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La Sana Doctrina y los falsos profetas

Mateo 7, 15 “Guardaos de los falsos profetas*, los cuales vienen a vosotros disfrazados de ovejas, mas por
dentro son lobos rapaces. 

Mateo 7, 21 “No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre Celestial*. 22 Muchos me dirán en aquel día*: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos cantidad de prodigios?” 23 Entonces les
declararé: “Jamás os conocí. ¡Alejaos de Mí, obradores de iniquidad!”*

Mateo 15, 8 “Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está lejos de Mí*. 9 En vano me rinden
culto, pues que enseñan doctrinas que son mandamientos de hombres”.

Mateo 16, 13 Y llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo*, propuso esta cuestión a sus discípulos: “¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” 14 Respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista, otros
Elías, otros Jeremías o algún otro de los profetas”. 15 Díjoles: “Y según vosotros, ¿quién soy
Yo?” 16 Respondióle Simón Pedro y dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. 17 Entonces Jesús le dijo:
“Bienaventurado eres, Simón Bar-Yoná, porque carne y sangre no te lo reveló, sino mi Padre Celestial. 18 Y Yo,
te digo que tú eres Pedro*, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán
contra ella. 19 A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que atares sobre la tierra, estará atado en los
cielos, lo que desatares sobre la tierra, estará desatado en los cielos”.

Mateo 24, 11 Surgirán numerosos falsos profetas, que arrastrarán a muchos al error; 12 y por efecto de los
excesos de la iniquidad, la caridad de los más se enfriará*.

Marcos 7, 6 Les dijo: “Con razón Isaías profetizó sobre vosotros*, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo
me honra con los labios, 7 pero su corazón está lejos de Mí. Me rinden un culto vano, enseñando doctrinas
(que son) mandamientos de hombres”.

Colosenses 2, 20 Si con Cristo moristeis a los elementos del mundo ¿por qué, como si vivieseis en el mundo,
os sujetáis a tales preceptos: 21 “No tomes”, “no busques”, “no toques” – 22 cosas todas que han de perecer
con el uso– según los mandamientos y doctrinas de los hombres? 23 Las cuales cosas tienen ciertamente color
de sabiduría, por su afectada piedad, humildad y severidad con el cuerpo; mas no son de ninguna estima: sólo
sirven para la hartura de la carne*.

1 Timoteo 1, 3 Al irme a Macedonia te pedí que te quedaras en Éfeso para mandar a ciertas personas que no
enseñen diferente doctrina, 4 ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que sirven más bien
para disputas que para la obra de Dios por medio de la fe*. 5 El fin de la predicación es el amor de un corazón
puro, de conciencia recta y cuya fe no sea fingida*; 6 de la cual desviándose algunos han venido a dar en vana
palabrería. 7 Deseaban ser maestros de la Ley, sin entender ni lo que dicen ni lo que con tanto énfasis
afirman*. 8 Sabemos que la Ley es buena, pero si uno la usa como es debido, 9 teniendo presente que la Ley no
fue dada para los justos*, sino para los prevaricadores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los
facinerosos e irreligiosos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 fornicarios, sodomitas,
secuestradores de hombres, mentirosos, perjuros, y cuanto otro vicio haya contrario a la sana doctrina, 11 la
cual es según el Evangelio de la gloria del bendito Dios, cuya predicación me ha sido confiada.

1 Timoteo 1, 18 Este mandato te transfiero, hijo mío, Timoteo, conforme a las profecías hechas
anteriormente sobre ti, a fin de que siguiéndolas milites la buena milicia, 19 conservando la fe y la buena
conciencia, la cual algunos desecharon naufragando en la fe; 20 entre ellos Himeneo y Alejandro, a los cuales
he entregado a Satanás para que aprendan a no blasfemar*.

1 Timoteo 4, 1 Sin embargo, el Espíritu dice claramente que en posteriores tiempos habrá quienes
apostatarán de la fe, prestando oídos a espíritus de engaño y a doctrinas de demonios*, 2 (enseñadas) por
hipócritas impostores que, marcados a fuego en su propia conciencia, 3 prohíben el casarse y el uso de
manjares que Dios hizo para que con acción de gracias los tomen los que creen y han llegado al conocimiento
de la verdad*.

