Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Rose Gate
Copyright © 2020 by Rose Gate Todos los derechos
reservados, incluidos los de reproducción total o parcial. No
se permite la reproducción total o parcial d este libro, ni su
incorporación a un sistema informático, ni su transmisión,
copiado o almacenado, utilizando cualquier medio o forma,
incluyendo gráfico, electrónico o mecánico, sin la
autorización expresa y por escrito de la autora, excepto en
el caso de pequeñas citas utilizadas en artículos y
comentarios escritos acerca del libro.
Esta es una obra de ficción. Nombres, situaciones, lugares
y caracteres son producto de la imaginación de la autora, o
son utilizadas ficticiamente. Cualquier similitud con
personas, establecimientos comerciales, hechos o
situaciones es pura coincidencia.
Índice
Agradecimientos
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Tetrapílogo
NOTA DE LA AUTORA
Playlist
La Autora
BIBLIOGRAFÍA:
Agradecimientos
Y llegó la hora de despedir a esta familia, aunque ya
sabéis que yo no creo en los «hasta nunca» y los convierto
en «hasta la próxima».
Estos chicos me han aportado tanto que permitidme que
les dé las gracias a ellos en primer lugar. A mis musos, los
que han formado parte de mi vida durante un año y han
sido tan generosos de regalarme sus historias para que os
las cuente. Gracias, chicos Speed, me lo he pasado de PM
con vosotros.
¿O no?
Ya llevaba dos años sin verlo, dos años desde que se largó
sin importarle dejarme atrás. Un cobarde, eso es lo que era.
Nunca había tenido el coraje suficiente para enfrentarse a lo
que había entre nosotros y, a la más mínima, huía a la otra
punta del planeta si hacía falta, con el único objetivo de
alejarme todo lo que pudiera. Aunque ahora era yo la que
no quería verlo ni en pintura, incluso dejé de preguntar por
él a su hermana, mi mejor amiga. Quería erradicarlo de mi
vida y de mis pensamientos, pese a que esto último había
resultado misión imposible. Me hubiera gustado ver a Tom
Cruise intentando sacarse a Damián de la cabeza, ni con
una lobotomía habría podido hacerlo. Resoplé.
Debería decir que odié los dos meses que pasé con él,
compartiendo su cama y sus juegos. Debería sentir asco y
repulsión, pero no era así. Lo extrañaba, y eso se anudaba
en mi pecho anulándome emocionalmente.
Prefería dejarla atrás, que fuera feliz con ese tal Borja que
había conocido en la tele, por mucho que me jodiera, y que
me olvidara. Ella merecía a alguien que la quisiera
incondicionalmente y no un tío que había perdido el norte.
Miré a los hombres que estaban con él, tenían una pinta
terrible, iban en motos desvencijadas y vestían prendas de
camuflaje. Se protegían los ojos con gafas de aviador,
usaban bandanas para resguardar el rostro del polvo, al más
puro estilo Mad Max amazónico, e iban armados hasta los
dientes, lo que les daba un aspecto de peli de ciencia ficción
de bajo presupuesto.
Él sonrió.
—Bueno, algo es algo —reconoció—. No te asustes, no
somos asesinos; llevamos armas para disuadir a los
«leñadores ilegales», así es como llamamos a los hombres
que vienen a cargarse nuestros bosques. Básicamente,
incendiamos sus camiones, requisamos sus armas y
motosierras para enviarlos con una patada en el culo y una
carta de recomendación al lugar de donde han venido.
Joao asintió.
Volvió a negar.
—Mi marido es el hijo del líder, así que ahora tú eres como
su hermano.
—Sé que lo has sentido igual que yo. Ellos no son así, yo
te comprendo y te necesito, igual que tú a mí. —Puso la
mano sobre mi miembro y lo masajeó abiertamente, sin
tapujos. Yo emití un gruñido que le hizo sonreír—. Eres un
animal hermoso y tu alma es como la mía, libre.
*****
*****
Por mi parte, tenía muy claro quién quería que posara sus
ojos sobre mis carnes morenas. Suspiré al imaginar el rostro
de Damián al contemplarme de esa guisa.
