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Capítulo 61: Perla Roja Extraviada; Ojos Inadvertidamente Rojos en
Deseo.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

Xie Lian tocó los lóbulos de sus orejas,

—Uno de los pendientes se ha ido.

La gente de Xian Le creía que la cúspide de la cultivación era la armonía


del ''yin y el yang'', la unidad de lo masculino y lo femenino. La forma de
los dioses era siempre cambiante y naturalmente no atada por
restricciones de género, cambiando de hombre a mujer cuanto querían.
Por lo cual, esta creencia estaba entrelazada en el diseño del vestuario
que Complacía a los Dioses. A través de la historia, cada Guerrero Marcial
que Complació a los Dioses vestía con accesorios que poseían la forma y
detalles de ambos sexos, tales como pendientes, brazaletes, etc. Cuando
Xie Lian se encontró preparándose para el papel, tuvo que perforar sus
oídos y ponerse un par de pendientes.

Eran un par de profundamente brillantes perlas rojo coral, lustrosas y lisas,


radiantes y opulentas, raras y sublimes. Sin embargo, solo cuando Xie Lian
prestó atención a su cabello que notó que uno de los pendientes de perlas
rojo coral había desaparecido.

En el momento en que dijo que uno se había extraviado, la expresión


relajada de Mu Qing volvió a tensarse, no obstante, los otros dos en la
habitación no se percataron de este detalle. Feng Xin buscó primero por
todo el aposento, de adentro hacia afuera, pero al final, se encontraba con
las manos vacías,

—Usted es tan atolondrado, incluso algo en sus oídos puede perderse. No


lo encontré en el Pabellón de Xian Le, tendré que salir y buscar por los
caminos. Recemos a los cielos porque no lo haya perdido durante el
desfile.

Xie Lian estaba confundido también, no obstante, no se preocupó


demasiado,

—Es posible. Si ese es el caso, entonces no hay manera de encontrarlo. Si


se perdió, se perdió.

Mu Qing por otro lado, trajo consigo la escoba que usaba usualmente para
barrer y dijo bajo,

—Esa perla es demasiado preciosa; al menos deberíamos intentar


encontrarla. Tal vez rodó bajo la cama o el estante —Entonces comenzó a
barrer, Xie Lian respondió,

—Entonces, ¿Por qué no pedimos un poco de ayuda de algunos cuantos?

—Las multitudes son tramposas. No queremos que alguien la esconda en


sus bolsillos antes de que nosotros la encontremos —Feng Xin dijo
bruscamente.

Mu Qing estaba en silencio revisando bajo la cama, pero cuando escuchó


las palabras de Feng Xin, dio un salto, se levantó de una y CRACK, la
escoba en sus manos se partió por la mitad. Xie Lian se sorprendió.

Desde que habían salido del Gran Salón Marcial, Feng Xin había estado
lleno de quejas respecto Mu Qing, sin embargo, las palabras nunca habían
abandonado sus labios. Ahora que Mu Qing explotó primero, él se molestó
también,

—¿Qué crees que haces rompiendo cosas tan de repente? ¿Ahora qué te
hizo enojar?

Mu Qing replicó fríamente,


—¿Por qué no me dices a la cara lo que tienes que decirme en lugar de
hacerlo a mis espaldas? Yo no tengo nada que ver con la perla extraviada.

Feng Xin había sido siempre un individuo directo, así que escuchar que
alguien de la nada lo acusaba de ''decir las cosas a espaldas de los
demás'' lo hizo carcajearse de ira,

—¿Por qué no te lo preguntas a ti mismo? ¿Qué dije yo? Yo nunca dije


que tú la robaste, pero de repente te frustras ¿Qué? ¿Comienzas a sentir
remordimiento?

Xie Lian salió de su aturdimiento y se sentó en la cama, sintiendo pavor,

—¡Feng Xin, es suficiente!

Unas cuantas venas resaltaron en la frente de Mu Qing. Feng Xin no lo


pensó demasiado y preguntó confundido,

—¿Qué?

Realmente no era buen momento para que Xie Lian explicara las cosas, de
momento solo podía intentar calmar a Mu Qing,

—No lo malinterpretes, los comentarios de Feng Xin fueron aleatorios, no


estaban dirigidos a ti.

Los puños de Mu Qing se relajaron y se contuvo de golpear. Sin embargo,


sus ojos se estaban volviendo rojos, se dio vuelta hacia Xie Lian y enunció
cada palabra mientras lo observaba directamente,

—Usted... no... mantiene... sus... promesas.

—¡No! ¡Te equivocas! —Xie Lian bramó.


Mu Qing cerró la boca e inhaló un par de veces, le lanzó una mirada llena
de odio a Feng Xin y sin una palabra, salió corriendo por la puerta. Xie Lian
saltó fuera de la cama y estaba a punto de seguirlo cuando fue detenido a
medio camino.

—¡Su Alteza, no se ha puesto los zapatos! ¡Será una desgracia si sale con
el cabello suelto y hecho un desastre!

—¡Entonces ayúdame a detenerlo! —Xie Lian ordenó.

—Al menos póngase sus zapatos primero y ate su cabello —Feng Xin dijo
—Déjelo así. Siempre tiene esta clase de comportamiento extraño, quién
sabe qué punto débil tocamos esta vez para que se pusiera tan histérico
de la nada.

Mu Qing ya se había ido lejos para entonces y Xie Lian se percató de que
no sería capaz de alcanzarlo, así que en su lugar, tomó una liga para el
cabello para atarlo de prisa,

—No se volvió histérico, es solo que dijiste las palabras incorrectas de


manera accidental.

Feng Xin trajo del armario los ropajes usuales de entrenamiento de Xie
Lian y se los lanzó,

—¿Qué fue lo que dije mal?

Xie Lian replicó mientras se deslizaba en sus botas,

—No puedo decírtelo. Aún así ven conmigo y ayúdame a buscarlo,


después le dirás que todo fue un malentendido y que no lo estabas
acusando de nada en realidad.

Feng Xin frunció el ceño,


—¿Por qué no puede decírmelo?

Los labios de Xie Lian estaban completamente sellados. Feng Xin estaba
comenzando a sospechar cada vez más; recordó la furiosa expresión que
tenía Mu Qing y dijo de repente,

—No ha robado nada de usted antes ¿o sí?

Xie Lian inmediatamente sacudió sus manos con vigor,

—¡No, no!

Viéndolo en este estado, Feng Xin estaba aún más seguro,

—¡Así que es eso! No es de extrañar que su temperamento estallara, ¡de


verdad estaba sintiendo remordimiento! ¿Cuándo fue que robó?

—¡No tan fuerte! —Xie Lian lo calló con ansiedad.

Feng Xin bajó su voz,

—¿Algo como esto pasó y no me lo dijo? ¡Dígamelo ahora!

Xie Lian se percató de que Feng Xin ya estaba haciendo sus propias
conjeturas, si continuaba mintiendo, se daría cuenta de cualquier otro
modo, por lo tanto tuvo que ceder en derrota,

—En realidad, no cuenta como robo, pero... ah, comenzaré desde el inicio.
Lo recuerdas, ¿cierto? Hace dos años, cuando entré por primera vez al
Sagrado Pabellón Real, hubo una ocasión en la que perdí una hoja de
papel de oro.

Escuchándolo, los ojos de Feng Xin se agrandaron e impactó su palma


contra su pierna,
—¡¿FUE ESA VEZ?!

Tres años atrás, Xie Lian rogó y suplicó de todas las formas posibles hasta
que sus padres finalmente concedieron su permiso para que entrara al
Sagrado Pabellón Real para entrenar antes de llegar a la edad de veinte
años. Un año después, el Pabellón de Xian Le completó su edificación. Xie
Lian pudo por fin mudarse allí, lo cual hizo con gran entusiasmo.

Cuando Xie Lian se mudó, realmente no trajo mucho consigo. Solo dos
carruajes llenos de libros y doscientas espadas atesoradas. Sin embargo,
la Reina amaba a su hijo con ternura y temía que su vida de entrenamiento
fuese demasiado callada y aburrida, por lo que poco después, ordenó a
veinte sirvientes que enviaran al Monte Taicang cuatro grandes carruajes
repletos de objetos que el Príncipe Heredero amaba, las montañosas
caravanas eran impresionantes y dramáticas a simple vista. Incluido
dentro, un juego de ciento ocho hojas de oro que componían un Palacio de
Papel Dorado.

Construir un palacio de hojas de papel era un popular juego que disfrutaba


la nobleza de Xian Le. En ese tiempo, que tanto lujo entrara a la montaña,
causó una pequeña ola de reclamos. El Sagrado Pabellón Real estaba
compuesto por serios cultivadores que no estaban aún muy familiarizados
con el carácter del Príncipe y a pesar de que no podían decir mucho de
manera abierta, tras su espalda había muchos rumores,

—¿Su Alteza el Príncipe Heredero vino a entrenar o a jugar? ¿Qué podría


cultivar este hijo de la familia real si solo vino por diversión?

Cuando Feng Xin escuchó los rumores, quiso armar una disputa en contra
de ellos, pero Xie Lian en cambio le dijo que no se preocupara mientras
sonreía,
—Es solo natural que piensen de esa manera. Es cuestión de tiempo para
que se den cuenta de que no vine aquí a jugar, además de que verán
quién es el número uno en esta generación de discípulos.

Sin embargo, no mucho después, algo sucedió.

Xie Lian estaba intentando lo mejor que podía para deshacerse de los
cuatro carruajes junto con los sirvientes que la Reina le había obsequiado,
pero cuando contaron el inventario, se topó con que de entre las ciento
ocho hojas de papel de oro, una se había extraviado.

El juego de hojas de papel dorado estaba empaquetado entre los carruajes


y una vez dentro del Monte Taicang, nunca abandonó el Pabellón de Xian
Le. Si no se había perdido en el camino, entonces había sido robada.
Nada pudo ser encontrado en el camino, así que Xie Lian lo dialogó sin
ceremonias con el Guoshi. Sin embargo, cuando el Guoshi pensó en la
idea de alguien dentro del Sagrado Pabellón Real robando bajo la
seducción del papel de oro, se enfureció, de modo que se concentró en
encontrar aquella hoja de oro sin importar qué. Si era encontrada en la
persona de alguien, el castigo sería extremadamente severo. Por lo cual,
todos y cada uno de los trescientos y más discípulos en el Monte Taicang
detuvieron sus actividades y fueron arrastrados a formar grupos para
buscar habitación tras habitación, aposento tras aposento de cada uno de
los salones de entrenamiento.

Se trataba de una enorme fanfarria, agotándolos a todos, aunque


inesperadamente a mitad de la búsqueda, Xie Lian de repente corrigió su
error, se disculpó por causarles problemas a todos y dijo que de repente
había recordado que al parecer había extraviado una hoja de dicho juego
de hojas de papel de oro cuando aún se encontraba en el Palacio Real. Lo
que significaba que allí solo debía haber ciento siete hojas en total desde
el inicio.
A fin de investigar la ubicación de la hoja de oro, aquella noche se había
vuelto todo un caos en el Sagrado Pabellón Real, un absoluto pandemonio
y justo cuando todos estaban sudando de cansancio, que Su Alteza el
Príncipe Heredero de la nada hiciera tal anuncio para abandonar la misión,
hizo sentir a todos muy agraviados. Por lo cual, por un largo periodo de
tiempo, hubo un montón de ruido tras su espalda, diciendo cosas como,

—Bueno, es el Príncipe Heredero, tenía que pedir refuerzos, espero que la


próxima vez su memoria sea mejor para recordar los detalles importantes
antes de solicitar una investigación entera — etc. Feng Xin estaba furioso
escuchándolos, pero Xie Lian, aún a pesar de todo, le decía que
mantuviera la calma y que dejara que el tiempo fluyera a su paso.

Ciertamente, después de aquel acontecimiento, Xie Lian fue capaz de


cambiar su entorno por completo, creciendo sin tachaduras para
convertirse en el discípulo número uno del Sagrado Pabellón Real y
estando por encima de los más de trescientos discípulos. Ya que era
bastante amigable y fácil de llevar y no dependía en absoluto de sus
raíces, su reputación gradualmente mejoró por sobre todos.

Feng Xin no era alguien que recordara pequeños detalles, por lo tanto,
había olvidado hace mucho que algo como eso había sucedido. Ahora que
el tema salía a relucir nuevamente, cayó en cuenta y se llenó de furia y
sorpresa,

—¡¿ENTONCES FUE MU QING QUIEN ROBÓ LA HOJA DE ORO?!

—¡Shhh! —Xie Lian se apresuró a silenciarlo y miró a su alrededor para


asegurarse de que no hubiera nadie más allí —La hoja de oro se cayó por
el movimiento del carruaje mientras se dirigía a la montaña. Mu Qing solo
estaba pasando por ahí mientras transportaba agua y terminó
encontrándola entre los arbustos. La mantuvo bajo su cama mientras
pensaba qué hacer con ella, pero justo esa noche, el Guoshi de repente
irrumpió y ordenó que todos comenzaran una búsqueda. Yo no lo conocía
en ese tiempo, así que solo vi a un asistente que lucía bastante inquieto.
Después, cuando estaba sentado afuera, él salió para servirme una taza
de té y lo admitió todo. Así fue como me enteré.

—¡Tomar algo sin aviso es robo! entonces, después de todo, ¿Lo ayudó a
pasar desapercibido y les dijo a todos que la hoja de oro estaba en
realidad en el palacio?

Mientras hablaban, Xie Lian ya había terminado de vestirse y se dirigía a la


puerta,

—Eso fue lo que sucedió.

Feng Xin estaba a punto de morir de furia. Siguió a Xie Lian,

—Su Alteza, sabía usted, cuando llegó por primera vez al Sagrado
Pabellón Real, ¿Toda la clase de mierdas que la gente decía sobre usted?

—Olvida eso ya — Xie Lian dijo —Realmente lucía bastante inquieto en


ese momento. Pálido como un fantasma. Las personas aquí en el Sagrado
Pabellón Real ya lo detestan, si hubiera dicho algo, su vida habría llegado
a su fin. Nuestros lugares en la vida son distintos y tenemos diferentes
puntos de ventaja en dicho asunto, por lo tanto, las consecuencias no
pueden ser comparadas.

Justo en ese momento, unos cuantos jóvenes discípulos se acercaron a


ellos y reverenciaron cortésmente, sus rostros llenos de sonrisas para
saludarlos,

—¡Su Alteza!

Xie Lian les devolvió la sonrisa, y así, ambos grupos partieron caminos. Le
dijo a Feng Xin,
—¿Lo ves? Te dije que dejaras que el tiempo fluyera. Ahora me llevo bien
con todos, ¿Quién se atreve a decir algo malo de mí?

Ambos entraron entonces al aposento de Mu Qing, pero no encontraron ni


un alma, así que salieron nuevamente para seguir buscando,

—En ese tiempo, yo había pensado que era extraño. Después de todo,
nunca había sucedido que usted perdiera alguna de sus hojas en el
palacio, —Feng Xin dijo — Pero no puedo creer que me lo haya ocultado
por dos años enteros y que además, ¡Me dijera que en realidad lo había
conocido mientras lo veía barrer!

—Después él me pidió que no se lo dijera a nadie —Xie Lian dijo —Ya que
accedí, por supuesto que no se lo diría a nadie, ni siquiera a ti. Pero ahora
que ya lo sabes, soy yo quien rompió su promesa. Sin embargo, no debes
decírselo a nadie.

—¿Cómo es que eso cuenta como romper una promesa? —Feng Xin
preguntó —No es como si me lo hubiera contado en realidad, fue su propia
conciencia culpable que lo hizo delatarse así mismo.

—No, no. Prométeme ahora mismo que esto termina aquí ¡De otro modo,
cortaré mi relación contigo y serás maldito para que nunca encuentres una
esposa! —Xie Lian amenazó.

Feng Xin soltó,

—Pffff, ¡¿Romper su relación conmigo?! El día después de nuestro


rompimiento, todos en el Reino de Xian Le sabrán una cosa: ¡Su Alteza el
Príncipe Heredero casi se asfixia una vez por ajustar de más sus tirantes
mientras se vestía solo! ¡BIEN! ¡No diré ni una sola palabra! ¿A quién
mierda le interesa esparcir rumores de cualquier modo?

Después de una pausa, aún decidió comentar,


—Apuesto a que piensa que siempre estoy tratando de joderlo porque
piensa que sé sobre ese asunto de la hoja de oro, pero enserio, a mí solo
no me agradan el tipo de personas como él. Un hombre adulto como él
pensando demasiado en esto y aquello, seguro sospecha que usted me lo
ha contado hace ya mucho tiempo. Ni siquiera las concubinas de un harem
tienen pensamientos y emociones tan tempestuosos como los de él ¡Es
tan molesto!

—No es tan malo como dices —Xie Lian dijo —El Sagrado Pabellón Real
nunca había presentado extravíos antes, lo que significa que esa fue la
primera vez; al final del día, era para su madre... uh, como sea, prometió
solemnemente que jamás volvería a hacerlo otra vez, así que darle una
oportunidad más no fue un problema. Él ha mantenido su palabra.
Además, hoy cuando ese pequeño niño cayó, si Mu Qing no hubiera
cooperado conmigo, el desfile no habría terminado tan bien como lo hizo.

Feng Xin chasqueó la lengua,

—Usted ya está trascendiendo a la historia con tan solo tres vueltas a la


capital, por supuesto que él no le hará nada malo. Su Alteza, voy a decir
esto justo ahora; yo no creo ni una sola de las palabras que dijo antes en
el Gran Salón Marcial ¿Quién aquí no sabe que cuando el Guoshi juega
cartas, no escucha ni ve a nadie? Tuvo que elegir justo ese momento para
pasar el mensaje y obstinadamente se rehusó a aclarar bajo las órdenes
de quién había sido enviado, como si tratara de arruinarlo todo a propósito.

Xie Lian negó con la cabeza y dijo con gravedad,

—En realidad, referente a este asunto, tal vez yo mismo no fui lo


suficientemente cuidadoso. Ya tenía el conocimiento de que Mu Qing no
agrada mucho a los demás, así que a menudo lo mandaba a hacer
recados para mí, para hacerle saber a las personas que es mi asistente
personal y por consecuencia, lo trataran mejor. No me había percatado de
que ya eran tan sucios para llegar a esos extremos. No solo las cosas le
salieron mal, sino que incluso fue acosado también. Si lo piensas desde su
perspectiva, encontrarás que su malhumor tiene una razón.

Feng Xin estaba en desacuerdo de todo corazón,

—¿Por qué debe ser culpa suya que él esté malhumorado? Usted es el
Príncipe Heredero; ¿Cómo es que termina debiéndole algo a la persona
que lo ha hecho ascender de rango? Su Alteza, yo realmente no
comprendo el por qué piensa muy bien de él.

Xie Lian sonrió,

—Feng Xin ¿Lo sabías? Hay muchas personas en este mundo que no son
más que rocas ante mis ojos.

Feng Xin no lo comprendió. Xie Lian caminó con sus manos tras la
espalda.

—Rocas hay por doquier, pero los jades son difíciles de encontrar. Cuando
se trata de artes marciales, solo he visto a dos en toda mi vida que pueden
ser llamados jades. Uno eres tú. El otro, es él.

Se detuvo abruptamente, giró su cabeza y sus ojos brillaron con chispas.

—Yo realmente creo que Mu Qing es alguien extremadamente bendecido.


Tan precioso jade, ¿Cómo podríamos permitir que acumule polvo y ocultar
su belleza sólo por causa de su pasado o su temperamento?

Xie Lian parecía determinado,

—¡No! Creo que eso está mal ¿Preguntas que por qué pienso tan bien de
él? Es la misma razón por la cual pienso tan bien de ti. Aquellos que están
destinados a brillar, debo dejarlos brillar. Además, yo no creo que las
buenas intenciones traigan malas intenciones de vuelta.
Feng Xin se detuvo también. Después de escuchar el discurso de Xie Lian,
rascó su cabeza.

—Mientras usted sepa lo que quiere. Como lo logre es su asunto.

—Sí. Entonces ¿A dónde se habrá ido Mu Qing? — Xie Lian dijo.

Justo en ese momento, otro par de jóvenes discípulos se acercaron con


canastas en sus manos mientras bromeaban. Cuando vieron a Xie Lian, lo
llamaron al unísono, sus voces regocijadas,

—¡Su Alteza!

Xie Lian les respondió con una sonrisa también. Los discípulos se
acercaron a ellos y mostraron sus canastas ante ambos, diciendo con
felicidad,

—¿A Su Alteza le gustaría probar algunas cerezas? ¡Ya han sido lavadas
en el manantial, están muy limpias y muy dulces!

Las canastas estaban al tope de vívidas pequeñas cerezas, rojas y


redondas, luciendo bastante preciosas. Xie Lian y Feng Xin tomaron unas
cuantas para comer, ciertamente, eran jugosas y dulces. Uno de los
jóvenes discípulos preguntó,

—Mientras caminábamos por aquí, escuchamos que Su Alteza preguntaba


por Mu Qing ¿Lo estaba buscando? Me pareció haberlo visto cuando
cruzamos el Bosque de Cerezos.

—¿Es eso cierto? Gracias por hacérmelo saber —Xie Lian dijo.

Entonces, ambos caminaron con prisa hacia los cerezos.

En la cima del Monte Taicang, además de los abundantes y salvajes arces,


también había muchos árboles frutales; duraznos, perales, naranjos y
entre todos aquellos árboles frutales, se encontraban los árboles de
cerezas. Estos árboles eran sustentados por los manantiales, bañados en
la niebla de la montaña y el rocío soleado, haciendo florecer frutas
inyectadas de aura espiritual. Además de ofrecer dichas frutas como
tributo al palacio, el resto de ellas era tan solo reservado para los
discípulos que residían en el pabellón, para que tuvieran algo que masticar
después de un largo día de trabajo. En las afueras del Sagrado Pabellón
Real, ni siquiera cientos de piezas de oro serían suficientes para comprar
una sola pieza de estas frutas.

Los cerezos estaban posicionados en hilera tras hilera y entre las frescas
hojas, se encontraban racimos sobre racimos de cerezas semejantes a
perlas rojas, luciendo encantadoramente tentadoras. Xie Lian y Feng Xin
caminaron por un rato buscando a Mu Qing entre los bosques, no mucho
después, escucharon voces que peleaban justo frente a ellos, por lo cual,
inconscientemente redujeron el ritmo de sus pasos hasta detenerse por
completo.
Capítulo 62: Perla Roja Extraviada; Ojos Inadvertidamente Rojos en
Deseo.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

A unos metros de distancia de ellos, estaban de pie de cuatro a cinco


discípulos con vestiduras blancas, cada uno con una canasta en mano, al
parecer, habían venido a recoger frutos también. Incluso de lejos, con sus
habilidades de oído siendo más agudas de lo normal, aún podían escuchar
con claridad los detalles de la pelea. Uno de los jóvenes dijo,

—Ahora sabemos por qué parecía haber cada vez menos frutos en los
bosques, así que alguien se ha estado escondiendo para robar.

