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Dedicatoria

He aquí que Dios es excelso en su poder;


¿Qué enseñador semejante a él?
Job 36.22

Este libro está dedicado a nuestro divino instructor.

Al Santo Espíritu de Dios, presencia divina en el corazón de cada creyente a quién damos las
gracias por estar en nosotros (Filipenses 1.13) y por conducirnos, dirigirnos a la verdad (Juan
16.13) y, siendo nuestro amado Salvador la verdad (Juan 14.6), el Espíritu Santo nos termina
conduciendo a conocer a Cristo, a entender a Cristo, a imitar a Cristo (1 Juan 2.6).

Gracias por ser el maestro perfecto, por insistirnos con firmeza plagada de misericordia sobre lo
que debemos hacer. Gracias por iluminar lo que inspiraste para que de ello aprendamos a ser
como aquel que nos amó primero. Mereces que siempre respondamos a tu voz.

Además, dedico unas palabras a todos mis maestros cristianos terrenales que, a lo largo de mi
vida, Dios ha usado para enseñarme bajo la dirección del Espíritu Santo los maravillosos tesoros
de conocimiento que la Biblia contiene. Gracias, porque con sus vidas, siguen marcando el camino
de aprendizaje que permite que las nuevas generaciones de creyentes sigamos enseñando la
Palabra de Dios para garantizar que, mientras la iglesia esté en la tierra, la voz de la gracia siga
resonando para guiar a las almas al amor perfecto de Jesucristo.

A todos los maestros que enseñan la Biblia, pero no la viven, a esos, solo un saludo.
CONTACTO
En los siguientes espacios de Internet podemos encontrarnos:
INDICE
INTRODUCCIÓN
LA MISIÓN DE LA ENSEÑANZA CRISTIANA 1

CAPÍTULO 1.
ENSEÑANZA CRISTIANA VS. ENSEÑAZA SECULAR 4

CAPÍTULO 2.
CUALIDADES DE UN VERDADERO MAESTRO CRISTIANO 7

CAPÍTULO 3.
UN POCO DE PEDAGOGÍA 12

CAPITULO 4.
UN MUCHO DE DIDÁCTICA 17

CAPÍTULO 5.
GALERIA DE TÉCNICAS DIDÁCTICAS 22

CAPÍTULO 6.
REVALOREMOS AL MAESTRO CRISTIANO 28

PALABRAS FINALES 29
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inTRODUCCIÓN
LA MISIÓN DE LA ENSEÑANZA CRISTIANA

Hagamos un experimento.

Vamos a preguntarle a cualquier persona que conozcamos ¿qué es la educación? y, sin


excepción, todos nos darán una respuesta muy aproximada a la correcta. Y todas las opiniones
tendrán que ver con el hecho de que la educación se relaciona con “transmitir información”. Nos
dirán que, la educación tiene el propósito de convertirnos en personas “mejor capacitadas” y esto,
no está lejos de lo que debemos entender como: “educación”.

La enciclopedia virtual “Wikipedia” define la educación como: “el proceso de facilitar el


aprendizaje o la adquisición de conocimientos” así que, “cualquier experiencia que tenga un efecto
formativo” puede considerarse “educativa”.

Teniendo ya presente esta información, vamos a pensar en el versículo de la Biblia que


compartimos en la dedicatoria donde nos quedó claro que, Dios es un ser que desea enseñar,
educarnos así que, Dios desea transmitirnos “algo” a través de “algún proceso” que nos permita
adquirir conocimientos para “formarnos mejor” y así, poder cumplir con algún propósito divino.

De acuerdo a la Biblia, Dios desea educarnos, desea que adquiramos conocimiento, pero, todo
relacionado con una persona, con Cristo así que, en la educación cristiana, el objetivo principal
es: conocer a Cristo (2 Pedro 1.5, 8; 3.18).

Conocer a Cristo, nos llevará a conocer a Dios ya que Cristo es la revelación misma en carne de
la majestad de Dios (Juan 14.9) y en el conocimiento de Dios siempre habrá “algo bueno” para
nosotros. Ese “algo bueno” que nos puede dar el adquirir conocimiento de Dios es la misión, es la
razón de ser de la educación cristiana, pero, ¿Qué es ese algo? Lo responderemos a continuación
pero, antes de esto, tenemos que entender que, para que este proceso divino de lograr “algo en
nosotros” se cumpla, Dios utiliza personas, seres de carne y huesos como siempre lo ha hecho
desde el principio de la historia de la iglesia donde, claramente mostró que, el aprendizaje de los
cristianos debía estar basado en el conocimiento que, era impartido por sus apóstoles (Hechos
2.42; Efesios 2.20) así que, en el proceso educativo de Dios, el maestro, el hombre, la mujer que
nos hace llegar la voluntad de Dios de manera comprensible a nuestra vidas es sumamente
importante.

Todo lo relacionado con la persona del maestro cristiano lo atenderemos en el capítulo 2.

Estos siervos de Dios, estos instrumentos que Él usa para enseñarnos sobre su persona, se basan
únicamente en la Biblia, ya que es la única fuente divina de conocimiento que el hombre tiene y,
primero, los maestros cristianos aplican este conocimiento a su vida para después hacerlo llegar
a nosotros ya que así no solo transmiten algo que conocen sino algo que, están viviendo ya que,
si la Biblia es el libro que nos acerca a Dios para que seamos como Él entonces, debemos ver su
contenido como algo que se hace antes que enseñarse. De hecho, en ese orden, Cristo hacía las
cosas (Hechos 1.1).
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Nuestros maestros cristianos, estudiarán verdades de naturaleza espiritual que, ellos podrán
comprender sin problema porque, están habitados por el Espíritu Santo que, les hará
comprensibles estas verdades que, de otra manera, no podrían entender ni por supuesto transmitir
(1 Corintios 2.14).

La importancia de la acción del Espíritu Santo en el proceso de la educación cristiana la


estudiaremos en el capítulo1.

Por el momento, deseamos que quede claro que los maestros cristianos deben desear como
primer propósito de su labor, dar a conocer a sus alumnos a la persona de Cristo para que los
alumnos vivan como Cristo y, para que estos alumnos logren eso, deben empezar a pensar
diferente para, posteriormente actuar diferente. Y esto, el dejar una conducta para sustituirla
voluntariamente por otra se le llama transformación y vivir en constantemente en transformación
es lo que Dios desea para sus hijos (Romanos 12.2).

Hemos llegado al punto importante que desea enseñarnos esta introducción. Este es el punto: el
propósito básico, primario, fundamental de la educación cristiana es transformar la vida de los
alumnos.

Como maestros cristianos, no nos interesa que nuestros alumnos memoricen la Biblia, nos
interesa que primero, vivan la Biblia, pero, si para lograr vivir la Biblia la tienen que memorizar,
entonces haremos que la memoricen.

Por ejemplo, los maestros cristianos, queremos que nuestros alumnos vean en vídeo, dibujos o
cualquier clase de material la historia del adolescente pastor que era el rey David cuando Dios usó
su brazo para lanzar una piedra y así, partir el cráneo de un gigante, pero no lo deseamos hacer
para que se emocionen o se queden extasiados viendo las imágenes. Lo que nos interesa es que
deseen ser como ese joven pastor, que deseen modificar su conducta, sus palabras y sus actitudes
en su entorno inmediato para que empiecen a actuar diferente. Eso es lo que nos interesa, que
vivan vidas transformadas porque eso es el principal propósito de la educación cristiana,

Maestro cristiano, sin importar el nivel en el que estás enseñando, te hago una pregunta que puede
ser tan incómoda como profunda pero también, puede ser una pregunta que te puede llevar a
transformar tu vida como maestro para siempre:

¿Tus alumnos, se están transformando?

Si eres maestro cristiano y tu enseñanza la ejerces como líder juvenil o como pastor o en cualquier
ministerio, no vayas a cometer el error de medir tu éxito como maestro por la cantidad de gente
que te escucha o por la cantidad de materiales que produces. No midas el éxito de tu trabajo para
Dios por la cantidad de sermones que compartes al mes o por la cantidad de herramientas de alta
tecnología que utilizas para enseñar. No. Si lo haces así, estarás equivocado.

Tu servicio a Dios solo será exitoso si la vida de tus alumnos se está transformando.

Analicemos ahora esto desde el siguiente ángulo:


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Si los alumnos que pasan por tus manos, después de tu enseñanza siguen siendo las mismas
personas, si no superan sus hábitos pecaminosos, si no logran modificar actitudes incorrectas, si
no luchan por parecerse a Cristo. Si en lugar de estarlo imitando a Él, te buscan imitar a ti,
entonces, eres un maestro cristiano fracasado.

Recuerda amado hermano maestro. Tu recibiste el don de la enseñanza de mano del Espíritu
Santo y fuiste elegido por Cristo para enseñar a los suyos en tu tiempo. Eres especial para Dios
porque Él te eligió para ser un transformador. Eres un agente de cambio, eres una herramienta
en las manos del Espíritu Santo para transformar vidas. Eres una persona que está viviendo como
Cristo todos los días porque te queda claro que, nunca podrás transformar a nadie si tú no has
sido transformado.

Solo el verdadero cristiano le puede decir a sus alumnos: “imítame a mí, porque yo estoy imitando
a Cristo”. Efesios 5.1.
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CAPÍTULO 1
ENSEÑANZA CRISTIANA VS. ENSEÑANZA SECULAR

DONDE NOS PARECEMOS

En este capítulo vamos a aprender un poco más a profundidad lo que es la enseñanza cristiana y
vamos a compararla con la enseñanza secular (no cristiana) para ver las diferencias. En la
introducción ya nos quedó claro que, el principal propósito de la educación cristiana es
transformar la vida de los alumnos. Ahora, vamos a empezar a ver conceptos más amplios
sobre lo que la educación cristiana debe hacer para poder cumplir con este propósito ya que, si la
educación cristiana no lo alcanza, entonces, quedará como simple educación secular.

Empecemos por la base más fundamental.

