En relación al proceso: Es indispensable evaluar la distorsión temporal presentada generalmente por los pacientes, pues la reconstrucción de la dimensión temporal desvirtuada en el paciente implica su reinserción en la realidad. Las hipótesis de un “mínimo” y un “máximo” son marcos de referencia y no reglas inquebrantables. La duración, los intervalos entre sesiones y el tiempo dedicado a cada una de ellas deben ser flexibles. No hay que olvidar que los procesos psíquicos son autónomos y prácticamente inaccesibles a las influencias externas. Focalización: delimitación del área de la intervención, no solo abarca la problemática interna del paciente sino que forma parte de la relación de la pareja terapéutica, por lo que no se trata de un “objeto intrapsíquico” sino de una modalidad relacional. El setting cara a cara significa fundamentalmente actuar de manera directa e incisiva sobre la dinámica transferencial y contratransferencial. Esta modalidad influencia no solo sobre el paciente sino también sobre el terapeuta. Conducir una sesión cara a cara es delicado, requiere gran sensibilidad, presteza en las intervenciones y una notable capacidad intuitiva Fase inicial: Características: identificación del síntoma principal, determinación de la estructura del yo y alianza terapéutica. La tarea básica será desarrollar una estrategia focal, que requiere la formulación inmediata y razonablemente certera de una hipótesis diagnóstica que oriente la acción terapéutica; y el método electivo para su formulación es la anamnesis. Fase intermedia: se caracteriza por la concentración de la acción sobre el objetivo (síntoma o problema). La tarea consiste en dedicar todo su esfuerzo a la movilización de las partes sanas del paciente, sus energías latentes y potencialidades escondidas. A este nivel del proceso se trata de aplicar todas las armas terapéuticas que se consideren aptas en cada caso. Fase final: la conclusión va íntimamente ligada al resultado obtenido en el plano del refuerzo yoico y al hecho de que el paciente haya logrado adquirir los medios psicológicos que le permitan afrontar por sí mismo su situación alterada. En relación a los pacientes: Criterios de pacientes susceptibles de un tratamiento psicoterapéutico breve: presentar un yo fuerte, capacidad de colaboración (alianza) y un objetivo identificable. Según Malan, para una previsión positiva se requiere: 1) La buena voluntad y la capacidad del paciente como explorador de sus propios sentimientos. 2) La capacidad del paciente para trabajar en una relación terapéutica basada en la interpretación. 3) La capacidad del terapeuta para comprender el problema del paciente en términos dinámicos. 4) La capacidad del terapeuta para formular un programa terapéutico restringido. En relación con el terapeuta: Éste se desdobla y desnuda; se desdobla al ponerse, en cuanto hombre, al servicio de otro hombre; se desnuda al presentarse como profesional y no como apóstol. También debe contar con una predisposición a operar en coterapia. Bibliografía: Malugani, M. (1990). Las terapias breves: La psicoterapia breve. Características. Editorial Herder.