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Resumen Módulo 4 Práctica Profesional III

Lectura Primera

Un proyecto de inversión es aquel que surge por la necesidad de resolver alguna


cuestión comercial, ya sea de un individuo en particular o bien de un grupo de
personas en especial. En este proyecto, en forma independiente o grupal, se busca
generar y comercializar productos y servicios mediante el empleo de las herramientas
correctas, a fin de crear, evaluar y ejecutar acciones que permitan establecer las
ventajas comerciales buscadas, considerando su factibilidad y rentabilidad.

El proyecto de inversión constituye un conjunto de actividades con objetivos


organizados y trayectos debidamente planeados que conducen a las resolución de una
situación, cuyos recursos básicos están delimitados. Algunos autores lo definen como
un conjunto de inversiones, insumos y actividades creados con el fin de “sortear
barreras” sobre las distintas situaciones que limitarían el desarrollo comercial, para
poder obtener productos o beneficios que tiendan al aumento de la productividad y
del mejoramiento de la calidad de vida de un grupo de beneficiarios.

El punto de partida de un proyecto de inversión es el análisis de mercado; luego, se


observa el aspecto técnico operativo para considerar lo económico y financiero, el
posible impacto socioeconómico y su “retroalimentación” (evidencia de posible
regeneración), detalle de resumen y sus conclusiones, más los ejemplos resultantes
que permiten visualizar posibles variantes y adaptaciones en el futuro.

Este tipo de proyectos puede presentarse de maneras muy diversas: a) Agropecuarios


(producción primaria: animal o vegetal); b) Industriales (extractivas: minería;
manufactureras; calzado; metal-mecánicas; metalúrgicas; autopartistas; vehículos;
cementeras); c) De servicios: (educación, saludos y los otros servicios generados por
profesiones liberales y comercios). Otra posible clasificación es: 1) bienes (tangibles);
2) bienes y servicios (tangibles/intangibles).

De acuerdo con los resultados a obtener, podemos decir que los proyectos serán
rentables o no, de posible reemplazo o cambio, de adaptación y expansión, no
medibles, etc. Por otra parte, la finalidad del proyecto estará determinada por el
tamaño de la inversión y las actividades de la empresa, lo que depende de su
naturaleza; por lo tanto, los resultados pueden condicionarlos (para reformularlos) o
ser independientes o mutuamente excluyentes.

Las fases representan la visualización de todo el plan estratégico, cuyo diseño tiende a
completar las etapas del camino a seguir.

 Fase 1: Plan estratégico: a) realización del plan de gestión (evaluar el negocio,


la oportunidad, los riesgos y los beneficios; estudiar y asignar nombre a la
empresa; evaluar el financiamiento); b) descripción del proyecto (presentar el
proyecto, objetivos y finalidad, recursos y financiamiento, determinación de
funciones ejecutivas, administrativos y auxiliares); c) Análisis preoperativos
(investigación del mercado, encuestas sobre posibles clientes inversores y
observación de empresas de la competencia; identificación de recursos y
costos; análisis de comparaciones; determinación del inicio para dar marcha);
d) Publicidad y difusión (evaluación de estrategias, tipos y medios indicados de
publicidad; cronograma de difusión).
 Fase 2: Suministros: a) Local (informarse sobre posible locales, ver factibilidad
de alquilar o comprar, observar entorno y ubicación); b) Habilitaciones
correspondientes (según ordenanzas municipales y leyes provinciales, además
de pago de impuestos y servicios) y demás cumplimientos tributarios; c)
Ambientación del local (diseño y decoración, mobiliario, instalaciones
eléctricas, sanitarias); d) Personal (determinar cantidad, funciones y relación
laboral; cumplir con la legislación vigente).
 Fase 3: Ejecución: a) Ambientación del espacio físico (refacciones, adecuación,
instalación necesaria); b) Decoración y muebles (existencia de mobiliario
conforme al rubro y necesidades de la actividad); c) Distribución y
determinación de uso de los espacios (definir recepción, espacio de atención,
vestuario, depósito); d) Orden y limpieza (presentación adecuada para el
funcionamiento diario); e) Además, se materializa el perfil del sujeto (persona
física o jurídica) que llevará adelante el proyecto de inversión.
 Fase 4: Cierre: a) Caja (informe económico de ingresos); b) Horarios de ingreso
y salida (dispositivos de tarjeta, ficha, reloj para control personal); c) Detalles
de compras (comprobantes de gastos); d) Cualquier otra circunstancia que el
individuo o grupo de individuos inversionistas convinieren para la organización
diaria, semanal o mensual que se hubiese acordado.