En la estructura más simple posible, todo proceso de enseñanza (cristiana o no) requiere de un
maestro y un alumno. Entre ellos se transmite información que, al alumno lo enriquece, le transmite
nuevos principios y al maestro le da lo que llamamos “retroalimentación” o sea, le regresa
información donde el maestro también aprende a conocer mejor al alumno y puede evaluar cuales
de las herramientas de enseñanza que usa, son las más eficaces para seguirlas usando y cuáles
debe perfeccionar para que le den los mejores resultados.

Esta estructura básica de la enseñanza queda bien representada por el siguiente gráfico:

Maestro Alumno

Recordemos, la imagen anterior representa lo que es la enseñanza sea esta cristiana o no.
Diríamos que, hasta este punto, ambas enseñanzas son idénticas, pero, es aquí donde empiezan
a aparecer la diferencias entre ellas y eso es lo que estudiaremos a continuación.

En la educación cristiana aparece un elemento que nunca podrá tener la educación secular y,
ese elemento es: el Espíritu Santo.
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En la educación cristiana, maestros y alumnos utilizan un solo libro como materia única de estudio:
la Biblia, revelación escrita de Dios que solo puede entenderse de manera espiritual (1 Corintios
2.14) lo que significa que, el Espíritu Santo debe dirigir al maestro para que entienda claramente
que es lo que debe transmitir al alumno mientras que, el mismo Espíritu ilumina el entendimiento
del alumno para que entienda las verdades de la Biblia que le serán presentadas para que las
entienda, las analice, las valore y decida ponerlas por obra (Santiago 1.22).

Así que, queda claro que todo el tiempo, en la educación cristiana tenemos a la santa persona de
Dios a través del Espíritu Santo influyendo en el maestro, el alumno y en la materia de estudio lo
que bien puede representarse en el siguiente esquema:

Maestro

Enseñanza
Cristiana

Espíritu
Alumno
Santo

Lo anterior, debe llevarnos a los maestros cristianos a darle la importancia al Espíritu Santo que
este merece como “catalizador”, como aquel que provoca las reacciones suficientes para que la
relación entre maestro y alumno cumpla el propósito de Dios y no el propósito del maestro.

El párrafo anterior nos presenta una segunda diferencia entre la educación secular y la
cristiana. En esta última, el maestro cristiano, trabaja y hace todo su proceso de preparación de
su clase no para cumplir con sus expectativas sino para cumplir con las expectativas de Dios.

El maestro no cumple con un plan de estudios, cronograma o plan de actividades humano. El


maestro cristiano solo mantiene su interés en que su alumno entienda la voluntad de Dios para su
vida y, por supuesto, para que la cumpla, así que, al maestro cristiano no le preocupa que sus
materiales de apoyo le agraden al alumno, sino que le agraden a Dios.

Y a la hora de cumplir con la exceptiva de Dios antes que la del maestro salta a la vista la
tercera y última diferencia entre la educación cristiana contra la secular y tiene que ver
con lo que el maestro debe transmitir.
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En la educación humana, el maestro transmite información que, el alumno desconoce para


que esta información lleve al alumno a desarrollar habilidades que le conviertan en una
persona mejor preparada para con eso, lograr mejores metas materiales en un futuro
cercano que le permitan, entre otras cosas tener una mejor calidad de vida. Recuerda, el
maestro secular transmite información. Esto significa que este maestro busca producir
personas que estén mejor informadas, aunque en su calidad moral estas personas sigan
siendo malas.

Un ejemplo aclarará lo anterior. Un maestro secular que enseña matemáticas tiene como
propósito que, sus alumnos memoricen fórmulas y que las apliquen en la resolución de
problemas, pero, no le interesa si ese alumno con fórmulas memorizadas es una persona
mentirosa o soberbia. Lo único que le interesa es que tenga la información que le indca
su programa de estudio. Esto, no sucede con la educación cristiana.

Al maestro cristiano, recuerda, le interesa que sus alumnos se transformen así que lo
que él quiere no es transmitir información sino otra “cosa” extraída de la Biblia que cambie
la vida de sus alumnos. Este algo que transforma, son los valores y, viniendo de la Biblia,
son valores espirituales. El maestro cristiano transmite honestidad, respeto, solidaridad,
empatía, generosidad y cosas semejantes a estas todas las cuales son; valores.

El maestro cristiano enseña todo lo que hay en el carácter de Cristo para que el alumno
lo reproduzca en sí mismo.

El maestro cristiano cuando evalúa el aprovechamiento de sus alumnos no se fija en


fórmulas de matemáticas que se memorizaron bien. El maestro cristiano lo que desea ver
es que sus alumnos se estén comportando como Cristo por lo que, a los enseñadores de
la Palabra, sí les interesa que el alumno sea mentiroso, mal hablado o con una conducta
rebelde porque su propósito es transformar todo esto.

Por lógica, el maestro cristiano no se conforma simplemente con los minutos de clase que
pasa con el alumno, sino que lo convierte en su motivo de oración para que, aún a la
distancia siga por medio del Espíritu Santo influyendo en él para que su vida termine el
proceso de transformación que Dios necesita ejercer en el alumno.

Al maestro cristiano le interesa el alumno fuera del aula de clases y no solo dentro de ella.
Por lo tanto, el tiempo que un maestro cristiano invierte en su labor es, completamente
más amplio que el tiempo que invierte el maestro secular en la suya.

Entendiendo ya las diferencias entre la educación cristiana y la secular, es vital que los
maestros de Cristo se concentren en lo que deben hacer para que sean verdaderos
transformadores de personas y no solo transmisores de información.
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CAPÍTULO 2
CUALIDADES DE UN VERDADERO MAESTRO CRISTIANO

VERDADEROS MAESTROS

Sigamos avanzando en entender mejor el proceso que sigue la educación cristiana y, en este
capítulo vamos a centrarnos en el maestro cristiano porque, espero al momento nos esté
quedando claro que, en la parte espiritual, es el Espíritu Santo la parte “activa” en el proceso de la
educación cristiana y, en la parte terrenal, es el maestro, quién es el agente generador de
transformación así que, vale la pena que dediquemos un poco de tiempo para saber cómo
podemos los maestros cristianos lograr que la transformación llegue a la vida de nuestros alumnos.

Por medio de un gráfico queremos mostrar cuales son las cuatro áreas que el maestro cristiano
debe atender para poder ser un “verdadero” transformador, o sea, un maestro que realmente esté
siendo usado por el Espíritu Santo para poder llevar el conocimiento eterno a los corazones
humanos.

Vida Espiritual

Maestro
Carácter Testimonio
Cristiano

Conocimiento

Cada una de estas áreas debe ser atendida permanentemente por los maestros cristianos en su
vida. Estas áreas no son metas. El maestro cristiano no las alcanza, las desarrolla constantemente
así que, debe estarlas atendiendo todo el tiempo y, no descuidarlas porque al hacer esto, se
debilita espiritualmente con lo que el impacto que provoca en sus alumnos se ve disminuido.
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Cada una de estas áreas son importantes. Ninguna es más que la otra y, además, son
complementarias lo que quiere decir que, no se puede desarrollar una sin que se desarrollen las
otras. Una no puede estar fuerte mientras las otras están débiles. La vida espiritual del maestro
cristiano es un todo que debe ser puesto a los pies de Dios.

Vamos a analizar cada una de estas áreas en estricto orden alfabético.

CARÁCTER DEL MAESTRO CRISTIANO

Hablar del carácter es un sinónimo para “personalidad” así que, cuando decimos “el carácter”
del maestro cristiano nos referimos a todo aquello con lo que el maestro cristiano interactúa con
su medio. Decir “carácter” del maestro cristiano es pensar en las palabras que usa, en cómo usa
estas palabras, en la forma en la que se comunica con nosotros o en el volumen de voz que usa
para transmitir sus distintas emociones. Estamos hablando de la forma en que saluda, en la forma
en que abraza, en la manera en que manifiesta lo que cree, en las miradas que usa para
convencernos, en fin, nos referimos a absolutamente todo lo que haga, a todo lo que sea parte
de su conducta.

¿Qué conducta espera Dios de sus maestros?


¿Cómo deben verte todas las personas y no solo aquellas a las que enseñas?

La respuesta a estas cuestiones es sumamente sencilla de acuerdo a la Biblia. Un maestro


cristiano debe ser un reflejo de Cristo, Tus alumnos, al mirar tu conducta deben ver la conducta
de Cristo. Los hábitos del maestro cristiano deben ser los hábitos que en la Biblia vemos que Cristo
tenía.

El maestro cristiano debe ser el ejemplo viviente de lo que el poder transformador de Dios puede
hacer ya que solo así podrá mostrar a sus alumnos a lo que deben aspirar. Los alumnos de los
maestros cristianos deben desear llegar a ser como sus maestros así que, si respondemos a la
pregunta: ¿Cómo era Cristo? Tendremos en sus posibles respuestas la lista de las cosas que un
maestro cristiano debe hacer, cómo debe comportarse. Demos pues a esta pregunta tan solo tres
respuestas para que así los maestros cristianos encuentren tres conductas que deben estar
practicando permanentemente.

Es obvio que, no fueron solamente tres los hábitos de Jesús por lo que, apelamos al interés de los
maestros en el tema para que por su cuenta encuentren otros hábitos que Jesús vivía para también
ponerlos en práctica.

Cristo mismo dijo en Mateo 11.29 que Él era manso y humilde así que, aquellos que aspiramos
a enseñar las verdades eternas en la tierra debemos mostrar un profundo dominio propio que es
a lo que se refiere la “mansedumbre”. Mis alumnos no me pueden ver perdiendo el control. Debo
ser capaz de controlar mis emociones para ceder el dominio de estas al Espíritu Santo así solo
reaccionare para decir lo que Dios quiere. Si tus alumnos te ven perder el control, les enseñarás
que Dios no tiene el poder para transformarlos porque no ven que te esté transformando a ti.

