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Teologías desde las biografías de las mujeres.

Desde el punto de vista histórico, la mujer ha sido relegada de la mayoría de actividades


importantes del ser humano, centrándose en el papel del hombre, ningún ámbito escapa a ello.
Un claro ejemplo es la lucha por las mujeres y su participación dentro la religión, siendo esta de
carácter social, cultural e histórico nos muestra una imagen de la integración y aislamiento de la
mujer.

Es bien sabido que el papel del hombre es exaltado en todos los aspectos, en lo religioso, este rol
parece casi exclusivo, centrado la importancia del sexo masculino casi como único, a su vez, es
el hombre el encargado de dar forma a las expresiones de la fe, basado en su punto de vista,
vivencias y conveniencia, con el paso de los años, y bajo las exigencias de las mujeres, se les
permitió la integración a la vida eclesiástica pero, con restricciones y condiciones más estrictas
que las de los varones.

Una muestra de ello se refleja en el enclaustramiento obligatorio para las mujeres, así como un
acceso limitado a la educación. Con el paso de los años, las mujeres lograron una mayor
integración a la vida religiosa y la libre interpretación de la misma, usando su experiencia
personal, histórica y social.

Todos estos derechos se ganaron con el paso de los siglos, pero, desde el punto de vista
eclesiástico, lograr una interpretación de las escrituras es tarea difícil, ya que la misma fue
escrita, traducida e interpretada por hombres, por ende, sus ideas, a pesar de tratar de varios
aspectos de la vida y mencionar a la mujer como la par del hombre, se encuentra escrita bajo una
condición social y temporal muy diferentes a nuestra era, donde el patriarca era la máxima
autoridad de la época.

Incluir y dar una libre interpretación al género femenino abre un mundo a nuevas ideas y
experiencias que la raza humana debe aprovechar y sobre todo aprender de ello, respetar las
opiniones y expresiones de cada individuo sin importar su género.

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