Está en la página 1de 6

La mujer en el teatro griego: el ejemplo de Electra

Teniendo en cuenta el papel de la mujer en la


antigua Grecia ¿cómo es representada en la
literatura? ¿Carecerá de derechos? ¿Qué papel
tienen los autores dentro de esa construcción?
El objetivo de este artículo es conocer como
era representada la mujer en el teatro griego,
principalmente en la tragedia y para ello
tomaremos la obra Electra de Sófocles.

Antes de comenzar con el análisis de la obra es


conveniente dedicarle unas líneas a este
fenómeno que fue el teatro. La Tragedia griega
surge en el siglo V a.C. como dispositivo de
propaganda política. «Su objeto es el hombre
que vive por sí mismo ese debate, obligado a
hacer una elección decisiva, a orientar su
acción en un universo de valores ambiguos,
donde nada es jamás estable ni unívoco»
(Vernant, 2002). Este medio sirvió también para la construcción y representación de
una alteridad. Si hablamos de alteridad, entendemos por ese concepto, a un
mecanismo de defensa contra la presencia real de pueblos o civilizaciones más o
menos desarrolladas, poderosos o amenazantes. Actúa ridiculizando, degradando o
empequeñeciendo al supuesto rival. Lo anteriormente dicho, es utilizado frente a una
amenaza exterior, surgiendo así la construcción del «bárbaro». Su impulso definitivo
fue llevado a cabo durante las Guerras Médicas, momento en el que fue necesario
lograr una cohesión helénica frente a los persas. Pero también podemos hallar este
mecanismo utilizado hacia el interior. En este caso era aplicado frente a la mujer, una
amenaza siempre latente si despertaba de su letargo. La obra (Electra) podríamos
ubicarla en esta categoría. Terminadas las Guerras Médicas, surge un conflicto
dentro del mundo heleno conocido como la Guerra del Peloponeso. Chocan así las
dos potencias y sus respectivas ligas: Atenas y Esparta. En este contexto la alteridad
es utilizada por los atenienses frente a un otro «extranjero», griego, pero no
ateniense. En el año 421 a.C. comienza un breve período de paz conocido como «Paz
de Nicias», a raíz del tratado de paz firmado en dicho lugar. Este es el momento clave
para centrar el discurso en el interior de la polis, del oikos, y no en el exterior. Y
creemos que así lo entendió Sófocles al componer Electra. «A lo largo del siglo V a.C.
en Atenas, Esquilo, Sófocles y Eurípides aprovecharon espléndidamente el carácter
educativo del género trágico. Las protagonistas de sus obras eran mujeres
resignadas y convencidas de que su situación de dependencia era lo mejor para ellas,
tras haber asumido la ideología sexista de la infravaloración de las mujeres
como colectivo. Una vez más, la práctica de la violencia simbólica se confirma como
una estrategia de los grupos dominantes para mantener el control de los
subordinados (…) El carácter doctrinario de la tragedia alcanza sus efectos más
dramáticos cuando los autores trágicos caracterizan a sus heroínas no sólo como
mujeres exentas de autoestima, sino marcadas además por el desprecio hacia su
propio sexo» (Molas Font, 2006). Esta situación queda de manifiesto en la obra
cuando Sófocles pone en voz de Crisótemis lo siguiente:

«Si ésta no tuviera pensamientos equivocados, oh mujeres, hubiera conservado la


precaución antes de hablar, lo que no ha hecho. Porque, ¿adónde has mirado para
proveerte de semejante valor? ¿Y, encima, me llamas a mí para obedecerte? ¿Es que
no lo estás viendo? Eres mujer y no hombre, y tienes en tus manos menos fuerza que
tus enemigos. La fortuna les sonríe a ellos cada día, mientras que para nosotras se
pierde y llega a nada» (Sófocles, 1992).

