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Este instructivo se realiza a título de sugerencia de análisis práctico en aplicación del artículo
54 de la Ley 1996 de 2019, y que si bien regula el proceso de ADJUDICACION JUDICIAL DE
APOYOS TRANSITORIOS, no establece con mayor detalle algunos requisitos que deben ser
tenidos en cuenta, como si lo establece el artículo 38 de la misma ley, cuando regula el
proceso de ADJUDICACION DE APOYOS PARA LA TOMA DE DECISIONES, promovido por
persona distinta al titular del acto jurídico, pero que a la fecha aún no se encuentra vigente.
Por consiguiente, considerando que al momento de ingresar en vigencia toda la ley se
deberá dar plena aplicación al referido artículo 38, es apenas razonable que se deban seguir
sus directrices a título de guía o referente para dar trámite al actual proceso “Transitorio”
de adjudicación de apoyos.
SUJETOS PROCESALES:
PARTE DEMANDANTE:
Lo será cualquier persona que tenga interés legítimo y acredite una relación de confianza
con la persona titular del acto. Entiéndase por “interés legítimo”, la razón o causa que
motiva a la persona acudir en defensa del titular del acto jurídico, el cual puede
desprenderse de un vínculo de parentesco, de la relación de cónyuge o compañero
permanente, de una relación de amistad, de mera compañía, etc.. La doctrina concibe al
interés legítimo como una institución mediante la cual se faculta a todas aquellas personas
que, sin ser titulares del derecho lesionado por un acto de autoridad, es decir, sin ser
titulares de un derecho subjetivo tienen, sin embargo, un interés en que un derecho
fundamental, sea respetado o reparado. En otras palabras, implica el reconocimiento de la
legitimación a la persona cuyo sustento no se encuentra en un derecho subjetivo otorgado
por cierta norma jurídica, sino en un interés cualificado que de hecho pueda tener respecto
de la legalidad de determinados actos de autoridad. Además, se exige que ese interés
mantenga una relación de confianza con el titular, esto es, que no basta el mero vínculo
legal o social, sino que de ahí pueda desprenderse una verdadera relación de confianza (ej:
tiempo de la amistad y cercanía, que así sea hijo del titular demuestre que ha convivido con
él o se tiene una relación cercana con su progenitor, etc).
PARTE DEMANDADA:
Lo será el titular del acto jurídico (la persona con discapacidad). Ahora bien, como se parte
del presupuesto que dicho titular se encuentra en imposibilidad absoluta de expresar su
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voluntad, lo cual ha de acreditarse desde la presentación de la demanda con prueba idónea,
se debe asumir que jamás podrá estar en capacidad de otorgar un poder judicial a un
profesional del derecho para que lo represente en el juicio, luego entonces, ha de acudirse
a lo previsto en el artículo 55 del CGP, para que a este demandado se le asigne un curador
ad litem para el litigio.
Si bien dicho artículo no establece propiamente la causal para ajustarla en este evento de
manera expresa, pues hace referencia en su numeral 1º de una persona “incapaz”, que
carezca de representante o tenga conflicto de intereses con éste, y como se sabe con este
nueva ley desaparece la incapacidad por motivos de discapacidad, se opta por una
interpretación analógica, que lo autoriza el artículo 12 del CGP, al decir que “Cualquier vacío
en las disposiciones del presente código se llenará con las normas que regulen casos
análogos.”.
Además, es sabido que la figura jurídica del curador ad litem cumple precisamente con ese
propósito de dar plena garantía de defensa en un juicio en casos tan comunes como el que
ahora nos compete.
Se considera incluso que no habría ningún asunto de esta naturaleza en el que no deba
designarse un curador ad litem para la persona con discapacidad, pues siempre será este
profesional del derecho el que brinde las mejores garantías constitucionales de defensa, el
cual puede ser solicitado en la demanda o ser designado de oficio por el juez. Claro está,
siempre que se encuentre acreditada plenamente la imposibilidad de manifestar la
voluntad del demandado desde la presentación de la demanda, para lo cual, de no ser
convincente la prueba en ese sentido, podría acudirse al asistente social adscrito al
despacho para que conceptualice al respecto.
Se considera que este presupuesto (el de la imposibilidad absoluta de manifestar su
voluntad) ha de demostrarse con la presentación de la demanda en razón de que se trata
de un requisito que acredita la calidad en que actúa el demandado (persona con
discapacidad que le imposibilita absolutamente expresar su voluntad), a la luz del art. 85
del CGP., y que en principio ya no debe ser verificado al momento de proferirse sentencia,
a menos que en el trascurso del proceso se desvirtúe esa calidad.
Asimismo, al no tratarse de un presupuesto sustancial de la acción, la prueba ab initio que
acredite esta calidad corresponde a aquella que supere el convencimiento del juzgador
dada su idoneidad, como bien puede ser el concepto médico, psiquiatra o de un experto en
la materia. Nótese que para la “discapacidad mental o intelectual”, que no para la
valoración de apoyos, la ley no establece un medio probatorio específico, sin que ello
implique una contradicción en el cambio del modelo social (actual) al médico-rehabilitador
(del proceso de interdicción). Solo se trata de verificar desde el pórtico del proceso si
realmente el demandado o titular del acto carece de esa facultad de expresar su voluntad,
de manera absoluta y quién más que un experto en la medicina para así dictaminarlo.
Ya el tema de las barreras a las que se enfrenta la persona con discapacidad y todo lo
concerniente con los apoyos que se sugieren deben ser asistidos en provecho de su pleno
ejercicio de su capacidad legal, ha de ser probado con base en los lineamientos que la ley
expresamente establece.
