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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

ESTUDIOS GENERALES LETRAS

TRABAJO INDIVIDUAL

Título: Un mundo para Julius, el espacio como elemento discriminador en


la Lima de 1950

Nombre: Alexa Jael Fernández Gavilano

Tipo de evaluación: Evaluación permanente 5 (resumen, introducción,


conclusiones)

Curso: Investigación Académica (INT124)

Horario: 692

Comisión: 692A

Profesor: Gabriel Ramón

Jefe de Práctica: Luis Condori


Resumen

Este trabajo de investigación tratará acerca de la representación del espacio como elemento
discriminador en la novela “Un mundo para Julius” y se buscará responder, ¿De qué manera
podemos comprender el espacio como elemento discriminador en la novela “Un mundo para
Julius” en función de la distribución interna y externa en Lima durante la década de 1950? Para
poder contestar a esta pregunta en particular, el trabajo se dividirá en dos capítulos, el primero
tratará sobre el contexto político, histórico y social en el sentido espacial: “Cada quien en su
lugar”que abordará una mirada político-social a la República Aristocrática (1895-1950) y el
origen, desarrollo y observación de las barriadas marginales ante la ola migratoria en Lima a
mediados del siglo XX. De igual forma, el segundo capítulo nos aproximará a la perspectiva
distributiva del espacio en la obra “Un mundo para Julius” que se concentrará en reconocer al
autor, Alfredo Bryce Echenique, y su conexión con la ciudad; el análisis del microcosmos de la
sociedad limeña en espacios cotidianos y la observación del macrocosmos urbano entre la
periferia y la no periferia. Por último se pondrá en evidencia que el estudio de Lefebvre en la
producción espacial representa una herramienta sustancial para interpretar aspectos centrales
como la configuración de las zonas periféricas y el asentamiento de la población rural a la
llegada de lugares hacinados o las denominadas “invasiones”.

Palabras clave: Un mundo para Julius, Alfredo Bryce Echenique, narrativa urbana, Lima,
mediados del siglo XX

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Introducción

La obra Un mundo para Julius es mucho más que un hito narrativo dentro de la espectacular
obra de Bryce Echenique, representa la visión inocente que cuestiona, curiosea, observa y siente
una situación que el mismo sujeto, a pesar de estar rodeado de aparentes explicaciones que
corresponde a “su mundo” sigue sin poder comprender. Cuando la leí por primera vez, la
naturalidad efectuada por parte de cada personaje al momento de criticar, afirmar y reaccionar
ante ciertos eventos me impresionó a tal grado que percibí la obra como una intimidad;
definitivamente el Palacio es de mis capítulos preferidos, porque la asociación que se realizó
con una casa antigua para el rodaje de la adaptación cinematográfica presenta congruencias
interesantes en que permiten asociar la novela con lo que realmente sucedió en el Perú. Tanto es
así que la mirada de Julius aflora dentro de la normalidad del lenguaje del narrador, quien está
inmerso en toda la personalización de las clases sociales que embarcan desde la infancia del
niño hasta sus inicios adolescentes; esa especie de recolección de pasos realiza una subliminal
imagen de la Lima racista, etnicista y alarmista respecto a la “miseria” que asediaba a la urbe
(Elmore 2015: 27).

Esa exploración semilla de la inquietud que desde pequeño sintió por el mundo de la
servidumbre se materializó en la visita de “lugares prohibidos” fueron espacios que maduraron
la idea de discriminación, lo que ejercía correspondencia entre los andinos o “serranos” a
espacios poco urbanizados y al margen de la ciudad. La céntrica elegancia aristócrata se
encargaba de exhibir la suntuosidad de sus mansiones en el establecimiento de su exclusividad.
Esta reflexión personal fue la imagen inicial dentro de lo que yo ya concebía como tópico entre
el período presidencial de Manuel Odría y la etapa de la narrativa urbana, la cual está encarnada
en escritores como Ribeyro, Salazar Bondy o Congrains, cuya obra también se asemeja hacia
una crítica del racismo peruano en la crudeza de la indignación y sensibilidad por lo que
sobrellevaron los recién llegados.