Una voz suave replicó,

—Los frutos que crecen en el Monte Taicang pueden ser recolectados por
cualquiera que sea un discípulo del pabellón, ¿Cómo es esto robar?
Además, hay cientos y miles de árboles frutales aquí. Es imposible que
solo por mi causa haya cada vez menos frutos.

Esta voz era perteneciente a Mu Qing y por la fracción de ropa que se


alcanzaba a ver de entre todos los discípulos, parecía que Mu Qing ya se
había quitado el vestuario negro de fantasma y se había cambiado a su
usual ropa simple de entrenamiento.

Aquel discípulo se burló,

—Por supuesto, si solo fueras tú recogiendo frutas para ti mismo no habría


mucha diferencia, pero, tú no solo recoges frutas para ti ¿o sí? te
escabulles con canastos montaña abajo para dárselos a otras personas
¿Así es como explotas los beneficios que adquieres? Qué vergonzoso.
Xie Lian comprendió la situación de inmediato. Los discípulos que no
soportaban a Mu Qing ahora lo estaban molestando, otra vez.

Mu Qing provenía de una familia pobre; su madre, quien vivía a los pies de
la montaña en la ciudad, llevaba una vida llena de hambruna. En el pasado
solía hacer un poco de dinero como costurera, sin embargo, una vez que
su vista se deterioró ya no pudo seguir con el trabajo, por lo que solo le
quedaba esperar a Mu Qing, quien traía dinero que ganaba haciendo
quehaceres en la montaña. Algunas veces, él recogería algunas frutas
frescas del Monte Taicang para llevárselas a su madre y eso no era un
asunto del cual preocuparse, porque en realidad, no había reglas que
dictaran que estaba prohibido. No obstante, que alguien lo dijera en voz
alta lo hacía sonar muy mal. Y que se lo dijeran de este modo era incluso
más insultante y vergonzoso.

La voz de Mu Qing estaba cubierta de hielo,

—Zhu-shixiong, nosotros raramente hablamos, aún así, no dejas de


molestarme una y otra vez. Ayer también no me dejaste entrar al Pabellón
Sixiang para entregar un mensaje, ¿En qué te he ofendido?

El joven llamado Zhu, era justamente el discípulo que hacía guardia ante
las puertas del Pabellón Sixiang un día antes y cuando escuchó que
sacaba el tema a flote, su ira se intensificó.

—Fuiste tú quien no fue lo suficientemente responsable para hacer su


trabajo apropiadamente y casi arruinas el evento entero, ¿por qué me
culpas a mí entonces, eh? Deberías culparte a ti mismo por haber actuado
de manera tan discreta, haciéndoles creer a los demás que no tramabas
nada bueno. Si tan solo hubieras sido claro, nada habría sucedido ¡Gracias
a ti, Su Alteza casi lo arruina todo y yo, tuve al Guoshi gritándome furioso!

El discípulo lanzó la canasta de Mu Qing al suelo y hizo sus manos en


puño, gesticulando a los demás para que comenzaran a atacar.
Xie Lian no pudo seguir observando más y gritó,

—¡Alto!

Cuando los discípulos escucharon su voz, se quedaron pasmados,


volteando sus cabezas en su dirección y llamaron,

—¡Su Alteza!

Xie Lian y Feng Xin se acercaron, para entonces, Zhu-shixiong ya había


sujetado el hombro de Mu Qing y lo había empujado contra el tronco de un
árbol; la riña se había detenido. Y si la riña realmente hubiera continuado,
incluso si se trataba de uno contra veinte, Mu Qing tendría siempre la
delantera; pero si quería permanecer aún en el Sagrado Pabellón Dorado,
entonces no debería atreverse a siquiera ponerles un dedo encima.

Xie Lian sonrió,

—¿Qué hacen?

Este Zhu-shixiong era un decente y simple joven que tenía en gran estima
al Príncipe Heredero. Se congeló al escuchar la pregunta de Xie Lian y se
apresuró a soltar a Mu Qing.

—Um, esto, nosotros estábamos...

Xie Lian continuó sonriendo,

—Aunque no sé la razón por la cual todos pelean, Mu Qing es mi asistente


personal y si él hace cualquier cosa, es siempre bajo mi comando ¿No
estaba enterado de que era una ofensa para ustedes que lo haga
recolectar algo de fruta para mí?

Todos los discípulos se inclinaron,


—¡No, no! ¡Así que fue Su Alteza quien le pidió que viniera! ¡Lo hemos
malinterpretado!

A un costado, Mu Qing se encontraba recargado contra el árbol y se


sorprendió al escucharlo decir que todo era bajo su comando.
Inmediatamente acomodó su cuello, bajó su cabeza y no dijo ni una sola
palabra. Sudor frío recorría las espaldas de los discípulos mientras pedían
profundo perdón a Xie Lian y después a Mu Qing, para finalmente huir
después de recoger sus respectivas canastas, escapando lejos de los
árboles de cerezo.

Xie Lian se percató de que la canasta que Mu Qing había traído estaba
aún en el suelo, así que se acuclilló para recogerla y dársela a Mu Qing,

—¿Necesitas un poco de ayuda?

Mu Qing no aceptó la canasta, en su lugar, levantó la cabeza y observó a


Xie Lian con una expresión indescifrable por un rato antes de hablar,

—Su Alteza.

—¿Sí?

—¿Por qué siempre tiene que llegar en momentos como este?

Xie Lian, —¿Eh?

Feng Xin por otro lado, se molestó,

—¿A qué te refieres? ¿Ahora está mal venir a rescatarte?

Mu Qing le lanzó una mirada y tomó por fin la canasta. Feng Xin se quedó
de piedra y dijo con dureza,
—¡Escucha! ¡Lo que pasó antes fue mi culpa! No estaba intentando
acusarte y solo lo dije sin pensarlo. No hay necesidad de que pienses todo
lo que digo a profundidad, que pienses esto o aquello. A mí no me importa
nada más que Su Alteza, por lo tanto, no estoy interesado en los rumores.
Eso es todo lo que tengo que decir, así que... ¡deja de estar tan
malhumorado!

—¡PFFFT! —Al principio, Xie Lian creyó que sus palabras eran muy
agresivas, pero al llegar al final, en realidad se volvieron bastante
graciosas. Mu Qing miró a Feng Xin y Xie Lian agitó su mano,

—Muy bien, muy bien. Todo lo que dijo Feng Xin es cierto. Tan solo
olvidemos lo que aconteció. Nada ha pasado.

Un momento después, Mu Qing dijo de mala gana,

—Buscaré nuevamente la perla rojo coral más tarde. Tal vez se cayó en la
calle.

No luciría nada bien dar la impresión de que a Xie Lian no le importaba


más este asunto, así que replicó,

—De acuerdo. Solo si tienes el tiempo. Pero si realmente cayó en las


calles, ya debió haber sido recogida por alguien más.

Al parecer, Mu Qing no tenía nada más que decir; recogió las cerezas que
se habían esparcido por sobre el suelo y las colocó en su canasta otra vez.
No había recogido muchas para empezar, al terminar, quiso moverse
cuanto antes para salir del bosque. Xie Lian, sin embargo, vio muchas
exquisitamente frescas fresas y casualmente recogió un montón en su
canasta.

Mu Qing se sorprendió ligeramente. Xie Lian dijo,


—La próxima vez que quieras recolectar frutas para tu madre, tan solo di
que lo haces bajo mi comando, nadie dirá nada. El Guoshi me dijo que
retornara al palacio por unos días, así que planeo irme mañana mismo
¿Por qué no aprovechas para visitarla bajando la montaña también? Por
ahora, regresemos.

Le tomó un largo rato, pero al final, Mu Qing dijo con una voz muy baja,

—Gracias, Su Alteza.

Al siguiente día, Xie Lian bajó la montaña con Feng Xin y Mu Qing a
cuestas.

En el momento en que alcanzaron las faldas de la montaña, justo fuera de


la muralla gigante del monte, vieron un brillante carruaje dorado. Un joven
vestido en un brocado con cuello alto y con un látigo en mano, estaba
recostado en el asiento frontal del carruaje; sus piernas cruzadas, luciendo
bastante vívido y destacado. En el segundo que vio a Xie Lian saliendo de
la muralla, se levantó de un salto y corrió directo hacia él con locura,
gritando con obvio júbilo,

—¡Primo Príncipe Heredero!

Naturalmente, era Qi Rong. Solo él tendría el suficiente tiempo libre para


esperar por Xie Lian al pie del Monte Taicang. Saltó y bramó fuerte,

—¡Mi paciencia por fin ha dado frutos!

Xie Lian sonrió y revolvió su cabello, riendo,

—¿Acaso Qi Rong se ha vuelto más alto otra vez? ¿Cómo supiste que
volvería al palacio hoy?

Qi Rong soltó unas cuantas risillas,


—No lo sabía. Solo esperé, sabía que tendrías que salir tarde o temprano.
Me rehusé a creer que no lo harías.

—De verdad tienes bastante tiempo libre, ¿no es así? —Xie Lian dijo
rendido —¿Estás estudiando apropiadamente? ¿Qué hay de la práctica de
espada? Si mamá me pide que califique tus estudios otra vez, no te
ayudaré.

Qi Rong parpadeó, sus ojos vacilantes y de repente, comenzó a saltar de


arriba a abajo en euforia,

—¡Olvida todo eso! ¡Mira mi carruaje nuevo! ¡Primo Príncipe Heredero,


sube y te llevaré hasta el palacio!

Tomó la mano de Xie Lian y lo atrajo al carruaje, lo único que pudo sentir
Xie Lian en ese momento fue, peligro.

—¿Tú conducirás?

Feng Xin y Mu Qing se acercaron también. Técnicamente, los sirvientes


debían sentarse en la parte frontal, pero el rostro de Qi Rong cambió por
completo de inmediato, haciendo crujir el látigo en sus manos.

—Le pedí a mi Primo Príncipe Heredero que subiera, pero nunca dije que
ustedes dos también podían hacerlo ¿Creen que permitiré que cualquier
basura se siente sobre mi carruaje dorado? ¡Jódanse!

Xie Lian reprendió en silencio,

—¡Qi Rong!

Feng Xin se había topado con Qi Rong muchas veces antes, por lo que ya
estaba familiarizado con su sucio vocabulario y su vulgar y
condescendiente personalidad, pero Mu Qing jamás había entrado al
palacio, naturalmente, nunca había tenido la oportunidad de acercarse al
Príncipe Xiao Jing. Qi Rong estaba sintiéndose extremadamente
agraviado, pero viendo a Xie Lian a punto de irse, con dolor y pena
concedió que ambas basuras de mierda subieran también a su precioso
carruaje dorado.

Sin embargo, apenas se sentaron en el carruaje dorado, los tres se


arrepintieron inmediatamente de su decisión. Qi Rong conducía como todo
un maniático, el látigo en su mano azotaba sin cesar, gritando quien sabe
qué improperios, provocando que el caballo blanco al frente relinchara del
susto, las ruedas giraban frenéticamente, arrasando con todo lo que
encontraran en su camino. Qi Rong se rehusaba a detenerse no
importando cuánto Xie Lian le gritara que lo hiciera. Casi arrollaban a un
grupo de peatones y negocios; fue solo gracias a Feng Xin y a Mu Qing
que iban al frente y tomaron las riendas para redirigir el camino, de otro
modo, su locura habría costado al menos veinte vidas.

Cuando llegaron al palacio y el carruaje finalmente se detuvo, Xie Lian,


Feng Xin y Mu Qing soltaron un suspiro de alivio al unísono. Xie Lian se
limpió el sudor frío de la frente mientras que los otros dos, revisaban las
marcas que Qi Rong había hecho con su látigo sobre sus brazos, ahora
sus manos estaban cubiertas de verdugones. Qi Rong por otro lado, se
levantó de su asiento y con un pie sobre el lomo del caballo blanco,
proclamó con orgullo,

—¿Qué piensas Primo Príncipe Heredero? ¡Conduzco muy bien!


¿Verdad?

Xie Lian bajó del carruaje y replicó,

—Le diré a Padre y Madre que confisquen tu carruaje.

Qi Rong estaba perplejo,

—¡¿QUÉ?!
Cuando se trataba de la cultura de Xian Le: número uno, amaban el oro;
número dos, las piedras preciosas; número tres, las bellezas; número
cuatro, la música; y número cinco, el arte. El Palacio de Xian Le era por lo
tanto, el lugar más distinguido, en donde todos amaban en unidad.
Atravesando el inmenso jardín real, caminando por el pasillo carmín, no
todo estaba solo bañado o esculpido en jade, sino que también había todo
tipo de obras de arte y pinturas tapizando las paredes, música suave
empapaba el aire, creando la ilusión de estar en un paraíso.

El palacio era el hogar de Xie Lian, el lugar en donde había crecido. Feng
Xin había sido elegido para ser su guardia personal a la edad de catorce
años y hace mucho que se había acostumbrado al entorno. Sin embargo,
esta era la primera vez que Mu Qing presenciaba la edificación, por lo cual,
no pudo evitar estar asombrado. Era por esto mismo que cuanto más
asombrado estaba, más cuidadoso se volvía; con cada segundo que
pasaba, menos se atrevía a hacerles evidente a los demás lo que estaba
sintiendo; no quería dar ningún paso en falso.

Xie Lian fue directamente a encontrarse con la Reina. La Reina se


encontraba descansando en la Mansión Qifeng, recargándose contra una
pequeña mesa de té, probando nuevas hojas. Ya había recibido hace
mucho el mensaje de que el Príncipe Heredero había vuelto; sus ojos
estaban curvados en una luna creciente rebosante de felicidad, extendió
sus brazos incluso antes de que su hijo se acercara lo suficiente y
diciendo,

—¿Finalmente has decidido venir a ver a mamá?

Feng Xin y Mu Qing hicieron guardia afuera. Xie Lian entró al aposento con
Qi Rong y se acercó para tomar las manos de su madre.

—¿Acaso no los visité recientemente hace tan solo dos meses?

La Reina se quejó,
—Pero qué niño tan descorazonado. Incluso Rong-er(1) supo cómo
hacerle compañía a una mujer tan vieja como yo, pero aquí estás tú,
sonando todo correcto cuando no has vuelto a casa en dos largos meses.

Xie Lian rio,

—¿En qué sentido es mamá vieja? ¡Luces de no más de diez y algo!


Como si estuviéramos ambos en la misma generación.

La Reina estaba jubilosa al escuchar las palabras de halago. Incluso si ya


tenía a un hijo tan grande como Xie Lian, debido a su estatus y riqueza, se
mantenía bien conservada, aún luciendo como toda una belleza de la
nobleza. Aún así, la palabra que dejó sus labios era de ligera
amonestación,

—Adulador.

Xie Lian le dio un vistazo a la pequeña mesa de té en donde había una


copa de jade, su contenido emitía una fragancia extraña. Preguntó con
curiosidad, —¿Qué es esto? —Y la recogió.

Pero la Reina de inmediato advirtió,

—¡No lo tomes! ¡No puedes beber eso!

Notas:

1.- ''Er'' es la palabra para ''hijo'' o ''niño'', pero cuando se adhiere a un


nombre, se convierte en una etiqueta afectuosa; similar a ''Pequeño'' o
''hijito''.
Capítulo 63: Perla Roja Extraviada; Ojos Inadvertidamente Rojos en
Deseo.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

Xie Lian tenía curiosidad,

—¿Por qué no puedo beberlo?

La Reina tomó la copa de jade de las manos de Xie Lian y vacío su


contenido en un pañuelo para después presionarlo gentilmente sobre su
rostro.

—El Monte Taicang envío toda una carga de frutos frescos recientemente.
No me gustan las cerezas, pero hay un método en el que se pueden usar
para crear una pasta facial; machaqué algunas para experimentar, pero en
realidad no tienen un gran beneficio y estaba a punto de hacer que las
tiraran ¡definitivamente no podría permitir que ingieras esto!

Xie Lian sonreía mientras escuchaba, pero de repente recordó los eventos
de un día antes. Eran muy pocas veces al año en las que la madre de Mu
Qing podía probar cerezas y Mu Qing mismo era acosado y molestado por
el simple hecho de intentar recoger unas pocas. Era un tema bastante
delicado y Xie Lian temía que Mu Qing se sintiera incómodo al escucharlo,
por lo tanto, sonrió y cambió el tema.

—Entonces, madre, ¿tienes algo que sí pueda ingerir?

La Reina rio,

—La forma en que lo dices hará creer a los demás que te hago pasar
hambre. Pero la realidad es que has sido bastante quisquilloso con la
comida desde muy pequeño y no puedo engordarte. Te has puesto tan
delgado desde que entraste a la montaña; hoy, comerás lo que sea que yo
te diga y no puedes negarte.

Madre e hijo conversaron por un rato, de repente, ella preguntó por el


incidente durante la Procesión Celestial, bastante consternada.

—Según el reporte que ha emitido el Guoshi a nosotros, el asunto parece


bastante serio ¿Qué sucederá? ¿Serás castigado?

Xie Lian no tuvo siquiera la oportunidad de abrir la boca, cuando Qi Rong


interrumpió.

—¡Hmph! ¡Nada de eso fue culpa de mi Primo Príncipe Heredero! ¡No fue
él quien cayó de las murallas de la ciudad; si alguien realmente debe ser
castigado, debería ser ese pequeño demonio desgraciado!

''¿Qué ''pequeño demonio''?'' Pensó Xie Lian molesto.

No había tenido tiempo de corregir a Qi Rong, cuando la Reina rio. Justo


entonces, se percató de las dos personas fuera de la Mansión.

—¿Quién es el pequeño al lado de Feng Xin? Es la primera vez que veo a


una persona nueva a tu lado.

Xie Lian replicó con emoción,

—Ese es Mu Qing. El mismo que interpretó al fantasma ayer en la


plataforma.

Escuchando esto, Qi Rong levantó levemente las cejas mientras la Reina


decía,

—¿Enserio? Deja que entre para que pueda ver su rostro. Feng Xin
también puede entrar.
Así, Feng Xin y Mu Qing entraron a los aposentos y se arrodillaron ante la
Reina. Se tomó su tiempo para analizar a Mu Qing y le dijo a Xie Lian,

—Pienso que luchó bastante bien ayer; un buen y muy cortés pequeño.
Cualquiera que viera su rostro, pensaría que es un amable ministro, pero
quién se imaginaría que es tan tenaz al usar un sable.

Xie Lian sonrió,

—¿Verdad? Yo también pienso que es realmente bueno.

Qi Rong por otro lado, comentó fríamente,

—¿Ah? ¿El fantasma de ayer era él?

Xie Lian escuchó su tono y sintió terror. Justo como esperaba, al siguiente
segundo, Qi Rong explotó, arrebató la copa de jade de la pequeña mesa
de té y la lanzó en dirección a la cabeza de Mu Qing.

—¡Aquí tienes tu recompensa!

Afortunadamente, Xie Lian era mucho más rápido y golpeó la mano de Qi


Rong, obligándolo a soltar la copa, evitando que el contenido cayera sobre
el rostro de Mu Qing. Xie Lian lo jaló del cuello de su brocado, haciéndolo
retroceder,

—¡Qi Rong! ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

Aún siendo sujetado, Qi Rong estaba desbordando desenfreno y rabia,

—¡Primo, te estoy ayudando a disciplinar a este sirviente imprudente!


¡Ayer, antes de que hicieras tu aparición era seguro que estaba disfrutando
toda la atención que estaba recibiendo! ¡¿Quién se cree que es?! ¡¿La
estrella de la Procesión Celestial?! ¡¿Acaso piensa derrocar los Cielos
también?!
La Reina estaba perpleja,

—Rong, qué... ¿Qué estás haciendo?

El rostro de Mu Qing se había librado de haber sido empapado, pero sus


ropas no. Y ya que la Reina no había dado el comando, permaneció
arrodillado en el suelo, su rostro distorsionado y pálido. Xie Lian entregó a
Qi Rong a Feng Xin,

—No permitas que golpee a nadie.

Feng Xin solo usó una mano para inmovilizar a Qi Rong, pero Qi Rong
ahora pataleaba y lanzaba puños, escupiendo mientras gritaba,

—¡¿Y quién mierda te crees tú que eres que tienes las agallas para
tocarme tan casualmente?!

Xie Lian pudo sentir su cabeza punzando,

—¡Qi Rong, cada vez estás más fuera de control! —Entonces, se giró
hacia la Reina —Madre, olvidé mencionar una cosa. Por favor confisquen
su carruaje dorado.

Qi Rong gritó angustiado,

—¡NO! ¡NO! ¿POR QUÉ? ¡ESE ES EL REGALO DE CUMPLEAÑOS QUE


LA TÍA ME DIO!

—Incluso si fue un regalo, debe ser confiscado —dijo Xie Lian —¡Casi nos
metemos en problemas allá afuera! Será mejor que no vuelvas a poner tus
manos sobre ese carruaje hasta que aprendas a conducir apropiadamente.

La Reina preguntó,

—¿Ah? ¿Problemas? ¿Qué problemas?


Xie Lian formuló para ella la loca saga de conducción de Qi Rong. Qi Rong
estaba furioso, sus ojos inyectados de sangre.

—¡EL PRIMO PRÍNCIPE HEREDERO SE EQUIVOCA! ¡NO ARROLLÉ NI


A UNA SOLA PERSONA!

Xie Lian bufó,

—¡Eso es gracias a que alguien te detuvo antes de que lo hicieras!

Qi Rong luchó del agarre de Feng Xin y salió corriendo de la Mansión


Qifeng con prisa, ni siquiera dándose la vuelta cuando la Reina le llamó.

Ella dijo con tristeza, —Hablaré con él mañana sobre confiscar su carruaje
—Suspiró —Ese pequeño ha deseado un carruaje desde hace mucho
tiempo, así que cuando su cumpleaños llegó, noté que aún deseaba
desesperadamente uno, entonces se lo obsequié ¿Quién imaginaría que
haría estas cosas? Si lo hubiese sabido, nunca se lo habría dado.

—¿Y por qué deseaba tanto tener un carruaje? —Xie Lian se preguntó.

—Dijo que si tenía uno, podría ir al Monte Taicang cuando quisiera para
traerte a casa —Replicó la Reina.

