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Rita Laura Sega terging and Glaalizaion in Contemporary Religious Adhesions, £ Uppeala Press (en prensi. Spiro, Melford E. (1951), "Culture and Personality. The natural history ofa false dicho- omy", Psyehaary 14 104 ales de 4. LA ARGAMASA JERARQUICA: VIOLENCIA MORAL, REPRODUCCION DEL MUNDO Y LA EFICACIA SIMBOLICA DEL DERECHO. Aljuez Baltasar Gargén [15 los hombres e concedieran un descanso, unque no fuera mas que rmaniobra que instaura su ley Bsa iegitimidad originaria produce q vitablemente, los votos de obediencia a esa ley y al orcen que ella est deban reno ‘en todos os casos el mantenimiento de esa ley dependers de Ja repeticion diaria, velada.o manifiesta, de dosis homeopaticas pero recanocibles dela Yiolencia instantadors, Cuanto més disimulada y sutil sea esta violencia, ‘mayor serd su eficiencia para mantener despierta y clara la memoria de la regla impuesta y, al mismio tiempo, podra preservar en el olvido el caracter sarbitrario y poco elegante de la violencia fundadora asi como los placeres ptopios del mundo que ella nego. Se disena ast el universo amplto y difuso de la violencia psicolégica, que preferiré llamar aqui “violencia moral’, y que denomina el.conjunto de ‘mecanismos legitimados por la costumbre pata gacantizar-el.mantenimien- to de los estatus zelativos entre los términos de género. Estos mecanismos de preservacion de sistemas de estatus operan también en el control de la 105 Rita Laura Segato permanencia de jerarquias en otros 6rdenes, como el clase, el regional y l nacional. Breve historia de un concepto Georges Vigatello, en su prudencia europea ence [os sigos XVI y XX, muestra como, a par del siglo XIX, muy lentamente, se fue delineando de un modo progresivo la figura Juridica de “violencia moral”. Sin embargo, desde el principio y hasta muchos afios mas tarde su definicisn era mas En un comienzo, segin el reporte escena cuando ya no fue posible mantener la criminalizacién de la violacion, basada exclusivamente en él criterio de la violencia fisica ejercida sobre la victima, Hasta bien entrado el siglo XIX, el violador solo era condenado si se verificaban sefales de ‘cin voluntaria en el act sobre los estados de concis 4 es empleada Ta fuerza [.] ‘no es de la competencia de los médicos" (Foderé, op. cit, p. 274), Por lo tanto, nto trabajo jurtdico explora diferentes perfiles op. cit p. 133). ro diga nada sobre eso de coercin’ (Vigarel ‘Tres casos en las cortes francesas parecen haber sido hitos significativos nel cual um tal iprovecho" del sueno de una mujer de nombs cde Besancon en 1828, y dos casos de abuso perp: considera anne def ven mo como forma de presién, dentro de un regimen de estatus. Es decir, contexto en el que fa victima ocupabs una posicién subordinada ture 100 seria necesario definir snsin del territorio de la violencia para incluir en. 137) avanzé lentamente tendié en los casos en que la victima tuviera mas de 13 ahos no se encontrase emancipada por el casamiento) para situaciones en que el abuso fuers perpetrado por un ascendiente. Violencia maxal y abuso de autoridad se vinculan aqui y dan testimonio de un desarrollo significativo de los conceptos y de la sensibilidad juridicos. “El tema psicologico de la ito y de lt mujer se produjo, segiin el autor que comen caso de 1857 parece haher sido paradigmstico: wi *, de conducta perfecta, es abusada a oscuras, en stt - ngano y lo repele con un grt, Por see no haber sulfide sica, a corte de Nancy descalifica la violacio pero la corte de apelacion la acepta, y redefine el crim posibilidad de qy de consentimienio resute de ‘o moral” (ibid., 107 q $9 mas amplio. En otras palabras, la vulnerabilidad a la viol yal maltrato psicoldgico por parte de los sub dos en un sistema de estatus las mujeres y los ninios~ paso a ser a. independiente