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Mu Qing por otro lado, trajo consigo la escoba que usaba usualmente para
barrer y dijo bajo,
Desde que habían salido del Gran Salón Marcial, Feng Xin había estado
lleno de quejas respecto Mu Qing, sin embargo, las palabras nunca habían
abandonado sus labios. Ahora que Mu Qing explotó primero, él se molestó
también,
—¿Qué crees que haces rompiendo cosas tan de repente? ¿Ahora qué te
hizo enojar?
Feng Xin había sido siempre un individuo directo, así que escuchar que
alguien de la nada lo acusaba de ''decir las cosas a espaldas de los
demás'' lo hizo carcajearse de ira,
—¿Qué?
Realmente no era buen momento para que Xie Lian explicara las cosas, de
momento solo podía intentar calmar a Mu Qing,
—¡Su Alteza, no se ha puesto los zapatos! ¡Será una desgracia si sale con
el cabello suelto y hecho un desastre!
—Al menos póngase sus zapatos primero y ate su cabello —Feng Xin dijo
—Déjelo así. Siempre tiene esta clase de comportamiento extraño, quién
sabe qué punto débil tocamos esta vez para que se pusiera tan histérico
de la nada.
Mu Qing ya se había ido lejos para entonces y Xie Lian se percató de que
no sería capaz de alcanzarlo, así que en su lugar, tomó una liga para el
cabello para atarlo de prisa,
Feng Xin trajo del armario los ropajes usuales de entrenamiento de Xie
Lian y se los lanzó,
Los labios de Xie Lian estaban completamente sellados. Feng Xin estaba
comenzando a sospechar cada vez más; recordó la furiosa expresión que
tenía Mu Qing y dijo de repente,
—¡No, no!
Xie Lian se percató de que Feng Xin ya estaba haciendo sus propias
conjeturas, si continuaba mintiendo, se daría cuenta de cualquier otro
modo, por lo tanto tuvo que ceder en derrota,
—En realidad, no cuenta como robo, pero... ah, comenzaré desde el inicio.
Lo recuerdas, ¿cierto? Hace dos años, cuando entré por primera vez al
Sagrado Pabellón Real, hubo una ocasión en la que perdí una hoja de
papel de oro.
Tres años atrás, Xie Lian rogó y suplicó de todas las formas posibles hasta
que sus padres finalmente concedieron su permiso para que entrara al
Sagrado Pabellón Real para entrenar antes de llegar a la edad de veinte
años. Un año después, el Pabellón de Xian Le completó su edificación. Xie
Lian pudo por fin mudarse allí, lo cual hizo con gran entusiasmo.
Cuando Xie Lian se mudó, realmente no trajo mucho consigo. Solo dos
carruajes llenos de libros y doscientas espadas atesoradas. Sin embargo,
la Reina amaba a su hijo con ternura y temía que su vida de entrenamiento
fuese demasiado callada y aburrida, por lo que poco después, ordenó a
veinte sirvientes que enviaran al Monte Taicang cuatro grandes carruajes
repletos de objetos que el Príncipe Heredero amaba, las montañosas
caravanas eran impresionantes y dramáticas a simple vista. Incluido
dentro, un juego de ciento ocho hojas de oro que componían un Palacio de
Papel Dorado.
Cuando Feng Xin escuchó los rumores, quiso armar una disputa en contra
de ellos, pero Xie Lian en cambio le dijo que no se preocupara mientras
sonreía,
—Es solo natural que piensen de esa manera. Es cuestión de tiempo para
que se den cuenta de que no vine aquí a jugar, además de que verán
quién es el número uno en esta generación de discípulos.
Xie Lian estaba intentando lo mejor que podía para deshacerse de los
cuatro carruajes junto con los sirvientes que la Reina le había obsequiado,
pero cuando contaron el inventario, se topó con que de entre las ciento
ocho hojas de papel de oro, una se había extraviado.
Feng Xin no era alguien que recordara pequeños detalles, por lo tanto,
había olvidado hace mucho que algo como eso había sucedido. Ahora que
el tema salía a relucir nuevamente, cayó en cuenta y se llenó de furia y
sorpresa,
—¡Tomar algo sin aviso es robo! entonces, después de todo, ¿Lo ayudó a
pasar desapercibido y les dijo a todos que la hoja de oro estaba en
realidad en el palacio?
—Su Alteza, sabía usted, cuando llegó por primera vez al Sagrado
Pabellón Real, ¿Toda la clase de mierdas que la gente decía sobre usted?
—¡Su Alteza!
Xie Lian les devolvió la sonrisa, y así, ambos grupos partieron caminos. Le
dijo a Feng Xin,
—¿Lo ves? Te dije que dejaras que el tiempo fluyera. Ahora me llevo bien
con todos, ¿Quién se atreve a decir algo malo de mí?
—En ese tiempo, yo había pensado que era extraño. Después de todo,
nunca había sucedido que usted perdiera alguna de sus hojas en el
palacio, —Feng Xin dijo — Pero no puedo creer que me lo haya ocultado
por dos años enteros y que además, ¡Me dijera que en realidad lo había
conocido mientras lo veía barrer!
—Después él me pidió que no se lo dijera a nadie —Xie Lian dijo —Ya que
accedí, por supuesto que no se lo diría a nadie, ni siquiera a ti. Pero ahora
que ya lo sabes, soy yo quien rompió su promesa. Sin embargo, no debes
decírselo a nadie.
—¿Cómo es que eso cuenta como romper una promesa? —Feng Xin
preguntó —No es como si me lo hubiera contado en realidad, fue su propia
conciencia culpable que lo hizo delatarse así mismo.
—No, no. Prométeme ahora mismo que esto termina aquí ¡De otro modo,
cortaré mi relación contigo y serás maldito para que nunca encuentres una
esposa! —Xie Lian amenazó.
—No es tan malo como dices —Xie Lian dijo —El Sagrado Pabellón Real
nunca había presentado extravíos antes, lo que significa que esa fue la
primera vez; al final del día, era para su madre... uh, como sea, prometió
solemnemente que jamás volvería a hacerlo otra vez, así que darle una
oportunidad más no fue un problema. Él ha mantenido su palabra.
Además, hoy cuando ese pequeño niño cayó, si Mu Qing no hubiera
cooperado conmigo, el desfile no habría terminado tan bien como lo hizo.
—¿Por qué debe ser culpa suya que él esté malhumorado? Usted es el
Príncipe Heredero; ¿Cómo es que termina debiéndole algo a la persona
que lo ha hecho ascender de rango? Su Alteza, yo realmente no
comprendo el por qué piensa muy bien de él.
—Feng Xin ¿Lo sabías? Hay muchas personas en este mundo que no son
más que rocas ante mis ojos.
Feng Xin no lo comprendió. Xie Lian caminó con sus manos tras la
espalda.
—Rocas hay por doquier, pero los jades son difíciles de encontrar. Cuando
se trata de artes marciales, solo he visto a dos en toda mi vida que pueden
ser llamados jades. Uno eres tú. El otro, es él.
—¡No! Creo que eso está mal ¿Preguntas que por qué pienso tan bien de
él? Es la misma razón por la cual pienso tan bien de ti. Aquellos que están
destinados a brillar, debo dejarlos brillar. Además, yo no creo que las
buenas intenciones traigan malas intenciones de vuelta.
Feng Xin se detuvo también. Después de escuchar el discurso de Xie Lian,
rascó su cabeza.
—¡Su Alteza!
Xie Lian les respondió con una sonrisa también. Los discípulos se
acercaron a ellos y mostraron sus canastas ante ambos, diciendo con
felicidad,
—¿A Su Alteza le gustaría probar algunas cerezas? ¡Ya han sido lavadas
en el manantial, están muy limpias y muy dulces!
—¿Es eso cierto? Gracias por hacérmelo saber —Xie Lian dijo.
Los cerezos estaban posicionados en hilera tras hilera y entre las frescas
hojas, se encontraban racimos sobre racimos de cerezas semejantes a
perlas rojas, luciendo encantadoramente tentadoras. Xie Lian y Feng Xin
caminaron por un rato buscando a Mu Qing entre los bosques, no mucho
después, escucharon voces que peleaban justo frente a ellos, por lo cual,
inconscientemente redujeron el ritmo de sus pasos hasta detenerse por
completo.
Capítulo 62: Perla Roja Extraviada; Ojos Inadvertidamente Rojos en
Deseo.
—Ahora sabemos por qué parecía haber cada vez menos frutos en los
bosques, así que alguien se ha estado escondiendo para robar.
—Los frutos que crecen en el Monte Taicang pueden ser recolectados por
cualquiera que sea un discípulo del pabellón, ¿Cómo es esto robar?
Además, hay cientos y miles de árboles frutales aquí. Es imposible que
solo por mi causa haya cada vez menos frutos.