Después de abordar esta experiencia literaria, la cual enfatiza la motivación para la


investigación del presente trabajo, es pertinente mencionar que la representación del espacio
como elemento discriminador en la novela no será evaluada desde una perspectiva general y
superficial, sino que se desglosarán dos universos a explorar, de forma que se pueda analizar el
contenido en la obra en fragmentos estremecedores y precisos entre Julius y su complejo
mundo. La utilización del recurso de los mapas será fundamental para ilustrar la interpretación
que el protagonista formula respecto a los lugares que visita de la mano de la servidumbre. La
distribución tanto interna como externa se explica en su valor: el horizonte de separación que
Julius mismo pudo presenciar desde su propio palacio en función de marginación y desigualdad
en el espacio, ahora, ya más preparado para afrontar, desde sus privilegios, cómo es realmente
esa Lima majestuosa configurada por sus ancestros y la cual está destinado a heredar.

En primera instancia, es necesario aventurarnos hacia el conocimiento del contexto histórico,


puesto que, por lo comentado sobre la obra, ese carácter absorbente se completa en aspectos
políticos, sociales y económicos de la realidad de 1950. Por lo cual, en el primer capítulo nos
acercaremos a la interacción entre las clases adineradas y las clases medias y pobres; el estudio
de este espacio social involucra a un ente que supuestamente se acuñaba de imparcial,justo y
preocupado por el pueblo, pero que, más adelante entenderemos, que nunca lo fue, exactamente,
nos referimos al Estado.

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Cuando nos internamos en la problematización de las relaciones de poder, el hecho de hallar
más que una coalición es la coincidencia de orígenes de oligarcas a políticos como presidentes,
ministros, etc. -dentro de la novela, el caso del bisabuelo presidente de Julius-, lo cual fue
observado al leer la obra inicialmente. También se articula mediante un interés mutuo en
satisfacer los pedidos del círculo elitista ante los hilos poderosos que estos tienen dentro de la
economía de un país en materia empresarial: importaciones, exportaciones o inversiones a favor
de los ingresos nacionales y el tesoro público, como permanece actualmente. Sin embargo, para
poder controlar ello, se necesitó una plenitud en el poder, lo cual significó una especie de
exclusión de la población como los analfabetos o indígenas. Además, existía un contraste entre
lo que el discurso político pronunciaba en contra del racismo y las prácticas que se daban en la
vía pública. Asimismo, la idiosincrasia oligárquica trataba de imponer su voluntad en medio de
un trato inferior hacia las personas con las que trataban de relacionarse funcionalmente, en el
intercambio del servicio de trabajo, en el cual no todos son iguales efectivamente.

En segunda instancia, presentamos a la obra en el análisis contextual y particular de la misma.


La perspectiva de Bryce predomina como el último paso de la división espacial, de la
marginación en la capital y toda la interpretación desde la mirada tierna de Julius. La
trascendencia de esta consecución de exploración se basa en los orígenes de la obra, que, en
cierta parte, alude a la experiencia que la narrativa urbana en el trayecto del autor, Bryce
Echenique. Acentuándonos en lo que socialmente representa, el contexto que le tocó vivir y
toda su obra deja un pedacito de esa Lima republicana tradicional que pisoteó la dignidad de
muchos otros peruanos considerados marginales.

Los espacios abordados por la narrativa urbana en “Un mundo para Julius” dibujaron un trazo
divisional al darse el choque de mundos entre lo originalmente asociado con lo andino y lo
limeño, aspecto identificado en los primeros capítulos de la obra. Este recorrido inicial se
percibió como el empirismo avanzado de un niño de tres a diez años desembocó en el
descubrimiento de ese mundo casi desconocido, solo percibido en cuerpo presente por el área de
servicio de su casa y luego transita hacia el exterior en barrios hacinados, barriadas marginales y
los espacios de mercado y ambulantes. La labor de este trabajo es examinar ese tópico a través
de la perspectiva de Henri Lefebvre y su producción espacial, cómo se gestionan las relaciones
sociales en los diversos espacios, a pesar de que las relaciones poder pretendan separar a los
elementos que la constituyen. Obviamente ya podemos distinguir de quiénes hablamos cuando
adjudicamos esta idea lefebvriana.