de la voluntad y con percibimos que el surir abuso sexual es solo un caso particular del tema mas jer aprobada por la 43" reunion de las Naciones Unidas (1993/10) icolbgico osufrimiento de mujeres, ipo de actos, coercién o privacién arbitraria, iberiad, sea en la vida publica como en la vida privada. La violencia invisible El registro de Ia violencia fisica practicada contra la mujer en el ambito de las telaciones domésticas ha ido aumentando en la ultitna década, Los especialistas afirman de manera undnitne que el aumento de las denuncias registradas no responde al aumento del fernémeno en sf sino a la expansion. dela conciencia de sus victimas respecto de sus derechos. Los indices repor- tados en los més variados patses son altos, pero se calcula que representan no mas que el 5 0 el L0% de la incidencia real, que se encuentra, atin hoy, lejos de ser conocida (Fernandez Alonso, 2001). porcentajes de violencia dameéstica con ‘consderan la violencia domestica un problema de salud le primer orden. En Espafa, en una macrcencuesta reali- 0 de la Mujeren ef ano 2000 a panir de una muestra de 20.552 mujeres mayores de 18 ahs, se encontré que 12.4% de las mismas 108 en telacién con indicadotes precisos. Sin lama la atencidn que tras preguntarles sobre lo Ja tercers parte de ellas clferencias entre loscasos embargo, nos: sihabian se consideraba ‘ulga, también, datos sobre otros paises: en Francia, tuna enicuesta reciente revela que 10% de las mujeres sufrian violencia en el momento de la encuesta. En los Estados Unidos, las cifras son muy. variables, pero tin andlisis epidemiolagico det problema acusé que 32,7% de las mujeres sufren violencia doméstica en algiim momento de su vida (Me Cauley etal., en Fernndez Alonso, p.5);en Canada, se estima que una de cada siete; en América Latina (Chile, Colombia, Nicaragua, Costa Rica y México), entre el 30% y el 60%; en el Reino Unido y en Irlanda, 41% y 39% tespectivamente; y en paises donde “conductas objetivamente maltratantes son aceptadas culturalmente” los indices son todavia mis altos. En China, “aproximadamente la mitad de homicidio son asesinadas por sus maridos 0 novi la Sociedad Juridica China (China Law Society) publico recientemente una ‘encuesta nacional que muestra que “Ia violencia domestica se ha transfor- ‘violencia domestica cada afto (Tang Min, 2002). En la India, de acuerdo con la Oficina de Registro de Crimenes del Mi- nisterio del interior (Crime Records Bureau of the Union Home Ministry), “casi 37% de los crimenes cometides contra mujeres cada afio son casos de violencia doméstica. Esto significa que 50,000 mujeres son abusadas por un imietnbro de la familia cada aft. Y éstos son solamente los casos denuncia- dos’, El Centro para la Proteccion y Auxilio Legal de la Comision de Delhi para la Mujer (Helpliness and Legal Aid Centre of the Delhi Commission promedio de 222 casos de violencia doméstica cada ‘mujeres contra atrocidades listé 121 casos de abuso mental y fisico rela- cionado con el pago de la dote entre e] 1° octubre y el 31 de diciembre de 109 ue las estadisticas dispersas y crean condiciones para construir un mapa mundial, aunque todo indica que el fenémeno tiene visos de univ. Producido con 18 afios de atraso, para fa CEDAW lencia sufrida en el hogar. dome: ide sobre 25% a 50% d del Producto Inte icionales respecto de la incidencia de la Un documento elaborado por especialistas de las areas de d boro em defesa dam violencia doméstica como s domesticas, del orden patriarcal negori (1993), que enfatiza el papel realimentador de la mujer. ELtema.de la violencia psicoldgica,o moral es, por lo tanto, 0 :encionada superficialmente.o fattoducide.corao.un-complemento-de la violencia fisca, 0 asociado alos primeros momentos de esta escalada. ‘A contramano del reclamo de autoras como Musumeci y Gregory de