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CAPITULO IV ADAM SMITH Crv23 En la segunda mitad del siglo x1x, los fisi un capitalismo agrario que Francia onda a ee . introduccién en el pais fue muy lenta. En la agricultura francesa imp crab todavia el sistema de “vaine pature”} en las tierras dejades ow beebehy (lo que exclufa el cercado de las parcelas) y el sistema de ulilizacion mee pare do tos dels eras “eominae. awe Inglaterra, en cambio, posefa un capitalismo agrario y su ej nocido sobre todo a partir de 1750, inspir6 directanseate « los fleet ook como a los agrénomos franceses.* Este pais habla ya alcanzado el estadio de construccién de un capitalismo industrial. Basindose en el progreso in. dustrial Smith, poco después de Quesnay, elabora, a su vez, una teoria del sistema de produccién capitalista. § 1.— Notas biogréficas Nacido en Escocia en 1723, hijo de un inspector de aduanas, Adam Smith estudié en Glasgow y mds tarde marché a Oxford, con el propésito de prepararse para entrar en la carrera eclesidstica, Sin embargo, mostraba mayor inclinacién por los filésofos “avanzados” que por la teologia. Amo- nestado por haber leido una obra de Hume, decidié volver a Escocia y gra- cias a la proteccién de un aristécrata-cultivado, pudo ensefiar literatura en la Universidad de Edimburgo y mis tarde, filosoffa en la Universidad de Glasgow. Su curso comprendia el estudio de la teologia natural, de la ética, de la jurisprudencia y de la economia politica. En 1759 publica su doctrina sobre la ética en una obra titulada Teoria de los sentimientos morales. El éxito de este libro le da a conocer y es invitado a acompafiar a un gentilhombre en su estancia en el continente. Renuncia entonces a su catedra, con la promesa de obtener en el futuro un empleo en la administracién publica. Reside en Toulouse, Ginebra y Paris de 1764 a 1766 y conoce a Quesnay y a sus discipulos. De regreso a-Escocia, 1, Consistia en que después dela primera siege Je heno so peers peel gonad ereados, de otros, propic ench agron odes, Prados atales the nfluence of England on the French agronomes, 1750- 1789, Cambridge, 1953. Escaneado con CamScanner 1A. DEL* PENSAMIENTO ECONOMICO sobre la naturaleza y las causas de Iq prepara oa Inn bre ant sulamente o Londres y més tarde acepta el empleo de comisario de auanas en Baim. de aceh0 sin haber publicado nuevas obras. , 7 Dargo, donde al dstrado y poco apto para la vida préctica, especial. Jettos negocios.’ Durante largo tiempo sus ingresos y cuando, después de 1778, su situacién habia mejo a tipo de vida. 156 HISTOR) nvestigacion mente para el mundo fueron muy modestos y ¢ rado, no por ello cambié s § 2.—La teoria de los sentimientos morales de las grandes obras de Hobbes y de Locke, otros autores ha.“ bin eS oy ‘os Inglaterra, la basqueda de una ciencia del hombre.* En esta busqueda, dos principios se habian ido imj miendo, cada vez con mayor claridad. En primer lugar, el principio de la utilidad: el hombre actiia siempre para procurarse un placer o para evitar un dolor; y por otra parte, el principio de Ia asociacién de ideas: el funcionamiento del espiritu humano se explica por la accién de fuerzas que ligan una idea a otra. ‘Estos principio’ son desarrollados principalmente por David Hume, en su Tratado de la naturaleza humana (1788). Sin embargo, Hume en su intento se enfrenta con el problema de la obligacién moral. Si el hombre se guia tinicamente por su interés personal, geémo explicar la existencia del sentimiento del deber? Los moralistas, que quieren seguir apoy4ndose en la religién, sostienen gue la obligacién moral no es otra cosa que la manifestacién de la accién de Dios que nos ordena hacer el bien y evitar el mal. Pero los espiritus avanzados, del siglo xvur prescinden de la religibn. Hutcheson, profesor de filosofia én Glasgow, supuso que existe en nosotros, aparte de fos sentidos que nos hacen conocer el mundo fisico, un sentido moral que nos lleva a atribuir.un elevado valor a las acciones virtuosas. Segtin Hume, esta doctrina atin se asemeja demasiado a una doctrina religiosa. El cree, por su parte, que “la virtud es toda accién o cualidad del alma que provoca un sentimiento de placer o de aprobacién en las personas que son testigos de ella”. Sin embargo, Hume no quiere aceptar que consideremos como virtuosas, acciones aprobadas por nuestro medio ambiente, por la razén de que esto seria lo que satisfaria nuestro propio interés, Esta teorfa estaria en contra- diccién con la experiencia que demuestra que, algunas veces, actuamos de manera desinteresada. No est4, pues, resuelto el problema de la coexistencia en nosotros de méviles egofstas y desinteresados. Smith intenta resolver este problema en su Teorfa de los sentimientos morales, afirmando que nuestras acciones estin guiadas, no solamente por 3. Cf, Albert Detatour, Adam Smith, sa vie, ses travaux, ses doctrines, Paris, 1886, pp. 557-558. > 7 4. Véase: Elie Hanévy, La formation du radicalisme philesophique, t. 1: Lo feuness? de Bentham, Paris, 1901, cap. 1. ep 5, Gitado por Bréxter, Histoire de la philosophie, t. II, v. 11, Paris, 1950, Pr 4. i ‘ his 5 Clit Escaneado con CamScanner ADAM SMITH interés personal, si ia 1st nuestro inl r |, sino también j nuestras acciones, ya que la *simbatl el juicio que los demas emiten Sts lleva a aceptar su juicio, = due sentimos hacia los der : mas Esta ere la indecision del autor en adheri namente Pein mecanicista y naturalista de Ta sociedad ue t ‘edad. Esta. La diferenciacién de rangos y el orden de la soci _dlifere : la sociedad —escribe — oe ag end Seon i of See Scat ne iota mma ie tan a menudo, de nuestra admiracién por los privilegios de su situacién que de le sects esperanza de Ja utilidad que su benevolencia podria reportanos? seria de desear, Sin duda, “en las clases medias e inferior ‘ . del nesito ef cai siompro ol do ia fortuna’ lo que hace aur ky edeeing situados en estas clases estén interesados en ser virtuosos y, en eletto, lo son la mayor parte de las veces. Pero “no ocurre otro tanto en los rangos més elevados. En la corte, en las antesalas de los poderosos... se ve casi siempre cémo la habilidad y la adulacién triunfan sobre el mézito y el ta- Iento”.® También hay que decir que “los ansiosos de fortuna abandonan demasiado a menudo el camino de la virtud para alcanzar el fin que anhelan, ya que, desgraciadamente, el camino de la fortuna y el de la virtud son a menudo, opuestos el uno al otro”.® Smith es, pues, consciente de la oposicién que existe entre la justicia social y el orden econémico realizado por la accién mecinica de los inte~ roses individuales. Esté muy lejos de la actitud de los fisidcratas, que niega Je existencia del problema de la justicia social, o bien pretenden que se re- suelve automaticamente al mismo tiempo que el del progreso econémico. Smith, en cambio, defiende una postura liberal afirmando, por una parte) que la libertad en la busqueda de la riqueza es la condicién de todo, pro~ greso y, por otra, que las injusticias engendradas por la libertad econémica\ no son posiblemente tan considerables e inaceptables como seria posible imaginar en un primer momento. Resulta, por lo tanto, que la sociedad esta lejos de ser tan perfecta como 1 aisfrte de Ta grandeza y de la riqueza...—dice—, exitan Ia imaginacién como sise tatars de algo noble, grande y bello, algo que merece todos los esfuerzas y todos los sufrimientos necesarios para obtenerlo. ye | Afortunadamente Ia naturaleza misma se nos impone, por ast Gecttlo, -axest®, ree: 6. Théorie ts ux, trad, franc., Paris, 1830, t. I, 91, Smith expone en forma muy ‘ised rents cor iae més tarde se Tlamaré alienacién del individuo. 7. Tid, p. 108. 