Además, como maestros debemos ser humildes. Mis alumnos me deben ver como una persona
que no se cree superior a las demás (Romanos 12.3), que no critica a los demás por lo que estos
piensan, creen o por cómo actúan o visten.
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Mis alumnos deben ver que no busco llevarme los aplausos con lo que hago, sino que, todo lo que
hago es para que el reconocimiento se lo lleve Dios y la mejor manera de demostrar humildad a
mis alumnos es que me vean sirviendo a los demás puesto que claramente entiendo que, los
demás son superiores a mí (Filipenses 2.3).

Lo anterior implica que, como maestro he entendido que ser un servidor es una de las maneras
más directas de demostrar que estoy imitando a Cristo tal y como lo dice Mateo 20.28.

Además de las dos cualidades anteriormente vistas, resaltamos lo que dice Marcos 6.34 que
Jesús era compasivo lo que quiere decir que, Jesús no solo se sentía mal por las terribles cosas
que le pasaban a la gente, sino que hacia lo posible de acuerdo a su voluntad perfecta para poder
remediar estas cosas lo que te debe llevar a que tus alumnos comprueben que no solo les das
consejos, sino que les ayudas en el proceso que implique la solución de sus problemas. Esto, va
a terminar por demandarte más tiempo de atención a tus alumnos que el que usas para preparar
y compartirles una clase, pero, no tienes opción. Si deseas ser maestro cristiano debes entregar
ese tiempo, además, debes orar por ellos y con ellos, visitarles, ayudarles espiritual, material y
emocionalmente.

Tendrás que hablar con quienes los lastiman o dar consejos a quiénes los educan. Deberás estar
en sus momentos de triunfo, pero, sobre todo, deberás estar a su lado en sus momentos de fracaso
para ayudarlos a que se levanten y eso, requiere tiempo, algo que los maestros cristianos
mediocres nunca darán porque solo piensan en ellos mismos. El verdadero maestro cristiano da
su vida por sus alumnos, se convierte en un pastor para aquellos a quienes está enseñando.

CONOCIMIENTO DEL MAESTRO CRISTIANO

El punto anterior sobre el carácter del maestro cristiano nos permite ver con claridad que, este,
debe vivir la Biblia lo que complementa al aspecto que vemos en este espacio sobre el
conocimiento el cual se refiere a que tú, como maestro de Biblia debes conocer a profundidad la
materia única de estudio que impartes que es la Biblia.

Como maestro cristiano la meditación en la Biblia debes hacerla en todo tiempo (Josué 1.8) y, no
te debes conformar con informarte sobre lo que la Biblia dice, debes de entender a la mayor
profundidad posible su significado para que puedas transmitirlo a tus alumnos (Juan 5.39) ya que
solo así podrás usar la Biblia con la precisión que Dios necesita para tocar la vida de aquellos a
quienes enseñas (2 Timoteo 2.15).

Todo debes someterlo al filtro de la Palabra de Dios (Hechos 17.11) para que así, enseñes a tus
alumnos que la Biblia debe ser su primer punto de apoyo ante cualquier situación que pudieran
llegar a vivir por lo que, debes estar en un nivel de tal conocimiento de la Escritura que, todo lo
que enseñes y todo lo que aconsejes, esté basado en un pasaje de la Biblia. Los verdaderos
maestros cristianos no comparten sus experiencias u opiniones, todo lo que enseñan y lo que
opinan en público y en privado, está basado en algún pasaje de la Escritura y si lo que van a decir
no está respaldado por Dios, prefieren guardar silencio.

No lo olvides, carácter y conocimiento basados en la Escritura Santa.

Veamos ahora el siguiente aspecto.


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TESTIMONIO DEL MAESTRO CRISTIANO

Lo que la gente opine de ti, eso, es tu testimonio. ¿Qué opinarán tus alumnos de ti?

Imagina que, en tu iglesia, los alumnos tuvieran oportunidad de elegir a sus maestros. ¿Te
elegirían a ti? ¿Buscarían otra opción? La decisión de elegirte o no a ti, tus alumnos la tomarían
en función del testimonio que tienen de ti, de la opinión que se han formado de ti así que, el
testimonio es en tu vida más importante de lo que te pudieras imaginar.

Hay mucho que decir sobre el testimonio basados en la Biblia, pero, creo que existe una única
palabra que puede resumirlo todo, y esta palabra se usa para describir lo que Dios espera de sus
hijos. Esta palabra la encontramos en Colosenses 1.22 y es la palabra: “irreprensibles” que
significa “irreprochable”. En pocas palabras, que no hay nada que pudieran decir en contra mía,
que no hay por donde puedan “agarrarme” para decir algo en mi contra. Significa que, nunca habrá
nada que pueda declararme culpable porque nunca podrá haber argumentos en mi contra.

Definitivamente, que alguien pueda ser “irreprensible” suena sumamente ambicioso y lo es, pero,
eso es lo que Dios está esperando de ti como maestro y, nos debe quedar claro que “irreprensible”
no significa perfecto. No. Como maestro tendremos fallas como cualquier ser humano las tiene,
pero, la forma en que manejo esas fallas hace que ni siquiera eso pueda ser algo que puedan
decir en mi contra. Ser irreprensible termina siendo a final de cuentas, ser un reflejo de la persona
de tu Salvador que tuvo que ser condenado por testigos falsos puesto que la evidencia real nunca
pudo mostrar nada en su contra así que, debes vivir una vida de tal nivel que, si alguien hable algo
de ti, hable una mentira.

Si eres irreprensible, mereces ser imitado. Tu reputación será la mejor y eso, hará que tus alumnos
deseen ser como tú porque desearán ser la clase de personas de las que solo se hable bien.

VIDA ESPIRITUAL DEL MAESTRO CRISTIANO

Los tres puntos anteriores, todo maestro cristiano los podrá desarrollar y atender solo con la
ayuda del Espíritu Santo que, está en lugar de Cristo en la tierra para guiarnos a toda verdad
(Juan 16.13) por lo que, una vida en la permanente llenura del Espíritu Santo (Efesios 5.18) no
es una opción, es una obligación para el maestro cristiano.

Tu relación con Dios debe ser íntima. Tu estudio de la Palabra de Dios como ya vimos debe ser
permanente, tu oración debe ser sin cesar (1 Tesalonicenses 5.17) intercediendo a Dios por tu
vida y, por supuesto, por la vida de tus alumnos. Tu congregación en la iglesia debe ser prioritaria
ya que entiendes que, debes estar en el lugar donde Dios use a otros para poder aprender más
sobre el Dios de quién enseñas ya que es imposible que alguien enseñe si antes, no es enseñado
y, siendo el aprendizaje de Dios algo que nunca termina, entonces tu intimidad con Dios debe ser
algo que todos los días de tu vida cultives puesto que, es claro que el día que no lo hagas, tu
capacidad de enseñar, de dar fruto para el reino de los cielos perderá su efectividad.

Para ayudarnos a auto analizarnos y saber si estamos siendo o no influidos por el Espíritu Santo
Dios nos dio una guía de cosas que debemos ver en nosotros si el Espíritu Santo está actuando
en todas las áreas de nuestra vida y que, por supuesto, cuando no las manifestamos significará
que la influencia del Espíritu no está siendo fuerte en mi vida.
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Estas “cosas” es lo que podemos llamar: el fruto del Espíritu, lo que debemos estar produciendo
como consecuencia de la acción del Santo Espíritu de Dios en nosotros y, se encuentran en
Gálatas 5.22-24. Las enlistamos tomando como referencia la Biblia Traducción en Lenguaje
Actual:

“En cambio el Espíritu nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos.
Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, ser humildes
y saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de todo esto”.

Si el anterior párrafo describe tu vida, felicidades. Como maestro llevas una vida espiritual tal y
como Dios la necesita para transformar a tus alumnos. Si algo del párrafo anterior no aparece por
ningún lado en tu vida, entonces, diríamos que, como maestro, tienes tarea que hacer, pero, hazle
un favor a tu vida, tu ministerio y tus alumnos, comienza a hacer esta tarea ahora mismo.
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CAPÍTULO 3
UN POCO DE PEDAGOGÍA

Siempre que se habla de educación en cualquier contexto aparece la palabra: “pedagogía” que,
implica tantas cosas que por sí sola la pedagogía es una carrera universitaria y de posgrados
académicos así que, la pedagogía debe ser importante por lo que, vamos a ver los aspectos de la
pedagogía que son los más básicos que el maestro cristiano debe conocer. Iniciemos con definir
que es “pedagogía”.

La pedagogía está definida como la ciencia que se encarga de todo lo relacionado con el proceso
educativo así que, la pedagogía se encarga de buscar y aplicar todas las herramientas que hagan
que la educación provoque mejores resultados y, los cuatro aspectos que provocan mejores
resultados en la enseñanza que el maestro cristiano debe considerar son los siguientes:

Estructura de
Conocimiento Psicología de
una clase ABC2 Pedagogía
del alumno grupos
bíblica

Vamos a analizar cada uno de estos aspectos.

CONOCIMIENTO DEL ALUMNO

Como maestro debo tomar en cuenta que cada uno de mis alumnos tiene una personalidad
diferente y, aunque ya como grupo todos los alumnos tienden a comportarse de una forma general
(algo que hablaremos más adelante), como maestros cristianos debemos favorecer el trato
personal con nuestros alumnos ya que eso es lo que les hace sentir especiales. No se sienten
especiales cuando están en medio de todo un grupo. Se sienten especiales cuando, en mi labor
como pastor de mis alumnos, me acerco a ellos personalmente para atender sus necesidades
particulares que, por supuesto, son diferentes a las de los demás.

Como maestro en este aspecto debes tomar en cuenta que, de manera general, existen tres tipos
de formas en las que un alumno responde a los estímulos que yo les presento y, debes conocer
cuál es la forma de cada uno de tus alumnos.