rainorizados.en el orden de.estatus, y el permanente ocultamiento. {instaurador. Solo asi es posible advertir que estamos en una historia, la pro- fundisima historia de la ereccion del orden del genero y de su conservacion por medio de una mecénica que rehuce y revive su mito fundador todos los dias. Por mas que la idea de colocat a la mujer en el eje de reproduccién. del fenémeno y percibitla como sujeto activo de sus relaciones, como pa- rece sugerir Musumeci, sea una propuesta tentadora, el fendmeno parece asemejarse mas a una.situacion.de violencia estructural, que se reproduce con cierto. automatisme,-can invisibilidad y con inercia durante un largo periodo luego de su inst de la historia personal a escena, como en la escala flogenética, es decir, del tiempo de la especie, a pattir de su fumdacion mitica secreta. Lourdes Bandeira y Tania Mara Campos de Almeida (199 un caso paradigmatico de violenci yen la moral “teligiosa” de una familia. Se trata de una serie de actos inces- ‘wosos perpetrados por un pastor evangélico sobre sus tres hijas menores, aque culmin6 en el nacimiento de su ti en 1996, De acuerdo con \cestuosas se dieron en el ambiente rel uw ‘en el medio fa se basaba en preceptos Jo que esta asociado con el nucleo “de dentro, con lo “sgrado", con la propia familia. Por consiguente, ese grupo de pecsonas y de cosas le pertenecen, Son su extensidn y es natural wel derecho de usu- feuetwarto come quiera o como sus premisas religions le indiquen, una vez ‘que ocupa la slsma posicion mitica y santa del Padre cristiano: pade-paster, padre-creador, padte-proveedor y padre-abuelo (Bandeira y Campos de Almeida, 1999, pp. 167-169), Enese episodio, los argumentos del pastor-padre-abusador se ampararon fuertemente en la idea religiosa del poder moral det padre sobre Ia familia El texto biblico constituyé el material basic del discurso paterno, dando forma y explicando los deseos, las tesponsabilidades y los conflictos inte- ores vividos por el autor del crimen en su perspectiva netamente cristiana, que nunca necesito absandonar. Este ejemplo impresionante re abuso no es necesariamente ajeno a los discursos norma que presian ta argamasa parata vjerdrquica del sistema. Sila violencia fsica tiene una incidencta incierta del 10, 20, 50, © 60%, la violencia moral se infiltra y cubre con su sombra las relaciones de las familias mas normales, construyendo el sistema de estatus como organizacion natural de la vida social Laxiclencia moral es el mas eiciente de las mecanismos de canttolsockal de reproduccién de las desigualdades. La coaccién de orden psicologico se ‘constituye en el horizonte constante de las escenas cotidianas de sociabilidad yy es la principal forma de control y de opresidn social en todos Jos casos m2 Las estructaras elementates de la violencia acter difuso y su omnipreseneia, su Jas categorias sociales subordinadas. En de género, la violencia psicologica es la forma inaria e ireflexiva y sin embargo, constituye de subordinacién ¢ intimidacion. Ja.cliciencia_de Ja violencia psicolégica en la reproduccign dela esigualdad. de genera ssulta de tres aspectos que la caracterizan: 1) su disea asivi.en la sociedad, que garantiza su “niaturalizacion” como parte de comportamientas considerados "normales” y banales; 2) swartaigo envalores morales religiosos familiares, lo que permite su justifcacion y 3) la fala de nombres u otras formas. de designacidp ¢ identificacion de la conducta, que resulta en la casi imposibilidad de seftalarla y denunciarla e yada, denies y denunciables, las consecuencias de la violencia moral na lo son. Es or esto que, a pesar del sufrimiento y del datio evidente que fa violencia fisica causa.a sus victimas, ella no constituye la forma mas eficiente nila mis Jaawoestima, minar la autoconfianza y desestabilizar Ia auconomia de las mujeres. La