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Juan Manuel Bravo

Un dia jueves por la mañana Stuart despertó deprimido, como siempre, pues había soñado
con sus hermosos hijos, hijos a los que tuvo que enterrar con sus propias manos en el patio
de su casa. Desayuno rapido un te con 1 medialuna y media y salio de su casa hacia su
trabajo.
Debia caminar 30 cuadras para llegar a su almacen. Durante el camino se cruza con una
mujer que venia en direccion contraria. Cuando la chica pasa por al lado de un callejón, un
hombre barbudo con la cara tapada sale de su escondite e intenta arrebatarle la cartera,
stuart sigue caminando sin detenerse un segundo para ver que era lo que sucedia atras,
mientras escuchaba los gritos desesperados de ayuda de la muchacha, un fuerte sonido de
disparo y un fuerte golpe contra la acera. Al llegar al almacen stuart se sienta en el mismo
banco de todos los dias en silencio, pues su almacen siempre estaba vacio. Los vecinos no
podian creer como es que el negocio de stuart no se fundia. Mientras que stuart acomodaba
la lista de precios 4 jovenes con bolsas de carton en la cara entran y disparan a la avenida
que estaba encima del almacen. Entran y un joven amenaza a Stuart:
-Hola don stuart, no a envejecido nada desde la ultima vez. Bueno eso no importa,lo voy a
preguntar 1 sola vez…¿donde esta su caja fuerte?-
Stuart mira hacia su bolsa manchada con salsa de tomate y se queda callado.
Otro enmascarado saca una navaja y atraviesa la mano izquierda de stuart contra la mesa
junto a el.
-te preguntó ¿donde se encuentra la caja fuerte?- pregunta con un tono amenazador
mientras gira el mango de la navaja bañada de sangre.
Desde lo lejos se escucha unas sirenas y el grupo de ladrones se asusta. En un intento
desesparado de huir por la puerta trasera uno de ellos se tropieza con una pierna de Stuart.
furioso y nervioso apunta a la cabeza y dispara a Stuart quien cae en el suelo.
Cuando llega la policía no encuentran el cuerpo del encargado del almacen ni a los rufianes.
Los enmascarados al llegar a su escondite deciden dormir pues era de noche. El hombre
con la bolsa manchada se acuesta primero y cuando estaba a punto de dormir siente un
metal frío sobre su cuello. Abre sus ojos y no podia creer lo que veia.
Tartamudeando dice:- ssttuartt ccomo es poposible- stuart con la misma expresión de
disgusto de siempre, aunque deformada por la bala que lo habia atravesado que aun no
sanaba. Stuart exclama: -desearia que esa o cualquier bala pudiese matarme, pero
lamentablemente no es posible, y creo que ya lo has comprobado- esas fueron las ultimas
palabras antes de que esa navaja atravesase su aorta mezclando la sangre de stuart con la
del enmascarado y manchando la almohada de un rojo oscuro.

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