Como pudimos comprender en esta introducción, la perspectiva de Lefebvre será el elemento


principal para confirmar la división espacial que las relaciones de poder se empeñaron en
mantener en la integración de una Lima ya cambiada, en la mitad del siglo XX, ya configurada
desde su aspecto más mínimo, como es el contacto de Julius con la servidumbre de hogar. Los
rastros de la Lima virreinal en la nueva población de lo rural, lo andino y lo serrano estableció
una configuración de milhojas que remiten a una idea del pasado, que aunque haya sucedido
hace más de cien años, reflejan olvido, descuido y fijación única y exclusivamente para
mantener alejadas sus viviendas, su universo pobre y lleno de miseria y solo requerir de ellos en
función de su trabajo.

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Conclusiones
La representación del espacio como elemento discriminador en la novela “Un mundo para
Julius” desde la perspectiva en función de la distribución interna y externa en Lima durante la
década de 1950 se entiende a través de Lefebvre se analizan las relaciones de poder como
gestoras de un intento de separación, pues los oligarcas solo observaban a las clases inferiores
en una óptica funcional: la fuerza del trabajo como es el caso de los sirvientes en la casa de
Julius: Vilma, Celso, Daniel, Nilda, Arminda etc. Además, el espacio social configurado entre la
interacción que Julius establece con ese otro mundo rompe los esquemas de comportamiento y
alarmismo típicos de los oligarcas ante la “cholificación” de Lima. Esta hegemonía tan
articulada mediante espacios exclusivos, zonas periféricas, barrios hacinados y barrios
marginales se ve frustrada ante el paso de exploración que da Julius, debido a la curiosidad
típica de un niño que no comprende la discriminación mediante el espacio; en tanto que para los
pobres es reducido, sucio, hacinado y viejo y para los ricos es amplio, fastuoso, de estilo
europeo y cómodo.
Siguiendo el concepto de milhojas de Lefebvre, podemos confirmar que lo que en un momento
llegó a ser la zona virreinal, de construcciones mixtas como mansiones, callejones, quintas,
conventos, municipalidades, etc. en aquella época -más de cien años después- a mediados del
siglo XX habitaban, entre los escombros y el abandono, las familias venidas a menos y los . El
asentamiento de esa nueva generación es lo que mediante el análisis de la identificación de
Barrios Altos empezó a constituir su nueva urbanización, en medio de la demolición de diversos
espacios en pésimo estado y la construcción de nuevos espacios de vivienda sostienen esa
referencia en el espacio, esa forma de haber sido producido. A pesar de contener una relación
con el pasado dependiente de nuestro país, la presencia de el pasado en el presente de dicho
período jamás dejó de evocar ese fuerte olor a antiguo, a ruina, a olvido. Esta última palabra
describe perfectamente lo que las relaciones de poder sí lograron establecer respecto a las
barriadas marginales y la Lima de San Isidro o Miraflores que ellos tanto protegían. Los barrios
marginales constituyen también espacios producidos dadas las relaciones sociales no solo entre
ellos, sino en la interacción con el gobierno, por ejemplo. El descuido de dichos terrenos se
tradujo en la escasez de servicios básicos seguros, condiciones salubres adecuadas y el proceso
lento de urbanización que proporcionaron las autoridades lo cual también representó esa
discriminación a presión oligrarquica para que estos pueblos no progresen, pues les convenía
plenamente mantenerlos marginados de la capital central.
De la misma manera, este escenario contextual aborda detalles sustanciales en el
comportamiento entre clase e, incluso, de establecimientos económicos y comerciales, los
cuales emanaban elegancia, suntuosidad y la preponderancia de los señores de la casa en
contraparte al servicio o pobreza que dentro de su propia casa estaba, en la planta baja,
escondida de todos los invitados: los cuartos de la servidumbre dentro de las pequeñas puertas
que lo conectan con sus recintos. Además, potenciamos el contraste existente entre la situación
de los recién llegados y los limeños, pues la ola migratoria representó más que una
configuración demográfica en Lima de 1950, simbolizó el cambio de paradigma con el cual se
observaba a la capital, pues la proliferación de campesinos, indígenas o como de modo racista
se les denomina “cholos” ejerció dentro de óptica de los oligarcas, las clases medias y los
intelectuales el sobrenombre de “invasores”o “marginales” al establecerse alrededor de la
ciudad e, incluso, estaban acercándose al centro, ya que también habitaban los barrios
hacinados.
En consecuencia de esta perspectiva citadina configurada por la llegada del mundo andino a la
ciudad, así sea en los márgenes, podemos aseverar que la visión crítica del autor, Alfredo Bryce
Echenique, fue conducida en tanto sus vivencias personales le permitieron entrar en esa
comprensión del cambio; a pesar de su procedencia aristocrática, la inspiración creada también
por los escritos de ilustres miembros de la narrativa urbana como Ribeyro, se generó una
inclinación especial en la oralidad de las historias reales en la ironía burlesca normalizada en la
humillación, el maltrato y el olvido que sufrieron las clases bajas ante los círculos de poder. El
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reconocimiento del propio Bryce cuando se nombraron una serie de características entre el
protagonista infantil y él mismo, se asume que su narrador en primera instancia, es un
cuentacuentos que va adentrándose con Julius y fuera de él en el microcosmos y el
macrocosmos de la Lima de aquel período.