Mu Qing provenía de una familia pobre; su madre, quien vivía a los pies de
la montaña en la ciudad, llevaba una vida llena de hambruna. En el pasado
solía hacer un poco de dinero como costurera, sin embargo, una vez que
su vista se deterioró ya no pudo seguir con el trabajo, por lo que solo le
quedaba esperar a Mu Qing, quien traía dinero que ganaba haciendo
quehaceres en la montaña. Algunas veces, él recogería algunas frutas
frescas del Monte Taicang para llevárselas a su madre y eso no era un
asunto del cual preocuparse, porque en realidad, no había reglas que
dictaran que estaba prohibido. No obstante, que alguien lo dijera en voz
alta lo hacía sonar muy mal. Y que se lo dijeran de este modo era incluso
más insultante y vergonzoso.
El joven llamado Zhu, era justamente el discípulo que hacía guardia ante
las puertas del Pabellón Sixiang un día antes y cuando escuchó que
sacaba el tema a flote, su ira se intensificó.
—¡Alto!
—¡Su Alteza!
—¿Qué hacen?
Este Zhu-shixiong era un decente y simple joven que tenía en gran estima
al Príncipe Heredero. Se congeló al escuchar la pregunta de Xie Lian y se
apresuró a soltar a Mu Qing.
Xie Lian se percató de que la canasta que Mu Qing había traído estaba
aún en el suelo, así que se acuclilló para recogerla y dársela a Mu Qing,
—Su Alteza.
—¿Sí?
Mu Qing le lanzó una mirada y tomó por fin la canasta. Feng Xin se quedó
de piedra y dijo con dureza,
—¡Escucha! ¡Lo que pasó antes fue mi culpa! No estaba intentando
acusarte y solo lo dije sin pensarlo. No hay necesidad de que pienses todo
lo que digo a profundidad, que pienses esto o aquello. A mí no me importa
nada más que Su Alteza, por lo tanto, no estoy interesado en los rumores.
Eso es todo lo que tengo que decir, así que... ¡deja de estar tan
malhumorado!
—¡PFFFT! —Al principio, Xie Lian creyó que sus palabras eran muy
agresivas, pero al llegar al final, en realidad se volvieron bastante
graciosas. Mu Qing miró a Feng Xin y Xie Lian agitó su mano,
—Muy bien, muy bien. Todo lo que dijo Feng Xin es cierto. Tan solo
olvidemos lo que aconteció. Nada ha pasado.
—Buscaré nuevamente la perla rojo coral más tarde. Tal vez se cayó en la
calle.
Al parecer, Mu Qing no tenía nada más que decir; recogió las cerezas que
se habían esparcido por sobre el suelo y las colocó en su canasta otra vez.
No había recogido muchas para empezar, al terminar, quiso moverse
cuanto antes para salir del bosque. Xie Lian, sin embargo, vio muchas
exquisitamente frescas fresas y casualmente recogió un montón en su
canasta.
Le tomó un largo rato, pero al final, Mu Qing dijo con una voz muy baja,
—Gracias, Su Alteza.
Al siguiente día, Xie Lian bajó la montaña con Feng Xin y Mu Qing a
cuestas.
—¿Acaso Qi Rong se ha vuelto más alto otra vez? ¿Cómo supiste que
volvería al palacio hoy?
—De verdad tienes bastante tiempo libre, ¿no es así? —Xie Lian dijo
rendido —¿Estás estudiando apropiadamente? ¿Qué hay de la práctica de
espada? Si mamá me pide que califique tus estudios otra vez, no te
ayudaré.
Tomó la mano de Xie Lian y lo atrajo al carruaje, lo único que pudo sentir
Xie Lian en ese momento fue, peligro.
—¿Tú conducirás?
—Le pedí a mi Primo Príncipe Heredero que subiera, pero nunca dije que
ustedes dos también podían hacerlo ¿Creen que permitiré que cualquier
basura se siente sobre mi carruaje dorado? ¡Jódanse!
—¡Qi Rong!
Feng Xin se había topado con Qi Rong muchas veces antes, por lo que ya
estaba familiarizado con su sucio vocabulario y su vulgar y
condescendiente personalidad, pero Mu Qing jamás había entrado al
palacio, naturalmente, nunca había tenido la oportunidad de acercarse al
Príncipe Xiao Jing. Qi Rong estaba sintiéndose extremadamente
agraviado, pero viendo a Xie Lian a punto de irse, con dolor y pena
concedió que ambas basuras de mierda subieran también a su precioso
carruaje dorado.
—¡¿QUÉ?!
Cuando se trataba de la cultura de Xian Le: número uno, amaban el oro;
número dos, las piedras preciosas; número tres, las bellezas; número
cuatro, la música; y número cinco, el arte. El Palacio de Xian Le era por lo
tanto, el lugar más distinguido, en donde todos amaban en unidad.
Atravesando el inmenso jardín real, caminando por el pasillo carmín, no
todo estaba solo bañado o esculpido en jade, sino que también había todo
tipo de obras de arte y pinturas tapizando las paredes, música suave
empapaba el aire, creando la ilusión de estar en un paraíso.
El palacio era el hogar de Xie Lian, el lugar en donde había crecido. Feng
Xin había sido elegido para ser su guardia personal a la edad de catorce
años y hace mucho que se había acostumbrado al entorno. Sin embargo,
esta era la primera vez que Mu Qing presenciaba la edificación, por lo cual,
no pudo evitar estar asombrado. Era por esto mismo que cuanto más
asombrado estaba, más cuidadoso se volvía; con cada segundo que
pasaba, menos se atrevía a hacerles evidente a los demás lo que estaba
sintiendo; no quería dar ningún paso en falso.
Feng Xin y Mu Qing hicieron guardia afuera. Xie Lian entró al aposento con
Qi Rong y se acercó para tomar las manos de su madre.
La Reina se quejó,
—Pero qué niño tan descorazonado. Incluso Rong-er(1) supo cómo
hacerle compañía a una mujer tan vieja como yo, pero aquí estás tú,
sonando todo correcto cuando no has vuelto a casa en dos largos meses.
—Adulador.
Notas:
—El Monte Taicang envío toda una carga de frutos frescos recientemente.
No me gustan las cerezas, pero hay un método en el que se pueden usar
para crear una pasta facial; machaqué algunas para experimentar, pero en
realidad no tienen un gran beneficio y estaba a punto de hacer que las
tiraran ¡definitivamente no podría permitir que ingieras esto!
Xie Lian sonreía mientras escuchaba, pero de repente recordó los eventos
de un día antes. Eran muy pocas veces al año en las que la madre de Mu
Qing podía probar cerezas y Mu Qing mismo era acosado y molestado por
el simple hecho de intentar recoger unas pocas. Era un tema bastante
delicado y Xie Lian temía que Mu Qing se sintiera incómodo al escucharlo,
por lo tanto, sonrió y cambió el tema.
La Reina rio,
—La forma en que lo dices hará creer a los demás que te hago pasar
hambre. Pero la realidad es que has sido bastante quisquilloso con la
comida desde muy pequeño y no puedo engordarte. Te has puesto tan
delgado desde que entraste a la montaña; hoy, comerás lo que sea que yo
te diga y no puedes negarte.
—¡Hmph! ¡Nada de eso fue culpa de mi Primo Príncipe Heredero! ¡No fue
él quien cayó de las murallas de la ciudad; si alguien realmente debe ser
castigado, debería ser ese pequeño demonio desgraciado!
—¿Enserio? Deja que entre para que pueda ver su rostro. Feng Xin
también puede entrar.
Así, Feng Xin y Mu Qing entraron a los aposentos y se arrodillaron ante la
Reina. Se tomó su tiempo para analizar a Mu Qing y le dijo a Xie Lian,
—Pienso que luchó bastante bien ayer; un buen y muy cortés pequeño.
Cualquiera que viera su rostro, pensaría que es un amable ministro, pero
quién se imaginaría que es tan tenaz al usar un sable.
Xie Lian escuchó su tono y sintió terror. Justo como esperaba, al siguiente
segundo, Qi Rong explotó, arrebató la copa de jade de la pequeña mesa
de té y la lanzó en dirección a la cabeza de Mu Qing.
Feng Xin solo usó una mano para inmovilizar a Qi Rong, pero Qi Rong
ahora pataleaba y lanzaba puños, escupiendo mientras gritaba,
—¡¿Y quién mierda te crees tú que eres que tienes las agallas para
tocarme tan casualmente?!
—¡Qi Rong, cada vez estás más fuera de control! —Entonces, se giró
hacia la Reina —Madre, olvidé mencionar una cosa. Por favor confisquen
su carruaje dorado.
—Incluso si fue un regalo, debe ser confiscado —dijo Xie Lian —¡Casi nos
metemos en problemas allá afuera! Será mejor que no vuelvas a poner tus
manos sobre ese carruaje hasta que aprendas a conducir apropiadamente.
La Reina preguntó,
Ella dijo con tristeza, —Hablaré con él mañana sobre confiscar su carruaje
—Suspiró —Ese pequeño ha deseado un carruaje desde hace mucho
tiempo, así que cuando su cumpleaños llegó, noté que aún deseaba
desesperadamente uno, entonces se lo obsequié ¿Quién imaginaría que
haría estas cosas? Si lo hubiese sabido, nunca se lo habría dado.