Las fases sintetizan las etapas del proyecto de inversión, constituyen un accionar
previo que permite a los inversionistas puntualizar la idea, determinar los recursos
(económicos, humanos, técnicos), ejecutar la gestión con dinámica y adaptación,
obtener los resultados y analizar posibles reformulaciones para futuros proyectos.

Las características de un proyecto de inversión son: 1) La parte introductoria se inicia


con la idea expuesta, los estudios concretos a sus efectos y la puesta en marcha del
proyecto. La idea versará sobre el producto inmobiliario conveniente, considerando el
financiamiento y se realizarán los estudios correspondientes sobre las formas
alternativas de comercializar en el mercado. Además, se determinarán las etapas y
plazos de ejecución, como los montos económicos de inversión distribuidos para cada
etapa y los gastos que demande la realización del producto. Comprende esta etapa el
conjunto de actividades para la presentación del montaje para lograr la puesta en
marcha; 2) El desarrollo es parte de la etapa o fase de operación, poniéndose el
proyecto en marcha e iniciando la realización del producto. A su vez, se observa que se
cumpla satisfactoriamente el proceso de inversión y gastos dentro de los plazos
previstos. Es posible que haya algún ingreso económico dependiente de las oficinas de
comercialización, tras las publicidades de preventa de producto aún no disponible para
el uso; 3) La conclusión estará constituida por la observación del producto resultado,
por un lado, y la verificación de la satisfacción por el ingreso de los beneficios
estimados, por el otro. No obstante, también cabe un análisis al sujeto emprendedor
respecto de todo el proyecto de inversión inmobiliario realizado, ya que la experiencia
sobre lo ejecutado le permitirá, en próximas intervenciones, una mejor eficacia sobre
aquella etapa en la que se haya presentado algún inconveniente.

En la acción metodológica la finalidad es alcanzar el objetivo planteado utilizando el


conjunto de recursos disponibles. Es decir, contar con recursos humanos, materiales,
tecnológicos, jurídicos, etc. Este conjunto de recursos se discriminará a través de los
distintos “estudios de áreas” que identifican la acción metodológica; se expresarán
sobre los elementos relevantes para el proyecto, los que le permitirán al emprendedor
e inversionista la idea de respaldarse sobre la viabilidad de este.

 Estudio socioeconómico: análisis del mercado inmobiliario y poder adquisitivo


de las personas. Políticas públicas crediticias.
 Estudio técnico-jurídico: Factibilidades permitidas jurídicamente para las
aprobaciones pertinentes, desde el análisis y cálculo técnico.
 Estudio de la organización: Determinación de los participantes necesarios del
proyecto: desde los posibles inversionistas hasta los recursos.
 Estudio financiero: Establecimiento de montos propios de socios y créditos, si
los hubiese. Fijar fases de inversión, recuperación y ganancias.

Estudio Socioeconómico

Es lógico que al conformar la idea inicial, el inversionista proyectista, ya posea de


antemano una perspectiva del producto inmobiliario; solo le resta definirla o
rediseñarla para confirmar esa posibilidad pensada en función de la información del
mercado, a los efectos de llevar adelante el desarrollo de la inversión. En la definición
de su producto, se determinará lo siguiente: a) características propias edilicias (diseños
arquitectónicos y calidad de materiales); b) finalidad de uso (vivienda familiar,
comercial, ventas definitivas o alquileres, comodatos); c) cantidad posible de unidades
y destinatario del producto inmobiliario.