5 <8 Bid, p. 109. Tid, p. 112. Escaneado con CamScanner HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO 158 i ividad laboriosa de los ho na estimula la activi i Is man gives edificar casas en lugar de barracas, fundar bres y iversas. manetas, casas ey wer I tierra de tan divesas maneras, edifcar Coe Ste. ciudades inmensas, inventar y pet ecto; La libertad es, también Ia fuente afirma ahora que, a pes: ciben aproximadamente dicién del progreso. Pero es cierto que es es cor tad social. Sin embargo, nuestro flésofo ‘ar de las desigualdades sociales, los individuos per. Jas mismas satisfacciones. dice —no esti en proporcién con sus deseos ¥ no contie. J rico se ve forzado a dar Io que él’no consume vig delicada el escaso manjar que le es nece- El estémago del rieo— ne més que el del vulgar campesino. E al hombre que prepara eB la fom mi fo... Sdlo los ricos cligen, de 0 s se ede mec parten con el éltimo peén el producto del trabajo que ellos mandan hacer, no invisible parece forzarles a participar en la misma distribucién de as cosas necesalas para la vida, que hubiera tenido lugar si la tierra hubiera sido dada en igual propor. cién a cada uno de sus habitantes; y, de esta manera, sin tener Ja intencién de ha- cerlo, sin ni siquiera saberlo, el rico sirve el interés social y 1a multiplicacién de la especie humana. La Provideneia, distribuyendo, por asi decitlo, la tierra entre un niimero reducido de hombres ricos, no ha abandonado a los que parecia haber olvi- dado de asignarles su porcién, ya que éstos tienen su parte de todo lo que ella produce...” * a masa comin, lo més delicioso y lo més com- En el terreno estrictamente utilitarista en el que Smith parece situarse hasta este momento, el argumento es poco convincente, ya que es evidente que las desigualdades sociales dan lugar a enormes diferencias desde el Punto de vista de las satisfacciones materiales obtenidas por los individuos., Pero Smith no es un utilitarista puro; es mds un estoico que un epictreo, ya que admite que las satisfacciones morales son mas importantes que las + materiales. Es esto lo que le permite volver sobre sus argumentos y seguir diciendo, siempre a propésito de los desheredados: ++Para todo lo que constituye la verdadera felicidad, no son en nada inferiores a los que parecen estar colocades por encima suyo, Todos los rangos de Ia sociedad estén al mismo nivel, en lo referente al bienestar del cuerpo y a la serenidad del alma, y a menudo el mendigo que se calieta al sol apoyado en una cefea posee esta paz y esta tranguilidad que los reyes persiguen siempre" g#s convincente esta conclusién? Més bien habria que preguntar a Smith por qué entonces est tan interesado en el Progreso econémico. Si el calor del sol nos es suficiente para ser felices, gpara qué las ciencias, la industria, y por qué Ja desigualdad? Smith no tiene respuesta para esto, |Propone al hombre, como meta de su actividad, la conquista, a la vez, de la | siqueza y de la sabiduria: no quiere sacrifcar ni la una ni In ova, posi- 10. Théorie des sentiments LL. Ibid, pp. a40adr M7 PP. 338-339, 12, ibid’, p.'341. Escaneado con CamScanner = ——_ ADAM SMITH . 159 tenga xazén en ciert i em in ¢ 0 sentido; per Be aos aes obi jlvos po cme ee demuestra en absoluto wh nus de esta fa tka de conciliacién, su Blosofia social resulta m satistactoria ¥ igno muy caracteristico de resignacién frente's In sao soci . ig) nm frente a la dam Smith lamenta que, en general 7 wit general, se prefiera Ja riqueza a Ia sa- os filsofos de todos Tos tiempos — dice— ; saneay ln eendera Sona menue considredas con un fapetey ama amie vigeidad, debieran corresponder a la sabidwria y a la virtud, de peng aor ie deblded son, menudo, consieradas eon despre. La ee yin ve I nn coma verde ada al ug ses dana “edhe os sabios. ah te Tas Heres wleal ; es s hombres admira y casi idolatra la riqueza y el Pero por otro lado, ataca violentamente el cristiani ici Pero ft ‘ ianismo tradicional : segin él, ensefia el desprecio del mundo. Protesta contra esta octrina que por una parte, reserva el cielo a los monjes 0 a aquellos que tienen sus mismos hibi- fos y costumbres; y que, por otra, destina el inflerno a todos Tos eee Fatedo, legisladores, poctas, fildsofos; a todos los que han inventado y perfeccionado Jas artes, sostén, consuelo y ornamento de Ia vida.* Smith cree entonces que, si se quiere renunciar a esta evasién que pro- pone el cristianismo, hay que aceptar el mundo tal como es. Tos fisiécratas eran, ante todo, hombres pricticos que explicitaban inge- muamente las concepciones sociales de la burguesia del siglo xvm1. No en- contraban ninguna dificultad en exaltar un orden natural fundado en la obtencidn del dinero. Smith tiene una concepcién totalmente distinta. Como flgsofo, esta, en principio, poco inclinado a considerar Ia riqueza por encima de todo lo demas. Sin embargo, su empirismo resignado haré de él uno de Jos que més contribuirdn a exaltar una concepeién de la vida social, que hace pasar la preocupacién por la eficacia econémica por delante de ia justicia. § 3.—Las primeras reflexiones econémicas ‘en los cursos de Glasgow Poseemos el curso dado en Glasgow por ‘Adam Smith en 1763, tal como run estudiante. A través de este texto odemos ver cudles fue tomado por : eran sus ideas antes de que entrara en contacto con Ia fisiocracia. Estos primeros andlisis econémicos contienen ya la tesis que Ja superioridad decisiva de Smith sobre los fsidcratas, tesis segin la cual la riqueza es el producto del trabajo humano. Pero también dejan ver aque- 18. Ibid., pp. 106-107. 14. Ibid, ie 240. ragd Eestires on Justioss Police, Revenue and ‘Arms, editado por E, Cannan, Oxford, stablece ¢.. \7 @ Escaneado con CamScanner 160 TISTORIA DEL, PENSAMIENTO ECONOMICO imitar el alcance de su investigacién: la-asimilacién, demasia- Se ate rant extn: I xin, dea Piritu de resignacién que ya hemos observado en él anteriormente, El curso de 1763 contiene ya, totalmente desarrollada, la tesis mis fa. mosa de Smith, que afirma que “la opulencia tiene su origen en la division dlel trabajo”. Y Smith propone ya aqui su famoso ejemplo de la fabrica- cién de alfileres. Si un hombre completamente solo, tuviera que fabricar un alfiler, teniendo que procurarse el mismo Ja materia prima, necesitaria tun afio, por lo menos, para fabricar un solo alfiler. Si se da, en cambio, cl metal a un artesano, es posible que haga veinte alfileres en un dia. Pero en una fibrica donde haya divisién del trabajo, el producto sera de 2.000 agu- jas por trabajador y por dia.!” Segiin Smith, este aumento considerable del producto, es debido a tres sas: el aumento de Ja habilidad de los traba- jadores debido a su especializacién, la economia de tiempo lograda al no pasar el trabajador de un tipo de trabajo a otro y la utilizacién de maqui- naria. Hay que tener en cuenta que Smith denomina maquinas a los instru- mentos de trabajo simples, tales como el arado.!8 El maquinismo modemo, basado en la automacién y_utilizando fuentes de energia distintas de la fuerza del hombre y de los animales, era todavia incipiente. Pero para la organizacién de una fabrica se requieren capitales impor- tantes. Smith debe, pues, analizar el papel del capital en la produccién, gost que hace de forma més satisfactoria que los fisiécratas en la misma &poca.19 Para Smith es, en efecto, evidente que el verdadero papel del capital es l de aumentar la productividad del trabajo, ya sea aumentando la divaide: de éste, ya sea Procurando a los trabajadores mejores instrumentos. De esta manera, Smith evita el error fundamental de los fisidcratas que qui : mitar el uso del capital a la agricultura, considerdndola como ta t en que el empleo de éste puede ser productivo. Smith no ignora que el capital es necesario en la agricultura y desarrolla un interesante andlisis sobre los obstaculos al desarrollo de las nuevas in- versiones agricolas en un sistema esclavista, en el tipo de cultivo feudal y en el sistema de aparceria.20 Est lejos, pues, de desdefiar el papel de Ja a tio, afirma que ésta es “entre todos los oficios el ma sociedad”,** ya que la produccién agricola en Inj nica esfera 5 3 = 3 e g : 3 i ; i 5 18 Op. cit, pp. 163-164. 17. T » 163-164. El ejempl. A ie Ses Raecdo on 1758 recat de 8 Enelpéte de Dooaon, ax o19. Ibid? pp. 293.993, 20. Ibid., pp. 224.999° . 224, |. Ibid, 22° Tid’, b. 204° é Escaneado con CamScanner a * 161 el precio natural de Jas cosas es igual a lo que se necesita para remunerar normalmente el trabajo necesario para su produccién. ADAM SMITH. Un hombre recibe cl precio natural de su trabajo cuando este precio es sufi-, ciente para mantenerle durante el tiempo que dura el trabajo, para reembolsarle los gastos de su educacién y para compensar los riesgos que corre de no vivir mucho tiem- po® y de no triunfar en su trabajo. Cuando un hombre obtiene todo esto, existe un incentivo suficiente para el trabajador y la mercaneia seri producida en la medida necesaria para la satisfaccién de la demanda,** _De esta manera, nos encontramos claramente orientados hacia una ex-\ glenn del precio normal segiin el tiempo necesario para la produccién ‘> le un objeto. Smith utiliza ya esta explicacién en su analisis de la produc- cién de alfileres.