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70 Claramente, ni el discurso ferinista accidental ni a practica politica fei- nista occidental son tinicas ni homogéneas en sus objetives, interese i. Sin embarg la presuposicion imp! 2. Bajo los ojos de Occidente. Saber académico y discursos coloniales nis com Ceckdentate 5 posible presentar un razonamient Chandra Talpade Mohanty parecido respecto de las estudiosas de dase media de ciudades africana y Esliticns que cariben sobre sus hermanas obrerae o del campo y dan pot sentado que sus propiasculturas de case media gon la normo, catalogar ras dewokraes Asi pics uals Ce trata de un mon lares de di s criticas que presento estuciesas del Tercer Mundo que escriben sobre sus cl segundo de efi DP escra serateue rtean en obras recientes fem rdas en general. Desde su valor analitico como categoria jercambio econémico explotador tanto en el marx facade a denotar una Vriedad de istas y de iz con la que dk ‘con una labor nega! estas dos tareas se abo Mundo se arriesgan a la mat discursos dominantes (de derechas y de izquierdas) co sos feministas occidental Unidos cexperiencias y de sus luchas por parte mujeres blancas, el téemino eo ado para caracterizar is evidentes hasta la pro- llama el Tercer En estas péginas, me ocupar lizar en concreto es la produccién de ‘del Tercer Mundo: un sujeto monolitico, en singular, en algunos textos feministas (occidenta- es). La definicién de 1a EplonlzaeiGmia la que quisiera acogerme aqui es xredominantemente discursiva y se centra en un) a de las tareas de la formula- locus de los feminismes del Tercer Mundo consiste sar el modo en que éstos rosisten y trabajan contra aquello fentonces, un an. de las mujeres del Tercer Mundo en el feminismo occi- un primer paso importante, truccidn discu dental constituy 9 nm cconstruc- to explicati ‘de manera casi invariable, una rela ion de dominacién estructural y una supresién —con frecuencia violent — de la heterogencidad del/os sujeto/s en cuest ters en este tipo de obras deriva de mi pre debates contey ica urgente fronteras deel dle coaliciones entre feministas occi- istas obreras y feministas de color de 1 mundo. Estas limitaciones son evidentes en la construccién de las ridades (consensuadas implicitamente) en torno a las que al parecer se ‘espera que se organicen toclas las mujeres. La conexidn necesaria e integral centre saber aeademico feminist, y prictic: (por lo general blancas), Femi tigaciones académieas de otro ‘conocimiento sobre una pues, las practicas académicas feministas (la leetura, la eseritura, la eritica, ‘etc, estan inseritas en rela poder — relaciones a las que se resisten e incluso rwlaciones que apoyan, tal vez de ‘manera implicita, De lo que no hay duda es de que no puede haber un saber académico apolitico, con Ia media ‘somo tanto qu existe evocadas ul ‘onciencia de as problema y ‘nucare disposition. A fo Tangy de se bo 72 Baus poston jon entre las idad directa ni simple.’ Se trata de una rolacidn arbitraria establecida por culturas particulares. Me gustaria sugerir las obras feministas que an: lonizan diseursivamente las heterogeneidades materiales e his las vidas de las mujeres en el Tercer Mundo, produciendo/representando asi una «mujer di Mundo» compuesta y en singular —una imagen que parece construida de raria pero que porta consigo, a pesar de de autor iscurso humanista occidental.” ie patriarcado 0 de dominio mas e reductora y las mujeres de a todas, En la produccién di ercer Mundo, los ferninismos ‘occidentales se apropian y colonizan las complejdades constitutivas que carac- terizan las vidas de las mujeres en: ses. En este proceso de homogenci- Zzacion y sistematizacidn discursiva de la opresidn de las mujeres en el Tercer Mundo, presente en gran parte del discurso feminista occidental reciente, se ciendo un poder y este poder hay que d imbrarto, que ofece Ho Bhabha del discus, tis sometiga a tras de a pro ‘bre icembee de 1983, p23, 73 74 seis pontcoloniaee |-Malek llama una lucha por el «control de la orien- tacion, regulacion y decisién del proceso de desarrollo mundial a partir del del con idad de las ideas por parte de los sectores avanzados»—, ‘occidental acadi sobre el ‘Tercer Mundo debe ser smente desde el punto de vista de st enestas de poder y lucha, Deberia ser que no hay ningan marco patriarcal universal al