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Mancilla Becerra Lilia Guadalupe

Análisis Valorativo de Textos

Luz Eugenia Aguilar González

Turno Matutino – 16 noviembre 2011

EL MAL GUSTO: KITSCH

En el siguiente texto, plantearé la definición y algunos ejemplos del


concepto Kitsch, a partir del texto de Umberto Eco (2001) que aparecen en
Apocalípticos e integrados, que lleva de nombre Estructura del Mal Gusto.

El Kitsch (que proviene de un vocablo alemán que significa mal gusto) es


considerado como algo exagerado o sobrecargado, feo, generalmente con poca
estética y poco equilibrio, además de que “abusa” de las formas poéticas, los
chiclés, los lugares comunes y hace una “fusión” que pretende verse “bien”, pues
causa el efecto contrario.

También es muy común la reiteración, el recordar siempre lo que se está


diciendo y de manera extensa, decirlo de miles de formas distintas, pero diciendo
lo mismo, a veces cayendo en la redundancia (evocación lírica).

No incluye funciones de conocimiento, si no que se enfoca más en la


transmisión de emociones, estímulos sentimentales. “En arte es una
prefabricación e imposición del efecto” (pág. 84).

Es particular de la cultura de masas, pues se enfoca en una imitación


secundaria, en una imitación del sentir y no del objeto mismo, no sé pretende hace
arte, se pretende que las sociedades se sientan “satisfechas” de lo que ven, que
sea de su gusto (por falta de conocimiento), aunque sea todo lo contrario y se
tache de mal gusto.

Simplemente una cultura de consumo, para un “público perezoso que desea


participar en los valores de lo bello” (pág. 87), pero sin ni siquiera saber cuáles o
cómo se califican esos valores.
Entre otros aspectos, se hace una comparación de las vanguardias y el
Kitsch, siendo que la primera imita el acto de imitar, mientras que la segunda trata
de imitar el efecto de la imitación. Así corroboramos que el Kitsch se enfoca en las
reacciones que desea provocar.

“La situación antropológica de la cultura de masas se


configura como una continua dialéctica entre propuestas de masa
se configura como una continua dialéctica entre propuestas
innovadoras y adaptaciones homologadoras, las primeras
continuamente traicionadas por las segundas: con la mayoría del
público que disfruta de las segundas, creyendo estar disfrutando
de las primeras”.

En la cita anterior (pág. 93), se describe el concepto de Kitsch, se pretende


innovar pero las ideas fusionadas de diversos estilos que tratan de verse bien las
opacan o quedan desaparecidas del concepto original, el “populacho” cree saber
de arte y siente que realmente lo valora, cuando lo que admiran es el nuevo -y de
mal gusto- enfoque del estímulo.

Algunos ejemplos de
Kitsch dentro del aspecto
comercial, encontramos
programas de televisión de mala
calidad, como son Laura de todos
o Cosas de la vida, programas
donde sólo pretenden ventilar los
aspectos negativos de la Arte Kitsch. Fuente: Google Images.
sociedad y cada individuo,
además de entretener a los televidentes, haciendo que estos queden tan inmersos
en la trama o en la situación que se siente identificados con eso (acotamiento
personal: me recuerda un poco a la novela de masas, al efecto de la novela
popular).

Aún hay más ejemplos, como La lucha libre comercial -debe especificarse,
pues la lucha libre que se realiza en juegos/olimpiadas internacionales es
diferente-, la que vemos en la programación de diversos canales durante los
domingos, generalmente, donde sólo se ves personas golpeándose y actuando,
no desempeñando un verdadero deporte o haciéndolo de la manera incorrecta.

A pesar de que estos ejemplos no son obras de arte para poder ejemplificar
al Kitsch, son aceptables para darnos una idea de qué es, pues Eco (2001)
también les utiliza para hacer más claro el concepto de Kitsch y saber identificarlo.

Como conclusión personal, el Kitsch podría catalogarse como algo falso,


una falacia, que lo único que pretende -además de renovar el enfoque de
estímulos- es venderle al “populacho” basura (realmente basura) bajo la etiqueta
de “Arte” o “Buena Calidad”… Algo así como el lobo disfrazado de oveja.

BIBLIOGRAFÍA.

Eco, Umberto (2001, 4° edición). Estructura del mal gusto en Apocalípticos


e integrados. Barcelona: Lumen, Tusquets editores. Pp. 83 - 140.

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