* A partir de esto, hard de la idea del valor-trabajo el fun- damento de toda la ciencia econémica. El trabajo crea, pues, el valor de la riqueza. Smith, sin embargo, debe observar que la fortuna y la renta no son en absoluto proporcionales al trabajo de cada uno. Gel En una sociedad civilizada, dice, aunque haya una divisién del trabajo, no es una divisién justa, ya que hay un elevado numero de personas que no hacen nada. La divisién de la’ opulencia no se corresponde con el trabajo. La opulencia del co- merciante es mayor que la de todos sus empleados juntos, aunque trabaje menos que ellos: y éstos, a su vez, reciben seis veces més que un mismo niimero de arte- sanos, que, sin embargo, trabajan mucho mis; y el artesano que trabaja cémodamente fen st casa recibe mucho mis que el pobre jornalero que va siempre de un Indo a otro. De esta forma, el que parece soportar el peso de la sociedad, es el que recibe Tas ventajas mas insignificantes* No se puede acusar a Smith de enmascarar la verdad. Pero lo cierto es que su vision realista de la sociedad no le lleva a buscar las causas de lo que él considera como una injusticia, Volvemos a encontrar aqui su resig- nacién. Sin embargo, no podra dejar de lado indefinidamente el problema de la distribucién de la renta. Se vera obligado a abordarlo en su obra principal, cuando intentaré aclarar més ampliamente las causas de la rique- za de las naciones. ‘A partir de este momento, sin embargo, Smith se cree autorizado para resentar una extensa critica de la doctrina mercantilista y una afirmacién fe las ventajas de la libertad econémica. - : Sus argumentos no son fundamentalmente distintos de los argumentos de los fisiécratas. Es necesario establecer, dice, la libertad de comprar tie- tras y explotarlas segiin el criterio del propietario: “Un comerciante que compra una pequefia parcela de tierra, la vigila atentamente para mejorarla y sacar de ella el mayor ‘ovecho posible”.** Por otra parte, la libertad de Yomercio es el mejor medio de enriquecer a los comerciantes y permitirles Ja creacién de manufacturas. 23, Para compensar los gastos de su educacién. ' % 24. Ibid., p. 176. 25. Ibid., p. 163., * 26. Ibid., pp. 162-1 QT. Tbid., p, 228. Escaneado con CamScanner 4 é HISTORIA DEL. PENSAMIENTO ECONOMICO tes cran despreciados y obligados a pagar fuertes ta tener derecho a comerciar libremente, no podian reunir nutes el capital ne -Para la realizacién de Ia divisién del trabajo y la mejora de las manufacturas:™ S para cesatio La libertad econémica es, pues, Ia condicién necesatia y suficiente de} Progreso econémico en todos los tiempos. El juicio de Smith, que no carece le fundamento, peca de nuevo de una generalizacién excesiva, § 4.—“La riqueza de las naciones”. La teoria del valor de cambio Los comentaristas britdnicos de la obra de Smith, aunque poco dispues- tos a admirar a los fisiécratas, a los que consideran “infantiles”, reconocen que la superioridad de La riqueza de las naciones en relacién a los prime- ros andlisis de Smith es debida, en gran parte, a que sigue el camino abierto por Quesnay, esforzandose en describir la vida econémica como un proceso puesto en movimiento por la utilizacién del capital y que permite la recons- titucién de este capital.” Es igualmente cierto que Smith pudo dar una interpretacién mucho ms satisfactoria del funcionamiento del sistema capitalista, eliminando el error de los fisiécratas relativo a la esterilidad de la industria. La elimina- cién de este error fue posible gracias a un anilisis profundo del problema del valor de las mercancias. En el libro I de La riqueza de las naciones, Smith, después de haber expuesto su teoria sobre el papel de la divisién del trabajo, intenta aclarar el problema de Ja formacién de los precios y el de la naturaleza de las rentas de los particulares. . Partiendo todavia del. principio de que Ja divisién del trabajo es la fuente del enriquecimiento de las naciones, desarrolla de nuevo esta idea intentando explicar la divisién del trabajo por la propensién de los indi- viduos al intercambio. Esto le conduce a plantearse el problema del valor intercambiable 0 del valor de cambio de los bienes. ‘Vemos aqui un progreso decisivo en la construccién de una ciencia de Ja economfa. ~~ Anteriormente a Smith se ligaba normalmente el valor de Jos bienes a su utilidad. Esto es lo que hacia atin Hutcheson, predecesor de Smith en Glasgow. De todas formas, hemos encontrado ya la idea del valor-trabajo en Petty y en Locke. En 1788 un optsculo inglés, anénimo, sobre el interés del capital, afirmaba claramente que el valor de las cosas necesarias para la vida, “cuando éstas son intercambiadas las unas por las otras, viene dado or la ae trabajo necesario y empleado comtnmente en su pro- luccién”; y itor afiadia que, por esta razén, “en determinados mo- mentos y lugares, una tonelada de agua puede resultar tan cara como una ry 4 : e 28, Ibid., p, 233, 3° 29, Véase la introduceién de Cannan a las Lectures, op. cit, p. XXIX. Escaneado con CamScanner ADAM. SMITIL 163 tone Oe ee habieg ea rae todo Cantillon y Will a Tem- 2? m orientado hacia esta concepefén. Sin embargo, la nein ei nel ealore seguia siendo ibe Fue Smith Bea eccersis fa est endo Ia distincién esencial entre valor.de uso y ena Pate ala tiene dos significados dife-" : 4 ilidad de un objeto particular y, otras, la facultad que da la posesién de este objeto para poder comprar otras soreancas. Se_ puede lamar al primero, valor en uso y al segundo valor en cambio. Hay cosas que tienen ve gran ae uso ¥ tienen sin embargo, poco o ningin ‘ealor en cambio; y al un gran valor en cambio no tien si nit eam en a menudo casi ningin i hay nada més itil que el agua, pero con ella apenas se puede comprar nada. Por el contrario, un diamante, que apenas tiene valor en cuanto al wso, podrd ser ficilmente cambiado por muchas otras mercancfas.* Es importante sefialar que el autor considera aqui los dos tipos de valor como hechos sociales. El valor de uso es, a sus ojos, Ja utilidad social de la mercancia, Es por lo que puede decirse que el diamante tiene poca utilidad. El valor de uso, en si mismo, tal como él To considera, es un hecho objetivo y no subjetivo. Smith considera aqui que las relaciones socia~ Tes constituyen, en si mismas, un objeto de estudio sui generis. To que hay que explicar ahora es el valor de cambio. Para Hegar a ello Smith utiliza una concepeién de una importancia fundamental: considera tue el intercambio de las mercancias es, en realidad, el intercambio del tra- Bajo necesario para Ja produccién de estas mercancias: 4 : real de cada cosa, lo que cada cosa Je cuesta realmente al que quiere * procurdrsela, es el trabajo y el esfucrzo, que, debe imponerse para obtenerla. Lo que Preetose vale realmente para el que la adquiere y que quiere disponer de ella 0” Catibiarla por otro objeto, es el esfuerz0 y Ia dificultad que su posesion pueden aho- rarle y que le permite imponérselos a otras personas. Lo que se compra con dinero rrarl Y advsancfas es comprado con trabajo, 1o mismo que lo que adquirisnes con a oon Se muestra frente, Este dinero y estas mercancias nos ahortan, de hecho, esta fatiga. Las mercanclas contienen el valor de una determined cantidad de trabajo, que!” < ‘ang ginos por equello que se supone que contiene él valor de tnt cantidad igual de trabajo, Bl trabajo ha sido el primer precio, Ia moneda pagada por la compra primi-” tiva de todas las cosas." El precio Nuestro autor se coloca aqui frente a una sociedad hipotética en la que todos trabajan e intercambian los productos de su trabajo. En esta socie- dad, nos dice, los productos deben intercambiarse segin la cantidad de trabajo necesario para su produccién, De Jo contrario, algunos resultarfan perjudicados y el sistema de intercambio no podria funcionar. : . “Some thoughts on the interest of money, én general” citado gor R. L. MEEK, stuns in Sam Labour theory of salue, Londres, 1856, p. 45. ae BL CER. L. Menx, op. cit. p. 90. a BE ME et 9 coun de a he de tin, was Hy Paris, 1843, T, p. 35. FEE ,0 2 33, Ibid, pp. 98-39. ¢Ce eh . * Escaneado con CamScanner 164 HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO Al construir este modelo, Smith cree, pues, referirse a un tipo primi tivo de sociedad, Pero Ios socidlogos contemporiineos han demostrady it” ramente que el intercambio primitivo ha sido. siempre muy diferente de} qque imagina nuestro autor, En realidad, quiz sea necesario Megan he Js ceonomfa eaptalita para encontrar un tipo de vida econémies donde trabajo consumido en Ja produccién determine las relaciones de ce Smith, sin embargo, piensa que su explicacién del valor no es valida para” la economia de una nacién “civilizada”. i Smith considera que si el precio natural de una mercancia fuera igual a Ia suma de Ios salatios pagados para obtenerla, todo seria muy simple Un objeto pagado dos veces mas caro seria necesariamente un producto que habria costado dos veces mds de trabajo. Pero en el precio esta también comprendido el beneficio del capital y la renta de la tierra, aSe puede decir que el beneficio del capital es la remuneracién de un tipo de trabajo, como puede ser el trabajo de direccién de la empresa? "No, puesto que los beneficios “se rigen por principios totalmente diferen. tes” de Jos que regulan los salarios; “se regulan enteramente en funcion del valor del capital empleado y son més o menos elevados segiin la im. Pportancia de este capital”.