Conocer esto te permitirá presentar la información que de manera personal les quieres transmitir
de tal forma que sea tan atractiva para ellos que la acepte de inmediato.
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Dependiendo la forma en que responden a estímulos, tus alumnos pueden ser: visuales, auditivos
y kinestésicos. Los alumnos visuales responden mejor con cosas que pueden ver, cosas que tú
les muestras o que logras que ellos visualicen. Los alumnos auditivos son los que responden
mejor a las cosas que escuchan por lo que, a este tipo de alumnos, debes darles detalles precisos
de información ya que esto es lo que suele atrapar más su atención mientras que, los alumnos
kinestésicos son los que aceptan mejor el contacto físico, así que, debes involucrar sus
emociones en el proceso de aprendizaje porque así responderán mejor a tu enseñanzas pero,
sobre todo, recuerda, que tu presencia debe estar tan cerca de ellos como sea posible.

Ahora, nuestra tarea como maestros es determinar el tipo de alumno que es cada uno de los que
tengo y eso lo puedes lograr primero, con mucha oración pidiendo a Dios que te el mejor
entendimiento posible para poder identificar qué tipo de alumno tienes en cada uno de los tuyos
y, seguramente, Dios usará la observación para mostrártelo.

Observa detenidamente a tus alumnos. Ve cómo reaccionan con sus compañeros, que tipos de
palabras usan y, si responden de inmediato o esperan un tiempo para hacerlo. Observa quienes
favorecen el estar reunidos en grupo y quiénes prefieren tener solo un círculo pequeño de amigos.
Cuando hablen contigo, escucha más de lo que hables. Pon atención y observa si son muy directos
contigo o si usan demasiadas palabras antes de decirte lo que realmente desean. Observa si
buscan tu abrazo, si quieren estar cerca de ti. Si haces esto con mucha atención, no tardarás
mucho en determinar qué tipo de alumnos tienes.

Y, para que entiendas la importancia de esto piensa en un alumno kinestésico que desea
comunicarte un problema que ha tenido en casa y te considera la única persona que puede
ayudarle así que, te busca y de inmediato afloran sus emociones y busca refugio en tus brazos
para decirte que se siente mal porque está sacando malas notas escolares y sabe que eso puede
provocar una reacción incómoda de parte de sus padres y tú, en lugar de verlo como una persona
kinestésica que requiere apoyo y cariño antes que otra cosa, lo juzgas como alguien directo que
es auditivo así que además de no abrazarlo y darle seguridad, le empiezas a hablar con un sermón
acerca de que no tiene que preocuparse, que una mala nota no es nada, que tú a su edad ya
habías sacado muchas notas malas y, además, rematas diciéndole que se vaya acostumbrando
porque seguramente muchas malas notas escolares más le esperan a lo largo de su vida.

Que desastre.

Has destruido emocionalmente a un alumno quién seguramente perderá la confianza en ti y no


volverá a acercarse contigo además de que, en tus clases perderá el interés de aprender porque
al frente ve a una persona que no le ha comprendido.

PSICOLOGIA DE GRUPOS

La idea principal sobre la psicología de grupos es que, un grupo de alumnos cuando están juntos
tiende a comportarse como si fueran una sola persona por lo que, la forma en que debes preparar
y exponer tus clases debe ser tomando en cuenta este aspecto. Ahora, este “temperamento único”
del grupo en el 85% de los casos será el temperamento de los alumnos de carácter más fuerte
que tienden a ser los dominantes, los que dicen al grupo cómo comportarse. Esto, suele ser
bastante obvio en los alumnos cuyas edades van de los 5 a los 13 años.
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Ya después de esas edades el temperamento del grupo se diversifica y ya no suelen ser los
alumnos de carácter fuerte los que gobiernan al grupo. En muchos casos incluso, quiénes dominan
al grupo tienden a aislar a los líderes porque perciben que estos no contribuyen al buen ambiente
del salón de clases así que, en este aspecto sobre todo si trabajas con adolescentes y grupos de
mayores edades debes determinar con mucha claridad cual es el “temperamento único” de tu
grupo,

Así que, como grupo, tus alumnos pueden ser visuales así que, con estos grupos siempre debes
de ser muy dinámico y estar ofreciendo una gran diversidad de instrumentos de aprendizaje. Si tu
grupo es así, debes apostar por cambios constantes en tus herramientas de enseñanzas y siempre
debes estar probando nuevas herramientas. Pero, tu grupo puede ser auditivo lo que significa
que, este favorece el análisis de las cosas por lo que, como maestro debes buscar que actividades
puedes usar que motiven su reflexión para que así obtengas la mejor respuesta a tu enseñanza.

Y por supuesto, también existen los grupos kinestésicos, Con este tipo de grupos debes favorece
las actividades que hagan que, entre ellos como compañeros, interactúen mucho para poder lograr
metas en común. Estos grupos son los que responden bien a los trabajos en equipo y a las
actividades donde la participación de todos permite alcanzar un objetivo.

Toma tu tiempo y analiza a tu grupo de estudiantes para que puedas determinar cuál es la
psicología de tu grupo, pero, no olvides que, sin importar cual sea esta, todos los grupos requieren
siempre estar experimentando los tres estímulos para poder provocar en ellos una mejor respuesta
a lo que tú les enseñes, pero, debes siempre favorecer un poco más los estímulos que necesitan
de acuerdo al tipo de grupo que hayas determinado que tienes.

ESTRUCTURA DE UNA CLASE BÍBLICA

En este aspecto lo que vamos a ver es que cosas deben suceder a lo largo de una clase bíblica.
Nuestro modelo de actividades lo basaremos en una clase que tenga una duración de 60 minutos,
pero, es obvio que no todas las clases son de esa duración por lo que, dejamos como labor de
cada maestro el ajustar sus tiempos para poder cubrir con lo que le sea requerido. La parte
importante es que, como maestro tomes en cuenta que, en tu clase deben estar todos los
aspectos que explicaré a continuación:

Activación. El propósito de esta sección es como la palabra indica “activar” o sea despertar los
sentidos del alumno para que pueda llegar lo más receptivo posible a nuestra clase.

Oración. El propósito de orar es pedir la dirección de Dios para que use al maestro para transmitir
lo que Él necesita que los alumnos aprendan y que, ilumine al alumno para que le resulten lo más
comprensibles las verdades bíblicas que le serán presentadas.

Introducción. El propósito de la introducción es atrapar su atención de alguna forma con


información que le puede dar una idea de lo que se tratará en el tema central de la clase.

Presentación. Esta parte corresponde a la exposición del tema que se desea tratar con los
alumnos y es donde, la forma en que elijamos enseñar determinará el resultado de nuestra clase.
Todo el capítulo anterior tratará sobre “las formas” en que podemos enseñar mejor durante este
espacio.
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Retroalimentación. En esta sección el maestro debe hacer “algo” para asegurarse que, el alumno
recibió la información que se había planeado en el plan de la clase. Es el espacio donde el maestro
comprueba si el conocimiento fue bien recibido por los alumnos.

Dinámica. Esta sección lo que pretende es, como lo hace la “activación” dinamizar a los alumnos
con alguna dinámica que, debe estar relacionada con el tema que se impartió en la clase y que
busca de una manera aceptable para el alumno un último refuerzo del conocimiento que se le
impartió.

Ya tenemos definidos los aspectos a considerar en una clase bíblica.

Ahora, vamos a distribuirlos tomando en cuenta que vamos a dar una clase que va a durar 60
minutos, pero, para poder tener una idea para aplicar en clases de distinta duración estos aspectos
se debe tomar en cuenta que, la activación es el 10% del tiempo de clase. La oración es el 5% del
tiempo. La introducción el 10%, la presentación ocupa el 45% del tiempo de clase, la
retroalimentación 20% de la clase y la dinámica de cierre un 10% del tiempo.

Apliquemos lo anterior a la duración de clase considerada:

Minuto 00 al minuto 06 Activación


Minuto 07 al minuto 10 Oración
Minuto 11 al minuto 17 Introducción
Minuto 19 al minuto 39 Presentación
Minuto 40 al minuto 52 Retroalimentación
Minuto 53 al minuto 60 Dinámica de salida y oración final

ABC2

ABC2 es un acrónimo lo que significa que, cada letra hace referencia a una palabra, el 2 que está expresado
como una potencia o “c al cuadrado” se refiere a que el final debe entenderse con dos letras “c” con lo que
la expresión quedaría: ABCC, pero, se escribió: ABC2 “abc al cuadrado” porque así es más fácil recordarla.

Este acrónimo hace referencia a la que debe ser la forma de transmitir nuestras enseñanzas como
maestros y que, no es otra cosa que la forma en que Cristo enseño. Este acrónimo se leería: “auto
aprendizaje basado en la construcción del conocimiento”. Ahora, pasemos a explicarlo.

Cuando decimos “auto aprendizaje” queremos decir que, los maestros debemos ser solamente
“conductores” de la enseñanza. Nuestra función es hacer que el conocimiento bíblico llegue de
una manera clara a nuestros alumnos y, debemos usar las herramientas necesarias para lograrlo.

Insisto en recordar que, todo el capítulo siguiente habla de las herramientas que debemos usar y
que, de hecho, son estas herramientas las que dan título a este libro.

Todo lo que apliquemos en el salón de clases como maestros debe enforcarse al hecho de que
sea el propio alumno el que “adquiera” por sí mismo el conocimiento que necesita. que auto
aprenda lo que es posible porque, recordemos, está recibiendo la iluminación del Espíritu Santo
que le ayudará para tal fin.
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Cuando decimos “basado en la construcción del conocimiento” lo que deseamos que se


entienda es que el alumno adquiere por sí mismo el conocimiento que necesita (auto aprendizaje)
y el mismo “construye” lo que debe aprender, él mismo “fabrica” las nuevas ideas que deben
sustituir a las ideas que tenía anteriormente.