—Paaataaataaa.
—Ven conmigo.
—¿Cuántas?
Él sonrió.
—Es que te miro y no quiero detenerme.
—Vane, ¡espera!
No lo hice, porque sabía que, si paraba, mis ojos no iban a
poder contener las lágrimas de mi alma rota, y Damián
tampoco merecía cargar con una culpa que no le
correspondía. Al fin y al cabo, lo único que había pretendido
era que fuera él el primero, ¿no? Pues ya lo había
conseguido. Era para felicitarme y condecorarme, uno de
mis propósitos vitales tachado de la lista. Ahora solo debía
reponerme como siempre, volver a mi sitio y coger fuerzas
para seguir con la vida que había elegido, con Damián
Estrella fuera de ella.
*****
*****
Mi hermana lo fulminó.
Nani negó.
—Gracias.
Él cabeceó.
Me merecía la reprimenda.
—Exacto, yo la llevaré.
—¿Mi oficina?
*****
✂☐✂☐✂☐
—Tonterías.
Él negó.
—Tú y yo ya hablaremos.
—Xánder solo tiene ojos para ti, eso sería imposible. Solo
está siendo amable, y si no, a la que se despiste, la acaricio
con el cable pelado de un secador.
—Eres un animal.
Me sonrió.
✂☐✂☐✂☐
Asintió.
Extendió la mano.
Volvió a sonreírme.
Hacía tiempo que tenía claro que a Borjita le iban los tíos,
pero ¿Vane estaba al corriente o prefería obviarlo? Traté de
advertirle el día de la boda de mi hermana, pero pareció
importarle más bien poco. Recuerdo que lo excusó diciendo
que era sexualmente abierto. ¿Lo sería ella también? ¿Qué
tipo de relación mantenían? Demasiadas preguntas para no
poder obtener respuesta.
✂☐✂☐✂☐
Benedikt
—Hola, cariño.
Ella me sonrió.
—¿Y eso?
—¡Suéltame, capullo!
—Creo que eres un buen tío que hizo mal las cosas y que
se siente perdido. No debiste huir, tendrías que haber
enfrentado la situación y haberte dejado ayudar por los que
te queríamos. —Hablaba en pasado, y no me extrañaba.
Después de saber lo que sabía, como para seguir
albergando algún tipo de sentimiento por mí. Su tono de voz
se volvió más calmado—. ¿De verdad crees que yo te habría
juzgado? ¿O Xánder? ¿O tu hermana? Busca bien dentro de
ti, en el fondo, conoces la respuesta. Sabes que te
habríamos aceptado igual, que te hubiéramos apoyado, que
a nosotros no nos importa con quién te acuestas o con
quién te levantas, porque lo único que es esencial eres tú.
—Damián… —susurró.
Casi sonrío.
—¿Acaso me equivoco?
Tragamos sonrientes.
—¿Nunca?
—¿Te sorprende?
—¿Y yo sí?
—¿En serio?
¡No, no, no, no! ¡No podía decirme esas cosas que me
derretían por dentro y hacían que mis neuronas se
cortocircuitaran! Me aclaré la garganta, tratando de quitarle
algo de romanticismo a la escena antes de que mi corazón
saliera más maltrecho de lo que estaba segura que iba a
suceder.
Él negó.
✂☐✂☐✂☐
—Eso parece, pero nos salvamos por los pelos y por sus
fatídicas conclusiones.
✂☐✂☐✂☐
Petrov
—¿Liberado?
—Descuide, señor.
—Gracias, amo.
—Ya está, ya está. Joder, que eres más bruta que un arao
—protesté.
La frené.
—¿Qué es?
✂☐✂☐✂☐
—Y yo, ya lo sabes.
