Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
7
bres para anotar y ordenar sistemáticamente sus pensamientos.
Cuando esto sucede en la ciencia, se dice que las fuentes no son
fidedignas. Pero las fuentes no son fidedignas porque los testi
monios escritos de las mujeres fueron tratados con más descuido
y negligencia que los de los hombres. Hace falta saber disfrutar
del trabajo arqueológico para no perder la paciencia. A menudo,
sólo sabemos de las mujeres filósofas a través de los relatos o las
narraciones de otros. Raramente se han conservado textos origi
nales; a veces incluso se han falsificado a conciencia o se han he
cho desaparecer. La historia de las mujeres filósofas es también la
historia de su lucha para que se reconozcan sus aportaciones. Con
mucha más frecuencia que sus colegas masculinos, las mujeres
pensadoras se expusieron al desprestigio y al chismorreo. De
modo que su vida privada acababa despertando más curiosidad
que su filosofía. Y eso, en cierta medida, todavía continúa siendo
así hoy en día. De ahí que sea más importante dedicarnos a las
filosofías de mujeres, seguirlas en sus pensamientos, destacar su
interesan te participación en la historia de la filosofía. Y aquí me
adscribo, conscientemente, a la opinión de Hannah Arendt,
según la cual los seres humanos necesitan la filosofía, y si niegan
esta necesidad merecen el nombre de «sonámbulos». De modo
que me gustaría iniciar aquí el camino, con mis lectoras y
lectores, que nos con ducirá primero hacia atrás, a la Antigüedad
clásica, allí donde la filosofía tuvo sus comienzos y con ella
también, naturalmente, el pensamiento de las mujeres filósofas.