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2. El novecentismo y las vanguar...

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Lengua Castellana y Literatura II

1º Asignaturas comunes

EvAU Comunidad de Madrid

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Lengua castellana y Literatura
Novecentismo y vanguardias
2. EL NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
El novecentismo (también conocido como generación del 14) es un movimiento artístico y literario que se desarrolla
entre 1910 y 1930, impulsado por un grupo de intelectuales y ensayistas entre los que destacan José Ortega y Gasset,
Eugenio d’Ors, Manuel Azaña o Ramón Pérez de Ayala. Próximos a ellos se encuentran el poeta Juan Ramón
Jiménez y el novelista Gabriel Miró. Los novecentistas son pensadores, intelectuales y europeístas; valoran la
inteligencia, el trabajo y la perfección.

José Ortega y Gasset (1883-1955) fue autor de numerosos ensayos como Meditaciones de Quijote, España
invertebrada, La deshumanización del arte o La rebelión de las masas. Fundó la Revista de Occidente, una de las
publicaciones más influyentes en la vida cultural española desde 1923. En La deshumanización del arte (1925)
desarrolló la concepción de la actividad artística que inspiraría a los autores vanguardistas y a los miembros de la
generación del 27. Describe el nuevo arte de la época, que presenta las siguientes características:

! Supresión del sentimentalismo y del realismo: el nuevo arte es antirromántico y no se basa en la recreación
de la realidad.
! La emoción que suscita es intelectual, producto de la obra formalmente hecha.

Reservados todos los derechos.


! Búsqueda de la originalidad, de lo nuevo y desconcertante, acercándose al puro juego y a la
intrascendencia.
! Elitismo: el nuevo arte es para una minoría entendida y no para las masas.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881 – 1958): dedicó su vida a la poesía, a la creación y perfeccionamiento continuo de una
obra que siempre consideró como una unidad, aunque los críticos distingan en ella varias etapas:

Etapa sensitiva: al principio, Juan Ramón está influido por el Romanticismo, el simbolismo, y el modernismo.
Admira e imita a Bécquer y a Rubén Darío y escribe versos llenos de sentimentalismo, de paisajes y jardines y
atardeceres. A este primer período pertenecen sus libros Almas de violeta, Ninfeas, Rimas, Arias tristes, Jardines
lejanos, Elejías y La Soledad Sonora. En ellos aparecen los temas de la nostalgia, la tristeza, la muerte, el amor juvenil
e idealizado, la soledad…

Etapa intelectual: esta segunda etapa se inicia con el viaje de Juan Ramón a América en 1916 para casarse con
Zenobia Camprubí. Durante el viaje, descubre el mar como símbolo de vida, de la soledad o del tiempo. Su poesía se
depura, abandonando la musicalidad modernista de los primeros libros, y busca la pureza, la esencia de las cosas, lo
trascendente frente a lo anecdótico. Destacan poemarios como Diario de un poeta recién casado, Primera antolojía
poética, Eternidades, Piedra y cielo y Poesía y Belleza.

Etapa última o verdadera: corresponde al exilio de Juan Ramón, desde la Guerra Civil hasta su muerte. El poeta
prosigue en su actitud de búsqueda de lo trascendente y llega a identificarse con Dios, un dios entendido como causa
y fin de la belleza que continuamente persigue en sus versos. Sobresalen Animal de fondo, Dios deseado y deseante y
Espacio.

RAMÓN PÉREZ DE AYALA (1880 – 1962): creó una novela experimental, preocupada sobre todo por el tema de la
conciencia, en la que incluyó aspectos inconscientes y subconscientes. En su obra narrativa utilizó el diálogo teatral y
las historias intercaladas, y ensayó distintas maneras de plantear el perspectivismo. Su novelística se agrupa del modo
siguientes: 1) Novelas de tono autobiográfico (La pata de la raposa, 1912): estos relatos constituyen la tetralogía
protagonizada por Alberto Díaz de Guzmán. 2) Novelas poemáticas (Luz de domingo, 1916). 3) Novelas de temas
universales (Luna de miel, luna de hiel, 1923): trata como temas el lenguaje, el amor, la educación sexual y el honor.

GABRIEL MIRÓ (1879 – 1930): creó una novela de poderoso lirismo que suscitó tanto críticas por sus supuestos
excesos como elogios por su maestría. Aunque no falta la acción, prima la emoción: los hechos se diluyen en
impresiones que producen la fragmentación del texto. En su primera etapa predominan los elementos modernistas,
pero luego evolucionó hacia una escritura más crítica. Su técnica, basada en la insinuación, requiere un lector activo
que le otorgue sentido. En su prosa abundan minuciosas descripciones de sensaciones y es habitual la sinestesia. En
su producción destacan:
! Las cerezas del cementerio (1910): su tema principal es la lucha trágica entre el ser humano y la realidad hostil
que lo rodea. Constituye un canto a la belleza y la sensibilidad, con elementos decadentistas.