Xie Lian se quedó mudo al darse cuenta de que al final del día, se trataba
solamente de un acto de buena voluntad. Después de un momento, habló,

—Será mejor que en lugar del carruaje, tenga un buen profesor primero,
uno que lo ayude a controlar ese temperamento suyo. No puede seguir
así.

La Reina suspiró,

—¿Qué clase de maestro sería capaz de controlarlo? Solo te escucha a ti.


Nosotros difícilmente podríamos hacerlo entrar a la montaña para
cultivarse contigo. Además, estoy segura de que el Guoshi moriría antes
de aceptarlo como discípulo.

Xie Lian pensó que la idea era bastante graciosa y terrible a la vez,
sacudió la cabeza,

—Con el temperamento que tiene, si entrara al Sagrado Pabellón Real


levantaría el infierno sin duda alguna.

Tanto madre como hijo estaban profundamente preocupados por este


asunto y no pudiendo pensar en ninguna buena idea, decidieron dejarlo
pendiente por el momento. Esa tarde, habiendo visitado a sus padres y
después de ser puesto al día, Xie Lian se preparó para abandonar el
palacio.

Todos sabían ya que el Príncipe Heredero estaba profundamente


obsesionado con la cultivación y desde que había entrado al Sagrado
Pabellón Real, visitaba a sus padres cada vez menos y menos. El Rey no
opinaba mucho al respecto, pero la Reina se negaba siempre a verlo irse.
Después de haber dejado el palacio, Xie Lian dio un paseo casual por la
capital real y acompañó a Mu Qing a la visita que sugirió un día antes.

Las opulentas y altas murallas rojas y los empobrecidos barrios bajos


estaban a tan solo una calle de distancia. El hogar de Mu Qing estaba
situado en un oscuro callejón, justo en el área más bulliciosa de la capital
real.

Los tres apenas se habían adentrado al callejón, cuando cinco o seis niños
en harapos los rodearon, llamando,

—¡Gege! ¡Gege ha vuelto!

Xie Lian estaba confundido al principio, preguntándose por qué llamarían


''gege'' a cualquier extraño, pero entonces descubrió que el ''gege'' al que
llamaban, no era él, sino Mu Qing. Los niños continuaron llamándolo con
dulzura, pero Mu Qing los ignoró.

—No hay nada esta vez. Y no me llamen así.

Su rostro estaba tieso, pero su voz no era fría. Se giró hacia Xie Lian.

—Ignórelos, Su Alteza, son solo niños del vecindario.

Sin embargo, el grupo de niños estaba obviamente muy cómodo alrededor


de él, habiendo crecido y jugado juntos, no podían temerle en lo absoluto.
Soltaban risillas mientras lo rodeaban, sus pequeñas y sucias manos
extendidas, rogando a Mu Qing por dulces. Finalmente, Mu Qing sacó
unas cuantas cerezas de aspecto de gemas en su bolsa y se las dio.

Feng Xin estaba atónito al ver esta escena, como si Mu Qing haciendo
este tipo de cosas fuese un completo milagro. Después de todo, Mu Qing
llevaba siempre consigo un rostro extremadamente mezquino; del tipo que,
a pesar de ver a alguien muriendo de hambre en las calles, aún sostendría
fuertemente su propia comida. Xie Lian, por otro lado, no estaba
sorprendido del todo.

Al principio, también quiso buscar algo en él para darle a los niños, pero
usualmente no llevaba dulces consigo y hacer que Feng Xin les diera
monedas daría la impresión de que los trataban como vagabundos; Xie
Lian no pensaba que fuera apropiado. De repente, hubo un estallido de
ruido de galopes en la calle principal, el largo relincho de un caballo y
docenas de personas gritando.

Los tres se detuvieron de golpe, entonces Xie Lian salió de prisa del
callejón. Todo alrededor en las calles era caos; negocios volteados y gente
en el suelo. Los peatones en la calle trataban de huir; manzanas y peras
esparciéndose por todo el suelo. Aún no había descifrado lo que estaba
sucediendo, cuando escuchó la risa maníaca de un joven.
—¡FUERA DE MI CAMINO, FUERA DE MI CAMINO! ¡NO ME IMPORTA
NI UNA MIERDA SI TERMINO ARROLLANDO A ALGUNO DE USTEDES!

Feng Xin maldijo,

—¡Es Qi Rong otra vez!

Justo como había dicho, Qi Rong estaba de pie arriba del glamuroso
carruaje dorado, su expresión maliciosa, lanzando latigazos de manera
salvaje mientras el caballo blanco relinchaba por cada azote.

—¡DETÉNLO! —Gritó Xie Lian.

El carruaje dorado pasó de largo justo al lado de ellos, Feng Xin respondió,
—¡Entendido! —Y cargó en su dirección. Xie Lian estaba a punto de ir a
revisar si había algún herido entre todos los negocios derrumbados y
peatones noqueados que habían sido víctimas de la locura de Qi Rong,
cuando de pronto, se percató de que algo estaba mal. Giró su cabeza y vio
que justo detrás del carruaje dorado, algo estaba siendo arrastrado por
todo el suelo, atado con una larga y gruesa cuerda de cáñamo. Al final de
dicha cuerda, había un saco de yute, y en ese saco, parecía haber algo
pataleando. Como si una persona viva estuviera dentro del saco.

En ese momento, Xie Lian solo pudo sentir que su sangre se enfriaba. Al
siguiente momento, ya se encontraba aproximándose en esa dirección.

Con todos los azotes, el caballo galopaba como si de eso dependiera su


vida, haciendo girar las ruedas del carruaje furiosamente. Feng Xin había
ido directo a detener al caballo, pero probablemente no sería capaz de
detenerlo inmediatamente. Xie Lian alcanzó el carruaje con tan solo unos
pocos pasos, desenvainó su espada y cortó. La cuerda se dividió en dos,
el saco de yute impactó contra el suelo y rodó hasta detenerse por
completo.
Xie Lian se acuclilló para inspeccionarlo. El saco había sido arrastrado por
quién sabe cuánto tiempo ya y estaba rasgado por todas partes. Estaba
extremadamente sucio, cubierto en sangre; luciendo como nada más que
un costal con algo muerto dentro. Otro movimiento de su espada y la
cuerda atada alrededor de la boca del saco fue cortada. Abrió el saco y
observó, dándose cuenta de que realmente había alguien allí dentro; quien
estaba dentro, era un niño.

Xie Lian de inmediato rasgó por completo el saco entero. El pequeño


estaba acurrucado en una bolita, abrazando su cabeza con fuerza; sus
sucias ropas estaban todas cubiertas ya sea de grandes marcas de
pisadas o sangre fresca. Incluso su cabello estaba enredado con sangre
seca. Era un desastre y era bastante obvio que había sido golpeado
bruscamente por alguien, lo habían golpeado tanto, que ya ni siquiera
parecía humano del todo. A juzgar por su tamaño, tenía a penas siete u
ocho; una criatura muy pequeña, temblando como si una capa de su piel
hubiese sido arrancada forzosamente. Era realmente increíble que siguiera
con vida después de tal paliza.

Xie Lian acercó una de sus manos para tentar su cuello; viendo que su
pulso no era del todo débil, soltó un suspiro de alivio. Inmediatamente
levantó el pequeño cuerpo, se dio la vuelta y gritó enfurecido,

—¡FENG XIN! ¡ARRESTA A QI RONG!

Simplemente no podía creer que algo como esto sucediera en el Reino de


Xian Le. A plena luz del día, en la calle principal, un miembro de la nobleza
había metido a una persona viva dentro de un costal de yute para después
arrastrarlo con la ayuda de su propio carruaje dorado. Si él nunca se
hubiese percatado de esto, y no lo hubiese detenido, este pequeño
seguramente habría sido arrastrado hasta la muerte.

A la distancia, se podían escuchar los bramidos y airados rugidos de Qi


Rong y poco después, Feng Xin gritó de vuelta,
—¡Ha sido detenido!

Xie Lian corrió hacia ellos justo a tiempo para escuchar a Qi Rong aullar de
rabia.

—¡USTEDES, MALDITOS SIRVIENTES DE MIERDA, SE ATREVEN A


LASTIMARME! ¡¿QUIÉN LES DIO LAS PELOTAS PARA QUE SE
ATREVAN A HACERLO?!

Al parecer, Feng Xin no había sido capaz de detenerlo, así que había
intentado arrebatar las riendas de sus manos en su lugar. Por supuesto
que Qi Rong no lo permitiría, entonces ambos lucharon de un lado al otro,
y en un momento de descuido, Feng Xin atacó y empujó a Qi Rong fuera
del carruaje. Cayó al suelo y rodó unas cuantas veces, sus rodillas
cubiertas por raspaduras. Viendo que estaba rodeado de espectadores a
los lados de la calle, no sitió nada más que ira y humillación.

Sin embargo, Xie Lian interrumpió,

—¡Yo lo hice!

Qi Rong abrió y cerró su boca un par de veces antes de finalmente


comenzar a llorar,

—¡Primo Príncipe Heredero!

Xie Lian dijo molesto,

—¡Mira lo que has hecho! Qi Rong, yo realmente...

Justo entonces, sintió al pequeño en sus brazos moverse, al parecer,


había soltado por fin su cabeza y ahora lo observaba tímidamente desde la
abertura entre sus codos.
Xie Lian inmediatamente retrajo su ira y bajó la cabeza para apaciguarle
con una voz gentil,

—¿Cómo te sientes? ¿Sientes dolor en algún lugar en particular?

El pequeño aún estaba increíblemente despierto, no inconsciente por el


dolor, no congelado por el terror, lo concluyó así porque negó con su
cabeza de inmediato. Xie Lian notó que la mitad de su pequeño y
sangriento rostro se asomaba entre sus brazos y estaba a punto de revisar
si tenía alguna otra herida en su cabeza, no obstante, el pequeño cubrió
firmemente la otra mitad de su rostro con sus manos, rehusándose por
cualquier medio a descubrirse.
Capítulo 64: Perla Roja Extraviada; Ojos Inadvertidamente Rojos en
Deseo.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

Xie Lian le tranquilizó,

—No temas, no te haré daño. Solo quiero revisar tus heridas.

El pequeño sin embargo, presionó sus manos aún más fuerte, dejando a la
vista solo un gran ojo de color obsidiana, luciendo bastante temeroso. Pero
había algo diferente en este miedo, no como si temiera ser golpeado, sino
como si temiera que descubrieran algo.

Viendo su pequeño rostro medio cubierto y con un solo ojo a la vista, Xie
Lian de repente pensó en que tal vez había visto a este niño antes en
algún otro lugar, inconscientemente, entrecerró los ojos. Qi Rong vio su
expresión complicada y explicó,

—Primo Príncipe Heredero, ese pequeño demonio arruinó la gran


ceremonia de ayer, así que te he vengado. No te preocupes, fui cuidadoso,
no morirá.

Justo como dijo, el pequeño que ahora sostenía entre sus brazos era el
mismo que había caído de las murallas de la ciudad durante la Procesión
Celestial Shangyuan el día anterior.

No era extraño que le resultara familiar. El pequeño ni siquiera se había


cambiado de ropas; aún usaba el mismo vestuario que el día anterior, pero
debido a todas las palizas que había recibido, estaba mucho más sucio y
ya no se parecía al mismo de antes, ni siquiera parecía la misma persona.
Xie Lian ya no pudo contener su ira entonces,

—¡¿Y QUIÉN TE DIJO QUE ME VENGARAS?! ¡AQUELLO NO FUE


CULPA DE ESTE NIÑO, ÉL NO TUVO NADA QUE VER!

Qi Rong se justificó,

—Por supuesto que es su culpa ¡Si no fuera por él, no habrías sido
regañado por el Guoshi!

Este lío se estaba saliendo de control y la multitud que los observaba


crecía con constancia, todos susurrándose los unos a los otros. Justo
entonces, Mu Qing también se acercó y Qi Rong apuntó su látigo hacia él
con una expresión rebosante de hostilidad.

—¡Y tú! ¡Sirviente inútil! Tan solo con verlo puedo saber que no conoce su
lugar. Si no lo disciplinas, tarde o temprano se volverá en tu contra y te
pisoteará a pesar de ser su maestro. Intenté ayudarte a disciplinarlo, pero
me diste la espalda y lo defendiste en su lugar, y después, a pesar de eso
incluso me acusaste ¡Ahora el Tío y la Tía no solo ignoraron mis buenas
intenciones, sino que incluso confiscaron mi carruaje dorado! ¡Primo, ese
carruaje era mi regalo de cumpleaños! ¡Lo había deseado por dos largos
años!

Mu Qing le dio a Qi Rong una indescriptible mirada de arriba a abajo. Xie


Lian soltó una carcajada de ira,

—No necesito tus buenas intenciones, no así ¿Realmente me estás


vengando a mí? ¿O solo tratas de vengarte a ti mismo?

—... —Qi Rong dijo —Primo, ¿Por qué me dirías algo como eso? ¿Y qué
he hecho yo mal al simplemente intentar seguirte?

Xie Lian no podía seguir argumentando con él,


—Qi Rong, escucha. De ahora en adelante, no tienes permitido tocar a
este niño ¡Ni siquiera puedes ponerle un dedo encima! ¡¿ME
ESCUCHASTE?!

Solo entonces, Xie Lian sintió un pequeño tirón en su cuello. Estaba en la


cúspide de su furia, por lo cual, se sobresaltó un poco por el movimiento.
Miró hacia abajo y vio que el pequeño había enterrado su rostro en su
pecho; sus dos manos rodeando fuertemente el cuello de Xie Lian. Xie
Lian de repente lo sintió temblar incontrolablemente, lo cual lo hizo pensar
que algo le dolía.

Preguntó de prisa,

—¿Qué sucede?

Este pequeño estaba por completo cubierto en lodo, mugre y sangre, sucio
y harapiento, a pesar de eso, se zambullía en las blancas ropas de Xie
Lian, pero a él no podía importarle menos. Gentilmente dio palmaditas en
la espalda del pequeño para tranquilizarle; con una voz suave dijo,

—Te llevaré con un médico ahora mismo.

El pequeño no le respondió, sino que abrazó a Xie Lian incluso con más
fuerza. Estaba tenso y no lo soltaba para nada, como si se aferrara a su
propia vida. Qi Rong se dio cuenta de que Xie Lian también ignoraría sus
buenas intenciones y que su corazón solo le pertenecía a los
desconocidos; entre esos pensamiento, vio cómo el niño estaba
ensuciando las ropas de Xie Lian con sangre y lodo, su ira se propulsó.
Levantó su látigo y estaba a punto de lanzar un azote justo en la parte
trasera de la cabeza del niño. Sin embargo, Feng Xin aún estaba a su
lado, y en milésimas de segundo, su pierna se levantó para patear el brazo
de Qi Rong.
Hubo un ruidoso CRACK y Qi Rong gritó; el látigo cayó al suelo y su brazo
derecho se retrajo bruscamente en un ángulo anormal. Estaba congelado y
sin poder creérselo, pasó un rato para que levantara lentamente la cabeza,
mirando a Feng Xin y enunciando cada palabra a la vez,

—¡Tú... TE ATREVES... A ROMPERME ...UN BRAZO!

Las palabras eran extremadamente frías. Y fue solo después de haber


pateado, que Feng Xin se percató de lo que había hecho; su rostro se
distorsionó, pero el rostro de Qi Rong se distorsionó aún más.

Una cosa era detestar a Qi Rong tanto como quisieran tras su espalda,
pero otra cosa muy diferente era, como guardia, haber transgredido su
posición y accidentalmente romper el brazo de un miembro de la realeza.

Justo ahora, Xie Lian tenía las manos ocupadas con el niño, y detrás de él,
había reunido un grupo de espectadores, por lo tanto, no podía solo
esquivar el ataque; pero si lo hubiese hecho, habría sido pan comido. Era
solo que Qi Rong se había aproximado con un nivel alto de agresividad
que Feng Xin se movió antes de siquiera pensarlo y Xie Lian no tuvo el
tiempo para detenerlo. Ahora todo era más caótico que antes, pero Xie
Lian no tenía tiempo para pensar. Sus ropas se estaban empapando en
sangre cada vez más y si se retrasaban, el niño podría morir justo ahí. Por
lo tanto, Xie Lian tomó una decisión de prisa, inhaló profundamente y gritó
con voz clara,

—¡TODOS, SI ALGUNO DE USTEDES FUE VÍCTIMA DEL INCIDENTE


DE HOY, POR FAVOR HAGAN CONTEO DE TODO DAÑO Y PÉRDIDA!
¡YO TOMARÉ LA RESPONSABILIDAD POR TODO!

Entonces, se dio la vuelta hacia Feng Xin y Mu Qing,

—Me adelantaré con el niño. Traigan a Qi Rong y no permitan que siga


creando caos.
Terminando sus instrucciones, Xie Lian corrió directo hacia el palacio con
el niño en brazos. Feng Xin recibió su comando, su expresión volviendo a
la normalidad y tomando al enfurecido Qi Rong para seguir a Xie Lian. Los
soldados haciendo guardia frente a las puertas del palacio pensaron que
era extraño ver al Príncipe Heredero corriendo de vuelta cuando recién se
había ido hace un corto periodo de tiempo, pero naturalmente no lo
detendrían. Xie Lian corrió en dirección del pabellón medicinal y entró a la
enfermería, dejando a Feng Xin y a Mu Qing afuera con Qi Rong bajo
arresto.

El Príncipe Heredero raramente regresaba al palacio y raramente daba


ordenes, así que los médicos imperiales de inmediato corrieron hacia él.
Xie Lian colocó al pequeño en una silla y dijo,

—Gracias por adelantado, todos. Este niño fue golpeado por un grupo de
adultos, atrapado en un saco de yute y arrastrado por las calles. Por favor,
revisen por mí si es que tiene alguna herida en la cabeza primero, eso es
lo más importante.

El equipo médico real jamás había visto a un noble traer consigo a un


sucio y descuidado pequeño para que lo ayudaran, sin embargo, sabían
que debían hacer lo que sea que se les ordenara; de inmediato atendieron
las indicaciones de Xie Lian.

Uno de ellos habló,

—Baja tus manos primero, pequeño.

Sin embargo, a pesar de que el niño era siempre dócil en manos de Xie
Lian, comenzó a luchar mientras cubría con firmeza el lado derecho de su
rostro, rehusandose a soltarse sin importar qué. No importaba cuán
habilidoso fuera el equipo médico imperial, si el paciente no cooperaba, no
había nada que pudieran hacer. Los doctores miraron a Xie Lian.
—Su Alteza, ¿...cómo?

Xie Lian levantó una mano,

—Tal vez le teme a los extraños. No se preocupen, déjenmelo a mí.

El niño estaba sentado en una silla y Xie Lian no podía verlo a los ojos
desde su altura, por lo cual, se acercó a él e inclinó su cabeza.

—¿Cuál es tu nombre?

El gran ojo del pequeño lo observó atentamente, su pupila color obsidiana


reflejaba su blanca silueta. Su mirada, si debía ser descrita, era
exactamente como Feng Xin lo había dicho: ''Poseído por un demonio'' y
no podía ser la mirada de un niño.

Pasó un rato para que el niño bajara la cabeza y contestara.

—...Hong...

Su voz era diminuta y suave; susurraba, como si no quisiera decirlo del


todo, como si estuviera un poco avergonzado. Xie Lian por lo tanto, solo
pudo escuchar que decía algo parecido a ''Hong(1)'' y preguntó otra vez,

—¿Qué edad tienes?

—Diez —Replicó el niño.

Xie Lian solo preguntaba aleatoriamente, con el propósito de bajar su


guardia, pero escuchando que había respondido ''diez'', se sorprendió.
Pensó, ''Creí que tenía tan solo siete u ocho, ¿pero tiene diez en realidad?
Este niño realmente está débil y demacrado''.

Después de una pausa, Xie Lian sonrió suavemente,


—Los médicos necesitan ver tus heridas ahora, no tengas miedo de bajar
tus manos, ¿sí?

El pequeño escuchó atentamente pero sacudió su cabeza titubeante.

—¿Por qué no? —Xie Lian preguntó.

Se quedó en silencio por un momento antes de responder,

—Feo.

Su respuesta había sido una sola palabra, y sin importar cuánto Xie Lian le
hablara, se rehusaba a remover sus manos. Xie Lian prometió que no
pensaría en él como alguien feo y que ni siquiera miraría; también le dijo
que se daría la vuelta, pero ni siquiera eso lo convenció. Era tan pequeño,
pero obstinado a lo grande. Sin muchas opciones, los médicos imperiales
solo pudieron hacerle unas cuantas preguntas, hacerlo que reconociera un
cierto número de dedos, asegurarse que no quisiera desmayarse o que
tuviera algún dolor de cabeza, revisar su comprensión de lo que veía y lo
que pensaba y luego atender las heridas del resto de su cuerpo.

A medida que los médicos imperiales trabajaban, se sentían cada vez más
asombrados. Xie Lian, que estaba de pie a un lado, escuchó sus
murmullos de asombro y preguntó,

—¿Cómo se encuentra?

Uno de los médicos imperiales no pudo contenerse y preguntó,

—Su Alteza, este pequeño... ¿realmente fue golpeado y arrastrado por las
calles dentro de un saco de yute?

Xie Lian se quedó sin palabras,

—¿Y por qué razón sería mentira?


El doctor imperial replicó,

—Si ese realmente fue el caso, entonces... asombroso. Jamás había visto
a nadie tan tenaz. Tiene cinco costillas rotas y una pierna rota, un número
de heridas grandes y pequeñas. Incluso con todo eso junto, se mantiene
consciente y conversa mientras está sentado. Incluso un adulto la tendría
muy difícil para hacer cualquiera de estas cosas, entonces, ¿Cómo puede
hacerlo un niño pequeño de tan solo diez años de edad?

Escuchando qué tan severas eran las heridas, Xie Lian se puso aún más
furioso con Qi Rong. Observó al pequeño sentado allí como si nada
hubiese pasado, como si no sintiera dolor en absoluto mientras lo
observaba de vuelta con su gran ojo negro izquierdo. Cuando se percató
de que había sido atrapado observando a Xie Lian, inmediatamente volteó
su cabeza en dirección contraria.

Notas:

1.- ''Hong'' es la palabra para ''rojo''.


Capítulo 65: Perla Roja Extraviada; Ojos Inadvertidamente Rojos en
Deseo.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

Viendo esto, por alguna razón, Xie Lian pensó que su comportamiento era
tan torpe como lamentable; se dio la vuelta y preguntó,

—¿Todas sus heridas sanarán?

