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REVISTA DESDE
PERUANA
LA DE Nº 2T(2006),
ARBITRAJE DEL
PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL
RIBUNAL pp. 15-66 DEL PERÚ
(*) Socio fundador de Santistevan de Noriega & Asociados. Presidente del Comité Editor
de la REVISTA PERUANA DE ARBITRAJE.
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2. ARBITRAJE Y JURISDICCIÓN
El tema jurisdiccional asociado al arbitraje no se plantea como
problema en el derecho comparado,(8) ni suele ser tratado desde una
perspectiva constitucional, aunque haya cinco países de América La-
tina en cuyas constituciones se hace referencia al arbitraje.(9) Arbitra-
(8) BLACKABY, Nigel et. al, Internacional Arbitration in Latin America, The Hague, London
and New Cork, 2002, pp. 1-16, que contiene una visión general de los autores sobre
el desarrollo del arbitraje en América Latina.
(9) En efecto, lo hacen las Constituciones de Colombia (artículo 116), Costa Rica
(artículo 43), El Salvador (artículo 23), Paraguay (artículo 248) y del Perú (artículos
62, 63 y 139, numeral 1). Aunque más adelante, en este artículo, se hacen menciones
específicas a Colombia y Costa Rica, cabe tomar en cuenta los textos constitucionales
siguientes:
Constitución de El Salvador de 1983 con reformas de 2000
“Artículo 23.- Se garantiza la libertad de contratar conforme a las leyes. Ninguna
persona que tenga la libre administración de sus bienes puede ser privada del
derecho de terminar sus asuntos civiles o comerciales por transacción o arbitramento.
En cuanto a las que no tengan esa libre administración, la ley determinará los casos
en que puedan hacerlo y los requisitos exigibles”.
Constitución del Paraguay de 1982
“Artículo 248.- De la independencia del Poder Judicial
Queda garantizada la independencia del Poder Judicial. Sólo éste puede conocer y
decidir en actos de carácter contencioso.
En ningún caso los miembros de los otros poderes, ni otros funcionarios, podrán
arrogarse atribuciones judiciales que no estén expresamente establecidas en esta
Constitución, ni revivir procesos fenecidos, ni paralizar los existentes, ni intervenir
de cualquier modo en los juicios. Actos de esta naturaleza conllevan nulidad
insanable. Todo ello sin perjuicio de las decisiones arbitrales en el ámbito del derecho
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privado, con las modalidades que la Ley determine para asegurar el derecho de
defensa y las soluciones equitativas.
Los que atentasen contra la independencia del Poder Judicial y la de sus Magistrados,
quedarán inhabilitados para ejercer toda función pública por cinco años
consecutivos, además de las penas que fije la Ley”.
(10) CANTUARIAS SALAVERRY, Fernando y ARAMBURÚ YZAGA, Manuel Diego, El Arbitraje en el
Perú, Desarrollo Actual y Perspectivas, Lima, Fundación M. J. De la Fuente, 1994, describen
al arbitraje como un medio privado de solución de controversias en la p. 42.
(11) FRUTOS PETERSON, Claudia, “Internacional Commercial Arbitration in Latin America: As
Healthy as It Could Be?”, en: MILLS, Jon y FERGUSON, Meredith, Law and Policy in the
Americas, Teaching Materials, Gainesville, University of Florida, Spring 2006, pp.
247-257.
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(12) En el Perú, como se verá más adelante, el mismo artículo que autoriza al Estado y a
las personas de derecho público a someter sus controversias a arbitraje conforme a
ley, mantiene la cláusula Calvo para los casos en que no se haya pactado el arbitraje,
en los siguientes términos:
“Artículo 63. La inversión nacional y la extranjera se sujetan a las mismas condiciones. (…)
En todo contrato del Estado y de las personas de derecho público con extranjeros
domiciliados consta el sometimiento de éstos a las leyes y órganos jurisdiccionales
de la República y su renuncia a toda reclamación diplomática. Pueden ser
exceptuados de la jurisdicción nacional los contratos de carácter financiero”.
(13) GARCÍA-CALDERÓN MOREYRA, Gonzalo, El Arbitraje Internacional en la Segunda Sección de
la Ley Nº 26572, Lima, CECOSAMI, 2004, hace un desarrollo de las ventajas de la
institución arbitral a partir de la p. 25.
