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EL DOLOR : UN LLAMADO A LA PRESENCIA

¿Qué es peor en este momento, tu dolor, o el hecho de no darle su lugar a ese dolor?

¿Qué es peor, tu dolor físico o tu exigencia mental de liberarte del dolor en este momento, y tu
decepción, y desesperación, y frustración, e incluso el enojo debido a que el dolor está ‘todavía aquí’?

¿Qué es más 'doloroso,’ el dolor en sí, o tu guerra santa en contra de él, tu intento de aniquilarlo, tus
sueños acerca de su destrucción, el castigo que te infliges a ti mismo? ¿Puedes sentir la falta de
amabilidad ahí? ¿Puedes percibir la violencia, el modo como te has puesto en contra de ti mismo,
juzgándote, separándote en dos?

¿Podrías comenzar por aceptar tu dolor, inclinarte ante su presencia, incluso si prefirieras que estuviera
ausente? ¿O por lo menos, podrías aceptar la falta de aceptación de tu dolor? ¿O por lo menos, podrías
notar que tanto el dolor COMO el hecho de no querer sentir el dolor están aquí, vivos en el momento
presente? ¿Podría haber el espacio suficiente en la consciencia para el dolor Y para tu presente falta de
habilidad para aceptarlo? ¿Podrías ser tan inmenso como el universo? ¿Podría este momento ser
exactamente como es? ¿Podrías sentir tu inocencia?

Sólo por un momento, en lugar de pensar ACERCA de tu dolor, su historia, su futuro imaginado, incluso
su significado, ¿podrías conectarte con las sensaciones vivas en tu cuerpo?

¿Puedes respirar en las sensaciones ahora, en lugar de respirar en un imaginado futuro?

¿Puedes inclinarte ante lo que está vivo, siendo uno con todo lo que está presente?

Esto no es pasividad, o darte por vencido; esto es amabilidad, la disposición de llenar de oxígeno el sitio
que duele, es tratar al cuerpo con tal ternura que incluso sus dolores son sagrados, dignos de una
curiosa atención.

- Jeff Foster

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