—¿Y por qué deseaba tanto tener un carruaje? —Xie Lian se preguntó.
—Dijo que si tenía uno, podría ir al Monte Taicang cuando quisiera para
traerte a casa —Replicó la Reina.
Xie Lian se quedó mudo al darse cuenta de que al final del día, se trataba
solamente de un acto de buena voluntad. Después de un momento, habló,
—Será mejor que en lugar del carruaje, tenga un buen profesor primero,
uno que lo ayude a controlar ese temperamento suyo. No puede seguir
así.
La Reina suspiró,
Xie Lian pensó que la idea era bastante graciosa y terrible a la vez,
sacudió la cabeza,
Los tres apenas se habían adentrado al callejón, cuando cinco o seis niños
en harapos los rodearon, llamando,
Su rostro estaba tieso, pero su voz no era fría. Se giró hacia Xie Lian.
Feng Xin estaba atónito al ver esta escena, como si Mu Qing haciendo
este tipo de cosas fuese un completo milagro. Después de todo, Mu Qing
llevaba siempre consigo un rostro extremadamente mezquino; del tipo que,
a pesar de ver a alguien muriendo de hambre en las calles, aún sostendría
fuertemente su propia comida. Xie Lian, por otro lado, no estaba
sorprendido del todo.
Al principio, también quiso buscar algo en él para darle a los niños, pero
usualmente no llevaba dulces consigo y hacer que Feng Xin les diera
monedas daría la impresión de que los trataban como vagabundos; Xie
Lian no pensaba que fuera apropiado. De repente, hubo un estallido de
ruido de galopes en la calle principal, el largo relincho de un caballo y
docenas de personas gritando.
Los tres se detuvieron de golpe, entonces Xie Lian salió de prisa del
callejón. Todo alrededor en las calles era caos; negocios volteados y gente
en el suelo. Los peatones en la calle trataban de huir; manzanas y peras
esparciéndose por todo el suelo. Aún no había descifrado lo que estaba
sucediendo, cuando escuchó la risa maníaca de un joven.
—¡FUERA DE MI CAMINO, FUERA DE MI CAMINO! ¡NO ME IMPORTA
NI UNA MIERDA SI TERMINO ARROLLANDO A ALGUNO DE USTEDES!
Justo como había dicho, Qi Rong estaba de pie arriba del glamuroso
carruaje dorado, su expresión maliciosa, lanzando latigazos de manera
salvaje mientras el caballo blanco relinchaba por cada azote.
El carruaje dorado pasó de largo justo al lado de ellos, Feng Xin respondió,
—¡Entendido! —Y cargó en su dirección. Xie Lian estaba a punto de ir a
revisar si había algún herido entre todos los negocios derrumbados y
peatones noqueados que habían sido víctimas de la locura de Qi Rong,
cuando de pronto, se percató de que algo estaba mal. Giró su cabeza y vio
que justo detrás del carruaje dorado, algo estaba siendo arrastrado por
todo el suelo, atado con una larga y gruesa cuerda de cáñamo. Al final de
dicha cuerda, había un saco de yute, y en ese saco, parecía haber algo
pataleando. Como si una persona viva estuviera dentro del saco.
En ese momento, Xie Lian solo pudo sentir que su sangre se enfriaba. Al
siguiente momento, ya se encontraba aproximándose en esa dirección.
Xie Lian acercó una de sus manos para tentar su cuello; viendo que su
pulso no era del todo débil, soltó un suspiro de alivio. Inmediatamente
levantó el pequeño cuerpo, se dio la vuelta y gritó enfurecido,
Xie Lian corrió hacia ellos justo a tiempo para escuchar a Qi Rong aullar de
rabia.
Al parecer, Feng Xin no había sido capaz de detenerlo, así que había
intentado arrebatar las riendas de sus manos en su lugar. Por supuesto
que Qi Rong no lo permitiría, entonces ambos lucharon de un lado al otro,
y en un momento de descuido, Feng Xin atacó y empujó a Qi Rong fuera
del carruaje. Cayó al suelo y rodó unas cuantas veces, sus rodillas
cubiertas por raspaduras. Viendo que estaba rodeado de espectadores a
los lados de la calle, no sitió nada más que ira y humillación.
—¡Yo lo hice!
El pequeño sin embargo, presionó sus manos aún más fuerte, dejando a la
vista solo un gran ojo de color obsidiana, luciendo bastante temeroso. Pero
había algo diferente en este miedo, no como si temiera ser golpeado, sino
como si temiera que descubrieran algo.
Viendo su pequeño rostro medio cubierto y con un solo ojo a la vista, Xie
Lian de repente pensó en que tal vez había visto a este niño antes en
algún otro lugar, inconscientemente, entrecerró los ojos. Qi Rong vio su
expresión complicada y explicó,
Justo como dijo, el pequeño que ahora sostenía entre sus brazos era el
mismo que había caído de las murallas de la ciudad durante la Procesión
Celestial Shangyuan el día anterior.
Qi Rong se justificó,
—Por supuesto que es su culpa ¡Si no fuera por él, no habrías sido
regañado por el Guoshi!
—¡Y tú! ¡Sirviente inútil! Tan solo con verlo puedo saber que no conoce su
lugar. Si no lo disciplinas, tarde o temprano se volverá en tu contra y te
pisoteará a pesar de ser su maestro. Intenté ayudarte a disciplinarlo, pero
me diste la espalda y lo defendiste en su lugar, y después, a pesar de eso
incluso me acusaste ¡Ahora el Tío y la Tía no solo ignoraron mis buenas
intenciones, sino que incluso confiscaron mi carruaje dorado! ¡Primo, ese
carruaje era mi regalo de cumpleaños! ¡Lo había deseado por dos largos
años!
—... —Qi Rong dijo —Primo, ¿Por qué me dirías algo como eso? ¿Y qué
he hecho yo mal al simplemente intentar seguirte?
Preguntó de prisa,
—¿Qué sucede?
Este pequeño estaba por completo cubierto en lodo, mugre y sangre, sucio
y harapiento, a pesar de eso, se zambullía en las blancas ropas de Xie
Lian, pero a él no podía importarle menos. Gentilmente dio palmaditas en
la espalda del pequeño para tranquilizarle; con una voz suave dijo,
El pequeño no le respondió, sino que abrazó a Xie Lian incluso con más
fuerza. Estaba tenso y no lo soltaba para nada, como si se aferrara a su
propia vida. Qi Rong se dio cuenta de que Xie Lian también ignoraría sus
buenas intenciones y que su corazón solo le pertenecía a los
desconocidos; entre esos pensamiento, vio cómo el niño estaba
ensuciando las ropas de Xie Lian con sangre y lodo, su ira se propulsó.
Levantó su látigo y estaba a punto de lanzar un azote justo en la parte
trasera de la cabeza del niño. Sin embargo, Feng Xin aún estaba a su
lado, y en milésimas de segundo, su pierna se levantó para patear el brazo
de Qi Rong.
Hubo un ruidoso CRACK y Qi Rong gritó; el látigo cayó al suelo y su brazo
derecho se retrajo bruscamente en un ángulo anormal. Estaba congelado y
sin poder creérselo, pasó un rato para que levantara lentamente la cabeza,
mirando a Feng Xin y enunciando cada palabra a la vez,
Una cosa era detestar a Qi Rong tanto como quisieran tras su espalda,
pero otra cosa muy diferente era, como guardia, haber transgredido su
posición y accidentalmente romper el brazo de un miembro de la realeza.
Justo ahora, Xie Lian tenía las manos ocupadas con el niño, y detrás de él,
había reunido un grupo de espectadores, por lo tanto, no podía solo
esquivar el ataque; pero si lo hubiese hecho, habría sido pan comido. Era
solo que Qi Rong se había aproximado con un nivel alto de agresividad
que Feng Xin se movió antes de siquiera pensarlo y Xie Lian no tuvo el
tiempo para detenerlo. Ahora todo era más caótico que antes, pero Xie
Lian no tenía tiempo para pensar. Sus ropas se estaban empapando en
sangre cada vez más y si se retrasaban, el niño podría morir justo ahí. Por
lo tanto, Xie Lian tomó una decisión de prisa, inhaló profundamente y gritó
con voz clara,
—Gracias por adelantado, todos. Este niño fue golpeado por un grupo de
adultos, atrapado en un saco de yute y arrastrado por las calles. Por favor,
revisen por mí si es que tiene alguna herida en la cabeza primero, eso es
lo más importante.
Sin embargo, a pesar de que el niño era siempre dócil en manos de Xie
Lian, comenzó a luchar mientras cubría con firmeza el lado derecho de su
rostro, rehusandose a soltarse sin importar qué. No importaba cuán
habilidoso fuera el equipo médico imperial, si el paciente no cooperaba, no
había nada que pudieran hacer. Los doctores miraron a Xie Lian.