que este saber académico intente combatir y resistir —a menos que pos: tn el contexto de la hegemonia global del saber académico occidental —es ‘masculina universal o una estructura de poder decir, dentro de la produccién, . distribucién y consumo de existe un equilibrio de poder mun- informacion e ideas, Mangnales oo, ert ab situar necesariamente todo a tas sigan estando margi- sen Estados Unidos (salvo desde el punto de vista de las mujeres de {que se dirigen a las mujeres blancas privilegiadas), los trabajos fem tas occidentales sobre las mujeres del Tercer Mundo deben considerarse El imperialism contemporineo es, en un sentido real, un imperialism hoge- ménico, quese extrema on ol eercico de una violencia racenalizaday levada {cota nunca antes conocidas — 2 sangre yl faego, pero también sicos que esti presen= discurso feminista (occidental) sobre las mujeres en el Tercer Mundo. principal es la » de la editorial Zed Press, ‘como de la propia segunda revolucin indus acién académica feminista occidental no puede situarse y analizar su papel dentro de este marco econdmico y politico (Quedarse cortas en este sentido supondria ignorar las compl ones entre las economias del Primer y del Tercer Mundo y el ‘efecto de éstas sobre las vidas de las mujeres en todos los paises. No descriptivo e informative de la mayor parte de fescritos feministas occ’ Tampoco pongo en: La ccncepcin de a oles Majors en eee Mh iri Ze Pres es ea. ‘Centro my atc en ella Porque es a inka cole cantemporinea que he neon necesidad de forjar lazos ternacionales entre las luchas politicas de las ® Anouar Abdel-Malek, Soil Dials. Nation and Revolution, AMbany, Sate University of New sas} annperilisasSin embargo hay en is ececin ura see de textos eos por York tre, 198, pH. sites anropelogasy perils feminists que sn infos dl ip de taboo fei Tene ts csiental ste ln mujeres on ol Terr Mando gue me procupa, Un ans de algunas de er jos de Onset 75 un modo de focalizar mi critica, Sin embargo, aunque esté hablando de feministas que se identifican a si mismas como pertenecientes cultural 0 _geogrificamente a Occident “upuestos o prin: itos vale para cu vyassean muje- Tercer Mundo que escriben sobre estos temas y publican en Occidente. Asi estoy desarrollando un ra el ntrico en deter isis En realidad, mi para cualquier dis a sus pro} ‘autores en referente imp! ygar y representar a los justamente por medio de rales. Fn el discurs e movimiento, poder se ejerce El primer presup\ identificacién es sto analitico en el que me centraré forma parte de la la categoria «mujeres» en relacidn con el contex- dle que las mujeres son un grupo coherente 165 de clase, etnia © raza, imp de género 0 incluso del patriarcado que e ‘ema universal y transcultural. (EI contexto de analisis puede ser desde las estructuras de parentesco y la organiz: las representaciones mediaticas. El segundo presupuesto anal evidente en el pl tuna vida en esencia truncada, a causa de su género femenino (lease: cons- jo sexualmente) y de su ser «del Tercer Mundo» (Iéase: ignorante, inculta, atada a la tradicién, doméstica, centrada en la familia, ada, etc.). Esta imagen, sugiero, se produce en contraste con la 76 sean pontoons La tincién entre la representaciéin feminista occiclental de las mujeres que la caractertzay hacian del Tercer Mundo como regiin del mundo dedicada a la produe- én menor d jas primas», en contraste con la act Mundo. Estas distin ‘come norma o refer productores del Primer Mundo y, las feministas occidentales, que en ocasiones muestran a las muje- res del Tercer Mundo desde la perspectiva de unas «nesotras mismas en struyen a si mismos como referente normative de ica binatia. Las mujeres como categoria de analisis: 0 todas nosotras hermanas en la lucha omogéneo e trata de un presu- to que caracteriza gran parte del discurso feminista, La homogeneidad 1s mujeres como grupo no se basa icos esenciales, sino mas bien en universales socioligicos y antropoldgicos de orden secun- datio, Asi pues, por ejemplo, en cualquier a comin. Lo que une las mujeres es una de su opresién, En este punto, tiene lugar una ‘como grupo construido discursivamente y las «mujeres» cor s de su propia historia, De este modo, la homogeneidad de las mujeres rupo, consensuada en el plano discursivo, se confunde con la realidad ‘ada cual con su especificidad historica jn