Uno de los médicos imperiales ató vendas nuevas alrededor de la cabeza


del pequeño y respondió,

—No habrá ninguna complicación.

Xie Lian finalmente pudo sentirse aliviado y asintió,

—Gracias a todos por su arduo trabajo.

Solo entonces, un asistente entró para notificarles sobre la inminente


llegada de Su Majestad el Rey y la Reina. Cada uno de los médicos
imperiales se levantaron con prisa y salieron de la enfermería para
recibirlos.

Xie Lian movió al pequeño a la cama y dijo,

—Recuéstate un poco y descansa.

Luego recordó que el pequeño le temía a los extraños y ya que muchas


personas iban a reunirse en ese mismo lugar, podría asustarse, así que
Xie Lian bajó las cortinas de la cabecera de la cama y se levantó para salir
también.
Un número de guardias y asistentes rodeaban al Rey y la Reina mientras
se adentraban al pabellón. El rostro de la Reina estaba pálido.

—Mi pequeño ¿por qué has vuelto de la nada después de irte? ¿Te heriste
allá afuera?

—Madre, puedes estar tranquila —Xie Lian dijo —Yo no me lastimé, fue
alguien más.

Justo en ese momento, Qi Rong llamó desde una esquina,

—¡Tía, sálvame!

Solo entonces, la Reina se percató de Qi Rong a un costado, siendo


sostenido con firmeza por Feng Xin y se sorprendió. Había estado tan
preocupada por el bienestar de su hijo que había ignorado por completo
todo lo demás, sin embargo, ahora que lo había visto, preguntó,

—¿Rong-er? ¿Qué sucedió?

El Rey, por otro lado, arrugó ligeramente el entrecejo,

—Feng Xin ¿Por qué sujetas al Príncipe Xiao Jing como a un criminal?

Cuando Su Majestad arribó, Feng Xin debió haberse inclinado como Mu


Qing y todos los demás, pero ya que tenía a Qi Rong en su agarre y no
podía soltarlo, había sido puesto en una situación bastante complicada.

Xie Lian habló,

—Fue bajo mi comando.

Qi Rong levantó su brazo derecho,

—Tía, mi brazo está roto.


La Reina ni siquiera tuvo el tiempo suficiente para simpatizar antes de que
Xie Lian interrumpiera con brusquedad,

—Tú te has roto un brazo ¿Pero qué hay del niño?

—¿Qué niño? —Preguntó el Rey.

—Un niño de diez años —Xie Lian respondió —Pobre, vulnerable y ya


bastante débil. Qi Rong envió a sus lacayos para golpearlo ¡Si no fuera por
su tenacidad, habría muerto desde la primer paliza!

Qi Rong lucía como si le hubiesen contado el chiste más gracioso del


mundo, sus ojos abiertos,

—¡¿Un pobre y vulnerable niño de diez años?! ¡¿Débil?! Primo, tú


simplemente no sabes cuán vicioso, salvaje y terrible es ese pequeño
demonio; solo pretende ser patético frente a ti. Llevé conmigo a cinco o
seis personas pero ni siquiera en masa fueron capaces de atrapar al
mocoso. Golpeó, mordió y ensangrentó a todos y cada uno de ellos.
Además, de no haberme hecho enojar ¿por qué otra razón lo habría
arrastrado con la ayuda de mi carruaje dorado?

Escuchando esto, los rostros del Rey y la Reina se cayeron. Xie Lian tomó
una gran bocanada de aire y gritó,

—¡Suficiente! ¿Crees que lo que hiciste es algo por lo que se te debería


recompensar?

Qi Rong no era alguien que ocultara su rostro por vergüenza, la arrogancia


no se lo permitía. Estaba claro que la capital entera ahora ya sabía sobre
el incidente, definitivamente sería de ahora en adelante, la comidilla en las
pláticas de cada ciudadano.

El Rey le dio una mirada a la Reina, su rostro ligeramente azul,


—Doctor, revise el brazo del Príncipe Xiao Jing. Qi Rong, el carruaje
dorado será confiscado permanentemente y estarás en detención por un
mes entero para que reflexiones sobre lo que has hecho. Ahora,
llévenselo.

El guardia detrás de él, inmediatamente atendió las ordenes y se acercó


para tomar a Qi Rong. Solo entonces, Feng Xin pudo soltarlo. A Qi Rong
por otro lado, ya no parecía importarle nada y dijo,

—Llévenselo, llévenselo. Ya sabía que hoy sería el último día que podría
conducirlo.

Escuchando que su tono no era de arrepentimiento, la Reina suspiró de


tristeza. Xie Lian habló,

—Parece que un solo mes de reflexión no garantiza que no volverá a


hacerlo después. Necesita haber una disciplina más estricta.

Qi Rong se sobresaltó y balbuceó con enojo, —Primo Príncipe Heredero,


tú... — Pero al siguiente segundo, cambió marcha —Bien. Entonces lo
admito, esta vez ha sido mi culpa. Sin importar cómo Su Majestad decida
castigarme, Qi Rong no se opondrá.

Sus siguientes palabras, sin embargo, cambiaron la dirección del tema,

—Pero, ¿no debería ser castigado el sirviente de mi primo Príncipe


Heredero también? ¡Tío, tía, mi brazo fue roto por ese Feng Xin!

Escuchando esto, el Rey instantáneamente movió su vista hacia Feng Xin,


luciendo indignado. Feng Xin inclinó su cabeza y Mu Qing se alejó dos
pasos de él discretamente.

El Rey dijo con frialdad,


—Feng Xin, tú eres el guardaespaldas del Príncipe Heredero. El Príncipe
Heredero te trata bien y te tiene en alta estima, ¿pero acaso has olvidado
tu lugar? ¡¿Qué es esta arrogancia?! Tu deber es servir a Su Alteza ¿Es
así como le sirves? ¿Te atreves a levantar una mano en contra del primo
del Príncipe Heredero, el Príncipe Xiao Jing?

Escuchando esto, Feng Xin estuvo a punto de arrodillarse, pero Xie Lian lo
detuvo.

—No te arrodilles.

Feng Xin atendía por sobre todo el comando de Xie Lian; incluso bajo las
ordenes del Rey, su prioridad era Su Alteza, así que, instantáneamente se
puso firme otra vez. Viendo esto, el Rey se puso aún más furioso.

—Es verdad que Feng Xin rompió el brazo de Qi Rong, pero la razón fue
siempre para proteger a su maestro —Xie Lian dijo —Además, Qi Rong
tuvo la culpa primero, no Feng Xin, ¿por qué tendría que arrodillarse?

—No importa el por qué —dijo el Rey —Sea como sea, ofendió al Príncipe
Xiao Jing. Hay una vasta diferencia entre maestros y sirvientes, un
distintivo entre superior e inferior. Aun si yo, el Rey, quisiera castigarle con
cien azotes, no habría nada inapropiado en hacerlo ¿pero ni siquiera
puedo hacer que se arrodille?

A pesar de que el Rey no era tan afectuoso con Qi Rong como lo era la
Reina, Qi Rong aún era, sobre todo, un miembro de la casa real; alguien
que nunca debía ser desobedecido u ofendido. Qi Rong sabía muy bien
esto y dijo con ojos astutos,

—No es necesario que reciba azotes como castigo. Él le pertenece a mi


primo Príncipe Heredero, no quiero crear enemistades. Mientras rompa su
propio brazo y se arrodille hasta el suelo ante mí un total tres veces, lo
dejaré pasar.
El Rey asintió suavemente, dando consentimiento a su decisión. Sin
embargo, Xie Lian levantó la voz,

—Si van a castigar a Feng Xin, entonces deben castigarme a mí primero.


Él es mi asistente y primero que nada, no ha hecho nada malo, y segundo,
si de verdad hizo algo malo, fue bajo mis ordenes, así que yo tomaré el
castigo en su lugar.

Escuchando esto, el Rey se enfureció una vez más.

Todo padre e hijo en el mundo debía pasar por este cambio alguna vez en
la vida. Cuando los hijos son pequeños, idolatran a los padres como si se
tratara del héroe más grande del mundo; sus propios modelos a seguir, la
imagen que podían adorar. Sin embargo, cuando los hijos maduran a una
cierta edad, comienzan a cuestionarse cada cosa que el padre hace; hasta
que al final, ninguna de las dos partes se reconoce más como familia.

Al entrar al Monte Taicang a entrenar, el objetivo fundamental de Xie Lian


había sido siempre mejorar sus artes marciales y buscar la dirección de su
corazón. No obstante, la verdad era que a Xie Lian realmente no le
importaba dónde entrenaba o cuál era su identidad.

La palabra ''dao'' para la cultivación significaba exactamente lo que


aparentaba, lo cual era ''andar por el camino''. Mientras el corazón de uno
fuera unánime con la mente, ambos en el mismo camino, entonces el
entrenar podía llevarse a cabo en cualquier lugar. No necesitaba seguir
ninguna norma dictada o entrar al Sagrado Pabellón Real necesariamente.
Sino que, había otra razón del porqué Xie Lian había implorado entrar al
Monte Taicang para entrenar, y esa razón era, porque sentía que
realmente no podía llevarse bien con su padre.

Como el honorable Príncipe Heredero de Xian Le, desde el momento en el


que Xie Lian había nacido, el Rey de Xian Le ya había previsto cada
detalle en el camino de su hijo. Eso estaba bien cuando aún era pequeño.
Un niño tiene pocas preocupaciones y Xie Lian en ese entonces solo
necesitaba a sus padres para construir palacios de hojas de oro con él,
para jugar y reír. Durante el paso de los años, Xie Lian comenzó a
percatarse de que su padre no solo era un padre, sino también el
gobernante de un reino y muchos de sus pensamientos y acciones para
con él, nunca podrían ocurrir. Por ejemplo, el tan llamado Prestigio Real
era una de las cosas que Xie Lian odiaba.

Si no podían estar de acuerdo, lo mejor era entonces estar muy lejos el


uno del otro. Cada vez que retornaba al palacio, pasaba más tiempo
charlando con su madre, por lo cual, nunca tuvo ninguna plática de padre a
hijo con él. Ambos, nunca tomaron la iniciativa para hablarse el uno al otro
tampoco, y era siempre la Reina, quien intermediaba entre los dos.

Padre e hijo mantuvieron esta relación fría por mucho tiempo, y ahora, con
Xie Lian rehusándose tercamente a ceder, el Rey dijo,

—Muy bien. Toma su lugar, si es que debes hacerlo ¡Veamos si realmente


puedes soportarlo!

—¡Por supuesto que puedo! —Xie Lian contrarrestó.

La Reina vio que ambos estaban ahora comenzando un conflicto y con


ansiedad, dijo,

—¿Por qué las cosas deben terminar así?

Justo entonces, Feng Xin, quien no había dicho ni una sola palabra en
todo ese tiempo, de repente levantó su brazo izquierdo e impactó contra el
derecho. Hubo un sonoro CRACK; los presentes se quedaron atónitos al
seguir la fuente de este sonido, viendo el brazo derecho de Feng Xin
completamente caído, exactamente como el de Qi Rong. Xie Lian estaba
tan sorprendido como furioso,

—¡FENG XIN!
Sudor frío rodó por la frente de Feng Xin y sin una palabra, se arrodilló
ante Qi Rong y se inclinó hasta el suelo un total de tres veces. Qi Rong
estaba sintiéndose bastante orgulloso y se rió en voz alta.

—¡De acuerdo, creo que te perdonaré! ¿Por qué no hiciste esto desde un
principio?

Incluso aunque su brazo estaba roto también, parecía bastante enérgico y


fresco, como si acabase de ganar una batalla. Mientras que Feng Xin, aún
se encontraba postrado en el suelo y Mu Qing se mantenía a un costado,
su expresión oscura pero sus pensamientos impredecibles.

Xie Lian giró su cabeza para mirar a su padre, gritando con ira,

—¡TÚ!

Feng Xin lo agarró con su brazo izquierdo,

—¡Su Alteza!

La Reina también puso sus manos en él para detenerlo. Xie Lian estaba
consciente de que Feng Xin lo acompañaba desde la edad de catorce
años y que desde ese entonces, había sido siempre estimado
profundamente por la Reina. Él solo hacía esto porque no podía soportar
ver a la Reina triste por una disputa entre padre e hijo. Si Xie Lian lanzaba
un golpe ahora, entonces los esfuerzos de Feng Xin serían en vano, así
que se tragó su coraje, pero el fuego en su interior, por otro lado, siguió
ardiendo dentro de su corazón. El Rey finalmente lució apaciguado y se
fue con una expresión severa.

A la Reina siempre le había agradado Feng Xin y suspiró,

—Mi pequeño, te hemos ofendido.


—Por favor no diga eso, Su Majestad. Este es mi deber —Feng Xin
contestó.

Escuchando esto, los ojos de Mu Qing se entrecerraron, como si hubiese


bufado fríamente. Xie Lian, sin embargo, cerró los ojos.

—Madre, si realmente no pueden controlar a Qi Rong, enciérrenlo.

La Reina suspiró, asintió, y entonces negó con la cabeza; después se fue


también.

Xie Lian le pidió a uno de los médicos imperiales que atendieran el brazo
derecho de Feng Xin y se disculpó,

—Feng Xin, lo siento.

Una vez que todos los demás se había ido, Feng Xin cambió su rostro y
chasqueó la lengua,

—Esto no es nada. Me atreví a tocarlo antes ¿Cómo tendría entonces


miedo de su venganza? —Después de una pausa, sugirió —Su Alteza, por
supuesto que está bien que usted discipline a Qi Rong, pero no tenga
resentimientos contra Su Majestad. Su Majestad es el Rey y una figura
representativa de nuestras antiguas generaciones, piensa diferente a como
nosotros lo hacemos. Ver a ambos pelear, entristece a la Reina. Ella
también tiene sus dificultades.

¿Y cómo no iba a conocer Xie Lian las dificultades de su propia madre?

La madre de Qi Rong era la hermana menor de sangre de la Reina, y se


llevaban bastante bien. Cuando aún era joven e inmadura, en su primer
florecer de un romance y estando sedienta de libertad, se dejó llevar por
palabras dulces y rompió un compromiso prometedor para escaparse con
un guardaespaldas del palacio ¿Quién iba a saber que a quien había
escogido, en realidad era un villano? Habiendo nacido como una noble, fue
puesta en una choza del tipo que es como una casa para perros, y tan solo
medio años después, aquel villano reveló su naturaleza verdadera, ebrio y
violento. Después de que Qi Rong nació, él se volvió aún más abusivo.
Finalmente, la madre no pudo soportarlo más y cuando Qi Rong llegó a los
cinco años de edad, lo tomó y huyó lejos de casa. Ya que se había vuelto
un escándalo real, cerró sus puertas y nunca más volvió a poner un pie
fuera; así, pasó el resto de su vida en sombría depresión, solo mostrando
devoción y un amor particular hacia su único hijo.

Durante un solevantamiento, la madre de Qi Rong perdió la vida salvando


a la Reina, y antes de morir, le rogó a la madre de Xie Lian que cuidara
bien de Qi Rong.

Por supuesto, la Reina hizo lo mejor que pudo. Sin embargo, aún era
extraño criar al hijo de alguien más. Disciplinarlo era complicado. Si era
muy estricta, parecería abusiva y difícilmente podía ser demasiado dura. Y
si era muy poco exigente, el mal comportamiento se haría presente algún
día, y sin restricciones más estrictas, dicho comportamiento solo podía
empeorar en el futuro. La Reina también se preguntaba a menudo, ''Crié a
Xie Lian y a Qi Rong de manera muy similar ¿por qué sus carácteres son
tan diferentes?''

Solo entonces, Xie Lian de repente recordó que aún había un pequeño
recostado en la cama de la enfermería. Levantó la cortina para revisar y el
niño estaba ahora sentado, luciendo como si tratara de ver lo que pasaba
afuera desde una abertura. En el momento en que Xie Lian levantó la
cortina, volvió a recostarse obedientemente.

Xie Lian dijo,

—¿Te asustamos con la pelea que acabamos de tener? No dejes que te


abrume, no tiene nada que ver contigo.
—Su Alteza, las heridas de este niño han sido tratadas. Ahora solo
necesita un buen descanso —uno de los médicos imperiales dijo.

Xie Lian inclinó su cabeza ligeramente,

—Gracias por su arduo trabajo.

Después, se acuclilló frente al pequeño una vez más para preguntar,

—¿En dónde vives? Te llevaré a casa.

El pequeño agitó su cabeza,

—No casa.

Feng Xin se acercó también, sosteniendo el brazo que ahora estaba en un


cabestrillo,

—¿No tiene casa? ¿Entonces es realmente un pequeño mendigo?

Viendo que este pequeño estaba bastante desnutrido, sus ropas sucias y
desgastadas, no era una imposibilidad. Si no tenía un hogar al cual volver,
entonces no podrían por ningún medio dejarlo en el palacio o simplemente
botarlo en las calles.

Xie Lian lo pensó por un momento, después dijo,

—Si ese es el caso, entonces llevémoslo con nosotros de vuelta al Monte


Taicang.

Inesperadamente, Mu Qing de repente habló,

—Está mintiendo.
Capítulo 66: Ascender Es Humano; Caer también Lo Es.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.


Xie Lian giró su cabeza y preguntó,

—¿De qué hablas?

—Las personas sin hogar de la capital real, todos se reúnen en un grupo y


van a mi vecindario a menudo para rogar por comida. Conozco a todos
ellos, pero jamás había visto a este niño antes.

El pequeño observó a Mu Qing y no dijo ni una sola palabra. Feng Xin


estaba incrédulo.

—¿A quién le ruegan por comida? ¿A ti? ¿Y tú se las das?

Mu Qing le lanzó una mirada,

—Si no dejan de molestar entonces no tengo otra opción.

Feng Xin aún creía que la noción era bastante difícil de creer pero no hizo
ningún comentario,

—Oh.

Xie Lian quería reír mientras los veía charlar. Mu Qing continuó.

—Además, tiene parches cosidos en sus ropas y a juzgar por el trabajo en


la costura, debió haber sido hecho por algún adulto recientemente, así que
por lo menos debe haber alguien de edad en su casa. Su situación familiar
podría no ser la mejor, pero definitivamente no es un mendigo.

Naturalmente, Xie Lian no se percataría de los detalles en las costuras de


sus parches cosidos, ni siquiera se daría cuenta de si habían sido hechos
por un adulto o no. Pero Mu Qing solía ser un chico errante en el Sagrado
Pabellón Real, y también hacía todo este tipo de quehaceres en casa,
entonces cuando Xie Lian miró más de cerca, era justamente como él
había dicho.

Preguntó,

—¿Hay algún adulto en casa?

El pequeño sacudió su cabeza, pero Mu Qing dijo,

—Debe haberlo. Si no vuelve, su familia podría morir de preocupación


pronto.

—¡No, no! ¡No hay nadie! —bramó el pequeño, sonando como si temiera
ser enviado de vuelta, de inmediato abrió sus brazos en busca de Xie Lian.

Aún seguía cubierto en lodo y sangre y Feng Xin ya no pudo soportarlo


más,

—Niño, ¿Qué diablos estás haciendo? Las cosas eran urgentes antes y no
importaba ¿pero no estás más consciente ahora? Este es el Príncipe
Heredero ¡El Príncipe Heredero!, ¿lo entiendes?

Los brazos del pequeño inmediatamente se encogieron de vuelta, sin


embargo, aún permaneció observando a Xie Lian,

—Hubo una pelea en casa y me echaron. Caminé por un largo rato pero
no tengo a donde ir.

Los otros tres se miraron entre ellos. Después de un momento, Feng Xin
dijo,

—¿Y ahora qué?

Uno de los médicos imperiales sugirió,


—Si Su Alteza tiene problemas, el niño puede ser establecido aquí en el
palacio y hacer que algunos asistentes se encarguen de él.

Xie Lian lo pensó en silencio, pero después de un rato negó lentamente


con la cabeza.

Al final del día, temía que Qi Rong no se rindiera con el asunto y se


escabullera para causar problemas nuevamente.

—De la forma en lo que lo veo, será mejor que yo lo vigile hasta que sus
heridas hayan sanado por completo. Al parecer, su familia no será capaz
de cuidarlo, desafortunadamente. Feng Xin, cuando vayas a encargarte de
los negocios afectados y víctimas de Qi Rong, busca si puedes averiguar
la ubicación de sus padres y hazles saber la situación para que no se
preocupen.

—Muy bien —Feng Xin asintió.

Uno de sus brazos aún estaba en cabestrillo, pero aún así extendió su
brazo sano para tomar al pequeño, intentando agarrarlo por el cuello de
sus ropas. Xie Lian rió.

—Estás herido. No te preocupes de más.

Sin embargo, Feng Xin se encogió de hombros,

—Solo un brazo está roto, el otro está perfectamente sano. Si ambos


brazos estuvieran rotos, aún tengo mis dientes para llevarlo montaña
arriba para usted.

Mu Qing rodó los ojos y habló,

—Olvídalo. Déjame que yo lo lleve.


Pero justo cuando dio un paso adelante, el pequeño saltó de la cama por
sí solo y dijo,

—Puedo caminar solo.

Un gesto rebosante de rechazo decía más que mil palabras; el segundo


paso de Mu Qing se volvió extremadamente tonto como consecuencia,
inseguro de proceder o no. El pequeño tenía cinco costillas rotas y una
pierna rota, pero aún estaba tan vivaz como un dragón. Xie Lian realmente
no sabía si reír o... sentirse preocupado, dijo,

—¡No seas imprudente!

Entonces, se acuclilló para cargarlo.

Los tres, en compañía del niño, abandonaron el palacio. Ya que Qi Rong


había causado caos en las calles y perturbó a la gente de la capital,
arrollando un número considerable de negocios, Xie Lian se sentía
profundamente culpable, no tenía cara para ver a nadie de los ciudadanos;
así que el grupo se escabulló, temerosos de mostrar sus rostros, usando
solamente un callejón trasero. Durante el camino entero, el niño estuvo
extremadamente dócil en los brazos de Xie Lian; le dijeron que se
mantuviera callado e hizo tal cual le dijeron.

Feng Xin lo observó,

—Este niño me pateó ayer, pero mírenlo ahora. Realmente sabe cómo
actuar.

—Es Su Alteza el Príncipe Heredero. Por supuesto que él es mucho más


aceptado que la mayoría de personas —dijo Mu Qing.

Por alguna razón, incluso si había dicho algo bien intencionado, las
palabras que usaba harían sentir a la gente incómoda. Feng Xin se rehusó
a concordar con lo que había dicho. Después de caminar por un rato, Feng
Xin habló.

—No. Aún creo que Su Alteza no debería permitir que alguien más lo vea
sosteniendo a un niño desconocido.