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Por otra parte, la persona o personas identificadas de apoyo han de ser notificadas al
proceso, pero no asumen la calidad de demandados, por lo tanto no debe dárseles el
traslado para contestar o proponer excepciones. A pesar que si tienen el derecho a
pronunciarse o participar en el juicio.
Lo anterior, teniendo en cuenta lo previsto en el numeral 5º del artículo 38 (de guía), el cual
prevé que antes de la audiencia inicial se ordenará “notificar” a las personas identificadas
en la demanda y en el informe de valoración de apoyos como personas de apoyo”. Al decir
la norma “notificar”, ha de entenderse del auto que los cita o los vincula al proceso, y no
propiamente del auto admisorio de la demanda. Sin embargo, es tema de interpretación
considerar si a estas personas ha de ubicárselas en el extremo pasivo de la acción, para que
se les corra traslado de la demanda.
En nuestro criterio, son sujetos a quienes no se dirigen las pretensiones, y, por consiguiente,
no se podrían oponer a la adjudicación de apoyos (la asistencia que requiere la persona con
discapacidad), aunque si es dable que puedan negar su designación como personas de
apoyo (art. 38 No. 9). Opera de manera análoga como acontece en los procesos de privación
de patria potestad que la ley ordena notificar a los parientes, que no son demandados
propiamente.
Aunado al hecho que la persona de apoyo puede ser la misma parte demandante, luego
entonces, de darse ese evento, sería un contrasentido suponer que él mismo puede ser a la
vez demandado.
Sin embargo, de conformidad con el Num. 6 del art. 38, ha de surtirse el traslado de 10 días
pero del informe de valoración de apoyo, a todos los sujetos involucrados en el proceso.
6.- Los hechos que determinen el vínculo y la causa que demuestra el interés legítimo y la
relación de confianza del demandante con el titular del derecho.
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7.- manifestación que no se encuentra en curso las inhabilidades del artículo 45 de la ley
1996/19.
8.- Si se opta por aportar la valoración de apoyo se describirá su contenido, quien lo elaboró,
etc.
NOTA: Téngase en cuenta que los apoyos pueden ser formales e informales. Los formales
son aquellos que han sido formalizados por alguno de los procedimientos contemplados en
la legislación nacional (art. 3º Num. 5), como por ejemplo para la compraventa de un
inmueble se requiere unas solemnidades como lo es la escritura y el correspondiente
registro. El apoyo formal tendría que ir delimitado a la asistencia en la suscripción de la
escritura y su correspondiente registro. Que al tratarse de una persona que carece de la
posibilidad de expresar su voluntad, se ha de nombrar a la persona de apoyo como su
representante para dicho acto (art. 47 y 48 L. 1996/19).
Los apoyos informales son aquellos que corresponden a las asistencias que requiere una
persona en su día a día, como el cuidado personal en general, continuar un tratamiento
médico, acompañamiento en diferentes actividades, administración de recursos
económicos, como la compra de alimentos, medicamentos, pago de personal de cuidado,
pago de transporte, etc..
Comoquiera que el artículo 54 de la ley no distingue el tipo de apoyo, podría optarse por
establecer como apoyo una o varias personas para los apoyos informales que requiera la
persona, y no solamente delimitarlo en los apoyos formales.
LAS PRETENSIONES
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6.- Permitir la participación en el juicio del titular del acto de ser el caso.
2.- Declaración testimonial para corroborar los apoyos requeridos y las personas llamadas
a prestar la asistencia.
3.- Aporte de la valoración de apoyos o su solicitud para que el juez lo decrete. En este
punto se recomienda que esta prueba se aporte, delimitando los apoyos y las personas que
brindarán los mismos, para que haya mayor agilidad en el trámite y que de ser el caso el
juez podría ampliarlo o exigir otro. Se considera que la prueba no es obligatoria en su aporte
ya que el artículo 38 que nos sirve de guía, refiere en su numeral 2º que “a la demanda se
podrá anexar la valoración de apoyos”. Así que el juez no puede exigirlo como requisito
obligatorio de la demanda por el simple hecho que la ley así no lo establece.
Teniendo en cuenta que los artículos que regulan lo concerniente a la valoración de apoyos
(las entidades o personas que deben brindarlo, los protocolos y lineamientos), no han
entrado en vigencia por contener un plazo para su implementación (art. 52), se considera
oportuno elaborar una valoración de apoyos por al menos un profesional médico, un
psicólogo y una persona de confianza, para que conceptualicen sobre los puntos mínimos
contenidos en el numeral 4º del artículo 38 de la ley 1996/19. De no ser posible esta prueba,
se podría pedir al juzgado que la decrete a través de su asistente social, quien deberá
elaborarlo de manera interdisciplinaria con un médico y una persona de confianza del titular
del acto. Esto último por cuanto se debe tener información de quien o quienes son las
personas de apoyo y sobre la mejor interpretación de la voluntad y preferencias,
relacionadas con el proyecto de vida, sus actitudes, argumentos, actuaciones anteriores,
opiniones, creencias, y no puede provenir esa información por persona ajena a la persona
con discapacidad (num. 4º lit. c) art. 38, que como se dijo, sirve de referencia)
4.- Puede pedirse un informe sociofamiliar por parte de la asistente social adscrita al
despacho para que conceptualice sobre la imposibilidad en que se encuentra la persona con
discapacidad de atender el juicio, y demás aspectos relevantes para sustentar la valoración
de apoyos.
ANEXOS DE LA DEMANDA
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COMPETENCIA
Objetivo por la naturaleza del asunto: Juez de familia en única instancia (art. 390, Par. 1º
del CGP)
NOTA: Se advierte que este documento no corresponde a una posición asumida por los jueces de
familia de este circuito judicial. Se hace con el fin de aportar un insumo para la praxis judicial.