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ARQUITECTURA

De Mies van der Rohe a Alejandro de la Sota, o de la grande y


honrosa fidelidad a unos principios heredados ( 1)

Alfonso Valdés

e uando se observan las p lantas


del Colegio Mayor César Car-
los ( 1968), de Aleja ndro de la
Sota , si se hace con cierto desapasio-
namiento, una vez superado el im-
que se conectarían entre sí en trete-
j iéndose a modo de racimos.
¿Es el edificio de Alejandro de la
Sota un ejercicio m ás relacion ado
con la corriente brutalista de aque-
paCLo que produce el fuerte simbolis- l los años? Parece que, de a lg ún
mo de su imagen , viene a la memoria modo , la· trasciende, y basta contem-
otras imágenes y otras ideas de aque- plar su imagen y recordar la conmo-
lla época. c ió n que provocó en to n ces p a ra
En las p la n tas se perc iben dos en tender que, si existen similitudes
"Clusters" : dos racimos de locales de con el Pa rk Hill de Sheffield, por
dorm ir que se o rga nizan en torno a ejem plo, aparece en el César Carlos
dos núcleos de escaleras y ascensores, una suerte de simbolismo, de monu-
que están , a su vez, conectados entre mental idad , que no tiene el conjun to
sí y cuya conexión queda equ il ibrada ing lés.
con un largo y subterráneo p asillo El César Carlos recuerda un Gran
transversal que va a da r a los locales Arco Triu nfa l, y aún cuando su estilo
de acti vidades comunes. La potente p ertenece plenamente a l Movimiento
articu lación de volúmen es y su orga- Park. 1-/ ill en Sheffielcl. Moderno, podría decirse que su autor
ni zación en torno a elementos de rela- hubiese der ivado hacia un Neoclasi-
ción a ltamente enfatizados (como cismo, análogo a l de Mies van der
son los núcleos verticales y los conec- Ro he, por lo que a orden y simetría se
tores h o ri zo nta les, tanto e l puente refiere, oponiéndose el pintoresquis-
aéreo como el corredor subterráneo), mo que caracteriza a tantos edificios
esto es, la concepción topológica del bruta listas y del que parte De la Sota
edificio, hace referencia a la arquitec- en la disposición de los dormi torios
tura brutalista de la época. Los puen- del Colegio.
tes y las torres de comuni cación
vertical de Park Hi ll de Sheffield, los La idea de orden eran consustan-
cial a l Movimiento Moderno en la
"C luster Blocks" de Denis Lasdum y
la "C luster City" de los Smithson concepción de la estructura, entendi-
eran imágenes corrientes en aquellos da ésta como isótropa y disp oniéndo-
años. La articu lación y subsidiarie- se los p ilares según una cuadrícula
regula r y neutra. Por o tro lado, el
dad de edificios en clara dependencia
con elementos de comunicación in- espacio, liberado de la estructura tra-
tensamente destacados como centros diciona l de muros de carga, se corres-
de organización, correspondía a esa pond ía con la función y se con cebía
Cluster B lock.s, ele L asclum.
necesidad de la época de recuperar, en de un modo libreyexpansivo,endia-
nódulos, la jerarq uización y centra li- léctica con respecto a la estructura; y
dad que la Carta de Atenas había des- de esa dia léCLica en tre una estructura
preciado. Contra el co losal "Tablero neutral y un espacio tensional surgía
de ajedrez" que sig nificaba el P lan gran parte de la poética del Movi-
Voisin de L e Corbusier, los Smithson miento Moderno.
recla ma ban d iferenc iaciones en la En la etapa americana de Mies van
cuadrícu la, pero no en torno a l Cen - der Rohe parece como si el orden de
tro tradicionalmente en tendido, sino la estructura hubiera ido-imponién -
en torno a multitud de cen tros en dose de modo que la concepción fun-
aq uellos puntos considerados sing u- ciona l y, por tanto la forma resultante,
lares debido a la relación o a la den si- se hubieran. ido ajustando al orden
dad de la masa urbana. Se formarían estructural para acabar coincidiendo
así agrupaciones en torno a nódulos Ciusler City, ele los Sm;thson. con él. Parece como si Mies quisiera

28 Alejandro de la Sota
ARQU ITECTU RA

Biblioteca del Instituto de Química de Illinois, de Mies van der Rohe. Crown H all, de M ies van der Rohe.

JV

Galería Nacional de Berlín, de Mies van der Ro he. Edificio Baccardi, de Mies 11an der R o he.