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(…)
b) Solución de Controversias: Toda controversia surgida durante la etapa de
ejecución del contrato deberá resolverse mediante conciliación o arbitraje. En
caso que no se incluya la cláusula correspondiente, se entenderá incorporada
de pleno derecho la cláusula modelo que establezca el Reglamento.
(…)”.
“Artículo 53.- Solución de controversias
53.1 Durante el proceso de selección las Entidades están en la obligación de resolver
las solicitudes y reclamaciones que formulen los participantes y postores con arreglo
a las normas de esta Ley y del Reglamento. El Tribunal de Contrataciones y
Adquisiciones del Estado constituye la última instancia administrativa y sus
resoluciones son de cumplimiento obligatorio. Los precedentes de observancia
obligatoria serán declarados expresamente, conforme lo disponga el Reglamento.
53.2 Las controversias que surjan entre las partes, desde la suscripción del contrato,
sobre su ejecución, interpretación, resolución, inexistencia, ineficacia o invalidez,
se resolverán mediante conciliación y/o arbitraje, según el acuerdo de las partes,
debiendo solicitarse el inicio de estos procedimientos en cualquier momento anterior
a la culminación del contrato. Este plazo es de caducidad.
Si la conciliación concluye con un acuerdo parcial o sin acuerdo, las partes deberán
someter a arbitraje las diferencias no resueltas.
El arbitraje será de derecho y será resuelto por un Tribunal Arbitral, el mismo que
podrá ser unipersonal o colegiado. La designación de los árbitros y demás aspectos
de la composición del Tribunal Arbitral serán regulados en el Reglamento.
Los árbitros deberán cumplir con el deber de declarar oportunamente si existe
alguna circunstancia que les impida actuar con imparcialidad y autonomía. Quienes
incumplan con esta obligación, serán sancionados conforme a lo previsto en el
Reglamento.
El laudo arbitral es inapelable, definitivo y obligatorio para las partes, debiendo ser
remitido al CONSUCODE dentro del plazo que establecerá el Reglamento; y cuando
corresponda, el Tribunal de Contrataciones y Adquisiciones impondrá las sanciones
correspondientes.
El arbitraje y la conciliación a que se refiere la presente Ley se desarrollan en armonía
con el principio de transparencia, pudiendo el CONSUCODE disponer la
publicación de los laudos y actas de conciliación.
Asimismo, los procedimientos de conciliación y arbitraje se sujetarán supletoriamente
a lo dispuesto por las leyes de la materia, siempre que no se opongan a lo establecido
en la presente Ley y su Reglamento”.
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(25) ALSINA, Hugo, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial”, Tomo VII,
Buenos Aires, EDIAR, 1965.
(26) LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo, El Arbitraje, en: Para Leer el Código Civil,
Tomo V, Lima, Fondo Editorial de la PUCP, 1989, p. 41.
(27) VIDAL RAMÍREZ, Fernando, Manual de Derecho Arbitral, Lima, Gaceta Jurídica, 2003, p. 21.
(28) PAGANONI O’DONOHOE, Francisco Raúl, El arbitraje en México, Puebla, OGS Editores,
1997, p. 1.
(29) MORENO AROCA, Juan, Introducción al Derecho Procesal, Madrid, Tecnos, 1979, p. 93; y
GÓMEZ COLOMER, Juan Luis et. al, Derecho Jurisdiccional, Barcelona, José María Bosch,
1993, p. 733, quienes afirman que “El arbitraje es una institución que debe caer
dentro de la órbita del Derecho Jurisdiccional, pero no es jurisdicción o Poder
Judicial”.
(30) ARTAVIA B., Sergio, El Arbitraje en el Derecho Costarricense, San José, Editorial Sapiencia-
Editorial Dupas, 2000, p. 47.
(31) En el Título IV, sobre derechos y garantías individuales de la Constitución
costarricense se incluye el siguiente artículo:
“Artículo 43.- Toda persona tiene derecho a terminar sus diferencias patrimoniales
por medio de árbitros, aun habiendo litigio pendiente”.
