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EMANCIPARNOS
REEDUCARNOS
UNIDAD ACADÉMICA
SEMINARIO – TALLER
TEORÍA Y ANÁLISIS DE SISTEMAS EDUCATIVOS
IESM
COORDINADOR: MC. Carlos G. Villarino Ruiz y MC.
Cándida Ortega Ángel
ELABORÓ: Miguel Basilio Díaz
CHILPANCINGO,GUERRERO 24 DE ABRIL DE 2010
INTRODUCCIÓN
ÍNDICE
Introducción
Conclusión
Bibliografía
1. Inicio de la Educación Superior en México
Fue a finales del siglo XVIII cuando se sentaron las bases para la creación del
Estado nacional moderno y de su correspondiente sistema educativo, que apoyó
el estudio de la tecnología y los asuntos de tipo práctico. Como consecuencia, en
1772, se creó el Colegio de Minería y el Jardín Botánico.
2. La educación superior en la época de la colonia
Una vez que los colegios y escuelas que fueron estableciéndose en las ciudades,
se desarrollaban y crecían, aspirando a convertirse en universidades. En 1551, se
crean las universidades de México y de Lima, inauguradas en 1553.
Casi todos los rectores eran clérigos y la mayor parte de las universidades fueron
organizadas por órdenes religiosas, las que proporcionaban no solo la mayor parte
de los directivos, sino también de los profesores. La preparación de los
estudiantes estaba orientada fundamentalmente a su capacitación para el servicio
del Estado o para lo religioso. Aunque el Estado les confería la autoridad legal, la
autoridad religiosa tenía también influencia importante, la que se manifestaba a
menudo por medio del "maestrescuela", que era un mediador oficial entre la
Universidad y la Iglesia.
Las reformas llevadas a cabo por Valentín Gómez Farías en 1833, le sustrae la
enseñanza de las manos del clero y reiteraban la obligación que tenía la Iglesia
para abrir escuelas de primeras letras en parroquias y casas de religiosos
haciendo hincapié en que tenían que ser gratuitas, razón por la cual formaban
parte del sistema público de educación. En las primeras leyes de instrucción
pública, tanto de liberales como de conservadores, se insistió en la libertad de
enseñanza entendida en formas distintas. Los conservadores atribuían a la
educación la condición de progreso económico, en tanto que los liberales le
atribuían un requisito de evolución política , más sin embargo ambas tendencia
favorecían una reforma de educación científica y literaria e insistían en el
desarrollo de una personalidad individual, enérgica, racionalista con ideales
universales; libertad, igualdad y progreso En los debates constitucionales de
1857 se percibió ya la conciencia de que el medio para romper el poder ideológico
de la Iglesia no era mediante el fomento a la enseñanza privada, sino al contrario,
con el fortalecimiento de la instrucción pública.
Pero los postulados del positivismo eran muy claros al sostener que "no hay
progreso sin orden", y el orden era un ideal que México aún no realizaba. A pesar
de eso, la filosofía positivista impregnó todas las instituciones educativas creadas
durante el gobierno de Juárez, bajo el decreto que la educación debía ser
obligatoria y gratuita. Algunas de estas instituciones fueron la Escuela Nacional
Preparatoria organizada por Gabino Barreda; La Academia de Ciencias y
Literatura, destinada a impulsar la investigación científica y a formar profesores
para los niveles de educación superior; La Escuela Nacional de Ingenieros y La
Biblioteca Nacional de México, establecida para apoyar aquellos centros
educativos. La acción educativa del gobierno de Juárez consistió en una reforma
pedagógica muy importante aunque todavía no fuera de total alcance nacional que
renovó los métodos de enseñanza y tuvo como meta una educación integral
mediante la enseñanza objetiva que postulaba el positivismo.
La paz porfirista permitió, en los inicios del siglo XX, el advenimiento de muchos
grupos de religiosos y religiosas que abrirían las puertas de sus escuelas para
convertirse en las escuelas particulares de mayor prestigio en el país. Lasallistas,
jesuitas, maristas, salesianos, Religiosas de la Enseñanza, josefinas, Religiosas
del Sagrado Corazón, Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, teresianas,
ursulinas, Salesas, Esclavas del Divino Pastor, entre otras. Un número muy
considerable de escuelas confesionales se abrieron en muy poco tiempo.