#* El beneficio no es, pues, segiin Smith, la remuneracién de un trabajo, ¥ lo mismo se puede decir de la renta del suelo, ya que los propietarios no trabajan, aunque “les gusta recoger alli donde no han sembngls'% La conclusién de Smith es que no hay, hoy en dia, relaciones exactas entre los precios naturales de las mercancias y sus costes en trabajo. Estas ' -telaciones existian “en el primer estado informe de la sociedad, que pre- cedié a la acumulacién de capitales y a la apropiacién del suelo” *® y cuando + “el producto del trabajo pertenecta por entero al trabajador”7 Pero esta situacién ha desaparecido desde hace mucho tiempo, Por esta razén, no le parece posible afirmar que, en la economia que tiene ante sf, los valores de cambio de los productos estén determinados Por sus costes en trabajo. ., Los progresos ulteriores del-pensamiento econémico mostraron la ratz sc, del error de Smith. Este no comprendfa que los fenémenos sociales con- ‘sea€retos no reflejan de manera simple y directa las leyes esenciales que los 3 34 tigen. Hubiera querido que cada precio de un producto particular corres- ‘-xpondiera al coste en trabajo del producto. Més tarde, Carlos Marx demos- | trard, de manera perfectamente clara, que en la economia capitalista Ja 7) correspondencia entre el. precio y el coste en trabajo,se verifica solamente “como media” y que hay siempre mercancias eiyos precios son algo su- periores a los verdaderos valores de los productos mientras que los precios de otras son algo inferiores a sus valores. Pero pasard casi un siglo antes de que este esclarecimiento decisivo sea incorporado a la teorfa del valor. El propio Smith, una vez expuesto 34. Recherches... cit., p. 66. ; 35. Ibid, p. 67. % 36. Ibid, p. 65. ¥ ¥ 37. Bid? p. 66. ai Escaneado con CamScanner ADAM. SMITE 165 el principio exacto de la explicacién del valor, Jo abandona a causa de su ineapacidad para remontar Ja dificultad de que hemos hablado, cayendo entonces en Ia confusién, Afirma que el precio normal de cada objeto corresponde a Ja cantidad de trabajo que se puede “encargar”, es decir, comprar con este objeto. Esta nueva interpretacién constituye una perogrullada desprovista de todo alcance. Si una hora de trabajo se paga a 10 francos, un objeto que vale 100 francos permite comprar 10 horas de trabajo. Esto es una evi- dencia, pero no presenta ningi interés particular. Hay que lamentar, pues, que Smith no haya permanecido fiel a su primera interpretacién. Sin em- bargo, hay que hacer notar que sus andlisis estin generalmente fundados en la explicacién del valor de cambio por el coste en trabajo, y de todas formas, su conviccién de que cl valor de cambio debe estar ligado al tra- ajo juega un papel decisivo en el conjunto de su sistema. En efecto, esta ~ conviecién le aleja de la idea fisiocrdtica de la esterilidad de la industria. En la agricultura es el trabajo el que engendra el valor de los productos. No hay, pues, ninguna razon para sostener que la industria es estéril. Por el contrario, hay que decir que el trabajo industrial crea valor al igual que el trabajo agricola. Desde este momento el camino est libre para nuevos progresos en el andlisis del sistema capitalista. Smith, como los fisidcratas, coloca en el punto de partida de sus andlisis el capital, cuyo uso permite aumentar la productividad del trabajo. Desa- rrolla un andlisis del empleo del capital apoy4ndose en la distincién entre capital fijo y capital circulante, tomada del lenguaje de los empresarios industriales; el capital fijo sirve para adquirir el equipo duradero y el capital circulante sirve para comprar las materias primas y para pagar los salarios. Sobre esta base, lleva a cabo un anilisis de la formacién de las rentas que resulta muy superior al hecho por los fisiécratas. § 5.—La teoria de las rentas A) El salario de las personas ocupadas en la produccién Sobre esta cuestién, Smith adopta el punto de vista corriente en su época, segin el cual el salario corresponde a lo necesario para que el obrero pueda asegurar su subsistencia. ‘Smith admite que el salario tiende a aumentar cuando la riqueza nacio- nal crece, ya que la “demanda de trabajo” aumenta. Sin embargo, este aumento dé los salarios, dice, no podra ser muy considerable ya que “una recompensa més generosa del trabajo... permitira a los padres cuidar mejor a sus Pijos y, en consecuencia, educar un mayor niimero dejellos”.** Smith no duda en considerar esto como una ley natural ante la cual hay que inclinarse: “La demanda de hombres, dice, rige necesariamente la pro- 38. Ibid., p. 110. Escaneado con CamScanner 166 HISTORIA DEL. PENSAMIENTO ECONOMICO, duccién de hombres, de la misma manera que lo hace la demanda de : re cualquier otra mercancia”.™ : Vemos aparecer de nuevo, de la forma més clara, la concepcién que asimila el trabajador a un objeto. B) El beneficio del capital La concepeién que hace del trabajo la vinica fuente del valor de cambio, cuya expresion es el precio de un producto, conduce inmediatamente a Ja tesis segin la cual el beneficio del capital, que es una parte del precio, es una deduccién sobre el valor creado por el trabajo. Smith admite esta tesis y la desarrolla con toda la precisién necesaria; Tan pronto como haya capitales acumulados en las manos de algunos particulares, dice, algunos de ellos los utilizarén naturalmente en emplear trabajadores, a los que _proporcionarin materiales y subsistencia, a fin de conseguir un beneficio sobre‘ I, venta de sus productos, 0 sobre el valor que el trabajo de estos obreros aiiade a los materiales, Cuando el producto acabado es cambiado por dinero o por trabajo, 0 Dien por otras mercancias, es preciso que haya, aparte de lo necesario para pagar el precio de los materiales y los salarios de los obreros, una determinada cantidad en » beneficio del empresario ‘de la obra, que arriesga sus capitales en este negocio, De > esta manera, el valor que los obreros afiaden a Ja materia, se divide en dos partes; con una se pagan Jos salarios y con la otra, los beneficios del empresario...® Smith ve, por otro lado, que el interés del capital es una parte del bene- tituye el punto de partida de un anilisis del beneficio que sigue siendo’' valido actualmente. E) autor de La riqueza de las naciones ve claramente que todos los capitales invertidos deben dar un beneficio a su propietario y que la tasa de beneficio, es decir, la relacién entre el beneficio y el capital empleado, tiende a ser la misma para todos, ya que cada capitalista intenta colocar su dinero alli donde éste reporte el maximo. Sin embrgo, hay dos circuns- (tancias que pueden explicar el hecho de que las tasas de beneficio sean distintas con cardcter permanente: el distinto “atractivo” que se encuentra “2 en dar al capital uno u otro empleo, y por otra parte, “la seguridad o el » Swetiesgo que acompafian al tipo de negocio en el cual se emplea el capital” 44 Smith ve, por otro lado, que el interés del capital es una parte del bene- . ficio que el prestatario cede al prestamista para obtener la‘ disponibilidad .»» de un capital que no posee. La tasa de interés es, normalmente, inferior a Ia tasa de beneficio y la diferencia entre ambas representa una especie ‘de prima de seguro que el prestamista paga, a fin de gozar de un ingreso asegurado y no aleatorio, como es el que se obtiene en los negocios: “El capital, escribe Smith, estd a cargo del prestatario que, por asi decitlo, es el asegurador del que presta” #2 ® 89. Recherches, cit, p. 111. Fee 13 40. Ibid., p. 66. Es evidente que el valor de Ia ¥ $e divide en salarios y beneficio. s lvid g@ Salarios y benefclo. p.ag.43 Pes 42. Ibid, p. 130, “materia” es creado por el trabajo Escaneado con CamScanner ADAM SMITH 167 ‘Todos estos anilisis, que mas tarde fueron excesivamente olvidados, son perfectamente validos y constituyen adquisiciones definitivas de la cien- ‘cia econdmica. C) La renta de la tierra Respecto @ a renta’de Ja tierra, los anilisis de Smith son igualmente importantes. Smith afirma que Ja renta es Ja diferencia entre el precio de Ia cosecha i, suma de Jos salarios y beneficios que deben