de Ocsere 7 discurso sexista que ansias matrimoniales, el descubrimiento ie grupos de para demostrar el argumento general de que las mi tienen poder. “mujeres como cconstruccién de las «i neo «carente de p ta de sistemas socioeco as —desde Fran fom er Mundo» como un grupo homogé- ‘con frecuencia colocado en Ia po particulares, He optado por hablar inte todo sobre la 1s Mujeros en e Jbre el efecto de las politicas de desarrollo sobre las mujeres di Tercer Mundo para publicos tanto occidenta parecido entre los presupuestos sobre las mi todos estos equiparar t anal sus pun- tos fuertes y sus debi Las autoras de las que me ocuparé escriben con grades variables de cuidado y complejidad; sin embargo, ol efecto de su del Tercer Mundo mant detine representacién de las mi en el Desartol mentalmente desde el punt aque se ven afectadas 6 no que caract ria de an: lentales qui estudian/eser ben sobr Tereer Munde, es preciso tanto nombrar como desafiar este tipo de objetualizacién (por més benévolas que sean sus moti- vaciones). Tal y como sostionen con considerable elocuencia Valerie Amos y Pratibha Parmar, «las teorias feministas que analizan nuestras practicas cul- turales como «tesiduos feudales» 0 que nos etiquetan de «tradicionales», 8 studios ponte también nos pintan como mujeres ‘que se las verse e instr iticamente inmaduras que necesitan inismo occidental. Por eso Fran Hosken, al escribir sobre la relacién entre los derechos humanos y smeniina en Africa y Or fal que su potencial reproductivo. A jui masculinay en Africa y en todo el mund ‘ico: asegurar por todos los medios la dependencia femenina y la sumisién total de las mujeres». La vio lacién, agre- ‘asombraso entre recen sistematicamente di como las «oprimidas sexuales, Aunque es verdad q) 1d Lorde er Ser Onsfer [rade (Ca), Crovsing Tes 198 2: La oma a extranet de Mara Cornero Femindez: Madrid, Horas horas, 202), 9 eas c e-defienden», a los hom- igela a las mujeres en la posicién de bres en la de «sujetos-que-ejer cen una divisin entre grupos de pos de personas con poder (Iéase: Jn de Beverly Lindsay en su libro Comparative Perspectious 0 Third World Women. The Impact of Race, Sex, and Class [Perspectivas compara- entender que las mujeres del Tercer Mun jlo porque comparten dependencias. $i tener dependencias comunes fuera todo lo que hiciera falta para unir a las mujeres del Tercer Mundo ‘como grupo, siempre se las percibi wo in grupo a tus de sujeto, En lugar de ello, si hay algo que puede hacer qu ituyan como un grupo contexto comin de lucha politica raza y género. Lindsay también plantea 80 aque existen difer incias lingiisticas y culturales entre las mujeres vietnami- -ambos grupos son vietimas de raza, ‘Una ves mas, caracteriza a las mujeres negras y vietnamitas por sit estatus de vic Anal sense, asimismo, de que todas las africanas son dependient y te»: «no obstante, de forma abierta o encubierta, la prostitucién sigue sien- do la fuente principal de trabajo, sino la tnica, para las africanas».” Todas las afticanas son dependientes. La prostitucién es la unica opeién laboral ;para las africanas en tanto grupo. Ambas afirmaciones son ilustrativas de las, ‘oy oponiendo al uso de agrupaciones universal con mujeres de continenteafricano se las puede cara terizar descriptivamente como «mujeres de Africa». Los pro cuando Tas «meres de Africa» se convierten en una agp omogénea caracteriada por dependencias comunes 0 por lacarencia de poder (o incluso por determinadasforalezas) ~conelloestames diciendo a Inver demasiado y demasiado poco Esto se debe a que las diferencias descriptivas de género se transforman cen la division entre hombres y mujeres. Las mujeres se constituyen como ‘grupo a través de relaciones de dependencia con respecto a los hombres, Tos que se considera itamente responsables de estas relaciont Cuando a las «mujer a Africa» como grupk ‘en que, por lo general, son dependientes y estan oprimidas, liferencias historieas especificas se toma impos parecer siempre estructurada por ss —dos grupos mutuamente nto cubren toda la sociedad: las victimas y los sco, pero para producir el mismo resultado: una unidad de mujeres. Por consiguiente, lo que yo mo no es el potencial descriptivo de la diferencia de género co gen de la opresién. Al utilizar las «mujeres de Africa» (en tanto grupo ya constituido de per o categoria