—Su Alteza, ¿...cómo?
El niño estaba sentado en una silla y Xie Lian no podía verlo a los ojos
desde su altura, por lo cual, se acercó a él e inclinó su cabeza.
—¿Cuál es tu nombre?
—...Hong...
—Feo.
Su respuesta había sido una sola palabra, y sin importar cuánto Xie Lian le
hablara, se rehusaba a remover sus manos. Xie Lian prometió que no
pensaría en él como alguien feo y que ni siquiera miraría; también le dijo
que se daría la vuelta, pero ni siquiera eso lo convenció. Era tan pequeño,
pero obstinado a lo grande. Sin muchas opciones, los médicos imperiales
solo pudieron hacerle unas cuantas preguntas, hacerlo que reconociera un
cierto número de dedos, asegurarse que no quisiera desmayarse o que
tuviera algún dolor de cabeza, revisar su comprensión de lo que veía y lo
que pensaba y luego atender las heridas del resto de su cuerpo.
A medida que los médicos imperiales trabajaban, se sentían cada vez más
asombrados. Xie Lian, que estaba de pie a un lado, escuchó sus
murmullos de asombro y preguntó,
—¿Cómo se encuentra?
—Su Alteza, este pequeño... ¿realmente fue golpeado y arrastrado por las
calles dentro de un saco de yute?
—Si ese realmente fue el caso, entonces... asombroso. Jamás había visto
a nadie tan tenaz. Tiene cinco costillas rotas y una pierna rota, un número
de heridas grandes y pequeñas. Incluso con todo eso junto, se mantiene
consciente y conversa mientras está sentado. Incluso un adulto la tendría
muy difícil para hacer cualquiera de estas cosas, entonces, ¿Cómo puede
hacerlo un niño pequeño de tan solo diez años de edad?
Escuchando qué tan severas eran las heridas, Xie Lian se puso aún más
furioso con Qi Rong. Observó al pequeño sentado allí como si nada
hubiese pasado, como si no sintiera dolor en absoluto mientras lo
observaba de vuelta con su gran ojo negro izquierdo. Cuando se percató
de que había sido atrapado observando a Xie Lian, inmediatamente volteó
su cabeza en dirección contraria.
Notas:
Viendo esto, por alguna razón, Xie Lian pensó que su comportamiento era
tan torpe como lamentable; se dio la vuelta y preguntó,
—Mi pequeño ¿por qué has vuelto de la nada después de irte? ¿Te heriste
allá afuera?
—Madre, puedes estar tranquila —Xie Lian dijo —Yo no me lastimé, fue
alguien más.
—¡Tía, sálvame!
—Feng Xin ¿Por qué sujetas al Príncipe Xiao Jing como a un criminal?
Escuchando esto, los rostros del Rey y la Reina se cayeron. Xie Lian tomó
una gran bocanada de aire y gritó,
—Llévenselo, llévenselo. Ya sabía que hoy sería el último día que podría
conducirlo.
Escuchando esto, Feng Xin estuvo a punto de arrodillarse, pero Xie Lian lo
detuvo.
—No te arrodilles.
Feng Xin atendía por sobre todo el comando de Xie Lian; incluso bajo las
ordenes del Rey, su prioridad era Su Alteza, así que, instantáneamente se
puso firme otra vez. Viendo esto, el Rey se puso aún más furioso.
—Es verdad que Feng Xin rompió el brazo de Qi Rong, pero la razón fue
siempre para proteger a su maestro —Xie Lian dijo —Además, Qi Rong
tuvo la culpa primero, no Feng Xin, ¿por qué tendría que arrodillarse?
—No importa el por qué —dijo el Rey —Sea como sea, ofendió al Príncipe
Xiao Jing. Hay una vasta diferencia entre maestros y sirvientes, un
distintivo entre superior e inferior. Aun si yo, el Rey, quisiera castigarle con
cien azotes, no habría nada inapropiado en hacerlo ¿pero ni siquiera
puedo hacer que se arrodille?
A pesar de que el Rey no era tan afectuoso con Qi Rong como lo era la
Reina, Qi Rong aún era, sobre todo, un miembro de la casa real; alguien
que nunca debía ser desobedecido u ofendido. Qi Rong sabía muy bien
esto y dijo con ojos astutos,
Todo padre e hijo en el mundo debía pasar por este cambio alguna vez en
la vida. Cuando los hijos son pequeños, idolatran a los padres como si se
tratara del héroe más grande del mundo; sus propios modelos a seguir, la
imagen que podían adorar. Sin embargo, cuando los hijos maduran a una
cierta edad, comienzan a cuestionarse cada cosa que el padre hace; hasta
que al final, ninguna de las dos partes se reconoce más como familia.
Padre e hijo mantuvieron esta relación fría por mucho tiempo, y ahora, con
Xie Lian rehusándose tercamente a ceder, el Rey dijo,
Justo entonces, Feng Xin, quien no había dicho ni una sola palabra en
todo ese tiempo, de repente levantó su brazo izquierdo e impactó contra el
derecho. Hubo un sonoro CRACK; los presentes se quedaron atónitos al
seguir la fuente de este sonido, viendo el brazo derecho de Feng Xin
completamente caído, exactamente como el de Qi Rong. Xie Lian estaba
tan sorprendido como furioso,
—¡FENG XIN!
Sudor frío rodó por la frente de Feng Xin y sin una palabra, se arrodilló
ante Qi Rong y se inclinó hasta el suelo un total de tres veces. Qi Rong
estaba sintiéndose bastante orgulloso y se rió en voz alta.
—¡De acuerdo, creo que te perdonaré! ¿Por qué no hiciste esto desde un
principio?
Xie Lian giró su cabeza para mirar a su padre, gritando con ira,
—¡TÚ!
—¡Su Alteza!
La Reina también puso sus manos en él para detenerlo. Xie Lian estaba
consciente de que Feng Xin lo acompañaba desde la edad de catorce
años y que desde ese entonces, había sido siempre estimado
profundamente por la Reina. Él solo hacía esto porque no podía soportar
ver a la Reina triste por una disputa entre padre e hijo. Si Xie Lian lanzaba
un golpe ahora, entonces los esfuerzos de Feng Xin serían en vano, así
que se tragó su coraje, pero el fuego en su interior, por otro lado, siguió
ardiendo dentro de su corazón. El Rey finalmente lució apaciguado y se
fue con una expresión severa.
Xie Lian le pidió a uno de los médicos imperiales que atendieran el brazo
derecho de Feng Xin y se disculpó,
Una vez que todos los demás se había ido, Feng Xin cambió su rostro y
chasqueó la lengua,
Por supuesto, la Reina hizo lo mejor que pudo. Sin embargo, aún era
extraño criar al hijo de alguien más. Disciplinarlo era complicado. Si era
muy estricta, parecería abusiva y difícilmente podía ser demasiado dura. Y
si era muy poco exigente, el mal comportamiento se haría presente algún
día, y sin restricciones más estrictas, dicho comportamiento solo podía
empeorar en el futuro. La Reina también se preguntaba a menudo, ''Crié a
Xie Lian y a Qi Rong de manera muy similar ¿por qué sus carácteres son
tan diferentes?''
Solo entonces, Xie Lian de repente recordó que aún había un pequeño
recostado en la cama de la enfermería. Levantó la cortina para revisar y el
niño estaba ahora sentado, luciendo como si tratara de ver lo que pasaba
afuera desde una abertura. En el momento en que Xie Lian levantó la
cortina, volvió a recostarse obedientemente.
—No casa.
Viendo que este pequeño estaba bastante desnutrido, sus ropas sucias y
desgastadas, no era una imposibilidad. Si no tenía un hogar al cual volver,
entonces no podrían por ningún medio dejarlo en el palacio o simplemente
botarlo en las calles.
—Está mintiendo.
Capítulo 66: Ascender Es Humano; Caer también Lo Es.
Feng Xin aún creía que la noción era bastante difícil de creer pero no hizo
ningún comentario,
—Oh.
Xie Lian quería reír mientras los veía charlar. Mu Qing continuó.
Preguntó,
—¡No, no! ¡No hay nadie! —bramó el pequeño, sonando como si temiera
ser enviado de vuelta, de inmediato abrió sus brazos en busca de Xie Lian.
—Niño, ¿Qué diablos estás haciendo? Las cosas eran urgentes antes y no
importaba ¿pero no estás más consciente ahora? Este es el Príncipe
Heredero ¡El Príncipe Heredero!, ¿lo entiendes?
—Hubo una pelea en casa y me echaron. Caminé por un largo rato pero
no tengo a donde ir.
Los otros tres se miraron entre ellos. Después de un momento, Feng Xin
dijo,
—De la forma en lo que lo veo, será mejor que yo lo vigile hasta que sus
heridas hayan sanado por completo. Al parecer, su familia no será capaz
de cuidarlo, desafortunadamente. Feng Xin, cuando vayas a encargarte de
los negocios afectados y víctimas de Qi Rong, busca si puedes averiguar
la ubicación de sus padres y hazles saber la situación para que no se
preocupen.