ser normalmente pagados obtener esta cosecha, dadas las cantidades de trabajo y de capital Prpleadas, E indica que esta diferencia se le paga al propietario porque ste cede en alquiler su tierra al colono que mas Je ofrezea, Como hay siempre colonos que desean arrendar tierra y dado que Ja cantidad de , ésta es limitada, el propietario se beneficia de una situacién de monopolio. pl arriendo, escribe Smith, considerado como el precio pagado por la utiliza: Ga de Ia tierra, es naturalmente el precio més clevado que le es posible pagar al cic SRendatario en las circunstancias en que se encuentra Ia tierra en aquel momento. Guando se estipulan las cléusulas del arrendamiento, el propietario hace todo lo po: sible para no dejarle del producto més que lo necesario para reemplazar el capital empleado en obtener las semillas, pagar el trabajo, comprar y mantener ¢l ganado J otros instrumentos de labozeo y para darle, por otro lado, Tos benefcios ordinarios gue rinden las fincas de la regién. Esta parte, es, evidentemente, Ja mas pequefia con Brique el colono puede contentarse, sin suftir pérdidas y raramente esti dispuesto dl propietario a dejarle una cantidad mayor. ¥ un poco ms adelante, concluye: El arriendo de Ja tierra, considerado como el premio pagado por el uso de éste, es, pues, naturalmente, un precio de monopolio.* Evidentemente queda por saber cémo se puede explicar el nivel del arriendo en un momento dado y para una tierra dada. Esforzindose en dar esta explicacién, Smith se desorienta y su exposicién resulta muy con- fusa. Sin embargo, la idea que acaba de exponerse es de una gran impor- tancia porque desbarata definitivamente la tesis fisiocrdtica sobre la pro-.., ductividad exclusiva de la tierra /La renta del suelo no es un don de la « naturaleza, ya que depende esencialmente de la situacién de monopolio en la que se encuentran los propietarios agricolas. Bien entendido, esto implica que la renta de la tierra, asi como el beneficio del capital es una) deduccién sobre el valor creado por el trabajo. iz D) Los salaris de los trabajadores no productivos Podrfa parece que el problema del origen de las rentas est entera- mente resuelto, puesto que ya se ha hablado de los salarios, de los bene- 43, Ibid., p. 187. 44. Ibid., p. 187. Escaneado con CamScanner 168 HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO ficios y de las rentas. Pero en realidad, nos queda atm por examin, categoria de sentas: las rentas de las personas que viven de suai (a diferencia de los capitalistas y de los terratenientes), ‘ajo tenecen al sector productive de la sociedad. > Pero que no per. ° | Smith considera como abe piers productivos a los individuos tucipan en Ja fabricacién de objetos materiales y en su distribucign P= los consumidores. Las restantes personas que viven de su trabajo pron? cionan trabajo no productivo. En esta segunda categoria se onceee pt | principalmente los domésticos, los funcionarios, los miembros de prof.” Lnes liberales y también, en general, los productores de serviciosJe Por el momento, aceptemos sin discusién, esta definicién y veamos J que de ella deduce Smith. lo EI valor de la produccién nacional, dice, es igual a la suma de salarios de los trabajadores productivos, de los beneficios y de las rentas agricolas, Pero los beneficios de estas rentas pagan impuestos al Estado ste los utiliza para pagar a sus funcionarios. Asi pues, los sueldos de ies funcionarios, trabajadores no productivos, son pagados gracias a la trans. ferencia de una parte de las rentas creadas directamente en el proceso de produccién. Por otra parte, los capitalistas y terratenientes mantienen unos domés- ticos. Los sueldos de estos domésicos son también “renta de transferencia”, empleando el Jenguaje moderno. ‘Finalmente, el conjunto de los individuos paga los servicios de los miembros de las profesiones liberales (hombres de leyes,. por ejemplo). Los * Gngresos de estas personas son rentas de transferencia en primero 0 en segundo grado. + El andlisis de la formacién de las rentas dado por Smith, que constituye una interesante adquisicién de la teorfa econémica, puede ser resumido en iguiente: — af conden sigue Produccién nacional 7 Al ; 1 Salarios de los trabajadores Beneficios y rentas ue productivos ‘ Gastos Impuestos Impuestos Gastos Ahorro Sueldos de los Otros Funcianarios poe jastos a Gastos Ahorro! -—- Gostos Profesiones liberales 45. Recherches, cit., pp. 413-414. Escaneado con CamScanner ADAM. SMITH 169 Vemos, pues, que la distincién entre trabajo productivo ¢ improduc- tivo conduce a Smith a conclusiones precisas y de la mayor importancia. Pero hay que sefialar que no es capaz de delimitar exactamente la nocién exacta de trabajo improductivo. Segin él, es trabajo improductivo el que “no se concreta ni se realiza sobre un objeto 0 cosa que pueda venderse”.** Y considera entre los traba- jadores improductivos, no sélo a los domésticos y a los funcionatios, sino incluso sos sacerdotes, abogados, médicos y hombres de letras de todo tipo, asi como los Zrnicos, farsantes, misicos, cantantes, bailarines de pera, ete.” En efecto— dice — SEI trabajo de todos ellos, tal como la declamacién del actor, el discurso del orador ¢ les acordes del miisico se desvanecen en el mismo momento en que se produ- cen”. En realidad aqui hay un error, ya que el comediante que es empleado una compafifa de especticulos crea un producto, el espectéculo, ven- dido al publico a un precio determinado que puede y debe ser contabi- lizado en el valor de Ja produccién nacional. En cambio, Smith tiene razén al considerar a los domésticos, los fun- cionarios y la mayor parte de los miembros de las profesiones liberales como trabajadores improductivos. El doméstico toma parte en las activi- Gades que se desarrollan en el seno de los hogares y que no Mevan a la Greacin de bienes vendibles en el mercado. Los funcionarios, que asegu- ran el funcionamiento de los servicios del Estado, no venden el uso de sus servicios. Finalmente, seria dificil sostener, en general, que los miembros de profesiones liberales crean valores realizables en el mercado. Los in- gresos de un abogado o de un escritor estan demasiado estrechamente figados a su personalidad para que puedan ser considerados como el pre~ cio de una mercancfa, siendo ésta, por definicién, un bien estandarizado, producido regularmente, con el fin de ser vendido. « Hay que comprender que el sistema capitalista crea, en el seno, de la’ sociedad, una esfera particular de actividades y de relaciones que puede ser analizada a través de los métodos cuantitativos de la economia poli- tica, ya que estas actividades y estas relaciones se refieren a valores de cambio. Bien entendido, no se trata de afirmar que esta esfera esta total- mente aislada dentro del conjunto de las relaciones sociales. La produccién de valores, sobre todo, esté favorecida por la accién del Estado que ase- gura la circulacién de bienes y personas. Pero, no es menos cierto que la esfera de la creacién y circulacién de valores debe ser delimitada lo mas claramente posible si se quiere proceder a un andlisis de la sociedad capi- talista. Smith, que no Iega por si mismo a la nocién de sistema econdmico, no podia evidentemente plantear de manera clara’el problema de la deli- mitacién de Ja esfera productiva en la sociedad capitalista. 46. Ibid., p. 414. 47. Ibid, Escaneado con CamScanner 170 HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO § 6.—La oposicién de intereses en el seno de la sociedaa A pesar de sus defectos, el anilisis hecho por Smith de la del capital y de Ja formacién de las rentas es, como hemos vist, perioral de los fisigeratas, Se podria suponer que continuande por’ ¢ vemino se deberfa llegar rapidamente a proponer un esquema def fans hamiento del sistema capitalista, que fuera undnimemente ac age Parke Succdde asf, yaque el andlisis de Smith tendré a los djs ge oo peat RP suconmoniente de revelar demasiado claramente la oposiise *t intereses que existe en el seno de una eoonorat capitalista, Fm Me Por una parte, su andlisis Tlega a la conclusién (a decir tanto sorprendente) de que los intereses de los en Coiaetae Verda, bas Guetsiclee eatin. en oposieién con el interés general de Ia sociedad. De Stra, muestra plenamente la oposicién que existe entre los intereses de Tos » asalariados y los de los empleadores. . | En su, capitulo sobre la renta agricola, Smith Hega a la conclusién de que el valor de los productos agricolas debe permanecer invariable, o bi dumentar, mnientras que el valor de los productos industriales debe dis minuir, * : "En primer lugar, debe permanccer invariable el valor del trigo, prin cipal producto de la agricultura, : irculacign En los diferentes grados de progreso de un pais—esoribe—hardn falta siempre, como promedio, unas cantidades de trabajo aproximadamente iguales, para hacer Grocer antidades iguales de trigo en una misma tierra y bajo un mismo clima; el Continuo aumento de la capacidad productiva del trabajo, a medida que el cultivo se va perfeccionando, esté més o menos compensado por el alza continua del precio del ganado, que es el principal instrumento de cultivo.