*****
—Ehm, sí, pero ya veo que esto está muy lleno. —La
pobre parecía algo acongojada—. No imaginaba que nada
más abrir lo tuvieras hasta los topes, qué tonta he sido. Ya
pediré hora para otro día. En el despacho de Andrés hay
muchísimo trabajo y aproveché la hora de la comida para
probar suerte, pero ya veo que ahora será imposible, así
que vendré en otra ocasión…
Damián:
Había una foto suya, con una sonrisa preciosa que hizo
que se agitara mi corazón.
Vane:
Damián:
¡Ayyy! ¿Por qué me tenía que soltar esas cosas? Era tan
mono cuando quería.
Vane:
Vane:
¡Capullo!
Damián:
¡Preciosa!
Vane:
Arriesgué.
Damián:
Vane:
He quedado para cenar, ¿quieres acompañarme?
Damián:
Vane:
Damián:
Vane:
Y tú también.
No iba a decirle que yo también lo echaba de menos, no
fuera a creérselo demasiado. ¿Mi estado? Más feliz que una
perdiz, solo esperaba que no se torcieran las cosas. En mi
cabeza estaba tener una velada agradable con Monique y
su cuñado, charlar tranquilamente y después irnos juntos a
casa para follar como conejos. Simplemente, perfecto.
✂☐✂☐✂☐
—¿Sí?
Él sonrió.
—Ohhh, sí.
—No.
Él sonrió ladino.
—¡Auch!
—¿Ellos?
—Estás radiante.
Ambos se besaron.
El hombre sonrió.
Jörg se levantó.
—Entre tú y tu cuñado…
—¿El qué?
—Sí, ¿por?
✂☐✂☐✂☐
Unos minutos antes
—¿Qué? —cuestionó.
Asentí.
de vuelta al principio,
Si no queda amor,
—¿Tan pronto?
—Vomitivo.
✂☐✂☐✂☐
—¿Lo entiendes?
Asentí.
—¿En serio?
—No puedo poner fecha, pero creo que Cupido me dio con
su flecha el primer día que te vi, al entrar en clase con aquel
polo azul marino. No sé ni cómo ni por qué, pero fue así, y el
sentimiento me ha acompañado a lo largo de estos diez
años, latiendo a un ritmo bajo hasta que has decidido volver
y convertirlo en abrumador. Fuiste y eres mi primer amor,
mi primera vez y, durante este tiempo, te he amado en
silencio. Eso no ha impedido que me acueste con otras
personas, no ha menguado mis sentimientos por ti. Por eso
creo en lo que dices, y sé que puedes amarme y follar con
otros sin que implique una conexión emocional tan fuerte
como la que tienes conmigo.
—Es distinto.
—¿Cómo lo sabes?
—Te-te lo prometo.
—¿Dormir?
Me di la vuelta cabreada.
—¡Cállate! —vociferé.
Se carcajeó divertido.
—Pues demuéstralo.
—¡Que no!
—¿Ni te cachondearás?
—Tampoco.
—Pero es que no quiero dejar de mirarte —se quejó.
✂☐✂☐✂☐
Damián:
Jörg:
Damián:
Lo es
Jörg:
Quiero verte.
Damián:
Jörg:
Damián:
Jörg:
tú también me deseas.
Sí, lo deseaba, solo de estar tecleando ya estaba
empalmado.
Damián:
Jörg:
Yo también lo creo.
Le sonreí relamiéndome.
—Lo imagino.
Ella negó.
—Pero…
—Sí, señor.
Y.
✂☐✂☐✂☐
*****
—¿A-al baño?
Él asintió.
—Interesante…
—Será mejor que no. Prefiero que estemos los tres juntos
si no te importa.
✂☐✂☐✂☐
—¿Celosa?
Borja me sonrió.
—¿Follable?
—¿Tú, discreta?
—¿El qué?
—Tú, con Bertín; Esme, con Andrés; Lore, con César; y yo,
con Damián. Los cuatro amigos para los cuatro hermanos.
Todos para uno, polla para todos.
—¡Serás burra!
—¡¿Bisexuales?!
—No sé…
*****
Los días pasaron bastante rápido. Damián y yo nos
veíamos a la mínima ocasión y seguíamos explorando
nuestra sexualidad como pareja. Estando los dos,
funcionábamos a la perfección, solo me angustiaba un poco
el pensar si sería igual con Jörg en la ecuación.