Uno de sus brazos aún estaba en cabestrillo, pero aún así extendió su
brazo sano para tomar al pequeño, intentando agarrarlo por el cuello de
sus ropas. Xie Lian rió.
—Este niño me pateó ayer, pero mírenlo ahora. Realmente sabe cómo
actuar.
Por alguna razón, incluso si había dicho algo bien intencionado, las
palabras que usaba harían sentir a la gente incómoda. Feng Xin se rehusó
a concordar con lo que había dicho. Después de caminar por un rato, Feng
Xin habló.
—No. Aún creo que Su Alteza no debería permitir que alguien más lo vea
sosteniendo a un niño desconocido.
Mientras hablaba, vio una carretilla vieja más allá del callejón y dijo,
—Solo para que quede claro, yo no voy a tirar de esa cosa montaña arriba.
—Nadie te pidió que lo hicieras —Feng Xin dijo. Se acercó y tiró del
pequeño en los brazos de Xie Lian, entonces el niño comenzó a forcejear
otra vez.
—¡Olvídalo, olvídalo! Tal vez alguien más necesita esa carretilla —Xie Lian
dijo.
—¡ATRÁPENLO!
Los tres se congelaron y sus corazones se detuvieron. Aunque Xie Lian no
pensara que había hecho algo malo en la Procesión Ceremonial Celestial
un día antes, estaba consciente de que los otros tal vez no pensaban lo
mismo. Interrumpir o acortar la ceremonia que Complace a Los Dioses era
una señal ominosa; la nobleza aún no lo decía a grandes voces, pero
cuando toda la emoción se sacudiera de las mentes de estas personas, y
cuando ellos comenzaran a pensar en todo lo que había sucedido un día
antes a profundidad, probablemente no lo perdonarían tampoco.
Adhiriendo los estragos en las calles causados por Qi Rong, los reclamos
debían ser infinitos. Si eran rodeados ahora, las cosas terminarían muy
mal.
Xie Lian pensó valientemente, ''Si algo es seguro, es que los dejaré
golpearnos sin pelear de vuelta''.
—¡SU ALTEZA!
Xie Lian fue lanzado al aire innumerables veces, pero a pesar de eso,
siempre mantuvo una disposición calma y serena.
Alguien exclamó,
Otro revalidó,
—¡Su Alteza hizo lo correcto en salvar al niño! ¡Una vida es una vida!
¿Acaso creen que los niños de la gente pobre como nosotros no son
iguales? ¡Si hubiese sido yo, habría hecho lo mismo!
Otro rugió,
Xie Lian no pudo evitar pensar en que la situación era tan graciosa como
alentadora mientras pensaba para sí mismo, ''Las personas y el Guoshi
tienen sentimientos completamente opuestos. Al parecer, hice lo correcto.
Cuando los tres por fin pudieron alcanzar el Monte Taicang, la puesta de
sol ya se había hecho presente, brillante y vívida.
Los árboles de arce eran infinitos y las ruedas giraban con calma. Mientras
subían, Xie Lian ayudó a empujar la carretilla por detrás. Estaba
sintiéndose bien, así que le hizo al pequeño otra pregunta de manera
casual.
Hong Hong-er parecía bastante tímido cuando hablaban, como ahora, que
bajaba su cabeza en respuesta. Justo entonces, el sol se ocultó; las luces
fueron encendidas en cada uno de los respectivos pabellones que había
sobre la montaña. Entre ellos, el más brillante era por supuesto el pico más
alto, el Gran Pináculo Marcial.
En lo alto del Gran Pináculo Marcial, dentro del Gran Salón Marcial, el
lugar estaba tan claro como el día, las luces se reunían como estrellas. Xie
Lian suspiró mientras observaba la escena.
El suspiro no había sido originado por tristeza, sino del escenario que
emanaba tanta belleza y gloria. Cada destello de luz dentro del salón era
una Linterna Sempiterna que había sido ofrendada. Cada linterna contenía
las oraciones y deseos de un adorador devoto. Cuantas más Linternas
Sempiternas hubiera dentro del templo de un dios, más poderoso ese dios
se volvería. La probabilidad de ofrendar una lámpara al Gran Salón Marcial
en el Sagrado Pabellón Real era difícil de comprar, incluso con cientos de
piezas de oro. Riqueza, poder, habilidad, pasión, afinidad; al menos una de
las cinco condiciones debía estar presente en la persona para poder entrar
al salón a ofrecer luz. Sin embargo, la realidad era que la mayoría de
personas en el mundo no tenían ni siquiera una de las cinco.
—¡Su Alteza!
Xie Lian giró su cabeza para ver a un joven con un rostro uniforme
acercarse a él a toda prisa. Al parecer, era el discípulo que hacía guardia
en la entrada del pabellón Sixiang, Xie Lian hizo un gesto más serio.
—El Guoshi ha estado preguntando por usted por un largo rato ya. Él
espera en el Gran Salón Marcial.
Xie Lian hizo que Feng Xin y Mu Qing llevaran a Hong Hong-er al Pabellón
Xian Le primero, de inmediato, se dirigió al Gran Pináculo Marcial.
—Guoshi.
—La primera opción, —el Guoshi respondió —es encontrar al niño que
interrumpió la procesión, y después, llevar a cabo una ceremonia. Mínimo,
uno de sus cinco sentidos debe ser sellado como penitencia.
Capítulo 67: Ascender Es Humano; Caer También Lo Es.
El Guoshi se sorprendió,
—No.
—Guoshi, cuando descendí la montaña hoy ¿usted sabe lo que vi? —Xie
Lian dijo —No solo las personas no están preocupadas por el accidente
durante la Procesión Ceremonial Celestial, sino que incluso lo aprobaron.
Esto prueba que las personas de este reino, todas creen que la decisión
de salvar al niño fue la correcta.
—Si hago lo que ustedes me dicen que haga y soy castigado por algo que
en realidad fue correcto, ¿que van a pensar? ¿Acaso no esto les hará
creer que al salvar una vida, no solo no obtenemos méritos fortuitos, sino
que en su lugar, incluso seremos castigados por nuestros pecados?
¿Cómo cree que van a pensar o actuar después de eso?
—Si está bien o está mal, eso no importa —El Guoshi dijo —Lo único que
importa ahora es que escoja entre uno de los dos caminos. Ya sea que
ese niño cargue con la culpa o usted lo haga. Nada es perfección en este
mundo.
—Si está bien o está mal sí es importante. Si debo escoger, entonces elijo
el tercer camino —Xie Lian replicó.
—¿Es realmente correcto que adoremos y nos postremos ante los dioses
de este modo?
—Si las personas no adoran a los dioses ¿entonces qué se supone que
hagamos? ¿Ser vagabundos? Qué, ¿Su Alteza cree que los miles y
millones de devotos que vienen aquí a adorar, en realidad tienen creencias
erróneas?
—Las creencias no son erróneas. Es solo... que este discípulo no cree que
sea correcto postrarse.
—Si eso pasa, entonces los cielos serán quienes se equivoquen. Yo,
estando en lo correcto, iré en contra de los cielos y los opondré hasta el
final.
Los otros tres Guoshis adjuntos los veían, queriendo hablar, pero
conteniéndose a sí mismos. Solo entonces, una repentina y ruidosa alarma
emergió desde afuera del salón, como el replicar de muchas campanas,
todas sonando al unísono. Los cuatro Guoshis no pudieron permanecer
más tiempo en sus asientos y todos se precipitaron al mismo tiempo,
corriendo en dirección del fondo del salón.
Xie Lian los siguió por detrás muy de cerca. Atravesaron todos los edificios
construidos detrás del Gran Salón Marcial, de inmediato, llegaron ante una
pagoda negra. Las puertas de la negra pagoda estaban abiertas de par en
par, e incontables fragmentos de humo oscuro estaban saliendo de ellas.
—¿EN DÓNDE ESTÁ ZHU AN? ¡¿A DÓNDE DEMONIOS FUE?! ¡¿CÓMO
ES QUE ESTO PASÓ?!
—¡Guoshi! ¡ESTOY AQUÍ! ¡No sé qué fue lo que pasó, la puerta estaba
bloqueada, pero de repente se abrió por sí sola!
El Guoshi tiró de su propio cabello.
Xie Lian, por otro lado, fue directamente dentro. Dentro de la pagoda
negra, las paredes estaban cubiertas de paneles de celosías de sándalo,
todas de diferentes formas y tamaños, apiladas de manera desigual, una
sobre la otra; entre cada panel, había varios jarrones de arcilla, vasos de
porcelana, cajas de jade y así, había muchos otros contenedores. Cada
uno de estos contenedores estaban originalmente posicionados de manera
muy segura, sus tapas rojas atadas firmemente en sus lugares, cada
abertura, sellada con talismanes amarillos con encantamientos escritos en
rojo carmín; pero ahora, muchos de ellos se habían quebrado, mientras
que el resto seguía cayendo de sus estantes por sí solos, aquellos que no
caían, se balanceaban y vibraban.