—¿Cuál es el problema? —Xie Lian preguntó.

—¡Usted es el Príncipe Heredero! —Feng Xin exclamó.

Mientras hablaba, vio una carretilla vieja más allá del callejón y dijo,

—Ponga al niño en la carretilla, de ese modo podremos tirar de él.

Mu Qing inmediatamente vociferó,

—Solo para que quede claro, yo no voy a tirar de esa cosa montaña arriba.

—Nadie te pidió que lo hicieras —Feng Xin dijo. Se acercó y tiró del
pequeño en los brazos de Xie Lian, entonces el niño comenzó a forcejear
otra vez.

—¡Olvídalo, olvídalo! Tal vez alguien más necesita esa carretilla —Xie Lian
dijo.

Justo entonces, en algún lugar cercano, alguien de repente llamó,

—¿Es ese... el Príncipe Heredero?

Otro inmediatamente gritó,

—¡SÍ, SÍ, SÍ! ¡ES EL PRÍNCIPE HEREDERO! ¡SU MÁSCARA SE CAYÓ


AYER Y YO VI SU ROSTRO CON MIS PROPIOS OJOS! ¡ES ÉL!

—¡ATRÁPENLO!
Los tres se congelaron y sus corazones se detuvieron. Aunque Xie Lian no
pensara que había hecho algo malo en la Procesión Ceremonial Celestial
un día antes, estaba consciente de que los otros tal vez no pensaban lo
mismo. Interrumpir o acortar la ceremonia que Complace a Los Dioses era
una señal ominosa; la nobleza aún no lo decía a grandes voces, pero
cuando toda la emoción se sacudiera de las mentes de estas personas, y
cuando ellos comenzaran a pensar en todo lo que había sucedido un día
antes a profundidad, probablemente no lo perdonarían tampoco.
Adhiriendo los estragos en las calles causados por Qi Rong, los reclamos
debían ser infinitos. Si eran rodeados ahora, las cosas terminarían muy
mal.

Sin pensarlo aún más, Mu Qing lo tomó de un brazo y gritó,

—¡Su Alteza, corra!

Feng Xin, quien tiraba de la carretilla, urgió,

—¡Su Alteza, tengo un brazo roto, no seré capaz de detenerlos! ¡Huya!

No obstante, fuera del callejón, ya había una masa de gente que


comenzaba a entrar, sus rostros rebosantes de euforia, bloqueando toda
escapatoria posible. No tenían a dónde huir, comenzaron a ser observados
con ojos y bocas muy abiertas mientras eran rodeados.

Xie Lian pensó valientemente, ''Si algo es seguro, es que los dejaré
golpearnos sin pelear de vuelta''.

Sin embargo, inesperadamente, a pesar de que la multitud ya había


entrado, no los pulverizaron; en su lugar, un número de personas lo
levantaron y lanzaron por el aire, celebrando,

—¡SU ALTEZA!
Xie Lian fue lanzado al aire innumerables veces, pero a pesar de eso,
siempre mantuvo una disposición calma y serena.

Las personas gritaron,

—¡SU ALTEZA! ¡AQUEL SALTO EN LA AVENIDA DE LA DEIDAD


MARCIAL AYER ESTUVO ESPECTACULAR!

Alguien exclamó,

—¡Ese fue un grandioso salto! ¡Enserio, enserio pensé que el mismísimo


Emperador Marcial Celestial había descendido en persona! ¡La piel se me
puso de gallina!

Otro revalidó,

—¡Su Alteza hizo lo correcto en salvar al niño! ¡Una vida es una vida!
¿Acaso creen que los niños de la gente pobre como nosotros no son
iguales? ¡Si hubiese sido yo, habría hecho lo mismo!

Otro rugió,

—¡Correcto! ¡Hoy hubo una reunión de cómo Su Alteza había arruinado el


evento, pero yo simplemente no pude soportarlo! ¡Si hubiese sido algún
miembro real o noble el que hubiese caído, no habrían dicho lo mismo! ¡Su
Alteza, no les preste atención a esas personas!

—¡Su Alteza es el único que realmente se preocupa por nosotros!

Xie Lian pasó de sentirse culpable al principio, después desorientado a


mitad del camino hasta que al final, fue afectado por la pasión y los rostros
alegres que lo rodeaban. La multitud se congregó para rodear a Xie Lian y
cuando emergieron hacia la calle principal, más y más personas se les
unieron. Feng Xin, Mu Qing, y aquel pequeño niño fueron empujados y
separados lejos sin hacer ningún esfuerzo por pasar, por lo tanto, se
resignaron a seguirlo por detrás. Esta gran asamblea de personas
sorprendentemente no era más pequeña que la del día anterior. Cada vez
que Xie Lian hacía un movimiento para dar retirada, sería arrastrado de
vuelta forzosamente y lanzado al aire una vez más sin darle oportunidades
de bajar.

Xie Lian no pudo evitar pensar en que la situación era tan graciosa como
alentadora mientras pensaba para sí mismo, ''Las personas y el Guoshi
tienen sentimientos completamente opuestos. Al parecer, hice lo correcto.

Cuando los tres por fin pudieron alcanzar el Monte Taicang, la puesta de
sol ya se había hecho presente, brillante y vívida.

Atravesando las grandes murallas de la montaña, en el largo camino de


piedra, había cierto número de discípulos y cultivadores transportando
cántaros de agua y leña, subían y bajaban por el camino, saludando a Xie
Lian y compañía, sin embargo, muchos observaban a los tres y a la
carretilla con compañía que iba con ellos. Feng Xin era quien tiraba de la
carretilla, con una sola mano, como todo un trabajador y serio joven buey
negro. Xie Lian y Mu Qing sonreían a los demás de manera inocente, pero
poco después, a los demás dejó de importarles esta escena.

Los árboles de arce eran infinitos y las ruedas giraban con calma. Mientras
subían, Xie Lian ayudó a empujar la carretilla por detrás. Estaba
sintiéndose bien, así que le hizo al pequeño otra pregunta de manera
casual.

—Pequeño ¿Cuál es tu nombre real? ¿Hong qué?

El niño lo observó y dijo con una voz pequeña,

—Yo... yo no tengo un nombre.

Xie Lian se sorprendió,


—¿Tu madre no ten dio un nombre?

El pequeño sacudió su cabeza,

—Mi madre murió.

Xie Lian se sintió triste por él,

—Entonces, ¿Cómo solía llamarte tu madre?

El pequeño dudó por un momento, respondió,

—Hong Hong-er (1)

Xie Lian sonrió,

—Es un lindo apodo. Te llamaré así de ahora en adelante.

Hong Hong-er parecía bastante tímido cuando hablaban, como ahora, que
bajaba su cabeza en respuesta. Justo entonces, el sol se ocultó; las luces
fueron encendidas en cada uno de los respectivos pabellones que había
sobre la montaña. Entre ellos, el más brillante era por supuesto el pico más
alto, el Gran Pináculo Marcial.

En lo alto del Gran Pináculo Marcial, dentro del Gran Salón Marcial, el
lugar estaba tan claro como el día, las luces se reunían como estrellas. Xie
Lian suspiró mientras observaba la escena.

El suspiro no había sido originado por tristeza, sino del escenario que
emanaba tanta belleza y gloria. Cada destello de luz dentro del salón era
una Linterna Sempiterna que había sido ofrendada. Cada linterna contenía
las oraciones y deseos de un adorador devoto. Cuantas más Linternas
Sempiternas hubiera dentro del templo de un dios, más poderoso ese dios
se volvería. La probabilidad de ofrendar una lámpara al Gran Salón Marcial
en el Sagrado Pabellón Real era difícil de comprar, incluso con cientos de
piezas de oro. Riqueza, poder, habilidad, pasión, afinidad; al menos una de
las cinco condiciones debía estar presente en la persona para poder entrar
al salón a ofrecer luz. Sin embargo, la realidad era que la mayoría de
personas en el mundo no tenían ni siquiera una de las cinco.

Los cuatro se detuvieron a observar el Gran Salón Marcial que brillaba


como el sol en la cima de la montaña, sus expresiones todas diferentes.
Justo en ese momento, una voz familiar se hizo presente para llamarlos,

—¡Su Alteza!

Xie Lian giró su cabeza para ver a un joven con un rostro uniforme
acercarse a él a toda prisa. Al parecer, era el discípulo que hacía guardia
en la entrada del pabellón Sixiang, Xie Lian hizo un gesto más serio.

—Zhu-shixiong, ¿Cuál es la prisa?

Zhu-shixiong se percató de Mu Qing al fondo y se sintió avergonzado, por


lo tanto, habló pretendiendo que no lo había visto,

—El Guoshi ha estado preguntando por usted por un largo rato ya. Él
espera en el Gran Salón Marcial.

Xie Lian se sorprendió al escuchar esto, pero de inmediato pensó que


debía tratarse del incidente de la Procesión Ceremonial Celestial del día
anterior,

—Muy bien. Gracias, shixiong.

Xie Lian hizo que Feng Xin y Mu Qing llevaran a Hong Hong-er al Pabellón
Xian Le primero, de inmediato, se dirigió al Gran Pináculo Marcial.

Fuera del gran salón, nubes de incienso desbordaban sus incensarios


mientras fluían y flotaban por el Gran Salón Marcial, creando un estado de
atmósfera parecido al de un sueño. A los costados de los incensarios,
habían largas filas de Linternas Sempiternas colgando en el aire,
finamente alineadas en una pared de linternas. Cada Linterna Sempiterna
tenía escrita encima el nombre y la plegaria del creyente, siempre una
escritura elegante y decorosa. Una vez dentro del salón, en ambos lados
de la pared, encontró más y más filas de Linternas Sempiternas colgadas.
Las linternas ofrendadas dentro del Gran Salón Marcial eran por supuesto,
mucho más valiosas que las que se encontraban afuera.

En el gigantesco y espacioso templo, el Guoshi se encontraba ofreciendo


incienso ante la estatua del Emperador Celestial Marcial, y los tres
Guoshis adjuntos estaban detrás de él, postrados uniformemente ante el
gran dios.

Xie Lian inclinó su cabeza cuando entró,

—Guoshi.

El Guoshi completó su ritual antes de voltear su cabeza e indicarle con


gestos que se acercara. Por lo cual, Xie Lian se acercó, tomó una vara de
incienso y también presentó sus respetos en honesta sinceridad.

Pasó un momento antes de que el Guoshi finalmente hablara.

—Su Alteza, los cuatro hemos deliberado ya. Respecto a la Procesión


Ceremonial Celestial, existen dos maneras para resolverlo...

—Por favor Guoshi, ilumíneme —Xie Lian dijo.

—La primera opción, —el Guoshi respondió —es encontrar al niño que
interrumpió la procesión, y después, llevar a cabo una ceremonia. Mínimo,
uno de sus cinco sentidos debe ser sellado como penitencia.
Capítulo 67: Ascender Es Humano; Caer También Lo Es.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

Xie Lian negó rotundamente, —No —Repitió con severidad —


Definitivamente no.
El Guoshi asintió,

—Esperaba esta respuesta. Así que pusimos nuestra consideración en la


segunda opción.

—Por favor ilumíneme... —Xie Lian dijo solemne.

—La segunda opción —dijo el Guoshi —Es hacer que Su Alteza se


arrepienta públicamente ante la gente de Xian Le, que implore a los cielos
por perdón y después se mantenga de pie frente al muro por todo un mes.

—Imposible —Xie Lian dijo con serenidad.

El Guoshi se sorprendió,

—No le pedimos que lo haga realmente, usted simplemente tiene que


parecer, ah... ajem —De pronto recordó que se encontraban ante la
estatua del Emperador Celestial Marcial e inmediatamente se corrigió —
Siempre que usted muestre sincero arrepentimiento, será suficiente.

Aún, Xie Lian respondió con un rotundo,

—No.

—¿Y la razón es? —Preguntó el Guoshi.

—Guoshi, cuando descendí la montaña hoy ¿usted sabe lo que vi? —Xie
Lian dijo —No solo las personas no están preocupadas por el accidente
durante la Procesión Ceremonial Celestial, sino que incluso lo aprobaron.
Esto prueba que las personas de este reino, todas creen que la decisión
de salvar al niño fue la correcta.

—Si hago lo que ustedes me dicen que haga y soy castigado por algo que
en realidad fue correcto, ¿que van a pensar? ¿Acaso no esto les hará
creer que al salvar una vida, no solo no obtenemos méritos fortuitos, sino
que en su lugar, incluso seremos castigados por nuestros pecados?
¿Cómo cree que van a pensar o actuar después de eso?

—Si está bien o está mal, eso no importa —El Guoshi dijo —Lo único que
importa ahora es que escoja entre uno de los dos caminos. Ya sea que
ese niño cargue con la culpa o usted lo haga. Nada es perfección en este
mundo.

—Si está bien o está mal sí es importante. Si debo escoger, entonces elijo
el tercer camino —Xie Lian replicó.

El Guoshi frotó su frente.

—Um... Su Alteza, perdone mi atrevimiento pero, ¿por qué le importa tanto


lo que ellos piensen? Hoy, pueden pensar de una forma, pero mañana
pensarán de otra. No hay necesidad de que se preocupe por detalles
diminutos; confíe en mí, las personas seguirán sus propios caminos y no
serán conmovidos por sus acciones, tampoco lo tomarán de ejemplo. Es
mejor si servimos a lo que está por encima de nuestras cabezas.

Xie Lian se quedó en silencio por un momento, después habló,

—Guoshi, desde que entré al Sagrado Pabellón Real para convertirme en


un discípulo, cuanto más entreno, más reflexiono. Hay en realidad algo
que siempre he pensado, pero que nunca he dicho.

—¿De qué se trata? —El Guoshi preguntó.

—¿Es realmente correcto que adoremos y nos postremos ante los dioses
de este modo?

El Guoshi se quedó sin palabras por un momento,

—Si las personas no adoran a los dioses ¿entonces qué se supone que
hagamos? ¿Ser vagabundos? Qué, ¿Su Alteza cree que los miles y
millones de devotos que vienen aquí a adorar, en realidad tienen creencias
erróneas?

Xie Lian negó con la cabeza y masticó sus palabras.

—Las creencias no son erróneas. Es solo... que este discípulo no cree que
sea correcto postrarse.

Levantó su cabeza y apuntó a la gran dorada, brillante y gloriosa estatua


del Emperador Celestial Marcial.

—Cuando los humanos ascienden, se convierten en dioses. Para los


humanos, los dioses son mayores, guías, luces eternas, no obstante, no
son nuestros maestros. En tal sentido, debemos estar rebosantes de
agradecimiento y admiración, pero nunca idolatrarlos. Justo como en la
Procesión Ceremonial Celestial Shangyuan, la actitud correcta debe ser de
agradecimiento, de alegría; no de miedo, no rogando por perdón, no
intimidando, y ciertamente, no poniéndonos a nosotros mismos en una
posición de servidumbre.

El Guoshi permaneció sereno y silencioso, pero los otros tres Guoshis


adjuntos parecieron intranquilos, volviéndose a él.

Xie Lian continuó,

—Fue un accidente, no pudo evitarse. Estoy dispuesto a ofrecer mil


linternas para iluminar las noches oscuras de los demás; como polillas a
las llamas, no le temo a nada. Pero me rehúso a arrodillarme e implorar
perdón por algo que hice bien ¿Encarar al muro en reflexión de mis actos?
¿Qué fue exactamente lo que hice mal? ¿Qué han hecho mal las
personas? Exactamente como Qi Rong que hizo el mal, pero Feng Xin
quien sometió al malhechor, y aún así tuvo que ser castigado ¿en dónde
está la lógica en todo esto? Si los cielos tuvieran ojos, no me condenarían
por nada.
El Guoshi desvió la mirada,

—Entonces, Su Alteza, permítame preguntarle ¿Qué pasará si los cielos


realmente deciden condenarle? ¿Implorará perdón entonces?

—Si eso pasa, entonces los cielos serán quienes se equivoquen. Yo,
estando en lo correcto, iré en contra de los cielos y los opondré hasta el
final.

Escuchando esto, el rostro del Guoshi cambió ligeramente, sonrió.

—Su Alteza, usted es muy valiente para decir esas palabras.

Los otros tres Guoshis adjuntos los veían, queriendo hablar, pero
conteniéndose a sí mismos. Solo entonces, una repentina y ruidosa alarma
emergió desde afuera del salón, como el replicar de muchas campanas,
todas sonando al unísono. Los cuatro Guoshis no pudieron permanecer
más tiempo en sus asientos y todos se precipitaron al mismo tiempo,
corriendo en dirección del fondo del salón.

Xie Lian los siguió por detrás muy de cerca. Atravesaron todos los edificios
construidos detrás del Gran Salón Marcial, de inmediato, llegaron ante una
pagoda negra. Las puertas de la negra pagoda estaban abiertas de par en
par, e incontables fragmentos de humo oscuro estaban saliendo de ellas.

El Guoshi dejó salir un grito de desesperación,

—¿EN DÓNDE ESTÁ ZHU AN? ¡¿A DÓNDE DEMONIOS FUE?! ¡¿CÓMO
ES QUE ESTO PASÓ?!

Un número de discípulos guardias se acercaron de prisa, el que dirigía era


ese Zhu-shixiong,

—¡Guoshi! ¡ESTOY AQUÍ! ¡No sé qué fue lo que pasó, la puerta estaba
bloqueada, pero de repente se abrió por sí sola!
El Guoshi tiró de su propio cabello.

—¡RÁPIDO! ¡TRÁIGANME OTRO JARRÓN DE SELLADO DE ALMAS!

Xie Lian, por otro lado, fue directamente dentro. Dentro de la pagoda
negra, las paredes estaban cubiertas de paneles de celosías de sándalo,
todas de diferentes formas y tamaños, apiladas de manera desigual, una
sobre la otra; entre cada panel, había varios jarrones de arcilla, vasos de
porcelana, cajas de jade y así, había muchos otros contenedores. Cada
uno de estos contenedores estaban originalmente posicionados de manera
muy segura, sus tapas rojas atadas firmemente en sus lugares, cada
abertura, sellada con talismanes amarillos con encantamientos escritos en
rojo carmín; pero ahora, muchos de ellos se habían quebrado, mientras
que el resto seguía cayendo de sus estantes por sí solos, aquellos que no
caían, se balanceaban y vibraban.

Los contenedores de sellado de almas, tenían cada uno dentro a un


demonio o fantasma que había causado estragos alguna vez; este tipo de
pagodas existían en cada uno de los templos del Monte Taicang, usando a
propósito la esencia santa para mantenerlos suprimidos. Sin embargo,
algo sucedió que causó una repentina insurgencia y ahora todos estaban
escapando.

—¡Es demasiado tarde! —Xie Lian gritó.

Inmediatamente hizo un movimiento para cerrar la puerta. La cerradura


que originalmente encadenaba la puerta había sido rota por los espíritus
resentidos, así que Xie Lian desenvainó su espada, uso la punta para
dibujar algunos caracteres y después, la enterró en el suelo. Había traído
consigo doscientas espadas cuando entró a la montaña y cambiaba la
espada que llevaba en su persona casi todos los días; cada una de sus
espadas era incomparable, cada una era un tesoro singular. La espada
que traía ahora, habiendo sido plantada en el suelo, selló y bloqueó la
puerta, y solo los sonidos de los espíritu resentidos causando estragos y
rugiendo se podían escuchar desde fuera.

Una vez que abandonaron la pagoda negra, miraron hacia arriba, justo en
las cimas de cada pináculo, las pagodas negras que cada templo tenía
detrás estaban todas cubiertas por nubes negras; todos los espíritus
resentidos se estaban precipitando hacia el cielo, volando hacia una cierta
ubicación que ahora estaba al igual cubierta por pesado humo oscuro.

—¿Qué es lo que hay allí? ¿Por qué se dirigen a ese lugar? —Zhu An
preguntó.

El Guoshi gritó,

—¡¿ERES TONTO?! ¡ESE ES EL PABELLÓN XIAN LE!

El grupo corrió como el viento y en un parpadeo, arribaron al Pináculo Xian


Le. En la cima del Monte Taicang, pesadas y gruesas nubes emergían
desde incontables templos entre numerosas cumbres, todas se unían y
giraban para formar un enorme remolino por encima del Pabellón Xian Le.

—¡¿Qué está sucediendo dentro de ese Pabellón Xian Le suyo?! ¡Todos


los demonios y fantasmas están siendo atraídos! ¡¿Qué hay dentro
exactamente?! —El Guoshi demandó.

Xie Lian estaba igual de desconcertado que él,

—¡Nada! Solo...

¿Solo qué? Xie Lian de repente lo recordó... ¡el niño!

Justo entonces, Zhu-shixiong bramó,

—¡Guoshi, esto es malo! ¡El pabellón de Su Alteza está en llamas!


Como había dicho, una de las esquinas del Pabellón Xian Le estaba
ardiendo, con llamas levantándose hasta el cielo, reflejando luces bermejo
en los nubarrones negros que tenía encima. Por otro lado, al pie del Monte
Taicang, todos aquellos en la capital real que aún no se habían ido a la
cama, no tenían aún idea de que algo malo sucedía cuando se percataron
de la escena desde lejos, de inmediato, arrastraron y llamaron a los demás
para observar con asombro.

—¡Wow! los inmortales en la montaña celestial están llevando a cabo una


ceremonia! ¡Qué espectáculo!

Pronto, un grupo de discípulos arribó al Pabellón Xian Le. Xie Lian no tenía
muchos sirvientes o asistentes, por lo cual, un número de cultivadores de
otros pináculos se precipitaron, desesperadamente trayendo agua del pozo
para tratar de apagar el fuego. Xie Lian no encontró a sus dos asistentes
afuera, entonces de inmediato se apresuró dentro. Todos los espíritus
resentidos del Monte Taicang se habían reunido allí; el Pabellón entero
estaba oscuro en su interior, nada podía verse. Xie Lian percibió dos
siluetas dentro de la sala principal y gritó,

—¡FENG XIN, MU QING!

Ambos habían creado una barrera de protección para no permitir que los
espíritus resentidos invadieran, apenas podían contenerlos. La voz de
Feng Xin resonó de vuelta,

—¡SU ALTEZA, NO ENTRE! ¡ESTE NIÑO ES EXTRAÑO, TODOS LOS


ESPÍRITUS HAN VENIDO A POR ÉL!

Solo entonces, Xie Lian se percató de que detrás de estas dos siluetas,
una pequeña sombra podía notarse al fondo. Parecía estar arrodillado en
el suelo y sujetando su cabeza con las manos.

Él gritó,
—¡NO SOY YO!

