen su intensidad, para dar la sensación de que se ha hecho de noche.
Claudio vuelve a escena, se asoma por el zaguán y se da cuenta que alguien se aproxima por la calle. Se escuchan ruidos de
pasos y enseguida, se asoma el viejo por la puerta abierta. Claudio lo observa con curiosidad, pero no ve en él nada especial:
es un viejo señor cualquiera, un poco cansado por el paseo. VIEJO: Buenas noches, ¿cómo estás? (sonríe), ¿te gustó el
bastón? (Claudio cree que se lo pide y se lo alarga, enrojecido.) CLAUDIO: Este, aquí está su bastón..., se lo guardé hasta
que viniera por él...
VIEJO: (El viejo mueve la cabeza para indicarle que no quiere el bastón.) No te preocupes, no lo necesito. Quédatelo tú.
¿Qué hago yo con un bastón? Tú puedes volar, y yo solo podré apoyarme. Así que me apoyaré en la pared y será lo mismo.
(El viejo se va sonriendo, con cara de satisfacción.)
CLAUDIO: (Sorprendido, pero muy contento) ¡Muchas gracias señor, es un bastón mágico! ¿Lo sabe?
MADRE (A lo lejos, se escucha su voz.) ¡Claudio, entra a la casa! ¡Ya es hora de hacer la tarea! ¡Cierra el portón! Claudio
cierra la puerta, apaga la luz y se lleva el bastón con él. Sale hacia donde ha salido la voz de su madre. El escenario se
oscurece y queda vacío.
(Cae el telón)

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