Como ya hemos señalado, este modelo de enseñanza no es otra cosa más que, el modelo de
enseñanza de Cristo usó y esto, te lo voy a demostrar con el siguiente ejemplo:

En Mateo 6.28-29 Jesús habla sobre la ansiedad y, le lanza una pregunta a sus oyentes: “¿Por
qué se ponen ansiosos por lo que han de vestir?” Y, respondiendo él mismo a esta pregunta dice
que, se debe considerar a: “los lirios del campo” que no trabajan preocupados por su aspecto y
sin embargo Dios les brinda una vestidura que excede la gloria que pudo haber tenido el afamado
rey Salomón de la Biblia.

Observemos más de cerca este episodio.

Jesús primero, plantea una pregunta con lo que provoca que, quienes lo escuchan tengan que
pensar. No olvidemos eso como maestros: las preguntas siempre provocan procesos reflexivos.
Después, Jesús usa una ilustración: los lirios del campo así que, no buscó ejemplos profundos o
dio discursos teológicos que requirieran horas de análisis, no, el mejor maestro de la historia uso
un ejemplo cotidiano, algo que sus alumnos reconocieran en cualquier camino por donde
anduvieran para que, cada vez que vieran un lirio del campo volvieran a traer a su mente la
enseñanza que él les estaba dando y, observemos que, nunca Jesús les dijo que tenían que
aprender pero, por sus palabras era obvio a lo que se refería. Si Dios da vestiduras magníficas a
los lirios del campo que son su creación entonces, ¿cuánto más no podrá dar a aquellos que
somos sus hijos?

Pero, esa lección, ese conocimiento que se debía adquirir, Jesús dejó que sus alumnos lo
entendieran por sí mismos, lo construyeran por su propia cuenta usando cada uno sus propios
pensamientos para que, una vez construido el conocimiento lo aceptarán por convicción propia y
no porque sintieran que Cristo los estaba obligando a creer en algo. Esto que acabamos de ver
que hizo Cristo, esto es auto aprendizaje basado en la construcción del conocimiento. Los
maestros cristianos deberíamos preocuparnos más seguido por hacer esto.
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CAPÍTULO 4
UN MUCHO DE DIDÁCTICA

Si buscamos la definición de lo que es “didáctica” obtendremos algo como: “enseñanza” por lo


que por definición no llegaremos a ver la diferencia que la didáctica tiene con la pedagogía así
que, vamos ya explicar las diferencias entre ellas y como se relacionan.

La pedagogía es lo que hacemos antes de entrar al salón de clases, o sea, la planeación, la


consideración de las características de mis alumnos y de mi grupo, la distribución de los tiempos
de las actividades que quiero realizar con mis alumnos entre otras cosas mientras que, la didáctica
es lo que hacemos en cuanto entramos al salón de clases.

La didáctica es pedagogía en acción. Se refiere a todo lo que podemos hacer para que el
conocimiento llegue a mi grupo de alumnos. La didáctica es todo lo que podemos hacer cuando
tenemos al grupo de alumnos reunidos y no a lo que hacemos cuando estamos interactuando con
uno solo de ellos. En estos casos entramos en los terrenos de la consejería bíblica lo que escapa
a los alcances de este libro, pero, pongo a disposición de los lectores los dos manuales de
consejería bíblica que he escrito. Al inicio de este libro he dejado los espacios en redes sociales
donde se me puede contactar para hacerles llegar estos manuales o cualquier otro de mis
materiales de manera completamente gratuita.

Entendiendo la diferencia entre pedagogía y didáctica, pasemos ahora a ver los cuatros aspectos
didácticos más importantes que el maestro debe usar para que su enseñanza sea del mayor
impacto para sus alumnos los que presentamos por medio del siguiente gráfico.

Y por cierto, por si no lo has notado, a partir de este espacio cuando decimos: “maestro” nos
estamos refiriendo específicamente al “maestro cristiano”.

Técnicas
El salón de Ayudas Dinámicas
didácticas Didáctica
clases visuales de grupos

Analicemos cada uno de estos aspectos didácticos


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EL SALÓN DE CLASES

Cuando nos referimos al “salón de clases” no estamos pensando en cuatro paredes dentro de
una escuela donde, se comparte el espacio con otros salones de clases donde se imparten clases
semejantes o distintas a las nuestras. Con la frase “salón de clases” nos referimos a cualquier
entorno donde se impartirá la enseñanza así que puede ser un espacio de cuatro paredes, un
espacio al aire libre o la habitación de una casa o sea nos referimos a cualquier lugar donde el
maestro aplicará su didáctica.

Con respecto al salón de clases, el aspecto que debemos de considerar los maestros es que,
debemos de hacerlo un lugar atractivo para nuestros alumnos. Como ya aprendimos, nuestros
alumnos responden a estímulos y, el salón de clases debe de ser el primer estímulo que los anime
a aprender, a construir su conocimiento. Comparemos las siguientes dos imágenes:

¿En cuál de estos dos salones creen que nuestros alumnos quieran estar?

Ahora, es obvio que debemos hacer varios comentarios con respecto al “salón de clases”. Lo
primero es que, lo que podríamos llamar la “decoración” del salón de clases debe ser de acuerdo
a las edades de nuestros alumnos. No se decora un salón de clases donde estudiarán niños de 5
años de la misma manera en que se decora un salón de clases donde tendremos alumnos de 17
años, pero, sin importar la edad de nuestros alumnos, el salón de clases debe ser estimulante y,
aquí muchos maestros cristianos se equivocan porque creen que, mientras la edad de los alumnos
aumenta la decoración del salón de clases debe disminuir lo que es completamente falso.

Otro aspecto a considerar es que, convertir a nuestro salón en un entorno que enseña, en un
recurso didáctico por sí mismo requiere tiempo y, sobre todo, dinero lo que no siempre está
disponible por lo que alentamos a los maestros a que, a pesar de las carencias busquen decorar
sus salones lo que puede hacerse incluso con materiales reciclados que no implican ningún costo
solo que, seguramente necesitaremos más tiempo para poderlo adaptar estos materiales. Lo
importante es que, al final, convirtamos nuestro salón en un recurso didáctico.

Con respecto al salón de clases un último aspecto a considerar es que, muchas veces, tenemos
que trabajar al aire libre, en entornos de carencias materiales o, donde lo único que tenemos
alrededor es campo abierto. Bien, que eso como maestro, no te desaliente. Recuerda, Jesús no
tuvo un salón de clases y aun así logro transmitirnos enseñanzas que, después de miles de años
nos siguen impactando lo que significa que, como maestro, más que preocuparte por adornar un
salón de clases te debes preocupar por “adornar” tu vida con la presencia del Espíritu Santo tal y
como vimos en el capítulo 1 para que realmente, tu enseñanza llegue a tus alumnos en el poder
del Espíritu lo que es mucho más impactante que un salón de clases adornado pero, a pesar de
esto, aún en medio de las mayores carencias, busca algún estímulo visual que coloques en tu
espacio de enseñanza y esta “decoración” recuerda, debe cambiarse constantemente y sin
avisarle a los alumnos para que así, el impacto de la “decoración” en ellos sea mayor.
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En cuanto a la necesidad de tener que invertir parte de tu dinero para lograr un salón de clases
didáctico no lo consideres como una carga. Dios te recompensará, Él sabe honrar a los que le
honran y el hecho de tu esfuerzo se concentre en hacer la obra de Dios hará que Dios se concentre
en tu vida para bendecirte. No lamentarás en lo más mínimo lo que puedas invertir para hacer de
tu salón de clases uno de tus recursos didácticos.

AYUDAS VISUALES

Consideremos que, una ayuda visual es cualquier recurso didáctico que estimula la vista de los
alumnos y que pueden ser usadas a todo lo largo de una clase para, hacer más comprensibles los
conceptos que se quieren enseñar. Las ayudas visuales son especialmente útiles cuando estamos
enseñando conceptos abstractos o sea que no pueden ser vistos físicamente como el amor, la
esperanza, la solidaridad, la redención y conceptos semejantes a estos.

Ayudas visuales son los carteles, letreros, pancartas, cartulinas con dibujos (no solo con palabras)
imágenes de personajes bíblicos, vídeos de historias bíblicas, gráficos, etc.

Ahora, las ayudas visuales no deben limitarse a lo que ya existe. Como maestros, podemos
desarrollar nuestras propias ayudas visuales mezclando recursos a nuestra conveniencia ya que
puede ser que no encontremos nada que represente lo que queremos enseñar así que, como
maestro no tengas temor de innovar, de experimentar con lo que tienes, de usar materiales que
tengas a tu alcance a pesar de que no sean los que quisieras. Recuerda que, las ayudas visuales
dan soporte a la enseñanza, pero no son el medio principal de transmisión del conocimiento, ese,
lo eres tú como maestro.

Te comparto algunas imágenes de ayudas visuales que puedes encontrar por internet y que te
pueden servir de referencia para elaborar las tuyas así que busca más, para que tengas más ideas
de cosas que puedes desarrollar.
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DINÁMICAS DE GRUPO

Las dinámicas de grupo son actividades que no tienen como propósito el enseñar sino el entretener
y esto, es lo que las hace precisamente útiles ya que permiten que las usemos en cualquier
momento para poder distraer la atención de los alumnos y hacer que se olviden de lo que están
pensando para, una vez terminada la dinámica, puedan volverse a enfocar en lo que queremos
que aprendan.

A las dinámicas de grupo también se les suele llamar: juegos organizados.

Existen las dinámicas de grupo de integración que tienen el propósito de hacer que un grupo
establezca relación entre todos sus miembros por lo que, estás dinámicas lo que tratan de hacer
es unir a nuestros alumnos y crear entre ellos la identidad de grupo necesaria para que así, no se
genere rechazo en las relaciones que tendrán como miembros de un mismo entorno.

Un ejemplo de dinámica de grupos de integración sería la siguiente: sentamos a los alumnos en


un círculo y les pedimos que escriban en una tarjeta cuatro cualidades de su carácter, luego,
hacemos que nos entreguen las tarjetas, las devolvemos a los alumnos en desorden de tal forma
que nadie se quede con la tarjeta que escribió. Cada alumno leerá la tarjeta que le tocó luego de
lo cual todos mostrarán sus tarjetas y cada uno de los alumnos de acuerdo a lo que leyó intentará
adivinar a quién pertenece la tarjeta que tiene solo mirando a sus compañeros.