de anélisis, Cutrui 81 yma a las mujeres como un gruy én, De este modo, de ia entonces alas «mujeres» en el contexto de la familia 0 d trabajo o dentro de redes as casi como si estos sistemas © por fuera de las relaci res con los hombre: lugar de tieran El problema de esta estrategia analit hom. bres y las mujeres estin ya const de si incorporacién al escenario d si suser mos este presupuesto, poclemas emprender andlisis que estudien los «ef de la organizacién me qu cto de estas mismas rela ‘in, Tal y como sostiene Michel ictividades adquieren a través de interac luz en di gaa dar wz el estatus que se le con- ‘cade es muy importante —y es preciso plantearla y analizarla en contexto, Las mujeres ensadas 1s del proces En Ia teoria de Claude Lévi-Strauss sobre la estructura de parentesco como. sistema de intercambi subordinadas por el hecho (Cultural Unerst Use and Abuse of Anthropology: Reflstions on Feminim and Cross -p., 82 lg lat. Esto tw afoctado je una forma particular por la ss bembo, de forma bastante tapas «a traves pasando a muchos aos la relacién sexual varia en funcisn del grado de madurez ‘ea de la chica. Hasta que la muchacha no pasa por una ceremonia de Sn en la pubertad, no se consiente la pe adquiere derechos legales sobre ella. Esta ceremonia de iniciac acto mas importante ce consagracién er re ‘0 de las mujeres, de rapto de una mien imponen duras penas por la seduccién de una chica iniciada, afirma que la colonizacién europea ha cambiado todo el sistema La consecuencia es qu izado por el heck ificidades diferencial asociado a su intercambio antes y después de su Significa tratar la coremo- nia de in consecuencias ni efectos. politicos. Signitica, i de Onset 83, ‘contra pone en evidencia la situacién de las mujeres. Se ccoloca a las mujeres como grupo dentro de una estructura dada, pero no se hace ninggin intento de trazar el efecto de la préctica marital en la de las mujeres dentro de una red evidentemente cambiante de nes de poder. De este modo, se presupone que las mujeres son s tico-sexuales antes de su incorporacién a las estructuras de pai Las abeth Cowie sefiala, en otro contexto,” las consecuencias de est naturaleva especificamente ‘que se construyen las tanto, por mo base para sociedades arabes y smatico jedades Sra- 15 mujeres» que ‘cae en esta misma trampa hablar de una bes y musulmanas (es d las estructuras de p cconstruyen estas imagenes, ‘estructura de parentesco trib, las mujeres es presuponer de nuevo que sexuales antes de su incorporacién las mujeres son [parecer estructura a las mujeres como grupo oprimido en cs la presuposicién de un tinico sistema de parentesco Patriareal (comiin a todas las sociedades érabes y musulmana: ‘ma de parentesco tinico y coherente influye supuestamente en otra er dencia de sus diferencias culturales y de clase, se ven afectadas por este: tema, No silo se considera que todas las mujeres drabes y musulmanas Sp, Ar Scie, Londres, Zed Press, 1980, 84 ean pontoons cconstituyen un grupo oprimido homogéneo, sino que no se analizan las pric ‘teas especificas en el seno de la familia que constituyen a las mujeres como, ‘madres, esposas, hermanas, etc. Al parecer, los drabes y musulmanes nunca ‘eambian lo més minimo, Su familia patriarcal ose desde los tiempos del profeta Mahoma. Existen, por asi decirlo, fuera de la historia bblema cuando ia seporada y igar de como un discurso que incluye normas para las relaciones econdmicas, sociales y de poder en el seno de la sociedad.” El trabajo por lo de tivo de Patricia Jeffery sobre las m a que la ideologia islémiea provee una ex s, en la medida en que brinda ye una unicidad y una coherencia, lémica» se impone entonees sobre una entidad separada y dada llamada ». Se da asf un paso mis en la Jas mujeres (refirién- vers), con independencia. concepciones proporcionan los ingredientes justos para una posil problematica de estudio transcultural de las mujeres». 