Él sonrió.
—Me alegra oír eso. Seguro que será una noche soberbia,
será memorable para los tres.
—Schneider… ¿Alemán?
—Así es.
—Yo soy ruso, nos vendrá muy bien tener genes nórdicos
para ambientar la noche. Brindemos porque cada uno
consiga lo que quiera en esta vida tan corta pero intensa. —
Levanté mi vodka junto al trago de los demás—. De golpe
hasta el final —anuncié—. Na zdorovie [7]!
—Lo sé. ¿Cómo van los nuevos drones? ¿Ya lo tienes todo
listo?
✂☐✂☐✂☐
Sube a bordo,
Luz y oscuridad,
Cuerpos juntos.
follándote y peleando.
Charlas de almohada.
Mi enemiga, mi aliada.
Prisioneros.
Pasé las manos por sus tetillas, que se activaron con mis
tortuosos pellizcos. Me gustó escucharlo resollar en mi boca
y que sus dientes se clavaran en mi labio inferior para
después saborearlo.
✂☐✂☐✂☐
Borja
Pareció sorprendido.
—Dedos en el agua…
—Dedos en el agua…
✂☐✂☐✂☐
Damián
—¿Tu cama?
—¿C-cómo?
—No.
—S-sí —siseé.
—A mí también, pero me gusta mucho más fuera. Aquí no
puedo moverme con total libertad, el agua me frena. ¿Te
importa que sigamos en las escaleras? —El agua rebajaba la
intensidad de las acometidas.
—Claro.
—¿Cómo te sientes?
Estaba casi lagrimeando de necesidad.
Él gruñó en mi oreja.
✂☐✂☐✂☐
Vane
—Yo, claro que soy yo. ¿Qué te ocurre? ¿Ha sido la bebida?
Vamos, dime qué te pasa. ¿Has sufrido alucinaciones? —Le
acarició la mejilla y Damián dio un paso atrás, rehuyéndolo.
—¡No me toques! —le gritó casi con repulsión—. ¡¿Cómo
es posible?! ¡Dímelo! Él y tú… ¡¿Cómo es posible?! —
Soltaba frases inconexas, ¿era posible que las hierbas le
estuvieran haciendo delirar?—. ¡Me llamaste como él, me la
chupaste como él! —lo acusó.
—¿Qué?
✂☐✂☐✂☐
Adán asintió.
✂☐✂☐✂☐
Ella resopló.
Ella bufó.
—¿Lo que ocurre? Yo te lo diré. Ese tío está pirado, fijo que
quiere esa pieza para hacer negocio en el mercado negro.
Querrá venderla a algún grupo de terroristas antisistema o
vete tú a saber a quién…
—No.
✂☐✂☐✂☐
David me sonrió.
—¡Guapo!
Me miró incrédulo.
Él endureció el gesto.
Lo miré de soslayo.
—¿De finde?
—Adiós. —Colgué.
—No.
✂☐✂☐✂☐
Benedikt
—Eso parece.
Ella resopló.
—Es en lo que pienso, pero es que me da grima lo
ordinaria que es, no la soporto y pensar en follármela… —
Puso gesto de disgusto.
Miré el exterior del edificio, que nada tenía que ver con las
cárceles que estaba habituado a ver en las películas.
—Buenos días.
—¿Cuál es su nombre?
—¿El mío?
—Ya veo.
—¿Sigue igual?
El hombre asintió.
Negué.
—Sentí que era algo que debía hacer yo, aunque ahora
agradezco que estés aquí. Me va a encantar tener un fin de
semana para nosotros dos solos.
La miré contrito.
✂☐✂☐✂☐
—Ah, ¿sí?
—Mala mujer.
Me eché a reír.
—Anda, bébete la cerveza y deja de pensar en tu
salchicha, ya te he dicho que hasta la noche no la metes en
mi panecillo.
—¿Estás seguro?
—Completamente.
—¿Cuero?
—Exacto.
Di un trago largo.