(32) La Constitución colombiana de 1991, con el texto actualizado de reformas al 2001,
contiene el siguiente artículo:
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árbitros son jueces transitorios nombrados por las partes para que en
un caso determinado, ejerzan jurisdicción”.(33)
Caivano, a nuestro juicio, está en una saludable posición inter-
media, pues si bien se pronuncia en el sentido de que se trata de un
sistema alternativo de solución de conflictos, llega a afirmar la nece-
saria complementariedad que debe existir entre éste y el Poder Judi-
cial, en los siguientes términos:
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3. Las que interesan al orden público o que versan sobre delitos o faltas. Sin
embargo, sí podrá arbitrarse sobre la cuantía de la responsabilidad civil, en
cuanto ella no hubiera sido fijada por resolución judicial firme.
4. Las directamente concernientes a las atribuciones o funciones de imperio del
Estado, o de personas o entidades de derecho público”.
(40) La expresión inicial del TC en el Fundamento 6) de la Sentencia recaída en el
Expediente Nº 6167-2005-PHC/TC es:
“En sentido estricto, la función jurisdiccional debe entenderse como el fin primario
del Estado, consistente en dirimir los conflictos interindividuales, que se ejerce a
través del órgano jurisdiccional mediante la aplicación de normas jurídicas”.
(41) “Artículo 201.- El TC es el órgano de control de la Constitución. Es autónomo e
independiente. Se compone de siete miembros elegidos por cinco años”.
“Artículo 202.- Corresponde al Tribunal Constitucional:
1. Conocer, en instancia única, la acción de inconstitucionalidad.
2. Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas
corpus, amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento.
3. Conocer los conflictos de competencia, o de atribuciones asignadas por la
Constitución, conforme a ley”.
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a los altos funcionarios del Estado, a los que se refieren los artículos 99 y 100 de la
Constitución con el siguiente texto:
“Artículo 99.- Corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el Congreso; al
Presidente de la República; a los representantes a Congreso; a los Ministros de
Estado; a los miembros del Tribunal Constitucional; a los miembros del Consejo
Nacional de la Magistratura; a los vocales de la Corte Suprema; a los fiscales supremos;
al Defensor del Pueblo y al Contralor General por infracción de la Constitución y
por todo delito que cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco años
después de que hayan cesado en éstas”.
“Artículo 100.- Corresponde al Congreso, sin participación de la Comisión
permanente, suspender o no al funcionario acusado o inhabilitarlo para el ejercicio
de la función pública hasta por diez años, o destituirlo de su función sin perjuicio
de cualquiera otra responsabilidad.
El acusado tiene derecho, en este trámite, a la defensa por sí mismo y con asistencia
de abogado ante la Comisión Permanente y ante el Pleno del Congreso.
En caso de resolución acusatoria de contenido penal, el Fiscal de la Nación formula
denuncia ante la Corte Suprema en el plazo de cinco días. El Vocal Supremo Penal
abre la instrucción correspondiente.
La sentencia absolutoria de la Corte Suprema devuelve al acusado sus derechos
políticos.
Los términos de la denuncia fiscal y del auto apertorio de instrucción no pueden
exceder ni reducir los términos de la acusación del Congreso”.
(49) “Artículo 149.- Las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas, con el
apoyo de las Rondas Campesinas, pueden ejercer las funciones jurisdiccionales
dentro de su ámbito territorial de conformidad con el derecho consuetudinario,
siempre que no violen los derechos fundamentales de la persona. La ley establece
las formas de coordinación de dicha jurisdicción especial con los Juzgados de Paz y
con las demás instancias del Poder Judicial”.
(50) Como se ha señalado, el arbitraje encuentra reconocimiento jurisdiccional explícito
en el numeral 1 del artículo 139 y mención expresa en los artículos 62 y 63 de la Ley
de Leyes.
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(57) Véase DEL AGUILA RUIZ DE SOMOCURCIO, Paolo, “Breve mirada a la sentencia sobre arbitraje.
Entre el amor y el desencanto”, en: Legal Express Nº 63, Año 6, marzo de 2006, p. 5 y
RIVAROLA REIZS, Domingo. Comentario a la Sentencia recaída en el Expediente Nº 6167-
2005-PHC/TC, en este número de la REVISTA PERUANA DE ARBITRAJE.