* Bl valor de los dems productos agricolas (y sobre todo el del ganado) ‘debe, seein Smith, aumentar. Los argumentos dados para apoyar esta afrmacién son muy confusos. En cambio: Fr interés natural del progreso general es... hacer bajar, gradualmente, el precio ji Giieal de casi todos los productos do las manufacturas. La causa de que para hacer ‘ina pieza cualquiera no haga falta més que una pequefia eantidad de tabs, reside en tka maquinaria de més calidad, en una mayor destreza y en una distrbucién del _ trabajo mejor estudiadas, todo lo cual es el efecto natural del avance de un pais. * Ast pues, el valor de los productos industriales disminuye. . Por otra parte, el autor de La riqueza de las naciones admite, como ya sabemos, que los salarios reales apenas cambian. Su conclusién es que Jas rentas agricolas deben aumentar con el desarrollo de Ja riqueza nacio- nal, mientras que la tasa de beneficio debe disminuir. : 1 Esta baja de la tasa de beneficio se explica por Ja concurrencia exis: 48. Recherches, cit., p. 238. Escaneado con CamScanner ADAM SMITH. im tente oe Te eae vez mas numerosos.*® Sin embargo, Smith ‘pone YS ay una relacion necesaria entre la evoluci V2 jes alcanzados por | i ee de Jos nivel por los tres tipos de renta, sobre todo io me cuando pt pe sieve a. Dyeden alcanzar los beneficios ordinarios, es Ia que, en el ; : ee Riewanclas:absorbe la totlidad de To que debi 26 renta agricola, y que reserva tinicamente I i age al te ‘a tmicamente lo necesario para : Je preparar 1a mereancla y de conducisla al mercado al precio nis ajo al ned jo pueda ser pagado, es decir, la mera subsistencia del. obrero.” La conclusién del conjunto de estos anilisis, : scant al Sy te ie “tee de atenientes y el de los asalariados estén igados al interés general de la” sociedad, puesto que sus ingresos aumentan al mismo tiempo que Ja rique- » mientras que el interés de los comerciantes y de los empresarios» za menen est interés general (puesto qus erciantes y vs bencfcios dis minuye cuando Ta riqueza nacional aumenta). J Esta afirmacion conduce al autor de La riqueza de las naciones a una ‘cion del papel de las distintas ‘clases en una nacién, que demuestra into est todavia cerca de los fisiécratas. al maximo a las exigencias de los co- za nacional, concep’ hasta qué : Segin el, es necesarlo oponerse merciantes Y de los empresarios: EI] interés particular de los que trabajan en tna rama determinada del comercio 9 de la industria es siempre, en general, diferente y aun contrario al del piblico... sv $1 interés del comerciante cs ‘ampliar constantemente el mercado y restringir la com- yetencia de los ‘vendedores. A menudo puede ser ‘bastante conveniente para él interés etme] que el mercado sea ampliado; pero Ia restriceién i Betdedores se opone sicmpre 2 este ‘interés y no sirve para nada, Jos comerciantes tenga la posibilidad de clevar sus eneficios por encima de ‘ceria natural, y de imponer, Por Genta propia, um tributo injusto @ sus con aMtjadanos. Cualquier propuesta de nueva Tey ovde reglamento de comercio que Vens Siesta clase de gente, debe ser siempre ‘ccbida con la mayor desconfianza" » _ su interés coincide con el de Smith afirma que de a elevar los salarios reales, Respecto a los salarios, eso econémico tien la soderad, ya que el progr al menos temporalmente. interés general ond; el obrero “es incapaz de conocer dici6n no le deja tiempo Sin embargo, afiade, éste y el suyo propio. Su con su educa- comprender Ia relacién entre para estar convenientemente infosmados y soponiendo que pudicra cién y sus costumbres son tales que no le permitirian, normalmente, decidir en forma Jas deliberaciones publicas, se Je pide apenas su pareceri..” adecuada. Tampoco, €2 49, Ibid., p- 120. BL. Ibid, p. 324. 52, Ibid, p. 322. Escaneado con CamScanner 172 MISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO No vamos a contradecir la justeza de estas observaciones. Pero hay que Poner en evidenci: facilidad con que el autor se resigna a una situacién que excluye de Ia vida publica a un clevado ntimero de individuos. ‘Qué puede hacer, pues, el gobierno? Apoyarse en la clase de los terra. tenientes: ndo la nacién—escribe Smith —delibera sobre cualquier reglamento de ep. 0 de administracién, los propietarios de las tietras no podrin, en absoluto, de. sentenderse de ello, aun teniendo slo en cuenta el interés particular de su ‘ase, « Por lo menos si se supone que poscen Ios conocimientos minimos sobre lo que Gong. wy Uituye este interés. Smith sabe bien, por otra parte, que normalmente los propietarios cono- cen mal cual es su interés, Piensa, sin embargo, que lo mejor es considerar- 4° los como los guias de la sociedad. _ — El padre del liberalismo econémico en Inglaterra no es, pues, en abso- © © ‘luto, un defensor sistemitico de las reivindieneiones de log Fomercientes y de los industriales. Incluso podria parecer un adversario de esta clase, Pero, esta afirmacién no estarfa fastificada, ya que reconoce, como hemos visto, el papel histérico esencial de la burguesia en el desarrollo de la civilizacion europea. Sin embargo, es comprensible que algunos economistas, esta vez . defensores sistematicos de los intereses del comercio y de la industria, ha- Yan podido desear, tiempo después, hacer una xevisién de los andlisis de Smith. . Hay otra razén, mas importante, que explica que estos anélisis hayan i sido impugnados y es que éstos muestran, de una manera muy cruda, ‘la “onsls opresin de Tos asalariados por parte de las otras clases sociales, vit, En primer lugar, en el capitulo sobre los salarios, Smith analiza cémo {,, los amos se alfan y se ponen siempre de acuerdo para imponer a los obreros, que tienen prohibido asociarse, las condiciones de trabajo mas duras y los salarios mAs bajos. Y describe, no sin cierta simpatia, las revueltas de los obreros: [Los obreros] estén desesperados —escribe —y actian con la extravagancia y el furor de Jas gentes sin esperanza, reducidos a Ja alternativa de morir de hambre o de arrancar a sus amos, por el terror, Ia respuesta més répida a sus peticiones.™ Es cierto que a continuacién, Smith dice que estas revueltas no condu- -ciran “a otra cosa que al castigo o a la derrota de los cabecillas de la re- vuelta”;®° pero este resultado se debe a la mayor fuerza de los amos y no ala validez de su causa. Ahora puede comprenderse que este célebre andlisis haya podido parecer peligroso. Ademis, toda la teorfa de la formacién de Jas rentas tal como aparece en La riqueza de las naciones pone en eviden- cia el hecho de que los asalariados reciben una parte de la renta global tanto mas pequefia canto mds importantes son las otras rentas. Sin duda Smith explica que la distribucién de la renta se rige, en definitiva, por leyes 53, Recherches, cit., p. 321, 54. Ibid., p. 87: 55. Ibid., p. 87. Escaneado con CamScanner ADAM SMITH 173 sstangibles; pero est claro que numerosos pasajes de su I iia 505 pasajes de su libro puede nurjonar armas a los defensores de los intereses de los asalavindee on Pe pore su capitulo sobre las colonias, : p , por ejer ith di vie tos salios son mis clevados po re reas Smith dice que en Amé. rque la ti 3 vit tra, escast. Entonces, afiade; © s = Gem @8 abundante y Ta mano gn Jos otros paises, la renta y los benef icios crecen a exper yeducen a casi tada, de forma que | ip las dos clases superiotes apl de los salarios y los lastan a la inferior.” Esta simple frase propone una visién de Ja economia qu ropo parece mi co favorable a Is tess liberal, pero Smith cémodamente resgnado 2 Ig Justicia, opta en definitiva por el liberalismo. Algunos, sin embargo, pue- creerse autorizados a extraer de los mi slisi i aoe eee le los mismos andlisis, conclusiones com- Smith ha contribuido mas que ningin otro a fundamentar y a propug- nar Ja doctrina liberal. Pero sabemos que él no es un adepto plenamened convencido de Ja teorfa que hace de la sociedad una méquina perfecta- mente organizada y ordenada. Por el contrario, la maquina social comporta, 4 sus ojos, numerosas imperfecciones que son seguramente queridas por el autor de la naturaleza y no es conveniente, opina, intentar ponerles remedio, Sin embargo, no teme revelarlas al publico, y es esto precisamente lo que mu- chos de sus sucesores no aceptarn, viendo en esta franqueza un peligro para el orden social. . § 7.