Es posible fijar un precio de valuación inicial al producto del proyecto de inversión


inmobiliaria. Si bien la base económica es la de “actualidad exclusiva”, no cabe ninguna
duda de que en las potencialidades del mercado se permitirá considerar supuestas
proyecciones de adaptación del precio a medida que avancen las ventas del producto,
determinando a tales fines “precios de lanzamiento” de venta del bien y precios
calculados a futuro, conforme se va realizando la obra. Por ende, la comercialización
inmobiliaria, si es positiva, produce un efecto de revalorización, mientras que por el
contrario, si se encuentra paralizada o estancada, cualquiera sea el impacto fortuito
que se hubiere presentado, implicará que se tendrá que observar con destreza la
posibilidad de readaptar las estrategias de venta para generar un movimiento que
permita dar pasos a nuevos indicios de comercialización. Solo la intervención de
profesionales responsables y capacitados demostrará la certeza propia de calificarlos
como “visionarios comerciales”.

Estudio Técnico Jurídico

Se puede visualizar desde dos perspectivas: la organización propia del proyecto, y la


del producto en sí mismo. Avanzar sobre los objetivos pensados implica diseñar y
aplicar las técnicas ideales para alcanzar en conjunto el proyecto en general y el
producto en particular, a fin de obtener resultados óptimos.

La base del pensamiento para aplicar el tecnicismo que nos permitirá identificar los
objetos de empleo versará sobre los recursos (humanos, materiales, tecnológicos,
económicos) y su incidencia jurídica (cumplimiento de las normas en todos los
aspectos de referencias, tanto del inversionista como del producto); por lo que
podemos afirmar que el estudio técnico se define en función de los siguientes
aspectos: 1) Determinación in situ del proyecto: Se identifica la ubicación geográfica
de la sede empresarial que administra el proyecto, como así también se llevará la
evaluación de los distintos y posibles espacios físicos conforme el destino de acción
que tendrán a cargo (oficina comercial, administrativa, depósito de materiales, etc.). A
posteriori, se evaluará la constitución física de dichos espacios y se determinará la
finalidad de su uso (ejemplo: sector céntrico, oficinas de venta, zona periférica: el
obraje, lugar de ejecución del proyecto); 2) Organización de la empresa: Consiste en
confeccionar un organigrama en donde se establecen roles y funciones conforme
jerarquías y responsabilidades de actuación (directiva o gerencial, administrativa,
profesional de asesoramiento y asistencia técnica, operarios, etc.). En esta instancia,
también se debe considerar la ubicación estratégica de las oficinas de comercialización
y administración del proyecto (sede central y locales anexos), se determinarán pautas
de funcionamiento en el campo de ejecución del proyecto, como así también el control
de todas las dependencias que se generaron con la finalidad de alcanzar los objetivos
proyectados. Se debe tener presente la situación jurídica en cuanto a la personería que
constituye la empresa, y lo atinente a la normativa laboral e impositiva de
cumplimiento legal; 3) Organización del producto en sí mismo: a) Análisis de las
estrategias para la adquisición del material de elaboración (permuta o canje por
producto a futuro, fideicomiso, crédito, efectivo del fondo de inversión, etc.); b)
Componentes, diseño y calidades constructivas; c) Etapas y plazos de realización del
producto; d) Tiempo y forma de comercialización: cumplimiento de normas técnicas
constructivas y de ocupación del suelo, como así también las jurídicas, las que son de
identificación del bien (dominios, condominios, prehorizontalidad, PH).

Estudio de la Organización
Se basa en la definición de la empresa que proyecta la idea, es decir, cómo nace
socialmente. Si bien puede constituirse en forma unipersonal, en virtud de ser una sola
persona el ideólogo e inversionista, también puede conformarse en una persona
jurídica, por ser un grupo el que ejecuta la idea.