(58) Código Procesal Constitucional:
“Artículo Vl.- Control Difuso e Interpretación Constitucional
Cuando exista incompatibilidad entre una norma constitucional y otra de inferior
jerarquía, el Juez debe preferir la primera, siempre que ello sea relevante para resolver
la controversia y no sea posible obtener una interpretación conforme a la Constitución.
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Los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido
confirmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular.
Los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos
según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los
mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional”.
(59) Dicho párrafo expresa:
“De allí que el proceso arbitral tiene una doble dimensión pues, aunque es
fundamentalmente subjetivo ya que su fin es proteger los intereses de las partes,
también tiene una dimensión objetiva, definida por el respeto a la supremacía
normativa de la Constitución, dispuesta por el artículo 51º de la Carta Magna; ambas
dimensiones, (subjetiva y objetiva) son interdependientes y es necesario modularlas
en la norma legal y/o jurisprudencia. Tensión en la cual el árbitro o tribunal arbitral
aparece en primera instancia como un componedor jurisdiccional, sujeto, en
consecuencia, a la jurisprudencia constitucional de este Colegiado”.
Por su parte, el texto del artículo constitucional citado reza:
“Artículo 51.- La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las
normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente. La publicidad es esencial para la
vigencia de toda norma del Estado”.
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“De allí que el proceso arbitral tiene una doble dimensión pues,
aunque es fundamentalmente subjetivo ya que su fin es proteger
los intereses de las partes, también tiene una dimensión objetiva,
definida por el respeto a la supremacía normativa de la Consti-
tución, dispuesta por el artículo 51 de la Carta Magna; ambas
dimensiones, (subjetiva y objetiva) son interdependientes y es
necesario modularlas en la norma legal y/o jurisprudencia. Ten-
sión en la cual el árbitro o tribunal arbitral aparece en primera
instancia como un componedor jurisdiccional, sujeto, en conse-
cuencia, a la jurisprudencia constitucional de este Colegiado.
Así, la jurisdicción arbitral, que se configura con la instalación
de un Tribunal Arbitral en virtud de la expresión de la voluntad
de los contratantes expresada en el convenio arbitral, no se agota
con las cláusulas contractuales ni con lo establecido por la Ley
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(62) Recordemos que el numeral 2 del artículo 139, que consagra los principios y derechos
de la función jurisdiccional prescribe:
“Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…)
2. La independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional.
Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional
ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin efecto
resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos
en trámite, ni modificar sentencias ni retardar su ejecución. Estas disposiciones no
afectan el derecho de gracia ni la facultad de investigación del Congreso, cuyo
ejercicio no debe, sin embargo, interferir en el procedimiento jurisdiccional ni
surte efecto jurisdiccional alguno”.
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7. EL PRINCIPIO KOMPETENZ-KOMPETENZ Y SU
TRANSCENDENCIA EN RELACIÓN AL PRINCIPIO DE NO
INTERVENCIÓN
No hubiese podido el TC desarrollar el enmarcamiento consti-
tucional de la jurisdicción arbitral sin hacer expresa mención a la
facultad de los árbitros de decidir en todo momento acerca de las
materias de su competencia, consagrado en el artículo 39 de la Ley
General de Arbitraje.(63) Lo hace en relación con el principio de “no
intervención” y lo relaciona con el precepto contenido en el artículo
44 de la misma Ley,(64) en el sentido de que en cualquier momento
(63) “Artículo 39.- Facultad de los árbitros para decidir acerca de su competencia.-Los
árbitros están facultados para decidir acerca de su propia competencia, incluso
sobre oposiciones relativas a la existencia, eficacia o a la validez del convenio arbitral.
La oposición total o parcial al arbitraje por inexistencia, ineficacia o invalidez del
convenio arbitral o por no estar pactado el arbitraje para resolver la materia
controvertida, deberá formularse al presentar las partes sus pretensiones iniciales.
Los árbitros sin embargo podrán considerar estos temas de oficio.
Los árbitros decidirán estos temas como cuestión previa. Sin embargo, el tribunal
arbitral podrá seguir adelante en las actuaciones y decidir acerca de tales objeciones
en el laudo. Contra la decisión de los árbitros no cabe impugnación alguna, sin
perjuicio del recurso de anulación, si la oposición hubiera sido desestimada”.