1 Timoteo 6, 3 Si uno enseña otra cosa y no se allega a las palabras saludables de nuestro Señor Jesucristo y a
la doctrina que es según la piedad*, 4 éste es un hombre hinchado que no sabe nada, antes bien tiene un
enfermizo afecto por cuestiones y disputas de palabras, de donde nacen envidias, contiendas, maledicencias,
sospechas malignas, 5 altercaciones de hombres corrompidos en su mente y privados de la verdad, que
piensan que la piedad es una granjería*. 6 En verdad, grande granjería es la piedad con el contento (de lo que
se tiene).

1 Timoteo 6, 20 Oh, Timoteo, cuida el depósito, evitando las palabrerías profanas y las objeciones de la
seudociencia*. 21 Por profesarla algunos se han extraviado de la fe. La gracia sea con vosotros*.

2 Timoteo 4, 1 Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, el cual juzgará a vivos y a muertos, tanto en su
aparición como en su reino*: 2 predica la Palabra, insta a tiempo y a destiempo, reprende, censura, exhorta
con toda longanimidad y doctrina*. 3 Porque vendrá el tiempo en que no soportarán más la sana doctrina,
antes bien con prurito de oír se amontonarán maestros con arreglo a sus concupiscencias*. 4 Apartarán de la
verdad el oído, pero se volverán a las fábulas. 5 Por tu parte, sé sobrio en todo, soporta lo adverso, haz obra
de evangelista, cumple bien tu ministerio.

Efesios 4, 11 Y Él a unos constituyó apóstoles, y a otros profetas, y a otros evangelistas, y a otros pastores y
doctores*, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del (pleno) conocimiento del Hijo de Dios, al estado
de varón perfecto, alcanzando la estatura propia del Cristo total*, 14 para que ya no seamos niños fluctuantes
y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, al antojo de la humana malicia, de la astucia que conduce
engañosamente al error*, 15 sino que, andando en la verdad por el amor, en todo crezcamos hacia adentro de
Aquel que es la cabeza, Cristo*. 16 De Él todo el cuerpo, bien trabado y ligado entre sí por todas las coyunturas
que se ayudan mutuamente según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en el amor.

Tito 1, 10 Porque hay muchos rebeldes, vanos habladores y embaucadores, sobre todo entre los de la
circuncisión, 11 a quienes es menester tapar la boca; hombres que trastornan casas enteras, enseñando por
torpe ganancia lo que no deben*.

Romanos 16, 17 Os exhorto, hermanos, que observéis a los que están causando las disensiones y los
escándalos, contrarios a la enseñanza que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos*; 18 porque los tales no
sirven a nuestro Señor Cristo, sino al propio vientre, y con palabras melosas y bendiciones embaucan los
corazones de los sencillos. 

Gálatas 1, 6 Me maravillo de que tan pronto os apartéis del que os llamó por la gracia de Cristo, y os paséis a
otro Evangelio. 7 Y no es que haya otro Evangelio, sino es que hay quienes os perturban y pretenden pervertir
el Evangelio de Cristo. 8 Pero, aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicase un Evangelio
distinto del que os hemos anunciado, sea anatema*. 9 Lo dijimos ya, y ahora vuelvo a decirlo: Si alguno os
predica un Evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema. 

Hechos 20, 29 Yo sé que después de mi partida vendrán sobre vosotros lobos voraces que no perdonarán al
rebaño*. 30 Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que enseñen cosas perversas para arrastrar en
pos de sí a los discípulos.

Hebreos 13, 9 No os dejéis llevar de acá para allá por doctrinas abigarradas y extrañas; mejor es corroborar el
corazón con gracia y no con manjares, los cuales nunca aprovecharon a los que fueron tras ellos*. 10 Tenemos
un altar del cual no tienen derecho a comer los que dan culto en el tabernáculo*.
1 Corintios 15, 1 Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué y que aceptasteis, y en el cual
perseveráis*, 2 y por el cual os salváis, si lo retenéis en los términos que os lo anuncié, a menos que hayáis
creído en vano.