violencia moral, por su invisiblidad y capila- idad_es Ja forma comtientey oficaz de subordinacian y.opresign femenina, socialmente aceptada y validada, De dificil percepcidn y representacion por manifesiarse casi siempre solapsdamente, confundida en el contexto de relaciones aparentemente afectuosas, se reproduce al margen de todos tos ‘ntentos de librar a la mujer de su situacién cle opresion historica En materia de definiciones, violencia morales todo aquello que envael- ve agresidn emociona, aunque no sea ni consciente ni deiberada. aqui la ridiculizacién, ta 1 «cin de la sexualidad, la desvalorizacién cotidiana de la mujer como persona, de su personalidad y sus trazos psicologicos, de su cuerpo, de sus. capacidades intelecunales, de su trabajo, de su valor moral. Yes importante eniatizar que este tipo de violencta puede muchas veces ocutrie sin ninguna agresion verbal, manifestindose exclusivamente con gestas, actitudes, mi- tadas, La conducta opresiva es perpetrada en general por maridos, padzes, hermanos, médicos, profesores, jees o colegas de trabajo. Por todas esas carscteristicas, a pesar del peso y de la presencia de la violencia moral como instrumento de alienacién de los derechos de las mu- Jetes, se trata del aspecto menos trabajado por los programas de promocion de los derechos humanos de la mujer y menos focalizado por las campaas publicitarias de concientizacion y prevencién de la violencia contra la mujer De hecho, practicamente no existen campatas que pongan en circulacion, ns la dependencia econsimica. 2. Contzol de.la sociabilidad: cetce dio de chantaje afe es de la violencia ie tealicé por internet en tedes de mujeres vinculadas lo anéedotas y comentarios sobre instancias de vio- lencia moral experimentadas personalmente por las mujeres presenciadas por éstas o esctichadas en confidencia, se ampl una extension sorpren lebido a que un numero creciente de mujeres deseaban informar y prestart das a través de relatos de segunda impresionante, y se extendio a todas las clases sociales y a todos los de instruceién “Sexismo automatico” y “tacismo automatico” Esta violencia estructural que sustenta el paisaje moral de las familias se asemeja a To que los que militamos activamente en la critica de racial Hamamos “racismo amtomaticos no dependen de de sus actores y responden a la repraduccion maguinal de. a costumbs amparada ent una moral que ya no se revise. Ambes forman parte de wna twagedia quee opera como tun texto de larguisima vigencia en ns ipo de exiger en relacign no s6lo con la mujer sino con toda maniasucion deo femeniao en sociedad ‘Me parece importante destacar la impor estereotipada de las mujeres, icas en dramaticidad Signa y bien ladas y expurgadas histéricamente constituidas en Segato, 20023). En el caso del racismo, la falta de esclarecimiento llevaa que, en muchas, ‘ocasiones y en escenarios muy variados, a veces discriminemos, excluyamos 6 hasta maltratemos por motivos t in ninguna percepcion de que «estamos perpetrando un acto de racismo. Si existen por lo menos cuat de acciones discriminadoras de cufio racista, las més conscientes y delibe- radas no son las mis frecuentes, Esto lleva a que muchos no tengan clara conciencia de la necesidad de crear mecanismas de correccién en las leyes para contraponerios a la endencia espontanea de benefictar al individua de taza blanca en todes los ambitos de la vida social Existe, asf, en pafses de gran aporte poblacional de origen africano, i racismo practico, automatico, irreflexivo, naturalizado, culturalmente establecido y que no llega a ser reconocido o explicado ‘como atribucién de valor o conjunto de representaciones ideol6gicas (en el sentido de ideas formulables sobre el mundo). El profesor de escuela que simplemente no cree que su alumno negro pueda ser inteligente, que no consigue