Crisótemis actúa como instrumento de represión frente a Electra, ya que esta desea
tomar en sus manos la venganza, y la sociedad griega entendía que esta acción debía
llevarla a cabo un hombre.
A lo largo de la obra Electra es aconsejada por el coro compuesto por mujeres
atenienses, quienes le recomiendan no abandonar la mesura, y esperar el designio
divino, el cual anuncia que vendrá su hermano Orestes, heredero de Agamenón y
vengará a su padre. Además, Electra es aconsejada por su hermana, Crisótemis quien
le asegura que ella no tiene la fuerza necesaria para demostrar odio a su madre y a
su amante. Crisótemis se considera débil por su condición de mujer. Ella es el
ejemplo de cordura, de la mujer que aún en el mismo lugar que Electra, mantiene la
mesura, convive y obedece sin objeción a su madre y al nuevo rey ilegítimo. De esta
manera, marcando la posición del conjunto de mujeres atenienses (coro) y
de Crisótemis, Sófocles nos demuestra cual es la manera correcta en que debería
comportarse una mujer en la situación de la protagonista, obedeciendo a los dioses
y sus protectores.

Uno de los conceptos a analizar en la obra es el de Agón, el cual entendemos como un


antagonismo o conflicto. En este caso analizaremos de qué manera se hace presente
en la disputa entre Electra y su madre Clitemnestra. Recordemos que Clitemnestra
argumenta haber asesinado a su esposo por venganza. Agamenón en su regreso de
Troya, decide sacrificar a su hija (Ifigenia), por pedido de los dioses, a modo de
ofrenda. Este habría sido el hecho que desató la ira de su esposa y su deseo de
venganza. El sacrificio realizado por Agamenón, observamos que al igual que en el
mundo real de los héroes, aquí son los dioses quienes deciden por el destino de su
hija, “sin tener nunca en cuenta la voluntad de las dadoras de vida” (Molas Font,
2006). Es decir, en la tierra sus hijas son entregadas con o sin su consentimiento en
matrimonio, esta es una decisión que es únicamente tomada por su padre o en el caso
del rapto por el hombre que la desea. Así se manifiesta el absoluto dominio, y la
violencia simbólica ejercida por parte del marido o en este caso por los dioses y su
padre: “la pérdida de identidad y la obediencia al orden social que el matrimonio
comportaba equivalía, para la doncella ateniense, a su muerte simbólica (Molas Font,
2006). Clitemnestra es quién rompe con ese papel de mujer mesurada y asesina a su
esposo. Ella concreta lo que su hija nunca hará: la venganza. Electra nunca llevará a
cabo la venganza contra su madre. Porque los dioses no se lo permitirán. Orestes, el
héroe, el hombre, heredero del patriarca aparecerán por designio de los dioses, y
vengará a su padre. Una vez más el héroe y los dioses harán justicia con la mujer que
ha roto el orden social, y ha producido caos en el oikos.

Así vemos cómo se cumple el propósito principal de esta obra, implantar el modelo
de género subjetivamente. Recreando el modelo de mujer “desviada” y demostrando
cómo la misma sufre tanto el rechazo social como el divino, como consecuencia por
haber alterado el orden establecido. Los mitos son reelaborados en las tragedias
para transmitir mensajes pedagógicos a las mujeres y los hombres, en los cuales el
papel de la mujer estaba exclusivamente ligado al matrimonio y al interior
del oikos bajo el orden patriarcal. (Molas Font, 2006)

La temática de esta tragedia se centra en la venganza que Orestes (hijo de Agamenón)


debe llevar a cabo contra su madre (Clitemnestra) y su amante (Egisto). Esta
venganza viene legitimada por designio divino:

«Cuando yo llegué al oráculo pítico para conocer de qué modo vengaría a mi padre de
sus asesinos, me responde Febo lo que al punto conocerás: que yo mismo, desprovisto
de escudo y de ejército, con astucias, tramara las muertes justicieras por mi mano”
(Sófocles, 1992).