Una vez que abandonaron la pagoda negra, miraron hacia arriba, justo en
las cimas de cada pináculo, las pagodas negras que cada templo tenía
detrás estaban todas cubiertas por nubes negras; todos los espíritus
resentidos se estaban precipitando hacia el cielo, volando hacia una cierta
ubicación que ahora estaba al igual cubierta por pesado humo oscuro.
—¿Qué es lo que hay allí? ¿Por qué se dirigen a ese lugar? —Zhu An
preguntó.
El Guoshi gritó,
—¡Nada! Solo...
Pronto, un grupo de discípulos arribó al Pabellón Xian Le. Xie Lian no tenía
muchos sirvientes o asistentes, por lo cual, un número de cultivadores de
otros pináculos se precipitaron, desesperadamente trayendo agua del pozo
para tratar de apagar el fuego. Xie Lian no encontró a sus dos asistentes
afuera, entonces de inmediato se apresuró dentro. Todos los espíritus
resentidos del Monte Taicang se habían reunido allí; el Pabellón entero
estaba oscuro en su interior, nada podía verse. Xie Lian percibió dos
siluetas dentro de la sala principal y gritó,
Ambos habían creado una barrera de protección para no permitir que los
espíritus resentidos invadieran, apenas podían contenerlos. La voz de
Feng Xin resonó de vuelta,
Solo entonces, Xie Lian se percató de que detrás de estas dos siluetas,
una pequeña sombra podía notarse al fondo. Parecía estar arrodillado en
el suelo y sujetando su cabeza con las manos.
Él gritó,
—¡NO SOY YO!
Mu Qing bramó,
Mu Qing rechinó los dientes y bajó sus manos con Feng Xin al mismo
tiempo. Como esperaban, sin restricciones, los espíritus chirriaron y se
volvieron salvajes.
—¡Vuelvan!
—¿De dónde ha venido ese niño? Feng Xin acaba de mencionar que
todos los espíritus resentidos estaban viniendo por él, ¿Qué está
sucediendo?
EL Guoshi demandó,
—¿Qué hizo para atraer a todos los espíritus resentidos de las pagodas?
Uno de los brazos de Feng Xin estaba aún en su cabestrillo, se levantó del
suelo,
—¡No sé qué fue lo que hizo! Pero una vez que entró a la montaña, justo
después de entrar al Pabellón Xian Le, todas esas cosas negras de
repente volaron desde los otros pináculos y entraron aquí rodeándolo; a
cada minuto iba acumulando más y más hasta que no pudimos ser
capaces de salir.
Xie Lian observó las paredes y pilares que habían sido carbonizados
dentro del pabellón,
—¿Y el fuego?
—¡Gracias a los cielos Su Alteza llegó rápido y atrapó al líder! ¡De otro
modo, todos aquí estaríamos muertos hace rato junto con la barrera!
El Guoshi no parecía estar más allá de sus treintas tempranos, pero Xie
Lian sabía mejor que nadie qué tan poderoso era su maestro para
gobernar el Sagrado Pabellón Real. El Guoshi número uno de Xian Le, Mei
Nianqing era famoso en todo el país por contar fortunas. Xie Lian aprendió
el arte de la espada y de los encantamientos de los Guoshis, pero jamás
había aprendido el arte de contar fortunas del mismo Guoshi; ya que el
Guoshi le había dicho que eso era un arte de las calles y que la estatua
dorada del Príncipe Heredero no necesitaba esos trucos. Además, Xie Lian
mismo no estaba interesado, por lo tanto nunca intentó. Sin embargo, cada
vez que el Guoshi practicaba este arte, no había errores.
Un momento después, más y más sudor frío rodó por la frente del Guoshi y
murmuró,
Su voz era joven y tierna, pero sus gritos estaban rebosantes de ira, como
si su mismo corazón estuviera lleno hasta el tope de un inexplicable dolor y
angustia, haciendo que todos los presentes temblaran. El pequeño estaba
cubierto de heridas, pero se movía y atacaba como un perro rabioso de
ojos rojos, violento y agresivo.
Notas:
1.-La Estrella de la Soledad: Las personas con esta señal en sus fortunas
son conocidas por traer el más grande infortunio para aquellos que los
rodean, mientras ellos, por otro lado, se encuentran perfectamente bien; es
por eso que se llama ''La Estrella de la Soledad''. Esta señal puede
anularse al encontrarse con un salvador.
Pero cuanto más tiraba de él, más fuerte se aferraba el pequeño a Xie
Lian, rehusándose a soltarlo sin importar qué, usando ambas de sus
manos y pies para evitarlo, mientras gritaba, —AAHHH —Tres o cuatro de
los presentes se acercaron para intentar quitárselo de encima también, sin
embargo, solo lograron que se colgara a Xie Lian como un mono cría. Xie
Lian pensó que era tan gracioso como lamentable y sostuvo a Hong Hong-
er con una mano, acariciando suavemente su pequeña espalda de arriba
abajo en consuelo, su otra mano se levantó.
Las cosas que él usaba diariamente eran más intrincadas, pero además de
eso, Xie Lian realmente no tenía cosas de importancia dentro del pabellón
Xian Le. Los objetos más preciados eran su colección de doscientas
atesoradas espadas, pero estas estaban hechas de materiales resistentes
al fuego, ya que, bueno, habían sido forjadas en el fuego de hecho, por lo
tanto estaban todas intactas. Después de sacarlas de entre los escombros
él mismo, Xie Lian las guardó temporalmente en el Pabellón Sixiang que le
pertenecía al Guoshi.
Mientras que Hong Hong-er, aún aferrado a Xie Lian y después de haber
llorado hasta quedarse exhausto, se durmió. Xie Lian había querido ir
montaña abajo para encontrar un lugar seguro en donde establecerlo, pero
el Guoshi le pidió que fuera al Pabellón Sixiang primero, así que Xie Lian
llevó al pequeño con él.
El Guoshi por lo tanto, tomó la tetera que estaba en la mesa y sirvió una
taza,
—Su Alteza, ¿aún recuerda ese día cuando usted recién había llegado a
los seis años? cuando Su Majestad y la Reina me invitaron al palacio para
que le contara su fortuna a usted, usted... ¿recuerda la pregunta que le
hice en ese entonces?
Ese año, el Guoshi le hizo a Xie Lian varias preguntas para poder contarle
su fortuna. Hubo preguntas con respuestas, y otras sin ellas y con cada
respuesta que Xie Lian daba, el Guoshi elogiaría al pequeño, haciendo
sonreír de complacencia al Rey y la Reina; muchas de las respuestas en
aquella conversación, después pasaron a convertirse en historias
deleitables. Sin embargo, hubo una pregunta que cuando Xie Lian la
respondió, el Guoshi no hizo ningún comentario. Muy pocos conocían los
detalles, ni siquiera Feng Xin, mucho menos Mu Qing. Esa pregunta tenía
por nombre: ''Dos Personas y un Tarro de Agua''.
El Guoshi habló,
—Puedo preguntar, ¿Quiénes son estas dos personas? ¿Cuáles son sus
naturalezas y cuáles sus méritos? Una decisión solo puede tomarse una
vez que se sepan todos los detalles.
—¡No lo sé! ¡No me pregunten! ¡Solo les diría que decidan entre ellos!
Escuchando esto, entre Feng Xin y Mu Qing, uno desvió la mirada a otro
lugar y el otro bajó su cabeza, como si no soportaran escuchar. Xie Lian se
giró y dijo con seriedad,
—Las cosas que usted dijo hoy, ya han sido dichas por otros décadas
atrás, tal vez siglos atrás, pero sus palabras nunca tomaron forma; sus
voces eran demasiado pequeñas, por lo tanto no muchos los escucharon
¿Alguna vez se ha preguntado por qué fue así?
—Tiene diecisiete este año. Voy a permitir que descienda del Monte
Taicang y gane algo de experiencia con viajes en el exterior.
Cada día que pasaba en la capital real, solo podía pensar en el Rey, en Qi
Rong y los otros, y Xie Lian no podía evitar sentirse osco. Además, ya que
su glamuroso Pabellón Xian Le se había incendiado, ahora no sería capaz
de evitar otro lío con sus padres. Si tenía la oportunidad de ir más allá de
todo eso, entonces podría enfocarse en andar por su propio camino.
—¿Qué dicho?
El Guoshi replicó,
—Por supuesto que hay algo mal. Recuerde esto: ''cuando los humanos
ascienden, siguen siendo humanos; y aún cuando caen, siguen siendo
humanos''.