26 tina zp Wf mi. 56 1981, pp. 61-82 onde, Ze Pens, 179 25 Mina Medes, «Women and Shits in Lar, opt, p62, bende Oosidne 85 Marnia Lazreg hace un razonamicnto parccido cuando aborda el reduecio- rnismo inherente a la investigacidn académica sobre las mujeres de Oriente Medio y Africa del Norte: Se establece un ritual por el cul Ia aatora ape a la rligién como causa de la an parte de la teoriade la maderizacion. De forma extra sinista sabre Ins mujeres de Oriente Medio y tedlogos de sa fiene como efecto global la privacion de las mujeres de presencia propia, dese. En la medida en quese subsume a les mujeres en la reign, presentada en términes fundamentals, se considera fablemente que éslasevolucionan en un tiempo no histrica. Casino tienen Storia, Deesta suerte, se anula la positiidad de cualquier andliss del cambio." Aunque el analisis de Jeffery no sucumbe del este tipo de idea unita lesde pers ‘se autoproclaman femint nim, hay un intents evidente y un co ppromiso con la mejora de la vida de las mujeres en los paises «en desarr Estudiosas como Irene Tinker, Michelle Bo Bramsen, Ester Boserup y Perdita Huston han eserito sobre el efecto de las poltcas de desarrollo sobre las mujeres cenel Tercer Mundo.” Estas cuatro mujeres dan por sentado que «desarroll 2 stra Larne, «Feminism and Difference, The Pets of Writing as 8 Noman on Women in Algeria, F Styne Tinkery 86 atudion pontoons llo econdmico» o «progreso econémi ppatriarcal de Minces,el contr igual que en el caso de la fa 10 de Hosken y la aqui en in nivelador de todlas las €pocas. Las mujeres se ven afec- tadas de forma positiva o negativa por las p o econdmico ¥ ésta es la base para la comparacion transcultural. smplo, Huston afirma claro} es describir la «unidad familiar y cada uno de sus jembros: en Egipto, Kenia, Sudn, Tunez, Sri Lanka y México. Sostiene que ‘sproblemas» y las «necesidades» expresadas por las mujeres del campo y Ja ciudad en estos paises se centran todos en la educaciin y la formacisn, os salar, ol acceso a la salud y a otros servicios, la participacién ‘derechos legales.” Huston relaciona todas estas «necesidades» insensibles que excluyen alas mujeres como grupo jén es simple: poner en marcha politica de mv Ja formacién de las obreras d ston da por sentado que ‘Tercer Mundo tienen problemas y necesidades parecidos. Po tenor interesos y objetivos parecides. Sin embargo, no cabe duda de que no se ‘puede considerar iguales los intereses de las amas de casa cultas y de ‘media de las ciudades egipcias, por coger apenas un ejemplo, a los de las cempleadas domést afectan a ambos grupos del mismo modo, Las pricticas que caracterizan el testatus y los roles de las mujeres varian en funcién de la clase. Las mujeres 6e 1yen como mujeres a través de la compleja interaccidn entre la clas 87 Resulta revelador que, para Huston, las mujeres de los paises del Tercer Mundo sobre las que escribe tengan «necesidades» y «problemas» pero pocas o ninguna tengan «opciones» o libertad para actuar. Se trata de una nteresante representacidn de las mujeres en el Tercer Mundo, una represen- tacién que dice mucho del modo latente en eres occidents presentan aqui a si mismas, un modo que se presta al analisis. Escribe esta ora: «.o que mds me sorprendié e impresioné mientras escuchaba a estas ‘mujeres en entornos culturales tan extremadamente “ ‘broso punto hasta e! cual todas ellas compartian —ya fueran cultas. i E 3 wyjeres» como. estable de analisis, es que presuponen una unidad es, basada en una idea generalizada de mostrar analiticamente la produccién icos socioecondmicos dentro de contextos el poder: To tienen (Jéase: hombres) y personas que no lo tienen (ase: mujeres). bbres explotan, las mujeres son explotadas. Este tipo de formu resultan asimismo init xrestrategias para combatir las opresiones, Lo tinico que hacen es refor- ade Maria M Como seria un an tra la fuerza de un tral Mundo que ne cae en las trampas que hemos analizado. E] estudio que hizo Mies de las encajeras de Narsapur, India, intenta analizar detenidamente tuna industria que se desarrolia Fundamentalmente en los hogares y en la que las samas de casa» producen tapetes de encaje para el consumo en el merca- la estructura dela industria for the World Markt, 88 onan postcoonias del encaje, del trabs} finir alas mujeres como «amas de casa inact dades de ocior, Mies demuestra las cotas de ex tria y el impacto de este sistema de produceidn en las condiciones de vida y trabajo de las mujeres que patticipan de él. Adems, la autora consigue analizar cémo la «ides Jama de casa», la idea de una 1" que permanece sentada en el hogar, proporciona los elementos Vos y socioculturales necesarios para la creacién y manteni produccién que contribuye a la creciente pauj on en esta indus una organizs