presuarle atencion cuando habla o que, simplemente, no registra st presencia en el aula, El portero del edificio de clase media que no puede concebir que uno de sus propictarios tenga los rasgos raciales de Ia etnia ne s sedistingue de lo que he llamado de racisme axio- log que se expresa a través de un conjunto de valores y ereencias que atribuyen predicados negativos © positivos a las personas fen funcidn de su color. Et este caso, como vemos, la actitud racista aleanza ‘una formulacion dliscursiva, es mas facil de identificar, pues excede el gesto automatico, repetitive y de fondo racista inadvertido. En la comparacion entre el racismo automitico y el axiolégico queda expuesto el cardeter escurridizo-del primero y-de los episodios de violencia ‘moral que lo expresan en Ja vida cotidiana. Tal como ocurre con el sexismo auiomatico, pese a que se presenta como la mas inocente de las formas de discriminacién, esta muy lejos de ser la mas inocua. Muy por el contrario, es laque mis victimas provoca en la convivencia familiar, comuitariay escolar, y esaquelta de la cual es mis dificil defenderse, pues opera sin nombrar. La accién silenciosa del racismo automatico que actoa por detras de las mo- dalidades rutinarias de discriminacién hacen del racismo tanto como del sexismo—un paisaje moral natural, costumbrista y dificilmente detectable, el polo distante y macroscopico de ado social de los incontables gestos microscopios y rutinatios de discriminacién y maltrato moral. Este racisto considerado ingenuo, y sin embargo letal para los negtos, es gl racismo diaria-y. difuso.del ciudadano cuyo unico crimen es estar desinformado sobre el asunto; es el racismo de muchos bienintencionados, Yes el racismo que nos ayuda a acercarnos més hicidamente a los aspectos de la violencia moral de corte sexista que estoy intentando exponer, pero que entrafia la dificultad de distanciarse de las modalidades de violencia doméstica,fisica 0 psicoldgica, mas facilmente encuadrables en los cédigos juridicos. Miintencién al introduce a comparacion con el racismo automatic Ylas pricticas de violencia moral que él ocasiona es apuntar, justamente, alas, formas de maltrato que se encuentran en el punto ciego de las sensibilidades Jjuridicas y de los discursos de prevencisn y a las formas menos audibles de ppadecimiento psiquico e inseguridad impuestos a los minorizados. ‘Un caso entre muchos otros me parece particularmente paradigmitico del caracter inasible con que algunas veces se presenta la crueldad psicologica. Su victima fue una nifia negra de 4 anos, alumna del jardin de infantes de suna escuela catdlica,ftecuentada por nifios de clase media, como también Joes ella. juliana esta encantada con la nueva profesora. Todos Tos dias, al volver de la escuela, habla incansablemente de ella y describe sus cualida- des, Respondiendo a mi solicitud, su madre relata el caso como parte de uy los materiales de analisis de fa disertacion de maestria tacismo en Ia escuela brasiletia: ino en la cabeza guna companerit blanca, La madre de juliana percibe la ansiedad y la esperanza de su hija de recibir trmbien la mista ion dealecto, Ve que esti case alaleance de la mano dela mes Eltelato impresiona por el cardeter trivial de la escena que narra, por la sospecha de que se repite diariamente haciendo estragos en por ls resistencia que ofrece a ser representada discursivam dao moral ad de encuadtatlo en la ley. lo sumo, se pod ign dia de los maestros de escuela que fueran capaces de reconocer las vulnerabilidades especifcas y las expec afecto de los alumnos que pasan por sus manos, trabajando suse a le la perspectiva de las vi Incluso en las narratvas, ta historia nos eapeura porque al relacion compleja del estado de derecho con el c ns niega reconocimiento a la existencia del egativa duplica el gesto negador de la