Notas:
La esencia básica de dicha idea es: Todos los dioses e inmortales son
mortales junto con todos aquellos seres que cultivaron a profundidad y
alcanzaron la iluminación. Sus cuerpos se deshacen de los problemas de
un cuerpo mortal y son removidos del mundo corpóreo. ''Los Cielos'' son
solo una corte imperial para los iluminados y otros que tienen papeles
administrativos (como el Emperador de Jade, etc. ), muchos vigilan y
protegen sobre aspectos del reino celestial y mortal, por ejemplo: amor,
matrimonio, un pedazo de tierra (territorio), etc. Existen incluso inmortales
despreocupados que solo viajan por el mundo ayudando a mortales en el
camino, u otros que incluso se convierten en ermitaños en las
profundidades de las montañas.
Sin embargo, existe una voluntad sin forma (Dao) del universo, que guía el
destino del mundo. Por lo tanto, cosas como el destino, están muy lejos de
las habilidades de un dios para cambiar. Es la voluntad del universo que
considera cuando un mortal es adecuado para ascender, el universo
enviará una ''tribulación celestial'', usualmente un estallido de truenos y
relámpagos, para probar al mortal elegido.
3.-El nivel más alto es, a plena luz del día, ante los ojos de todos.
—¡QUITEN EL VELO!
Tan solo tres años después de su ascensión, y ya había ocho mil templos
levantados en su nombre. Tal pasión devota no se había visto jamás en la
historia y era probable que jamás volviese a suceder en el futuro; esta
sería la única excepción.
Sin embargo, entre todos los ocho mil templos solo este tenía la más
glamurosa estatua divina del Príncipe Heredero. En la cima del Monte
Taicang, el pináculo en donde el Príncipe Heredero residió durante su
entrenamiento era nombrado ''El Pináculo del Príncipe Heredero''. Era allí
mismo en donde el primer Pabellón Xian Le había sido construido. Una vez
que la estatua divina del Príncipe Heredero terminó de esculpirse, fue el
Rey mismo quien personalmente quitó el velo de encima. La estatua divina
del Príncipe Heredero tenía cinco metros de altura y su hechura era
legendaria. Fue hecha de puro y sólido oro; un cuerpo verdaderamente
invaluable, un ''Cuerpo Dorado''.
Dentro del Pabellón Xian Le, los devotos que pasaban por el umbral eran
incontables. El incensario ante el Pabellón estaba rebosante de varas de
incienso tanto largas como cortas y la caja de donaciones era también
mucho más grande de lo usual en otros templos, esto se debía a que, si no
era lo suficientemente grande, la caja de donaciones se llenaría hasta el
tope antes de que terminara el día y si alguien llegaba después, esta
persona no sería capaz de donar. En el patio real del templo, había un
estanque cristalino, también lleno de monedas brillando en el agua.
Muchas de las tortugas que residían en el estanque ya ni siquiera se
atrevían a asomar sus cabezas, si lo hacían, volverían dentro de inmediato
debido a todas las monedas que estaban siendo lanzadas por los devotos,
muchas monedas incluso llegaban a rebotar sobre sus caparazones. No
importaba cuánto los cultivadores le dijeran a la gente que no lo hiciera,
ellos continuaban lanzando monedas al estanque. Y entre los masivos
muros rojos del templo, había ciruelos plantados, en cada una de sus
ramas estaban atados incontables listones rojos de deseos, pintando un
escenario impresionante de un uniforme rojo entre el mar de flores.
Mientras que dentro del templo, Xie Lian se encontraba sentado justo bajo
su estatua divina, observando a la multitud. Nadie podía verlo, pero él en
cambio, podía verlos y escucharlos a todos.
Otro dijo,
—Esta debe ser tu primera vez en un Pabellón Xian Le. Los Pabellones
Xian Le son todos así. Escuché que cuando Su Alteza Real ascendió,
envió sueños a los donadores de los templos e incluso al Maestro del
Templo, diciéndoles que no hicieran que los devotos se postraran. Es por
eso que ninguno de los Templos del Príncipe Heredero tiene lugares para
postrarse.
Aunque nadie podía verlo, Xie Lian aún asintió con la cabeza. Sin
embargo, unos otros cuantos rieron.
—¿Cuál es la lógica en eso? ¿Acaso no se supone que debemos
postrarnos ante los dioses? Lo que cuentas debe ser solo un rumor.
Otro adhirió,
—¡Obtendré un rango alto! ¡Un rango alto! ¡Este año debo obtener un
rango alto! ¡Si lo obtengo, devolveré mi gratitud!
—¡A la chica que me gusta le gusta mi shixiong, por favor hágalo feo, por
favor, se lo ruego!
—¡No puedo creer que aún no haya podido dar a luz a un jodido bebé
regordete!
... Existía toda una variedad de oraciones, la cabeza de Xie Lian estaba
comenzando a doler de solo escuchar, así que de inmediato recitó un
hechizo, bloqueando todas aquellas incontables voces. Sus oídos apenas
se habían relajado del ruido cuando, de repente, los gritos de un hombre
vestido de negro se hicieron presentes mientras emergía corriendo del
fondo del pabellón, sus manos cubriendo sus oídos. Él rugió,
Feng Xin mantuvo sus manos sobre sus oídos, incluso si ese gesto en
realidad no ayudaba en nada,
Xie Lian sacudió sus mangas y permaneció sentado entre las nubes de
incienso sonriendo.
—¿Qué hay de malo con tener tantas devotas mujeres? Las bellezas son
como las nubes, gratas a los ojos.
—No tienen nada de grato. Es como si esas devotas no tuvieran otro tipo
de deseos más que tener un buen aspecto, casarse con un buen hombre,
dar a luz a un buen hijo. Nada de real importancia ¡tan solo verlas me da
dolor de cabeza!
—¡Llegó el Príncipe Xiao Jing, salgamos de aquí! ¡El Príncipe Xiao Jing
está aquí!
Escuchar ''El Príncipe Xiao Jing'', era como escuchar ''El Diablo''. Los
rostros de todos se cayeron de terror y todos se dispersaron como aves.
Un momento después, fue como si un tornado hubiese pasado y todos los
devotos que se encontraban antes reunidos en el salón, habían escapado.
Poco después, un joven hombre vestido con una capa y un espléndido
brocado cruzó el umbral, fanfarroneando, en sus manos había una linterna
de vidrio de gema. Si uno no miraba sus ojos, su rostro sería idéntico al de
Xie Lian, sin embargo, viendo sus ojos, uno fácilmente podía pensar que
era alguien con excesiva arrogancia. Esta persona no era nadie más que
Qi Rong.
Tres años atrás, cuando Xie Lian hubo abandonado por primera vez la
capital real para viajar por el mundo, Qi Rong aún estaba en detención.
Después de su regreso, ni siquiera tuvo la oportunidad de ver a su
pequeño primo otra vez antes de su ascensión repentina mientras dormía,
todo en la misma noche de su regreso. En aquellos tres años, Xie Lian
había enviado un número de sueños a sus padres, al Guoshi y a otros
cuantos. Hubo una vez en la que, de hecho, le envió uno a Qi Rong
también, amonestándolo para que fuera amable con los demás desde ese
momento en adelante, diciéndole que se comportara y que no causara
más problemas. Por lo cual, Qi Rong había hecho su mayor esfuerzo
levantando templos en todas partes, ofreciendo donaciones y linternas por
buenos méritos.
A pesar de que trabajaba duro, sincero hasta los huesos, seguía causando
estragos por aquí y por allá y era Feng Xin quien tenía que ir y limpiar sus
desastres. Debido a esto, Xie Lian podía comprender el fastidio de Feng
Xin.
Pero lo que él no sabía, era que Feng Xin estaba justo allí, recordándole a
Xie Lian,
Cuando Qi Rong había vuelto al palacio con su madre, hubo una ocasión
en la que un grupo de la realeza y nobleza, subieron al Monte Taicang
para orar por bendiciones. La madre de Qi Rong recién había vuelto de
haber huido con un plebeyo y no se atrevía a ver a nadie a la cara, pero
ella siempre deseó bendiciones para su hijo, que experimentara el mundo
y que no se quedara encerrado como ella para convertirse en un ignorante
don nadie, por lo cual, le rogó a la Reina para que lo llevaran con ellos.
Una vez llegaron al Gran Salón Marcial, los adultos al haber ofrecido
linternas, fueron a rogarle al Guoshi para que les contara y descifrara sus
fortunas mientras charlaban entre ellos, dejando así a los niños dentro del
salón mientras ofrecían linternas pequeñas como juego.
Algo que debe mencionarse, es que Qi Rong había sido alguna vez algo
normal, pero de algún modo, los tornillos se le habían salido durante el
camino. No obstante, en esos tres años, había muchas personas y muchos
asuntos de los que Xie Lian tenía que encargarse, por lo cual, no tenía
tiempo para sus antiguas conexiones y ciertamente no había podido
asegurarse de si Qi Rong había madurado del todo o no.
En el momento en que abrió su boca, Xie Lian y Feng Xin cubrieron sus
rostros al mismo tiempo, pensando: ''No ha cambiado en lo absoluto,
¡sigue siendo el mismo!