Él negó.
—Pero no lo logró.
—No, pero san Google seguro que sí. Bastará con buscar
alguna fiesta benéfica en la que Benedikt fuera el anfitrión,
seguro que alguna encontraremos donde aparezca.
✂☐✂☐✂☐
Chantal
—¿De nosotros?
—Sí.
—En Berlín.
✂☐✂☐✂☐
Damián
—¡Ya voy!
—Entonces Joana…
La mirada de Carmen voló a la de mi cuñada.
✂☐✂☐✂☐
Berlín
—Es un lago.
—Damián… —jadeó.
—¡¡¡¡Cien!!!! —aulló.
—No digo que tengas que serlo —su tono bajó y me miró
con tristeza—, es solo que tampoco creo que seas feliz así.
Aunque, con tu actitud de hoy, reconozco que me tienes
completamente despistada. ¿No será que te has tragado un
unicornio? Porque, de ser así, ten cuidado, que toca cagarlo.
—Que…
—¿Y si es un niño?
—Bebé.
—Lo único que oigo son las ganas que tengo de decirle a
todo el mundo que eres mía. ¿Hasta cuándo? —inquirió
poniéndose serio.
—¿A qué viene eso? ¿Qué tiene que ver mi cliente con
nosotros?
✂☐✂☐✂☐
Petrov
—G-gracias.
—Estamos embarazados.
—Tal vez no haya nada más que decir —dijo Vane molesta.
Yo lo miré sin molestarme. Era tan fácil ver por dónde iban
sus tiros que era incluso aburrido, rayaba el patetismo tanta
transparencia.
Resoplé.
Le sonreí lasciva.
—Puajjj.
—¿Qué piensas que ocurrirá cuando seas mayor y sufras
de incontinencia urinaria?
—Lo increíble es que cada vez esté más cachondo sin que
me hagas nada. Si no supiera que es imposible, juraría que
le han echado algo a la bebida… —Los ojos de mi marido se
estrecharon.
—En nada…
Él bufó resignado.
—Eso nunca.
—Y tú, a mí.
—Ah, no, eso sí que no. Busquemos otro sitio, que ver a
esos dos intimando no es algo que me pusiera.
✂☐✂☐✂☐
Bertín
Volví a poner el cerrojo, jadeante. Borja ni se había
movido del sitio.
—No creo que sea momento para seguir con esto, quizás
deberías ir a buscarla y hablar con ella.
—¿Te gusta?
✂☐✂☐✂☐
Alguien carraspeó interrumpiendo nuestro beso, que cada
vez subía más de tono y nos tenía jadeantes. Alcé la mirada,
contrariado, para encontrarme con la de mi padre.
—Quizás he cambiado.
—Gracias, señor.
Le levanté la barbilla.
✂☐✂☐✂☐
Cada vez tenía más claro que estaba enfermo. Seguía sin
estar bien, con aquella parte anclada a un pasado que no
me hacía bien; alejarla de mí era lo mejor que podía hacer,
aunque eso supusiera perder una parte de mí que, en su
momento, creí importante. Tenía que hablar con él, que
entendiera que lo que habíamos hecho no volvería a
suceder; trataría de acabar con una relación cordial, pues, al
fin y al cabo, era mi cliente, pero no quería que me uniera
nada más.
—No es eso.
—Eso no lo sabes.
Lo miré perplejo.
✂☐✂☐✂☐
Asentí.
Me encogí de hombros.
—Mucho, amo.
—¿Con cuántos?
—¿Quedaron satisfechos?
—Mucho.
—¿Y tú?
—¿Hombres o mujeres?
—Sí, amo.
—Bien. ¿Tienen claro lo que deben hacer? —Ahondé la
penetración, y ella aguantó el jadeo que se aglutinaba en su
garganta.
✂☐✂☐✂☐
Chantal
—Sí, ama.
Ella asintió.
—Puedes desnudarme.
Paré en seco.
—¿A ti? ¿Por qué? ¿Qué tienes tú que ver con esto?
—¿Nosotros?