ccaricia, que solo se dirige a los otros nies y no a él. El negro es impedido de ser Otro, contendiente legitima por recursos y derechos en un mundo asi como también es impedido de ser Nosotros en la caricia in- no se encuentra en un juego de interlocuciones: rmanutenciori de las relaciones de estatus que, aunque ambos térmainos pue- den ser utilizados de forma intercambiable sin perjuicio para el concepto, prefert lamarls “violencia moral” en lugar de “violencia psicologica”. La nocién de violencia moral aputa al eximoran que se cot continuidad de ls comuniad moral, de la moral tradicion: la violencia rutnizada, Amo, imlgorzados. Con ext, tambien, algo el ence de “dafio moral” en casos ss como Maria de Jesus Moura y p. 188)~ y de gran arraigo en as que dificultan, peto no itapiden, segun las autoras, la cia, ismo enite el racismo automético y el sexismo automatico, ambos sustentados pot la nutinizacién de procedimientos de crueldad mo- ral, que trabajan sin descanso la vulnerabilidad de los sujetos subalternos, impidiendo que se afirmen con seguridad frente al mundo y corroyendo cotidianiamente Tos cimientos de su autoestima, nos devuelve al tema del patriarcado simbelico que acecha por detris de toda estructuta jerérquica, anticulando todas las relaciones de poder y de subordinacidn. La violencia ‘moral es laemergencia constante, al plano de las relaciones observables de la escena fundadora del régimen de est Sin embargo, no basta decir que Segauto {nterpenetran en una composicién social de extrema complejidad. De artiba abajo, la lengua france que mantiene el edificio en pie es el suil dialect moral. Esto se manifesta claramente, por ejemplo, en tos smados “étnicos, es decir, en los dilemas de los femini mos de las mujetes negras y de las mujeres indigenas. Su dilema pol 5 Is tension existente entre sus retvindicaciones como mujeres y lo que dad de la alianza con las mujeres blancas de las naciones dominantes, liversos aspectos de este complejo dilema véase Segato, 2002c; Pieree 1s, 1996; Pierce, 1996; Spivak, 1987 y 1999, pp. 277 ys. ls venas de ests deyunias come, claament. a artcscgnjeiruien, ue no solo subordina las mujeres 2 los hombres, o las colectividades indi genas y negras 2 Ia colectividad blanca, sino también las mujeres indigenas, ¥y negras a las mujeres blancas y los hombres pobres a los hombres ticos. norteamericanos con los miembros de los movimientos negro e indigena de América Latina, Este andamiaje de mi al que oTgat idad de estas i wradas obedece todo él a un simbélico lactones tensas e inevitablemente cruel racciones, la crueldad es de orden ‘moral: sin desmoralizacion no hay subordinacion posible. Y si fuera posible ‘una crueldad puramente fisica, sus consecuencias serfan inevitablemente también morales (sobre la imprescindibilidad de la crueldad psicol6gica y moral como complemento del tratamiento fisico cruel, véanse los clasicos de a literatura sobre campos de concentracion nazis, como Bettelheim, 1989, p. 78, entte ottes; Lexi, 1990. especialmente cap, V."Violencia in- ‘Wil’: Todorov, 1993, especialmente cap. 9: “Despersonalizacién’; y también Calveito, 2001, pp. 99 y ss.) les de Ia vi Legislacion, costumbres y I eficacia simbolica del Derecho Llegamos asi al problema de la legitimidad de la violencia moral de igénero, {Como seria posible encuadrar en la ilegalidad un conjunto de ‘comportamientos que son el pan de cada dia, la argamasa que sustenta la estructura jerirquica del mundo? ,Cudm-eficaces son.o.conseguitan ser las Jeyes que criminalizan actitudes fuertemente sustentadas pot la moral dominante? ;Cémo seria posible perseguir Jegalmente formas de violencia psicologice que responden y acompanian el racismo estructural y el sexismo estructural, reproducidos ambos por un mecanisno en la economia patriarcal y capitalista del sistema? Tocamos