Si nos referimos a un proyecto unipersonal, el organigrama de roles y funciones será


evidente en relación con que la determinación de tareas y control estará a cargo de
una máxima autoridad, quien irá delegando las actividades a subordinados y
responsables de áreas administrativas y contables, técnicas y operativas, etc. Estas
personas se constituirán, así, en partícipes necesarios del proyecto de inversión. Cabe
agregar que la determinación de jerarquías y obligaciones a cargo dependerá, por un
lado, de la voluntad de elección de la máxima autoridad y, por el otro, del perfil y
competencia del profesional contratado.

Si el proyecto de inversión inmobiliario depende de un grupo de personas, es


fundamental la inscripción de la sociedad (SRL, SA, etc.), pues ello ratifica la persona
jurídica que, en forma de socios, lleva adelante la idea. Identificar el sujeto jurídico no
solo es una cuestión de nombre social, sino que implica además una serie de derechos,
deberes y obligaciones, como así también prohibiciones y posibles sanciones que le
permitirán al grupo la posibilidad de ratificar o rectificarse en su organización interna.
Esta forma de organización asociada permite que la empresa se constituya en sí misma
como persona jurídica responsable que cumple con su idea proyectada, en la plena
convicción de que produce efectos jurídicos laborales con los subordinados. Además,
produce efectos obligacionales con los adquirentes del producto inmobiliario
comercializado; dichos efectos están estrictamente relacionados con el debido
cumplimiento de las normas jurídicas.

Las asesorías formales serán las que conformarán la base elemental del proyecto. En el
ámbito contable, debemos tener en claro el panorama económico y detalle de
inversión con las respectivas factibilidades (inversión, egresos e ingresos). En el ámbito
jurídico, todo debe presentarse conforme al Derecho Civil (bienes inmuebles, titulares
de dominio, contratos). Por otra parte, el ámbito laboral incluye los aspectos
relacionados con el régimen del trabajador, contratado y permanente, mientras que el
fiscal se refiere al cumplimiento de las normas sobre los sujetos y objetos.
Notarialmente, debemos tener presente que la ejecución de proyecto versa sobre un
derecho real, cuyos requisitos de validez dependerán del trabajo del profesional
notarial. Por último, el aspecto técnico se refiere a la base práctica de la ejecución del
producto en sí mismo.

Estudio Financiero

Tiende a responder la mayoría de los interrogantes que los inversionistas se


preguntan. Sin embargo, el interrogante más importante es si el proyecto será
rentable. En relación con los anteriores, este reviste un poco más de importancia
puesto que tendrá incidencia directa sobre el resultado, y todos esperan un éxito en
beneficios económicos.

Este estudio comienza con el presupuesto calculado para las distintas inversiones
conforme las etapas diagramadas, en donde se pueden estipular porcentajes en
pérdidas como así también porcentajes que impliquen ciertos ingresos por posibles
preventas. Lo más importante de este aspecto financiero es que pueda tener la
capacidad de ir anticipándose a los posibles reveses que se susciten, los que en
ocasiones pueden deberse a efectos externos a la persona, con respecto a los cuales
no es posible establecer cuándo se darán, pero sí tener previsto un porcentaje del
“capital por riesgo” que permita continuar adelante ante este tipo de casos fortuitos o
suceso económico general imprevisto.

Al momento de planificar el presupuesto financiero se debe tener presente cómo será


la distribución del capital a invertir, así como determinar un monto inicial, calcular los
gastos necesarios y estimar los posibles ingresos (los cuales tendrán quizás un carácter
de recupero en los gastos) para comenzar a reponer el capital invertido y evaluar los
beneficios que se determinarán en ganancias a futuro. En esta circunstancia, también
es importante calcular los tiempos, es decir que también se le fijará un plazo a cada
etapa, lo que permitirá llevar un control temporal de la ejecución del proyecto y, por
ende, de su inversión.