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Novecentismo y vanguardias
! Nuestro Padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926): conforman una única novela centrada en la
imaginaria Oleza (símbolo de Orihuela). Su tema fundamental es el paso del tiempo.

Las vanguardias constituyen un grupo de diferentes movimientos que tienen en común su intención de oponerse a las
normas tradicionales del arte y a las convenciones académicas. Esos movimientos son los “ismos”, que se suceden en
las tres primeras décadas del siglo XX. Las vanguardias propugnan la ruptura total con el pasado y no temen
escandalizar con formas de arte llamativas o incluso excéntricas.

FUTURISMO: fue el primer movimiento de vanguardia. Surgió en Italia, con la publicación en 1909 del Manifiesto de
Marinetti. En él proponía la superación de la cultura tradicional y exaltaba el belicismo, el deporte, los avances
tecnológicos de la época. Más adelante, invitaba también a prescindir de las normas gramaticales, evitando los
signos de puntuación y usando únicamente los infinitivos verbales.

CUBISMO: el cubismo literario fue una derivación del cubismo pictórico, desarrollado por Juan Gris y Pablo Picasso,
quienes descomponían las figuras de sus cuadros en formas geométricas que luego debían ser reconstruidas
mentalmente por el espectador. En poesía, el cubismo influye otorgando gran importancia a los aspectos visuales de
los poemas. El francés Guillaume Apollinaire creó los caligramas, en los cuales la disposición de los versos y algunas
técnicas pictóricas como el collage forman figuras que aluden al contenido del poema.

DADAÍSMO: fue creado por Tristan Tzara y tuvo una corta duración, pero influyó notablemente en otros movimientos
posteriores como el surrealismo. Propone la libertad total del artista, que debe dejarse llevar por sus impulsos
espontáneos o por el azar, sin preocuparse de la lógica o de la razón, cultivando la “escritura automática”.

CREACIONISMO: fue fundado por el chileno Vicente Huidobro, que defendía la autonomía absoluta del poema, el
cual debía huir de toda representación o imitación de la realidad, de las descripciones y de lo anecdótico. Se rebelan
contra el uso de los signos de puntuación y buscan la metáfora audaz e innovadora.

SURREALISMO: surgió en París, con el Manifiesto surrealista de André Breton, y fue el movimiento vanguardista más
importante de Europa. Buscaba la liberación de la actividad artística mediante la exploración de los sueños y del
inconsciente, al margen del control de la razón y de las preocupaciones morales o estéticas. Estuvo muy influenciado
por el psicoanálisis de Freud y se sirvió de la escritura automática, las metáforas audaces y las imágenes
procedentes de los sueños. Influyó no solo en la literatura sino también en la pintura (Salvador Dalí) y en el cine (Luis
Buñuel).

Los movimientos de vanguardia se desarrollaron en España gracias a ensayistas como Ortega y Gasset y a escritores
como Guillermo de la Torre, que creó su propio movimiento, el ultraísmo, inspirado en el futurismo, el cubismo y el
dadaísmo. El ultraísmo rechazó lo sentimental, lo lógico, lo mimético y reivindicó el juego, la sorpresa y el humor.

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA (1888 – 1963) escribió en la revista Prometeo e hizo célebres sus tertulias del Café
Pombo, a las que acudían muchos escritores y personales célebres de Madrid entre 1915 y 1936. Su personalidad y su
obra son ejemplos del espíritu rupturista y anticonvencional de los movimientos de vanguardia.

Cultivó diversos géneros pero su más notable contribución a la literatura fue la greguería. Consiste en una frase
ingeniosa que él mismo definió como suma de metáfora y humor. A partir de la observación de un detalle o de un
pensamiento trivial, la greguería pretende descubrir algún aspecto insólito, poético o sorprendente de la realidad. Por su
brevedad, su originalidad y su carácter lúdico, constituye un buen exponente de la concepción vanguardista del arte.
Las greguerías se basan en comparaciones, metáfora e imágenes, paronomasias y aliteraciones, parodias de frases
hechas, falsas etimologías, juegos de palabras y metonimias. Ejemplo: “Las moscas son los únicos animales que leen
los periódicos.”

BENJAMÍN JARNÉS (1888 – 1949): es autor de relatos autobiográficos. Sus novelas suelen girar en torno a un único
personaje, central o testigo, y proclaman un ideario de libertad y de afirmación del goce de vivir. Formalmente, estas
narraciones se caracterizan por su fragmentación y su virtuosismo estilístico. Destaca Locura y muerte de Nadie
(1929), donde Arturo es testigo de lo que le sucede al protagonista, Juan Sánchez y Sánchez, quien no tiene capacidad
de actuación. Al verse destinado a ser Nadie, se empeña en ser Alguien para adquirir identidad.

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