aqui, ineludiblemente, la.cuestion de tumbre. Recientemente, ent una consulta que realicé junto @ un grupo de 41 mujeres representantes de diferentes sociedades indigenas del Brasil, tuna de las poquisimas abogadas indias del pais y ciertamente la tinica entre Jos Caingang, de Rio Grande do Sul, presents al grupo su idea de que la costumbre es la ley de la sociedad indigena, es decir, que las normas tra- dicionales son para el pueblo indigena como las leyes para la nacion. Esta, que deberia ser una proposicién simple y bastante trabajada por nosotros, Jos antropélogos, de hecho no lo es Mi respuesta a Tas interlocutoras indias en esa ocasidn fue negativa; la costumbre nativa no equivale a la ley moderna (Segato, 2002c). En todos los contextes culturales Ia ley se encuentra ~0 deberia encontrarse- en tensidn uiera de Tos dominios deL.sistema.de.estatus ley y considerarse una Le por cierto y resistente aque rigen el discurso jurit rema de estatus dentro del régimen cont de Carole Pateman, 1993). De hecho, en el Occidente moderno, patria de Ia legislacton estatal la ley se vuelve también contra la costumnbre Cornell offece una solucién posible para este problema de lo Demandamos que los datos que eran tradicionalmente entendides corno parte del comportamiento inevitable qu hacia que “los muchaches tienen que ser muchachos", tales como le violacion en tuna cta amoross o el acoso sexwal, sean reconocides como series aetoslesives contra la mujer. Para hae 121 cer que estos com tos parezcan actos lesivos, las femtnistas la dle forma diferente. I debate sobre qué aye acoso sexual se wielve sobre cemo el sit hombres. Debido a que el fen que modifiquer y eursivas ras), Enla propuesta deesta autora, noes un sistema legal lo que vaa.garantizar aldad y el bienestar de-las mujeres, Lo que garantiza la eforma moral ica se distancia y se opone, asf, al campo ce la moral. La sensibilidad definida como sensibilidad.al. “otro”, a lo ajen sformada en pivote del movimiento transformador. como la defn, no es un sistema de rehes de comporta si un sistema de estindares positivasa partir de fos cuales es posible Jn desaprobacion de los otros. Es, més que nada, una actitud hacia lo que es ‘Jeno para uno [| (bi, pp. 78-79, mi waduec De manent semejante pero coloca en el Otro -en su casa, en tuna apertura, una exp salio y a la perplejidad que el ‘mando de los Otros impone a nuestras certezas, el Otro en Dusell no viene impuesto pot los Otros “lo “ajeno"~ a nuestro deseo, a contenido en tuna lista de categorias constituids esclavo africanoo eles al otro pales iraqui de “we areall Beri citizens", ‘noussommes tous juifsallemands”, “nous 2 por el cual Ia etnia usurpadora impone su codigo a las etnias dominadas y expropiadas, lg ley asi impuesta pasa a comportarse, a partir del momento mismo de su promulgacion, en una arena de.contiendas ravltiples e.inter- Igcuciones tensas, La ley es.un.campo de lucha, Su legitimidad depende estrictamente de que contemple desde su esttado un paisaje diverso, Cuando la ley adhiere a uno de los c6digos morales particulares que conviven bajo la administracion de un Estado nacional y se autorrepresenta nnciada del mismo, estamos frente a un caso de localism na- jcando al universo de la nacién la misma critica que llevé a za Santos a formular la catego por Hernindez- Tru Por lo tanto, desde esta perspecti Jeres, con vistas a alcanzar Ia el on de los prejuicios y pricticas consuetudinaias,y de cualquier ota indole que eaten asad en la idea de ln nferioridado superioriad de cualquiera de los sexos 0 en funciones esereotipadas de hombres y mujeres |] (Protocolo da CEDAW, etado de AGENDE 2002, p. 29 13 Aun asi, aceptando este argumento en favor del papel relormador de la ° papel especifico de la legislacion en el control de la inasible violencia moral? yCual es su capacidad