Lectura Segunda

La etimología del vocablo remite a un origen latín: fideicommissum, término que se


compone de fides, que significa fe o confianza, y commissus, que significa comisión o
encargo.

Jurídicamente, el fideicomiso otorga la posibilidad de aislar derechos, bienes y fondos,


etcétera y logra un patrimonio separado, con un fin u objeto establecido en un
acuerdo expreso. Podemos definirlo como el contrato en donde una o más personas
(fideicomitente o fiduciante), transmiten bienes tangibles (inmuebles), cantidades de
dinero (fondos bancarios), entre otros, a otra persona (fiduciaria). Por este motivo se
conforma el fondo fiduciario, para que el fiduciario administre o invierta (según lo
contratado), en beneficio propio o de un tercero (fideicomisario). Al momento de la
creación del fondo fiduciario, ninguna de las partes es propietaria del bien objeto del
fideicomiso, sino que se constituye un contrato por el cual una persona destina ciertos
bienes a un fin lícito determinado.

El marco legal para la Argentina surge en la Ley 24.441, que ofrecía un instrumento
legal de posible aplicación para nuestro país. El Art.1666 CCCN: “Hay contrato de
fideicomiso cuando una parte, llamada fiduciante, transmite o se compromete a
transmitir la propiedad de bienes a otra persona denominada fiduciario, quien se
obliga a ejercerla en beneficio de otra llamada beneficiario, que se designa en el
contrato y a transmitirla al cumplimiento de un plazo o condición al fideicomisario”.

Sujetos: 1) Fiduciante o fideicomitente: persona humana o jurídica que “cede o


transfiere” a otra (fiduciario), ciertos bienes o fondos determinados. Este sujeto es el
titular del dominio o propiedad dispuestos para el contrato de fideicomiso; 2)
Fiduciario: puede ser una persona humana o jurídica. Es la parte a la que le transfieren
los bienes o fondos. Tiene a su cargo la administración bajo las condiciones fijadas en
el contrato a fin de dar cumplimiento a las obligaciones, tarea que diligenciará con
prudencia en virtud de administrar bienes ajenos. Asimismo, puede ser beneficiario,
debiendo evitar conflicto de intereses y obrar privilegiando a los restantes sujetos del
contrato. Debe obrar con solidaridad, es decir, con la prudencia y diligencia del buen
hombre de negocios que actúa sobre la base de la confianza depositada en él. Pueden
designarse en el contrato a más de un fiduciario para que actúen simultáneamente, en
forma conjunta o indistinta, su responsabilidad es solidaria por las obligaciones.
También, puede ser solicitada por el beneficiario, fiduciante o fideicomisario la
rendición de cuentas, no debiendo ser mayor a un año, no pudiendo dispensarlo de
esta obligación en el contrato, como tampoco de la culpa o dolo en que pueda incurrir
él o sus dependientes, ni de la prohibición de adquirir los bienes fideicomitidos; 3)
Beneficiario: puede ser cualquier persona humana o física en cuyo beneficio se ha
destinado el fideicomiso. Puede o no existir al tiempo del otorgamiento del contrato.
Deben constar con claridad los datos que permitan su individualización futura. Puede
ser el fiduciante, el fiduciario o el fideicomisario. Pueden ser varios, quienes, excepto
acuerdo o disposición legal en contrario, se benefician por igual. Si no hay aceptación o
renuncia al beneficio, o si no llegan a existir, se pueden designar otros beneficiarios
denominados sustitutos. Si ningún beneficiario acepta, todos renuncian o no llega a
existir, se da a entender que será el fideicomisario. Si este último también renuncia o
no acepta, o no existe en el contrato, será el fiduciante. El derecho del beneficiario
(aunque no haya aceptado), puede transmitirse por actos entre vivos (cesión del
contrato) o a causa de muerte (tracto judicial), excepto disposición en contrario.
Deben constar los datos para poder individualizarlo. Pueden ser beneficiarios el
fiduciante, fiduciario o fideicomisario; 4) Fideicomisario: destinatario final o natural de
los bienes fideicomitidos. Suele ser el beneficiario; sin embargo, puede ser un tercero o
el fiduciante. No puede ser fideicomisario el fiduciario (por administrar el fondo).