También existen las dinámicas de entretenimiento que solo pretenden distraer un poco a los
alumnos y que se concentren en que los alumnos únicamente se diviertan.

Un ejemplo de dinámica de grupo de entretenimiento sería la siguiente. Paramos a los alumnos y


les decimos que extiendan sus brazos hacia los costados y les indicamos que, no pueden bajarlos.
Además, les indicaremos que, el extremo de su brazo derecho extendido funcionará como lo hace
la manecilla de un reloj que marca las horas. Luego de eso, se dirá a los alumnos que su reloj solo
puede marcar cuatro horas: las doce, las tres, las seis y las nueve. A continuación, se les dice que,
todos son relojes que deben apuntar a la hora adecuada dependiendo lo que el maestro diga
porque, resulta que, se tiene que avisar a qué hora del reloj están atacando aviones enemigos a
nuestro ejército. Explicado esto, el maestro procederá a decir frases como: “aviones enemigos a
las 12” o “aviones enemigos a las nueve”, etc. Los alumnos deberán mover su cuerpo de tal forma
que, el extremo de su brazo derecho apunte a la hora adecuada.

Algunos creen que existen dinámicas de grupo con otro propósito, pero, el punto es que, cualquiera
que sea la dinámica de grupo, su meta es distraer la atención de los alumnos divirtiéndolos un
poco. En internet, no exageramos al decir que puedes encontrar miles de dinámicas de grupo que
puedes usar en espacios pequeños, espacios abiertos, hay dinámicas para grupos grandes o para
grupos pequeños. Úsalas, pero, como buen maestro, analízalas primero para asegurarte que
sirvan para el propósito que tu deseas y, si no es así, haz la adaptación conveniente de la dinámica
que estés usando para que logres que te dé el mejor resultado posible.

Este libro: Técnicas Didácticas en la Educación Cristiana no fue concebido como un libro de
dinámicas de grupo por lo que no abundaremos más en ellas. Nuestro interés está en hablar lo
más posible sobre técnicas didácticas que es lo que nos ocupará a continuación.
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TÉCNICAS DIDÁCTICAS

Una técnica didáctica es, cualquier acción que tenga como propósito ayudar a enseñar algo. La
técnica didáctica más conocida y usada por los maestros es: la voz. Todos los maestros usan su
voz para enseñar, pero, la mayoría la usa mal. Muchos maestros les hablan a sus alumnos con el
mismo volumen y tono de voz siempre lo que vuelve su voz monótona y destruye en sus alumnos
el deseo de poner atención a lo que el maestro quiere enseñar.

A eso, agreguen que esos maestros nunca usen ninguna ayuda visual o dinámica de grupo y
tenemos la receta perfecta para, en el caso del entorno cristiano, que nuestros alumnos se alejen
de la enseñanza de la Biblia por considerarla “aburrida” cuando realmente es su maestro lo que
es “aburrido”.

En el siguiente capítulo: “Galería de Técnicas Didácticas” compartiremos una gran cantidad de


estos recursos que, son lo que hace más eficiente a la enseñanza por lo que te remito a ese
capítulo para que al conocer algunas técnicas didácticas empieces en tu mente a imaginar como
las puedes modificar a tu conveniencia y, lo que es mejor, puedes pensar en crear tus propias
técnicas que tengas las características precisas para hacer que tu enseñanza tenga el mayor
impacto para tus alumnos.

Solo considera que, la técnica didáctica que uses para tu clase, debe estar acorde a la edad de
tus alumnos y, si eliges o creas una técnica didáctica que no sea funcional para ellos, trata de
hacerle a la técnica didáctica la adaptación necesaria para que te pueda ser útil
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CAPÍTULO 5
GALERÍA DE TÉCNICAS DIDÁCTICAS

Vamos ahora a conocer diversas técnicas didácticas. Exceptuando una, las demás son de mi
autoría. La que no lo es lo indicó claramente. Puedes usar estas técnicas como desees solo se te
pide dar el crédito correspondiente.

En las sucesivas ediciones de este libro, iré agregando más técnicas didácticas que iremos
creando y, si deseas colaborar con esto, envíame tus técnicas didácticas para publicarlas lo que
haremos dándote tu crédito y así, juntos podremos lograr que este libro se convierta en toda una
“biblioteca” de “técnicas didácticas” que no deje de crecer.

En cada técnica didáctica indicaré con claridad la edad para la que es recomendable. En la
descripción de la técnica identificarás los materiales que puede llegar a necesitar para poder
llevarla a cabo.

Este capítulo te ofrece 20 técnicas didácticas. En sucesivas ediciones iremos aumentando el


número de las técnicas didácticas compartidas.

Discurso Presidencial. Para edades de 12 años en adelante. Se deberá asignar a un alumno (se
recomienda que sea uno que no tema hablar en público) el papel de “presidente”. A este alumno
se le entregará una hoja con su “discurso” que en realidad contendrá las cosas que deseamos
enseñar en la clase. Al “presidente” se le indicará que deberá leer este discurso fingiendo que lo
hace ante los diputados de su país. Al resto del grupo se les dividirá en dos segmentos, uno serán
los diputados “de derecha” y el otro, los diputados “de izquierda”. Los diputados de “derecha”
apoyarán al presidente y los de “izquierda” estarán en su contra. Se pedirá entonces al “presidente”
que lea su discurso y se les pedirá a los diputados que muestren su aprobación o reprobación a
lo que él está diciendo de la forma en que lo deseen. A pesar de cualquier interrupción el presidente
deberá terminar su discurso. El propósito de esta técnica es forzar a los alumnos a que pongan
más atención al “discurso presidencial” ya que deberán hacerlo para poder apoyar o denostar
según su caso y eso hará que tengan que poner atención y más fácil retendrán el contenido de la
clase.

Frases de a pie. Para edades de 6 años en adelante. Esta técnica la recomiendo para lecciones
cortas o para usarse solo para enseñar parte de una lección más grande. El maestro repartirá a
los alumnos frases de no más de cuatro palabras. Estas frases el maestro las deberá tomar de la
lección que dará. Luego se indicará a los alumnos que, mientras el maestro esté hablando su clase
deberán ponerse de pie cada vez que escuchen la frase o frases que les tocaron. Por ejemplo, en
una lección sobre Noé y el arca a un alumno se le dará la frase: “Noé era justo”, a otro la frase:
“El gran diluvio” y a otro: “Todos perecieron”. El maestro entonces, procederá a dar su clase, pero
teniendo cuidado en mencionar estas frases para propiciar que, los alumnos tengan que levantarse
cuando escuchen la referencia que se les ha dado. Esto, provocará que tengan que estar
pendientes de la lección del maestro con lo que lograremos que puedan tener mejor retentiva de
la información que les compartiremos en la clase.
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En nuestro ejemplo solo referimos a tres alumnos donde cada uno de ellos recibió una frase, pero,
lo recomendable es que se use a todos los alumnos y se les dé más de una frase. Si el grupo es
numeroso, entonces las frases pueden ser entregadas a dos, tres o cuatro alumnos para que todos
tengan que levantarse cuando corresponda.

El libro sin palabras. Para edades de 6 a 17 años. Esta técnica no es de mi autoría. El libro sin
palabras suele ser bien aceptado incluso por grupos de mayor edad, solo se recomienda que se
use en entornos donde las personas están teniendo buena recepción al mensaje del evangelio de
Cristo. Se debe hacer un libro donde cada “pagina” deberá cubrirse con un color diferente
quedando de la forma siguiente:

Las páginas de acuerdo a su color tendrán el siguiente significado. La página dorada representa
a Dios que, por encima de todo nos ama, la página negra representa el pecado, las malas acciones
que, al cometerlas nos separan del Dios de amor. La página roja representa la sangre de Cristo
quién muere en mi lugar en la cruz para quitar la separación que el pecado provoca entre Dios y
el hombre. La página blanca está representando la salvación, la limpieza de nuestras almas que
llega cuando Dios en Cristo perdona nuestros pecados mientras que, la página verde nos habla
de la esperanza, de saber que podemos ser mejores cada día, que podemos vivir nuestras vidas
en santidad como agrada a Dios lo que lleva a volver a la página dorada que nos habla de que
algún día estaremos con Dios. El “libro sin palabras” está concebido como algo que el maestro
tenga en sus manos, pero, en una variante de este libro se pueden usar pulseras con cuentas o
bandas de colores que, a diferencia del libro tienen la ventaja de que los alumnos se la pueden
llevar a casa y así ellos mismos pueden replicar el mensaje.

El teléfono celular. Para edades de 12 a 20 años. Al inicio de la clase el maestro dividirá a su


grupo en tres. Una parte serán los “jueces”, la otra los “receptores” y la otra los “transmisores”. A
los “receptores” y “transmisores” se les dirá que pueden usar tu teléfono celular libremente. Luego
de eso, se harán parejas formadas por un “transmisor” y un “receptor”. Te debes asegurar que,
cada pareja se tenga mutuamente agregada como contacto en sus teléfonos celulares. Se debe
explicar a los “receptores” que a los “transmisores” se les va a entregar un resumen de lo que
debemos aprender en la lección y que estos, enviarán mensajes de texto a sus “receptores”
correspondiente así que, los “receptores” deben salir del salón de clases y esperar sus mensajes.
En cuanto los “receptores” reciban sus mensajes los deben de estudiar y, en cuanto tengan claras
las ides, podrán volver al salón de clases. Cada uno de los “receptores” deberá explicar sin poder
ver su teléfono celular de que trata la clase. El grupo de los “jueces” decidirá quién explicó mejor
la clase y este, será el ganador de la dinámica.