H am Common, de Stirling y Gowan.

uilct arquitectura serena en la que la n on y ser v1c1os se duplican eq uili- ese Elemento Centra l que los preside:
propia na turalidad de la disposici ón brados con respecto a la entrada y dan todos estos temas clásicos, son recha-
eludiera cualquier tensión y que hu- luga r a distribuciones de loca les zados por Mies.
biera, as í, empezado por negar dicha· eq u iva lentes respecto al centro. El No quiere, pues, la ten sión centrí-
tensión entre estructura y concepción Orden y la Simetr ía resulta ntes en el peta ni la continuidad y gradación
funciona l, ajustando la una a la o tra. edificio son una consecuencia evi- clásicas hacia un centro drama tizado.
En este rehuir el di slocamiento y la dente del plantea miento. Pero también rechaza la tensión mo-
tensión de los elementos forma les, ¿Vuelta al Neoclasicismo? Mies re- dern a, la ten sión centrífuga, entre
Mies suprime la expansividad del es- hu ye el concepto Clásico de U nidad y elementos discontínuos dotados de
pacio y p la ntea la di sposición del de Centra lidad. La acusada J erarq ui- a lta autonomía y situados en los bor-
mismo coincidente con una estructu- zación con respecto a un Elemento des de la composición, típica, sin em-
ra a bsolutamente isótropa tanto en Cemral a ltamente enfa tizado en el eje bargo, de las obras de su etapa
p la nta como en sección y, por ta nto, de simetrías, la g radación de vol úme- a lema n a.
en a lzados. En una a rquitectura as í la n es y deta lles conduciendo por medio Mies propone la uniformidad de
entrada se sitúa de forma átona en el de una progresión ten sional en un los elementos, la serenidad en su dis-
ccnLro de una volumetr ía que se dis- climax de ansiedad hacia su reso lu- posición , presidida en un ritmo pau-
pone uniformemente, por lo que di - ción en un Volumen Central, y la sado, está ti co y sin tensiones, a través
cha entrada se coloca en el eje del contin u idad y la tra bazón , la con cate- de una geometría de a lta neutra lidad.
edificio . Los esp acios de comunica- n ación de todos los elemen tos h acia En Mies la isotropía es a bsoluta y el