En cuanto al marco de regulación: A) Normativo/legal: CCCN “Contrato de


fideicomiso” y “Dominio Fiduciario”; B) Impositivo: Le son aplicables diversos
impuestos (ganancias, IVA, ingresos brutos, etc.). Para el caso de los fideicomisos
financieros, estos cuentan con exenciones impositivas conforme decreto 780/95; C)
Administrativo: Estos contratos privados no requieren la intervención de instituciones
específicas; para el caso de bienes inmuebles, se requiere la escritura pública a cargo
de un escribano.
En Argentina no hay restricciones determinadas para actuar como fiduciario en
general, salvo en el caso de fiduciario en fideicomisos financieros, que debe ser
entidad financiera o social inscripta a sus efectos en la Comisión Nacional de Valores.

El contrato de fideicomiso debe contar con: a) Individualización de los bienes objeto


del contrato. Si no es posible su individualización, contará con: I) La descripción de los
requisitos y características que deberán reunir los bienes; II) Determinación del modo
en que otros bienes podrán ser incorporados al fideicomiso; III) Plazos o condiciones a
que se sujeta, el que no podrá durar más de treinta años desde su constitución, salvo
que el beneficiario sea incapaz, el que podrá durar hasta su muerte o cese de su
incapacidad; IV) destino de los bienes a la finalización del fideicomiso; V) Derechos y
obligaciones del fiduciario y el modo de sustituirlo si cesare; VI) Identificación del
beneficiario.

El dominio fiduciario hace una excepción a la norma general del dominio, y en


particular, del dominio imperfecto. Este es imperfecto, no solo porque es temporal y
no perpetuo (se encuentra limitado por la existencia de un plazo o condición), sino
porque se establece un patrimonio separado y seguro del patrimonio del fiduciario y
del fiduciante.

Lectura Tercera

Su campo de acción, según lo expresado en el Art.1 de la Ley de Bolsas y Mercados de


Valores, nace de la Comisión Nacional de Valores (CNV), que es una entidad autárquica
con jurisdicción en toda la República, cuyas relaciones con el Poder Ejecutivo se
mantienen por intermedio del Ministerio de Economía y Trabajo de la Nación (el cual
actualmente no existe), por lo que las relaciones se dan vía Ministerio de Economía. Su
ordenamiento legal lo determina la Ley 17811, y dispone que el directorio está
compuesto por miembros que designa el PEN, que son personas de notoria idoneidad
en la materia, por sus antecedentes en el rubro y actividades profesionales.

Según el texto del Derecho 677/01, incorporado a la Ley 17.811, la CNV tendrá las
siguientes funciones: a) Autorizar la oferta pública de títulos valores; b) Asesorar al
PEN sobre los pedidos de autorización para funcionar que efectúen las bolsas de
comercio, cuyos estatutos prevén la cotización de títulos valores; c) Llevar el índice
general de los agentes de bolsa inscriptos en los mercados de valores; d) Llevar
registro de las personas físicas y jurídicas autorizadas para efectuar oferta pública de
títulos valores; f) Fiscalizar el cumplimiento de las normas legales, estatutarias y
reglamentarias de lo referente al ámbito de aplicación de la presente ley. En síntesis,
las tareas de la CNV son regular, asesorar, controlar y fiscalizar todo lo relacionado con
el mercado de capitales; además, debe inspeccionar que los operadores, agentes y
funcionarios satisfagan los objetivos de la normativa de oferta pública de títulos
valores, fondos comunes de inversión y fideicomisos financieros. Por otra parte, la
CNV, tiene la función de calificar el riesgo y sus normas, para impulsar el desarrollo de
un mercado de valores organizado, íntegro, eficaz y transparente, en beneficio directo
del público inversor y el Estado.