Después de observarlos por un momento, Xie Lian gritó,

—¡Dejen de retenerlos! ¡Liberen la barrera!

Mu Qing bramó,

—¡No podemos liberarla! ¡Si lo hacemos, esas cosas se volverán locas!


¡Permítame encontrar la forma más...!

Xie Lian lo interrumpió,

—¡NO TEMAN, SOLO HÁGANLO! ¡AHORA!

Mu Qing rechinó los dientes y bajó sus manos con Feng Xin al mismo
tiempo. Como esperaban, sin restricciones, los espíritus chirriaron y se
volvieron salvajes.

No obstante, al siguiente segundo, Xie Lian se acercó tan rápido como la


luz y atrapó en su agarre un fragmento en particular de humo negro.

Ni siquiera se había detenido a observarlo, sino que lo tomó con sus


manos desnudas y no lo dejó ir. En el momento en que atrapó a ese
espíritu resentido en particular, todo el enjambre enloquecido de espíritus
dentro del Pabellón Xian Le se ralentizó.

Afuera, todos asintieron en silencio.

En una situación donde un enjambre de espíritus resentidos se reunían en


el mismo lugar, usualmente era porque seguían al más fuerte de todos.
Una vez que ese fuera atrapado, sin un líder, el resto de espíritus perdería
dirección. En ese momento, Xie Lian inmediatamente había reconocido al
más fuerte y lo estranguló; no dándole ninguna oportunidad para escapar,
con un solo apretón, el espíritu resentido se desintegró en su palma.
Inmediatamente después, los cuatro Guoshis levantaron sus mangas y
llamaron,

—¡Vuelvan!

El enjambre de espíritus resentidos, habiendo perdido a su líder, solo


podía revolotear por el Pabellón como mosca sin cabeza, hasta que no
tuvieron más opción que ceder y volver a regañadientes al sello en las
mangas de los Guoshis. Los otros cultivadores continuaron apagando las
llamas que sobraban y solo hasta que el pesado humo se disipó
gradualmente, que Xie Lian pudo ver con claridad las otras tres figuras que
tenía delante.

Feng Xin y Mu Qing estaban aún arrodillados a medias, un tanto perplejos.


Detrás de ellos, el niño seguía sosteniendo su cabeza, no diciendo ni una
sola palabra. El Guoshi entró y habló después de haber dado un vistazo.

—¿De dónde ha venido ese niño? Feng Xin acaba de mencionar que
todos los espíritus resentidos estaban viniendo por él, ¿Qué está
sucediendo?

—Ese es el niño que cayó de las murallas de la ciudad en la Procesión


Celestial Shangyuan.

Todos los Guoshis se sorprendieron.

EL Guoshi demandó,

—¿Por qué lo trajo aquí?

Xie Lian negó con la cabeza, no teniendo intenciones de explicar, y en su


lugar, le preguntó a Feng Xin,

—¿Qué hizo para atraer a todos los espíritus resentidos de las pagodas?
Uno de los brazos de Feng Xin estaba aún en su cabestrillo, se levantó del
suelo,

—¡No sé qué fue lo que hizo! Pero una vez que entró a la montaña, justo
después de entrar al Pabellón Xian Le, todas esas cosas negras de
repente volaron desde los otros pináculos y entraron aquí rodeándolo; a
cada minuto iba acumulando más y más hasta que no pudimos ser
capaces de salir.

Xie Lian observó las paredes y pilares que habían sido carbonizados
dentro del pabellón,

—¿Y el fuego?

Mu Qing, quien tenía el rostro entero cubierto de hollín dijo,

—Ya que no pudimos escapar, creamos una barrera para defendernos.


Los espíritus encendieron las velas y quemaron las cortinas para forzarnos
a dejarlos libres.

—¡Gracias a los cielos Su Alteza llegó rápido y atrapó al líder! ¡De otro
modo, todos aquí estaríamos muertos hace rato junto con la barrera!

Escuchando sus palabras, Mu Qing cerró los ojos y bajó la cabeza. A un


lado, el Guoshi ya había rodeado al niño, observándolo con detenimiento.

—Guoshi, ¿hay algún problema con este niño?

Si hubiese un problema, como la posesión de un fantasma, Xie Lian habría


sido capaz de notarlo de inmediato. Después de haber entrenado en el
Sagrado Pabellón Real por varios años, había trabajado en su vista
especialmente y muy pocas cosas podían escaparse de sus ojos. A pesar
de eso, no podía notar nada extraño en este niño. El Guoshi negó con la
cabeza, luciendo como si tampoco hubiese encontrado nada sospechoso y
preguntó,
—¿Cuál es la fecha de tu nacimiento? ¿Mes, año y hora?

Hong Hong-er parecía estar en guardia frente a todos, tenso con


hostilidad, y solo lo observaría a él, sin habla.

Xie Lian lo alentó con gentileza,

—Puedes decírselo. El Guoshi solo quiere decirte tu fortuna por tu propio


bien.

En el momento en que habló, Hong Hong-er obedientemente dijo la fecha


de su nacimiento en voz baja. El Guoshi frunció su entrecejo y comenzó a
calcular con sus dedos. Las personas alrededor lo observaron, hablando
en susurros, notando que su expresión se volvía oscura con cada
segundo. Xie Lian lo observaba también, y su rostro se volvía cada vez
más y más solemne también.

El Guoshi no parecía estar más allá de sus treintas tempranos, pero Xie
Lian sabía mejor que nadie qué tan poderoso era su maestro para
gobernar el Sagrado Pabellón Real. El Guoshi número uno de Xian Le, Mei
Nianqing era famoso en todo el país por contar fortunas. Xie Lian aprendió
el arte de la espada y de los encantamientos de los Guoshis, pero jamás
había aprendido el arte de contar fortunas del mismo Guoshi; ya que el
Guoshi le había dicho que eso era un arte de las calles y que la estatua
dorada del Príncipe Heredero no necesitaba esos trucos. Además, Xie Lian
mismo no estaba interesado, por lo tanto nunca intentó. Sin embargo, cada
vez que el Guoshi practicaba este arte, no había errores.

Un momento después, más y más sudor frío rodó por la frente del Guoshi y
murmuró,

—No es de extrañar que... que... que haya estropeado la Procesión


Ceremonial Celestial; que los espíritus de las pagodas negras se volvieran
salvajes al percibirlo aquí; y que el Pabellón Xian Le haya sido quemado...
esto... esto... esto es realmente...

—¿Realmente qué? —Xie Lian preguntó.

El Guoshi limpió su sudor y repentinamente se alejó un metro lejos,

—Su Alteza, ¡usted realmente ha traído algo que no debió a la montaña!


¡Ese niño es tóxico! ¡Lleva la señal de la estrella más ominosa de todas, la
Estrella de la Soledad (1), destinado a traer mala suerte y destrucción, del
tipo que al mal le agrada! ¡Cualquiera que lo toque, hará que la mala
suerte caiga sobre ellos, cualquiera que se acerque a él, perderá la vida!

Antes de que siquiera terminara, hubo un sonoro grito y Hong Hong-er se


puso de pie, corriendo directamente hacia el Guoshi para impactar su
cabeza contra él.

Su voz era joven y tierna, pero sus gritos estaban rebosantes de ira, como
si su mismo corazón estuviera lleno hasta el tope de un inexplicable dolor y
angustia, haciendo que todos los presentes temblaran. El pequeño estaba
cubierto de heridas, pero se movía y atacaba como un perro rabioso de
ojos rojos, violento y agresivo.

Los Guoshis adjuntos bloquearon a Hong Hong-er y el Guoshi retrocedió,


gritando,

—¡HAGAN QUE SALGA DE ESTA MONTAÑA, DEPRISA! ¡No lo toquen,


lo reitero! ¡Su fortuna es demasiado tóxica, no lo toquen!

Los Guoshis adjuntos de inmediato se hicieron a un lado, Mu Qing y Feng


Xin por otro lado, no sabían si actuar o no. Viendo que todos lo estaban
evadiendo como si se tratara de una serpiente venenosa, el pequeño se
alteró y comenzó a atacar aún más, mordiendo y gritando,

—¡No lo soy! ¡NO LO SOY! ¡NO LO SOY!


De pronto, un par de brazos lo atraparon por la cintura, rodeando su
pequeño cuerpo. Y pudo escuchar una voz por encima de su cabeza.

—No lo eres. Sé que no lo eres. No llores más. Yo sé que no lo eres.

El pequeño presionó sus labios fuertemente, aferrándose con un agarre


mortal a aquel par de mangas tan blancas como la nieve alrededor de su
cintura. Estuvo tratando de contenerse por un rato, pero al final, no pudo.
Un hilo grueso de lágrimas de repente rodó por aquel gran ojo negro y de
inmediato estalló en llantos.

Xie Lian lo abrazó por detrás y reiteró con firmeza,

—No eres tú. No es tu culpa.

Notas:

1.-La Estrella de la Soledad: Las personas con esta señal en sus fortunas
son conocidas por traer el más grande infortunio para aquellos que los
rodean, mientras ellos, por otro lado, se encuentran perfectamente bien; es
por eso que se llama ''La Estrella de la Soledad''. Esta señal puede
anularse al encontrarse con un salvador.

En una nota separada, Sha Po Lang es otra señal de infortunio junto a la


Estrella de la Soledad. Esas dos señales son las más devastadoras en la
adivinación China.
Capítulo 68: Ascender Es Humano; Caer También Lo Es.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

Hong Hong-er se dio la vuelta, enterró su rostro en el pecho de Xie Lian y


bramó.
Este bramido no contenía palabras, completamente sin sentido y no se
parecía en nada a un sollozo, pero sin duda era un lamento terrible que le
puso la piel de gallina a todos los presentes. Si no vieran el origen de estos
lamentos, podrían pensar que eran los sonidos desesperados de un
hombre adulto quebrantándose o el forcejeo de una pequeña bestia con su
cuello abierto por un cuchillo; como si solo con una muerte inmediata
pudiera ser aliviado. Cualquiera podía hacer este tipo de sonidos, el
problema era que estos sonidos provenían de un niño de tan solo diez
años de edad. Todos fueron sacudidos.

Un momento después, el Guoshi dijo,

—Es enserio. Será mejor soltarlo.

Feng Xin finalmente se acercó y gritó,

—¡Su Alteza! ¡Suéltelo! Tenga cuidado con... —Pero al final, no tuvo el


corazón para continuar.

—Todo está bien —Dijo Xie Lian.

Aquel Zhu-shixiong, sin embargo, estaba bastante preocupado por el


bienestar de Su Alteza y vio que Hong Hong-er estaba manchando con
sangre las ropas blancas de Xie Lian, por lo cual, se apresuró a acercarse
para tirar del pequeño,

—¡niño, no puedes hacer eso!

Pero cuanto más tiraba de él, más fuerte se aferraba el pequeño a Xie
Lian, rehusándose a soltarlo sin importar qué, usando ambas de sus
manos y pies para evitarlo, mientras gritaba, —AAHHH —Tres o cuatro de
los presentes se acercaron para intentar quitárselo de encima también, sin
embargo, solo lograron que se colgara a Xie Lian como un mono cría. Xie
Lian pensó que era tan gracioso como lamentable y sostuvo a Hong Hong-
er con una mano, acariciando suavemente su pequeña espalda de arriba
abajo en consuelo, su otra mano se levantó.

—Olvídenlo. No se preocupen, déjenlo.

Unos momentos más tarde, después de sentir que el pequeño en sus


brazos dejaba de luchar y se quedaba en silencio, Xie Lian les preguntó a
quienes tenía cerca en un susurro,

—¿Alguien más resultó herido en el Pabellón Xian Le por el fuego?

—No —Mu Qing replicó —Solo estábamos nosotros dentro en ese


momento.

Ya que el Pabellón Xian Le había sido reducido a cenizas, Xie Lian no


podía quedarse. Después de asegurarse de que había sido solo la
edificación lo que se había quemado y no ninguna persona, aquellos que
habían venido a ayudar a apagar las llamas comenzaron a colaborar para
limpiar los alrededores, sintiéndose bastante perturbados ante la escena
de todas las gemas y tesoros carbonizados. Xie Lian por otro lado, no se
preocupó.

Las cosas que él usaba diariamente eran más intrincadas, pero además de
eso, Xie Lian realmente no tenía cosas de importancia dentro del pabellón
Xian Le. Los objetos más preciados eran su colección de doscientas
atesoradas espadas, pero estas estaban hechas de materiales resistentes
al fuego, ya que, bueno, habían sido forjadas en el fuego de hecho, por lo
tanto estaban todas intactas. Después de sacarlas de entre los escombros
él mismo, Xie Lian las guardó temporalmente en el Pabellón Sixiang que le
pertenecía al Guoshi.

Mientras que Hong Hong-er, aún aferrado a Xie Lian y después de haber
llorado hasta quedarse exhausto, se durmió. Xie Lian había querido ir
montaña abajo para encontrar un lugar seguro en donde establecerlo, pero
el Guoshi le pidió que fuera al Pabellón Sixiang primero, así que Xie Lian
llevó al pequeño con él.

Recostando al pequeño en un diván, arropándolo y bajando las cortinas de


la cabecera, Xie Lian salió de la habitación con Feng Xin y Mu Qing.

—Guoshi, ¿es el destino de ese niño realmente tan terrorífico?

El Guoshi frunció los labios,

—¿Por qué no lo piensa por usted mismo? desde su primera aparición,


¿Qué fue lo que sucedió?

Los tres se quedaron en silencio. En el momento en que el niño había


aparecido por primera vez, cayó de las murallas de la ciudad ante la
mirada de millones, forzándolos a que la Procesión Celestial Shangyuan
se detuviera después de tan solo tres vueltas a la capital. Cuando volvió a
aparecer, Qi Rong lo estaba arrastrando por las calles con su carruaje
dorado, causando un alboroto, haciendo que Feng Xin rompiera un brazo,
que Xie Lian topara frentes con el Rey y logrando que la Reina llorara.
Esta vez, todos los espíritus resentidos del Monte Taicang habían roto sus
sellos dentro de las pagodas negras e incluso incendiado el Pabellón Xian
Le entero. La mala suerte ciertamente lo seguía de cerca.

—¿Hay alguna manera de revertir esto? —Xie Lian preguntó.

—¿Revertirlo? —Dijo el Guoshi —¿A qué se refiere? ¿ A cambiar su


destino?

Xie Lian asintió. El Guoshi dijo,

—Su Alteza, usted no ha aprendido el arte de contar suertes de mí, así


que cuando se trata de temas como este, realmente no comprende nada.
Si lo hiciera, no habría preguntado para empezar.
Xie Lian estaba sorprendido y se sentó derecho en su lugar,

—Por favor ilumíneme.

El Guoshi por lo tanto, tomó la tetera que estaba en la mesa y sirvió una
taza,

—Su Alteza, ¿aún recuerda ese día cuando usted recién había llegado a
los seis años? cuando Su Majestad y la Reina me invitaron al palacio para
que le contara su fortuna a usted, usted... ¿recuerda la pregunta que le
hice en ese entonces?

Viendo la humeante taza de té, Xie Lian lo pensó,

—Se refiere a... ¿las dos personas y el tarro de agua?

Ese año, el Guoshi le hizo a Xie Lian varias preguntas para poder contarle
su fortuna. Hubo preguntas con respuestas, y otras sin ellas y con cada
respuesta que Xie Lian daba, el Guoshi elogiaría al pequeño, haciendo
sonreír de complacencia al Rey y la Reina; muchas de las respuestas en
aquella conversación, después pasaron a convertirse en historias
deleitables. Sin embargo, hubo una pregunta que cuando Xie Lian la
respondió, el Guoshi no hizo ningún comentario. Muy pocos conocían los
detalles, ni siquiera Feng Xin, mucho menos Mu Qing. Esa pregunta tenía
por nombre: ''Dos Personas y un Tarro de Agua''.

El Guoshi habló,

—Dos personas, caminando por el desierto, estaban a punto de morir de


sed y solo había un tarro de agua. Quien lo bebe vive, quien no lo hace,
muere. Si fuera usted un Dios, ¿a quién le daría este tarro de agua?... No
responda aún, le preguntaré a los otro dos y veremos cómo responden.
La última parte de sus palabras estaban dirigidas a los dos que estaban de
pie detrás, no muy lejos de ellos. Mu Qing lo contempló y respondió con
cuidado,

—Puedo preguntar, ¿Quiénes son estas dos personas? ¿Cuáles son sus
naturalezas y cuáles sus méritos? Una decisión solo puede tomarse una
vez que se sepan todos los detalles.

Feng Xin, por otro lado, respondió,

—¡No lo sé! ¡No me pregunten! ¡Solo les diría que decidan entre ellos!

Xie Lian soltó una risa. El Guoshi le amonestó,

—¿De qué se ríe? ¿Acaso no recuerda cómo respondió usted?

Xie Lian compuso su expresión nuevamente y dijo con solemnidad,

—Darles otro tarro.

Escuchando esto, entre Feng Xin y Mu Qing, uno desvió la mirada a otro
lugar y el otro bajó su cabeza, como si no soportaran escuchar. Xie Lian se
giró y dijo con seriedad,

—¿De qué se ríen ustedes? Hablo enserio. Si yo fuera un dios,


definitivamente les daría otro tarro.

El Guoshi meció gentilmente la taza en su mano, el té se arremolinó en


ella, como si tuviera vida propia. Continuó,

—Todas las fortunas en el mundo, sean buenas o malas, son limitadas.


Justo como esta taza de té, que solo contiene lo suficiente. Una vez que
haya tomado un sorbo, no quedará nada más para otros. Si uno recibe
más, el otro por consiguiente debe recibir menos. A través de los siglos,
todos los conflictos nacen del hecho de que hay muchos en este mundo,
pero solo un tarro de agua y no importa a quién se la den, siempre habrá
una buena razón ¿Quiere usted cambiar el destino? Es difícil, pero no
imposible. Pero si usted cambia la vida de este niño, alguien por
consecuencia debe ser cambiado también, de modo que se crearán más
conflictos al final. Una vez, usted dijo que simplemente otorgaría otro tarro
de agua, justo como hoy quiso tomar un tercer camino. Su intención es
expandir el manantial; es un pensamiento muy hermoso. Pero seré yo
quien le diga, que es imposible.

Xie Lian escuchó en silencio pero estuvo en desacuerdo de corazón; aún


así, no refutó.

—Gracias Guoshi, por su sabiduría.

El Guoshi bebió el té, chasqueó los labios y dijo,

—No se moleste, sea sabio o no, usted nunca escucha.

—... —Habiendo sido expuesto, Xie Lian aclaró ligeramente su garganta —


Guoshi, hoy, ante el Gran Salón Marcial, en un momento de pasión, este
discípulo le ofendió. Por favor perdone mi atrevimiento.

El Guoshi sacudió sus mangas y sonrió,

—Usted es el discípulo del que estoy más orgulloso y el Príncipe


Heredero, ¿Cómo podría no perdonarlo? Su Alteza, incluso puedo
atreverme a decir que es el más amado por los cielos que jamás haya
visto.

Xie Lian no lo comprendía, así que escuchó atentamente. El Guoshi


continuó,

—Usted tiene el talento, la ambición, el corazón y no le teme al trabajo


duro. Tiene un entorno prestigioso, pero una naturaleza compasiva. Nadie
más podría ser el indicado para portar el título ''El Amado de los Cielos''. A
pesar de todo, estoy preocupado por usted. Temo que haya una prueba
que no sea capaz de superar.

—¿Y esa es? —Preguntó Xie Lian.

—Aunque usted ya ha alcanzado semejante nivel, hay algunas cosas que


está lejos de comprender y otras que yo no puedo enseñarle. Justo como
hoy, en el Gran Salón Marcial, el discurso que hizo sobre no adorar a dios
o algo; muy pocos son capaces de llegar tan lejos con sus pensamientos y
que usted haya sido capaz de alcanzar tales opiniones a tan temprana
edad es ya bastante impresionante. Sin embargo, no crea que solo usted
puede tener estos pensamientos en este mundo.

Los ojos de Xie Lian se agrandaron ligeramente. El Guoshi continuó,

—Las cosas que usted dijo hoy, ya han sido dichas por otros décadas
atrás, tal vez siglos atrás, pero sus palabras nunca tomaron forma; sus
voces eran demasiado pequeñas, por lo tanto no muchos los escucharon
¿Alguna vez se ha preguntado por qué fue así?

Xie Lian replicó,

—Hmm... porque incluso aunque pensaron esas cosas, nunca actuaron


según ellas, y no tuvieron la suficiente determinación.

—¿Y usted? ¿Qué le hace pensar que tiene la suficiente determinación?


—El Guoshi preguntó.

—Guoshi, ¿usted cree que yo pueda ascender? —Preguntó Xie Lian de


vuelta.

EL Guoshi le dio una mirada y dijo,

—Si usted no puede ascender, entonces nadie puede. Es solo cuestión de


tiempo.
Xie Lian sonrió, —Entonces, solo observe —Apuntó al cielo —¡Si un día yo
asciendo, estoy seguro de que haré todo lo que he dicho hoy, tendré el
poder para hacerlo!

Feng Xin y Mu Qing, quienes estaban de pie detrás, habiendo escuchado


su declaración, ambos inconscientemente mantuvieron sus cabezas en lo
alto. Los labios de Feng Xin se curvaron hacia arriba y la luz brillando en
los ojos de Mu Qing era exactamente igual que la de Xie Lian. El Guoshi
asintió.

—Muy bien, entonces solo debo esperar y observar, sin embargo, yo no


pienso que sea muy bueno para usted ascender tan pronto. Permítame
preguntarle, ¿Cuál es El Camino?

Xie Lian inclinó la cabeza,

—Como usted lo ha dicho, aquel por donde uno anda es El Camino.

—Correcto —el Guoshi dijo —Pero, usted no ha andado lo suficiente. Por


lo tanto, pienso que es tiempo de que dé una caminata montaña abajo.

El rostro de Xie Lian se elevó. El Guoshi continuó,

—Tiene diecisiete este año. Voy a permitir que descienda del Monte
Taicang y gane algo de experiencia con viajes en el exterior.

—¡Eso es excelente! —Exclamó Xie Lian.

Cada día que pasaba en la capital real, solo podía pensar en el Rey, en Qi
Rong y los otros, y Xie Lian no podía evitar sentirse osco. Además, ya que
su glamuroso Pabellón Xian Le se había incendiado, ahora no sería capaz
de evitar otro lío con sus padres. Si tenía la oportunidad de ir más allá de
todo eso, entonces podría enfocarse en andar por su propio camino.