El año de l9l4 marcó una fecha definitiva en cuanto a la vida de los colegios
particulares, fundamentalmente los católicos. Fue sin duda su año más difícil
durante la etapa revolucionaria. Diferentes fracciones, algunas anticlericales,
acusaron a los religiosos, no sin razón, de apoyar al régimen de Victoriano Huerta,
por lo que intensificaron la persecución de sacerdotes y montaron una campaña
en contra de las escuelas que éstos dirigían. Cuando la revolución armada llegó a
su fin, el país entró en un período de reconstrucción que no sería fácil. Al quedar
Venustiano Carranza como jefe supremo de la nación convocó el l4 de septiembre
de 1916 al Congreso Constituyente donde presentó un proyecto de Constitución
que mantenía muchos de los principios liberales de la anterior Carta Magna de
1857.
11 El surgimiento de la ANUIES
Los años que van desde la aparición de los libros de texto gratuito hasta su
reforma en 1973 coinciden con el periodo conocido como del "desarrollo
estabilizador" caracterizado por un acelerado crecimiento de la economía, baja
inflación y una gran estabilidad económica.
El siglo XXI se caracterizará por ser la era de la sociedad del conocimiento, que
hoy apenas se vislumbra con todo y sus impactos de los que todos somos
testigos. El conocimiento constituirá el valor agregado fundamental en todos los
procesos de producción de bienes y servicios de un país, haciendo que el dominio
del saber sea el principal factor de su desarrollo auto sostenido.
La educación superior del futuro será una puerta de acceso a la sociedad del
conocimiento, quizá la puerta más importante por su situación privilegiada para la
generación y transmisión del saber humano. En la sociedad del conocimiento, la
universidad tradicional coexistirá con universidades virtuales y con otras formas de
universidad, como son las "universidades corporativas" de las empresas, creadas
para satisfacer la demanda de educación permanente de su fuerza de trabajo en
diferentes niveles ocupacionales. Estas universidades poseen una fuerte base
tecnológica y se caracterizan por una estructura y un funcionamiento reticulado,
bajo el principio de llevar la educación al individuo y no el individuo a la educación.
Las universidades tradicionales se enfrentarán cada vez más a una fuerte
competencia por parte de estas organizaciones educativas de las empresas y el
reto salta a la vista.
México, como el resto del mundo, ha venido ampliando los niveles de escolaridad
de su población, tendencia que seguramente se reforzará en el futuro.
Actualmente se tiene un promedio de escolaridad de poco más de siete años.
En cualquiera de los escenarios planteados se espera tener para el año 2020 una
política clara para el desarrollo de las distintas regiones del país, con sustento en
su vocación productiva y en los nichos de oportunidad que ofrece el mercado
mundial. Las instituciones de educación superior habrán establecido alianzas
estratégicas con las empresas de la región, dentro de un esquema no solamente
trilateral entre México, Canadá y Estados Unidos, sino a nivel americano y en
relación con la Unión Europea y los países de la cuenca del pacífico, toda vez que
existirá en el continente americano una zona de libre comercio. México, muy
probablemente, mantendrá tratados de libre comercio con la Unión Europea y con
los países asiáticos de la cuenca del pacífico.
Sin embargo, las instituciones de educación superior, si bien con distintos matices
en función de los escenarios económicos planteados, continuarán operando en un
contexto de desigualdades regionales. De acuerdo con la tendencia, se espera
que la frontera norte esté más articulada con las economías norteamericana y
mundial y se fortalezca como polo de desarrollo industrial con el establecimiento
de industrias principalmente en la rama electrónica y de computación, y la
ampliación de la industria maquiladora. Por otra parte, la región sur del país no
habrá superado del todo los rezagos económicos y sociales acumulados
históricamente. Esta desigualdad regional exigirá de las instituciones de educación
superior la elaboración de programas de atención a las necesidades y problemas
específicos de cada región, en estrecha coordinación con los programas sociales
que gobiernos y sociedad civil impulsen en las distintas regiones, estados y
municipios del país.
CONCLUSIÓN