—El progreso econdémico segin la teoria y segiin Ia historia Toda la obra de Smith, como su propio titulo indica, esta destinada a," revelar las causas del crecimiento econdmico de las naciones. Una primera tesis, ampliamente desarrollada por el autor, es que el en: riquecimiento de las naciones tiende a la acumulacién del capital y_que-esta ° acumulacién depende de la tendencia al ahorro que se da_en._las-clases Ticas. ~~ E] capital permite aumentar la productividad del trabajo y permite tam- bién un aumento del ntimero de trabajadores productivos; de esta forma es posible un mayor aumento de la produccién nacional. En el capitulo de La riqueza de las naciones consagrado a Ja acumula- cién del capital, el.autor en ningin momento plantea el problema devlos”: mercados necesarios para la ampliacién del volumen de Ja produccién. Es- te problema se le escapa por completo, a causa de un error importante que comete, consistente en afirmar_que la totalidad del px ‘oducto_bruto ».. anual es igual a Ja suma de los salarios, los benefici i y las rentas.* a que las cantidades pagadas durante el afio para el mantenimien- to y la renovacién del equipo productivo, es decir, las amortizaciones, no 56. Ibid., I, p, 175. 57. Ibid? ib. Ti, cap. UL, op. elt. T, pp. 345 y 846. Escaneado con CamScanner ONOMICO. SSAMIENTO. Et 174 HISTORIA DEL PEI ‘ite del producto anual bruto.* La justifica. ntidades sirven para pagar Jos salarios. Esto €s cierto, pero no impide que en el valor del producto anual, considerado antes de que el material antiguo sea renovado, esté comprendido el valor del equipo consumido durante el afi, ademis de Jos salarios, los beneficios y las rentas. pagadas durante el afio. ; : Este primer error lleva a Smith a un segundo que consiste en decir que el ahorro se transforma durante el afio en una demanda de bienes de con- sumo. constituyen una partida difere! ~cién que aduce es que estas cal anualmente—escribe—se consume de forma tan regular como Jo que se gasta durante el afio y es consumido casi al mismo tiempo, pero por otra last de gente, La parte de los ingresos que un hombre rico gasta anualmente es, Frecuenterente. consumida por bocas imétiles y por domésticos, que no producen nada para compensar este consumo, La parte que este hombre ahorra anualmente, si \ Mo emplea en capital para obtener de él un beneficfo, se consume igualmente y casi ‘al mismo. tiempo que la otra, pero por una clase de gente diferente, por obreros, fabricantes y artesenos que reprodueen con beneficio el valor de su consumo anual.* Lo que se ahorra Contrariamente a lo que dice Smith, es evidente que la parte de la renta anual que se ahorra, no es consumida durante el afio, ya que se utiliza para comprar el equipo adicional que forma parte de Ja produccién nacional ne- ta. tor de La riqueza de las naciones comete aqui un error particular- mente grave, puesto que Ie impide ver que el ahorro crea un déficit de la demanda global que debe ser compensado por una demanda de bienes de equipo; este error le impide plantear correctamente el problema de los mercados. De hecho, Ia tesis dominante de Smith es la que sostiene que un ahorro abundante y la libertad de intercambio son las condiciones necesarias y suficientes para el crecimiento econémico. En el libro IV de La riqueza de las naciones, Smith lanza un ataque en \ toda regla contra el “sistema mercantilista”, que defiende que para contri- buir al desarrollo de la riqueza es necesario regular el comercio con el exte- rior. Smith cree poder demostrar que todas las medidas de intervencién preconizadas por los mercantilistas son, en realidad, inttiles. La razén bé- ica est4 en que toda intervencién desvia artificialmente el capital del em- pleo que, de una manera espontnea, se le hubiera dado y que —y esto es prueba de ello— habria sido un empleo més productivo. Limitemos nuestro examen a la cuestién de los derechos de importacién destinados a la proteccién de la industria nacional. Segin Smith, cuando un pais tiende a adquirir determinados productos en el extranjero, es porque éstos son menos caros que en el pais. Si se im- piden las importaciones, se obliga a invertir el capital en la produccién de estos productos que antes se compraban. en el extranjero, en lugar de inver- 58. Smith deduce de esto, de manera totalmente exrénea, que el desarrollo, econémico es tanto mis répido segiin el total de las amortizaciones sea’ elevado en relacién al valor el producto’ anual (Tbid., pp. 417-418). 19. Ibid., p, 423. Escaneado con CamScanner ADAM sstrtt ' 75, a produccién de mercancfas que hubieran servi i eal exterior. servido para pagar estas (/ cata mereaneia podria comprarse en ol extranjero a mejor precio del que resultarla eit candolo en el propio pais; por consiguiente, se hubiera podido compris sot sélo una parte de las mercancias 0, lo que es lo mismo, con una parte solamente del Selo de las mercanias producas por la Sndostiin nacional, en Ia ayuda del mismo Bipital, si se le bubiera dejado seguir su tendencia natural. Por consiguiente, se Gavia '« la industria nacional de un empleo més ventajoso, en favor de otro que Io es menos.” Smith, sin embargo, se da a s{ mismo la réplica que se impone, obser- yando, un poco mis adelante, que mediante derechos de aduana se puede favorecer la introduccién de manufacturas que produzcan unas mercancias me si bien al principio resultaran mas caras en el pafs, podrian dejar de serlo al cabo de un cierto tiempo. A esta objecién, que se convertir en clA- sica, Smith responde que de inmediato habré una disminucién de Ja renta nacional, y por consiguiente, habria disminuido el ritmo de acumulacién del capital, fo cual retardara el desarrollo, Y afirma que esta consideracién debe evalecer sobre cualquier otra, e Por supuesto, hoy en dia sabemos que Smith est4 equivocado y que un‘/’ pafs debe, generalmente, establecer barreras aduaneras si quiere industria~ fede lizarse. Pero hay que subrayar sobre todo, que en la base de estas ideas sobre el comercio exterior, se encuentra, por lo general, la tesis errénea Ny segin la cual el capital disponible puede ser siempre facilmente invertido en los sectores que trabajan para el mercado interior. Esta tesis es tan evidentemente errénea que el propio Smith la abandona, cuando en el capitulo VII de su libro IV aborda la cuestién esencial del comercio con las colonias. Y, esta vez, su espiritu realista triunfa sobre sus~ ideas preconcebidas. Analiza en forma muy precisa cémo el comercio co- | Jonial ha sido y sigue siendo un estimulante esencial para el desarrollo de_. Ja industria inglesa. Uy es el de abrir un . El efecto que produce el comercio con las colonias — escribe: mercado vasto, aunque lejano, para aquella parte de I produccién de la industria ..,.)..7) inglesa que pueda exceder la demanda de los mercados mis préximos... En su estado libre y natural, el comercio con las colonias, sin quitar a estos mercados ninguna parte | del producto que siempre se les ha enviado, estimula a Gran Bretafia a aumentar constantemente su excedente de produccidn, ya que éste le ofrece continuamente nuevas posibilidades de intercambio, En su estado libre y natural, el comercio con las colonias tiende a aumentar la cantidad de trabajo productivo en Gran Bretafia...* Y més adelante, precisa que el mercado interior inglés ser también ampliado gracias a la expansién de los mercados exteriores. Los obreros de las fabricas de Europa —escribe—a Jos que el comercio (con las colonies) proporciona un empleo, constituyen, a su vez, un muevo mercado para los 60. Ibid., II, p. 37. 