Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La leyenda maya del colibrí data del 2000 a. C. Este legado cultural y antropoló gico nos descubre la
fascinació n de este pueblo hacia un ave que parece tener el arco iris impreso en su plumaje. Una criatura
de apenas 20 gramos capaz de batir sus alas hasta 60 veces por segundo. Se le atribu ían capacidades
má gicas, entre ellas, actuar como mensajeros entre las personas y los dioses.
La belleza de esta ave simbolizaba, además, el amor puro y la fragilidad del corazón. Pocas criaturas de
la naturaleza nos parecen tan delicadas y extraordinarias a la vez. No todo el mundo conoce, por ejemplo,
que es el pá jaro con el cerebro má s grande en relació n con su tamañ o. Tal vez, la naturaleza o segú n
dicen los propios dioses mayas, lo crearon a propó sito con un fin muy concreto.
Entre sus tareas estaba la de recoger cada pensamiento, deseo y reflexió n de los hombres y las mujeres
para llevarlos hacia esas deidades mesoamericanas localizadas entre Guatemala, Belice y M é xico.
Tambié n en la parte occidental de Honduras y El Salvador. Una parte de ese pasado legendario del colibrí
Según la leyenda, quien ose capturar un colibrí será castigado por los dioses.
Dice la leyenda que si vemos un colibrí, alguien que nos ama está pensando en nosotros.
todo ese panteó n de dioses y de sus historias, se debe sobre todo a los libros de Chilam Balam. Estos
escritos fueron redactados por los descendientes de los mayas a lo largo la colonizació n españ ola.
De este modo, y dentro de esta mitología, se hace especial referencia a dos deidades. Tepeu y Kukulkán
(Quetzalcóatl para los aztecas) fueron los creadores de todo el mundo conocido. Ademá s de “fabricar” la
tierra, las montañ as, los ríos y los mares, dieron vida al ser humano y a los animales. A estos ú ltimos, se
Ahora bien, cuando los dioses finalizaron esa compleja tarea de creació n, se dieron cuenta de una cosa. Se
habían olvidado de dar forma a un mensajero, a alguna criatura que sirviera de enlace entre las deidades
y los mortales. La leyenda maya del colibrí dice que tomaron una piedra de jade y entonces empezaron a
Má s tarde, y una vez finalizada la pequeñ a obra, soplaron para retirar el polvo causado durante su
tallado. Al soplar, una pequeña y reluciente criatura tomó vida. Y voló . Voló muy alto y muy rá pido, con
la viveza de las criaturas extraordinarias, con la magia de los seres que no parecen de este mundo.
Tenía en su plumaje los colores del arco iris y sus alas eran como las de un insecto… A ese pequeño
apenas. Se cuenta que los dioses mayas estaban fascinados con su creación. Adoraban observarla cuando
las gotas de la lluvia caían sobre é l. Aquel animal brillaba de tal manera que parecía tener impreso en sus
La leyenda maya del colibrí nos indica que esta ave se convirtió en portadora de mensajes entre
mundos. No solo llevaba a los dioses aquello que los humanos pensaban, sentían o necesitaban. Tambié n
Es má s, en la actualidad se dice que si nos encontramos con este animal, significa que alguien que nos
A pesar de su aparente fragilidad, los colibrís se extienden desde Alaska a Chile. Hay más de 343 especies
queda indiferente cuando tienen un encuentro con ellos. La leyenda mata del colibrí señala que son
portadores de la alegría y la buena suerte. Y no solo eso, su mera presencia tiene propiedades curativas.
Con su nervioso aleteo trae la esperanza, la alegría y la sanación. Lo que hace el animal es volar
alrededor de la cabeza de la persona para poder retirarle las energías negativas , apaciguar el dolor y
sofocar la pesadumbre. Basta mirar el destello de su plumaje para caer rendidos a su m á gico embrujo.
dioses mayas trazaron una maldició n implacable para los mortales que osaran dañ ar a su bella y frá gil
criatura. Quien se atreva a dañarlos sufrirá para siempre mal de amores, enfermará y morirá
tempranamente.
El colibrí es un animal sagrado. Es un enlace entre mundos, un mensajero fiel, trae con é l la alegría y en
su cuerpo se contiene el reflejo extraordinario del universo, del arco iris, de esas tonalidades que invitan
a amar el mundo, la vida y a la propia naturaleza. Hagámoslo pues, respetemos a estos seres delicados, pero
siempre fascinantes.