2 Corintios 11, 3 Sin embargo, temo que, como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así vuestras mentes
degeneren de la simplicidad y pureza que han de tener con Cristo. 4 Porque si alguno viene y predica otro
Jesús que al que nosotros hemos predicado, o si recibís otro Espíritu que el que recibisteis, u otro Evangelio
que el que abrazasteis, bien lo toleraríais*,… 

2 Pedro 2, 1 Pero hubo también falsos profetas en el pueblo, así como entre vosotros habrá falsos doctores,
que introducirán furtivamente sectarismos perniciosos, y llegando a renegar del Señor que los rescató,
atraerán sobre ellos una pronta ruina*. 2 Muchos los seguirán en sus disoluciones, y por causa de ellos el
camino de la verdad será calumniado. 3 Y por avaricia harán tráfico de vosotros, valiéndose de razones
inventadas: ellos, cuya condenación ya de antiguo no está ociosa y cuya ruina no se duerme.

2 Pedro 3, 15 Y creed que la longanimidad de nuestro Señor es para salvación, según os lo escribió igualmente
nuestro amado hermano Pablo, conforme a la sabiduría que le ha sido concedida*; 16 como que él habla de
esto mismo en todas sus epístolas, en las cuales hay algunos pasajes difíciles de entender, que los ignorantes
y superficiales deforman, como lo hacen, por lo demás, con las otras Escrituras, para su propia
ruina*. 17 Vosotros, pues, carísimos, que lo sabéis de antemano, estad en guardia, no sea que aquellos impíos
os arrastren consigo por sus errores y caigáis del sólido fundamento en que estáis*. 18 Antes bien, creced en la
gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y para el día de la
eternidad. Amén.

Judas 1, 17 Vosotros, empero, carísimos, acordaos de lo que os ha sido preanunciado por los apóstoles de
nuestro Señor Jesucristo*, 18 que os decían: “En el último tiempo vendrán impostores que se conducirán según
sus impías pasiones. 19 Éstos son los que disocian, hombres naturales, que no tienen el Espíritu*. 20 Vosotros,
empero, carísimos, edificándoos sobre el fundamento de la santísima fe vuestra, orando en el Espíritu
Santo*, 21 permaneced en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida
eterna*. 

1 Juan 2, 18 Hijitos, es la hora final y, según habéis oído que viene el Anticristo, así ahora muchos se han
hecho anticristos, por donde conocemos que es la última hora *. 19 De entre nosotros han salido, mas no eran
de los nuestros, pues si de los nuestros fueran, habrían permanecido con nosotros. Pero es para que se vea
claro que no todos son de los nuestros. 20 Mas vosotros tenéis la unción del Santo y sabéis todo*. 21 No os
escribo porque ignoréis la verdad, sino porque la conocéis y porque de la verdad no procede ninguna
mentira*.

1 Juan 2, 24 Lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si en vosotros permanece lo que
oísteis desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre *. 25 Y ésta es la promesa
que Él nos ha hecho: la vida eterna. 26 Esto os escribo respecto de los que quieren extraviaros*. 

1 Juan 4, 1 Carísimos, no creáis a todo espíritu, sino poned a prueba los espíritus si son de Dios; porque
muchos falsos profetas han salido al mundo*. 2 Conoced el Espíritu de Dios en esto: todo espíritu que confiesa
que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, sino que
es el espíritu del Anticristo. Habéis oído que viene ese espíritu, y ahora está ya en el mundo*. 4 Vosotros,
hijitos, sois de Dios, y los habéis vencido, porque el que está en vosotros es mayor que el que está en el
mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo, y el mundo los escucha*. 6 Nosotros somos de
Dios. El que conoce a Dios nos escucha a nosotros; el que no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el
Espíritu de la verdad y el espíritu del error*.

2 Juan 1, 9 Todo el que va más adelante y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que
permanece en la doctrina, ése tiene al Padre, y también al Hijo*. 10 Si viene alguno a vosotros, y no trae esta
doctrina, no le recibáis en casa, ni le saludéis*. 11 Porque quien le saluda participa en sus malas obras.

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