(64) “Artículo 44.- Competencia
Los árbitros son competentes para conocer y resolver todas las cuestiones subsidiarias,
accesorias o incidentales que se promuevan durante el proceso, inclusive las relativas
a la validez o eficacia del convenio, como aquéllas cuya sustanciación en sede arbitral
hayan sido consentidas por las partes en el proceso”.
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(66) “Artículo 59.- Recursos contra los laudos.- Los laudos arbitrales son definitivos y
contra ellos no procede recurso alguno, salvo los previstos en los Artículos 60 y 61.
El laudo tiene valor de cosa juzgada y se ejecutará con arreglo a las normas contenidas
en el Capítulo Sexto de esta Sección”.
“Artículo 61.- Recurso de anulación.- Contra los laudos arbitrales dictados en una
sola instancia o contra los laudos arbitrales de segunda instancia, procede sólo la
interposición del recurso de anulación ante el Poder Judicial por las causales
taxativamente establecidas en el artículo 73. El recurso tiene por objeto la revisión
de su validez, sin entrar al fondo de la controversia, y se resuelve declarando su
validez o su nulidad.
Está prohibido, bajo responsabilidad, la revisión del fondo de la controversia”.
“Artículo 73.- Causales de anulación de los laudos arbitrales.- El laudo arbitral
sólo podrá ser anulado por las causales siguientes, siempre y cuando la parte que
alegue pruebe:
1. La nulidad del convenio arbitral, siempre que quien lo pida lo hubiese
reclamado conforme al artículo 39.
2. Que no ha sido debidamente notificada de la designación de un árbitro o de
las actuaciones arbitrales o no ha podido, por cualquier otra razón, hacer valer
sus derechos, siempre y cuando se haya perjudicado de manera manifiesta el
derecho de defensa, habiendo sido el incumplimiento u omisión objeto de
reclamo expreso en su momento por la parte que se considere afectada, sin ser
subsanado oportunamente.
3. Que la composición del tribunal arbitral no se ha ajustado al convenio de las
partes, salvo que dicho convenio estuviera en conflicto con una disposición
legal de la que las partes no pudieran apartarse o, a falta de convenio, que no
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se han ajustado a dicho disposición, siempre que la omisión haya sido objeto
de reclamo expreso en su momento por la parte que se considere afectada, sin
ser subsanado oportunamente.
4. Que se ha laudado sin las mayorías requeridas.
5. Que se ha expedido el laudo fuera del plazo, siempre que la parte que invoque
esta causal lo hubiera manifestado por escrito a los árbitros antes de ser notificada
con el laudo.
6. Que se ha laudado sobre materia no sometida expresa o implícitamente a la
decisión de los árbitros. En estos casos, la anulación afectará sólo a los puntos
no sometidos a decisión o no susceptibles de ser arbitrados, siempre que los
mismos tengan sustantividad propia y no aparezcan inseparablemente unidos
a la cuestión principal.
7. No obstante lo establecido en los incisos anteriores, el juez que conoce del
recurso de anulación podrá anular de oficio el laudo, total o parcialmente, si
resultara que la materia sometida a la decisión de los árbitros no pudiera ser,
manifiestamente, objeto de arbitraje de conformidad con lo dispuesto en el
Artículo 1. La anulación parcial procederá sólo en el caso de que la parte anulada
sea separable del conjunto del laudo”.
(67) Excepción de convenio arbitral
“Artículo 16.- Excepción de convenio arbitral.- Si se promoviera una acción judicial
relativa a una materia que estuviera reservada a decisión de los árbitros de acuerdo
con el convenio arbitral o cuyo conocimiento ya estuviera sometido por las partes a
esa decisión, tal circunstancia podrá invocarse como excepción de convenio arbitral
dentro del plazo previsto en cada proceso. Vencido el plazo correspondiente se
entiende renunciado el derecho a invocarla y sin efecto alguno el convenio arbitral.
Si la materia ya estuviera sometida al conocimiento de los árbitros, el juez deberá
amparar la excepción de convenio arbitral. Si la materia todavía no está sometida al
conocimiento de los árbitros, el juez también deberá amparar la excepción de
convenio arbitral, salvo que la materia sea manifiestamente no arbitrable de
conformidad con el artículo 1. Encontrándose en trámite la excepción de convenio
arbitral, las actuaciones arbitrales podrán iniciarse o proseguirse e inclusive dictarse
el laudo (subrayado añadido)”.