61. Tid” £36, ams! Escaneado con CamScanner SAMIENTO ECONOMICO 176 HISTORIA DEL F productos agricola; y es axf como cl comercio co América proporions 08 Europa aac precipi al mercado iit ventzjoo, 08 door, al eonsymo interior de ge y de ganado, de pan y de earne-* " th se ha inspirado aqui en Jas explicaciones que, sobre a spi, amigo Hume. Y, al igual que su pre. {a libertad de comercio permitiré conquis. lida necesaria, los Evidentemente, Smi el mismo tema, hemos encontr decesor, esta persuadido de que tar en el exterior, cuando sea ‘conveniente y en Ja met mercados que Ia industria precise. Cuando ef producto de one raina determinads de Ta de Io exigido por la demanda del pais, es necesario que er excedente sea enviado al extranjero, para cambiarlo por cualquier cosa ave 8 demandada en el interior. Sin esta exportacién, una parte dol trabajo productive del pais deberia cesar, y el Valor del producto anual dismimuiria, necesariamente.” industria — escribe — excede Pero mas adelante, afiade: Cuan a. sones fe Tax cigltuies ds ma yh Bu Tages tal grado de creci- 4 ausfop miento que no pueda ser empleada por enter 2 subvenir el consumo de este pais ae aver valer su trabajo productive, entonees lo superfiuo de esta masa se des- Fiaza naturakmente hacia el comercio del transporte." orciona, sin duda, la clave que permite de Smith. Por una parte, cree que La palabra “naturalmente” prop’ no se plantea Ja mayor parte de las comprender el sistema de pensamiento Ja cuestién de los mercados exteriores veces y, por lo tanto, puede ser ignorada. Pero cuando ésta @ pesar de todo, se plantea, queda ‘automaticamente resuelta por el hecho de que los capita- Jes, demasiado abundantes ya en el interior del pais, se desplazan “natu- ralmente” hacia el comercio con el exterior y hacia Ja navegacién. Esta es la idea central del libro III de La riqueza de las naciones, en el que Smith intenta dar una visién de conjunto sobre “el distinto curso que Sigue el progreso de la riqueza en las diferentes naciones”. i E] libro III contiene, en realidad, dos andlisis distinto: una teorfa dar un modelo universal del creci- desarrollo econémico, que, pretende CSento, y und historia del desarrollo econémico de Europa occidental. Pero sucede que la historia estd en flagrante contradiccién con la teoria, cosa que Smith, siempre honesto, no intenta disimular. Se contenta con decir que Ja historia de Europa occidental ha sido una excepcién en relacién al “curso Pttial del progreso de la riqueza”, y que, & partir de ahora es preciso restablecer este “curso natural”. Tal es Ja extraha aberracién a qué le con- eeea a csqdhesién, menos categorica que la de los fisigcratas, aunque nO ce fio menos cverta, a Ja concepcién que coloca las eyes naturales intercambio por encima de Ja historia. La teorfa del crecimiento que nos proporciona el libro de la simplicidad. Se nos dice que los capitales se forma JI tiene Ja ventaja n, en un principio, 62.. Recherches, cit., p- 238. 63, Ibid., I, p- 465. GS Ted? 7. By 466 (se trata del transporte maritimo). Escaneado con CamScanner ADAM. SMITIE rd en tn agricultura y se invierten en ella, Pero como mAs tarde disminuye la yentabilidad en este sector, los capitales se invierten en Jas manufacturas, yenaimente, cuando la industria empieza a estar saturada de capital, éste es invertido en el comercio exterior. Smith cree ver realizado este “plan de Ja naturaleza” en el Nuevo Mundo, pero no ignora que en el Viejo Mundo Jas cosas han ocurrido de manera muy. distinta. ee de la caida del Imperio romano, dice, el progreso de la agricultura ha sido entorpecido por todas Jas costumbres y Piglamentaciones feudales, que han impedido la libre inversién de capital en ella. Ha sido necesario que el desarrollo del comercio internacional y de fas manufacturas precediera y engendrara el desarrollo agricola. Con la aparicién de la produccién manufacturera, los propietarios agricolas han modificado radicalmente su comportamiento; y en lugar de alimentar a una multitud de domésticos, se han dedicado a comprar productos de lujo, lo cual ha reducido el néimero de los improductivos. ‘Al mismo. tiempo, han modificado el tipo de explotacién de la tierra con el fin de aumentar sus ingresos: De esta manera, en la mayor parte de Europa, el comercio las ciudades, en lugar de ser el sido su motivo y su causa. y Jas manufacturas de resultado del cultivo y de In mejora de los campos, hap, No se puede reprochar, pties, a Smith, como se puede hacer con Ques- nay, de no conocer la historia, Sin embargo, el estudio de su obra, al igual que el de las obras fisiocrdticas, revelan la tara original de la economfa po- Iitica, pues para Adam ‘Smith es evidente que si la historia contradice. la teorfa econémica, es la historia la que se equivoca. El “curso” seguido en Europa por el progreso econémico no es un curso natural, afirma Smith, puesto que es-“necesariamente lento ¢ incierto”.** El desarrollo econémico de América es, en cambio, “natural” e infinita- mente mis répido. Y por otra parte, el ejemplo de numerosas regiones muestra que “el capital obtenido en un pais por el comercio y la industria no es para éste mas que una posesién precaria e incierta, mientras no tenga una parte de capital asegurada y realizada en el cultivo y la mejora de la tierra.°? Después de haber lefdo estos textos, se comprende mejor que Smith, que ha admitido tan claramente, a propésito de las colonias, el papel juga- do por los mercados exteriores en el desarrollo industrial de Inglaterra, pueda, por otra parte, olvidar casi por completo el problema de los mercados én el resto de su obra. La razon est en que para Smith la posibilidad de la sobreproduccién y del exceso de capitales no aparece normalmente mas que en la altima etapa del desarrollo de un pais. Ningan problema puede pre- sentarse durante las dos primeras fases del “curso natural del progreso”: la fase de las inversiones agricolas y la de las inversiones industriales; es 65. Ibid, p. 513. 68. Ibid, 67. Ibid, p. 517. 12. — pants Escaneado con CamScanner MIENTO ECGONOMICO 178 HISTORIA DEL después, inicamente, cuando Iega el momento en que los mercados ey riores son utiles. e- Por Io demas, una vez se ha Hegado a este estadio, los mercados ex, riores no pueden sino retardar la Megada del momento inevitable en que 2 aleanzaré cl “estado estacionario”, en el cual Ja sociedad “ha Hegado 91 maximo de riqueza de que es capaz”.** Asi pues, los mercados exteriores no son sino un coadyuvante temporal en el proceso de crecimiento y no constituyen, en absoluto, un elemento esencial. Smith permanece asi, firme en su adhesién al liberalismo econémico, Quizés en ninguna parte queda su pensamiento mejor expresado que en este Pasaje en el que escribe que: “Herir los intereses de una clase de ciudada. nos, aunque sea ligeramente, sin otro objeto que el de favorecer a los de otra clase, es evidentemente contrario a esa justicia, a esa igualdad de pro. teccién que el soberano debe indistintamente a sus sibditos, sea cual sea su clase”.® La abstencién del Estado se exige aqui en nombre de la-justicia y de la igualdad, Y, sin embargo, jcudntas injusticias y desigualdades se revelan en La riqueza de las naciones! Pero Smith se resigna a lo que él considera el inal menor. Esté también dominado, aunque en menor grado que los fisié- ‘eratas, por la visién de una sociedad que funciona como un organismo na- tural y que no se puede alterar sin correr el peligro de descomponerlo. Puede invocarse, en favor de Smith, el hecho, absolutamente cierto, de que las politicas econémicas seguidas desde el Renacimiento habian engen- drado muchas injusticias. En un caso, por lo menos, en el de las colonias, la reivindicacién liberal iba en el sentido de la justicia. Y el propio Smith denuncia vigorosamente “el desatino y la injusticia” que han presidido el establecimiento de las colonias.” En algunos momentos, parece d asi cuando afirma: Es posible que con el tiempo, los naturales ® de estos lugares, se vuelvan mAs fuer- tes o los de Europa més débiles, de forma que Jos habitantes de todas las partes del mundo Iegarian a esta igualdad de fuerzas y de audacia que es la tinica que puede, por el temor reciproco que inspira, reprimir la injusticia de las naciones inde- Fendientes y hacerles sentit un xespeto por los derechos de unos y otros." Sin embargo, de momento se limita a pedir la abolicién del monopolio del comercio con las colonias.”* Sin duda, Smith cree sinceramente que esta libertad de comercio traer4 aparejada automdticamente la emancipacién de las colonias y su desarrollo econémico. El error del tedrico liberal toma aqui un aspecto de su pensamiento, la insuficiencia radical de la concepcién de Jas leyes econémicas naturales que las convierte en leyes independientes de Ja historia y superiores a ella. lesear Ja emancipacién de las colonias; 68, Recherches, cit., p. 112. 69. Ibid., II, p. 298. To. oid” p. 209. 7. Indigenas, 72. Ibid., p. 258. 7B. Uno'de sus argumentos es que el capital utilizado en el comercio lefano vuelve més lentamente que el capital invertido en otras partes, de manera que resulta menos productivo, Escaneado con CamScanner ADAM SMITH 179 BIBLIOGRAFIA xiste una biografia, ya antigua, pero muy completa de Smith, que es la de J. Rat, Life of Adom Smith, Londres, 1895. Se pueden encontrar indicaciones complementatias

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