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ARQUITECTURA

elemento central no adquiere ningún


va lor expresivo. Pero no puede eludir
que la simetría provoque un elemen-
to central que silenciosamente, eso sí,
p ero de todos modos, presida la com-
posición. Por ello pretende neutrali-
zar y desdramatizar el centro, evitando
toda ten sión en él mismo. Llega a
ocu ltar las vigas que lo cruzan bajo
un cielo raso (Biblioteca y Edificio de
Adm ini s trac ión , 1.1.T., Chicago
1944), o las pone por encima de la
cubierta (Crown Hall, 1950), evitan-
do as í cualquier nervadura que pro-
voqu e en el Centro líneas de tensión.
Otro recurso al que acude es colocar
en el vestíbu lo paredes y o tros ele-
mentos arquitectónicos que impida n
el acceso a l punto de intersección de
los ejes de simetría, obliga ndo a ro-
dearl o (Crown Hall, 1950). Otras ve-
ces provoca el escape del Centro a
través de simétrica s escaleras qu e
conducen a la p eriferia (Baccardi,
Méjico 1957). Fina lmente, a lguna vez
llega a cons tituir todo e l edificio
como Centro, ocultando enterrados
todos los elementos que perturban su
concepción como un todo unifo rme
Ca sa de Palladio en Vicenza. H ardwick Hall, p lantas.
(Ga lería Nacional, Berlín 1962). Mies
uti liza casi todos los recursos para
escapar a un Centro de Composición, sor. Pero la Centralidad, si embargo, periferia dua l. El ejercicio, el discur-
a l parecer inexorable en una disposi- se evitará mediante la Duplicación, so que ejerce Sota sobre el clasicismo,
ción ordenada y simétrica. por la dualidad intensa que se provo- es intensam ente Ma n ierista y podría-
Pero ¿cúal es el discurso de Alejan- ca a í crear dos torres de do rmitorios. mos rastrear la genealogía a lo largo
dro de la Sota so bre el Orden, la Sime- Es tas dos torres, simétricas, volverán de la historia.
tría y la Centra lida d , te m as ta n a remitir a un Centro. Pero, al sepa- Podemos recordar, por ejemplo, la
obsesivos en el Movimiento Moderno? rarse las torres, tal Centro quedará Casa de Pa ll ad io para s í mi sm o
D. Alejandro lucha en el César Car- vaciado de a rquitectura y volverá a ( 1572), con un pan el ciego en el cen-
los contra la isotropía del colosal ta - remitir a la periferia. El verdadero tro de la fachada que remite a los
blero de ajedrez del Plan Voisin o de p rotagonista de la simetría será un bordes de. la misma. O a l H ardwick
los edificios de Mies. No quiere un enorme Vacío, la nada, que remitirá H all (1590) de Ro bert Smithson , de
corredor uniforme a l que den todas al bo rde de la edificación. Así se afir- asombro parecido con el César Car-
las habitaciones. La idea de Colegio ma rá la Gran Puerta Primigenia, los, con un G ran Hall central, este
con stituido por corredores por donde cuasi prehistórica, que enma rcará los cerrado, y un a Gran Galería que lo
pasan todos los a lumnos perturban- rayos del sol, bañando suavemente, cruza en su última planta. O la Casa
do todas las ha bitaciones es rechaza- en su recorrido a lo largo de las h oras de la Reina (1616) de Iñigo J a nes,
da de partida. Hay que agrupar las del día, la verde pradera de hierba que se rompe en dos casas cruzadas
habitacio n es en torno a reducidos so bre la que se asienta el verde dol- por un camino público y CiJUe se refie-
vestíbulos que excluyan a las mismas men de dormitorios. L a dua lidad no re a la dualidad del espacio cortesano
de la circulación general. Y es éste un se provoca sólo entre la derecha y la (con la sala de 40 x 40 x 40 pies enfren-
prime r principio j erárq uico que izquierda sino entre arriba y abajo: tada a los jard ines de Pa lacio) y del
co n s titu ye un primer nódulo de un puente de G imnasio y una gillería es pacio bucólico (con la Pa lladiana
agrupación. Esta disposición anisó- subterrá n ea dedicada a Biblioteca Logia en segunda pla nta q ue se aso-
tropa en torno a elementos circulato- que, en una disposición ma nierista, ma a l Pa rque de Greenwich una vez
rios podría provocar una arquitectura enmarcarán en Gran Vacío Central. cru zado el camino público). Recorde-
pinto resca, como, por ejemplo, los Vemos q ue Sota propone una je- mos ta mbién las dobles casas de Le-
Apartamentos de H am Common de rarquización que conduce, no a una doux unidas por una delgada loggia.
Stirling y Gowan, pero la Sota impo- multitud de centros dispuestos pinto- O la Villa Schwob (19 16) de Le Cor-
n e un orden , un sistema simétrico resca mente, como los brutalistas, ni a busier que remite, con su brutal pa-
qu e explique la a ni sotropía cómo un úni co cent ro d esdram a ti zado nel Vacío, a la de Pa lladio. O la Casa
otro orden más cua lificado. Este or- como en Mies, sino a un centro de Robinson (1947) de Breuer, de la que
den refiere. a un Núcleo Central de inten so dramatismo que se constitu- Col in Rowe dice que "salta a la vista
escalera, aseos, descansillo y aseen- ye en un gran vacío que remite a una q ue la existencia de sus dos núcleos

30 Alejandro de la Sota
ARQUITECTURA

Planta, de La Queen's House, de Iñigo janes, Villa en La Chaux-de-Fonds, de L e Corbusier,