Las cinco cartas. Para edades de 7 años en adelante. El maestro deberá elegir un mínimo de 5
palabras que expresen lo que se desea enseñar. Por ejemplo, si el tema es: las consecuencias
de la muerte de Cristo se podrían elegir las palabras: gracia, perdón, santificación, limpieza y
redención. El maestro deberá contar el número de sus alumnos y, si estos son, por ejemplo, 10,
escribirá en 10 “cartas” la primera de las palabras elegidas.
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En otras 10 “cartas” escribirá la segunda palabra elegida y así sucesivamente. Luego, en la clase
los alumnos deberán ponerse de pie y se le entregará a cada uno 5 cartas que previamente se
hayan mezclado. Se deberá verificar que, ningún alumno tenga las 5 “cartas” con la misma palabra
escrita porque, quién las tenga es el ganador. Luego de asegurarse de esto, el maestro dirá a los
alumnos que, cada 5 segundos va a decir en alta voz la palabra “cambio”. En ese momento, los
alumnos deberán pasar al alumno que tengan a la derecha la “carta” de la cual desean deshacerse,
así que, de la izquierda reciben una “carta” y entregan otra “carta” hacia la derecha. El propósito
es que logren formar el juego de las cinco “cartas” que tengan la misma palabra. Cuando un
alumno logre juntar las cinco cartas no deberá decir nada. Lo que deberá hacer es ponerse un
dedo en su nariz y dejar de pasar cartas. Todos los alumnos deberán estar pendientes de sus
compañeros porque cuando vean que alguien se pone el dedo en la nariz, deberán imitarlo y dejar
de jugar. El alumno que reunió las cinco palabras será el ganador y, el último de los alumnos que
se ponga el dedo en la nariz será el perdedor y deberá abandonar el juego. Se retirará un juego
de “cartas” y se continuará con la técnica hasta que, al final quede un solo alumno que será el
campeón de campeones.

Una lección gráfica. Para edades de 12 a 18 años. El maestro deberá explicar lo más brevemente
posible su lección, luego, formará equipos con sus alumnos y, a cada uno de los equipos les
entregará un papel grande y un juego de marcadores. Se les dirá a los equipos que, deben realizar
un cartel donde, solo podrán incluir dos palabras. En ese cartel deberán expresar lo que
aprendieron de la clase que se les compartió. Al final, entre todo el grupo, se decidirá quién es el
cartel ganador.

El cuento vivo. Para edades de 5 a 7 años. El maestro explicará a los niños que, en su lección,
van a estar incluidos animales así que, a cada alumno le asignará el nombre de uno y se les
deberá explicar que, cuando escuchen el nombre de su animal, deberán hacer el sonido del
mismo. Si la lección bíblica no incluye animales, el maestro deberá nombrar algunos que puedan
estar en la lección. Luego de esto, el maestro deberá ir narrando la historia muy lentamente,
gesticulando mucho y jugando con el volumen de su voz para que el niño pueda ir tratando de
adivinar que animal el maestro va a decir. Este juego de efectos de sonidos se seguirá hasta el
final de la lección que se sugiere sea una lección de corta duración,

El cuanto aún más vivo. Para todas las edades. Está técnica es una variante de la técnica anterior
solo que ahora, además de los sonidos de animales se deberán incluir sonidos “ambientales” como
lluvia, viento, una muchedumbre y cualquier otro. Si el grupo es grande, el maestro entonces
asignará los sonidos no por persona, sino por grupo de personas. Por ejemplo, cuatro alumnos
serán el viento, diez serán la lluvia, etc. Como en la técnica anterior el maestro deberá relatar su
lección, pero, ahora, incluyendo en su narrativa más detalles para hacer participar todos los
elementos que les fueron asignados a los alumnos.

Formando letras. Para edades de 10 años en adelante. Se sugiere que se use esta técnica con
grupos numerosos y en donde se cuente con suficiente espacio físico para moverse. El maestro
expondrá su clase y después dividirá a los alumnos en grupos que no deberán ser de menos de
10 personas cada uno. El maestro deberá tomar una posición en alto desde donde pueda ver a
los diferentes grupos. El maestro presentará un reto a los grupos donde haga referencia a una
letra de alguna palabra de la lección que dio. Por ejemplo, si estudió a los antiguos jueces de Israel
dirá: “Última letra del nombre del último de los jueces de Israel”. La respuesta es una letra “N”
porque es la última letra del nombre: “Sansón”, luego, el maestro gritará: “ahora” y cada grupo
deberá formar con los cuerpos de todos sus integrantes la letra “N”. El equipo que vaya formando
más rápido las letras será el equipo que vaya ganando.
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La carrera de los sabios. Para edades de 8 a 20 años. El maestro deberá escribir una seria de
varias frases relacionadas con su lección y las anotará en trozos de papel. Por ejemplo, si la
lección es la historia del pueblo de Israel en Egipto el maestro anotará frases como: “Israel estuvo
cautivo durante 430 años”, “El pueblo de Israel construyó dos ciudades para Faraón rey de Egipto”,
“El ángel de Jehová quito la vida a los primogénitos” o frases semejantes. Luego deberá formar
tres equipos y en un espacio adecuado, pondrá a los tres equipos en una columna de una persona
en fondo, y a una distancia considerable se deberá poner las frases que correspondan a cada
equipo. Luego de ello el maestro dará la indicación de inicio y entonces, el primer alumno de cada
fila irá para recoger una de las frases lo más rápido que pueda, la traerá y la leerá en voz alta al
resto de la fila. Cuando termine, el segundo miembro de la fila correrá por otra frase y hará lo
mismo, pero, al llegar, primero deberá decir la frase que dijo la primera persona más la frase que
le tocó. Ganará el equipo donde se digan todas las frases sin ningún error.

La lección en rompecabezas. Para edades de 8 años en adelante. En un papel grande, el


maestro deberá escribir un resumen de la clase y deberá escribir tantos papeles como el número
de equipos que formará con sus alumnos. Luego recortará el papel en varios pedazos formando
un rompecabezas. Conforme la edad de los estudiantes aumente, el maestro deberá cortar en
más piezas el rompecabezas. Meterá las piezas en bolsas de plástico y las entregará a los
equipos. El equipo que, tarde menos tiempo en armar el rompecabezas con el resumen de la clase
será el equipo ganador.

Lecciones en memorama. Para edades de 12 años en adelante. El maestro deberá formar sobre
la pared o la pizarra que tenga una tabla dividida en renglones y columnas. En cada intersección
de cada columna y renglón (tabla) deberá colocar un papel con frases relacionadas con la lección,
pero, la colocará por parejas así que habrá dos ocurrencias por cada frase solo que, colocadas en
diferentes celdas. La técnica consistirá en que cada alumno deberá elegir dos celdas tratando de
hacer pareja y, si hace pareja se retirarán esos papeles y se entregaran al alumno que la encontró.
El siguiente alumno hará lo mismo y así se continuará hasta que los papeles se terminen, Ganará
el alumno que, obtenga más parejas del memorama y. obviamente, los errores de selección de los
alumnos que no acierten servirán para que los demás alumnos ubiquen la posición de los papeles
que hacen pareja.

El escritor más rápido de todos. Para edades de 12 años en adelante. En esta técnica didáctica
se contempla que, en el salón de clases se pueda tener acceso a una computadora portátil y a un
medio de proyección para que los alumnos puedan ver en la pantalla lo que se está escribiendo
en la computadora. El maestro llevará un resumen escrito de la clase que va a enseñar y, formará
dos o más equipos. Los miembros de cada equipo deberán escoger a quiénes sean sus escritores
más rápidos y por turno, deberán pasar, sentarse frente a la computadora y escribir el resumen de
clase que el maestro les dio el cual no debe exceder la mitad de una hoja tamaño carta. El resto
de los alumnos deberá estar observando el ejercicio y con un cronómetro estar verificando quién
escribe en el menor tiempo posible. Quién lo haga será el ganador.

Guerra de preguntas. Para edades de 10 años en adelante. Esta técnica se sugiere cuando en
el pasaje bíblico a enseñar tengamos demasiada información o el pasaje en cuestión sea
demasiado extenso. Se dividirá al grupo en dos bandos y se les pedirá que lean completo el pasaje
que ocupa la clase. Luego, se invitará a cada alumno a que, del pasaje leído extraiga tres
preguntas sugiriéndoles que, escriban las preguntas más difíciles que puedan encontrar. Luego
de esto se hará que, un equipo lance preguntas al otro. El equipo que dé más respuestas correctas
será el ganador.
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Sopa de letras. Para edades de 6 años en adelante. El maestro deberá dar su lección de la
manera más breve posible de forma expositiva luego de lo cual, junto con los alumnos escribirá
en alguna pizarra tres frases que puedan representar mejor lo que la lección enseña. Por ejemplo,
si la lección trato sobre el profeta Elías contra los profetas de Baal podrían construirse las frases:
“Dios es más poderoso que todo”, “Los dioses falsos no tienen poder” y “Dios actúa a través de
sus fieles”. Las frases deben contener casi las mismas palabras. En nuestro ejemplo dos frases
tienen 6 letras y una tiene 7 letras. Con las frases a la vista de todos, el maestro dividirá al grupo
en tres equipos y a cada uno le dará un paquete de sopa de “letras” y a la cuenta de tres dará la
orden de abrir el paquete de sopa para que, los equipos formen con las letras las frases que están
viendo en la pizarra. Ganará el equipo que arme las frases más rápido.

El ataque de la pelota. Para edades de 7 años en adelante. Está técnica está diseñada para
usarse para facilitar la memorización de versículos de la Biblia. El maestro pondrá en la pizarra la
cita bíblica a memorizar, o, el pasaje de la Biblia asociado a la lección que, el maestro desea que
los alumnos memoricen. Luego de esto, el maestro dará varios minutos para que los alumnos
intenten memorizar los pasajes. Cuando ese tiempo se acabe el maestro esconderá la cita para
entonces, dar una pelota a cualquier alumno quien deberá decir la primera palabra del texto bíblico
a memorizar, luego, este alumno deberá lanzar la pelota a cualquier compañero de la clase y,
cuando este la reciba en las manos deberá decir la segunda palabra del texto y este a su vez,
deberá lanzar la pelota a quién deberá decir la tercera palabra del texto a memorizar y así
sucesivamente hasta terminar.

