Está en la página 1de 1

LO QUE POCO A POCO VOY APRENDIENDO

Que todos los abrazos y besos son pocos.


Que todas las caricias a mi gato Emile son insuficientes.
Que todo momento perdido es irrecuperable como la flecha disparada.
Que la imaginación va por un lado y la vida por otro.
Que aprender implica desaprender y que para que algo nuevo poder tomar, algo hay que
dejar.
Que la vida es un aprendizaje para la muerte y la muerte es menos muerte sin apego.
Que los demás nos pueden complementar, pero nunca completar
Que un hermano es el mejor amigo y un buen amigo es como un hermano.
Que la humildad nos hace fuertes y la autoimportancia nos hace vulnerables.
Que la victoria envanece y la derrota enseña.
Que en la salud nos olvidamos de lo primordial, pero que en la enfermedad recordamos lo
esencial.
Que la distracción no es dicha interior ni la diversión paz mental.
Que la meditación es sanamente aburrida.
Que la flexibilidad es vida y la rigidez es muerte, pero no solo en el cuerpo, sino sobre todo
en la mente.
Que querer convencer a los demás de nuestras convicciones es debilidad y necedad.
Que una caricia siempre es única y nueva si se pone el alma en ella.
Que, si me empiezo a creer un poco iluminado, lo mejor es asistir a una reunión de vecinos
para recuperar la cordura al comprobar que no lo estoy.
Que envejecer dignamente es mucho más sabio que negarse a envejecer.
Que el que hoy me insulta, mañana me puede alabar y el que hoy me alaba, mañana me
puede insultar.
Que no hay que creerse la imagen ni la autoimagen y quizá ni siquiera la vida.
Que tengo la desgracia de ser un primate-hombre, pero que algo podré hacer para
evolucionar.
Que los científicos saben, pero que los místicos saben mucho mas.
Que no me gustaría que en mi entierro alguien pensase en lo más mínimo que le he dañado
intencionadamente.
Que con un solo paseo por este planeta me doy por satisfecho, aunque siga sin comprender
muchas cosas, pero aceptando que son incognoscibles.
Que en el silencio del alma hay respuestas que estan veladas a la mente.
Que soy el más pobre del mundo si no tengo paz interior.
Que, si te amo, no eres mía, sino de todos.
Que soy feliz si te pierdo para que seas más feliz.
Que, si como dice Babaji Sibananda, venimos, nos hacemos la foto y nos marchamos, ojalá
me la haga en buena compañía.
Que, aunque sea una ilusión (o tal vez no), confío en reunime - no sé de qué modo o en qué
forma- con todos los seres amados que se fueron y correr, alborozados, por las praderas por
las que no llegamos a correr.

También podría gustarte