---------,

: :
~~~=.:L=:1¡,__¡¡,,J
F19. 10. '1an1a <t. l• c.... ~ - . wrn1-..
lown (MH s.) IMa.«I l r - r, 1..71

Casa de Robinson, de Breuer, Casa para comerciantes, de Ledoux.


no es simplemente una cuestión de cua ndo se levantó el César Carlos, la dualidad queda reforzada por los
uso, sino también un modo de cons- después del precendente del Gobier- reflejos, en un juego entre rea lidad e
truir una tensión espacial. Y también no Civil, tuvo un gran interés el se- imagen , en el que llega a perderse la
es evidente que la insignificancia g uir a la Sota en las siguientes obras diferencia nítida en tre una y otra.
proporcional del nexo central que en cuento a l tema de la centralidad. Si en las Escuelas de Sevilla el or-
conecta ambas partes no sirve sólo Hay también dos obras que conti- den anisótropo, de origen pintoresco
para expresar su finalidad subsidia- nuan, de modo paradigmático, este y popular, del César Carlos, ha teni-
ria, sino que pretende, por encima de discurso: las Aulas y Seminarios de la do hacia la isotropía Miesiana (aun-
cualquier cosa, suscitar una serie de Universidad de Sevilla (1972), y el que perturbada por el fuerte construc-
excitaciones vz'suales que han de ser Centro de Cálculo de la Caja Postal ti vismo o brutalismo de los materiales
descubiertas en los bordes de la com- de Ahorros de Madrid ( 1973). que, tanto en las nervaduras de acero
posición''. Por úllimo parece como si El edificio de Sev illa podría asimi- de los tech os como en las barandillas
en la Baccardi (1957), Mies hubiera la rse a la Biblioteca y Administración de las escaleras, crea tensiones li nea-
estado a punto de partir el edificio en de la 1.1.T. de Ch icago (1944), de les intensamente expresivas), es en el
dos, conclusión de un discurso manie- Mies, constituido por dos cuerpos en Centro de Cálculo donde el o rden ha
rista sobre la Centralidad Clá sica, torno a uno centra l de vestíbulos, pa- a dq uirido un cari z abso luta mente
esta vez realizado hasta sus últimas tios y a lmacenes. Mucho más neta en n eutral, cu lminando en esa antiar-
con secuencias por Alejandro de la cuanto a l espacio centra l que el edifi - quitectura a la que tanto g usta refe-
Sota en el César Carlos. Este discurso cio de Mies, es la Escuela de Hunstan - rirse De la Sota.
referido a la J era rquía y a la Centra li- ton ( 1949), de los Smith son, ta n Y si en las Escuelas de Sevilla, De la
dad para proponer la negación de las influenciada, por otro lado, por el Sota "entierra" por debajo del patio
mismas, lo había iniciado ya de la edificio de Mies. Pero la Escuela de (recordemos el Museo de Berlín de
Sota en el Gobierno Civil de Tarra- Sevilla es la que lleva el tema de los Mies) todo lo que implique grandes
gona (1957), en donde las dos vivien- bloques en torno a un vacío central a movimientos circula torios, comple-
das intermedias tienen los balcones sus términos más radicales . Tan bru- jidad de programa y, en cierta m edi-
desplazados del centro que ocupan, e talista como el edificio de los Smith- da, caos, emergiendo la propuesta
indican los correspondientes al des- son en el tra tamiento constructivo, neta de los dos bloques unidos -o
pacho y a la vivienda del Goberna- aquí, como ya se apunta en Mies, el separados- , por delgados conectores
dor, situados en la primera 'y última o rden de espacio y estructura es el que cruzan el vacío del patio, es en el
p la ntas. En esta composición de fa- mismo, reforzándose uno y otro sin Centro de Cálculo de las Cajas Posta-
chada se produce el discurso manie- entrar en dialéctica. Dia léctica que se les donde la Sota, de modo concl u-
rista de referir a un centro y provocar reserva para la disposición de los blo- yente, en tierra la mayoría del progra-
ten siones que los des placen. Así, ques en torno a l pa tio centra l, do nde ma y hace emerger dos torres absolu-

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Escuela de Huslan/011, de Los Smilh.mn. Planta. Patio.

tarne n te cristalinas unidas por un pero no mezclarlas: no integrarlas, es talina, es una constante en estos tres
sutil y delgado conector. su princip io de actuación. No es la edificios de Alejandro de la Sota. Y lo
Pues en el Centro de Cálcu lo de las síntes is lo que g uía a de la Sota, sino es tambi én en la vivienda de Ponteve-
Cajas Postales, De la Sota ma tiza de el a ná lisis. No es el m ago integrador, dra ( 1976) (2), donde el simbolismo
nuevo su discurso, en una variación sino el operador cinematográfico de de lo enterrado, ligado a l dormir, al
distinta sobre un mi smo tema, como Benjamín, que monta los di~tintos mundo de los sueños y de los incon s-