Justo entonces, el Guoshi agregó,


—Su Alteza, a través de los siglos, ha existido un dicho que ha pasado de
generación en generación como si se tratara de una grande verdad; pero
en realidad es incorrecto, es solo que nadie nunca se ha dado cuenta.

—¿Qué dicho?

—''Cuando los humanos ascienden, se convierten en dioses; cuando los


humanos caen, se convierten en fantasmas''.

Xie Lian lo pensó,

—¿Hay algo mal en ello?

El Guoshi replicó,

—Por supuesto que hay algo mal. Recuerde esto: ''cuando los humanos
ascienden, siguen siendo humanos; y aún cuando caen, siguen siendo
humanos''.

Xie Lian procesó aquellas palabras, el Guoshi le palmeó el hombro y dio


una mirada detrás de ellos.

—En todo caso, en cuanto a ese niño... no se preocupe mucho al respecto.


Todos tienen sus propios destinos. Muchas veces no hay una manera de
ayudar solo por el hecho de desear hacerlo. Si algo sucede, nos
encargaremos entonces. Salga y experimente el mundo. Rezaré para que
cuando vuelva, usted haya madurado.

Sin embargo, esa misma noche, fuera de las expectativas de todos, el


pequeño escapó del Sagrado Pabellón Real y desapareció.

Encima de todo, y también fuera de las expectativas del mundo, después


de sus viajes, a la edad de diecisiete, el Príncipe Heredero del Reino de
Xian Le, Xie Lian derrotó a un fantasma sin nombre en el Puente Yi Nian; y
solo así, ascendió a los cielos en medio de los fuertes vientos y
relámpagos centelleantes de una tempestuosa tormenta.

Fue el escándalo de los tres reinos.

Notas:

Notas respecto a la Ascensión: La idea de la Ascensión es una idea


Taoísta.

La esencia básica de dicha idea es: Todos los dioses e inmortales son
mortales junto con todos aquellos seres que cultivaron a profundidad y
alcanzaron la iluminación. Sus cuerpos se deshacen de los problemas de
un cuerpo mortal y son removidos del mundo corpóreo. ''Los Cielos'' son
solo una corte imperial para los iluminados y otros que tienen papeles
administrativos (como el Emperador de Jade, etc. ), muchos vigilan y
protegen sobre aspectos del reino celestial y mortal, por ejemplo: amor,
matrimonio, un pedazo de tierra (territorio), etc. Existen incluso inmortales
despreocupados que solo viajan por el mundo ayudando a mortales en el
camino, u otros que incluso se convierten en ermitaños en las
profundidades de las montañas.

Sin embargo, existe una voluntad sin forma (Dao) del universo, que guía el
destino del mundo. Por lo tanto, cosas como el destino, están muy lejos de
las habilidades de un dios para cambiar. Es la voluntad del universo que
considera cuando un mortal es adecuado para ascender, el universo
enviará una ''tribulación celestial'', usualmente un estallido de truenos y
relámpagos, para probar al mortal elegido.

Hay tres diferentes tipos de niveles de divinidad:


1.- El nivel más bajo es, obtener la divinidad después de la muerte.

2.- El nivel medio es, obtener la divinidad después de haber vivido en la


tierra un increíble número de años.

3.-El nivel más alto es, a plena luz del día, ante los ojos de todos.

Para el último nivel, la voluntad del universo usualmente selecciona a


aquellos que han hecho hazañas tan grandes que hacen que la rueda de
la fortuna se vuelva loca, o también, aquellos que tienen el potencial para
cambiar el curso de la historia. Es amoral; la cuestión de si es una hazaña
buena o mala no se involucra en esto, es por eso que antes en el libro,
MXTX menciona que hay usualmente mucha sangre derramada de por
medio.

Xie Lian alcanzó la iluminación y transformó su cuerpo mortal. No murió. Y


todos supieron de su ascensión debido a los relámpagos y truenos.

Capítulo 69: Pescando Ofrendas; un Patán Conoce al Príncipe Heredero.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

—¡QUITEN EL VELO!

En conjunto con el fuerte y enérgico llamado, un enorme brocado rojo cayó


pesadamente al suelo. La excitación explotó en la multitud de miles que
observaban.
Lo que se había revelado, era una estatua divina dorada del Príncipe
Heredero. Una espada a diestra y flores a siniestra; simbolizando ''El
Poder Para Darle Fin Al Mundo, Pero Con Un Corazón Tan Blando Como
Una Flor''. El rostro de esta estatua era suave y hermoso, las cejas eran
largas y elegantes, sus labios delgados y limpios, ligeramente curvos,
como si sonriera. Afectuoso pero no coqueto, fuerte pero no despiadado.
Era un rostro compasivo y atractivo.

Este era el Templo número ocho mil dedicado al Príncipe Heredero en el


territorio del Reino de Xian Le.

Tan solo tres años después de su ascensión, y ya había ocho mil templos
levantados en su nombre. Tal pasión devota no se había visto jamás en la
historia y era probable que jamás volviese a suceder en el futuro; esta
sería la única excepción.

Sin embargo, entre todos los ocho mil templos solo este tenía la más
glamurosa estatua divina del Príncipe Heredero. En la cima del Monte
Taicang, el pináculo en donde el Príncipe Heredero residió durante su
entrenamiento era nombrado ''El Pináculo del Príncipe Heredero''. Era allí
mismo en donde el primer Pabellón Xian Le había sido construido. Una vez
que la estatua divina del Príncipe Heredero terminó de esculpirse, fue el
Rey mismo quien personalmente quitó el velo de encima. La estatua divina
del Príncipe Heredero tenía cinco metros de altura y su hechura era
legendaria. Fue hecha de puro y sólido oro; un cuerpo verdaderamente
invaluable, un ''Cuerpo Dorado''.

Dentro del Pabellón Xian Le, los devotos que pasaban por el umbral eran
incontables. El incensario ante el Pabellón estaba rebosante de varas de
incienso tanto largas como cortas y la caja de donaciones era también
mucho más grande de lo usual en otros templos, esto se debía a que, si no
era lo suficientemente grande, la caja de donaciones se llenaría hasta el
tope antes de que terminara el día y si alguien llegaba después, esta
persona no sería capaz de donar. En el patio real del templo, había un
estanque cristalino, también lleno de monedas brillando en el agua.
Muchas de las tortugas que residían en el estanque ya ni siquiera se
atrevían a asomar sus cabezas, si lo hacían, volverían dentro de inmediato
debido a todas las monedas que estaban siendo lanzadas por los devotos,
muchas monedas incluso llegaban a rebotar sobre sus caparazones. No
importaba cuánto los cultivadores le dijeran a la gente que no lo hiciera,
ellos continuaban lanzando monedas al estanque. Y entre los masivos
muros rojos del templo, había ciruelos plantados, en cada una de sus
ramas estaban atados incontables listones rojos de deseos, pintando un
escenario impresionante de un uniforme rojo entre el mar de flores.

Mientras que dentro del templo, Xie Lian se encontraba sentado justo bajo
su estatua divina, observando a la multitud. Nadie podía verlo, pero él en
cambio, podía verlos y escucharlos a todos.

—¿Cómo es que el Templo del Príncipe Heredero no tiene cojines de


postración?

—Sí, incluso el Maestro del Templo dijo que no podemos postrarnos. El


Templo ya ha sido abierto, ¿por qué razón no podemos postrarnos?

Otro dijo,

—Esta debe ser tu primera vez en un Pabellón Xian Le. Los Pabellones
Xian Le son todos así. Escuché que cuando Su Alteza Real ascendió,
envió sueños a los donadores de los templos e incluso al Maestro del
Templo, diciéndoles que no hicieran que los devotos se postraran. Es por
eso que ninguno de los Templos del Príncipe Heredero tiene lugares para
postrarse.

Aunque nadie podía verlo, Xie Lian aún asintió con la cabeza. Sin
embargo, unos otros cuantos rieron.
—¿Cuál es la lógica en eso? ¿Acaso no se supone que debemos
postrarnos ante los dioses? Lo que cuentas debe ser solo un rumor.

Xie Lian, —Eh...

Otro adhirió,

—¡Eso es cierto! ¡Debemos postrarnos! ¡Solo arrodillándonos podemos


demostrar nuestra sinceridad!

Por lo cual, uno de ellos tomó el liderazgo y se arrodilló, pronto, un gran


número de personas siguieron su ejemplo y también se postraron en el
suelo. Cientos y miles de fieles se apretaron dentro y fuera del gran salón y
comenzaron a reverenciar ante la estatua divina, la parte superior de sus
cuerpos, levantándose y volviendo a caer al suelo, rezando en silencio por
bendiciones.

Xie Lian silenciosamente dijo,

—Tomaremos este asunto con calma.

En el momento siguiente, una gran ola de ruido lo impactó desde todas


direcciones.

—¡Obtendré un rango alto! ¡Un rango alto! ¡Este año debo obtener un
rango alto! ¡Si lo obtengo, devolveré mi gratitud!

—¡Rezo por un viaje seguro!

—¡A la chica que me gusta le gusta mi shixiong, por favor hágalo feo, por
favor, se lo ruego!

—¡No puedo creer que aún no haya podido dar a luz a un jodido bebé
regordete!
... Existía toda una variedad de oraciones, la cabeza de Xie Lian estaba
comenzando a doler de solo escuchar, así que de inmediato recitó un
hechizo, bloqueando todas aquellas incontables voces. Sus oídos apenas
se habían relajado del ruido cuando, de repente, los gritos de un hombre
vestido de negro se hicieron presentes mientras emergía corriendo del
fondo del pabellón, sus manos cubriendo sus oídos. Él rugió,

—¡QUÉ DEMONIOS SON ESAS ORACIONES!

Los devotos tampoco se percataron de la aparición de este hombre y


continuaron con sus reverencias. Xie Lian suspiró, palmeó su hombro y rió.

—Feng Xin, gracias por tu arduo trabajo.

Debido a que el Pabellón Xian Le era exuberante, el número de plegarias


que Xie Lian podía escuchar cada día excedía por miles. Al principio, había
estado lleno de energía, gracias a su nueva posición y poco le importaba si
los asuntos de las plegarias eran pequeños o grandes, aún trabajó
arduamente en ellos personalmente. Después de un tiempo, las plegarias
se multiplicaron, así que las dividió en partes iguales entre Feng Xin y Mu
Qing. De modo que, después de que ambos filtraran las plegarias y
decidieran qué cosas se encontraban realmente en su margen de
posibilidades y qué otras podían ser ignoradas, le pasarían solo los
asuntos más importantes a él.

Después de filtrar las plegarias, Mu Qing se reportaría de vuelta sin


siquiera quejarse, pero Feng Xin, por otro lado, simplemente no podía
entender por qué razón había tantas personas que oraban ciegamente por
sus negocios mezquinos; incluso plegarias de personas que oraban por
una habitación armoniosa por la noche. Xie Lian era un dios marcial y
ciertamente no podía hacerse cargo de tales cosas. Mientras esto
continuaba, ofendía a otros oficiales celestiales competentes, quejándose
de por qué tomaban asuntos que no podían controlar, tomando devotos al
azar con asuntos que no les pertenecían, a lo cual, Xie Lian no podía
refutar.

Feng Xin mantuvo sus manos sobre sus oídos, incluso si ese gesto en
realidad no ayudaba en nada,

—Su Alteza, ¿por qué tiene tantas devotas mujeres?

Xie Lian sacudió sus mangas y permaneció sentado entre las nubes de
incienso sonriendo.

—¿Qué hay de malo con tener tantas devotas mujeres? Las bellezas son
como las nubes, gratas a los ojos.

Feng Xin bajó el rostro,

—No tienen nada de grato. Es como si esas devotas no tuvieran otro tipo
de deseos más que tener un buen aspecto, casarse con un buen hombre,
dar a luz a un buen hijo. Nada de real importancia ¡tan solo verlas me da
dolor de cabeza!

Xie Lian sonrió y estaba a punto de continuar cuando, de repente, hubo


una conmoción entre la multitud. Ambos miraron hacia fuera del salón y
escucharon a alguien exclamar en susurros,

—¡Llegó el Príncipe Xiao Jing, salgamos de aquí! ¡El Príncipe Xiao Jing
está aquí!

Escuchar ''El Príncipe Xiao Jing'', era como escuchar ''El Diablo''. Los
rostros de todos se cayeron de terror y todos se dispersaron como aves.
Un momento después, fue como si un tornado hubiese pasado y todos los
devotos que se encontraban antes reunidos en el salón, habían escapado.
Poco después, un joven hombre vestido con una capa y un espléndido
brocado cruzó el umbral, fanfarroneando, en sus manos había una linterna
de vidrio de gema. Si uno no miraba sus ojos, su rostro sería idéntico al de
Xie Lian, sin embargo, viendo sus ojos, uno fácilmente podía pensar que
era alguien con excesiva arrogancia. Esta persona no era nadie más que
Qi Rong.

Qi Rong ya había alcanzado la edad de diecisiete o dieciocho para


entonces, su rostro se había ampliado, su disposición mucho más madura;
finalmente tenía un aire de la nobleza. Entró a través de las puertas, pero
no permitió que ninguno de sus asistentes entrara con él. Sostuvo la
linterna con ambas manos y se postró en el suelo limpio del salón, su capa
revoloteó y se extendió detrás de él. Levantó la linterna hasta su frente y
se postró solemnemente. Los dos encima del altar intercambiaron miradas.
Feng Xin chasqueó los labios y Xie Lian entendió la molestia en sus ojos.

Tres años atrás, cuando Xie Lian hubo abandonado por primera vez la
capital real para viajar por el mundo, Qi Rong aún estaba en detención.
Después de su regreso, ni siquiera tuvo la oportunidad de ver a su
pequeño primo otra vez antes de su ascensión repentina mientras dormía,
todo en la misma noche de su regreso. En aquellos tres años, Xie Lian
había enviado un número de sueños a sus padres, al Guoshi y a otros
cuantos. Hubo una vez en la que, de hecho, le envió uno a Qi Rong
también, amonestándolo para que fuera amable con los demás desde ese
momento en adelante, diciéndole que se comportara y que no causara
más problemas. Por lo cual, Qi Rong había hecho su mayor esfuerzo
levantando templos en todas partes, ofreciendo donaciones y linternas por
buenos méritos.

A pesar de que trabajaba duro, sincero hasta los huesos, seguía causando
estragos por aquí y por allá y era Feng Xin quien tenía que ir y limpiar sus
desastres. Debido a esto, Xie Lian podía comprender el fastidio de Feng
Xin.

En el suelo, Qi Rong terminó de ofrecer sus respetos y comenzó a


gimotear,
—Primo Príncipe Heredero, esta es la linterna número quinientos que he
ofrecido. Tu pequeño hermano es verdaderamente leal, ¿Cuándo vendrás
a verme? Incluso si es solo en sueños, lo acepto. El Tío y la Tía te
extrañan demasiado, pero tú solo nos ignoras. Eres altamente e
increíblemente frío.

Pero lo que él no sabía, era que Feng Xin estaba justo allí, recordándole a
Xie Lian,

—No le preste atención. El Emperador Celestial le ha dicho ya que a


menos que se trate de un asunto de importancia, los oficiales celestiales
no tienen permitido mostrarse en privado ante los mortales. Las familias
también deben ser evitadas.

—No te preocupes, lo sé —Xie Lian dijo.

Qi Rong se puso de pie mientras sostenía la linterna, alcanzó un pincel y


comenzó a escribir en ella con su cabeza gacha. Xie Lian y Feng Xin se
sobresaltaron, así que se acercaron a ver lo que escribía. Viendo que era
algo ordinario como ''Rezo por la prosperidad del país y un clima
bendecido'', soltaron un suspiro de alivio, era un alivio que no rezara para
que una familia entera fuera degollada ante el mercado o algo parecido. Al
ver a Qi Rong escribir cuidadosa y apropiadamente, recordó algo.

Cuando Qi Rong había vuelto al palacio con su madre, hubo una ocasión
en la que un grupo de la realeza y nobleza, subieron al Monte Taicang
para orar por bendiciones. La madre de Qi Rong recién había vuelto de
haber huido con un plebeyo y no se atrevía a ver a nadie a la cara, pero
ella siempre deseó bendiciones para su hijo, que experimentara el mundo
y que no se quedara encerrado como ella para convertirse en un ignorante
don nadie, por lo cual, le rogó a la Reina para que lo llevaran con ellos.

A pesar de que se había mantenido un perfil bajo, un escándalo real se


disparaba mucho más rápido que una flecha y no había nadie en la capital
real que no supiera lo que había sucedido con esa madre e hijo. Por lo
cual, durante el camino, muchos hijos de nobles dejaron a Qi Rong a un
lado a propósito, no jugando o hablando con él. Cuando Xie Lian vio un
columpio, fue corriendo a él para jugar y todos los niños de la misma edad
corrieron detrás de él, tomando turnos para empujar al Príncipe Heredero
en el columpio, como si se tratara de una tarea honorable. Cuando Xie
Lian había sido mecido hasta el punto más alto, subconscientemente miró
hacia abajo y vio a Qi Rong escondiéndose tras la sombra de la Reina, con
su cabeza asomándose y observándolo con envidia.

Una vez llegaron al Gran Salón Marcial, los adultos al haber ofrecido
linternas, fueron a rogarle al Guoshi para que les contara y descifrara sus
fortunas mientras charlaban entre ellos, dejando así a los niños dentro del
salón mientras ofrecían linternas pequeñas como juego.

Esta era la primera vez de Qi Rong en conocer a la Reina y no sabía que


ella ya había ofrecido una linterna en nombre de él y su madre momentos
atrás. Viendo cuán hermosas eran las linternas, quiso ofrecer una por
bendiciones también. Era joven y no comprendía muchas cosas, así que le
preguntó a los demás a su alrededor, cómo escribir palabras para una
plegaria para su madre. Los niños de la rama familiar de Qi Rong ya lo
detestaban, gracias a la influencia de sus mayores. Todos pensaban que
esa madre e hijo habían traído deshonor a la familia, así que
intencionalmente lo engañaron.

Cuando Xie Lian hubo terminado de escribir en su propia linterna, bajó su


pincel, entonces, escuchó risillas malévolas viniendo detrás y cuando se
dio la vuelta, vio a Qi Rong con sus manos cubiertas de tinta, sosteniendo
una linterna como si se tratara de un tesoro; su rostro lleno de sonrisas y a
punto de ofrecer su luz. Pero, en aquella lámpara, las palabras ''Rezo para
que Mi Madre y Yo vayamos al Cielo, Qi Rong'' estaban escritas con feos
garabatos.

Xie Lian quebró la linterna de inmediato, furioso y airado.


No era muy grande a esa edad, pero todos los nobles presentes y niños
allí se aterraron por igual, postrándose al suelo, temerosos de hablar.
Después de contenerse a sí mismo, Xie Lian reescribió personalmente sus
oraciones en una lámpara nueva para Qi Rong y nadie se atrevió a jugarle
otra broma después de eso. Más tarde, cuando descendieron la montaña,
Xie Lian fue a columpiarse otra vez. Esta vez, Qi Rong emergió de detrás
de la Reina y lo ayudó a columpiarse. Era más bajo que Xie Lian, pero lo
empujaba de una manera especialmente entusiasta, ahora, aún lo veía
desde abajo, pero esta vez, aquella mirada de envidia había sido
cambiada por una de adoración. Después de aquello, se convirtió en la
cola de Xie Lian, siempre merodeando detrás de su ''Primo Príncipe
Heredero''.

Algo que debe mencionarse, es que Qi Rong había sido alguna vez algo
normal, pero de algún modo, los tornillos se le habían salido durante el
camino. No obstante, en esos tres años, había muchas personas y muchos
asuntos de los que Xie Lian tenía que encargarse, por lo cual, no tenía
tiempo para sus antiguas conexiones y ciertamente no había podido
asegurarse de si Qi Rong había madurado del todo o no.

Mientras que aún se encontraba rememorando viejos tiempos, Qi Rong ya


había ofrendado su luz y estaba a punto de abandonar el salón.
Inesperadamente, mientras se giraba, se topó con alguien. Qi Rong titubeó
y después lo esquivó, comenzó a maldecir sin siquiera mirar de quién se
trataba.

—¡QUÉ MIERDA! ¡¿ESTÁS CIEGO O ACASO OLVIDASTE CÓMO


HACERTE A UN LADO?!

En el momento en que abrió su boca, Xie Lian y Feng Xin cubrieron sus
rostros al mismo tiempo, pensando: ''No ha cambiado en lo absoluto,
¡sigue siendo el mismo!
Tal vez era porque había vivido con su padre hasta los cinco años y no
pudo evitar influenciarse por el bullicioso ambiente mercantil y el violento
temperamento de su padre, pero incluso después, aunque la Reina
pacientemente intentó educar a Qi Rong, en el momento en que se
agitaba, revelaría su ''verdadera forma''.

Quien había chocando contra Qi Rong, era un descuidado joven hombre,


de veinticuatro o veinticinco años aproximadamente; llevando consigo un
morral simplón, sus sandalias de paja estaban tan desgastadas que las
correas y las plantillas casi eran inexistentes, cubiertas de polvo. Sin
embargo, aunque este joven se veía bastante pálido y sus labios estaban
resecos y agrietados y su silueta lucía decaída, su rostro estaba brillante,
delgado pero no débil, sus ojos irradiaban un brillo peculiar.

—¿Qué lugar es este? —Preguntó él.

—¡Este es el Pabellón Xian Le, el Templo del Príncipe Heredero! —Qi


Rong replicó.

Aquel hombre comenzó a murmurar, —¿El Templo del Príncipe Heredero?


¿Príncipe Heredero? ¿Entonces es este el palacio? —Vislumbró la estatua
divina dentro, el oro reflectando en su rostro y preguntó otra vez —¿Es eso
oro?

Viendo qué tan glamuroso era el pabellón, había creído que el templo era
el palacio real. Un guardia se acercó para sacarlo de allí y Qi Rong dijo,

—Por supuesto que es oro. El Templo del Príncipe Heredero es un templo,


¡no el pabellón imperial! Ni siquiera sabes en dónde estás ¿de dónde ha
venido un bárbaro como tú?

—¿Entonces en dónde está el palacio? —Aquel hombre preguntó.

Qi Rong entrecerró los ojos,


—¿Por qué preguntas?

El hombre replicó con un tono serio,

—Necesito ir al palacio y ver al Rey. Tengo algo que decirle.

Qi Rong y los guardias estallaron en risas, sus expresiones eran


condescendientes,

—¿De dónde ha venido este mozo de aldea? ¿Que quieres hacer qué en
el palacio? ¿Quieres ver al Rey? ¿Acaso es él alguien que puedes ver solo
porque te place? Los guardias no te dejarán pasar siquiera la fortaleza
cuando te saquen a patadas.

