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La historia cuenta la felicidad de una pareja que esperaba a su primera hija, Sophie. Sin embargo, durante el parto, tanto la madre como el bebé fallecieron de forma inesperada, dejando al hombre devastado y solo.
La historia cuenta la felicidad de una pareja que esperaba a su primera hija, Sophie. Sin embargo, durante el parto, tanto la madre como el bebé fallecieron de forma inesperada, dejando al hombre devastado y solo.
La historia cuenta la felicidad de una pareja que esperaba a su primera hija, Sophie. Sin embargo, durante el parto, tanto la madre como el bebé fallecieron de forma inesperada, dejando al hombre devastado y solo.
La felicidad es la familia, y esta no es la excepción. En nuestra bella
casa de campo compartía con mi hermosa mujer, unidos por un mismo sentimiento disfrutábamos del atardecer, sonrisas se asomaban de punta a punta en nuestros rostros. Llevábamos unidos más de 10 años, nos encantaba disfrutar de todos los atardeceres, salir en las noches, ir al cine, cocinar, cantar, jugar y viajar. Éramos un gran equipo, de hecho, nos amábamos como nadie lo imaginaria. En ese atardecer descubrí que Noelia me ocultaba algo, mis ansias por saber no podían esperar más, en su hermosa mirada se reflejaba la gran emoción por decirme, aun así, lo eché de menos y seguimos disfrutando la puesta del sol y la salida de la luna, le propuse que contáramos las estrellas juntos, me dijo que sí. Empezamos a contar cada una de ellas, con algo de confusión porque no podíamos llevar con exactitud las cuentas, reíamos de aquel momento ten empático. De pronto el cielo se pasmo y las nubes oscurecieron, una gran tormenta se aproximaba, lo pudimos notar, así que, decidimos entrar a casa. Dentro, decidimos preparar la cena, pues teníamos muchas ganas de cocinar, de repente ella me tomo del brazo y me miro a los ojos, ahí, en ese instante sentí que al fin me diría eso que tanto había esperado. - Hay algo que tengo que confesarte - me dijo. - ¿Qué? - le respondí En ese instante imagine un millón de cosas, esperaba que aquello que me digiera fuera muy bueno. - Estoy embarazada- me lo dijo con una gran sonrisa. En ese momento, un enorme silencio me retumbo y supe que uno de mis deseos más grandes se hacía realidad, pues hace mucho tiempo atrás nos dimos cuenta que Noelia no estaba apta para tener hijos, ya que sus óvulos presentaban una deficiencia que lo impedía, fue algo así como una bendición, no sabía de donde, pero lo era. Atónito de recibir esa gran noticia no hallaba la manera de expresar mi alegría. Decidí abrazarla fuertemente, nuestras miradas se volvieron vulnerables y se llenaron de lágrimas, era algo que por mucho tiempo habíamos esperado, el momento más especial de nuestras vidas había llegado para regalarme la felicidad más inmensa. El conteo de los días inicio para la espera de esa hermosa criatura que nos haría muy feliz. Mi atención siempre era para ella, ilusionado me dirigía a tiendas para adquirir artículos de los cuales nuestra bebe usaría, mis mejores momentos los disfrutaba cuando tocaba su vientre y sentía su dulce amor, su ternura y carisma. El tiempo no dejaba de avanzar y el vientre crecía cada vez más, de repente al saber que esperábamos una niña decidimos tener un momento muy en serio con mi mujer. Necesitábamos un nombre. Entre ellos habían hartas opciones: Sophié, Anthonella, Isabela, nombres que eran demasiado de nuestro agrado. Fue un momento muy tierno, que nunca olvidare. Llegamos a la conclusión que el más indicado era Sophié, pues, este nombre consigo significaba sabiduría, algo que muchos imploramos tener. El tiempo avanzaba como el vuelo de las aves, muy rápido, más rápido de lo que podía creer. Cada vez me preparaba con más anhelos para recibir este gran regalo que la vida me había ofrecido. Mi bella mujer, ilusionada al igual que yo, se sentía ya un poco incomoda y con dificultades para realizar ciertas labores de la casa, así que, me encomendé esa gran tarea a mí mismo. La mayor parte del día vivía soñando en una gran fantasía que pronto se haría realidad, me imaginaba cargando de ella, jugando al lado de ella, saliendo con ella, se convertiría en mi prioridad y lo más lindo para mí. Todo iba tan bien, mi mujer y yo nos sentíamos la pareja más afortunada del mundo. Un día decidí salir con mi gran amigo para contarle la gran noticia, me despedí de mi Noelia y Salí a aquel restaurante donde me esperaba. Pero, algo inesperado sucedió, y él no fue, así que regrese a casa. Quiero dar a conocer un poco de la vida de él. Nos conocimos hace alrededor de 15 años, desde muy jóvenes en la escuela, siempre fue una persona buena, recuerdo que le contaba mi gran deseo de tener una gran familia, y él sus sueños, el camino que el eligió fue servirle a Dios. De regreso a casa ya mi mujer dormía, entonces me acosté a su lado cuidadosamente para descansar. El trascurso de los días era exagerado, todo iba muy veloz, el martes en la mañana mi mujer empezó a presentar fuertes síntomas, pero aun no era el momento, yo mientras tanto me preparaba muy alegre para recibir mi mejor regalo. El sábado asistimos al médico y todo iba muy bien, ya era la hora de iniciar el proceso de la dilatación, en ese instante bese su mano y el vientre, y la deje ahí, todo estaba en sus manos. Un intenso frio y nervios me embistieron cuando Salí de la sala de parto, un gran temor se empezó a apoderar de mí, eran las 9 de la noche, decidí que debía distraerme de haciendo algo, volví a casa por las cosas necesarias para cuando ya hubiese sucedido el parto, también llame a mi compañero de trabajo, mi gran amigo, para preguntarle por qué no fue. Saque el teléfono de mi bolsillo y marque su número, pero no recibía la llamada así que regrese de nuevo a la clínica. De regreso mi teléfono sonó, mire quien era, mi gran amigo, conteste: - Hola – le dije Aproveché la llamada para preguntarle porque no asistió a nuestro encuentro. Solo me dijo: - Juan, hay algo muy urgente que necesito contarte. - No es el momento indicado – Respondí - Es urgente – me dijo de nuevo Mejor decidí colgar la llamada, pues no había para mi algo más importante que el ser que con mucho amor esperaba. Llegue a la clínica y tome asiento, a esperar… El tiempo paso y me sentía un poco cansado, mis ojos se cerraron lentamente sin darme cuenta. Un pequeño golpe en la espalda me despertó, y pude presenciar como entraban a un joven herido, con la cara hecha trizas, podía ver que la muerte venía detrás de su camilla asechando su alma, su mirada me penetro, los nervios estallaron dentro de mí y perdí todo el sueño. En un estado desconocido, me llene de malos presentimientos al ver ese hombre, pero en un instante olvide todo. De pronto reconocí el medico que atendía a Noelia, se acercaba hacia mí, me sentí estupefacto cuando su boca se retorcía para pronunciar las palabras que no me esperaba oír. - Hay una mala noticia – me lo dijo mirándome No dije nada. - Su mujer e hija acaban de fallecer – con algo de zozobra me lo dijo. Dentro de una gran ciudad una temible noche se avecina para presenciar a un melancólico hombre que se desplaza hacia un destino desconocido, el, que tan feliz era, lo había perdido todo. Atardecía en aquella cuidad