si de una serie de fugas y tocatas se p lanos analíticos, quien le guía. cientes refiere tan expresadamente a
tratara. Aq uí rehu ye el bruta lismo E l símbo lo de la fragmentación del Dionisos, como lo emergente, lo cris-
n ervado y esp ecu lar (cómo no recor- Tocio está muy claro, en De la Sota, talino, ligado a l mundo de la activi-
dar ahora el especular y n ervado Bar por la inten sa dualidad que crea en la dad creadora, refiere a Apolo.
Americano de Loos) de las Escuelas composición de sus edificios. Pues la Esta tensión entre el U no y lo Otro,
para en fa tizar -va lga la paradoja- concepción del mundo, del hombre, que se produce tanto en la planta
la a usen cia de énfasis: la neutra lidad ya no puede ser tota l. Y no o tro q ue como en sección en los edificios de
de m a teria les, to n a lidad y detall es un discurso sobre el Yo realiza Ale- Alejandro de la Sota, tiene ese carác-
que h acen resa lta r el diálogo sutil jandro de la Sota. Frente a l Yo su s- ter antidescriptivo, presocrático,
esta blecido entre estructura y cerra- tancial barroco, frente a l Moi, de la donde el discurso rechaza toda figu-
m ie n to y entre paredes opacas y Sota opone el Yo funcional, el Je, ratividad y se reduce al gesto que que-
transparentes de las dos torres. mera desinencia verbal. Y de la inten- da señalado por la precisa posición
De la acusada fragmentación volu- sa dua lidad del Yo, De la Sota estable- de los elementos. Posición que les da
m étrica del César Carlos, de la Sota ce esa poética donde lo dua l n o una intensa sign ificación , en una
pasa a una disposición átona de dos refirirá más a un elemento centra l suerte de aforismo, tan caro a H erá-
bloques en las Escuelas, en las q ue los que presida una disposición jerár- clito, que simboliza el pensamiento
deta lles acusan una intensa direccio- quica, sino que el mero vacío ocupa- moderno centroeuropeo en el perío-
n alidad y, por fin , ("menos es más"), rá un centro d e coq1posic ió n que do de entregu erra , o rigen de es te
Sota llega a la máxima atona lidad, remitirá con stantemente a la perife- modo de entender la arquitectura, a
tanto en la d isposición volum étrica ri a. Frente a un Yo susta ncial, esta- la que se encuentra tan estrechamen-
como en el diseño de los detalles, en el blece, centro del universo, innato y a te ligado Alejandro de Sota.
Centro de Cá lculo. priori , Sota opondrá el Yo periférico, Pero del lenguaj e y del diseño en el
A través de todas estas o bras realiza fun cional, ligado a l horizonte de los Movimiento Moderno y en Alejandro
Sota un doble discurso sobre la jerar- acon tecimien tos em píricos. de Sota y del pensamien to subyacen te
qu ía y la centralidad. U n primer dis- Este discu rso será anticlásico, p re- a éstos, nos ocuparemos en una se-
curso se refiere a la composición en clásico, presocrático, si se qu iere. Y gunda parte este escrito.
p lanta q u e es profundamen te a nti- lo será no sólo en el establecimiento Alfonso Valdés
clásica. El clasicismo bar roco parte del principio de com posición frente
de un Todo cen tra li zado y sustanti vo a l principio de di sposición de los ele-
- l'Etal c'esl Moi-, una to ta lidad mentos, en la concepción de la p lan- NOTAS: (!) A la hora de las citas h e
que se subdi vide y se loti za para dar ta. lo será también en la concepción eludido reiterar una cita con tinua al
cabida a un programa jerarqui zado de la sección de sus edíficios. La sec- Profesor Colin Rowe, a l que va dedi-
rnyo principio de actuación es la dis- ción no se concebirá jerarquizada, de cado este es~rito que intenta ser una
posición de las partes en el Todo. Por a bajo arriba, como en los clásicos, ni rememoración de los su yos.
el contrario, Sota parte de los elemen- uniforme como Mies, sino profunda- Como se habrá dado cuenta el lec-
tos que le proporciona el a n álisis del mente dual, con una potente te·n sión tor, este título parafrasea el de la nota
programa, y los compone para dar entre sus dos polos. U n polo enterra- q ue dedicó I N MEMORIAM, Alejan-
luga r a un conjunto . Separar las dis- do (Dionisiaco, dirían los p resocráti- dro de Sota a Mies van der Robe en la
tintas partes del program a, da rle for- cos), informe, y o tro polo emergiendo fecha de su muerte: "La grande y
ma y componerlas (pero n o de una de modo más crista lino (Apolíneo). honrosa orfandad" .
forma quím ica sin o fí sica, diría D. Enterrar una parte del edificio m ás (2) Publicada en el N.º 228deARQUI-
Alejandro), es decir, ponerlas juntas caótica y hacer emerger otra más cris- TECTURA.

32 Alejandro de la Sota
ARQUITECTURA

Gobierno Civil de Tarragona, 1957.

Alejandro de la Sota 33

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