Está en la página 1de 3

El universo de la perfección y lo colectivo1

En el libro El perfume o  el miasma:  el olfato y lo imaginario social. siglos XVIII y XIX2.


Nos relata como el olfato ha representado un vació historiográfico, pues, se ha ignorado
este factor como un factor fundamental en la historia de las sociedades (Según asegura
Corbin). Esto lo refleja expresando como antes la cuidad de Paris permanecía y vivía su
cotidianidad como constantes olores fétidos y reflejos de un desdibujado sentido de la
higiene, para ejemplificar esto menciona:

“ Los muros de las casas parisienses están degradados por la orina. (…), la frecuencia de las
tuberas obstruidas que revientan, inunda la casa y soplan su pestilencia por las
infectadas atarjeas de modo tal que los niños, aterrados, los perciben como si
salieran de los orificios del infierno. En resumen, París, "centro de las ciencias, las
artes, las modas y el buen gusto", se impone también como "el centro de la
hediondez"” (Pag 36)

Finalmente, Corbin llega a la conclusión que el afinamiento del olfato nace con el
surgimiento de la higiene individual que permite el reconocimiento del cuerpo e inclusive
una satisfacción narcisista, esto es un hecho que pone de moda los buenos olores y va más
allá de las teorías médicas (Teorías medicas que menciona durante el texto). Los buenos
olores, como el de las flores y los bosques permiten ignorar y olvidar los olores de la
muerte putrefacta.

1
Laura Sofia Rodríguez Cañón – Historia

2
Alain, C. (2005, 12 abril). El perfume o el miasma : el olfato y lo imaginario social, siglos XVIII y XIX (Spanish Edition).
Fondo de Cultura Económica.
Por otra parte, El libro de Simonette 3 también nos recuerda que, contrariamente a los
estereotipos de los medios en el mundo de hoy, el amor y la revolución no van bien juntos,
según Mona O'Zuff, historiadora y experta en temas de mujeres en tiempos revolucionarios.
Así es como se desarrollaron los jacobinos. una cosa femenina bastante comedida, si no
fanática, frente a lo que interpretaban como debilidad. Sus ideales sociales, basados más en
nociones espartanas de masculinidad, tenían poco lugar para el amor, y las mujeres eran
vistas como sus aliadas naturales. De hecho, continuó: “Las mujeres son hostiles a la
revolución. Decepcionadas, asqueadas, se van a sus casas esperando que la política no haya
entrado en sus hogares”.

Según Alain Corbin, hemos heredado nuestro miedo a las mujeres del siglo XIX, y esto se
puede ver en la creciente separación entre el zorro y el ángel de la casa, por supuesto, dos
imágenes del comportamiento femenino. en unidades especiales vinculadas a los miembros
del municipio y en general a la creciente clase de pobreza. Otro gran legado del siglo de la
cruz es, por supuesto, el campo del sexo, que data de su nacimiento alrededor de 1838,
cuando se utilizó por primera vez el término scientiasexualis para referirse a cosas que
estaban sexualizadas. cómo. Bueno, dentro de unos años se hablará de todo lo relacionado
con el sexo.

En mi opinión, considero que estos dos libros nos permiten observar de manera muy clara
los sentidos de la investigación historia, que es el reconocimiento de paradigmas no
historiados anteriormente. En el libro de Corbin se nos habla (al principio de la lectura, no
casi en lo que debíamos leer) de como el olfato ha cambiado las dinámicas y por ende los
llamados productos sociales que nos permiten a los historiadores hacer nuestro trabajo. Lo
mismo sucede con el amor, como lo mencione anteriormente con las mujeres en roma y
como su asqueamiento por la política no les permitía hacer parte de ella.

3
Bruckner, Simonnet, Le Goff, Solé, Ozouf, Veyne, Courtin, Corbin, Sohn, Varios autores: &

Molina, Ó. L. (2004, 1 noviembre). La historia más bella del amor (Argumentos) (Spanish Edition). Editorial

Anagrama S.A.
Bajo mi vista, talvez inexperta, el trabajo de un historiador es la investigación del mundo
sin llegar a anacronismos y permitiendo que las diferentes perspectivas conversen entre si y
respondiendo a sus propias cosmovisiones.

También podría gustarte