o amas de casa 1s efectos de redes de poder in subrayadas sino q dde como este grupo part tro de un mercado mundial explotador hegeménico. Mies es un buen 0s y con una| ia «mujeres cos que ci ‘cuencia existen de manera simultinea y superpuestos unos sobre otros. direccién de las «mujeres en Indi smpoce hay una redu sobre la. pasi e pocirian caracterizar a. estas _mujeres y su situacién. Por tiltime, esta modalidad de andlisis local y polit cco, que genera categorias teéricas desde el interi ituacién y el texto que se analizan, sugiere asimismo estratogias correspondientes que pueden resultar eficaces para onganizarse contea la explotacién a la que se ‘enfrentan las encajeras. Las mujeres de Narsapur no son meras victimas del roceso de produccién, porque se resisten al proceso, lo desafian y lo sub- 1a persistencia de la ideologia del ama de casa y la autopercepeidn de las lencajras como prosuctoras de po 1s no como trabajadoras sno se mantionen sinicamente gracias industria en sentido strict, sino también graciasaladifusin y refuerz0 deiberados de lasnormas Bajohe ede ite 89 habia as rent rmiraban con desprecio las mujeres que postion trabajar fsera de 389 — como las mujeres intocables malty mada w otras mujeres de las casas infe lores, no podian pasar por alto que estas mujeres eslaban ganando mis dlinero precisomente porque no eran respetables amas de casa, sino tabaja ‘doras. En una discus qu ambien el pudieran Y, al preguntarles si estaban lists para ir de sus tipo de fabrica—, decian que | Sélo comprendiend: mujeres en las distintas estructuras es posibl isis. Aunque cada vez hay mas trabajos feministas dentro de esta tradicidn,” existe también, por gran conjunto de eseritos que sucumben al reduccionismo cultural anali- zado antes, 90 radios poston Universalismos metodolégicos, o la opresién de las mujeres como fenémeno global Los escritos feministas occidentales sobre las mujeres en el Tercer Mundo Restimo y cit inuacidn este tipo de métodos, yendo di ples a los mas complejos. En primer lugar, las pruchas del universalismo se obtienen a través del cuanto mayor acién y lat, a par- de paises ‘control sexual de las mujeres.” Por medio de un mecanismo tir de muchos y fragmentados de una seri se deriva ‘grafia, las palizas contra nias y mujeres y la purdalt (segregacién de las mujeres) son todas, derechos humanos basicos» cequiiparar la purdal forzosa, Hosken afirma q laexplicacién fundamental desu existencia, cualquiera que sea el cont to, Se niega, asi, a las instituciones de la purdah toda especificidad y toda contradiccién cultural e histérica y se excluye por completo cualquier aspecto potencialmente subversi En estos dos ejemplos, el problema no es afirmar que la esté muy extendida, Esta afirmacién puede hacerse en funcii el salto ana- nm Osordon pps 3 idem, pp 7, wr, ceme nen 27, Lends, Minot Rights Group, 1975, rand Human Rights hp. for de Oeste m1 maiticamente que las practicas tengan de por si una importancia idéntica en. ‘entomno social. Por ejemplo, como es bien sabido, las mujeres iranies de ron el velo durant in de 1979 como sehal obrera, con v y una verdadera onereto asociado a las mujeres iranies qu amente diferente dos contextos histérieos. En ejemplo, llevar velo es un gesto a la ver revol parte delas mu) ‘un mandai diferenciad: fe tipo de andl especifico y de contexto, pueden generarse estrategias pi . Presuponer que la mera prictica d e de paises musulmanes es una se es.a través de la segregaciéin sexual ni nds, resulta bastant 1 utilizan estos conceptos para ‘mujeres, al parecer dando por sentada su aplicabilidad univers plo, gosmo es posible aludir a sla» division sexual del trabajo cuando el con- tenido de esta division cambia radicalmente de un ambiente a otro y de una coytuntura histérica a otra? En el plano mas abstracto, lo relevante & la asig: nacidn diferencial de tareas conforme al sexo; ‘mucho significado o valor que el contenido de est sual del trabajo adiopta en diferentes contextos. En Ia mayoria de casos, la asignacién de exo tiene un origen idet tan concentradas en ista deseriptivo. 10, quepa aseverar la existencia de una divi (de acuerdo con fa cual las mujeres trabajan en puestos de servicios ‘como enfermeria y cuidado de nifios, trabajo social, et, y los hombres en ‘Ven Aver Tabac,

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