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Antiquum Ministerium:

El ministerio del catequista


"El ministerio de Catequista en la Iglesia es muy antiguo". Así, ha querido comenzar el Papa Francisco esta nueva
Carta Apostólica en forma de "Motu propio" Antiquum Ministerium (en adelante AM), en la cual instituye el
ministerio de catequista.
Por: Javier Contreras Marchant
Este servicio pastoral que ha imperado en la Iglesia desde sus orígenes, es uno de los que tienen fundamento bíblico
en el texto que nos habla de la diversidad de carismas que existen en las diferentes iglesias (ekklesia, comunidad),
principalmente en el servicio de enseñanza que realizaban los "maestros". El recién pasado lunes 10 de mayo, el
Papa Francisco ha decidido instituir el ministerio de la catequesis, reconociendo así, a quienes "han dedicado su
vida a la edificación de la Iglesia" (AM 2) en el conocimiento de Dios, en la enseñanza del Evangelio, la tradición
de la Iglesia y su doctrina.
Este paso que ha dado el Papa Francisco, a partir de la extensión del ministerio del acolitado y lectorado a mujeres,
ha sido una oportunidad para que la participación de los laicos siendo "activa, plena, consciente y fructuosa" (SC
48) sea también reconocida "como una diaconía indispensable para la comunidad" (AM 2), porque la diversidad de
servicios pastorales dentro de la Iglesia, es ejemplo de la diversidad de carismas dentro de ella que "todo esto lo
realiza el mismo y único Espíritu, quien distribuye a cada uno sus dones como él quiere" (1Co 12, 4-11). Es por
esto que, el Concilio Vaticano II respondiendo la necesidad de la época, con vigencia en la actualidad, reconoce "la
importancia del compromiso del laicado en la obra de la evangelización". Es así, como el decreto sobre la actividad
misionera de la Iglesia Ad Gentes considera el servicio del catequista como una "legión tan benemérita" (AG 17).
Pero, ¿quién es el catequista?
Aquella mujer u hombre que pueda "manifestar su competencia en el servicio pastoral de la transmisión de la fe,
[...] testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo" (AM 6). El Papa Francisco recuerda la
identidad del catequista, su principal vocación, en primer lugar, como testigo de la fe, aquel que da testimonio
(martirio); que tiene un rol de educador de la fe, muchas veces en realidades donde la fe se debe "contextualizar" a
la vida de cada uno de los catequizandos; nos marca un hito desde el nuevo Directorio para la Catequesis, el rol de
acompañante, aquel que camina junto a (O)otro y por otra parte, quiero destacar un mistagogo, en su principal
acepción se encuentra como "aquel que instruye/iniciaba en los misterios", hoy se considera al catequista como
mistagogo porque debe ser él quien inicie a los catequizandos en los misterios de Jesús, en la experiencia de Dios y
lo acompañe en este proceso de conocimiento, se destaca que debe ser desde su propia experiencia.
¿Cuáles son las funciones de este "nuevo" ministerio? La categoría de ministerio laical no cambia las funciones del
catequista, siguen siendo las que deben ejercer en la instrucción de la fe, las cuales son:
- "Primer plano la instrucción y la formación permanente de los creyentes" (AM 4).
- "evangelización en el mundo contemporáneo, y la imposición de una cultura cultura globalizada, que reclama un
auténtico encuentro con las jóvenes generaciones" (AM 5)
- Salir "al encuentro de todos los que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana" (AM 5)
- Finalmente, "la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico" (Evangelii
Gaudium 102)
En este último punto, se profundiza el valor de los ministerios laicales que no quiere ser expresión de la
"clericalización" de los laicos, sino que "da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado"
(AM 7).
¿Tiene alguna implicancia litúrgica? No, el catequista, con este ministerio laical, no debe asumir responsabilidades
litúrgicas o de otros ministerios.
¿Quiénes pueden asumir este ministerio?
Dice el mismo documento Antiquum Ministerium "sean llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez
humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y
vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser
comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis" (AM
8).
Tras esta gran síntesis de este nuevo ministerio laical para la Iglesia, de manera que los laicos puedan cooperar en
la construcción del Reino, comparto con ustedes en el día del Catequista, la oración que confeccionó san Juan
Pablo II:
Señor, haz que yo sea tu testigo, para comunicar tu enseñanza y tu amor. Concédeme poder cumplir la misión de
catequista, con humilde y profunda confianza. Que mi catequesis sea un servicio a los demás, una entrega generosa
y viva de tu Evangelio. Recuérdame continuamente que la fe que deseo irradiar, la he recibido de Ti como don
gratuito.
Ayúdame a vivirla con responsabilidad. para conducir a Ti a los que me confías. Hazme verdadero educador de la
fe, atento a la voz de tu Palabra, amigo sincero y leal de los demás, especialmente de mis compañeros catequistas.
Que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida para que no deje de buscarte y quererte; para que no me venza la
pereza y el egoísmo, para combatir la tristeza. Señor, te sirvo a Ti y a la Iglesia unido a tu Madre María; que como
ella yo sepa guardar tu Palabra y ponerla al servicio del mundo. Amén.

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