de impact sobre el arraigo de la violencia moral en la costumbre? Me patece que aq es posible complementar Ja tesis de Cornell, pues no solamente la ley y la ‘eral, come conjunto de normas dlscursivas debidamente elencadas, pueden ser impulsadas por el sentimniento ético en la direccién ce un bien mayor entendido desde la perspect woque y transformar la mio} de la sociedad, Encontramos una contribucion partir de un andlisis exhaustivo de los aspectos performticos, locucionarios y productores de realidad de todo discurso, y luego de hacer notar el caracter iscursivo de toda legislacion, Garcia Villegas concluye que, como todo iene el poder simbolico de dar forma a la realidad soctal, un poder que reside en st legitimidad para dar norabares: ‘eficacia simabolica en sentido general (..] es propia de toda norma jurtdica en cuanto discurso City, p. 9D). . 10 que prope: eficacia a" del Derecho, en oposicién a su “eficacia instrumental". En otras palabras, a verdadera eficacia de la ley residirfa en su poder de representar la sociedad y del carécter persuasivo de las representaciones que ella emite, {La fuetza social del Derecho, entonces, no se lita a Ja imposteién de un comportamiento oa lacreacién instrumental de un cierto estado de cosas. ta {uerea del Derecho también se encuentra en su cardcter dediscurso legal y de iscursolegitimo; en su capacidlad paca crear representaciones de | se derive un respalde politico; en su apuitud para movilizar al en benelicio de una idea o de una imagen {J (bid, p. 87) Sin embargo, es necesario observar que en la tsis de Garcia Villegas el enfasis esta colocado en la petspectiva de los sectores mejor representados en un Estado nacional y que detentan, entre sus capacidades, la posibili- dad de utilizar la ley pedagogicamente 0 como estrategia para conseguir o reforzar determinadas pricticas y una comprensin particular de la nacién, Esta comprension de la nacién sera afin con la perspectiva de la los sectores que ocupan mayoritariamente las posicior ‘nstituciones; en este caso, en especial, el Poder Legi del Derecho esanalizadla ladores, promulgadores y mis que desde una perspectiva de “los otros”, en él la pers} jecutores de la Seria, por lo tanto, posible una inversién en este aspecto particular del izar el papel de su eficaciasimbolica come instrumento iades de aspirar a derechos, ita de los nom~- iscutso del Derecho, pueden reconocerse y reconoctén acceder a la comprensign precisa de sus in Desde la perspectiva de los minorizados, el discurso del Derecho, siempre eniendido como un eficaz sistema de nombres en expansién, tiene el poder de agitacion, el carécter de propaganda, aun apuntando en Ia diveccion de lo que todavia no existe, que no es alin posible adquiti, en en la moral, en las costumbres y en el sus Jas violencias. Es por eso que la reforma di de su sistema de nombres es un proceso imprescindible y fundamental Bibliografia AGENDE, ‘Agoes em Genero Cidadania ¢ Desenvol iment’, 2002, en Diets Hina studs, Por Alepre, Artes Médicas, 1996), “Approaches to Nationalism’, en Balakrishnan, Gopal ed), Mapring Londres, Verso. 1s Fundagao Perseo Abramo(2001), Pesquisa bhup/twwwtpabranso.org brnopynop tm, tagdo Psicossacal da Populagao Negra conlides de vquidae, Dissertagao de , Universidade de Braslia, Nicleo Buenos res, Ménico, Paldos. cs. Un estude sobre mudheres San Pablo, Pare Tercw/ANPOCS, ‘nuroduction”, Londres, New York University Press 'yer, Lalita, Hyderabad y Nistula Hebbar (2002), “Married tothe tuob’, The 129 Weel Magacine (The Wevk Stady), Delhi, febrero 3%. hiup:/Avwwthe-sweek comy 22Leb03/ vents him. Levi Primo Ministerio de Jtiga (2002), Relatoio Nacional Buster para a CEDAW Resume bitp/f ‘wri. gov-b/ACSseleases/2002/outubro/RESUMO_Cedav pa 126 ex de la Dano Moral ¢ . 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