(68) La Ley General de Arbitraje permite el recurso de apelación ante el Poder Judicial
cuando así hubiese sido pactado en el convenio arbitral o lo prevé el reglamento de
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la institución arbitral dentro del que se desarrolla el proceso, con excepción de los
arbitrajes de conciencia, en los que no procede. En la práctica no es frecuente que
las partes o los centros de arbitraje contengan pactos o previsiones a favor de la
apelación. Por ello, las referencias en relación al presente artículo son, con relación
al recurso de apelación, las mínimas.
“Artículo 60.- Recurso de Apelación.- Procede la interposición del recurso de
apelación ante el Poder Judicial o ante una segunda instancia arbitral, cuando se
hubiere pactado su admisibilidad en el convenio arbitral o si está previsto en el
reglamento arbitral de la institución arbitral a la que las partes hubieran sometido
su controversia. A falta de acuerdo expreso o en caso de duda, se entiende que las
partes han pactado el recurso de apelación ante una segunda instancia arbitral.
El recurso de apelación tiene por objeto la revisión del laudo respecto de la
apreciación de los fundamentos de las partes, de la prueba y, en su caso, aplicación
e interpretación del derecho, y se resuelve confirmando o revocando total o
parcialmente el laudo.
Contra los laudos de conciencia no procede recurso de apelación”.
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(69) LLORCA NAVARRETE, Antonio María, Tratado de Derecho de Arbitraje, 6ª Edición, San
Sebastián, Instituto Vasco de Derecho Procesal, IVADP; 2003, pp. 406-407.
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obligatoria, los mismos que los vinculan en atención a los artículos VI in fine y VII
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, respectivamente”.
(73) Para LOHMANN era indispensable que el Tribunal Constitucional hubiese precisado
que al igual que en el proceso judicial “lo cuestionable es el laudo, y no cualquier
resolución en términos generales”. LOHMANN, ob. cit. nota de pie de página Nº 61, p. 3.
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(74) Este tema es uniformemente tratado por los comentarios de la sentencia que forman
parte del especial de Legal Express antes citado.
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10. CONCLUSIONES
1. El reconocimiento del arbitraje como jurisdicción viene de
la Asamblea Constituyente de 1978. Sin embargo, dicho reconoci-
miento contenido en el artículo 233 de la Constitución de 1979 no
tuvo efecto jurisdiccional significativo, ni produjo un desarrollo favo-
rable al arbitraje durante la vigencia de dicha Constitución, que es
considerada modélica en el constitucionalismo peruano.
2. La Ley General de Arbitraje Nº 26572, redactada siguiendo la Ley
Modelo CNUDMI-UNCITRAL, desarrolló a partir de 1996 la consagra-
ción constitucional de la jurisdicción arbitral reiterada por la Carta de
1993 en el numeral 1 de su artículo 139. Es a partir de la Ley Nº 26572 que
el arbitraje ha tenido en el Perú el avance sustancial que hoy conoce-
mos. Este ha venido traduciéndose en la actividad de los centros que
administran casos de la mayor significación, múltiples arbitrajes ad hoc
en los que se resuelven disputas relativas a derechos patrimoniales en-
tre particulares y entre estos y el Estado. En este contexto, es revelado-
ra la decisión del Estado Peruano de admitir el arbitraje para la resolu-
ción de controversias con sus proveedores de bienes y servicios, legis-
lar sobre el arbitraje en los conflictos que se originan en los servicios
públicos regulados, así como concebir la solución arbitral en los con-
tratos con inversionistas suscritos en el marco de la legislación
promocional de inversiones y de los convenios internacionales de ca-
rácter bilateral para la promoción de inversiones o de libre comercio,
o de naturaleza multilateral, suscritos o por suscribirse al efecto.
3. Aunque no es pacífico en la doctrina constitucional, ni en el
tratamiento jurídico de la institución arbitral, la concepción del arbi-
traje como jurisdicción, el hecho de que se encuentre reflejado tal
reconocimiento en la Constitución desde 1979 marca un derrotero
ineludible para la jurisprudencia del Poder Judicial y del Tribunal
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