El Art.7 de la Ley 17.811: “Dicta las normas o resoluciones a las cuales deben ajustarse
las personas físicas o jurídicas que intervengan en la oferta pública de títulos valores a
los efectos de acreditar el cumplimiento de los requisitos establecidos”; y para el
ejercicio de sus funciones, pueden solicitar informes o realizar inspecciones (a las
personas físicas y jurídicas sometidas a fiscalización), recabar el auxilio de la fuerza
pública si fuera menester, iniciar demanda judicial, denunciar delitos y, de ser
necesario, constituirse en parte querellante.

Por otra parte, en la Ley 17.811 se contemplan los siguientes puntos: a) Oferta pública
de títulos valores: Se considera oferta pública a la invitación que se hace a personas en
general o a sectores o grupos determinados para realizar cualquier acto jurídico con
títulos valores, efectuada por los emisores o por organización unipersonales o
sociedades dedicadas en forma exclusiva o parcial al comercio de aquellos, por medio
de ofrecimientos personales, publicaciones periodísticas, etc. Pueden ser objeto de
oferta pública únicamente los títulos valores emitidos en masa, que por tener las
mismas características y otorgar los mismos derechos dentro de su clase, se ofrecen en
forma genérica y se individualizan en el momento de cumplirse el contrato respectivo.
La oferta pública de títulos valores emitidos por la Nación, las provincias, las
municipalidades, los entes autárquicos y las empresas del Estado, no están
comprendidas en la presente regulación, sin perjuicio de las facultades del Banco
Central de la República Argentina en ejercicio de sus funciones de reguladora de la
moneda y del crédito; b) Bolsa o mercados de comercio en general: estos deben
constituirse como asociaciones civiles con personería jurídica o como sociedades
anónimas. Sus reglamentos deben asegurar la realidad de las operaciones y la
veracidad de su registro y publicación. El resultado de las operaciones aquí realizadas
habitualmente determina el precio corriente de los bienes negociados. Las
operaciones de bolsa deben concertarse para ser cumplidas, las partes no pueden
substraerse a su cumplimiento. Los estatutos y reglamentos de las bolsas o mercados
de comercio deben establecer en qué casos y en qué condiciones dichas entidades
garantizan el cumplimiento que en ellas se realizan y registran. Pueden organizar
cámaras compensadoras para liquidar las operaciones, asimismo, transacciones
financieras pendientes a facilitar la concertación de operaciones bursátiles; c) Agentes
de bolsa: Los mercados deben llevar un registro de agentes de bolsa. Ningún agente
podrá operar en un mercado de valores sin estar inscripto. Los mercados de valores
deben informar a la CNV las nuevas inscripciones, como así también las eliminaciones y
otra cualquier modificación o situación de dichas habilitaciones.

En conclusión, la Ley 17.811, de plenas vigencia, adjudica las funciones específicas a las
instituciones vinculadas con el comercio de títulos valores; además, establece que los
mercados son el ámbito donde se desarrollan las negociaciones de títulos dentro del
sistema bursátil, con el objeto de liquidar y garantizar las operaciones del modo
establecido en los reglamentos.

Se requiere, para ser agente de bolsa, sin perjuicio de la condiciones que exija el
mercado respectivo de actuación: “ser mayor de edad, ser accionista del mercado
correspondiente y haber constituido una garantía a la orden del mismo; demostrar
idoneidad, solvencia moral y responsabilidad patrimonial, a criterio del mercado de
valores respectivo.

No serán inscriptos los fallidos por quiebra, los inhabilitados para ejercer cargos
públicos, los condenados por delitos relacionados al lucro y la fe pública, como así
tampoco las personas en relación de dependencia con las sociedades que coticen sus
acciones, los funcionarios empleados de la Nación, las provinciales y las
municipalidades, con excepción de aquellos que realicen actividades docentes o de
estudio e investigación. Tampoco aquellos, que según los mercados de valores,
declaren incompatibilidades.