Aquel hombre no pareció afectado por el sarcasmo,

—Iré y lo intentaré. Tal vez funcione.

Qi Rong rió, —¡Entonces corre e intenta! —De pronto, levantó su mano y a


propósito apuntó en la dirección contraria.

—Gracias —Aquel hombre respondió, ajustó su morral y se dio la vuelta


para salir del salón.

Cuando llegó hasta el puente de piedras, se detuvo repentinamente.


Debajo de la cristalina agua del estanque, capas sobre capas de monedas
podían verse al fondo. El joven hombre pareció meditarlo por unos
momentos y al siguiente segundo, subió a la barandilla del puente y saltó
hacia el estanque.

Era ágil y habilidoso; una vez estando dentro del estanque, se acuclilló y
comenzó a pescar montones y montones de monedas, arrojándolas todas
dentro del morral en sus brazos. Ya que jamás habían visto a nadie que se
atreviera a robar las ofrendas de un dios, Xie Lian y Feng Xin se quedaron
ambos perplejos. Qi Rong también se sobresaltó e inmediatamente
erupcionó en furia, corriendo hacia el puente y golpeando la barandilla
gritó,

—¡¿QUÉ MIERDA CREES QUE ESTÁS HACIENDO?! ¡ALGUIEN,


SÁQUELO RÁPIDO! ¡PERO QUÉ MIERDA TE PASA!

Un número de guardias inmediatamente saltaron al agua para sacar al


hombre fuera, pero inesperadamente, él era bastante ágil, lanzando golpes
y patadas, no dejando que nadie se acercara. Qi Rong estaba saltando de
arriba a abajo con rabia pura y ninguno de los cultivadores en el patio pudo
hacer algo. El hombre recogió y llenó todo su morral con pesadas
monedas, se lo colocó y estaba listo para escalar y salir de allí, pero
accidentalmente pisó musgo, su pie resbaló y cayó de vuelta a las aguas
con un gran estruendo. Los guardias tomaron esta oportunidad para
capturarlo, arrastrándolo de vuelta a la superficie.

Qi Rong levantó su pierna para patearlo y gritó,

—¡¿TE ATREVES A ROBAR ESTE DINERO?!

Cuando Qi Rong levantó su pierna, Feng Xin ya estaba parado justo a un


lado, actuando en el momento justo para bloquearlo, y así, hacerlo parecer
como si la pisada de Qi Rong fuera viciosa al inicio pero ligera al final.
Aunque Qi Rong no podía ver quién le estaba jugando bromas, sintió que
algo andaba mal, como si un fantasma se colgara de su pierna. Pateó un
número de veces más y era siempre la misma sensación, haciéndolo sentir
bastante agraviado.

El joven hombre parecía haberse atragantado con agua y tosió un par de


veces.

—Este dinero solo está allí tirado en el estanque ¿por qué no puedo usarlo
para salvar a las personas?

Qi Rong, insatisfecho con sus patadas, finalmente se detuvo con irritación.


—¿Salvar a quién? ¿Quién eres tú? ¿De dónde vienes?

Solo preguntaba para poder sentenciarlo por cometer un crimen y después


poder encerrarlo en una prisión, no obstante, el joven hombre no contestó
con nada más que la verdad.

—Mi nombre es Lang Ying (1), soy de Yong An. Actualmente atravesamos
una sequía, no hay agua, los cultivos simplemente no crecen y todos están
muriendo de hambre porque no hay ingresos. Aquí hay agua, comida
también y dinero. Ustedes usan oro para esculpir estatuas, y lanzan
monedas al agua ¿entonces por qué razón no pueden compartir algo de
todo eso con nosotros?

Yong An era una ciudad grande dentro del Reino de Xian Le. Xie Lian se
levantó de su lugar, su expresión era seria.

—Feng Xin, ¿hay una sequía en Yong An? ¿Cómo es que no me había
enterado de esto?

Feng Xin volvió su cabeza hacia él,

—No lo sé. Yo tampoco estaba enterado. Deberíamos preguntarle a Mu


Qing.

Notas:

1.- Este Lang Ying no es el mismo que el niño fantasma Lang Ying de la línea de
tiempo presente; el carácter para ''Ying'' es diferente: 郎英 (este personaje) versus
郎萤 (el niño fantasma).
Capítulo 70: Estatua Dorada Caída; el Patán Entierra a su Agonizante
Hijo.

Segundo Libro: El Príncipe Heredero que Complació a los Dioses.

—Pídele que venga en este mismo instante —Xie Lian dijo.

Feng Xin juntó su dedo medio y el índice de su mano derecha y los


presionó contra su sien, conectando con Mu Qing en la red de
comunicación espiritual. Por otro lado, Qi Rong chasqueó la lengua.
—¿Así que vienes desde ese remoto lugar llamado Yong An? Es verdad
que las tierras áridas producen radicales rebeldes ¿Crees que puedes
robarle a los dioses solo porque eres pobre?

—Entonces no robaré —dijo Lang Ying —Ofreceré mis respetos y adoraré


a este dios suyo ahora mismo. Me arrodillaré y postraré para rogarle que
me de dinero para que pueda salvar las vidas de la gente de mi pueblo,
¿pero él realmente lo hará?

Qi Rong estaba momentáneamente desconcertado, pensando, ''si digo que


sí, ¡¿este tipo no huirá con todo el dinero como si fuera de él verdad?!'' Por
lo cual, replicó,

—¡Su Alteza el Príncipe Heredero se ha convertido en un dios y los dioses


están ocupados hasta el cansancio! ¿Quién tiene el tiempo para prestarles
atención a ustedes los radicales?

Escuchando esto, Lang Ying asintió lentamente,

—Yo también pensé que no le importaríamos. Tampoco es como si nunca


hubiéramos rezado y rogado, sino que eso nunca nos funcionó. Aquellos
que están destinados a morir, morirán sin importar qué.

Xie Lian se agitó, y otro cultivador gritó,

—¡TÚ! ¡SIENDO TAN IRRESPETUOSO EN LA MORADA DE DIOS!


¡¿ACASO NO LE TEMES A LA CONDENA DE LOS CIELOS?!

Sin embargo, Lang Ying replicó,

—Eso ya no importa. Que me condenen si lo desean. Ya no le temo más a


no ser salvo, ¿por qué tendría temor a ser condenado?

Qi Rong hizo un ademán y un número de guardias esperando a un lado se


movilizaron, rodearon al joven hombre y comenzaron a golpearlo. Feng Xin
aún estaba encargándose de suavizar sus ataques y solo haciéndolo
parecer que Lang Ying estaba siendo molido a golpes. No obstante, el
hombre estaba aturdido, no evadiendo ni esquivando y solo
ocasionalmente abrazando el morral en su espalda para protegerlo. A un
lado, Qi Rong tomó un puñado de semillas de melón y las masticó,
sacudiendo su pierna.

—¡GOLPÉENLO! ¡GOLPÉENLO FUERTE EN NOMBRE DE ESTE


PRÍNCIPE!

Verdaderamente, la viva imagen de un pandillero. Escuchándolo nombrar


su propio título, Lang Ying levantó su cabeza de una,

—¿Eres un príncipe? ¿Príncipe de qué? ¿Vives en el palacio? ¿Puedes


ver al Rey?

Qi Rong escupió,

—¡YO SOY TU ABUELO! ¿Enserio aún crees que puedes ver al Rey? ¡Su
Majestad tiene un millón de cosas de las cuáles encargarse, no tiene
tiempo para ti!

Lang Ying torció su cuello y demandó de manera persistente,

—¿Y por qué no tendría tiempo para mí? Los dioses no tienen tiempo para
mí y Su Majestad tampoco, ¿entonces quién tiene el tiempo para
escucharme? ¿A quién debería ir? ¿Acaso el Rey sabe cuántos han
muerto en Yong An? ¿Lo sabe la gente de la capital real? Si lo supieran,
¿por qué tirarían dinero al agua en lugar de dárnoslo a nosotros?

Qi Rong carcajeó con frialdad,

—Es nuestro dinero, nosotros haremos lo que queramos con él. Incluso si
lo usamos como piedras para pasar por encima del agua, no es asunto de
nadie, ¿por qué tendríamos que dárselo a ustedes? ¿Qué, acaso tienes
más razones solo por ser pobre?

A pesar de que sus palabras tenían lógica a su modo, eran increíblemente


inapropiadas para este momento y lugar. Xie Lian estaba a punto de
encontrar una manera de cerrar la boca de Qi Rong cuando un hombre
con ropas negras apareció con prisa justo detrás del pabellón.

—¿Su Alteza me ha llamado?

Xie Lian gesticuló para que se acercara,

—Mu Qing, ven aquí de inmediato. En todas las plegarias que has recibido
recientemente, ¿has escuchado algo sobre una sequía en Yong An?

Mu Qing estaba también sorprendido,

—No, no me he enterado de nada.

Feng Xin soltó estando en medio de su actual tarea,

—¿Cómo podrías no haberte enterado? ¡Los refugiados ya han escapado


aquí!

Su tono era en extremo acusatorio y Mu Qing se congeló. Replicó con una


voz severa,

—He dicho la verdad, realmente no recibí nada ¿Estás tratando de decir


que retuve información a propósito? Bueno, ¿tú recibiste algo? yo estoy en
servicio en el Templo del Príncipe Heredero en meses impares, pero tú
estás en servicio en meses pares. Si realmente hubiese habido gente
rezando por el final de una sequía en Yong An, no hay manera en que
todas esas plegarias fueran enviadas solamente en meses impares y que
tú no te enteraras.
Feng Xin pausó y se dio cuenta de que ese era realmente el caso,

—No dije que lo hicieras a propósito, lo piensas demasiado.

Viendo que estaban listos para pelear, otra vez, Xie Lian gesticuló ''paren''
con fastidio.

—Muy bien, Feng Xin no quería decir nada mal intencionado. Ambos
pueden dejar de discutir en este mismo instante.

Los dos inmediatamente cerraron sus bocas y dejaron de pelear. Al mismo


tiempo, Qi Rong finalmente se había cansado de ver a sus subordinados
golpeando a Lang Ying y agarró un contenedor para escupir todas las
semillas de melón mientras decía,

—Lleven a este ladrón a prisión.

Los guardias asintieron al comando, —¡Sí, Señor! —y un número de ellos


tomaron a Lang Ying.

—Encarguémonos de este problema —Xie Lian dijo —Salven a este


hombre primero, quiero preguntarle sobre Yong An apropiadamente más
tarde.

Mu Qing relajó su expresión y preguntó cautelosamente,

—Su Alteza, ¿Qué es lo que planea hacer? No puede simplemente


presentarse ante alguien.

Esa era una de las reglas que Xie Lian no terminaba de comprender. Los
oficiales celestiales decían que querían ayudar a la gente común, sin
embargo, todos se ponían aires de grandeza y se posicionaban por encima
de los mortales, creando una vasta distancia al querer aparecerse ante
ellos; esto a menudo lo ataba de manos, causándole demasiada
frustración. Algo bueno, era que Xie Lian tenía un número de maneras
para evadir esto. Sin parpadear, levantó su mano y empujó. Las personas
paradas apenas una distancia lejos se percataron de una sombra
levantándose sobre ellos mientras se sacudía; dieron la vuelta
confundidos.

Al siguiente momento, Qi Rong gritó con horror,

—¡PRIMO PRÍNCIPE HEREDERO!

Xie Lian acababa de empujar su propia estatua hacia ellos.

La estatua dorada con una espada a diestra y flores a siniestra, bondadosa


y hermosa, se balanceó de atrás a adelante, entonces, comenzó a caer. Qi
Rong parecía como si acabara de presenciar a su propia madre pateando
un banquillo debajo de ella y colgándose a sí misma, su corazón se
aceleró, perdió todo interés en Lang Ying y se precipitó desesperadamente
para sostener la pierna de la estatua, tratando de mantenerla de pie con
mucho esfuerzo, gritando de terror,

—¡¿QUÉ ESTÁN ESPERANDO USTEDES BASURAS INÚTILES?!


¡AYÚDENME A MANTENERLO EN PIE! ¡NO PERMITAN QUE MI PRIMO
PRÍNCIPE HEREDERO CAIGA! ¡NO PUEDE CAER!

Mientras se distraía en su terror, Xie Lian pasó a su lado con calma y salió
del salón de manera casual. Tanto el rostro de Feng Xin como el de Mu
Qing se habían caído. Les tomó un momento para que Feng Xin bramara
finalmente.

—¡SU ALTEZA! ¡ESA ES SU PROPIA ESTATUA DIVINA!

Algo como una estatua caída era un mal presagio, algo como un tabú. Y
un oficial celestial que empujaba su propia estatua para hacerla caer era
algo que jamás se había escuchado, una rareza en lo vasto de los tres
reinos.
—Es solo un gran trozo de oro —Xie Lian dijo —Si no lo hacía, no se
distraerían. Ambos vayan y sigan empujando la estatua, no les den
oportunidad de irse. Iré a ver a ese hombre.

Feng Xin y Mu Qing aún seguían boquiabiertos y sin palabras, pero no les
quedaba más que obedecer. Por lo tanto, ambos se colocaron a los lados
de la estatua, cada uno usando solo un dedo para empujar. Ellos solo
necesitaban ese tanto de poder y era más que suficiente. Los demás, por
otro lado, tenían que usar cada onza de fuerza en sus cuerpo, pero aún
así, solo podían evitar que la estatua no cayera pero no logrando
levantarla por completo, sus dientes estaban apretados fuertemente,

—... ¡Esto es realmente oro puro, qué pesado!

Lang Ying, volvió en sí y noto que los guardias ya no estaban prestándole


atención, observó la estatua divina de oro por un largo rato antes de por fin
ponerse de pie, sacudirse el polvo y huir con el morral en brazos. Xie Lian
lo siguió de cerca. El joven corrió una distancia considerable y se adentró a
un vasto y espeso bosque, después, observó su alrededor y se sentó bajo
un árbol a descansar. Xie Lian se escondió detrás de aquel árbol,
ágilmente lanzó un hechizo y tomó la forma de un pequeño cultivador
vestido de blanco.

Después de transformarse, se inspeccionó, asegurándose de que no


hubiera nada extraño en su apariencia y balanceó su batidor de cola de
caballo. Justo estaba pensando en cómo debía aparecerse ante él sin
alarmarlo cuando Lang Ying se acuclilló al lado de un charco de agua a un
costado del árbol, su cabeza gacha y usando ambas manos para escarbar.

—. . .

Las manos del joven hombre eran grandes y un solo movimiento era
suficiente para crear un ancho y profundo pozo. Lodo y polvo cayeron a los
lados mientras cavaba, luciendo bastante parecido a un delgado y salvaje
perro negro. Xie Lian justo se estaba preguntando por qué de repente se
había puesto a cavar hoyos cuando lo vio sacudirse el lodo en sus
pantalones, ahuecar sus manos y recoger un poco de agua, atrayéndola
hacia sus labios.

Viendo esto, Xie Lian no pudo permanecer más tiempo detrás del árbol y
se apresuró a salir. Detuvo sus manos y sacó un contenedor de agua de
entre sus mangas encantadas para dárselo.

Sin embargo, Lang Ying ya había tomado un trago del charco de agua, sus
mejillas redondas, tragó. Observó al pequeño cultivador que había
aparecido de la nada, pero no sospechó en absoluto y aceptó su
ofrecimiento. Tomó el contenedor de agua, bebiendo todo su contenido de
un solo trago.

Al terminar, murmuró un simple,

—Gracias.

Y ya que había aparecido abruptamente, Xie Lian dejó de preocuparse por


hacer una entrada antinatural. Hizo su mejor esfuerzo por balancear su
batidor de cola de caballo como todo un inmortal experimentado, alguien
de confianza, y preguntó,

—Amigo mío, ¿de dónde viene y a dónde se dirige?

—Vinimos desde la Bahía de Lang-Er en la ciudad de Yong An. Me dirigía


al palacio real, pero he cambiado de opinión. Ya no pienso ir.

Xie Lian se sorprendió,

—¿Vinimos?

Lang Ying asintió,


—Vinimos. Yo y mi hijo.

Xie Lian se volvía cada vez más confundido, pero su corazón comenzaba
a hundirse también. Lo observó mientras Lang Ying removía aquel morral
de su espalda y lo abría.

—Mi hijo.

Dentro del morral que había estado llevando en su espalda todo este
tiempo estaba el cadáver de un niño pequeño.

El infante era una criatura pequeña, luciendo de no más de dos o tres años
de edad. Su rostro amarillo, sus mejillas hundidas y su cabeza tenía tan
solo unas cuantas hebras de cabello amarillo delgado. Incluso tenía
salpullido. El pequeño rostro estaba torcido en una extraña expresión,
como si llorara, bastante miserable. Sus ojos ya estaban cerrados y
aunque su boca estaba abierta, era incapaz de volver a emitir sonido
alguno.

Las pupilas de Xie Lian se encogieron, su espíritu se sacudió y fue incapaz


de hablar. No era de extrañar que este joven hombre tuviera un aire
extraño rodeándolo. No pudo describir qué era exactamente lo que era tan
extraño en él, solo sentía que era algo anormal. La manera en la que
hablaba, la forma en la que se comportaba, era como si no considerara las
consecuencias en absoluto; franco y enloquecido. Pero por cómo lucían
las cosas, ¿por qué razón tendría que considerar las consecuencias?

Después de mostrarle a su hijo, Lang Ying envolvió al pequeño


nuevamente y cuidadosamente ató las correas. Viendo cuán concentrado
estaba en sus acciones, Xie Lian se sintió miserable. Esta era su primera
vez viendo el cadáver de un infante tan pequeño, preguntó tartamudeando,

—¿Cómo... cómo es que su hijo murió?

Lang Ying ajustó el morral en su espalda y replicó abstraído,


—¿Cómo murió...? no sé cómo murió. Sediento, hambriento, enfermo, tal
vez un poco de todo.

Rascó su cabeza,

—Cuando recientemente lo había sacado de Yong An, aún tosía un poco y


llamaba ''¡papá, papá!'' desde mi espalda. Los llantos menguaron
gradualmente y solo podía escucharlo toser. Después, dejó de toser. Creí
que se había quedado dormido. Más tarde, cuando encontré algo para
comer, quise despertarlo, pero ya no lo hizo.

El pequeño había muerto en el camino mientras escapaban.

Lang Ying sacudió su cabeza,

—No sé cómo cuidar niños. Si mi esposa supiera que nuestro hijo murió,
definitivamente me gritaría hasta la muerte.

Después de un momento de silencio, agregó,

—Aunque desearía que mi esposa pudiera gritarme aún.

Su expresión había sido tranquila todo el tiempo, como la rama trozada de


un árbol marchito; como un charco de agua estancada, sin un rastro de
vida. La garganta de Xie Lian se apretó, incapaz de pasar el nudo, dijo con
una voz débil,

—¿Por qué... por qué no lo sepulta?

Lang Ying asintió,

—Sí. Quería escoger un buen lugar. Aquí no está mal. Hay árboles que
bloquean el sol y agua también. Regresaré después de sepultarlo. Gracias
por el agua.
Tosió un par de veces y volvió a arrodillarse, continuando con la tarea de
excavar con sus dos manos. Xie Lian murmuró suavemente,

—No, no me agradezca... no me agradezca, no lo haga.

Justo en ese momento, Feng Xin y Mu Qing aparecieron, ambos se


confundieron al ver ante ellos a alguien cavando un hoyo y al otro
observándolo en aturdimiento. Xie Lian al parecer no estaba de humor
para hablar y repetidamente comenzó a murmurar un revoltijo de palabras.
Fue hasta después de un rato, que Xie Lian recordó que haberle dado
agua no era suficiente; este hombre estaba volviendo a Yong An después
de todo. Por lo cual, su mano volvió a adentrarse en sus mangas y hurgó
un poco, finalmente encontrando lo que buscaba, se lo pasó al hombre.

—Aquí, tome esto.

Lang Ying se detuvo y miró de cerca lo que Xie Lian tenía en la mano. Este
objeto era una perla de un profundo rojo, no más grande que una uña; su
lustre liso y pulcro, pulido y brillante, conmovedoramente hermosa. Incluso
si no sabía lo que era, solo bastaba darle un vistazo para saber que esta
pequeña joya era invaluable.

Esta joya invaluable, era justamente la perla rojo coral restante de los
pendientes que Xie Lian llevaba puestos durante la Procesión Celestial
Shangyuan tres años atrás. Aquella perla había dejado una impresión
bastante profunda en Mu Qing, así que en el momento que la vio, su rostro
cambió. Lang Ying no se rehusó, como si todo comportamiento apropiado
y preocupación de una persona ordinaria lo hubiese abandonado y estiró
su mano para recibirla.

—Gracias.

Cuidadosamente guardó la perla en su cinto, después, removió el morral


de su espalda y gentilmente lo colocó en el hoyo cavado.
—Papá vendrá a visitarte pronto.

Terminando, usó sus dos manos para empujar la tierra de vuelta y cubrir el
morral solemnemente. Xie Lian usó una mano para sostener su frente y
cerró los ojos. Un momento después, el joven hombre se fue en tan solo
unas cuantas zancadas.

Feng Xin preguntó con curiosidad,

—Su Alteza, ¿Qué fue lo que sepultó aquí? ¿Dijo ''papá''? ¿Acaso sepultó
a alguien?

Mu Qing en cambio, estaba preocupado por algo más,

—Su Alteza, fui a investigar hace un momento y descifré lo que sucede.


Yong An nunca ha sido un lugar próspero; sus templos y santuarios son
pocos en número. Al parecer también tienen una regla local en la que
aquellos que no ofrecen donaciones no tienen derecho a rezar, así que
aquellos que visitan el Templo del Príncipe Heredero han sido todos
adinerados, mientras que los pobres que sufren de desastres no pueden
siquiera entrar...

Xie Lian no respondió al reporte pero dijo en voz baja,

—Ustedes dos, vayan a Yong An e inspeccionen la situación. Iré a ver al


Guoshi para preguntarle qué es lo que sucede exactamente.

Su rostro jamás había estado tan oscuro. Los dos subordinados no se


atrevieron a ser negligentes y ambos asintieron a su comando, partiendo
un segundo después. Xie Lian, por su parte, se dio la vuelta y se apresuró
en dirección al Monte Taicang.

A juzgar por lo que acababa de recopilar, la situación en Yong An no podía


ser pequeña. Pero incluso si no había podido escuchar las plegarias de
esa gente, no significaba que aquellos en el palacio real no estuvieran
enterados de la situación tampoco.

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