—No, no lo es —corroboró.
—¿Entonces?
Lo miré suspicaz.
—¿C-Cómo?
Andrés asintió.
Él bufó.
—¿Estás seguro?
✂☐✂☐✂☐
Petrov
—Eso ni se pregunta.
»Hay veces que toca agarrar la vida por los huevos antes
de que ella te los agarre a ti. Puede que lo que he hecho no
esté bien, puede que muchas de las cosas que hago
tampoco, no soy un santo, pero presumo de ser un hombre
que no se queda al margen frente a las injusticias, y lo que
estaban cometiendo contra Sylvia lo era. Igual ninguno de
los dos sois capaces de entender y asumir mis decisiones. Y
tengo claro que, si a alguien le debo una disculpa, es a
Esmeralda, porque es difícil que comprenda lo que he
hecho. —Me levanté y me arrodillé ante mi hija para darle
más dramatismo a la escena—. Perdóname, hija, por haber
liberado a la persona que empuñó el arma que acabó con la
vida del hombre que te crio.
—Seguro que sí, hija. No hay nada más peligroso que una
madre herida, le dará lo que merece. Y ahora, almorcemos.
Jörg, Jörg, Jörg. ¡No era Jörg! ¡Siempre fue él, siempre!
—Yo no tenía…
—Lo odiaba.
—Estás enfermo.
—Vuelves a mentir.
—No lo hago.
✂☐✂☐✂☐
Benedikt
—No es un perro.
—Ciao.
✂☐✂☐✂☐
Tenía los nervios a flor de piel. Apenas dormía ni comía y
estaba más irritable que nunca. Creo que incluso había
tenido un pequeño ataque de ansiedad.
—Gracias, Esme.
—¿Qué mensaje?
—¿Y Monique?
Miré el reloj.
—¿Y si ha cantado?
✂☐✂☐✂☐
Vane
—¿Qué dice?
✂☐✂☐✂☐
—¡Hijos de puta!
—Exacto, hay veces que uno tiene que tomar las riendas
de las situaciones sin que le tiemble el pulso, y el mío ahora
es muy firme.
—¿Crees que vas a ser capaz de ello? Si lo prefieres,
puedo quedarme; seré muy feliz de darle justicia a este
cerdo.
—¿Seguro?
—Completamente.
✂☐✂☐✂☐
Andrés
—Oye, ¿crees que Petrov tiene algo que ver con Jörg?
—Curioso —reflexionó.
—¿Por?
✂☐✂☐✂☐
Damián
—Sí.
—¿Qué?
—Los que pierden cosas son los que dejan de luchar por
ellas. ¿Vas a dejar de luchar por mí?
—Sí, señor.
—Gracias, amo.
—¿Estás segura?
—¿Te complace?
✂☐✂☐✂☐
—¡La ley! —resopló ella—. ¿La misma que casi hace que
me condenen por una muerte que no cometí? ¿La misma
que ni se ha percatado de que han cambiado a Sandra y a
Ben por clones? ¿De qué ley estamos hablando?
✂☐✂☐✂☐
Andrés
Domingo. Jen
—Desnuda, dirás.
—Eso solo depende del punto de vista del que mira, así es
el arte, aunque tú eso ya lo sabes. —Hice de tripas corazón
hasta acercarme lo suficiente como para plantarle los tres
besos de rigor y poder ponerle el micro bajo la solapa. Recé
para que tuviera la suficiente adherencia y no se cayera al
suelo. Al llegar al tercer beso, él giró la cara y nuestros
labios terminaron colisionando. No podía apartarme
abruptamente, pues el maldito micro se resistía. No tuve
más remedio que seguirle el juego y darle lo que me pedía
hasta asegurar el artilugio. Una vez segura de que estaba
en su sitio, traté de distanciarme; no obstante, la palma de
la mano libre de Petrov apretaba mi lumbar hacia él—.
Gracias por el regalo —murmuró relamiéndose, antes de
dejar que diera un paso atrás. Su mirada evaluativa me
daba escalofríos, me agarré de los codos para controlar el
ligero temblor que me asediaba por lo que acababa de
hacer—. Me alegra verte tan recuperada, la última vez me
dejaste algo preocupado.
