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2)

“La << crisis >> del aislacionismo”


La realidad de las personas neurodivergentes durante la pandemia de la COVID -19
viviendo en un sistema de salud fragmentado

3)
El término “neurodivergencia” se le atribuye a aquellas neurologías atípicas, propias de
infinitos trastornos presentes actualmente en los criterios de diagnóstico psiquiátrico

Dejando de lado los eufemismos: únicamente para aquellxs con el privilegio de llegar a ser
diagnosticados.

La realidad peruana actual lo demuestra durante la pandemia con la cantidad de


diagnósticos de trastornos de la personalidad en aumento y la prevalencia de estos.

Si la vida es (o fue) un infierno para lxs neurodivergentes aislados en el 2020, aquellxs sin
tal privilegio, viven en él sin siquiera reconocerlo; un atentado grave a la dignidad humana.

4)
La pandemia nos llevó (a lxs neurodivergentes) a mostrar “the tip of the iceberg”

Los cambios drásticos rutinarios en el mundo globalizado actual significaron una


necesidad de demostrar la realidad emocional tan cruda que esto genera en las personas
con una neurología distinta, incluso cuando aquella sigue sin salir de la perspectiva del
privilegio.

5)
Las enfermedades mentales son poco atendidas, incluso para aquellos con posibilidad de
acceder a un seguro privado y realizar los famosos << gastos de bolsillo >>

Los trastornos de personalidad tienden a la estigmatización, dificultan la búsqueda


personal del médico terapeuta, se le atribuye un << miedo >> inherente al tratamiento y
encima, se culpabiliza al que lo padece.

La violencia de parte del sistema médico está presente la mayor parte de veces que
alguien busca ayuda en el mismo. Ningún neurodivergente diagnosticado lo podría negar.

6)
No deberíamos tener que optar por un servicio social menos o más holístico e integral,
porque el mismo sistema debería ver por ello.

Sería poco realista decir que lo que se necesita es mayor inversión en el sistema de salud,
cambiar de tipo y volverlo universalista o demonizar el gasto de bolsillo para la financiación
del sistema.

Tampoco pretendo plantear un mundo utópico e irreal, ni salir de los límites del optimismo.
Hay que atenernos a los hechos.

7)
El sistema de salud peruano está fragmentado.

Los fallos comunes planteados teóricamente, como la atención inversa, empobrecedora,


fragmentada, peligrosa, etc, se cumplen y no solo en psiquiatría social

8)
Fuera de la insuficiente financiación, el objetivo principal de “optimizar la salud de la
población empleando lo más avanzado”, no está al alcance de, ni siquiera, ¼ de la
población peruana, aún cuando hemos vivido uno de los peores escenarios actualmente
en salud pública.

9)
¿Principal responsable?

¿Lucha contra la pobreza?

¿Organización de la respuesta social?

Así como el SARS-COV-2, los trastornos de la personalidad no distinguen clase


socioeconómica.

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