Tal vez era porque había vivido con su padre hasta los cinco años y no
pudo evitar influenciarse por el bullicioso ambiente mercantil y el violento
temperamento de su padre, pero incluso después, aunque la Reina
pacientemente intentó educar a Qi Rong, en el momento en que se
agitaba, revelaría su ''verdadera forma''.
Viendo qué tan glamuroso era el pabellón, había creído que el templo era
el palacio real. Un guardia se acercó para sacarlo de allí y Qi Rong dijo,
—¿De dónde ha venido este mozo de aldea? ¿Que quieres hacer qué en
el palacio? ¿Quieres ver al Rey? ¿Acaso es él alguien que puedes ver solo
porque te place? Los guardias no te dejarán pasar siquiera la fortaleza
cuando te saquen a patadas.
Era ágil y habilidoso; una vez estando dentro del estanque, se acuclilló y
comenzó a pescar montones y montones de monedas, arrojándolas todas
dentro del morral en sus brazos. Ya que jamás habían visto a nadie que se
atreviera a robar las ofrendas de un dios, Xie Lian y Feng Xin se quedaron
ambos perplejos. Qi Rong también se sobresaltó e inmediatamente
erupcionó en furia, corriendo hacia el puente y golpeando la barandilla
gritó,
—Este dinero solo está allí tirado en el estanque ¿por qué no puedo usarlo
para salvar a las personas?
—Mi nombre es Lang Ying (1), soy de Yong An. Actualmente atravesamos
una sequía, no hay agua, los cultivos simplemente no crecen y todos están
muriendo de hambre porque no hay ingresos. Aquí hay agua, comida
también y dinero. Ustedes usan oro para esculpir estatuas, y lanzan
monedas al agua ¿entonces por qué razón no pueden compartir algo de
todo eso con nosotros?
Yong An era una ciudad grande dentro del Reino de Xian Le. Xie Lian se
levantó de su lugar, su expresión era seria.
—Feng Xin, ¿hay una sequía en Yong An? ¿Cómo es que no me había
enterado de esto?
Notas:
1.- Este Lang Ying no es el mismo que el niño fantasma Lang Ying de la línea de
tiempo presente; el carácter para ''Ying'' es diferente: 郎英 (este personaje) versus
郎萤 (el niño fantasma).
Capítulo 70: Estatua Dorada Caída; el Patán Entierra a su Agonizante
Hijo.
Qi Rong escupió,
—¡YO SOY TU ABUELO! ¿Enserio aún crees que puedes ver al Rey? ¡Su
Majestad tiene un millón de cosas de las cuáles encargarse, no tiene
tiempo para ti!
—¿Y por qué no tendría tiempo para mí? Los dioses no tienen tiempo para
mí y Su Majestad tampoco, ¿entonces quién tiene el tiempo para
escucharme? ¿A quién debería ir? ¿Acaso el Rey sabe cuántos han
muerto en Yong An? ¿Lo sabe la gente de la capital real? Si lo supieran,
¿por qué tirarían dinero al agua en lugar de dárnoslo a nosotros?
—Es nuestro dinero, nosotros haremos lo que queramos con él. Incluso si
lo usamos como piedras para pasar por encima del agua, no es asunto de
nadie, ¿por qué tendríamos que dárselo a ustedes? ¿Qué, acaso tienes
más razones solo por ser pobre?
—Mu Qing, ven aquí de inmediato. En todas las plegarias que has recibido
recientemente, ¿has escuchado algo sobre una sequía en Yong An?
Viendo que estaban listos para pelear, otra vez, Xie Lian gesticuló ''paren''
con fastidio.
—Muy bien, Feng Xin no quería decir nada mal intencionado. Ambos
pueden dejar de discutir en este mismo instante.
Esa era una de las reglas que Xie Lian no terminaba de comprender. Los
oficiales celestiales decían que querían ayudar a la gente común, sin
embargo, todos se ponían aires de grandeza y se posicionaban por encima
de los mortales, creando una vasta distancia al querer aparecerse ante
ellos; esto a menudo lo ataba de manos, causándole demasiada
frustración. Algo bueno, era que Xie Lian tenía un número de maneras
para evadir esto. Sin parpadear, levantó su mano y empujó. Las personas
paradas apenas una distancia lejos se percataron de una sombra
levantándose sobre ellos mientras se sacudía; dieron la vuelta
confundidos.
Mientras se distraía en su terror, Xie Lian pasó a su lado con calma y salió
del salón de manera casual. Tanto el rostro de Feng Xin como el de Mu
Qing se habían caído. Les tomó un momento para que Feng Xin bramara
finalmente.
Algo como una estatua caída era un mal presagio, algo como un tabú. Y
un oficial celestial que empujaba su propia estatua para hacerla caer era
algo que jamás se había escuchado, una rareza en lo vasto de los tres
reinos.
—Es solo un gran trozo de oro —Xie Lian dijo —Si no lo hacía, no se
distraerían. Ambos vayan y sigan empujando la estatua, no les den
oportunidad de irse. Iré a ver a ese hombre.
Feng Xin y Mu Qing aún seguían boquiabiertos y sin palabras, pero no les
quedaba más que obedecer. Por lo tanto, ambos se colocaron a los lados
de la estatua, cada uno usando solo un dedo para empujar. Ellos solo
necesitaban ese tanto de poder y era más que suficiente. Los demás, por
otro lado, tenían que usar cada onza de fuerza en sus cuerpo, pero aún
así, solo podían evitar que la estatua no cayera pero no logrando
levantarla por completo, sus dientes estaban apretados fuertemente,
—. . .
Las manos del joven hombre eran grandes y un solo movimiento era
suficiente para crear un ancho y profundo pozo. Lodo y polvo cayeron a los
lados mientras cavaba, luciendo bastante parecido a un delgado y salvaje
perro negro. Xie Lian justo se estaba preguntando por qué de repente se
había puesto a cavar hoyos cuando lo vio sacudirse el lodo en sus
pantalones, ahuecar sus manos y recoger un poco de agua, atrayéndola
hacia sus labios.
Viendo esto, Xie Lian no pudo permanecer más tiempo detrás del árbol y
se apresuró a salir. Detuvo sus manos y sacó un contenedor de agua de
entre sus mangas encantadas para dárselo.
Sin embargo, Lang Ying ya había tomado un trago del charco de agua, sus
mejillas redondas, tragó. Observó al pequeño cultivador que había
aparecido de la nada, pero no sospechó en absoluto y aceptó su
ofrecimiento. Tomó el contenedor de agua, bebiendo todo su contenido de
un solo trago.
—Gracias.
—¿Vinimos?
Xie Lian se volvía cada vez más confundido, pero su corazón comenzaba
a hundirse también. Lo observó mientras Lang Ying removía aquel morral
de su espalda y lo abría.
—Mi hijo.
Dentro del morral que había estado llevando en su espalda todo este
tiempo estaba el cadáver de un niño pequeño.
El infante era una criatura pequeña, luciendo de no más de dos o tres años
de edad. Su rostro amarillo, sus mejillas hundidas y su cabeza tenía tan
solo unas cuantas hebras de cabello amarillo delgado. Incluso tenía
salpullido. El pequeño rostro estaba torcido en una extraña expresión,
como si llorara, bastante miserable. Sus ojos ya estaban cerrados y
aunque su boca estaba abierta, era incapaz de volver a emitir sonido
alguno.
Rascó su cabeza,
—No sé cómo cuidar niños. Si mi esposa supiera que nuestro hijo murió,
definitivamente me gritaría hasta la muerte.
—Sí. Quería escoger un buen lugar. Aquí no está mal. Hay árboles que
bloquean el sol y agua también. Regresaré después de sepultarlo. Gracias
por el agua.
Tosió un par de veces y volvió a arrodillarse, continuando con la tarea de
excavar con sus dos manos. Xie Lian murmuró suavemente,
Lang Ying se detuvo y miró de cerca lo que Xie Lian tenía en la mano. Este
objeto era una perla de un profundo rojo, no más grande que una uña; su
lustre liso y pulcro, pulido y brillante, conmovedoramente hermosa. Incluso
si no sabía lo que era, solo bastaba darle un vistazo para saber que esta
pequeña joya era invaluable.
Esta joya invaluable, era justamente la perla rojo coral restante de los
pendientes que Xie Lian llevaba puestos durante la Procesión Celestial
Shangyuan tres años atrás. Aquella perla había dejado una impresión
bastante profunda en Mu Qing, así que en el momento que la vio, su rostro
cambió. Lang Ying no se rehusó, como si todo comportamiento apropiado
y preocupación de una persona ordinaria lo hubiese abandonado y estiró
su mano para recibirla.
—Gracias.
Terminando, usó sus dos manos para empujar la tierra de vuelta y cubrir el
morral solemnemente. Xie Lian usó una mano para sostener su frente y
cerró los ojos. Un momento después, el joven hombre se fue en tan solo
unas cuantas zancadas.
—Su Alteza, ¿Qué fue lo que sepultó aquí? ¿Dijo ''papá''? ¿Acaso sepultó
a alguien?