Pero de todas formas el héroe enfrenta internamente un debate. Por un lado, avalado
por Apolo debe matar a su madre. Por otro, de llevar a cabo esta acción, estaría
cometiendo un matricidio; lo cual, provocaría la persecución de las Erinias (diosas
vengadoras que persiguen a quienes atentan contra su propia familia). La habilidad
de Sófocles radica en que en el momento en que Electra se entera de la supuesta
muerte de Orestes, decide tomar la venganza en su mano. En este caso, el matricidio
se transforma en una motivación inhumana e injustificada. Pero luego, con la
aparición del héroe, la venganza es ley divina, y el héroe será protegido y respaldado.
De esta forma podemos ver como una acción, si es llevada a cabo por una mujer, se
considera injusta, inhumana y despiadada; mientras que, en manos de un hombre,
esa misma acción, es justa, noble y legitimada por los dioses.

Otro punto a tener en cuenta es el papel de la mujer en el mito como la causante de


todos los males y desgracias. Está idea es iniciada en el mito de Pandora, la primera
mujer, a quien se le confía una caja entregada por Zeus que contenía todos los males.
Pandora al no obedecer y abrir la caja dispersa el mal para los hombres por todo el
mundo. La debilidad femenina es vista tanto como en el mito de Pandora como en
Electra al depender de un hombre el cual, al ser asesinado, queda sola sin que nadie
la proteja. Dentro de la obra Clitemnestra actúa rompiendo el orden al cometer
adulterio y luego cometiendo la locura de asesinar a su esposo dando comienzo al
mal que afecta a los demás personajes. Electra es otro personaje que está al borde de
cometer una locura de querer cometer la venganza contra su madre

Conclusión

El dramaturgo le da a la figura femenina un doble papel en esta tragedia. Por un lado,


Clitemnestra, alejada de las costumbres de su condición de mujer y de las
obligaciones inherentes a su estirpe, actúa en beneficio propio, olvidando su rol de
esposa y de madre. Por ello, será castigada. Por otro lado, tenemos a Electra, que se
perfila como la contrapartida femenina.

Es la guardiana de los valores del linaje y de la familia, la impulsa el recuerdo de su


padre. Su condición de mujer, la limita para actuar. Solo se podrá ocupar de la parte
intelectual, el restablecimiento del orden será llevado a cabo por un hombre. Electra
pide justicia, proclama su desesperación, pero también se queja de su soledad
(invoca que le falta ese varón a su lado que la tutele). Por lo tanto, grita, se queja,
intenta ocupar el lugar que le está prohibido; pero siempre aparecerán las voces que
la volverán a colocar en el lugar que le corresponde y le recordarán que es una mujer.
No le quedará otro remedio que asumirlo. Podemos afirmar que la obra responde al
estereotipo de mujer requerido en esa época, por lo cual siempre presenta un
ejemplo de lo que no debe hacerse, y de llegar a realizarlo será castigado.

La mujer se transforma así en un mal necesario. Como todo ser desconocido inspira
temor, se la dota de características horrorosas y se considera la portadora de todas
las desgracias (mito iniciado con Pandora). Esto ocurre porque ha sido escrito por la
mano de un hombre en su afán de marginar a la mujer y afianzarse en el poder.

Gonzalo Bordón

Sara Fátima Cuello


Abraham Darío Director
(Estudiantes de Historia del Instituto superior del profesorado “Dr. Joaquín V.
González”, Buenos Aires, Argentina)

Bibliografía
MOLAS FONT, Maria Dolors, La violencia de género en la antigüedad, Madrid,
Instituto de la Mujer (MTAS), 2006.

SÓFOCLES, Electra, Madrid, Gredos, 1992.

VERNANT, Jean Pierre y VIDAL NAQUET, Pierre, Mito y tragedia en la Grecia antigua,
Barcelona, Paidós, 2002

También podría gustarte