“Los agentes de bolsa, en el ejercicio de sus funciones, deben ajustarse a lo que


dispongan los reglamentos de cada mercado”. Deben guardar secreto profesional de
las operaciones que realicen por cuenta de terceros, así como de sus nombres; solo
puede revelarse esta información ante pedido judicial.

“La firma de un agente de bolsa da autenticidad a los boletos y demás documentos


correspondientes a las operaciones en donde haya intervenido”. Los aranceles de sus
comisiones por las intervenciones realizadas en distintos tipos de operaciones, son
fijados por los respectivos mercados de valores y presentados al Ministerio de
Economía de la Nación para su aprobación. Estos agentes solamente “deben percibir
las comisiones previstas en los respectivos aranceles. No deben eximir a sus
comitentes del pago de las mismas, ni cederlas a otros agentes de la bolsa ni a
terceros, salvo autorización del mercado de valores respectivo”.

Lectura Cuarta

Se entiende por activo todo bien que se posee y que tiene un valor pecuniario de
cambio, y estos se pueden clasificar: a) tangibles: bienes que tienen propiedades físicas
específicas; b) intangibles: bienes que proporcionan el derecho a percibir un beneficio
futuro y que son independientes del soporte físico. Los valores mobiliarios (activos
financieros) son bienes intangibles.

Se establece una clara diferencia entre los activos tangibles y los activos intangibles.
Los primeros poseen forma física y su precio depende del valor que se le asigna a sus
propiedades y beneficios de uso (bien mueble: computadora; bien inmueble: terreno;
bien semoviente: pura sangre de carrera). Los activos intangibles son recursos poco
sustituibles y difíciles de imitar, que proporcionan derechos legales sobre beneficios
futuros y potenciales (valores mobiliarios, patentes, marcas).
Las internet auctions son, el traslado a internet del mecanismo de compraventa de
bienes y servicios, mediante el sistema de mejor postor o mejor oferente. Tanto el
postor como el oferente interactúan en forma directa, personal y no pública, mediante
tecnologías que en la práctica evidencian sobre la pantalla de la computadora los
movimientos comerciales de los interesados en el producto ofrecido.

El nacimiento de las subastas por internet se suele ligar al fenómeno de la evolución de


la empresa eBay, la que fue pionera en plantear y realizar subastas entre particulares.
Esta nueva modalidad, denominada Customer to Customer (C2C), proporciona a los
particulares una plataforma en donde subastar cualquier tipo de objetos; la empresa
cobra un importe por subir el producto para la venta en sus listados y una comisión
sobre el precio final adjudicado.

El gobierno nacional promulgó la Ley de Alquileres (Decreto 580/20). La Ley 27.551


modifica el Código Civil y Comercial de la Nación y establece nuevas reglas para los
contratos de locación: a) Extiende el plazo mínimo de los contratos de alquiler de dos a
tres años; b) Acuerda una actualización anual del precio de todos los contratos
(independientemente su valor), sobre la base de una fórmula de indexación mixta que
combina en partes iguales la evolución de la inflación (IPC) y de los salarios (RIPTE); c)
Establece que el depósito de entrada que pagan los inquilinos al iniciar el contrato ni
puede representar un monto mayor al valor del primer mes de alquiler; d) Amplía la
gama de opciones que los inquilinos pueden presentar al propietario en concepto de
garantía: ya no solo se admitirán inmuebles de terceros, sino también recibos de
sueldos, certificados de ingreso, seguros de caución o avales bancarios; e) Fija que los
gastos de expensas extraordinarias quedan a cargo del propietario y no del inquilino; f)
Determina que los ocupantes de la vivienda podrán interrumpir el contrato y
abandonarla en forma anticipada sin pagar indemnización, si cumplen con un mínimo
de tres meses de aviso previo; g) Obliga a que la totalidad de los contratos sean
inscriptos ante la AFIP para evitar la evasión impositiva y posibles abusos por fuera de
la formalidad legal.

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