Por otro lado, adentrándonos en la obra, la perspectiva distributiva que se aborda a través de
Lefebvre y su concepto de la relación de poder en el espacio social también se refuerza
mediante la utilización de los mapas a lo largo del segundo capítulo, pues las distancias no se
reducen sencillamente en una distancia kilométrica, todo el recorrido que Julius tienes que
seguir para poder conocer cómo se está configurando la Lima de 1950, a través de diferencias
básicas como los ambulantes, los mercados, los mendigos y el entorno que naturalmente se
asocia a la servidumbre de su casa como el caso de Arminda y la barriada de La Florida. Se
establece esta conclusión en circular, porque lo que Julius, dentro de sus espacios cotidianos,
recorrió, pudo percibir peniques o nociones de los lugares que representaban “el fin del mundo”:
Chorrillos, Barrios Altos, El Rímac, etc. a partir de lo que decían los personajes inmersos en ese
exterior desconocido. La Casa Fernandini constituyó parte de la investigación enfocada al
empirismo, visitar de cerca los espacios de la adaptación cinematográfica aperturó la idea del
embellecimiento de Lima en un período anterior al marco de la obra, pues durante gobiernos
anteriores a Odría, dicha construcción se consideró una joya arquitectónica en su amoblamiento
y estilo europeo; así, confirmamos que el Palacio forma parte de la herencia de Susan,
proveniente del orden tradicional, lo cual configura que el espacio denominado Palacio
corresponde a una asimilación de tradicional y ancestral, más que el sentido común de un niño
al observar la casa tan grande en la que vive.

En síntesis, mediante este análisis exhaustivo sobre la obra Un mundo para Julius, podemos
comprender cómo el espacio se gestiona como un elemento discriminador a partir de imágenes
mentales que se pueden soslayar del primer capítulo y la construcción final de ellas en cada
sección del segundo capítulo remiten a una noción de ruptura de lo que la clase alta trató de
evitar: el choque de culturas, no referimos en sí al proceso que bajo términos racistas se acuñan
como “la cholificación” dentro de la mirada tierna de un niño como Julius. La ternura de Julius
enaltece esa capacidad de asombro que tiene Julius para conocer nuevos lugares, aunque no deja
de desligarse de la apreciación negativa sobre la situación en la que vivían estos grupos, la
reciente experiencia de él cerca de la pobreza, la miseria y “los quintos infiernos” causó un
impacto que hacia el final de la obra se tradujo en un despertar a la cruda realidad y cómo es
que ella funciona en su mundo: Lima de 1950. Definitivamente las dificultades se centraron el
trabajo genuino de las distancias entre los espacios conocidos por el niño y las zonas periféricas,
puesto que las conexiones comúnmente establecidas refieren a la narrativa urbana y el contexto
social, político y económico; sin embargo, las evidencias numéricas fueron construidas en la
interpretación de la obra mediante la herramienta My maps. Sería sumamente importante que a
partir de esta investigación se pueda recurrir a la tecnología para desglosar elementos
constitutivos en la visión espacial de una obra tan rica en contenido como es “Un mundo para
Julius”

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