Coleccionando semillas. Para edades de 5 a 8 años. El maestro les dirá a sus alumnos que, en
la clase habrá cinco o más palabras clave (dependiendo la edad de los niños es el número de
palabras a elegir) y, les dirás las palabras y las repasará con los alumnos hasta asegurarse que
estos las tienen memorizadas. Luego de esto, el maestro dará a cada alumno un vaso y muchas
semillas de cualquier tipo y, les dirá que va a exponer su clase y que cada vez que escuchen la
palabra “clave” deben poner una semilla en su vaso. El maestro deberá saber con antelación
cuantas veces va a decir las palabras “clave” para que así, al final de la clase se cuenten las
semillas siendo el alumno ganador el que más semillas tenga.

Guerra de memes. Para edades de 15 a 20 años. El maestro dará su clase luego de lo cual,
dividirá a sus alumnos en grupos de no más de 4 personas cada uno. Luego pedirá a los alumnos
que, usando su teléfono celular editen una imagen sobre el personaje de la Biblia que se haya
estudiado agregando algún texto chusco a la imagen para poder así crear un “meme”; terminados
estos se mostrarán al grupo y entre todos se elegirá al equipo ganador.

Lista de objetos. Para edades de 12 años en adelante. El maestro leerá con los alumnos el pasaje
de la clase bíblica a exponer. Luego, junto con sus alumnos deberá reducir la clase a 10 palabras
que sean las más importantes de la misma, luego, a cada palabra junto con los alumnos el maestro
le buscará tres objetos que la represente con lo que al final se tendrá una colección de 30 objetos.
Luego de esto el maestro le dirá a cada alumno que, en una hoja de papel deberá dibujar tantos
objetos como quiera que, expliquen la lección que escuchó desde el principio hasta el final. Como
cada orden de dibujos será una expresión del punto de vista de cada alumno, no se deberá
considerar una serie de dibujos mejor que otra.

Construyamos una clase. Para edades de 12 años en adelante. El maestro indicará a los
alumnos cual es el pasaje de la Biblia que se tiene que usar y les dará un tiempo a los alumnos
para que puedan leer por lo menos tres veces el pasaje en cuestión.
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Después del tiempo de lectura, el maestro entregará a un alumno una hoja donde esté deberá
escribir tan solo tres palabras con las que crea que podría empezar a explicar la lección que
aprendió de la lectura que hizo, luego, deberá pasar la hoja al siguiente alumno que, a su vez,
deberá escribir tres palabras más para continuar con la exposición de la lección hasta llegar al
último alumno. Al terminar este de escribir lo que serían las palabras finales de la lección, el
maestro leerá al grupo cual fue la lección que se construyó entre todos y les preguntará si la
lección, representa lo que realmente la Biblia decía. Si los alumnos no están de acuerdo, se deberá
hacer la técnica por segunda vez y, seguramente, al final, la clase construida será mejor.

Aquí concluye la lista de las técnicas didácticas que te hemos compartido, pero este capítulo del
libro no ha finalizado aún. Es necesario que, como maestro, consideres los siguientes aspectos:

Recuerda que, las técnicas didácticas tienen como objetivo principal facilitar la enseñanza, lograr
que, el alumno reciba de una manera más directa el conocimiento que por medio nuestro el Espíritu
Santo desea darle a conocer.

Como maestro, recuerda algo que ya hemos mencionado: solo tu conoces el entorno social en el
que tus alumnos se mueven por lo que, siente la libertad de adaptar cualquiera de las técnicas
didácticas que te compartí o cualquiera que encuentres, pero, la parte importante es que te quede
claro que tú tienes la capacidad de poder crear tus propias técnicas didácticas. Observa el
entorno de tus alumnos, ve que objetos tienes disponibles o puedes conseguir para enseñar algo
y, experimenta, aplica una técnica didáctica y si no es efectiva, modifícala y vuélvela a aplicar y si
no vez resultado sustitúyela por otra. Lo importante es que te vuelvas un creador de técnicas
didácticas.

Ahora, en cada técnica didáctica he sugerido la edad mínima que deben tener nuestros alumnos
para aplicarla, pero, esto es solo una sugerencia. Puedes experimentar con la aplicación de
cualquiera de las técnicas a otras edades o, incluso, puedes hacer algo mejor, puedes modificar
la técnica didáctica para que se adapte a la edad de tus alumnos.

Otro detalle que debes considerar es que, en el uso de algunas de las técnicas al final queda un
alumno o un grupo de alumnos “ganadores” por lo que te sugiero que, a quiénes queden en esta
condición les des un estímulo material o una recompensa en puntos para el registro que llevas
porque, recuerda, siempre el entorno de competencia hace que los alumnos se esfuercen en
alcanzar alguna meta por lo que al final del ciclo de tu enseñanza bíblica sea mensual, semestral
o anual, debes hacer una ceremonia de premiación donde quiénes obtengan más puntos sean
recompensados.

Como pudiste darte cuenta (y de hecho lo mencionamos al final de las primeras dos técnicas),
durante la ejecución de una técnica didáctica se pretende que, el alumno repase el conocimiento
que les vamos a dar para que, quede fijo en sus mentes. Este conocimiento de la Palabra de Dios
puede enseñar, reprender, corregir y dirigir la vida de tus alumnos (2 Timote 3.16) acciones que,
el Espíritu Santo provocará en ellos así que, cuando diseñes tus propias técnicas didácticas toma
esto en cuenta porque, ya que si no lo aplicas no crearás una técnica didáctica sino una diámica
de grupos y solo estarás entreteniendo no enseñando.
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CAPÍTULO 6
REVALORESMOS AL MAESTRO CRISTIANO

Cómo lo indica el título de este capítulo en este espacio deseamos compartir algunas palabras
para que todos los que pasemos por aquí ayudemos a volver a darle al maestro cristiano el valor
que este merece y, lo primero es lograr que tú, maestro cristiano, recuperes el valor que tienes y
lo sigas enriqueciendo.

Tú eres un mensajero del reino de los cielos, sobre ti recae la responsabilidad de la enseñanza y
el desarrollo espiritual de la iglesia. Tu labor, es continuación del esfuerzo que los apóstoles de
Cristo realizaron para poder compartir las enseñanzas que el mismo maestro de Galilea les enseñó
así que tu rol dentro de la iglesia, no tiene nada de pequeño.

No permitas que los alumnos malcriados le falten al respeto a la investidura que has recibido de
Dios y, tampoco permitas que, padres cristianos inmaduros y carnales cuestionen las motivaciones
de lo que haces por lo que, debes exigir el respeto que tu labor merece y debes hacer saber a los
líderes de tu iglesia que necesitas su respaldo. Eres una figura de autoridad espiritual que debes
ejercer para que, a través de la sujeción que tus alumnos te manifiesten, aprendan a sujetarse al
Señor del cual tu les estás hablando.

No eres un entretenedor de tus alumnos, no te los ha dado Dios para que se diviertan haciendo
“algo” contigo mientras sus padres aprenden en la clase propia para sus edades. No eres un
payaso de circo para que tus alumnos hagan lo que quieren. No es tu responsabilidad tener que
lidiar con el fracaso de educación que los padres de tus alumnos han cometido, pero, para poder
lograr esto, debes, recuerda, ser el pastor de tus alumnos y un gran amigo de sus padres. El hecho
de que tengas autoridad para con tus alumnos no significa que puedes abusar de esta autoridad.
No olvides la profunda vida espiritual que debes estar viviendo de la cual hablamos en el capítulo
2 ya que si no la estas viviendo, no tienes el derecho de pedir que nadie se sujete a tu labor o tu
persona.

Pero además de lo anterior, todo lo que un maestro cristiano es, no debe ser claro solo para ellos
sino para los que compartimos con ellos su tiempo o la iglesia donde ellos sirven. Si nuestros hijos
son alumnos de algún maestro cristiano debemos enseñarles que ellos merecen todo el respeto
de nuestros hijos, debemos decirles a nuestros hijos en presencia de los maestros que delegamos
en ellos nuestra autoridad de padres para que puedan llamarles la atención sobre cualquier mala
conducta que manifiesten y que, si somos informados por los maestros de ello entonces, nosotros
como padres impondremos disciplina.

La enseñanza cristiana no ha dejado de ser eficaz solamente porque el maestro no se prepara o


no crece en su conocimiento y práctica sino también, porque hemos como cristianos, dejado de
dar importancia a la labor que los maestros hacen dentro de la iglesia.

Devolvamos a los maestros cristianos el valor que ellos merecen.


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PALABRAS FINALES
He aquí que Dios es excelso en su poder;
¿Qué enseñador semejante a él?
Job 36.22

Con la anterior cita de la Biblia iniciamos este libro y con la misma cita, lo estamos terminando.

No hay maestro como Dios y, esto es obvio, estamos hablando de aquel que es concentración de
toda perfección posible y que, por cierto, es nuestro modelo de imitación (1 Corintios 11.1) así
que, si la gente que escuchaba a Jesús decía cosas como estas:

Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
Juan 7.46

Es una maravillosa aspiración el hecho de que todo lo que hagas con tu enseñanza te lleve hasta
el punto en que tus alumnos consideren que, nadie puede enseñarles como tú, que te busquen,
que procuren tu cercanía, que quieran crecer a la sombra de tus palabras, que sepan que tú sabes
escuchar primero antes que hablar, que siempre tendrán tu dirección y la firmeza de tu denuncia
cuando estén actuando fuera de la voluntad de Dios, que sepan que cada vez que hables con
ellos, recibirán un pedacito de cielo, de lo eterno, de la voz de Dios.

Alza tus ojos. Mira la iglesia. Date cuenta que, ahora más que nunca está necesitando hombres y
mujeres fieles a la Palabra de Dios que hagan que la presencia del Señor llegue a todos por medio
de sus palabras.

Mira bien, porque te está necesitando a ti.

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