✂☐✂☐✂☐
Lunes. Michael
—Cálmate, Jon.
✂☐✂☐✂☐
Nani
—¿Jon?
—¿Qué le pasa?
✂☐✂☐✂☐
Petrov
—Sí, le digo que sí, general Parker. Ella está bien. No, no le
ha ocurrido nada —murmuré por lo bajo para que nadie me
oyera.
—Te comprendo. Tal vez no haya sido muy buena idea que
hayáis decidido venir tan precipitadamente; aunque fuera
una sorpresa, tendríais que haber esperado a que
regresáramos.
✂☐✂☐✂☐
Petrov
—No voy a andarme con rodeos. ¿Qué has hecho con Ben,
Chantal y Sandra? —preguntó plantado frente a mí, que
caminaba rodeando la mesa para ocupar mi asiento.
✂☐✂☐✂☐
Damián
Teníamos la grabación donde Petrov reconocía que estaba
implicado en la desaparición de esos tres impresentables,
aunque seguíamos sin noticias de Jen y Michael.
—Si existe ese Dios del que habláis, seguro que está con
él, ese es mi consuelo. Puede que mi hijo no tuviera el mejor
padre ni la mejor madre, pero era inocente y no tenía culpa
de ello.
—¿Qué amigo?
Él asintió.
✂☐✂☐✂☐
Petrov
—¿Estás seguro?
—¿C-cómo?
Ella asintió.
✂☐✂☐✂☐
—¿Imaginabas que pudieran ser así las cosas? —preguntó
Damián masajeándome el cuero cabelludo en una bañera
repleta de espuma y pétalos de rosa.
Damián rio.
—Mmmm —resollé.
—¿Te gusta?
—¿Cuál?
—Fóllamelas.
Me miró sorprendido.
***
Damián
Tragué duro.
Llamé al camarero.
Vane resopló.
—Gracias.
—Señora.
—Sí, quiero.
Juré para mis adentros que nunca iba a dejar de besar sus
labios como si fuera la primera vez, que cada día daría las
gracias por la segunda oportunidad, tercera o cuarta que
me había dado y que iba a compensarla entregándome por
completo.
✂☐✂☐✂☐
Verónica
Jadeé y me deleité perdida en sus caderas. Lo sentí
volviendo a llenarme como en nuestros mejores tiempos,
aquellos en los que me prometía hacerme reina del mundo y
yo creía en esa posibilidad. Se corrió y sentí su semen
inundándome, temblé y jadeé cuando usó mi frase
predilecta.
—Me traicionaste.
—Eso ya lo sé.
✂☐✂☐✂☐
Petrov
NOTA DE LA AUTORA
¿Que si es el final?
Sí.
«El mal nunca descansa, así que cuanto más malas seáis,
mejor».
¿Los veis?
Ah, sí, ya los veo. Pero, shhh, esa es otra historia que me
dejé en el tintero y que tal vez, si os portáis bien, os cuente
en su momento. Recordad que hemos avanzado muchos
años y todavía estamos en el 2020.
Nos leemos.
Playlist
https://www.facebook.com/ROSEGATEBOOKS
https://www.instagram.com/rosegatebooks
BIBLIOGRAFÍA:
SERIE STEEL
http://amzn.to/2phPzuz
http://amzn.to/2FWjUct
4. La conquista de Laura
http://amzn.to/2HAWGFT
5. Devórame
http://amzn.to/2FULyGK
6. Ran
http://amzn.to/2FD3sOM
http://amzn.to/2FwWhDF
http://amzn.to/2DhLewl
9. Ojos de Dragón
https://amzn.to/2wb5kdk
https://amzn.to/2NNbtRk
SERIE KARMA
relinks.me/B07FBMJ68H
relinks.me/B07NFVBT7F
SERIE SPEED
https://relinks.me/1095485814
https://relinks.me/107532971X
https://relinks.me/1692776584
GLOSARIO